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UNIVERSIDAD DE CHILE

FACULTAD DE PSICOLOGIA

MAGISTER EN PSICOLOGIA CLINICA DE ADULTOS CON MENCION EN PSICOANALISIS

TEORIA Y CLINICA II

Nombre: Alexandra Costales Núñez

Noción de cuerpo a partir de las teorizaciones de Donald Winnicott

I. Introducción

A partir del presente trabajo, se pretende delimitar el recorrido teórico desde Winnicott de la
concepción de cuerpo, siendo esta elaboración parte fundamental en sus planteamientos, para luego
rescatar las particularidades de su aporte, contrastarlo con rasgos observables en el personaje
principal de la adaptación cinematográfica del año 2009 del Retrato de Dorian Gray, historia original
de Oscar Wilde, para luego obtener conclusiones respecto de la relevancia de su contribución teórica
para la clínica contemporánea frente a psicopatologías graves que giren en torno al cuerpo.

Inicialmente, se presenta la elaboración conceptual de conceptos como psique y soma, así como sus
distinciones e interrelación en el desarrollo del sujeto, para ello se introducen nociones como
integración, fantasía, falso self y la distinción entre yo y no-yo como parte de los fenómenos
fundamentales que están en juego al presentarse una distorsión psíquica que puede devenir en una
psicopatología en la adultez. En este punto se contrasta lo explicado con características del
protagonista Dorian Gray y referencias particulares que el personaje presenta respecto de su
concepción de sí mismo.

Como conclusiones se destacan elaboraciones winnicottianas a partir de lo trabajado, respecto de


técnicas de intervención y aspectos a ser tomados en cuenta en el tratamiento de patologías graves,
así como puntualizaciones relevantes respecto de la importancia de las relaciones objetales y la
influencia del otro en el desarrollo mental, psíquico y corporal óptimo de los sujetos.

II. Desarrollo

Psique y soma

A partir de las teorizaciones de Winnicott (1973) partimos de la idea base respecto a que la naturaleza
humana, permite distinguir cuerpo, psique y funcionamiento mental. La psique constituye una unidad
fundamental con el cuerpo merced a su relación con la función de los tejidos y órganos con el cerebro,
así como por el modo en que se entrelaza con este a través de nuevas relaciones desarrolladas en
la fantasía o mente, consciente o inconsciente, del individuo. Además resulta fundamental tomar en
cuenta la histología de la psique y la elaboración imaginativa de todo el funcionamiento somático
específico del individuo, el significado que este tiene para el sujeto para así rescatar su carácter
histórico y específico.

La psicosomática desde la consideración de Winnicott (1973) ha perdido su lazo con el psicoanálisis


por la tradicional distinción entre lo físico y mental, sin embargo añade que psique y soma son
fenómenos interrelacionados, en donde la mente es como algo que florece al borde del
funcionamiento somático. Es pertinente entonces distinguir la constitución de estos fenómenos en el
infante y su relación con el entorno.

Todo el proceso de integración a la larga lleva a que el bebé se vuelva autónomo; en segundo
término, vendrá su capacidad para avenirse a su propio cuerpo, que en definitiva conduce a la
coexistencia psicosomática, y en tercer término, estarán los primeros pasos del bebé en las
relaciones objetales, que generan la capacidad de adoptar objetos simbólicos y la existencia de una
zona intermedia entre el bebé y las personas. (Winnicott, 1963)

La mente no existe como entidad en el esquema de cosas del individuo, siempre y cuando el
psiquesoma o cuerpo individual haya atravesado satisfactoriamente las etapas de desarrollo más
tempranas; la mente entonces no es más que un caso especial de funcionamiento del individuo. En
el estudio de un sujeto en vías de desarrollo a menudo encontraremos que la mente está creándose
una entidad falsa y una localización falsa. El estudio de estas tendencias anormales debe preceder
al examen más directo de la independencia o especialización de la mente de la psique sana o normal.
(Winnicott, 1949)

Se espera en el desarrollo adecuado en el niño la existencia de un sentimiento de unidad de la


personalidad, una capacidad para sentirse integrado, por lo menos en algunas ocasiones.
Gradualmente, el infante comenzaría a sentir también que es un morador de su propio cuerpo. Todo
esto lleva tiempo, y resulta mucho más fácil si se cuenta con un manejo sensato y congruente del
cuerpo. Se debe considerar también el desarrollo de una capacidad para relacionarse con la realidad
externa. Esta tarea, que todo niño debe realizar, es compleja y requiere la atención que un otro que
esté capacitado para dar. (Winnicott, 1960)

