Estudio sobre narraciones con un cuento de Edgar Allan Poe “El corazón
delator” en chicos de diez y trece años de edad
Introducción:
Se dice que en el tiempo de las cavernas los hombres que las habitaban emitían
algunos gruñidos para relatar ciertos sucesos que les habían acontecido. A
medida que el hombre fue evolucionando, las formas de contar acontecimientos
fueron evolucionando con ellos. Los primeros relatos orales eran contados por los
más sabios para dar explicación a eventos naturales, dieron paso a cosmovisiones
en distintos pueblos y poco a poco surgieron también los primeros cuentos que
más tarde eran transmitidos de generación en generación.
Narrar de manera oral sigue siendo una actividad vigente hasta nuestros
días. El ser humano posee la capacidad de ordenar de manera lógica un evento
en particular e ir contando paso a paso cómo aconteció. En algunos casos el
narrador es capaz de añadir más elementos para hacer más real su historia:
puede incluir personajes, ponerles un nombre, características físicas; elegir
escenarios, ambientes y todo aquello que el narrador sea capaz de recordar.
Los niños son capaces de narrar desde que aprenden a hablar. Pueden
relatar el primer día en el jardín de niños, dónde y con quién han jugado en el
parque, o comenzar por relatar los cuentos que sus padres les leen o las películas
que miran en la televisión. Generalmente, son capaces de narrar muy bien los
cuentos y películas que más están a su alcance. Los niños siempre van a
desarrollar gusto particular por una película e incluso llegan hasta a memorizar los
diálogos de los personajes.
Marco teórico:
“La narración oral es un acto de comunicación, donde el ser humano, al narrar a viva
voz y con todo su cuerpo, con el público (considerado un interlocutor) y no para el
público, inicia un proceso de interacción en el cual emite un mensaje y recibe
respuesta, por lo que no sólo informa sino que comunica, pues influye y es influido
de inmediato, en el instante mismo de narrar, para que el cuento oral crezca con
todos y de todos, entre todos.” Garzón Céspedes, F. (2010, p. 134.).
La ficción dentro del cuento crea una realidad que se funde en ocasiones
con la del mundo real. Los lectores vivimos con frecuencia esa experiencia que
Luis Landero expresa de este modo:
Dentro del cuento, naturalmente, había algunos ruidos que el niño oía con la
imaginación: las palabras de los personajes, el cuento de las sirenas, las voces
lejanas de los marinos y, sobre todo, el trajín de las olas. Fuera del cuento también
había ruidos [...] quien haya escuchado alguna vez una historia de miedo habrá tenido
la impresión de que en efecto, los ruidos del mundo real se van incorporando, por la
sugestión al mundo imaginario. Y al revés: un crujido en el pasillo nos invita a pensar
que el asesino se ha salido del cuento y viene en nuestra busca. (Landero, 2001, p.
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Hay que recordar que la lengua utilizada en las narraciones orales no sigue,
evidentemente, el modelo de la lengua escrita, sino que pertenece a esas
producciones orales que el escritocentrismo de nuestra cultura sigue
considerando, en el fondo, como improvisadas, descuidadas, incompletas y de
todas formas deficitaria frente al texto escrito, perfecto y modélico.
El discurso oral tiene sus propias reglas; una organización que no se basa en la
frase gramatical y semánticamente completa y una forma de tratar la información
que no tiende a la densidad semántica como en lo escrito, sino que el fenómeno
de la repetición ha sido estudiado e incluso altamente valorado en el discurso
literario escrito, mientras que las reiteraciones del discurso oral reciben, por lo
general, una condena apriorística que las tacha de inútiles, pesadas, productos de
un vocabulario limitado, etc., sin que muchos estudiosos de literatura o folclore
perciban la importancia de la repetición en la construcción de un texto oral.
La narración oral es una voz que “siempre divaga..., a menos que, como falsa
oralidad, no haga sino formular de viva voz una escritura”, pero esta divagación
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Metodología:
Mi propósito es saber si los niños de diez años (que están cursando el cuarto año
de primaria) ya son capaces de identificar los elementos que conforman a un
cuento de terror. En este caso se eligió El corazón delator de Edgar Allan Poe. Me
decidí por dos razones: 1.- porque es un cuento que los niños elegidos no habían
leído (ni escuchado) hasta antes de la investigación, y 2.- porque el autor es
conocido por ser un maestro del género y además ha sabido crear las atmósferas
y ha construido personajes complejos y maravillosos que son capaces de darle un
matiz de horror a sus narraciones.
En contraparte con los resultados que obtenga de ellos, quiero ver que tanto han
avanzado adolescentes de trece años (que están cursando primer años de
secundaria). Antes de mi visita a su escuela, supe por su profesora que
recientemente habían visto los elementos del cuento de terror y habían leído El
gato negro (Edgar Allan Poe) de esta manera quiero comprobar si con un segundo
cuento de él (el mismo que los niños de diez años leerían) ya pueden identificar
los elementos que conforman al cuento de terror.
Quiero hacer hincapié en una situación que noté en la escuela que secundaria que
visité. El contexto social es muy difícil para ellos, puesto que hay pandillas y droga
al alcance de ellos, pocos tienen interés por el estudio y los niveles de
comprensión lectora son muy bajos para el nivel académico en el que los alumnos
ya están.
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Se tomaron dos niñas al azar: Dalia y Ámbar, ambas de trece años. Llevé a cada
una por separado a un cubículo que el director de la escuela me prestó y les
comenté a las chicas la dinámica de la actividad:
Leerían el cuento que ya previamente había elegido. Les pedí además que lo
leyeran con calma, que se tomaran el tiempo necesario en hacerlo y al final
podríamos platicar sobre sus impresiones acerca del cuento y luego me harían
una breve narración del cuento.
