Del mismo modo que los adultos, los niños tienen derechos y libertades. Sin embargo, los niños
son seres en crecimiento y, por ende, son más frágiles y vulnerables que los adultos. Además,
con el fin de asegurar su protección y su bienestar, los niños tienen libertades más restringidas
que los adultos.
Sin embargo, se benefician de libertades importantes de respetar. Estas son las llamadas
libertades “de ciudadanía”: la libertad de opinión, de expresión y de asociación; y de las llamadas
libertades “espirituales” o “religiosas”: la libertad de pensamiento, de consciencia y de religión.
El derecho de los niños a la libertad de opinión, de expresión y de asociación.
Los niños tienen, como los adultos, el derecho de tener una opinión, expresarla y reunirse para
compartir su punto de vista.
La libertad de opinión
La libertad de opinión significa que cada uno es libre de tener una opinión o un juicio, de acuerdo
a sus emociones, capacidades reflexivas y conocimientos.
Los niños tienen el derecho a tener una opinión diferente a la de sus padres. Tomando en cuenta
su edad, así como su grado de madurez y discernimiento, los niños tienen derecho a que su
opinión sea tomada en cuenta. Los Estados, las comunidades y los padres tienen el deber de
escuchar a los niños y acordar una consideración particular a sus opiniones cuando las decisiones
que van a tomar les incumben.
La libertad de expresión
La libertad de expresión permite a toda persona expresar libremente sus ideas por todos los
medios que juzgue apropiados.
Cada niño tiene derecho a expresar libremente sus opiniones sobre los asuntos que tengan que
ver con su vida. Además, un niño no debe ser víctima de ninguna presión que trate de obligarlo
o influenciarlo en su opinión y que le impida expresarse libremente.
La libertad de expresión de los niños implica igualmente su derecho a la información. Los niños
tienen derecho a saber lo que sucede y a acceder a la información que les interese. Los niños
pueden así conocer los problemas mas actuales, informarse y crear su propia opinión sobre
temas de actualidad.
Respeto a la Libertad
Tienen la esperanza de que con el tiempo, podrán moldear la personalidad del otro, cosa que
en raras ocasiones consiguen, al darse cuenta de que en realidad no han conseguido nada de lo
que buscaban,ya es demasiado tarde.
No se sabe, de donde proviene esa necesidad de controlar la vida de los demás. Lo más posible,
es que nazca de la profunda inseguridad que tienen en ellos mismos y el comprobar que existen
estilos de vida, diferentes a los suyos hace que duden de la forma de vida que ellos han elegido.
De ese modo, creen que es más apropiado que el que cambie sea el otro, antes de plantearse
en que ha fallado él mismo.
Por regla general, esos intentos de cambiar a los demás, fracasan porque por mucho que les
cueste admitirlo, la libertad individual de cada uno es muy fuerte y que intentar cambiar a
alguien por obligación, solo genera un profundo malestar.
Cada uno, tiene derecho a decidir con quien se relaciona y la forma en la que debe hacerlo, qué
comportamientos está cada uno a tolerar y cuáles son los que llevan a romper cualquier tipo de
relación.
El respeto a la libertad individual de cada persona, es un acto de madurez, ya que ello implica
que la realidad no siempre tiene que ser, como cada uno quiere y no es drama del que no se
puede salir.
Respeto a la Libertad
La libertad está basada en el respeto a los
demás y al entorno que nos rodea.
Tenemos que respetar el espacio donde
vivimos. La libertad es conocer los límites
hasta dónde uno puede ir y solo así se
puede sentir libre y vivir en paz.
Las dos reglas básicas para la convivencia pacífica son el respeto y la libertad.
El respeto se lo puede dividir en tres grupos: el respeto al orden establecido, a las leyes
y a las normas del buen vivir, el respeto a los demás y el que tenemos todos de ser
respetados y tratados por igual, sin discriminaciones ni diferencias por ninguna causa o
concepto, y el respeto a nosotros mismos, a nuestro cuerpo, a nuestra mente y a nuestra
alma.
Vivimos, es cierto, en un mundo en que el precio de la libertad es cada vez más alto a
causa de la facilidad con la que la manipulación, pública o privada, mueve y dirige
comportamientos, sentimientos y preferencias de los seres humanos. Pues bien, en
este contexto, conviene recordar que el mito del Estado neutral patrocinado por
Habermas, en cuya virtud el Estado debe limitarse a crear un marco político orientado
a garantizar una igualdad de libertad y de justicia en el que todos puedan vivir sus
propias convicciones y creencias, ha derivado en una actividad estatal de intervención
directa en la que desde la cúpula se definen que ideas discriminan y cuáles no. Las que
según el dictado estatal, o según los poderes dominantes, discriminan son intolerables
y deben ser impedidas en cualquier forma. Es decir, para salvaguardar una sociedad
tolerante, según esta peculiar construcción intelectual, es menester restringir las
libertades de quienes tienen la mala fortuna de profesar convicciones intolerantes.
Claro, al final y a la postre, es intolerante todo aquello que molesta o estorba a las
tecnoestructuras, oficiales o privadas, para la consecución de sus fines. Entonces, en
nombre de ese peculiar Estado neutral, se promueven unos valores, los de los que
mandan, y se prohíben otros, fundamentalmente las convicciones y creencias de
quienes son coherentes.
La Libertad es un ideal que en la mente de un número creciente de personas debe extenderse hasta
los animales. Estamos entristecidos por la condición tan terrible en la que están alg unas de esas
criaturas, apenados de que sean coartados de su libertad y matados para proporcionar comida,
consternados por la pérdida de su hábitat causada por las crecientes demandas de la población
humana, y aturdidos por los muchos otros abusos infligidos sobre ellos en el nombre de la ciencia,
el entretenimiento, etc.
Este ideal existe en algunas tradiciones, o puede darse espontáneamente en el corazón de los
individuos. Para cambiar las espantosas condiciones en las que están los animales se requiere
cambiar nuestro estilo de vida. La reforma depende de nuestras acciones individuales, en las
decisiones que tomamos cada día.
Somos realmente afortunados al poder juntarnos para aprender de cada uno como poner nuestros
ideales en acción. Somos afortunados de tener libros e información disponible. Somos bendecidos
al poder obtener comida y comodidades para poder vivir de la manera que hemos escogido.
Hay muchos que están restringidos por los hábitos de la sociedad en la que viven, por la falta de
conciencia, o por su edad (los muy jóvenes o los muy viejos), por flaqueza, por depender de otros
o de instituciones para su cuidado y sostenimiento. Ocurre una tragedia cada vez que un anciano
se somete al cuidado de otros y es alimentado con carne cuando preferiría ser vegetariano. O
cuando un adolescente esta desnutrido con una dieta vegana por la falta de información, apoyo, o
falta de buena elección de alimentos.
Valoren su libertad y úsenla bien, no sólo para el beneficio propio sino para hacer el camino más
fácil para los otros en sus vidas, para aliviar el sufrimiento de los animales y de la tierra. Cuando
parezca ser mucha la carga, acuérdense que tienen una opción, y la inconveniencia no es una
excusa. Cuanto más lo hagamos, más fácil se nos hará. Estamos trazando un camino para que
otros lo puedan seguir... Lo que hagamos impactará la vida de más de los que podamos imaginar.