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Teología y Vida, Vol. XXXIII (1992), pp.

165-178

ESTUDIOS

Eduardo Pérez-Cotapos L. ss.cc.


Profesor de la Facultad de Teología U.C.

Las parábolas de Jesús:


su sentido y adecuada interpretación (>lo)

1. IN1RODUCCION

En el conjunto del NT las parábolas gozan de una situación privilegiada. Este es un


hecho que desde hace algo así como un siglo se reconoce de modo casi unánime. Esta
situación privilegiada se funda en una doble afrrmación sólidamente sustentada por los
análisis exegéticas. En primer lugar, que las parábolas son un cuerpo de textos que, como
conjunto, prácticamente no presenta problemas de autenticidad. Es decir, que en líneas
generales su forma actual se puede hacer remontar a Jesús. Se trata de palabras que Jesús
pronunció de modo substancialmente semejante a los textos que hoy día nos entregan los
Sinópticos. Es el único grupo de textos del NT respecto del cual se puede sustentar
responsablemente esta posición. En segundo lugar, se afirma con fuerza que dada esta
excepcional condición del conjunto de las parábolas, ellas nos ponen frente a Jesús de
Nazaret de un modo único. Las parábolas son una privilegiada puerta de acceso a lo más
original de Jesús. Es decir, nos permiten un acceso a Jesús de Nazaret casi sin pasar por
la mediación de las grandes síntesis teológicas aportadas por la Iglesia del siglo 1.
La percepción de esta especialísima situación que acabamos de describir ha llevado
a prestar una atención privilegiada a los textos. Las parábolas han sido objeto de una
preocupación muy particular en el último siglo, que se ha traducido en estudios abundan-
tes y de mucha calidad. En estos estudios habitualmente están involucradas dos dimensio-
nes. De modo más evidente, siempre aparece la preocupación por el sentido de los textos
en cuanto tales. Sea la pregunta por el sentido de una o algunas parábolas determinadas,
sea la preocupación por el sentido de las parábolas como género literario: ¿Son o no son
alegorías? ¿Cómo se las debe interpretar? ¿Qué sentido tienen?, etc. Pero más de fondo, y
de modo mucho más determinante, aunque en ocasiones no se encuentre explícitamente
planteada, casi siempre está presente una pregunta global por el sentido del ministerio de
Jesús, pregunta que plantea un interrogante por lo que podemos llamar el misterio de su
persona. El entrecruzarse de estas dos dimensiones explica que el estudio de las parábolas
no haya sido, de hecho, un campo reservado a los exégetas de oficio, sino que en él se
hayan aventurado muchos autores movidos por preocupaciones específicamente teológicas
o pastorales. Estos teólogos han actuado impulsados por la convicción de que un discurso

(>lo) Oase inaugural del año académico 1992, leída el día jueves 9 de abril.
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serio sobre Jesús debe validarse, entre otras cosas, mediante un adecuado planteamiento
del sentido de las parábolas. Debe responder a la pregunta crucial de ¿por qué Jesús habló
en parábolas y qué importancia tiene este hecho para nosotros?
Al tomar en serio las problemáticas que acabamos de insinuar, queda en evidencia
que llegar a una adecuada exégesis de las parábolas de Jesús es un desafío extremada-
mente complejo. En esta ocasión quiero poner de relieve las grandes etapas que ha
seguido la investigación sobre el sentido de las parábolas de Jesús, para luego entrar a
proponer una cierta síntesis sobre un posible modo de abordarlas significativamente hoy
día, síntesis que constituye una propuesta más personal (1).

2. GRANDES ETAPAS DE LA INVESTIGACION

2.1. Adolf Jülicher

La investigación contemporánea sobre las parábolas (2) tiene su punto de partida en


la voluminosa obra de Adolf Jülicher publicada en el último decenio del siglo pasado.
Ella constituyó una suerte de revolución copérnica, que sacudió hasta los cimientos la
exégesis tradicional de las parábolas de Jesús. La obra de Jillicher está plagada de rigideces,
simplificaciones y apriorismos, pero en ella hay intuiciones que han llegado a ser las
piedras fundamentales sobre las cuales se apoya toda la exégesis posterior de las parábolas.
Son estas intuiciones las que deben ocupamos, y no la crítica de sus, hoy día, evidentes
defectos.
La primera y fundamental afirmación de Jülicher es que las parábolas no son
alegorías, sino que pertenecen al género de las comparaciones. Por lo mismo, entenderlas
como alegorías es un error, supone una radical incomprensión de los textos. Esta afirma-
ción está planteada en abierta polémica con prácticamente toda la exégesis tradicional de
las parábolas, que al menos ya desde tiempos del evangelista Marcos venía interpretando
las parábolas como si fuesen alegorías. Jülicher maneja un concepto muy negativo de la
alegoría, lo que confiere mayor pasión a su argumentación, que se transforma en una