Existe entonces una forma de desarrollo que afecta especialmente la capacidad del infante para las
identificaciones complejas. Tiene que ver con la etapa en que sus tendencias integradoras generan
un estado en el que es una unidad, una persona total, con un interior y un exterior, y una vida interior.
Gradualmente llega a "abarcar" casi todos los hechos externos en un desarrollo satisfactorio, y la
percepción es casi sinónima de creación. Se tiene entonces un medio por el cual el niño logra el
control de los hechos externos y del funcionamiento interior de su propio self. (Winnicott, 1963)

Es esta elaboración sin límite lo que constituye un "mundo interior". En este sentido, la palabra
"interior" se refiere principalmente al vientre y, de modo secundario, a la cabeza, las extremidades y
cualquier otra parte del cuerpo. El individuo tiende a colocar dentro del cuerpo las incidencias de la
fantasía, identificándolas con las cosas que tienen lugar dentro del cuerpo. Normalmente, este mundo
interior es un mundo vivo, lleno de movimientos y sentimientos o sensaciones. Cuando se le tiene
temor, es posible mantenerlo inactivo. En la enfermedad cabe controlarlo en demasía o alguno de
sus elementos es susceptible de hacerse con el control del individuo. (Jerusalinsky, 1990)

Entonces las tareas tempranas del bebé serían: el desarrollo de un sentido del self como unidad, la
integración de la personalidad; el desarrollo de un sentido de existir en el cuerpo, de ocuparlo
totalmente, ni más, ni menos; asimismo, la gradual aceptación de la naturaleza ilusoria de todo
contacto emocional entre las personas, de lo que se infiere que la percepción objetiva es sólo una
expresión relativa, referida a algo que pierde significado tan pronto deja de concordar con el
correspondiente proceso de apercepción subjetiva, o de creatividad. (Winnicott, 1970)

El bebé ha podido combinar la experiencia erótica y la agresiva, y lo ha hecho en relación con un


solo objeto: ha alcanzado la ambivalencia. Cuando esto sucede en el desarrollo del niño, éste ya es
capaz de experimentar ambivalencia en la fantasía, así como en la función corporal de la cual la
fantasía, originariamente, es una elaboración. Asimismo, la criatura empieza a relacionarse con
objetos que cada vez tienen menos de fenómenos subjetivos y más de elementos ajenos al yo y
percibidos objetivamente. Ha empezado a instaurar su personalidad, una unidad que se encuentra
contenida físicamente en el cuerpo y, al mismo tiempo, que está psicológicamente integrada. En la
mente del niño la madre se ha transformado en una imagen coherente; en ese momento es aplicable
el término «objeto completo». (Winnicott, 1963)

Esta evolución presupone la existencia de un ego que empieza a independizarse del ego auxiliar de
la madre; se puede decir ya que el bebé tiene un interior y por consiguiente, un exterior. El esquema
corporal ha empezado su existencia y rápidamente evoluciona hacia la complejidad. A partir de este
momento la criatura vive una vida psicosomática. La realidad psíquica interior desde Freud se
convierte en algo real para la criatura, que ahora siente que la riqueza personal reside dentro de su
ser. Esta riqueza personal surge de la experiencia simultánea de odio y amor, que a su vez entraña
la consecución de la ambivalencia, cuyo refinamiento y enriquecimiento llevan a la aparición de la
inquietud. (Winnicott, 1963)

En el presente contexto se contempla la consecución, en cada individuo, del nexo entre la psique y
el soma. A veces la enfermedad es poco más que el fortalecimiento de este nexo psicosomático ante
el peligro de que el mismo se quiebre. La rotura de este nexo produce diversos estados clínicos que
reciben el nombre de despersonalización. También aquí lo contrario del desarrollo que observamos
en el niño dependiente lo constituye un estado que Winnicott reconoce como enfermedad mental: la
despersonalización.

