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INTRODUCCIÓN A LAS CIENCIAS JURÍDICAS

EXAMEN FINAL
Prof. Don Tío Ernesto

Caso 1 (6 puntos)1:

Lea con mucha atención los siguientes párrafos de la STC del 27 de junio de 2005,
Exp. 3482-2005-PHC/TC:

5. La libertad de tránsito o derecho de locomoción es, dentro del catálogo de atributos


susceptibles de tutela por mediante el hábeas corpus, de los más tradicionales. Con el
mismo se busca reconocer que todo nacional o extranjero con residencia establecida
pueda circular libremente o sin restricciones por el ámbito de nuestro territorio patrio,
habida cuenta de que, en tanto sujeto con capacidad de autodeterminación, tiene la libre
opción de disponer cómo o por dónde decide desplazarse, sea que dicho desplazamiento
suponga facultad de ingreso hacia el territorio de nuestro Estado, circulación o tránsito
dentro del mismo, o simplemente salida o egreso del país. Dicho atributo, por otra parte, se
encuentra también reconocido en los artículos 12 ° y 13° del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos y en el artículo 22° de la Convención Americana de Derechos
Humanos, constituyendo uno de los derechos de mayor implicancia en el ámbito de la
libertad personal.
6. Siendo el derecho de tránsito o de locomoción un atributo con alcances bastante amplios,
se encuentra, sin embargo, por mandato expreso de la propia Constitución y conforme a
los criterios recogidos por los instrumentos internacionales antes referidos, sometido a una
serie de límites o restricciones en su ejercicio. Dichas restricciones, por de pronto, pueden
ser de dos clases: explícitas o implícitas.
7. Las restricciones calificadas como explícitas se encuentran reconocidas de modo expreso y
pueden estar referidas tanto a supuestos de tipo ordinario, como los enunciados por el
inciso 11) del artículo 2° de la Constitución (mandato judicial, aplicación de la ley de
extranjería o razones de sanidad), como a supuestos de tipo extraordinario (los previstos
en los incisos 1 y 2 del artículo 137° de la Constitución, referidos a los estados de
emergencia y de sitio, respectivamente).
(…)
12. Las restricciones implícitas, a diferencia de las explícitas, resultan mucho más complejas
en cuanto a su delimitación, aunque no, por ello, inexistentes o carentes de base
constitucional. Se trata, en tales supuestos, de vincular el derecho reconocido (en este
caso, la libertad de tránsito) con otros derechos o bienes constitucionalmente relevantes, a
fin de poder determinar, dentro de una técnica de ponderación, cuál de todos ellos es el
que, en determinadas circunstancias, debe prevalecer. Un caso específico de tales
restricciones se da precisamente en los supuestos de preservación de la seguridad
ciudadana, en los cuales se admite que, bajo determinados parámetros de razonabilidad y
proporcionalidad, es posible limitar el derecho aquí comentado.
13. Aunque no existe una aproximación conceptual precisa en cuanto a lo que para la
Constitución representa la seguridad ciudadana, sino, básicamente, un conjunto de
características o elementos que permiten integrar lo que sería su contenido, esta puede ser
catalogada como un estado de protección que brinda el Estado y en cuya consolidación
colabora la sociedad, a fin de que determinados derechos pertenecientes a los ciudadanos
puedan ser preservados frente a situaciones de peligro o amenaza o reparados en caso de
vulneración o desconocimiento. Derechos como la vida, la integridad, la tranquilidad, la
propiedad o la libertad personal suelen ser los principales referentes que integran el
contenido de la seguridad ciudadana en atención a lo que del Estado y la colectividad se
espera, siendo evidente que, por sus alcances, se trata fundamentalmente de un bien
jurídico de relevancia antes que de un atributo o libertad a título subjetivo.

1
La nota que obtengan en esta pregunta, en función de una regla de tres, será la de la PC3. Algo así, si 6
es a 20, X (la nota que saquen) es a… (esa sería su nota de la PC3).
14. De alguna forma la idea de los bienes jurídicos relevantes se encuentra, pues, asociada al
interés general, mientras que el concepto de derechos se asocia al interés subjetivo
particular de quien reclama por su defensa. Lo dicho cobra especial importancia si se parte
del supuesto que la ciudadanía ve cotidianamente arriesgada su seguridad como resultado
del entorno conflictivo y antisocial, cuando no de la criminalidad mayoritariamente presente
en las ciudades con abundante población y tráfico económico y, frente a lo cual se hace
necesaria una específica política de seguridad en favor de la colectividad. En el Estado
social de derecho, por otra parte, es incuestionable la existencia de roles vitales en relación
con la consecución de grandes objetivos. Vista la seguridad ciudadana como uno de esos
roles en los que todo Estado se compromete, no cabe discusión alguna respecto del papel
relevante que le toca cumplir y la especial posición que el ordenamiento constitucional le
suele otorgar.

