La vida en el Espíritu
Romanos 8
8: 1 El Señor nos ha elegido. Nosotros pertenecemos a Cristo por dos razones; porque Él nos
ha elegido, y por la fe en Él.
Juan 10: 9 – 11
Romanos 8: 2
Cuando pertenecemos a Cristo recibimos el poder del Espíritu, este da vida. El poder de pecado
produce muerte en el espíritu.
Romanos 8: 3
La ley de Moisés nos mostraba y revelaba que somos pecadores. Solamente por la obra de Cristo
podemos ser salvos y libertados del pecado.
Nuestra lucha ya no debe ser contra la naturaleza pecaminosa, si ya hemos recibido a Cristo,
sino que nuestros esfuerzos deben destinarse a fortalecer nuestra vida en el Espíritu.
8: 4 No seguimos a nuestra naturaleza pecaminosa sino la naturaleza que viene del Espíritu.
Hechos 1: 6 – 7
En esta escena aparecen dos clase de autores: El Señor Jesús, y quienes le seguían.
Romanos 8: 5
Si pensamos en los asuntos de la carne y el pecado, significa que aún actuamos en la carne.
Debemos pensar en las cosas del Espíritu, enfocarnos en pensar sobre estos asuntos, para que
podamos permanecer en una vida en el Espíritu.
8: 6 – 7
Jeremías 29: 11
1 Corintios 2: 11
No podemos conocer los pensamientos de Dios, debido a que no estamos llenos del Espíritu
Santo. Debemos anhelar el tener al Espíritu Santo. El Espíritu Santo nos permite conocer los
tiempos históricos como Iglesia del Señor.
Estos tiempos pueden ser la oportunidad de padecer por Cristo, estos sufrimientos nos
permitirán alcanzar su gracias sobrenatural.
Santiago 3: 13
Debemos desarrollar una vida llena de buenas obras, con humildad, para esto debemos ser
sabios y entender los caminos de Dios. Lo primero viene como consecuencia de lo segundo.
No debemos acostumbrarnos a la presencia del Espíritu Santo, debemos estudiar la Palabra para
poder entender que es lo que el Espíritu Santo quiere decirnos.