(1) Esta presentación constituye una síntesis de mi trabajo de Tesis doctoral en Teología, presentada en la
Pontificia Universidad Gregoriana en junio de 1990: Eduardo Pérez-Cotapos Larrain Parábolas: diálogo
y experiencia. El método parabólico de Jesús según Dom Jacques Dupont. Santiago: Pontificia Univer-
sidad Católica 1991 (Anales de la Facultad de Teología Vol 42) 272 pp. Allí se puede encontrar un de-
sarrollo más amplio de estas temáticas y abundante bibliografía.
(2) Un amplio panorama de la exégesis del último siglo en E. Pérez-Cotapos op. cit. pp. 19-82. A la biblio-
grafía allí anotada y usada se puede agregar la interesante y bien documentada panorámica de Craig L.
Blomberg "Interpreting the Parables of Jesus: Where Are We and Where Do We Go from Here? en
Catholic Biblical Quarterly 53(1991) 50-78. Blomgerg. revisa la historia más reciente desde una pers-
pectiva muy personal, con frecuencia discutible, que lo lleva a concluir: ••At the very least, the way
forward in the current minefield of interpretative altematives seems to depend on finding an intermediate
route between the extremes of the more restrictive Jülicher-Jerernias tradition and the more uncontrolled
allegorizing-ehristologizing of pre- and post-critical exegesis" (!bid. p. 78). Aunque de menor amplitud,
también debe considerarse Villorio Fusco "Parabole e resurrezione. L'intervento di H. Weder nelle
discussione sulle parabole" en H. Weder Metafore del Regno. Le parabole di Gesu: ricostruzione e
interpretazione. Brescia: Paideia 1991 pp. 373-389. En este trabajo Fusco continúa sus valiosas publica-
ciones previas, que he usado ampliamente, modificando algunos de sus juicios. Me referiré de modo
especial a estos dos trabajos, no elaborados en la obra señalada en la nota anterior.
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suerte de abierta guerra contra la alegoría. Como suele suceder en las polémicas, muchos
de los planteos de Jülicher son extremadamente rígidos y simplificadores. Pero su afirma-
ción básica de que las parábolas no son alegorías ha pasado a ser parte del patrimonio
común de la exégesis actual (3).
En correlación con la afirmación de carácter literario ya señalada, en Jülicher hay
una segunda gran afirmación de carácter propiamente hermenéutico. Esta consiste en el
rechazo de la alegoresis (4) como método interpretativo de las parábolas. Esto significa
que se rechaza como inadecuada a la condición parabólica de los textos una exégesis que
intente buscar en las palabras de Jesús enseñanzas doctrinales, éticas o espirituales más O
menos ocultas bajo el velo de las imágenes. La alegoresis entiende las parábolas como
textos destinados a transmitir altas verdades espirituales, entregadas en un lenguaje cifrado,
a fin de que sólo puedan ser comprendidas por aquellos que poseen las claves de interpre-
tación del mismo. Es decir, como textos destinados a un selecto grupo de iniciados en los
misterios del Reino (5).
Junto con rechazar la alegoresis, Jülicher propone positivamente una nueva
hermenéutica de los textos. Para Jülicher los textos sólo pueden ser correctamente enten-
didos si son enraizados en su contexto original O primero, es decir, en el ministerio de
Jesús. Y el ministerio de Jesús, Jü1icher lo ve determinado por la proclamación del
reinado de Dios (6). Desde las categorías de la teología liberal decimonónica Jü1icher
imagina el ministerio de Jesús como una actividad de predicación a las multitudes de la
Galilea. Multitudes sencillas, bien dispuestas a escucharlo, pero de poca capacidad espe-
culativa. Para dirigirse a ellas Jesús usa ejemplos sencillos tomados de la vida cotidiana,
que le sirven como comparaciones para explicar los valores del Reino de Dios (7). Para
Jü1icher las parábolas son instrumentos pedagógicos usados por Jesús, maestro de la
verdad y predicador del Reino, para enseñar a los sencillos. Es fácil percibir la importan-
cia de este principio hermenéutico consistente en vincular los textos con el ministerio
concreto de Jesús. Es un principio que impide acercarse a ellos para buscar verdades
universales y atemporales. Todo lo que nos digan las parábolas tiene que ver, en primer

(3) Aunque actualmente, contra la afinnación inicial de Jülicher, se acepte que puede haber rasgos alegóricos
en los textos. Pero ellos no privan a las parábolas de su funcionamiento fundamentalmente comparativo.
Un reciente tratamiento global de la exégesis de las parábolas, desde una óptica muy favorable a la
alegoría en el artículo citado de Blomberg. Como señala, la primera tesis que polémicamente quiere
sustentar es que "the canonical parables are bolh more allegorical and more authentic than is usually
admitted" (c. L. Blomberg op. cit. p.51).
(4) Se entiende por tal la interpretación alegórica de un texto no alegórico. El ténnino no pertenece a
Jülicher, sino a una elaboración posterior, que intenta clarificar algunos aspectos algo confusos del
pensamiento de Jülicher sobre este punto. Para una distinción de tenninología cf. Hans-Josef Klauck
Al/egorie und Al/egorese in synoptischen Gleichnistexten. Münster: Aschendorff 19861. vm + 410 pp.
(5) En este sentido fue entendida la llamada Teoría de las parábolas planteada por Mc en su "Discurso de
las Parábolas" (cf. Mc 4, 10-12). Sobre este texto ver Mary Ann Beavis Mark's Audience: The Literary
and Social Selling of Mark 4.11-12. Sheffteld: JSOT 1989 (JSNT Supo 33) y Vittorio Fusca Parola e
Regno. La sezione del/e parabole (Mc 4,1-34) nella prospellilla marciana. Brescia: Morcelliana 1980.
(6) Esta insistencia en la centralidad del Reino de Dios en el ministerio de Jesús es uno de los grandes
aportes de Jülicher a la exégesis. Desligado del problema de las parábolas, es un elemento que le ha
conferido un color nuevo a la exégesis de los sinópticos.
(7) Jülicher, sin embargo, entiende el Reino de Dios como la propuesta de una serie de valores morales
universales. Son fundamentalmente nonnas éticas respecto del tipo de relación que se establece con
Dios, a quien se debe reconocer como Padre bueno y misericordioso, y con el prójimo, a quien se debe
reconocer como hennano.
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lugar, con el concreto ministerio de Jesús (8). Sólo en un segundo momento es lícito
plantearse la pregunta por un sentido más amplio.

2.2. Charles Harold Dodd

Partiendo de estos principios exegéticos básicos planteados por Jülicher se inició un


amplio y muy fructífero trabajo sobre las parábolas. Este trabajo consistió, en un primer
momento, en matizar las unilateralidades y pulir las rigideces de JÜlicher. Pero la exégesis
posterior debió enfrentar un problema más de fondo, que dice relación con la imagen
liberal de Jesús subyacente a la hermenéutica de JÜlicher.
En el primer decenio de este siglo, especialmente por obra de Johannes Weiss y
Albert Schweitzer, se produce una profunda recuperación de la dimensión escatológica
del ministerio de Jesús. Sus estudios ponen de manifiesto que Jesús no es el amable
predicador que se dirige pedagógicamente a las multitudes de la Galilea, que lo siguen
embelesadas por su mensaje de fraternidad universal y de invitación a la confianza en
Dios. Muy por el contrario, Jesús aparece como un ardiente profeta que proclama la
inminente irrupción del Reinado de Dios y llama a la conversión para poder entrar en él.
El mensaje escatológico de Jesús encontró fuerte resistencia de parte de las autoridades
de Israel, particularmente de los fariseos. Su ministerio se desenvolvió en medio de un
creciente conflicto que culminó con su muerte. Desde esta nueva perspectiva, las parábolas
de Jesús son comprendidas de modo enteramente diverso al de JÜlicher.
El primero en asumir plenamente el desafío planteado a la exégesis de las parábolas
por la renovación escatológica es Charles Harold Dodd, en su conocida obra sobre las
parábolas del Reino, publicada en 1935. Para Dodd el ministerio de Jesús constituye el
inicio del tiempo escatológico, tiempo en el cual el poder de Dios ha comenzado a operar
efectivamente. Por lo mismo, tiempo de crisis, en cuanto en él se está llevando a cabo un
discernimiento entre quienes reconocen el actuar de Dios y quienes se cierran a él. Es el
tiempo de la decisión. De acuerdo a esta perspectiva, para Dodd "la enseñanza de Jesús
no es la lenta y paciente exposición de un sistema hecha por el fundador de una escuela.
Se refiere, por el contrario, a una breve y tremenda crisis que tiene a Jesús por protagonista
y es producida de hecho por su aparición" (9). Desde esta percepción del ministerio de
Jesús se impone como una evidencia la necesidad de situar las parábolas en su contexto
original. Dodd plantea un clarísimo principio interpretativo de las mismas: "Es de esperar
que las parábolas aludan a la situación concreta y crítica en que se hallaban Jesús y sus
oyentes; y cuando nos preguntamos por su aplicación debemos centramos no en el terre-