Pregunta:

En su opinión, ¿el Tribunal Constitucional mantiene una concepción positivista o no-


positivista sobre el derecho a la libertad de tránsito? Al responder, tenga en cuenta que
en la STC del 8 de julio de 2005, Exp. 1417-2005-AA/TC, definió los derechos de la
siguiente manera:

“El concepto de derechos fundamentales comprende tanto los presupuestos éticos como los
componentes jurídicos, significando la relevancia moral de una idea que compromete la
dignidad humana y sus objetivos de autonomía moral, y también la relevancia jurídica que
convierte a los derechos en norma básica material del Ordenamiento, y es instrumento
necesario para que el individuo desarrolle en la sociedad todas sus potencialidades. Los
derechos fundamentales expresan tanto una moralidad básica como una juridicidad básica
(…)”. Consecuentemente, si bien el reconocimiento positivo de los derechos fundamentales
(…) es presupuesto de su exigibilidad como límite al accionar del Estado y de los propios
particulares, también lo es su connotación ética y axiológica, en tanto manifiestas
concreciones positivas del principio-derecho de dignidad humana, preexistente al orden
estatal y proyectado en él como fin supremo de la sociedad y del Estado (artículo 1° de la
Constitución)” (párr. 2).

Caso 2 (7 puntos)2:

Lea con mucha atención los párrafos seleccionados de la Casación N° 5003-2007-


LIMA, emitida por la Sala Civil de la Corte Suprema de Justicia de la República:

SALA CIVIL PERMANENTE


CAS. N° 5003-2007
LIMA

Lima, seis de mayo de dos mil ocho.

LA SALA CIVIL PERMANENTE DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA


REPÚBLICA, vista la causa número cinco mil tres - dos mil siete, en la fecha y producida
la votación con arreglo a ley, emite la siguiente sentencia:

1. MATERIA DEL RECURSO:


Se trata del recurso de casación interpuesto por doña Mónica Cedelinda Oblitas Chicoma
en representación de su menor hijo Olsen Fabrizio Quispe Oblitas, contra la Resolución
2
La nota que obtengan en esta pregunta, en función de una regla de tres, será la de la PC4. Algo así, si 7
es a 20, X (la nota que saquen) es a… (esa sería su nota de la PC4).
de vista (…), que confirmando la apelada (…), declara improcedente su demanda de
impugnación de maternidad; con lo demás que contiene sostiene.

2. FUNDAMENTOS POR LOS CUALES SE HA DECLARADO PROCEDENTE EL


RECURSO:
Admitido el recurso de casación, fue declarado procedente mediante auto de fecha
catorce de noviembre del dos mil siete, por la causal de contravención de las normas que
garantizan el derecho a un debido proceso, argumentándose (…que…) se encuentran
legitimados para impugnar la maternidad extramatrimonial los hermanos, en razón al
interés moral que poseen, basta por ello acreditar el interés legítimo, no siendo exigible
acreditar daño o afectación conforme lo señala la Sala de Familia; indica que a criterio de
la Sala no basta que se acredite la condición familia (hermano-vínculo sanguíneo) para
impugnar la maternidad, sino que habría que acreditar la afectación por el supuesto
reconocimiento falso, denunciando que esto último no es requisito exigido por la ley; (…);
señala que (…) la Sala debió revocar la apelada, pues aplicando el Derecho, es evidente
el daño o afectación moral, psicológico, a corto o largo plazo ocurrido por la misma
realización del acto impugnado que resulta de la falsedad de la relación materno filial; por
ello sostiene que se interpone la demanda con la finalidad de enervar el reconocimiento
de maternidad realizado, por ser ilegal, (…).

