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Instituto de Teología

Seminario Mayor Nacional de la Asunción


Guatemala C.A.

RESUMEN 5
Eucaristía
Capitulo III: fenómenos de evolución eucarística y comunidad cristiana
Dionisio Borobio

Cátedra: Liturgia de la Eucaristía


Catedrático: P. Gregorio Mendoza

Alumno: Berardo Marcelo Carreto


Curso: Tercero Teología

Guatemala, 08 agosto de 2018


FENÓMENOS DE EVOLUCIÓN EUCARÍSTICA Y COMUNIDAD CRISTIANA
Creatividad y eclesialidad eucarísticas: s. IV-VII: Nos parece que éstas son las dos notas
más destacables de la evolución eucarística durante estos siglos. Pero en ellas se encierran
numerosos aspectos, que intentamos explicar brevemente.

1. Creatividad y fijación de formularios

Después de la Tradición Apostólica de Hipólito, los testimonios pobre oraciones,


plegarias y ritos eucarísticos son más bien pocos hasta entrado el siglo VI. En el siglo IV
se inicia un período de gran creatividad litúrgica de textos y oraciones para la eucaristía,
que poco a poco se irán fijando por escrito y seleccionando. El proceso es claro: al
principio se da una composición más espontánea de textos; éstos se utilizan en las
celebraciones de la eucaristía; en su utilización se va discerniendo sobre su calidad; los
mejores de entre ellos se eligen, se recopilan y se escriben, dando lugar a pequeños
fascículos o libelli; estos «libelos» se difunden y propagan para su utilización en las
diversas comunidades. Las causas que motivan este proceso son diversas: el crecimiento de
las comunidades y la necesidad de disponer elementos para la celebración; la natural
tendencia a elegir lo mejor, superando la «improvisación litúrgica» de siglos anteriores; la
necesidad de un cierto control de calidad y verdad, para evitar la difusión de textos
compuestos por autores incompetentes y hasta heréticos.

Todo ello contribuyó de forma decisiva a la formación de los libros llamados


«Sacramentarios», que, recogiendo diverso material litúrgico eucarístico, se destinan y
sirven para la celebración en las diversas comunidades. El más antiguo de estos
Sacramentarios es el llamado «leoniano» o «veronense» (s. V-VI), que es una recopilación
de «libelos» sin gran orden, donde se encuentran numerosos formularios de misas, a veces
para un mismo día.

2. Variedad de liturgias y de plegarias eucarísticas

2.1. Las diversas «familias litúrgicas»

En Oriente, desde el siglo V, y a partir de los tres grandes centros de vida eclesiástica
(Antioquía, Alejandría y Constantinopla), se forman tres ordenamientos litúrgicos
diferentes:

- La liturgia sirio-occidental
- La liturgia egipcia
- La liturgia bizantina, que posteriormente conocen diversas ramificaciones.

Entre estas últimas pueden contarse la anáfora alejandrina de San Basilio, la de los
Apóstoles, la de San Juan Crisóstomo, la de Santiago, la de San Marcos, o bien las anáforas
de Addai et Mari, la de Nestorio, la de Teodoro de Mopsuestia, la de Serapión de Thmuis.
Estos textos, con sus características y fisonomía propias, constituyen una aportación
teológica y litúrgica de primer orden, y nos hablan de la variedad en la unidad eucarística.

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En cuanto a Occidente: Mientras algunos autores distinguen dos familias litúrgicas: la
romano-africana y la galicano-hispánica, otros prefieren hablar de liturgia romana, y de
otras liturgias surgidas de un tronco galicano más o menos común, tales como la liturgia
hispánica y más tarde «mozárabe» (por su vigencia y pervivencia entre los mozárabes), la
liturgia galicana en sentido estricto, la liturgia céltica de los pueblos del noroeste de
Europa (Irlanda y Escocia sobre todo), y la liturgia milanesa o ambrosiana, que tiene su
centro en Milán.

