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“EL MITO DE LOS RECUERDOS EN LA NIÑEZ TEMPRANA”

Los recuerdos se mantienen en el tiempo y depende de múltiples factores. La pregunta que surge
es a partir de qué edad empezamos a recordar y cuales podríamos ser las causas por lo que ello no
ocurre.

Durante los primeros 3 años de vida en el cerebro del niño ocurren grandes cambios no solo por la
gran cantidad de conexiones neuronales que se generan, sino por la marcada poda sináptica que
se produce simultáneamente, período que se conoce como la primavera del cerebro. Esa marcada
sinaptogénesis y poda sináptica es una de las bases por la cual los niños no conservan
prácticamente recuerdos de este período temprano de su vida.

En tal sentido, Catherine Loveday de la Universidad de Westminster señala que “…una de las
actividades necesarias para el adecuado desarrollo y maduración funcional del cerebro en esta
etapa es podarse, es decir, deshacerse de muchas de las conexiones neuronales y que en este
proceso de poda los niños pierden sus recuerdos”.

Otro factor que influye y mucho según ciertos autores, es que “…recordamos aquello sobre lo que
ha sido comentado verbalmente, por lo cual, es muy difícil recordar antes de haber aprendido a
hablar.

En tercer lugar, debemos tomar en cuenta que nuestras estructuras cerebrales en esta etapa de la
vida están en desarrollo como es el caso del hipocampo. Este sector que interviene en el
procesamiento, la codificación y el posterior almacenamiento de los conocimientos en forma de
recuerdos, prácticamente termina de madura entrada la infancia, por lo cual no le es posible
guardar y, por ende, recordar sucesos que han ocurrido en la niñez temprana.

En conclusión, hoy existe el consenso de que los niños sólo pueden llegar a recordar algunos de los
hechos que han ocurrido después de pasados los tres años de edad.

Mario A. Vestfrid autor del libro “Dialogando con la mente – Una visión desde la Neurociencia”.

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