(8) Como autorizadamente señala Fusco: para Jülicher "le parabole hanno un'applicazione estremamente
concreta, legata aHe situazioni del ministero di Gesu; fu poi purtroppo la prospettiva generale ispirata
alla teologia liberale a vanificare la scoperta linguistica: le parabole rinviano al ministero di Gesu,
questo pero a sua volta, tutto intero, viene ricondotto aHa situazione generica e puramente didattica di un
qualsiasi maestro religioso. Ed in effetti fu proprio questa, fra le tesi di Jülicher, non solo a non essere
coinvolta neHa crisi della teologia liberale ma ad essere valorizzata, contro tutte le intenzioni di Jülicher,
per riscoprire neHe parabole la dimensione escatologica e, almeno implicitamente, anche cristologica.
Dodd e Jeremías non ebbero bisogno di modificare questa tesi linguistica sul meccanismo parabolico: fu
sufficiente loro recuperare la prospettiva piu generale che Jülicher aveva misconosciuto, il carattere
escatologico e implicitarnente cristologico del ministero di Gesu, al quale rinviano le parabole» (Vittorio
Fusco Parabole e resurrezione p. 375).
(9) C. H. Dodd Las Parábolas del Reino. Madrid: Cristiandad 1974, pp. 33-34.
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no de los principios generales, sino en la situación particular en que fueron pronunciadas


las parábolas" (10).

2.3. Joachim Jeremías

La perspectiva de trabajo iniciada por Dodd es continuada por Joachirn Jeremias en


su obra Las parábolas de Jesús, publicada en 1947. El trabajo de Jeremias es un modelo
de laboriosidad y de consecuente aplicación de una metodología. Este es un mérito
innegable que le ha sido ampliamente reconocido. Jeremias entiende las parábolas como
eficaces armas de combate usadas por Jesús contra los fariseos. Para Jeremias el objetivo
primario de las parábolas no es la proclamación de una verdad, la simple pedagogía, sino
que ellas son instrumentos de lucha, de prueba, de argumentación. En ellas siempre se
está transparentando un conflicto, en relación al cual deben ser interpretadas. Esta
conflictividad tiene que ver con el anuncio de la inminente irrupción del reinado de Dios
y la crisis escatológica a ella conexa. En este contexto las parábolas son entendidas como
comparaciones destinadas a transmitir una única idea o verdad (11) que sirven a Jesús
como contundentes argumentos contra sus adversarios, los fariseos.
El trabajo propiamente teológico de Jeremias, sin embargo, está orientado por una
inquietud mucho más estrecha que la de Dodd. Como señala el mismo Jeremías "Mi
propósito es intentar penetrar en la forma más antigua que se pueda alcanzar de la
predicación parabólica de Jesús" (12). Su intento es el de situar las parábolas de Jesús en
su lugar histórico original, pero desde una perspectiva que podríamos catalogar de
arqueologizante. Esta atención tan fuertemente centrada en la reconstrucción de la
ipsissima vox Jesu deja en evidencia la gran debilidad de este tipo de metodología. No
basta con poder acceder, mediante una reconstrucción histórica, a la forma original de las
parábolas para que ellas automáticamente tengan sentido para el hombre de hoy. Se las
puede tratar como hermosos objetos de museo, deslumbrantes por su perfección, pero en
definitiva irrelevantes para el hombre de hoy. Es decir, el tipo de metodología usado por
Jeremias al amarrar tan íntimamente las parábolas a un determinado momento histórico y
a la crisis escatológica vinculada al ministerio de Jesús parece dejarlas irremisiblemente
ancladas en un lejano pasado y, en el sentido más radical, hacerlas "insignificantes" para
el hombre actual. Queda en evidencia un profundo vacío hermenéutico. En términos muy
concretos este vacío podemos graficarlo como una capacidad de decir muchas cosas
sobre las parábolas y su época, unida a una incapacidad profunda de hacerlas iluminadoras
de la vida del hombre actual. Sabemos muchas cosas sobre los textos bíblicos y sobre los

(10) [bid. p. 34.


(11) Este aspecto es uno de los elementos centrales del planteamiento de Jeremias, pero a la vez uno de los
más criticados. Un severo crítico es J. Sider: "TIte one-point theory is the most influential and the most
pemicious part of Jü1icher' s legacy to a century of interpretatioo. What every seminary graduate remembers
about the parables is that allegorizing is wrong and that every parable makes one main poinL But any
informed student of literature knows that these options are ill-framed - that an extended analogy of
Spenser, Shakespeare, or Miltoo, or a metaphysical conceit of Donne's, is neither an allegory to be
interpreted down to the last minute detail nor a comparison limited to a single point of resemblance"
(JoOOSider "Nurturing Our Nurse: Literary Scholars and Biblical Exegesis" en Christianity and Literature
32(1982) 17-18; citado de acuerdo a C. L. Blomberg [nterpreting the Parables of Jesus p. 78 nota 126).
(12) J. Jeremias Las Parábolas de Jesús. Estella: Ed. Verbo Divino 1984 p. 12. Se trata del prólogo a la
sexta edición alemana.
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procesos evolutivos por ellos sufridos, pero no sabemos para qué puedan servir esos
mismos textos hoy día (13). Para muchos, las parábolas llegaron a aparecer como
Delikatessen para historiadores y especialistas en estudios literarios, pero inadecuadas
para la predicación y la orientación de la vida de los hombres concretos, con sus problemas
concretos.
Sintetizando, la obra de Jeremias es la culminación de un largo trabajo de 60 años
sobre las parábolas. El cauce abierto por Jülicher se mostró extremadamente fructuoso, al
punto que, sin exageraciones, se puede decir que es justamente en el campo de las
parábolas donde la exégesis crítica de los sinópticos ha alcanzado uno de sus mejores
logros. Pero, paradójicamente, la misma obra de Jeremias, más allá de su brillo exterior,
pone de manifiesto los síntomas de una grave crisis. De modo difuso, pero cada vez más
nítidamente, comienza a eXpresarse un profundo malestar contra un tipo de exégesis que
no logra decir una palabra realmente interpeladora al hombre actual. El problema de
cómo interpretar adecuadamente las parábolas de Jesús se abre así nuevamente.