3. CONSIDERANDO:
(…)
Segundo: De la demanda (…) se aprecia que la recurrente Mónica Cedelinda Oblitas
Chicoma actúa en representación de su menor hijo Olsen Fabrizio Quispe Oblitas, e (…)
impugna el reconocimiento de maternidad efectuado por María Alicia Alfaro Dávila
respecto de la menor Alicia Beatriz Alfaro Dávila, argumentando que la demandada no es
la madre biológica de dicha menor, pues ella fue inseminada artificialmente con el óvulo
de una mujer distinta y se utilizó los espermatozoides del esposo de la recurrente,
Custodio Olsen Quispe Condori, (…), mediante la técnica de reproducción asistida
denominada “ovodonación”, la que no está permitida en nuestro País conforme se colige
de lo previsto en el artículo 7 de la Ley General de Salud.
Tercero: Las instancias de mérito han declarado improcedente la demanda,
fundamentando su decisión en que la parte demandante no ha acreditado interés
económico o moral para ejercer la presente acción, al no demostrar que con el
reconocimiento se haya afectado directa o indirectamente al hijo de la demandante,
careciendo por ende de interés para obrar.
(…)
Séptimo: De acuerdo a ello, el menor hijo de la demandante, y en cuyo nombre actúa,
Olsen Fabrizio Quispe Oblitas, es hermano paterno de la menor, que la demandada ha
reconocido como su hija, conforme al resultado del examen de ADN, según documento
obrante a fojas diez, del que se colige que el padre de ambos menores es Custodio
Olsen Quispe Condori, por lo que impugna dicho reconocimiento por las razones que
expone, sosteniendo interés legítimo, pues este no concuerda con la realidad biológica,
existiendo a ese efecto el parentesco consanguíneo.
Octavo: Por lo tanto, no se trata de acreditar solamente la afectación al recurrente por el
reconocimiento, sino el legítimo interés en el pronunciamiento, por su condición de
hermanos del menor hijo de la demandante y la menor Alicia Beatriz Alfaro Dávila, en la
necesidad de que el órgano jurisdiccional decida, respecto al reconocimiento efectuado
por la demandada, que se señala transgrede lo dispuesto en el artículo 7 de la Ley
General de Salud, y porque se vulnerarían derechos fundamentales de la citada menor,
como su derecho a la propia identidad.
(…)
4.- DECISIÓN:
a) Por las consideraciones expuestas, (…): Declararon FUNDADO el recurso de
casación interpuesto por doña Mónica Cedelinda Oblitas Chicoma en representación de
su menor hijo Olsen Fabrizio Quispe Oblitas; en consecuencia NULA la resolución de
vista (…); INSUBSISTENTE la apelada (…).
b) ORDENARON que el Juez de la causa expida nueva resolución estando a los
considerandos precedentes.
(…)
Pregunta:

Su grupo es el “Juez de la causa” obligado a expedir una nueva resolución y, por tanto,
debe resolver la siguiente pregunta: ¿es legalmente la Sra. María Alicia Alfaro Dávila
madre de la menor Alicia Beatriz Alfaro Dávila? Al responder, tendrá que tomar en
cuenta lo visto en clase sobre norma jurídica, fuentes e interpretación y, sobre todo, la
siguiente información:

(i) Que, el artículo 7° de la Ley 26842, Ley General de Salud, señala que “Toda
persona tiene derecho a recurrir al tratamiento de su infertilidad, así como a
procrear mediante el uso de técnicas de reproducción asistida, siempre que la
condición de madre genética y de madre gestante recaiga sobre la misma
persona. Para la aplicación de técnicas de reproducción asistida, se requiere del
consentimiento previo y por escrito de los padres biológicos. Está prohibida la
fecundación de óvulos humanos con fines distintos a la procreación, así como la
clonación de seres humanos”.

(ii) Que, “se denominan de manera genérica “reproducción asistida” a los diferentes
procedimientos que en menor o mayor medida, pueden reemplazar o colaborar
con uno o más pasos naturales del proceso de reproducción, (…). Estos
procedimientos serán de carácter homólogo, cuando el/los gametos utilizados
pertenecen a la pareja. La fertilización será heteróloga cuando el material
genético utilizado (óvulos o espermatozoides) provengan de un/a donante, que
generalmente será anónimo/a”3.

(iii) Que, la STC del 18 de marzo de 2014, recaída en el Exp. 00139-2013-PA/TC,


estableció lo siguiente:

“1. Ya ha referido este Tribunal que entre los atributos esenciales de la persona, ocupa
un lugar primordial el derecho a la identidad consagrado en el inciso 1) del artículo 2 de
la Constitución, "entendido como el derecho que tiene todo individuo a ser reconocido
estrictamente por lo que es y por el modo cómo es. Vale decir, el derecho a ser
individualizado conforme a determinados rasgos distintivos, esencialmente de carácter
objetivo (nombres, seudónimos, registros, herencia genética, características corporales,
etc.) y aquellos otros que se derivan del propio desarrollo y comportamiento personal,
más bien de carácter subjetivo (ideología, identidad cultural, valores, reputación, etc.)"
(…). De esta forma, cuando una persona invoca su identidad, en principio lo hace para
que se la distinga frente a otras, pero aun "cuando a menudo tal distinción pueda
percibirse con suma facilidad a partir de datos tan elementales como el nombre o las
características físicas (por citar dos ejemplos), existen determinados supuestos en que
tal distinción ha de requerir de referentes mucho más complejos, como puede ser el caso
de las costumbres, o las creencias (por citar otros dos casos). El entendimiento de tal
derecho, por consiguiente, no puede concebirse de una forma inmediatista, sino
necesariamente de manera integral" (STC 2273-2005-PHC/TC, fundamento 23)” (párr.
1).

3
Siverino, Paula. “Quién llamó a la cigüeña?: Maternidad impugnada e identidad genética, reflexiones a
propósito de dos sentencias peruanas”. En: Diálogo con la Jurisprudencia, Gaceta Jurídica, Tomo 141,
Lima, junio 2010, pp. 144.
(iv) Que, la STC del 16 de octubre de 2009, recaída en el Exp. 02005-2009-PATC,
dispuso lo siguiente:

“(…). Derecho a la autodeterminación reproductiva como un derecho implícito del


libre desarrollo de la personalidad y autonomía.- 6. El derecho a la autodeterminación
reproductiva es un derecho implícito contenido en el más genérico derecho al libre
desarrollo de la personalidad. Este derecho consiste en la autonomía para decidir en los
asuntos que sólo le atañen a la persona. Pero también puede afirmarse que el derecho a
la autodeterminación reproductiva se desprende del reconocimiento de la dignidad de la
persona humana y del derecho general de libertad que le es inherente. Dignidad y
libertad concretizadas a partir de la necesidad de poder optar libremente y sin ninguna
interferencia en el acto de trascender a través de las generaciones. Libertad para poder
decidir como ser racional, con responsabilidad, sobre: 1) el momento adecuado u
oportuno de la reproducción; 2) la persona con quién procrear y reproducirse; y, 3) la
forma o método para lograrlo o para impedirlo (…). En consecuencia, toda mujer tiene
derecho a elegir libremente el método anticonceptivo de su preferencia, lo que está
directamente relacionado con su decisión acerca de cuántos hijos quiere tener, con quién
y cuándo” (párr. 6).

(v) Que, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en la Sentencia del 28 de


noviembre de 2012, recaída en el caso Artavia Murillo y otros vs. Costa Rica,
señaló lo siguiente:

“143. (…). La vida privada incluye la forma en que el individuo se ve a sí mismo y cómo
decide proyectarse hacia los demás, y es una condición indispensable para el libre
desarrollo de la personalidad. Además, la Corte ha señalado que la maternidad forma
parte esencial del libre desarrollo de la personalidad de las mujeres. Teniendo en cuenta
todo lo anterior, la Corte considera que la decisión de ser o no madre o padre es parte
del derecho a la vida privada e incluye, (…), la decisión de ser madre o padre en el
sentido genético o biológico.
(…).
146. En segundo lugar, el derecho a la vida privada se relaciona con: i) la autonomía
reproductiva, y ii) el acceso a servicios de salud reproductiva, lo cual involucra el derecho
de acceder a la tecnología médica necesaria para ejercer ese derecho. El derecho a la
autonomía reproductiva está reconocido también en el artículo 16 (e) de la Convención
para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, según el cual
las mujeres gozan del derecho “a decidir libre y responsablemente el número de sus
hijos y el intervalo entre los nacimientos y a tener acceso a la información, la educación y
los medios que les permitan ejercer estos derechos”. Este derecho es vulnerado cuando
se obstaculizan los medios a través de los cuales una mujer puede ejercer el derecho a
controlar su fecundidad. Así, la protección a la vida privada incluye el respeto de las
decisiones tanto de convertirse en padre o madre, incluyendo la decisión de la pareja de
convertirse en padres genéticos.
(…).
150. Finalmente, el derecho a la vida privada y la libertad reproductiva guarda relación
con el derecho de acceder a la tecnología médica necesaria para ejercer ese derecho. El
derecho al goce de los beneficios del progreso científico ha sido reconocido
internacionalmente y, en el ámbito interamericano, se encuentra contemplado en el
artículo XIII de la Declaración Americana y en el artículo 14.1 b) del Protocolo de San
Salvador. Cabe mencionar que la Asamblea General de Naciones Unidas, en su
Declaración sobre este derecho, señaló la relación entre éste y la satisfacción de las
necesidades materiales y espirituales de todos los sectores de la población. Por tanto, y
conforme al artículo 29 b) de la Convención Americana, el alcance de los derechos a la
vida privada, autonomía reproductiva y a fundar una familia, derivado de los artículos
11.2 y 17.2 de la Convención Americana, se extiende al derecho de toda persona a
beneficiarse del progreso científico y de sus aplicaciones. Del derecho de acceso al más
alto y efectivo progreso científico para el ejercicio de la autonomía reproductiva y la
posibilidad de formar una familia se deriva el derecho a acceder a los mejores servicios
de salud en técnicas de asistencia reproductiva, y, en consecuencia, la prohibición de
restricciones desproporcionadas e innecesarias de iure o de facto para ejercer las
decisiones reproductivas que correspondan en cada persona”.