Integración y falso self

Al principio de todo, el infante entraría en un estado de no integración, o perdería contacto con el


cuerpo, que pasaría a ser la cápsula en lugar del contenido, sin dolor; inherente al crecimiento se
encuentra el dolor, la angustia referente al fracaso en el cuidado del sujeto. En estado de salud, el
medio sufre un desajuste gradual tras empezar con una adaptación casi perfecta, existe un estado
de cosas en el cual se teme enloquecer, es decir, se teme una ausencia de angustia ante la regresión
a un estado no integrado, a una falta del sentimiento de vivir en el cuerpo.

Si uno empieza a investigar el origen de los persecutores así como de las fuerzas de apoyo dentro
del yo, entonces uno debe ir mucho más allá, retroactivamente, que hasta la segunda mitad del
primer año. Uno debe remontarse a la no integración, a una falta de sensación de vivir en el cuerpo,
a una difuminación de la línea que divide la fantasía de la realidad y sobre todo, uno debe remontarse
a la dependencia de la madre que en todo momento está sosteniendo al pequeño, y a la larga a lo
que puede denominarse doble dependencia, donde la dependencia es absoluta debido a que no se
percibe el medio. (Winnicott, 1962)

Se enlaza el concepto de Winnicott (1960) de falso self, entendido como una distorsión de la
personalidad que consiste en desarrollar desde la infancia una existencia ilusoria con el fin de
proteger, por medio de una organización defensiva, al verdadero self; plantea cinco niveles del falso
self ubicando en uno de ellos a la patología esquizoide, en la que el falso self se establece como
única realidad. Explica el papel de la madre y su influencia en la formación de esta organización
defensiva como se mencionaba anteriormente.

Este falso self debía servir, como indica Winnicott (1960), para proteger al verdadero self que de otro
modo no hubiera quizá sobrevivido, y se produce una escisión de la psique frente al soma, que es
un fenómeno movilizado por angustias arcaicas que operan en una organización defensiva del
individuo. La disfunción surgirá como respuesta a todo tipo de conflictos, como un síntoma donde la
psique busca, con medios primitivos e pre-verbales enviar mensajes que serán interpretados
somáticamente.

Este tipo de mensajes son enviados por la psique cuando ésta se ve en peligro por el resurgimiento
de acontecimientos dolorosos, culpabilizantes o amenazantes cuya representación es
inmediatamente expulsada del consciente. De este modo, en tanto forman parte de la histeria arcaica,
estos fenómenos dotados de un sentido psicológico pertenecen a un orden simbólico y son una
respuesta somato-psíquica que da la psique en sus esfuerzos por prevenirse contra angustias que
serían quizás psicóticas si alcanzaran la conciencia. (Winnicott, 1949)

El ser verdadero emana de la vida de que están dotados los tejidos del cuerpo y de la acción de las
funciones corporales, incluyendo la del corazón y la respiración. De poco sirve formular la idea de un
ser verdadero, como no sea para tratar de comprender al ser falso, dado que su papel se limita a
juntar los detalles surgidos de la experiencia de estar vivo.

Discusión a partir del personaje de Dorian Gray

Una breve reseña de la obra de Wilde nos permite centrar la atención en su personaje principal, cabe
indicar que al tratarse de un protagonista tan controvertido, numerosos análisis han tratado de dar
un sentido al sujeto como tal, y siendo esta obra mundialmente reconocida y de una vasta creación
literaria, desde la psicología y el psicoanálisis en particular se han hecho revisiones pertinentes
respecto del psiquismo de Gray. Sin embargo, pretendo enfatizar ciertos aspectos observables en la
narrativa de la adaptación cinematográfica del año 2009, que relatan la historia y padecer del sujeto,
que permiten evidenciar principalmente los conceptos descritos anteriormente, tomando como punto
de partida una aparente psicopatología grave presente en el personaje ya mencionado.

