Anda di halaman 1dari 9

(Belmonte, España, 1527 - Madrigal de las Altas Torres, id.

, 1591) Escritor español en lenguas


castellana y latina. De ascendencia judía, desde muy joven militó en la orden agustina.

Fray Luis de León

Estudió en las universidades de Alcalá de Henares y de Salamanca, donde obtuvo dos cátedras: la
primera de filosofía moral y la segunda de Sagradas Escrituras, que abandonó más tarde para
dedicarse a su orden. Fue detenido por la Inquisición y encarcelado durante casi cuatro años
(1573-1576) a causa de su Comentario al Cantar de los Cantares (1561), traducción al castellano
del texto bíblico, entonces prohibido.

Fray Luis de León fue un gran humanista de espíritu cristiano y muy buen conocedor de los clásicos
latinos. Destacó ante todo como prosista en castellano: su conciencia estilística, que se manifiesta
en los efectos rítmicos que introdujo en su prosa, y su empeño en conseguir un lenguaje cuidado y
natural lo convierten en un escritor fundamental para la consolidación de la prosa castellana.

Destacan en este sentido La perfecta casada (1583), sobre las virtudes de la mujer cristiana, y,
sobre todo, De los nombres de Cristo (1574-1575), comentario erudito que constituye sin duda su
obra más conseguida estilísticamente. Sin embargo, su fama literaria se debe a sus composiciones
poéticas, veintitrés poemas publicados por primera vez por Quevedo en 1637 en un intento de
ofrecer contramodelos a la corriente culterana encabezada por Góngora.

Tan riguroso como en su prosa, su poesía demuestra un gran dominio del ritmo y del tono. Siguió
las innovaciones métricas introducidas por Boscán y Garcilaso, pero se decantó exclusivamente
por la lira. Máximo representante de la corriente horaciana, consiguió una expresión poética de
gran perfección formal y fuerza expresiva, de ejemplar sencillez. Sobre la base de su pensamiento
Garcilaso de la Vega

(Toledo, 1501? - Niza, 1536) Poeta renacentista español. Perteneciente a una noble familia
castellana, Garcilaso de la Vega participó ya desde muy joven en las intrigas políticas de Castilla. En
1510 ingresó en la corte del rey Carlos I y tomó parte en numerosas batallas militares y políticas.
Participó en la expedición a Rodas (1522) junto con Juan Boscán y en 1523 fue nombrado caballero
de Santiago.

Garcilaso de la Vega

En 1530 Garcilaso se desplazó con Carlos I a Bolonia, donde el monarca fue coronado emperador.
Permaneció allí un año hasta que, debido a una cuestión personal mantenida en secreto, fue
desterrado a la isla de Schut, en el Danubio, y después a Nápoles, donde residió a partir de
entonces. Habiendo sido herido de muerte en combate durante el asalto a la fortaleza de Muy
(Provenza), Garcilaso fue trasladado a Niza, donde murió.

Su escasa obra conservada, escrita entre 1526 y 1535, fue publicada póstumamente junto con la
de Juan Boscán en Barcelona, bajo el título de Las obras de Boscán con algunas de Garcilaso de la
Vega (1543), libro que inauguró el Renacimiento literario en las letras hispánicas. Sin embargo, es
probable que antes hubiera escrito poesía de corte tradicional, y que fuese ya un poeta conocido.

Garcilaso se sumó rápidamente a la propuesta de su amigo Juan Boscán de adaptar el


endecasílabo italiano a la métrica castellana, tarea que llevó a cabo con mejores resultados,
puesto que adoptó un castellano más apto para la acentuación italiana y la expresión de los
nuevos contenidos poéticos, de tono neoplatónico, propios de la poética italiana renacentista.

Muchas de sus composiciones reflejan la pasión de Garcilaso por la dama portuguesa Isabel
Freyre, a quien el poeta conoció en la corte en 1526 y cuya muerte, en 1533, le afectó
Francisco de Quevedo

Siguiendo a la corte, en 1606 se instaló en Madrid, donde continuó los estudios de teología e inició
su relación con el duque de Osuna, a quien Francisco de Quevedo dedicó sus traducciones
de Anacreonte, autor hasta entonces nunca vertido al español. En 1613 Quevedo acompañó al
duque a Sicilia como secretario de Estado, y participó como agente secreto en peligrosas intrigas
diplomáticas entre las repúblicas italianas.

De regreso en España, en 1616 recibió el hábito de caballero de la Orden de Santiago. Acusado,


parece que falsamente, de haber participado en la conjuración de Venecia, sufrió una
circunstancial caída en desgracia, a la par, y como consecuencia, de la caída del duque de Osuna
(1620); detenido, fue condenado a la pena de destierro en su posesión de Torre de Juan Abad
(Ciudad Real).

