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Actividades de Mantenimiento en Creta

«Rescate de la identidad femenina en la Antigüedad y


debate sobre la Diosa Madre en tierra de Minos»

Mathias Brasil

Sandra Lozano Rubio nos presenta su tesis doctoral «Actividades de Mantenimiento en


Creta durante la Edad de Bronce». A grandes rasgos aborda el sistema sexo-género
minoico desde las características del trabajo textil y de cocina en Creta durante los
períodos Pre, Proto y Neopalacial (3100-1425 a.C.). Trataré de mencionar los puntos
que más me llamaron la atención en los Capítulos 2, 3 y 4 dentro de un trabajo que sin
lugar a dudas despertó mi interés por la civilización minoica.
Primero que nada destaco el compromiso de Lozano en el deseo de, según ella,
«establecer vínculos con otros mundos alejados del suyo». Se interesó por una larga,
estrecha y montañosa isla, la más grande de las islas griegas que además se encuentra a
medio camino entre tres continentes y me animo a decir que su trabajo demuestra a la
perfección todo el esfuerzo que le dedicó a esta tarea.
¿A qué se refiere la autora con «sistema sexo-género minoico»? Fue de las primeras
cosas que me generó curiosidad cuando surgió la posibilidad de leer este trabajo y traté
de profundizar un poco más en el tema. El concepto «sistema sexo-género» fue utilizado
por primera vez por Gayle Rubin en su artículo «El tráfico de mujeres: notas sobre la
economía política del sexo», en 1975. Para ella «un sistema sexo-género es un conjunto
de acuerdos por el cual la sociedad transforma la sexualidad biológica en productos de
la actividad humana y en las cuales estas necesidades sexuales transformadas, son
satisfechas» (Lamas, 1996:44).
¿Qué decir de su tema de estudio? «Nada más legítimo, nada más saludable muchas
veces que centrar el estudio de una sociedad en uno de sus aspectos particulares» (Bloch
1982:121). A Lozano se le debe sumar su elección por exaltar los valores asociados a la
identidad femenina que a lo largo de la historia han sido relegados a segundo plano. No
puedo estar más de acuerdo con su idea de que muchas veces se ignora que el desarrollo
histórico también se debe a la dedicación de las personas que trabajaron por mantener la
estabilidad cotidiana y asegurar que las necesidades básicas estuvieran cubiertas.
La autora comienza el Capítulo 2 de su tesis doctoral enfatizando una cuestión de
reparto de poder entre hombres y mujeres presente en la arqueología minoica. Esto no

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es menor debido a que los trabajos arqueológicos atribuidos especialmente al
arqueólogo inglés Sir Arthur Evans en Cnossos han desenterrado una gran cantidad de
frescos y sellos con imágenes de mujeres.
Las fuentes encontradas referenciando y destacando la figura femenina me recordaron
particularmente a la diosa Inanna de los sumerios, diosa del amor, de la guerra y
protectora de la ciudad de Uruk, conocida también como Ishtar con la llegada de los
acadios, deidad que para el sumerólogo Samuel Noah Kramer (1983) fue la más
reverenciada por la civilización sumeria. Desde mi punto de vista era normal que las
civilizaciones en la Antigüedad representaran a la mujer como símbolo de fertilidad y
riqueza de la tierra.
Lo expuesto en el trabajo de Lozano deja en evidencia una idea bastante controversial
sobre la existencia de una Diosa Madre prehistórica. Tantas figuras femeninas, casi
siempre desnudas, se podían interpretar como pruebas de un culto a una antigua Diosa
Madre. A pesar de ser una idea muy defendida a finales del Siglo XIX, ésta teoría fue
perdiendo credibilidad. Nuevos avances en la arqueología fueron derribando esa idea
tan amparada por una vasta literatura.
Relacionado con lo anterior, en el texto de Lozano se describe a un Arthur Evans que
fue cambiando de parecer a lo largo del tiempo. A partir de 1903 decidió defender la
preponderancia del culto a una Diosa Madre y de cierta forma las palabras de Lozano
dejan en evidencia algunas actitudes del propio Evans que tendían a modificar los
hechos y las fuentes para que sus argumentos tomaran forma y parecieran más
consistentes. De todos modos, a pesar de que sus ideas, según Lozano, tratan de
demostrar el carácter europeo de Creta y separarla de la tradición oriental, defender o
atacar a Evans no cambia lo emblemática que es su figura a la hora de abordar la
civilización minoica.
Como si lo mencionado sobre Evans no fuera suficiente, Lozano aprovecha para
también nombrar a Marija Gimbutas, investigadora de origen lituano que reavivó en el
Siglo XX la teoría sobre el culto ancestral a una divinidad femenina. Para mantener su
teoría se afirmaba en la existencia de figurillas femeninas encontradas en lo que ella
llama de «Vieja Europa» desde hace 40.000 años hasta el período neolítico. Esto
terminaría con una abrupta invasión de pueblos indoeuropeos que traerían violencia y
destrucción. Con esos argumentos sostiene que el período previo a estas invasiones debe
ser un período deseable de rescatar. De todos modos la propia Lozano no tarda mucho
en criticar la postura de Gimbutas mencionando que la investigadora de origen lituano

