Teorías fisiológicas: Las afecciones físicas son, no sólo indispensables, sino también el
factor más importante de las emociones.
Teorías de sensación: Se preocupan menos por lo físico y, en general, buscan un enfoque
más conceptual al fenómeno.
Textualmente:
La manera más natural de pensar sobre estas emociones standard es considerar que la
percepción de un hecho externo evoca un efecto mental llamado emoción y que es ese
estado mental el que da lugar a una expresión corporal. Mi tesis, por el contrario es que
los cambios corporales siguen directamente a la percepción del factor excitatorio y que
nuestra experiencia de esos cambios corporales que están ocurriendo es la emoción.
El sentido común dice que si perdemos una fortuna, nos ponemos tristes y lloramos; si nos
encontramos con un oso, tenemos miedo y corremos; si nos insulta un rival, nos enojamos
y golpeamos.
La hipótesis que aquí defiendo dice que esta secuencia de eventos es incorrecta, y que
uno de los estados mentales no es inmediatamente seguido por el otro ya que primero
deben interponerse entre ellos manifestaciones corporales y que por ende un postulado
más racional es que sentimos pena porque lloramos, nos enojamos porque golpeamos,
nos asustamos porque temblamos.
Sin los cambios corporales que siguen a la percepción del evento externo, nuestras
vivencias serían puramente cognitivas, pálidas y descoloridas, sin calor emotivo.
Que la frecuencia cardíaca y el ritmo respiratorio jueguen un rol primordial en todas las
emociones, escribe James, es un hecho demasiado notorio para requerir comprobación.
¿Qué quedaría de la emoción del miedo sino hubiera aumento de los latidos del corazón,
respiración anhelante, "piel de gallina" y agitación de las vísceras?
¿Y qué sería de la profunda tristeza, sin las lágrimas, los sollozos, la sensación de sofoco, el
dolor en el pecho? Una emoción disociada de alguna manifestación corporal es
inconcebible.
Podríamos decir que todo nuestro organismo es como un gran resonador y que cualquier
cambio por leve que sea en nuestras percepciones, en nuestra conciencia, en nuestros
pensamientos va a repercutir orgánicamente de alguna manera, y viceversa.
James postuló que si su teoría era correcta, ello significaría en sus propias palabras que:
Cualquier acto voluntario que implique despertar las así llamadas manifestaciones
(corporales) de una emoción dada, debería darnos la emoción misma.
En síntesis, los supuestos básicos que se atribuyen a la teoría de James-Lange son los
siguientes:
1. Existe una “percepción” inmediata de los cambios viscerales (somáticos) que
median, a su vez, entre dicha percepción y la percepción de los cambios
ambientales;
2. Los cambios viscerales son necesarios para que se dé la emoción. Sin embargo,
no sólo es importante la “reacción” visceral, sino la totalidad de los cambios
corporales.
3. Existen patrones viscerales específicos para las distintas emociones y
4. La activación inducida de los cambios viscerales correspondientes a una
emoción concreta debe producir esa emoción.
La crítica de Cannon dio pie a las propuestas que reivindicaban la actividad neural (y, por
extensión, la cognición) como condición necesaria y suficiente para la existencia de la
emoción, mientras que las teorías periféricas entendían la emoción como la percepción de
la actividad somática y vegetativa (cambios a un nivel corporal).
Los argumentos de Cannon se articulan en torno a los siguientes puntos:
1. La separación total entre vísceras y SNC no altera la conducta emocional;
2. Los mismos cambios viscerales se producen en estados de emoción muy distintos,
e incluso en estados no emocionales;
3. Las vísceras son estructuras relativamente insensibles;
4. Los cambios viscerales son demasiado lentos para constituir una fuente de
sentimientos emocionales; y
5. La inducción artificial de los cambios viscerales propios de las emociones intensas
no logran provocarlas.