Sin embargo, pronto recobró la confianza real con la ascensión al poder del conde-duque de
Olivares, quien se convirtió en su protector y le distinguió con el título honorífico de secretario
real. Pese a ello, Quevedo volvió a poner en peligro su estatus político al mantener su oposición a
la elección de Santa Teresa como patrona de España en favor de Santiago Apóstol, a pesar de las
recomendaciones del conde-duque de Olivares de que no se manifestara, lo cual le valió, en 1628,
un nuevo destierro, esta vez en el convento de San Marcos de León.

Pero no tardó en volver a la corte y continuar con su actividad política, con vistas a la cual se casó,
en 1634, con Esperanza de Mendoza, una viuda que era del agrado de la esposa de Olivares y de
quien se separó poco tiempo después. Problemas de corrupción en el entorno del conde-duque
provocaron que éste empezara a desconfiar de Quevedo, y en 1639, bajo oscuras acusaciones, fue
encarcelado en el convento de San Marcos, donde permaneció, en una minúscula celda, hasta
Miguel de Cervantes (retrato imaginario de Eduardo Balaca)

A diferencia de la de su contemporáneo Lope de Vega, quien conoció desde joven el éxito como
comediógrafo y poeta y también como seductor, la vida de Cervantes fue ciertamente una
ininterrumpida serie de pequeños fracasos domésticos y profesionales, en la que no faltó ni el
cautiverio, ni la injusta cárcel, ni la afrenta pública. No sólo no contaba con rentas, sino que le
costaba atraerse los favores de mecenas o protectores; a ello se sumó una particular mala fortuna
que lo persiguió durante toda su vida. Sólo en sus últimos años, tras el éxito de las dos partes
del Quijote, conoció cierta tranquilidad y pudo gozar del reconocimiento hacia su obra, aunque sin
llegar nunca a superar las penurias económicas.

Biografía

Cuarto de los siete hijos del matrimonio de Rodrigo de Cervantes Saavedra y Leonor de Cortinas,
Miguel de Cervantes Saavedra nació en Alcalá (dinámica sede de la segunda universidad española,
fundada en 1508 por el cardenal Francisco Jiménez de Cisneros) entre el 29 de septiembre (día de
San Miguel) y el 9 de octubre de 1547, fecha en que fue bautizado en la parroquia de Santa María
la Mayor.

La familia de su padre conocía la prosperidad, pero su abuelo Juan, graduado en leyes por
Salamanca y juez de la Santa Inquisición, abandonó el hogar y comenzó una errática y disipada
vida, dejando a su mujer y al resto de sus hijos en la indigencia, por lo que el padre de Cervantes
se vio obligado a ejercer su oficio de cirujano barbero, lo cual convirtió la infancia del pequeño
Miguel en una incansable peregrinación por las más populosas ciudades castellanas. Por parte
materna, Cervantes tenía un abuelo magistrado que llegó a ser efímero propietario de tierras en
Castilla. Estos pocos datos acerca de las profesiones de los ascendientes de Cervantes fueron la
base de la teoría de Américo Castro sobre el origen converso (judíos obligados a convertirse en
cristianos desde 1495) de ambos progenitores del escritor.
Supuesto retrato de Miguel de Cervantes atribuido al poeta y pintor Juan de Jáuregui

En 1556 Leonor vendió el único sirviente que le quedaba y partieron hacia Sevilla con el fin de
mejorar económicamente, pues esta ciudad era la puerta de España a las riquezas de las Indias y la
tercera ciudad de Europa (tras París y Nápoles) en la segunda mitad del siglo XVI. A los diecisiete
años, Miguel era un adolescente tímido y tartamudo, que asistía a clase al colegio de los jesuitas y
se distraía como asiduo espectador de las representaciones del popular Lope de Rueda, como
recordaría luego, en 1615, en el prólogo a la edición de sus propias comedias: «Me acordaba de
haber visto representar al gran Lope de Rueda, varón insigne en la representación y del
entendimiento».

En 1551 la hasta entonces pequeña y tranquila villa de Madrid había sido convertida en capital por
Felipe II, por lo que en los años siguientes la ciudad quintuplicaría su tamaño y población; llevados
nuevamente por el afán de prosperar, los Cervantes se trasladaron en 1566 a la nueva capital. No
se sabe con certeza que Cervantes hubiera asistido a la universidad, a pesar de que en sus obras
mostró familiaridad con los usos y costumbres estudiantiles; en cambio, su nombre aparece en
1568 como autor de cuatro composiciones en una antología de poemas en alabanza de Isabel de
Valois, tercera esposa de Felipe II, fallecida ese mismo año. El editor del libro, el humanista Juan
López de Hoyos (probable introductor de Cervantes a la lectura de Virgilio, Horacio, Séneca y
Catulo y, sobre todo, a la del humanista Erasmo de Rotterdam) se refiere a Cervantes como
«nuestro caro y amado alumno». Otros aventuran, sin embargo, que en el círculo o escuela de
Hoyos, Cervantes había sido profesor y no discípulo.