3. Eclesialidad eucarística

Iglesia y eucaristía son como dos aspectos constitutivos de una misma realidad: la Iglesia es
esencialmente eucarística, y la eucaristía es esencialmente eclesial. Sin embargo, esta
eclesialidad eucarística aparece pocas veces tan bien expresada en la liturgia occidental
como en el período que nos ocupa. Tres son los gestos que la manifiestan de modo especial:

- El culto estacional (tituli, stationes)


- El trozo de pan consagrado que el Papa envía a los presbíteros que no participan en
su celebración (fermentum)
- El pan consagrado en otra celebración precedente que se mezcla en el cáliz de la
celebración actual para la comunión (sancta).

Respecto al culto estacional, se desarrolla sobre todo en el siglo V-VII. Roma es invadida
por los bárbaros; el Papa juega un papel religioso y hasta político importante; las
comunidades cristianas se han extendido por los barrios y hasta por los pueblos o zonas
rurales (pagi); las celebraciones papales eran una manifestación religioso-social para todos;
como no todos podían trasladarse a estas celebraciones, es el mismo Papa quien, en la fecha
e iglesia por él elegido como statio, se traslada para las celebraciones.

En cuanto al fermentum, se trata de un rito que obedece a lo siguiente, la celebración única


y la participación de todos en la liturgia papal permanecía siendo un ideal, pero las
comunidades habían aumentado, y muchos presbíteros tenían que celebrar en su titulus
(como parroquia) los domingos y días de fiesta, sin poder participar en la misa papal; para
sustituir esta presencia y expresar la unidad entre todos con el Papa, se establece el rito del
fermentum, por el que el Papa envía un trozo de pan por él consagrado, que el sacerdote
pondrá en el cáliz antes de la comunión.

En relación con el rito del sancta (que hay que unirlo al fermentum»), se trata del pan
consagrado y conservado para la comunión de enfermos o para el viático, que al comienzo
de la celebración era presentado al Papa para verificar su cantidad y estado, y que después
del Pater era colocado en el cáliz Con este rito se expresaba al mismo tiempo la unidad con
el Papa y la unidad entre las diversas celebraciones

4. La participación del pueblo

La eucaristía se celebra casi siempre con la presencia y participación de la comunidad, y se


repite según las necesidades de la misma comunidad. Los presbíteros son ordenados para la

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presidencia y el servicio de la comunidad, y no tanto para la celebración privada de la misa
Participar en la eucaristía del domingo y celebrar el «día del Señor».
La eucaristía era en verdad el momento del encuentro, de la fraternidad, de la comunión, de
la identidad, de la participación en los símbolos de la solidaridad con los enfermos, los
catecúmenos y los penitentes. Por eso, participar era un «privilegio» y un motivo de alegría.
Y esta participación se manifiesta de formas diversas significativas la primera es el
desempeño de diversos servicios y ministerios litúrgicos en la eucaristía. En algunos
documentos que ofrecen testimonios, se habla de diversos ministerios litúrgicos, como el de
los «lectores», elegidos por sus cualidades para la proclamación de la Palabra, los
«subdiáconos», que ayudan al diácono en el altar, los «exorcistas», que oran sobre los
posesos para liberarlos del poder del demonio, los «acólitos», que acompañan al obispo y
sirven en al altar, los «salmistas y cantores», que asumen la función del canto en la
asamblea; los «ostiarios o porteros», que vigilan la entrada de la iglesia antes y durante la
celebración.
Otro signo, el más importante, de la participación de los fieles en la eucaristía es la
comunión. Ya la Tradición Apostólica se refiere a la comunión dentro de la misa e incluso
en casa
5. Crecimiento ritual y proceso de privatización: siglos VIII-XI
5.1. «Exportación» y enriquecimiento de la liturgia romana.
La liturgia romana de la eucaristía se nos presenta en su estado puro de desarrollo en los
Ordines Romani, sobre todo en el Ordo I. Los libros recogen el culto estacional papal, y
están destinados a servir de guía y ayuda a quienes no estaban familiarizados con la liturgia
romana, fuera del territorio de la misma Roma.
Este orden dinámico y esta solemne simplicidad, expresada en ritos y fórmulas, debió ser
especialmente atrayente a los pueblos franco-germánicos, por lo que fue exportada,
aceptada y enriquecida con nuevos elementos. En efecto, el año 754 Pipino el Breve decreta
la adopción de la liturgia romana en todo el imperio franco. Los motivos son varios: el
conocimiento y la admiración que produce en monjes y peregrinos llegados a Roma y que
vuelven con estos libros litúrgicos; el interés político por lograr una unidad en todo el
imperio, a lo que ayudaba grandemente la uniformidad litúrgica; la necesidad de poner
orden en la variedad un tanto confusa en el culto del reino de los francos; el deseo de
incrementar los vínculos de unión con Roma y con el Papa.
Se produjo una ida y venida de libros litúrgicos de Roma al imperio franco-germano que
dio como resultado una cierta «hibridación» y enriquecimiento de la liturgia romana, al
intentar adaptarla al espíritu, la sensibilidad y costumbres de aquellos pueblos. «Así pues, la
liturgia latina que se codifica en esta época y que continuará siendo la liturgia latina de
Occidente, a partir de este período no es puramente romana, sino mixta: romano-franca, o
romano-germánica»