El vasto legado de james
La propuesta de James integra hasta cuatro niveles explicativos diferentes, a cada uno de
los cuales se adscribe alguna de las tradiciones más sólidas en el estudio de la emoción:
a) Nivel fisiológico, que podemos situar en el origen de la tradición
neurobiológica,
b) Nivel conductual - expresivo, en el que se basan, al menos en parte, los
modelos de la expresión facial de las emociones básicas
c) Nivel ideacional, en el que se inspira la tradición cognitivista, ligada a la
psicofisiológica en la medida en que ambas son epistemológicamente
funcionalistas
d) Nivel perceptivo intermedio, con el que enlazan teorías como la de Leventhal,
que formula un modelo perceptivo-motor de la emoción.
La tradición cognitiva
La teoría bifactorial de Schachter y Singer
Este postulado se considera “ecléctico” en tanto que, por una parte, coincide con la
necesidad de activación predicada por James, y, por otra, la concibe como una activación
“inespecífica”, lo que contra dice el principio jamesiano de la existencia de un patrón
específico de activación para cada emoción, secundando, en cambio, la opinión de
Cannon.
Este modelo va más allá: reconoce la necesidad de una dimensión cognitiva que
determina la cualidad de la emoción y la caracteriza como tal.
Schachtery Singer proponen que las emociones se producen tanto al interpretar las
respuestas fisiológicas periféricas como por la evaluación cognitiva del hecho que
origina esas respuestas fisiológicas.
La forma de interpretar las respuestas periféricas determinará la intensidad de las
emociones que sintamos (alta, media o baja intensidad)
Cuando ante una situación amenazante se liberan ciertas sustancias químicas en nuestro
sistema nervioso.
Por lo tanto, según Schachter y Singer, la cognición llena el vacío entre la falta de
especificidad del feedback físico y los sentimientos.
Estímulo →Activación →Cognición →Sentimiento
Teoría cognoscitiva: Magda Arnold, Albert Ellis, Stanley Schachter, Jerome Singer.
La interpretación cognoscitiva de los estímulos emocionales, tanto del exterior como del
interior del cuerpo constituye la clave en las emociones.
Epicteto: “La gente no es afectada por los sucesos, sino por la interpretación de ellos”.
La interpretación del estímulo causa la reacción emocional, no el estímulo en sí.
Interpretación de los estímulos provenientes del cuerpo, que resultan de la activación del
SNA.
Creían que la activación emocional es difusa.
Ejemplo: Estas agitado por dentro al escuchar un disparo (Temor). Si estas agitado
después de un beso (Amor).
Lazarus (1984, 1991) defiende que, en lugar de darse la valoración genérica bipolar, se da
una valoración primaria que ya en sí es específica.
Cada emoción implica un tipo concreto de valoración, una tendencia específica a la acción
(poder motivacional) y una expresión particular.
Del mismo modo, cambia también la forma de actuar de cada sujeto, su manera de
enfrentarse al entorno.
¿Cómo afrontar el estrés?
Modelo –Función perspectiva de atribución-
1. Basado en la interacción de las demandas del medio (social) sobre el sujeto.
2. Como toda teoría cognitiva, esta demanda adquiere sentido solo desde la
valoración que el sujeto le dé.
3. Esta función es consecuencia de un proceso acumulativo en el que intervienen
modelos tempranos de aprendizaje de patrones de evaluación.
4. Dos momentos de evaluación.
Qué se entiende por estrés.
Momentos de la evaluación de sit.
a) Primaria: se valora la situación como tal, lo que significa de riesgo o el compromiso a su
bienestar.
b) Secundaria: se valora los recursos que el sujeto posee, en función de ello considera si
puede hacer frente a la situación o no.
→Amenaza:
Se torna poco eficaz oscila desde actividades desorganizadas hasta la inactividad. Es en
este contexto en donde se sitúa la patología (ansiosa o depresiva).
Para Mandler, la conciencia es necesaria para que, a partir del arousal y la interpretación
cognitiva, se dé la experiencia emocional.
Los esquemas forman nuestro conocimiento del mundo y dan lugar a nuestras
expectativas ante una situación específica.
Los acontecimientos discrepantes de los esquemas disponibles, o que interrumpen la
actividad cognitiva en curso, capturan el foco de nuestra conciencia en áreas a facilitar la
resolución del problema.
Sin embargo, si la resolución no tiene éxito, se produce una activación vegetativa cuya
intensidades proporcional al grado de interrupción e incongruencia no resuelta.