3. LAS INVESTIGACIONES MAS RECIENTES

El itinerario de los estudios posteriores a Jeremias es complejo y difícil de trazar


con nitid~z. Hay muchas búsquedas diversas, a veces con escaso diálogo entre las distin-
tas escuelas exegéticas. Hay un malestar frente a la obra de Jeremias ampliamente com-
partido, pero no se da la misma coincidencia respecto de los nuevos caminos a seguir.
Intentemos trazar algunas grandes líneas del proceso seguido por la exégesis de las
parábolas en los últimos 25-30 años (14).

3.1. Continuadores de Jeremias

En primer lugar debemos señalar un grupo amplio de exégetas y de pastores que no


han llegado a percibir con claridad el problema planteado por una exégesis como la de
Jeremias. Se sienten tranquilos con poder repetir los datos históricos y literarios acumula-
dos sobre las parábolas sin mayor inquietud por su relevancia para el hombre actual.
Normalmente no se trata de propuestas falsas, de errores, sino de una no percepción de lo
que hemos llamado el vacío hermenéutico de la propuesta de Jeremias. En el ámbito
hispanoparlante, especialmente en ambientes católicos, esta actitud parece ser la predomi-
nante (15).

(13) Estos aspectos de la obra de Jeremías han sido ampliamente criticados. Fusca resume así los principales
reparos: "Critiche non mancarono, soprattutto all'unilaterale concentrazione di Jeremias sugli ipsissima
verbo lesu e alla sua svalutazione di tutte le interpretazioni postpasquali ridotte a null'altro che velo da
lacerare per far riemergere il volto del Figlio dell'uorno; al suo disinteresse per la problematica ermeneutica
del significato delle parabole per nol" 01. Fusca Parabole e resurrezione pp. 375-376).
(14) En E. Pérez-Cotapos Parábolas: diálogo y experiencia pp. 46-82 se puede encontrar un análisis detalla-
do de estas diversas búsquedas, con abundantes indicaciones bibliográficas. Suponiendo como base esos
análisis, en este momento me interesa poner de relieve algunas grandes líneas de fuerza de este proceso,
10 que supone una actitud menos analítica y más interpretativa del mismo.
(15) Una positiva excepci6n es José Luis Espinel La poesía de Jesús. Salamanca: Libros San Esteban 1986.
295 pp. En un nivel de buena difusi6n cabe señalar corno obras interesantes: José R. Carballo Las pará-
bolas. Madrid. Ed. Biblia y Fe 1991 (J'VuevosHorizontes N" 22) 128 pp. Y Daniel Marguerat Parábolas.
Estella: Ed. Verbo Divino 1992 (Cuadernos Bfblicos N" 75).
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3.2. Intentos retrógrados

Luego podemos señalar una serie de intentos algo diversos, pero que a mi entender
se caracterizan por una postura fundamentalmente retrógrada. Al percibir la dificultad
que plantea el vincular los textos a la concreta situación histórica del ministerio de Jesús
estos exégetas tienden a desvincularlos de ella. Es decir, a hacer de las parábolas meros
vehículos de valores o verdades universales y atemporales. Se trata de un retomo a una
actitud de fondo semejante a la que subyacía a la interpretación alegórica. Pero como el
hombre de hoy ya no es tan sensible a los valores específicamente religiosos, se tiende a
interpretar las parábolas en la línea de una propuesta de valores humanos básicos. El
amplio espectro de las interpretaciones seculares, estéticas o existenciales, de las parábo-
las de Jesús, a pesar de su aparente novedad, se inscriben en esta actitud que me atrevo a
calificar de retrógrada. No es raro que los mismos predicadores, buscando actualizar su
interpretación de los textos, lleguen a este tipo de exégesis (16).

3.3. Hacia una nueva sensibilidad

Junto a las dos posturas que acabamos de señalar, se ha ido abriendo camino una
nueva exégesis de las parábolas. O quizá más propiamente una nueva sensibilidad frente
a la interpretación de las mismas, ya que no se trata de una única línea de trabajo, sino de
una serie de aportes que parecen ir apuntando en una misma dirección. Es decir, no se ha
tratado de propuestas caóticas, sino de tanteos que van insinuando la posibilidad de llegar
a una nueva síntesis, aunque ella aún no esté lograda (17). Como este trabajo se ha
desarrollado en contraposición a la exégesis de Jeremias, también quiero presentarlo acá
en contraposición a la misma.

3.3.1. Síntesis doctrinal vs. interpelación personal

En la segunda parte de su libro Jeremias intenta una ordenada síntesis del Mensaje de
las parábolas de Jesús. Le permite hacerlo su opinión de que si se busca el sentido
original de las parábolas de Jesús "resulta que la imagen de conjunto queda simplificada
de modo sorprendente. Se ve que muchas parábolas expresan la misma única idea, sólo
que con imágenes diferentes .... Unas pocas ideas capitales, sencillas, aparecen con toda
su fuerza. Jesús no se cansa nunca de inculcar, eQ imágenes siempre nuevas, las ideas
centrales de su mensaje" (18). Contra este intento de ordenar el mensaje de las parábolas
en síntesis doctrinales bien estructuradas, se comienza a insistir en su dinámica
interpeladora. Ellas no están dirigidas al intelecto, sino a la voluntad, para mover a la
conversión. No son logradas secciones de una síntesis doctrinal, sino interpelaciones en
orden a una conversión.

(16) Por ejemplo, la frecuente interpretaci6n de la parábola de "El sembrador" como un mero llamado a la
perseverancia en las adversidades. Cf. Dan Otto Via The Parables. Their Lilerary and Exislenlial
Dimension. Philade1phia: Fortress 1967.
(17) Las propuestas que vienen a continuaci6n representan un intento reinterpretativo del momento actual,
que es de mi responsabilidad, aunque dependa muy directamente de los planteamientos de Jacques
Dupont. Cf. E Pérez-Cotapos Parábolas: diálogo y experiencia p. 83-214, donde se puede encontrar una
exposici6n del pensamiento de Dom Dupont sobre las parábolas de Jesús.
(18) J. Jeremias Las parábolas de Jesús p. 143.
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Este es el gran aporte del movimiento teológico conocido habitualmente como