Dorian Gray es huérfano de padre y madre desde su nacimiento, manifiesta no tener recuerdo alguno
de ellos y haber sido criado por su abuelo, figura autoritaria y agresiva que lo sometía física y
psicológicamente en reiteradas ocasiones, recuerdos que son inicialmente reprimidos por Gray, mas
al llegar a la adultez emergen como escenas aisladas al retornar a la casa que le ha sido heredada
y al entorno donde creció. Es allí donde conoce a varios personajes de mayor edad que de una u
otra forma influencian o exacerban rasgos en su personalidad narcisista, que lo llevan a cometer
actos ilícitos reiterados, con la promesa supuesta por él, de que su fisionomía no se vería alterada,
al desplazar todo lo nocivo a lo que se sometía, a un retrato del joven que exalta su belleza física.
En otras palabras, a modo de expiar su culpa, el percibe que un objeto externo está siendo dañado,
y no su cuerpo en si mismo. Eventualmente, con el pasar de varios años, el descubre que su cuerpo
permanece intacto, mas su psique y funcionamiento mental decaen, por lo que el desenlace que
elige es perecer junto con el retrato desfigurado, cumpliendo ese destino como un todo.

Como se puede observar, estas características brevemente expuestas señalan cómo el sujeto se ve
desintegrado, a lo que Winnicott enlaza con un cuidado inadecuado del otro hacia el infante. El niño,
como ya se mencionó, debe cumplir ciertas metas para lograr un desarrollo satisfactorio, desde
luego, esto será posible con la ayuda de otro que sostenga y permita que estos procesos naturales
se den; entre ellos, el reconocimiento del propio cuerpo a partir de la interacción con lo exterior y la
construcción del self. Esta fase inicial se ha visto obturada por la no presencia de los padres del
personaje, y la negligencia y agresividad irruptora a la que se vio expuesto.

El establecimiento de un estado de yo soy, junto con el logro de una residencia o cohesión


psicosomática, es un estado de cosas acompañado por un afecto específico de angustia que tiene
una expectativa de persecución. Esta reacción persecutoria es inherente a la idea del repudio del
"no-yo", que es paralela a la limitación del self unitario en el cuerpo, con la piel como membrana
limitadora. (Green, 1996) En la sintomatología de un tipo de enfermedad psicopatológica, se observa
en el personaje como una forma de despersonalización, en base a sensaciones persecutorias y
angustiosas frente a sus acciones, cuyas consecuencias eran pagadas por algo más y repudiadas
de la misma forma.

A veces se da por supuesto que, cuando está sano, el individuo está siempre integrado, así como
que vive en su propio cuerpo, siendo capaz de sentir que el mundo es real. Sin embargo, hay muchos
estados de salud mental que tienen una cualidad sintomática y se ven cargados con el miedo o la
negación de la locura, de la posibilidad innata en todo ser humano de verse no integrado,
despersonalizado, y de sentir que el mundo es irreal. De igual importancia en la integración es el
desarrollo del sentimiento de que la persona de uno se halla en el cuerpo propio. También aquí es la
experiencia instintiva y las repetidas y tranquilas experiencias del cuidado corporal lo que
gradualmente va construyendo lo que podríamos llamar «personalización satisfactoria». Y, al igual
que en la desintegración, también los fenómenos de despersonalización propios de la psicosis se
relacionan con primitivos retrasos de la personalización. (Winnicott, 1949)

Es notable también una relativa imposibilidad para establecerse sobre la base de un yo corporal: la
psiquis no está claramente vinculada con la anatomía y el funcionamiento del cuerpo. Existe una
mala relación operativa entre la psiquis y el soma y quizás los límites de la primera no correspondan
exactamente a los del cuerpo. Los individuos esquizoides no entablan relaciones fácilmente ni las
mantienen, una vez establecidas, con objetos que son exteriores a ellos, o reales en el sentido
corriente del término. Se relacionan en sus propios términos y no en función de los impulsos de los
demás. (Winnicott, 1960) Dorian Gray vivía una experiencia que lo alejaba de una noción integradora,
y a través de esta fantasía del retrato, trataba precariamente de hallar un sostén de algo que nunca
se constituyó, lo que explicaría también el por qué de tan abrumadora influencia que tenían estos
hombres adultos en su vida, que lo invitaban a una protagonizar experiencias más allá de los
limitantes de su realidad, y exaltaban lo que en él era una imagen vaga y desintegrada de lo bello en
si mismo y de un cuerpo ya en fragmentos.