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5.2. Multiplicación de oraciones privadas en la eucaristía
Una de las consecuencias de la influencia señalada en la eucaristía fue la tendencia a
acentuar los aspectos sentimentales y penitenciales expresados sobre todo en las oraciones
privadas o «apologías», reservadas al sacerdote celebrante, y que se multiplicarán a partir
de este momento. Estas oraciones están con frecuencia redactadas en singular. Ya no se
encuentra en ellas tanto el «nosotros» cuanto el «yo», seguido de numerosas peticiones,
acusaciones de pecado, confesiones.
5.3. Disminución progresiva de la participación del pueblo
Si el «privatismo sacerdotal eucarístico» es una causa importante, no menos importancia
tiene la incomprensión del latín, como lengua litúrgica utilizada. «Al ser trasplantada al
imperio franco, la liturgia romana no cambió de lengua, porque también en él la lengua
culta era el latín; pero precisamente por esto la entendía solamente una clase social
reducida, identificada casi exclusivamente con el clero». Así el latín será la lengua sagrada
que envuelve el misterio litúrgico, que viene a ser privilegio del clero, que aleja al pueblo
de su participación externa en la eucaristía.
Consecuencia de todo ello es la disminución evidente de la participación del pueblo, como
se manifiesta por estos tres hechos: el primero es la práctica desaparición de casi todos los
servicios-ministerios litúrgicos desempeñados por laicos, puesto que los que antes existían
ya a partir del siglo V-VI se clericalizan entrando a formar parte del iter hacia el
sacerdocio, y viniendo a ser las llamadas «órdenes menores».
5.4. Explicaciones y primeras alegorías de la misa
Siguiendo a Gregorio Magno y a Isidoro de Sevilla, surgen las Llamadas «Exposiciones de
la Misa», cual elemento de explicación y catequesis sobre la eucaristía. En estos libros se
manifiestan dos tendencias una preocupada de la ilustración del rito concreto con el
significado que le dan las palabras que le acompañan, otra preocupada por descubrir su
valor simbólico, recurriendo a una lectura alegórica, tanto de los gestos como de las
palabras.
La explicación simbólica alegórica, que tiene sus precursores ya en Padres como Teodoro
de Mopsuestia (428 dC) o el Pseudo-Dionisio (S. VI), explican lo inmediato a través de un
sentido oculto, al que remite y que le da sentido. Amalarlo de Metz (f 837) fue el que
primero desarrolló este método. Partiendo de que «en el sacramento del pan y el vino se
encuentra presente la pasión de Cristo».

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