Nueva Hermenéutica (Emest Fuchs y Eberhard Jüngel, fundamentalmente). Su punto de
partida es de tipo teológico, pero llegan a buenos análisis en el nivel propiamente literario.
Centrándose, en primer lugar, en el análisis del lenguaje insisten en que éste no es un
mero sistema de expresión del pensamiento, un vehículo para la comunicación de ideas.
El lenguaje no se limita a informar, sino que solicita una respuesta personal; pone a su
destinatario en una situación nueva que exige de él una actitud nueva. Las parábolas de
Jesús, por lo mismo, no son meros ejemplos informativos de las características del reinado
de Dios. Una parábola bien lograda modifica sustancialmente la vida de sus destinatarios
al entreabrirles nuevos horizontes y al constreñirlos al mismo tiempo a tomar una decisión.
Las parábolas de Jesús no son en primer lugar una simple exhortación a un cambio moral,
sino una expresión de la conciencia que Jesús tiene de su propia situación, del sentido
último del momento presente. Son una posibilidad ofrecida a sus destinatarios para entrar
en dicho sentido, son un apoyo destinado a abrir los ojos y permitir el reconocimiento de
la acción llevada a cabo por Dios en el ministerio de Jesús. Exigen una decisión personal,
pero también son expresión de la gracia de Dios que viene en ayuda del hombre.
Frente a la rigidez y racionalismo de los planteamientos de Jeremias, la Nueva
Hermenéutica insiste en que las parábolas de Jesús son relatos que buscan conducir a
una decisión existencial y no simples medios de información (19). La parábola que alcan-
za su meta es aquella que logra involucrar a su destinatario en el relato hasta el punto de
hacerlo emitir un juicio personal sobre el mismo. Tal como hizo el profeta Natán con el
rey David (20). Desde esta perspectiva se valora mucho elfinal abierto característico de
una apreciable cantidad de parábolas evangélicas (21).

3.3.2. Lenguaje argumentativo vs. lenguaje poético

En directa relación con esta problemática que acabamos de señalar se ha llevado a


cabo una profunda valoración de las dimensiones poéticas del lenguaje parabólico. Para
Jeremias, en continuidad con Jülicher, por su dimensión comparativa, las parábolas de
Jesús tienen una función fundamentalmente argumentativa. Ya la Nueva Hermenéutica
reconoce que esta es una perspectiva muy estrecha. Las parábolas de Jesús poseen un
carácter en alguna medida revelador, creador de nuevas posibilidades, develador de hori-
zontes nuevos, manifestador del sentido último de las cosas. En esto consiste la dimensión
poética del lenguaje. No en la mera expresión de sentimientos con delicadas palabras,
sino fundamentalmente en la capacidad de redescribir la realidad, de crearla de nuevo

(19) Para ser justos se debe señalar expresamente que este aspecto de llamado a una decisión existencial no
se encuentra enteramente ausente en el trabajo de Jeremias. Está presente, y dicho con claridad, pero no
es un elemento determinante en la forma básica de conducir su exégesis. Creo que esta sensibilidad está
bien reflejada en la frase inicial de la Conclusión de su obra: "Si intentamos recuperar el sonido primiti-
vo de las parábolas, hay una cosa que ante todo se nos presenta clara: todas las parábolas de Jesús
obligan a los oyentes a tomar posición sobre su persona y sobre su misión" (J. Jeremias lAs parábolas de
Jesús p. 277. En nota remite a los trabajos de E. Fuchs sobre el punto).
(20) Cf. 2 Samuel12, 1-7.
(21) Se entiende por esto el hecho de que en muchas parábolas no se presenta la respuesta del personaje al
cual se dirige la interpelación del personaje central del relato. No sabemos qué hizo ftnalmente el hijo
mayor de la parábola del hijo pródigo, ni tampoco si el obrero de la primera hora aceptó las razones que
le daba el patrón de la viña. Es el destinatario de la parábola el que está invitado a involucrarse en el
relato y dar su propia respuesta.
LAS PARABOLASDEJESUS 173

al mirarla con mayor calidad y hondura hasta el punto de descubrir en ella dimensiones
nuevas. El poeta es el que ve la realidad con ojos nuevos y que, al hacerlo, nos ayuda a
tener nuevos ojos, a tener una mirada libre de lugares comunes y de simplificaciones (22).
Cuando Jesús quiere ayudar a entender el sentido profundo de su ministerio, la
dimensión mesiánica de su actuar no se contenta con usar bien elaboradas e irrebatibles
argumentaciones lógicas (23). Ellas serían, en definitiva, completamente inadecuadas para
el fin que quieren lograr. Lo que impide entrar en el sentido profundo de la misión de
Jesús no es la dificultad para seguir un raciocinio lógico, sino la imposibilidad de ver las
cosas como Ellas ve. Lo que debe ser cambiado son los parámetros globales desde los
cuales se está mirando la realidad. Es necesario abrirse a una novedad que viene a
cuestionar nuestros esquemas habituales de comprensión del mundo. Las parábolas están
invitando a una conversión. Pero esta conversión no consiste simplemente en la modifica-
ción de determinadas conductas, sino en imprimirle un sentido nuevo, una orientación
globalmente distinta a la propia vida. El lenguaje adecuado para invitar a este tipo de
conversión no es el de la argumentación lógica, sino el de la propuesta poética que
despliega ante los ojos horizontes nuevos (24). Y cuando se ha llegado a tener ojos
nuevos, se hace posible entender las exigencias éticas que implica el seguimiento de
Jesús. El lenguaje poético es un lenguaje adecuado para proponer la trastornadora novedad
del mensaje de Jesús: que Dios ha iniciado la instauración de su reinado. Al usar Jesús
este tipo de lenguaje poético no solamente nos está comunicando un mensaje o exhortando
a la conversión, sino que nos está ayudando y acompañando en el proceso de descubri-
miento del misterio de su persona y de aceptación de su mensaje (25). Las parábolas
pueden ser entendidas así como un don de la gracia de Dios.

