ÉTICA EN INVESTIGACIÓN
Los cuestionamientos sobre la moral y la ética se empezaban a desarrollar desde los tiempos de los
antiguos filósofos. La palabra “ética”, etimológicamente, proviene del griego ethos, que significa en un
sentido antiguo “morada o lugar donde se habita”; posteriormente debatida por los grandes filósofos de
la antigüedad pasó a adaptarse al ser, por lo que la definición que ahora se le podría arraigar sería algo
parecido a aquel recinto interior que el hombre alberga dentro de sí, y en el que se originan sus actos (1).
Aristóteles aceptando ese aserto agregó que no sólo es el origen de los actos, sino que además habla de
un modo de ser adquirido mediante hábitos, un carácter que define la condición humana. En este sentido
[…] ethos como carácter, lo tiene cualquiera, pues cualquiera se acostumbra a ciertos hábitos a lo
largo de su vida: el quid del asunto radica en si ese ethos es libre y conscientemente adquirido, si
implicó un pensar por cuenta propia o si simplemente el individuo se ha dejado moldear por
costumbres que ha seguido sin cuestionarse, por costumbres que estableció la mayoría. La ética
así entendida se refiere a la reflexión o a la acción que se lleva a cabo pensando por cuenta propia,
razonando y cuidando de nunca dañar a nadie (2).
La moral se empieza a ver y desarrollar a la par de la evolución de la humanidad ya que, desde los inicios
de sociedades y civilizaciones, se han tenido que seguir reglas, normas, regímenes etc. En cambio la
Ética es algo más reciente es más una disciplina, algo más teórico que intenta justificar y dar razón a la
conducta moral de los individuos o grupos. Aristóteles considera que ambos vocablos son inseparables,
pues a partir de los hábitos y costumbres es que se desarrolla en el hombre un modo de ser o personalidad
(3).
En el ámbito científico, hablar de ética ha sido un tema algo polémico. Existen muchas escuelas
filosóficas que entran en conflicto para señalar lo éticamente correcto y más aún cuando se trata de
investigación y experimentación en seres humanos.
Robert Merton fue quien primero identificó estos elementos del ethos en su trabajo como etnógrafo de la
ciencia, y señaló que infringirlos puede producir tropiezos en un programa de investigación científica
(4). Merton decía que para que los científicos lleven a cabo correctamente su labor debían trabajar
dirigidos por los principios de comunidad, universalidad, escepticismo organizado e imparcialidad. El
modelo mertoniano afirma que el científico trabaja en comunidad compartiendo con sus compañeros el
trabajo personal, por lo que sus descubrimientos dejan de ser propiedad individual; y se vuelven parte
A pesar de que muchos sociólogos, filósofos y cienciólogos, de las más diversas filiaciones, dan por
cierta la descripción del ethos clásico de la ciencia propuesta originalmente por Robert Merton (5), la
práctica científica no siempre se ha apegado a sus ideas, especialmente en temas de experimentación en
seres humanos. Es a partir de una historia bastante sórdida del uso de seres humanos como sujetos de
experimentación científica que la versión moderna de la bioética y sus diversos campos han evolucionado
(4) y un ejemplo claro de ello son los estudios de sífilis en Tuskeegee.
Este fue un estudio iniciado en 1932 y tuvo una duración de 40 años (finalizó en 1972). Fue conducido
en Tuskeegee, en el estado de Alabama y fueron reclutados 400 pacientes afroamericanos de bajo nivel
socioeconómico, casi analfabetas que padecían sífilis; el estudio incluyó 200 individuos sin sífilis como
control. Los pacientes reclutados no habían dado su consentimiento para participar en el estudio y no les
fue informado de su diagnóstico. Los pacientes sólo recibieron la información de tener "Mala Sangre" y
que se les daría tratamiento gratuito. Les ofrecieron comida y transporte para el día de la consulta y 50
dólares para el pago del funeral en caso de muerte (6).
En la etapa final del estudio, más de 100 personas habían fallecido por causa directa de la sífilis o por
complicaciones de esta, así como muchas esposas contrajeron la enfermedad y un número importante de
niños nacieron con el diagnóstico de sífilis congénita.
Cabe destacar que la atención del mundo a los problemas derivados de la utilización de seres
humanos como sujetos de experimentación, sin consentimiento u otras formas de protección,
despertó con los juicios de Nüremberg, después de la Segunda Guerra Mundial (4).