Soldado de Lepanto

En el año de 1569 un tal Miguel de Cervantes fue condenado en Madrid a arresto y amputación de
la mano derecha por herir a un tal Antonio de Segura. La pena, corriente, se aplicaba a quien se
atreviera a hacer uso de armas en las proximidades de la residencia real. No se sabe si Cervantes
En este drama, el protagonista es todo el pueblo de Fuente Ovejuna, con lo cual adquiere la obra
una grandeza épica extraordinaria.

El comendador Fernán Gómez de Guzmán interroga a sus criados, Flores y Ortuño, sobre si su
llegada a la villa es ya de conocimiento de don Rodrigo Téllez Girón, maestre de Calatrava.

Cuando le dicen que sí, les manifiesta que lo menos que puede esperar de él, es que lo trate
cortésmente.

Cuando ambas autoridades se encuentran el comendador pide el maestre que tercie en la disputa
sucesoria derivada de la muerte de Enrique VI, para lo cual le aconseja que junte a sus hombres y
tome Ciudad Real.

El comendador le ofrece los pocos hombres con que cuenta y don Rodrigo accede. En otra escena,
Laurencia y Pascuala, dos mozas del pueblo comentan los desmanes y proclividad sexual del
comendador que se ha establecido en Fuente Ovejuna.

Laurencia se queja que desde hacer un mes, Flores y Ortuño, alcahuetes de Fernán Gómez, la
persiguen para que acceda a los requerimientos amorosos del libidinoso comendador. Fernán
Gómez entra triunfante, tras su victoria en ciudad Real, a su villa de Fuente Ovejuna.

Esteban y Alonso, alcaldes de la ciudad, presentan al victorioso gansos, capones y gallinas como
claros homenajes de vasallo a señor.

El comendador se retira a descansar e intenta


llevarse consigo a Pascuala y a Laurencia.
Las muchachas se resisten a Ortuño ya Flores, quienes por la fuerza las querían llevar y se marchan
apresuradamente.

Por otro lado ante los Reyes Católicos, Fernando e Isabel, se presentan dos regidores quejándose
de los ataques sufridos por las huestes de Rodrigo Téllez Girón, quien ha recibido ayuda del
comendador Fernán Gómez.

Este último tiene en los Reyes Católicos a uno de sus más encarnizados enemigos en lo político,
Fernando envía a don Manrique a combatir a los sediciosos, quien presuroso parte con muchos
hombres.

Cerca de un arroyo, Frondoso declara su amor a Laurencia y le pide que sea su esposa.

La aparición del comendador interrumpe la escena amorosa; Frondoso se esconde tras unas
ramas y sólo sale cuando ve que el comendador trata de abusar de la indefensa muchacha. Con
ballesta amenaza a Fernán Gómez quien se ve obligado a desistir a sus inicuas intenciones.

El comendador indignado ante el atrevimiento de un vasallo promete vengarse de Frondoso.

La falta de escrúpulos de Fernán Gómez vuelve a quedar de manifestó cuando acude donde
Esteban a quejarse por el hecho que su hija no atiende a sus requerimientos amorosos en
contraste con la prontitud con que otras mujeres se rinden a sus deseos.

El alcalde de la villa le reprocha su proceder y se retira indignado. Flores y Ortuño siguen


facilitando a su señor los encuentros amorosos que éste desea tener con mujeres como Olalla e
Inés, cuyos maridos se muestran recelosos a sus recados.

Llega Cimbranos, un soldado, e informa a Fernán Gómez que don Rodrigo Téllez está a punto de
ser vencido en Ciudad Real por las huestes del rey Fernando.

El comendador ordena a Ortuño que reúna a todos sus hombres, pues, partirán a brindar ayuda a
Téllez Girón. Cerca de ahí, Laurencia cuenta a Mengo y a Pascuala lo ocurrido entre el
comendador y Frondoso, Mengo considera que Frondoso debe huir de Fuente Ovejuna, pues,
Fernán Gómez ha jurado que lo colgará de un pie.

Jacinta irrumpe la escena pidiendo socorro, pues, es perseguida por Flores y Ortuño quienes
quieren forzarla a acompañar a su señor a Ciudad Real.

Laurencia y Pascuala huyen ante el temor de ser llevadas también. Mengo se enfrenta a los
criados del comendador para evitar el atropello, pero no lo consigue.

Aparece el comendador quien ordena a sus secuaces amarrar al labrador a un roble para ser
azotado. Como Jacinta se niega a los requerimientos del villano, éste la entrega a los soldados
para que la disfruten.

Anda mungkin juga menyukai