(22) Es precisamente en relación a este tipo de búsquedas que se ha comenzado a sugerir la posibilidad de
ligar literariamente la parábola a la metáfora y no a la comparación, como lo hacía Jülicher. Esta
prometedora línea de trabajo ha propuesto también una cierta redefinición de lo que es la metáfora. Hoy
día se la considera "un fenomeno di tensione, provocata dall' accostamento di due termini appartenenti a
campi semantici diversi e normalmente separati, tale da sprigionare una nuova carica di significati, tanto
piu forte e creativa quanto piu sorprendente e l' accostamento, ... E appunto questo sovraccarico semantico
insito nellinguaggio metaforico, che lo rende intraducibili in termini puramente concettuali, polivalente
e in qualche modo inesauribile, ad aver richiamato su di esso l'attenzione per la problematica del
linguaggio del regno e in particolare per le parabole" (Y. Fusco Parabole e resurrezione pp. 376-377).
(23) Vittorio Fusco es uno de los que actualmente insiste con mayor fuerza y lucidez en la presencia de al
menos una dimensión argumentativa en las parábolas. Da un paso nuevo en su planteamiento cuando
señala: "E un funzionamento che possiamo defmire dialogico-argomentativo; a patto di non legare al
termine argomentativo reminiscenze di una certa apologetica a oltranza rnirante a schiacciare l' avversario;
es so pero ci aiuta, in mancanza di meglio, a impedire che dialogico faccia pensare a una specie di tavala
rotonda in cui viene data la parola alle varie posizioni mettendole tutte sullo stesso piano: la parabola
vuole aiutare l'interlocutore a liberarsi di un suo vecchio punto di vista per aderire a quello di Gesu"
(Y. FuscoParabolole e resurrezione p.374).
(24) Este proceso ha sido comparado por algunos exégetas con el vuelco que implican las grandes revolucio-
nes científicas, que no consisten primariamente en el descubrimiento de nuevos datos, sino en una
manera nueva de ordenar los datos que ya de antemano se tenían. Un análisis clásico en esta línea es el
de T. S. Kuhn La estructura de las revoluciones científicas.
(25) Cf. Jean-Pierre Mantigne Le Martre tks signes. Paris: Cerf 1987. Particularmente el interesantísimo ca-
pítulo 4°: "La parabole ou la stratégie du salut" (pp. 141-174). Tiene razón Fusco en señalar que esta
perspectiva no es radicalmente opuesta a una cierta dimensión argumentativa de los textos: "Anche J. P.
Manigne ... accetta un' argomentativitil intesa non in senso intellettualistico o pedagogico, ma come
strategia. mascheramento, gioco di astuzia e di sorpresa, dettato dall'amore e vollo al superamento di
una resistenza: intesa in tal senso non e affatto in contrasto con la poetica dellinguaggio parabolico"
(Y. Fusco Parabole e resurrezione p. 374, nota 7).
174 EDUARDO PEREZ-COTAPOS L.

3.3.3. El nexo que une a las parábolas con su autor

Una nueva comprensión de las parábolas a partir de estos dos grandes principios
metodológicos que acabamos de sei'ialar exige un replanteamiento del asunto del nexo
existente entre Jesús y las parábolas evangélicas. Jeremias insiste con fuerza, y tiene
razón en hacerlo, que las parábolas necesitan ser situadas en el contexto histórico del
ministerio de Jesús para poder ser bien interpretadas. Pero este trabajo de enraizamiento
histórico Jeremias lo lleva a cabo desde una perspectiva algo estrecha, que podríamos
calificar como de tendencia historicista. Con frecuencia se queda en los elementos exte-
riores, incluso de mera ubicación en el ambiente natural o cultural. Estos son elementos
interesantes, pero no son todo. Especialmente cuando se está atento a la problemática
hermenéutica en tomo a la actualidad de los textos.
En un texto poético el autor no sólo dice algo, sino que de algún modo se dice a sí
mismo. Todo texto poético es una puerta de acceso a lo más íntimo de su creador. Las
parábolas son textos poéticos de una calidad altamente personal, en los cuales Jesús está
entreabriéndonos un acceso a lo más profundo y personal de su experiencia interior. Estas
dimensiones podemos situarlas en lo que dice relación a su conciencia mesiánica y a su
intimidad con el Padre. Las parábolas están en íntima relación con el concreto ministerio
mesiánico de Jesús, pero en cuanto en él están en juego estas dos dimensiones fundamen-
tales.
En las parábolas de Jesús está subyacente un presupuesto fundamental: que en este
concreto momento histórico su actuar y el de Dios coinciden. Aquí y ahora, en el actuar
de Jesús, Dios está estableciendo su Reino. A pesar de lo desconcertante que esto pueda
significar para los judíos. Dios establece su reinado acercándose misericordiosamente a
los pecadores y actuando en esa debilidad y ocultamiento que caracterizan el ministerio
de Jesús. Este es precisamente el gran secreto que subyace a las parábolas, es lo más
hondo que ellas quieren comunicar. Son una suerte de clamor de Jesús a sus contemporá-
neos: ¡Abran lo ojos, dejen de lado sus ilusorias imágenes sobre lo que debiera ser la
acción de Dios y dense cuenta que aquí, ahora, en medio de ustedes, está el Mesías de
Dios! Son textos en los cuales se nos devela la certeza de Jesús sobre la calidad mesiánica
de su actuar y a la vez su pasión porque su pueblo se abra a la acción de Dios.
Las parábolas de Jesús nos permiten entrever también el misterio de la intimidad
existente entre El y su Padre. Esta intimidad se expresa en forma de una incondicionada
certeza de que el Padre está junto a El, y que por lo mismo su ministerio sólo puede tener
un final exitoso. Aun cuando su actuar concreto se desenvuelva en el ocultamiento, el
rechazo, el aparente fracaso. La certeza profunda en una abundantísima cosecha que
manifiesta la parábola del Sembrador no es el resultado de una mera observación de los
hechos, sino expresión de una certeza que se fundamenta en la experiencia filial de Jesús.
El Padre jamás permitirá que su obra termine en un fracaso definitivo. Después de la cruz
está siempre la resurrección, que constituye la palabra definitiva y final.
Las parábolas de Jesús en cuanto expresiones de su conciencia mesiánica y del
vínculo filial que lo une al Padre poseen una profunda carga cristológica, no siempre
suficientemente destacada. Ellas no sólo nos transmiten un mensaje, sino que nos entreabren
el misterio profundo de la persona del mensajero. Nos dan acceso a la intimidad de su
autor. Entendidas desde este ángulo, las parábolas de Jesús adquieren una carga teológica
nueva, que se entronca con la calidad literaria de los textos mismos. Es decir, una carga
LAS PARABOLAS DE JESUS 175

teológica respetuosa de la condición encamada de la Palabra de Dios y de los géneros


literarios en que ella se expresa (26).