En la Alemania nazi a los prisioneros de guerra se les sometía a varios experimentos por parte de los
médicos nazi, en los cuales se cometían atrocidades a los derechos humanos, en dichos experimentos los
nazis buscaban experimentar situaciones similares a las que los soldados alemanes eran sometidos en
batalla, para así poder mejorar la sobrevida y el rescate de los militares, siendo utilizados principalmente
para estas atrocidades prisioneros judíos, gitanos y rusos.
Todas las investigaciones fueron realizadas sin el consentimiento de los participantes a quienes se les
violaron sus derechos humanos. Para escudarse los médicos que realizaron dichos experimentos
afirmaron que se realizaron en favor de la investigación y la ciencia, apoyándose en el hecho de que sus
conductas no violaban ninguna norma establecida desde el punto de vista legal de su época.
Como resultado de la publicación de los detalles del estudio y las consecuentes protestas de los
ciudadanos, se designó una comisión para evaluar y determinar si el estudio se justificaba desde el punto
de vista médico y ya teniendo un veredicto de este, se ordenó detener el experimento. Se procedió a
darles el tratamiento adecuado a los sobrevivientes y se indemnizó a todos los afectados por el estudio.
El gobierno americano tuvo que pedir disculpas formales a los participantes del experimento Tuskeegee.
El código de Nüremberg contempla los principios de las tres escuelas principales de la teoría ética, que
en orden cronológico son: ética de la virtud, deontología y consecuencialismo.
Los exponentes máximos de la ética de la virtud son por excelencia los antiguos griegos como Platón y
sus virtudes cardinales (prudencia, justicia, fortaleza y templanza); Aristóteles y la Ética a Nicómaco que
refina la ética descrita por Platón; Sócrates, uno de los principales protagonistas en empezar a utilizar la
ética en la sociedad, y su caso para implementar una diferente idea de valores; e Hipócrates, que fue de
los primeros en relacionar la ética con la medicina y la sanación, mucho antes de la creación de la Bioética
como tal.
A medida que pasaba el tiempo, la mayoría de los médicos griegos desarrollaron un sistema de
tipo subjetivo más que científico. Hipócrates fue iniciador de una escuela reflexiva en la medicina
al implantar la tradición del método científico, a través de una observación cuidadosa del paciente.
El Juramento Hipocrático asienta las bases de la ética médica, estipulando una serie de lineamientos
sobre la conducta que el médico debe seguir con otros médicos, con sus alumnos y con sus pacientes.
Hoy en día ha sufrido algunos cambios (juramento Hipocrático de la declaración de Ginebra) y se ha
vuelto meramente simbólico, sin embargo aún se toman en cuenta sus 4 principios deontológicos:
o No maleficencia: esto se refiere a que los médicos no pueden realizar ningún procedimiento que
dañe al paciente, o proporcionar algún medicamento que podría matar.
o Beneficencia: que todo sea en favor del paciente.
o Autonomía: que, aunque el médico conozca a la perfección un cuadro clínico o las opciones
correctas que un paciente debería tomar, el paciente siempre tiene el poder de decidir.
o Justicia: que todo se realice de acuerdo a las normas establecidas internacionalmente.
El término deontología se deriva del término griego déon, por lo que este enfoque de la ética se basa en
la noción del “deber”. La deontología supera una limitación importante de la teoría ética de la virtud al
proporcionar una guía para la acción, en lugar de concentrarse en mejorar el carácter (4).
nos obliga a hacer por lo menos dos cosas: 1) tratar a los demás como si fueran fines en sí mismos
y no meramente como instrumentos, pues son portadores de una dignidad inherente, al igual que
uno mismo; y 2) no hacer nada que se pudiera universalizar con contradicción (4).
Jeremy Bentham, filósofo inglés, en su búsqueda de una ética basada en una realidad empírica concluyó
en que existen dos valores del consecuencialismo (/ utilitarismo) con los que se le puede hallar medida
al comportamiento ético: la búsqueda del placer y la elusión del dolor. Esta medida se obtiene mediante
un cálculo hedonista, como Bentham lo llamó, y con el cual se determinaría lo que va a originar el mayor
placer y el menor dolor.
Todas estas teorías éticas, si bien pueden ser comprendidas y calificadas individualmente como acertadas,
en conjunto tienen una serie de objeciones que no permitirían elegir a alguna por mejor. De acuerdo a la
ética de la virtud, un científico virtuoso, en este sentido, tendría que actuar de conformidad con los
Incluso después de los juicios de Nüremberg y la introducción del Código a través del Juicio de
los Médicos, tomó algún tiempo para que la ética científica comenzara a adoptar formas
institucionales, con el fin de asegurar su aplicación en la práctica. Mientras tanto, numerosas
faltas éticas siguieron ocurriendo, algunas de las cuales serían proporcionales a lo que fue
expuesto en Nüremberg (4).