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solo escogía piezas arqueológicas que, similar a lo que ocurría con Evans, encajaban en
sus discursos ignorando completamente otras pruebas que fueran contrarias a su punto
de vista.
Las polémicas actitudes de Evans y Gimbutas, en mi opinión, dejan en evidencia lo
compleja que puede ser la disciplina histórica y destacan la importancia de la
interpretación y el buen manejo de fuentes por parte del historiador. Está claro que
ambos investigadores tienen también puntos positivos y enfoques a destacar pero sus
formas de abordar las fuentes, según lo planteado por Lozano, dejan mucho que desear.
Un poco más adelante, en el Capítulo 3 de su trabajo, Lozano se centra en las
actividades de mantenimiento resaltando que «en los años noventa del siglo pasado un
grupo de arqueólogas catalanas acuñó el concepto con la intención de superar las
limitaciones teóricas y metodológicas de lo que tradicionalmente se conocían como
trabajos o tareas domésticas». Por medio de estas actividades las relaciones dentro de un
grupo van tomando forma. Si bien soy un gran defensor del cambio como motor del
desarrollo humano, Lozano consigue demostrarme que la estabilidad es igual de
importante. Por medio de las actividades de mantenimiento se logra que las necesidades
básicas de las personas estén cubiertas y además se garantiza la continuidad de las
formas de vida por medio de la recurrencia y la canalización de los cambios en nuevos
patrones de repetición y recurrencia.
En el Capítulo 4, Lozano sigue analizando las actividades de mantenimiento en Creta.
Se concentra en las cocinas de la Creta minoica y observa la escasez de espacios que
pudieran funcionar para dicha finalidad dentro de las casas frente a la cantidad de
recipientes culinarios que se encontraron. Estrechamente relacionado con lo anterior,
también cita la comensalidad en Creta. Lozano menciona a Halstead, el cual dice que a
inicios de la Edad de Bronce los eventos dejaron de ser comunitarios para pasar a ser
organizados por unidades domésticas concretas. Pero en Creta parecía que la solidaridad
y la unión eran muy importantes. El poder no residía en la cúspide sino que se mantenía
entre diversos grupos formándose una especie de heterarquía donde la comensalidad
jugaba un papel clave a la hora de relacionarse y estrechar vínculos.
¿Por qué hablamos de hetararquía? ¿Qué elementos dejan en evidencia esa heterarquía?
Según Crumley, citado por Lozano en su trabajo, «un sistema es heterárquico cuando se
cumple una de las siguientes circunstancias: o bien sus elementos no están ordenados de
forma jerárquica, o bien pueden ordenarse jerárquicamente pero de forma variable, es
decir, cada elemento es susceptible de ocupar diversas posiciones en función de las

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circunstancias». De la tesis de Lozano se desprende que algunos indicios hablan de un
sistema estatal corporativo en Creta. El palacio poseía el control absoluto de todas las
actividades económicas de la isla y también ejercía el control sobre todo el comercio
exterior e interior (Gómez Espelosin 2001:18). El palacio no era simplemente el lugar
donde habitaba el rey o la autoridad máxima sino que servía como lugar de reunión y
por allí pasaba todo lo relacionado con lo económico y social de la isla dando a entender
que el poder no le pertenecía enteramente a una sola persona sino que es posible que
este fluctuara entre distintos grupos.
Además de la cocina, el tema textil fue ampliamente abordado por Lozano. De su
trabajo destaco las dificultades que se ha tenido para encontrar registros arqueológicos
relacionados con la actividad textil. Elementos arqueológicos estrechamente vinculados
con el término «household», algo así como «grupo doméstico» en español, unión
conceptual de una casa, una familia y las actividades que llevan a cabo. A grandes
rasgos se trata de tener en cuenta los comportamientos o las actividades domésticas que
generan residuos valiosos desde el punto de vista arqueológico. El carácter rutinario de
las actividades de mantenimiento parece haber incidido negativamente a la hora de
estudiar más a fondo estos procesos. Sin embargo son estas actividades que además de
garantizar estabilidad también satisfacen necesidades materiales en la civilización y nos
permiten acceder a ella por medio de las fuentes.
Como conclusión valoro enormemente el trabajo de Lozano, primero que nada por su
forma de abordar la información que tiene a disposición, siendo bastante critica frente a
actitudes reprochables o que poco tienden a la objetividad por parte de otros
investigadores. Además enfatiza la importancia de las actividades de mantenimiento y
destaca constantemente lo importante que son a la hora de estudiar, analizar y conocer
más a una civilización.

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Bibliografía:

BLOCH, Marc (1982). Introducción a la historia. Buenos Aires, Fondo de Cultura


Económica.
GÓMEZ ESPELOSIN, Francisco Javier (2001). Historia de Grecia Antigua. Madrid,
Akal.
LAMAS, Marta (comp.) (1996). El género: la construcción cultural de la diferencia
sexual. México, PUEG UNAM.
WOLKSTEIN, Diane y KRAMER, Samuel Noah (1983). Cantos e himnos de Sumeria.
Nueva York, Harper & Row. Traducción Ofelia Iszaevich.

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