3.3.4. Las parábolas: reveladoras del estilo de actuar de Jesús

En directa correlación con este aspecto que acabamos de señalar surge una última
línea de desarrollo de la nueva sensibilidad sobre las parábolas que hoy quisiera destacar.
En un lenguaje poético, como el que hemos señalado para las parábolas, resulta absoluta-
mente imposible separar forma de contenido. Para el artista la forma del texto es parte
integral del contenido del mismo. Su mensaje no puede ser entregado, al menos del modo
como él lo hace, en otra forma, o en un discurso argumentativo. Si nos acercamos desde
esta perspectiva a las parábolas de Jesús se nos hace indispensable preguntarnos qué
sentido propiamente teológico tiene el que Jesús haya usado esta forma de lenguaje. No
basta con preguntarse por el contenido de los textos, sino que resulta indispensable
abordar con seriedad el asunto del valor teológico de la forma. Este asunto se ha planteado
como la clásica pregunta del por qué Jesús habló en parábolas.
Dejando de lado el recuento de las diversas respuestas dadas a esta cuestión a lo
largo del tiempo, desde esta nueva metodología que he tratado de describir se pueden
recoger algunas sugerencias interesantes (27).
El lenguaje parabólico de Jesús deja entrever claramente que El no entiende su
actividad de proclamación del reinado de Dios como el anuncio de una serie de verdades
intelectuales o morales que deban ser aceptadas racionalmente por sus oyentes. Ser men-
sajero del Reino consiste en ayudar a descubrir el sentido último de lo que está sucedien-
do en este momento, ante los propios ojos. Es decir, aprender a descubrir la novedad
inaudita que representa el ministerio mesiánico de Jesús, el que cualifica de otro modo el
tiempo presente. Al hablar en parábolas Jesús está intentando abrir los ojos de sus oyen-
tes, para que, saliendo de imágenes preconcebidas de lo que debe ser el quehacer de Dios,
aprendan a reconocer su actuar concreto en Jesús. Las parábolas no están ocupadas en
argumentos doctrinales o disquisiciones abstractas. Su preocupación primera es muy
concreta: se refieren al actuar de Jesús y al actuar de los hombres. Les interesa poner de
manifiesto por qué Jesús actúa de este modo que a muchos puede desconcertar. Pero por
sobre todo les interesa decir claramente que este actuar de Jesús es la acción de Dios hoy
día. No se puede pretender ser fiel a Dios desentendiéndose de lo que concretamente
Jesús está haciendo. Y si se llega a descubrir este sentido del actuar escatológico de Dios
en Cristo, la vida del hombre adquiere connotaciones muy nuevas. No es posible mante-
ner los antiguos comportamientos, se impone un cambio radical, es indispensable respon-
der a la acción de Dios mediante un actuar enteramente renovado. Es decir, a las parábolas
de Jesús les interesa el comportamiento de sus oyentes, pero no de modo moralista, sino
desde una perspectiva teocéntrica. Si Dios está actuando de este modo, lno se impone
acaso un cambio radical de conducta? Es lo que con nitidez percibe el administrador
injusto de la parábola (Lc 16, 1-8): ante una situación absolutamente nueva e inesperada
(le quitan la administración de los bienes de su señor), se impone con urgencia un
comportamiento nuevo. A las parábolas les interesa producir una modificación de conductas

(26) Cf. Dei Verbum N" 12.


(27) En esto sigo bastante de cerca las propuestas de Jacques Dupont sobre La mélhode paraboliqUi! de Jésus.
176 EDUARDO PEREZ-COTAPOS L.

en sus oyentes, pero a partir de una nueva comprensión del actuar de Dios. A partir de
una nueva comprensión del valor teológico del presente. No como resultado de la mera
imposición de normas éticas.
La actitud de Jesús frente a los destinatarios de sus parábolas es muy delicada.
Ellos no son ni discípulos a los cuales haya que adoctrinar en las más sutiles verdades de
la fe, ni tampoco enemigos que han asumido lúcidamente una actitud combativa contra
Jesús. Se trata de personas que no logran entrar en la óptica de Jesús, no logran ver las
cosas como Ellas ve. No es que estén mal dispuestos frente a Jesús, que sean agresivamente
contrarios. Pero no pueden aceptar su mensaje porque aún no han llegado a ver las cosas
como El las ve. Lo que necesitan no son argumentos destinados a su razón, ni tampoco
imperativos éticos planteados a su corazón. No está allí la dificultad mayor que les
impide seguir a Jesús (28). Lo que necesitan son ojos nuevos que les permiten ver toda la
realidad desde otro punto de vista: el de Jesús.
Por lo mismo el parabolista entra en una suerte de diálogo con sus interlocutores.
Un diálogo que se desarrolla mediante un relato parabólico que tiene algo de esfuerzo de
imaginación o, incluso, de juego. Jesús comienza el relato poniéndose en el lugar de sus
oyentes, asumiendo sus desafíos, reconociendo que desde su punto de vista actual tienen
razón en juzgar de este modo la situación. Luego viene el desarrollo de los acontecimientos,
y en algún momento del relato sucede algo inesperado que transforma las cosas, y que
exige replantearse de punta a cabo todos los criterios en juego. Particularmente el concep-
to de Justicia que se está manejando. Cuando tenemos que ver con un patrón dispuesto a
pagarle a todos los obreros el mismo salario, cualquiera sea el tiempo que hayan trabajado
en su viña (Mt 20, 1-15), o con un padre que quiere con ilimitado amor a sus dos hijos,
tanto al malo, que abandonando el hogar ha llevado una vida disoluta, como al bueno,
que siempre ha permanecido fiel llevando la pesada carga de los trabajos del campo
familiar (Lc 15, 11-32), nuestros habituales criterios de justicia caen por tierra. Es preci-
samente aquí cuando el parabolista nos dice: renueva tus ojos para ver la realidad y
alégrate por lo que está sucediendo, en vez de protestar con molestia (cf. Mt 20, 15b; Lc
15,32). Y nos lo dice en forma de pregunta: ¿No crees que mirando las cosas desde este
otro ángulo todo adquiere mayor sentido? ¿Acaso te da envidia porque soy generoso?
¿No crees que corresponde hacer fiesta cuando vuelve tu hermano que estaba perdido?
Como en todo auténtico diálogo, lo fundamental es el recurso a la experiencia de
los que intervienen en el diálogo. Tanto la experiencia compartida como la experiencia
propia, única de cada uno de los participantes. En el auténtico diálogo queda excluido el
fácil recurso a los argumentos de autoridad o a la descalificación para doblegar las
dificultades del otro.
Las parábolas de Jesús nos lo muestran como un hombre que sabe observar su
realidad. Un hombre atento a las realidades cotidianas, con mirada cariñosa frente a las
personas que lo rodean, incluso cuando pueda tratarse de actitudes poco edificantes.
Sabe valorar la habilidad del administrador deshonesto para salir del paso en un momento
difícil (Lc 16, 1-8), la insistencia de la viuda que va diariamente donde el juez inicuo a