A los chicos de diez años les di la misma orden, pero el contexto cambió un poco,
ya que a ellos no los visité en una escuela, sino en sus hogares. En este caso se
trató de un niño y una niña: Edgar Yair y Yadira. El contexto social de ellos no
afectó mucho, puesto que están alejados de la situación de las chicas de la
secundaria que visité; aunque sí pude notar que los chicos de la primaria estaban
más distraídos a la hora de leer sus cuentos, probablemente porque estaban en
un ambiente más familiar y no lo vieron como algo académico.
Resultados y discusión:
Dalia: bueno yo le entendí que un…un señor era muy nervioso… era nervioso y que había una puerta en
la que él quería entrar, pero como tenía una ¿herradura? Entonces lo tumbo, y entró y se quedó inmóvil
y después entendí que mató a un viejo que tenía un ojo parecido al de un buitre… y entonces lo mató y
lo escondió en unos tabloides en donde no podían verlo y su corazón también y entonces luego llegaron
unos policías pero él con mucha tranquilidad este…
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les dijo que no había nada, después los invitó a que pasaran a su casa y que revisaran la casa para que
ellos vieran que no había nada…. Y entonces el , el señor les dio una sillas a los policías y sentaron a
platicar plácidamente, y después él, el señor que mató al viejito… este … Oía… que diga… le zumbaba
el oído … pero muy fuerte y entonces él no soportó el zumbido del oído y les tuvo que decir que había
matado a señor, bueno al viejito, porque el señor fue el que mató y que les dijo que estaba en los
tabloides, y ya eso fue lo que pasó
La siguiente en pasar fue Ámbar. Su lectura fue más rápida que la de Dalia; pero
se extendió más en narrar los hechos desde el principio, aunque no se enfocó en
la narración del proceso de locura que estaba viviendo el personaje principal.
Olvidó algunos elementos y palabras. Se quedó en silencio unos momentos y
luego continuó con la narración.
Ámbar: pues… este, se trata de un hombre, y al ver el ojo de cuervo de un anciano se molesta…lo vigila
como por siete días. Lo hacía con mucha cautela ¡ah! Eso según lo hacía a media noche, entonces iba
en silencio para no despertarlo. Quería matarlo, y llevaba una linterna. Una noche el anciano al
escuchar crujir las… ¿bisagras? Preguntó ¿quién está ahí? Y se quedaron los dos una hora esperando
más ruido o movimiento, pero se tuvo que mover…am…y luego lo cegó con la linterna, el señor al
anciano, luego le pegó en el colchón al anciano y cuando cayó al colchón se murió. Al otro día van tres
oficiales ya que un vecino oyó quejidos la noche anterior y dio aviso a las autoridades. El hombre los
recibió como si nada, muy tranquilo, pero al rato se siente mal y se siente una necesidad muy grande de
que ya se fueran, porque cree que ellos saben que él lo mató. Entonces cree que ellos sospechan y que
aparte se están burlando de él, como tirándolo a loco. Cree que ya se lo van a llevar a la cárcel y en eso
empieza a oír el latido del corazón del viejito …
¡Ah! Sí, sí… es que… a ver ya me acordé. Lo guarda entre los muros de su casa, y primero él se siente
como orgulloso de que nunca jamás lo iban a descubrir, pero ya cuando comienza a escuchar que late el
corazón es cuando se pone nervioso y quiere que se vaya. Hasta en una parte golpea en la pared. Ahí
dice que ellos (se refiere a los policías) sabían todo y él (el hombre) sabe que es un engaño que ya no
puede contener más. Al final les dice a los agentes que él lo mató y qué escondió el cuerpo… (vuelve a
mirar el libro)
Trabajé después con Edgar Yair. Le pregunté si ya había leído a Edgar Allan Poe,
pero me dijo que no. Su narración fue muy breve. Nunca logró hilar los hechos del
cuento, sólo me narró un evento que luego platicando me dijo que era el que más
lo había impactado, sobre el hombre nervioso. Le pregunté sobre si antes había
leído a Poe porque creo que en algunas parte estaba mezclando el cuento El gato
negro.
Edgar Yair: el cuento trata de que esa persona era muy nerviosa, además decían que estaba loco… este
pues yo veía que él leía, el mataba, decía… el chiste es que era loco y en las noches como a las doce
escuchaba taladros en su casa, escuchaba a los vecinos y su corazón comenzaba a latir rápido… latir
rápido, entonces este pues, el chiste es que su ojo se le saltaba poco a poco, entonces cuando algo
cayó le entró en el ojo para… ah se le cayó el ojo y ya es lo que recuerdo.
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Por último trabajé con Yadira. Con ella hubo problemas exteriores ya que había
mucho ruido.
Yadira: es que un señor estaba loco pero escuchaba el cielo y el infierno, y había un viejito que todos le
tenían miedo menos él, pero tenía un santo, y entonces el santo podía ver, entonces este …el señor
mató al viejito y le cortó las piernas, la cabeza y los brazos y este … después este, él gritaba pero no lo
podía soportar y el vecino lo sospechaba, entonces este … entonces … eeh…. El … ah … se fue de ahí.
Cuando le pregunté si era todo lo que recordaba del cuento me dijo que sí.
Ya reunidos todos los datos y los resultados de la prueba llegué a las siguientes
Consideraciones finales:
En cambio, con Yadira y Edgar el resultado fue muy similar, ya que únicamente se
enfocaron en un dato que para ellos resultó ser de mucha relevancia. Edgar
incluso me comentó que la locura del personaje principal lo puso un tanto
nervioso.
BIBLIOGRAFÍA