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Ley sobre producción, certificación y comercio de semillas en México (1961,

1991 y 2007).

La primera Ley sobre Producción, Certificación y Comercio de Semillas (LPCCS) en


México se publicó en el Diario Oficial el 14 de abril de 1961, en la cual se permitió a
las instituciones la generación de variedades y la producción y comercio de semillas.
La institucion que tuvo a su cargo la producción de semillas fueron el INIA (Instituto
Nacional de Investigaciones Agrícolas) ahora INIFAP y al mismo tiempo se crea un
organismo público descentralizado, con personalidad y patrimonio que se
denominara Productora Nacional de Semillas (PRONASE) a la cual se le
entregarían todas las variedades que fueran aprobadas para el cultivo, de acuerdo
con los programas generales de producción agrícola establecidos por la Secretaría
de Agricultura y Ganadería. En esta Ley, se crea con el fin de establecer y operar
campos para la producción de semillas básicas y registradas, zonas de producción
de semillas certificadas y cooperar en la solución de problemas técnicos y
económicos de la producción, especialmente las que se refieren a condiciones de
los terrenos y épocas de siembra. Asimismo, se establecieron las bases y
restricciones para la obtención de semillas como el uso de expresiones como
“Semilla Certificada” o “Certificación de semillas”. En esta primera Ley solo se da el
control de las variedades mejoradas y nativas a las instituciones incluidas en la
misma, para que ellas facilitaran a los productores dichas semillas. Sin embargo,
con el paso de los años esta estrategia requirió modificación, debido a la necesidad
de un plan estratégico para el acceso a las variedades, además de la protección de
patentes (variedades). Por ello, se realizó una reforma a la Ley sobre Producción,
Certificación y Comercio de Semillas (LPCCS) en 1991, con la cual se le dio acceso
y control de las variedades generadas por el Instituto Nacional de Investigaciones
Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), además de la Productora Nacional de
Semillas (PRONASE), a las empresas y otros solicitantes. Estos cambios
propiciaron una distorsión y desequilibrio en la producción y abastecimiento de
semillas, mostrándose una excesiva concentración de las semillas como insumo
fundamental para la producción agrícola en el país como lo mencionan Ortiz et al.,
2007; Luna et al., 2012, citados por Espinosa et al., 2014. Lo anterior llevó a una
alta dependencia de los productores a los insumos de las grandes empresas que
dominan la producción de semillas, esto, en conjunto con las imposiciones de las
autoridades mexicanas en el tema de semillas en México, también propiciaron la
crisis de insuficiencia alimentaria y baja producción de Maíz para el abastecimiento
del mercado interno. Definitivamente la reforma de 1991 a la Ley de semillas
favoreció a las grandes corporaciones que obtuvieron el control de la producción de
semillas y no a los productores, en comparación con la primera ley, que daba acceso
de la semilla a los productores nacionales mediante programas de apoyo.
Después de la reforma de 1991 a la LPCCS, se realizó otra modificación en el año
2007, ahora la “Ley Federal de Producción, Certificación y Comercio de Semillas”
(DOF, 2007), con esta última, se incrementó el control del comercio de semillas por
unas cuantas empresas multinacionales. Ésta situación propició desabasto en
grandes superficies, así como en semillas de frijol, avena, arroz, así como
variedades de polinización libre de maíz según Espinosa et al., 2012; Luna et al.,
2012 citados por Espinosa et al., 2014. En miras de adecuarse a las políticas de la
globalización y la expansión del capitalismo comercial, en México el gobierno realizó
una serie de cambios a la Ley de semillas de 1961 desde 1991 y 2007, con lo cual
afectó directamente al sector agrícola, provocando con ello una crisis en la escasa
posición de difusión de semillas por las instituciones en el campo mexicano. Un
hecho que cabe señalar es la insistencia de las empresas trasnacionales para
penetrar en el gobierno exigiendo que se modifique la legislación para que ellas
tomen el control de las variedades mejoradas de maíz principalmente.
En conclusión, comparada la estructura de las modificaciones a la Ley sobre
Producción, Certificación y Comercio de Semillas, es evidente la apertura del
acceso a los materiales, pero no en beneficio de los productores sino de las
empresas trasnacionales que hasta la fecha dominan el mercado y de las ventas de
semillas y que han generado una alta dependencia de los productores de las
semillas mejoradas como insumos.
Bibliografía
DOF. (2007). Ley sobre producción, certificación y comercio de semillas. Secretaria
de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación. Recuperado de
http://snics.sagarpa.gob.mx/somos/Documents/Ley%20de%20semillas.pdf

Espinosa, C. A. et al. (2014). Ley de semillas y ley federal de variedades vegetales


y transgénicos de maíz en México. Revista Mexicana de Ciencias Agrícolas Vol.5
Núm.2, 2014, p. 293-308. Recuperado de
http://www.scielo.org.mx/pdf/remexca/v5n2/v5n2a10.pdf
SAGARPA. (1991). Ley sobre producción, certificación y comercio de semillas.
Recuperado de
http://www.sagarpa.gob.mx/quienesomos/PublishingImages/PDF/INF_DE_SECTO
R/marcojuridico/marconormativo/l001.pdf

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