Una de ellas fue el Estudio Willowbrook. Willowbrook era una institución para niños con “deficiencia
mental” en Staten Island, Nueva York. En 1965, el senador estadounidense Robert Kennedy visitó la
institución Willowbrook sin anunciarlo. Más tarde declaró que las salas eran menos cómodas y alegres
que las jaulas donde colocamos los animales en el zoológico. En 1972, el reportero televisivo Geraldo
Rivera hizo un documental sobre esta institución, el cual mostraba cómo mantenían a los niños en
condiciones de negligencia deplorable, en un lugar insalubre y sucio. Después documentó sus
descubrimientos en un libro.
Otro precepto de la Declaración es que el bienestar del sujeto debe estar siempre por encima de los
intereses de la ciencia y de la sociedad. Se reconoce que cuando un potencial participante en una
investigación es incompetente, física y/o mentalmente incapaz de consentir o es un menor, el
consentimiento debe darlo un sustituto que vele por el mejor interés del individuo.
Otro documento importante es el Informe Belmont. Este tiene un enfoque en principios éticos con la
finalidad de proteger a las personas que sean sujetos de investigación, es decir, personas con
El estudio de la sífilis en Tuskegee propició la elaboración del reporte Belmont (1974) en el que se
establecieron los principios de libertad, respeto y justicia, como pilares fundamentales de las
investigaciones en humanos y se estableció el Consejo Nacional para la Investigación Humana y los
Comité de Ética Institucionales para la Revisión de Protocolos de Investigación (6). Cada uno de esos
principios busca la mejor forma en que la investigación favorezca a los pacientes. El principio de respeto
tiene dos enfoques, el primero considera que todas las personas deben de ser tratadas con autonomía, es
decir, que son personas capaces de decidir sobre sí mismas, y la segunda que las personas con autonomía
disminuida (en estado vegetal o con alguna dificultad mental) deben de recibir protección. (11) En la
mayoría de las investigaciones en humanos se exige a las personas que serán participes de la investigación
entrar de forma voluntaria e informada de forma adecuada. El consentimiento informado es un ejemplo
de cómo se aplica este principio, ya que se les da la oportunidad de elegir si hacer el proceso o no, este
consentimiento informado consta de 3 puntos importantes: información, el cual será el conocimiento del
proceso al que será sometido el individuo, la comprensión, la manera en que se transmita la formación
de la manera más clara y comprensible, y la voluntariedad, que básicamente es la participación del
individuo en la investigación será válida solo si es voluntariamente (11).
La beneficencia busca no solo respetar y proteger a los individuos, también hace lo necesario para
asegurar su bienestar, lo principal de la beneficencia es no hacer daño y aumentar los beneficios y reducir
los daños lo más posible, este principio está basado en el juramento Hipocrático lo cual pide a los médicos
a realizar lo que más beneficie a sus pacientes de acuerdo a su juicio. Sin embargo, proteger al paciente
del daño es imposible si primero no se averigua que es lo dañino, por eso durante el proceso el sujeto
estará expuesto al peligro (11).
El principio de justicia permite que tanto beneficios como riegos sean distribuidos de forma igualitaria
entre los sujetos de estudio. Los riesgos no solo deben de aplicarse a un tipo de población vulnerable por
cuestiones religiosas, raza, sexo o estado mental. Hay injusticias cuando se les niega a los sujeto algún
beneficio al que tienen derecho, o cuando no son informados de manera adecuada (11).
Todo estudio en donde no se busque el bienestar del paciente y que se hace sin su consentimiento es un
dilema ético en el gremio médico, como también para la sociedad que ve y juzga estos comportamientos
y vela por los derechos humanos de cualquier involucrado. Por lo tanto los médicos debemos respetar
todas estas normas impuestas a nivel internacional para conservar intacta la ética en investigación.
Bibliografía
1. Sánchez González MA. Curso introductorio de bioética para profesionales de salud: ¿Qué es la
ética? [Monografía en Internet]. Ecuador: Ministerio de Salud Pública de la República del Ecuador;
2014. [consultado 10 agosto de 2018]. Disponible en: https://goo.gl/EcFdhA
2. Rivero Weber P, Pérez Tamayo R. Ética y bioética. Nexos [Revista en Internet] 2006 Julio.
[consultado 10 agosto de 2018]; (5):23-27. Disponible en: https://goo.gl/2YwhtN