Finalmente se hará alusión a un caso en particular de los inicios del trabajo de Winnicott, que sintetiza
de forma pertinente lo que sería el devenir de Gray, a través de lo experimentado por una de sus
pacientes:
La niña declara que es capaz de dormir con los ojos abiertos. Resulta claro que no sólo tiene
sueños de angustia sino que también se ve acosada por alucinaciones visuales que son en parte
horribles y en parte hermosas. Su felicidad, según dice, consiste en encontrar en las cosas que
ve suficiente belleza como para equilibrar lo que en ellas hay de malo. (Winnicott, 1931)

III. Conclusiones

Winnicott (1960) menciona que quienes no han experimentado el miedo a la locura -y son muchos-
no logran imaginarse lo que puede significar para un individuo verse privado de un sostén digno por
un largo período de su vida y estar siempre al borde del delirio, las alucinaciones, la desintegración
de la personalidad, los sentimientos de irrealidad, la pérdida del sentido de que el cuerpo de uno sea
de uno, etc. Sería interesante interrogarse respecto de una posible intervención con sujetos con
psicopatologías graves, y el efecto del tratamiento de acuerdo con la fantasía que tiene el paciente
sobre su personalidad y sobre su cuerpo.

A partir de la revisión de las teorizaciones de Winnicott, se entiende que en todos los pacientes, y en
verdad en todos los individuos, las fantasías personales sobre el cuerpo revisten importancia, pero
en el caso del paciente psiquiátrico las fantasías sobre su cuerpo y personalidad son vitales. Si bien
es posible llevar a cabo en gran parte el análisis de un neurótico sobre la base de la recuperación de
la vida instintiva en el análisis de la transferencia, sin recurrir a las ricas fantasías del paciente sobre
su cuerpo, a un psicótico es imposible analizarlo si uno no está preparado para comprobar en
cualquier momento que lo importante es justamente la fantasía que tiene sobre su cuerpo.

En realidad, tal vez el motivo por el cual se supone que los psicoanalistas son incapaces de tratar
psicóticos sea que, como se sabe, a éstos les preocupan mucho sus fantasías del adentro y el afuera,
pero se ignora en general que ahora los psicoanalistas están capacitados para tomar en cuenta estas
fantasías del sujeto sobre su cuerpo sin necesidad de volverse místicos y sin apartarse de su tarea
principal, la cual es relacionarlo todo en complemento con el instinto, la experiencia y la realidad.
(Winnicott, 1963)

Para sintetizar lo expuesto, no sólo se debe tomar en cuenta cualquier imagen que nosotros
queramos hacernos para ilustrar nuestra concepción de la estructura de personalidad de un paciente;
también se debe saber que existe una estructura real de personalidad, rígida en el caso tratarse de
una psicopatología, que podría ser vista si tuviéramos presente cómo, y a la cual podemos descubrir
y modificar en el curso del análisis. Es la fantasía inconsciente que el propio individuo tiene sobre su
self, lo que al respecto de su realidad psíquica, no podría ser más real. Ha sido edificada en el curso
de la experiencia instintiva de forma precaria, y en su estructura se encuentran poderosas defensas
y ordenamientos precisos. El mundo externo del individuo puede quedar afectado de modo anormal
para él por lo que allí tenga proyectado, que pertenece a su interior de acuerdo con su fantasía.

Bibliografía

 Green, A. (1996) El Winnicott póstumo. Psicoanálisis APdeBA. Vol. XVIII Nº 3. 1996


 Jerusalinsky, A; et al. (1990) Diarios clínicos 3: cuerpo y subjetividad. Rústica. Buenos Aires.
1990
 Wilde, O. (1890) El retrato de Dorian Gray. Losada. España. 2007
 Winnicott, D. (1931) Psiquiatría infantil: El cuerpo tal como lo afectan los factores psicológicos
 Winnicott, D. (1949) La mente y su relación con el psiquesoma, en Escritos de Pediatría y
Psicoanálisis. Laia Barcelona. 1978
 Winnicott, D. (1960) Deformación del Ego en términos de un Ser verdadero y Falso, en El
proceso de maduración del niño. Laia Barcelona. 1979
 Winnicott, D. (1962) La integración del yo en el desarrollo del niño
 Winnicott, D. (1963) Los casos de enfermedad mental, en El proceso de maduración del niño.
Laia Buenos Aires. 1979
 Winnicott, D. (1970) Sobre las bases del Self en el cuerpo, en Exploraciones psicoanalíticas
I. Paidós. Buenos Aires 1991
 Winnicott, D. (1973) La naturaleza humana. Paidós. Buenos Aires. 1996

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