(28) Apunta a algo muy exacto Manigne cuando señala: "A l'hornme simple il faudrait un Dieu simple. Mais
l'homme n'est pas simple. L'homme des paraboles est au contraire eelui-qui-ne-sait-pas-ee-qu'il-veul.
Un homme a la volonté blessée, un etre dont la liberté est liée et qui revendique justment ce qui va le
détruire" (J. P. Manigne Le Maltre des signes p. 161).
LAS PARABOLAS DE JESUS 177

pedirle que le haga justicia (Lc 18, 2-5), el cariño de un padre por sus hijos que le lleva a
darles lo que le piden (Mt 7, 9-10), la disponibilidad de un hombre ante los requerimien-
tos de su amigo incluso si son inoportunos (Le 11,5-7), la tradicional desconfianza de los
campesinos frente al aparato judicial (Lc 12, 57-59), etc. Jesús puede dialogar con hondu-
ra porque primero ha aprendido a conocer, valorar y querer a su pueblo. Puede ayudar a
tener ojos nuevos porque primero ha sabido mirar con profundidad y cariño a quienes lo
rodean. Este rasgo es el que le confiere su hermosura humana a las parábolas de Jesús.
Pero en sus parábolas Jesús también nos comunica su experiencia personal. Esta es
la de una intimidad con el Padre, que arranca de su corazón todo temor al fracaso defi-
nitivo de aquella tarea que el Padre le ha confiado. Los inicios pueden ser muy pequeños,
los primeros pasos del proceso pueden parecer decepcionantes. Todo eso puede ser cierto,
pero a Jesús no le cabe la menor duda de que al final la pequeña semilla dará un gran
árbol, que el poquito de levadura fermentará toda la masa (Mc 4, 30-32; Mt 13, 31-33; Lc
13, 18-21), que la siembra aparentemente perdida dará cosecha abundante (Mc 4, 3-8 Y
paralelos). Esta certeza brota de su experiencia de intimidad con el Padre. Ella, sin
embargo, no le priva de una cierta oscuridad propia de su condición encamada (29).
En definitiva, las parábolas se nos presentan como un instrumento de diálogo usado
por Jesús para anunciar el Evangelio del Reino a aquellos que tienen resistencias para
aceptarlo. En el modo de conducir este proceso de diálogo, Jesús manifiesta tanto sus
disposiciones personales como el sentido que El da al mensaje que proclama. Jesús usa el
método parabólico de un modo muy personal y característico, que constituye un aspecto
que también merece se le preste la debida atención. El forma parte del mensaje que Jesús
nos dejó.

4, CONCLUSION

En la serie de aspectos que acabamos de señalar se va delineando una propuesta de


comprensión de las parábolas, propuesta que a mi entender va recogiendo lo mejor de las
más recientes búsquedas en torno a las parábolas de Jesús. No se trata de una propuesta
acabada y redondeada, pero sí de una profunda corrección de la óptica propuesta por
Jeremias (30).
En esta propuesta está implícita una mirada sobre Jesús y el sentido global de su
ministerio. Cuando se destaca el carácter dialogante, poético, interpelador, no impositivo,
autorrevelador que caracteriza el lenguaje parabólico de Jesús, también se está diciendo
algo sobre la totalidad del ministerio de Jesús. Jeremias afirmó que las parábolas constitu-
yen la roca fundamental de la tradición evangélica. Y tiene razón, aunque él entendía esta
constatación de modo muy historicista. Esta afirmación de Jeremias tiene un valor mucho

(29) En el Huerto de los Olivos no le priva de la oscuridad y temor frente a la pasión que se avecina. En la
cruz no le evita la oscuridad del trance doloroso.
(30) Se trata de una propuesta exegética que no reniega de los grandes aportes del método histórico crítico,
que en la actualidad son ineludibles para un estudio serio del NT, pero que busca ir más allá. Busca
superar sus rigideces y llegar a una interpretación más amplia, dúctil y vital. Un ejemplo reciente y
valioso de este tipo de camino, en el campo de las parábolas, es el amplio comentario de Bemard
Brandon Scott Hear Then Ihe Parable. A Commenlary on Ihe Parables of Jesus. Minneapolis: Fortress
1989, 465 pp.
TEOLOGIA y VIDA
Vol. XXXIII - 1992

3-4

LAS PARABOLAS DE JESUS

ALGUNAS CUESTIONES DE ESCATOLOGIA

INQUIETUD RELIGIOSA DE POETAS CHILENOS


TEOLOGIA y VIDA
FACULTAD DE TEOLOGIA
UNIVERSIDAD CATOLICA DE CHILE
PUBLICACION TRIMESTRAL

AÑo XXXIII Nº 3-4 1992 III -IV TRIMES TRES

SUMARIO
ESTUDIOS
Pág.
Eduardo Pérez-Cotapos L. Las parábolas de Jesús: su sentido y adecuada
interpretación ,.......... 165
Beltrán Villegas M. Redacción y tradición en Ef 2, 11-22 179
Pedro Ossandón
y Pedro Rodríguez El método de Orígenes 185
Comisión Teológica
Internacional Algunas cuestiones actuales de escatología ..... 193
Juan Noemi C. Interrogantes sobre "Algunas cuestiones ac-
tuales de escatología" 225
Jaime Moreno G. La literatura mesopolámica antigua 237
Antonio Bentué B. Racionalidad científica y teología 255
Eduardo Silva A. La significación teológica de los aconteci-
mientos. El estatuto histórico de la teología
según Marie-Dominique Chenu 269
Ernesto Livacié G. La inquietud religiosa en cuatro poetas chile-
nos contemporáneos (Miguel Arteche, Carlos
Bolton, Fidel Sepúlveda y Raúl Zurita) 299

CRONICA

Miguel Angel Ferrando Actividades de la Facultad de Teología. Año


Académico 1991................................................ 315

NOTICIAS DE LIBROS 319

LIBROS RECIBIDOS 331

INDICE DEL VOLUMEN XXXIII - 1992 333

Director Marciano Barrios V.


Consejo de Redacción Miguel Angel Ferrando P., Anneliese Meis W.,
Waldo Romo P., Sergio Silva G.
Secretaria Administrativa Cecilia Coz Cañas
Redacción y Administración Jaime Guzmán E. 3300 - Casilla 114-D
SANTIAGO DE CHILE
Código internacional de la revista CL ISSN 0049-3449
178 EDUARDO PEREZ-COT APOS L.

más fuerte, que los estudios recientes han puesto de relieve. En las parábolas tenemos una
roca firme que nos muestra los rasgos más auténticos de Jesús, su inalienable especificidad.
Son textos que nos sitúan frente al estilo único y original de Jesús como ningún otro
grupo de textos del NT. Son textos que nos dejan entrever a la vez su interioridad
personal y su profundo enraizamiento humano en el mundo en el cual vive.
Estudiar e interpretar las parábolas, por tanto, no es tan sólo atender a su contenido,
sino también, y de modo indispensable, a la forma como Jesús usó este lenguaje. El uso
de las parábolas por parte de Jesús nos pone ante su estilo evangelizador: ante su actitud
profunda para enfrentar la tarea del anuncio del Evangelio, ante la comprensión que Jesús
tiene del sentido de este Evangelio y ante su actitud frente a las personas concretas. En
estos tiempos en que la Iglesia pone de relieve la necesidad de una Nueva Evangelización
podemos ir a las parábolas para aprender de ellas a ser evangelizadores como Jesús.

LA IGLESIA EN CHILE
SINOPSIS HISTORICA
Extranjero US$ 10.-

Chile $ 1.000.-

Pedidos a Avda. Jaime Guzmán 3300


Facultad de Teología
Santiago - Chile

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