Caso 3 (7puntos):

Lea con mucha atención las siguientes disposiciones del Decreto Supremo N° 007-
2016-IN, Reglamento de la Ley N° 30037, Ley que previene y sanciona la violencia en
los espectáculos deportivos:

Artículo 3.- Finalidad


El presente Reglamento tiene por finalidad:
a) Garantizar el desarrollo y disfrute adecuado de los espectáculos deportivos,
promoviendo actividades que contribuyan a la promoción del deporte y la vida sana en la
comunidad en general.
b) Promover la erradicación de todo tipo de acción o expresión de violencia en los
escenarios deportivos.
c) Preservar la seguridad y el orden público en los espectáculos deportivos con ocasión
de la celebración de competiciones deportivas profesionales.
d) Establecer las responsabilidades y compromisos de cada participante en un
espectáculo deportivo profesional.

Artículo 4.- Definiciones


Para los efectos de la presente norma, se aplican las siguientes definiciones:
a) Acto violento: Toda acción exteriorizada que comprende el uso intencional de la fuerza
o amenazas de su uso en contra de uno mismo, de otra persona, o en contra de un
grupo, cuyo probable resultado genere daños o lesiones a la vida, el cuerpo y la salud.
(…).
g) Desplazamiento masivo: Recorrido de los hinchas de manera grupal hacia el recinto
deportivo interrumpiendo el normal tránsito peatonal o vehicular por la vía pública,
alterando la paz y tranquilidad de las personas o la seguridad ciudadana.
(…).
i) Grave peligro para la seguridad: Situación potencial o latente de daño en términos de
lesiones o efectos negativos a la vida, el cuerpo y salud de las personas, daños a la
propiedad, daños al entorno del espectáculo deportivo o una combinación de estos.
(…).

Artículo 21°.- Prohibición de pre concentraciones


21.1 Quedan prohibidas las pre concentraciones de barristas y público espectador,
violentas o que amenacen la seguridad pública; así como su desplazamiento masivo
cuando acudan a un espectáculo deportivo profesional, con la finalidad de evitar
disturbios, actos vandálicos, alteración del orden público, permitir la libertad peatonal del
ciudadano y en general el libre tránsito peatonal y vehicular.
21.2 La Policía Nacional del Perú a través de sus unidades policiales está obligada a
disolver este tipo de aglomeraciones, tanto antes como después de la realización de un
espectáculo deportivo profesional, para lo cual la Dirección General de la PNP adopta las
medidas correspondientes.

Pregunta:

¿Es lícito prohibir, de antemano y de forma general, las concentraciones y el


desplazamiento masivo de barristas, antes y después de los acontecimientos
deportivos, con el propósito de prevenir disturbios, actos vandálicos o, en general, la
alteración del orden público? Al responder, tome en cuenta lo siguiente:
(i) Que, la Ley N° 30037, Ley que previene y sanciona la violencia en los
espectáculos deportivos, publicada el 7 de junio de 2013, contiene las siguientes
disposiciones:

Artículo 1. Objeto de la Ley


La presente norma tiene por objeto prevenir y, en su caso, sancionar la violencia que se
produzca con ocasión de los espectáculos deportivos, para cuyo efecto regula la
conducta de los diversos actores que intervienen en el desarrollo de esta actividad.

Artículo 3. Desplazamiento de los hinchas e intervención de la Policía Nacional del


Perú
3.1 El desplazamiento de los hinchas a los estadios, recintos o complejos deportivos y,
después de producido el espectáculo deportivo, a la salida de estos no puede realizarse
interrumpiendo el normal tránsito peatonal ni vehicular por la vía pública.
3.2 La Policía Nacional del Perú dispone las medidas de seguridad para el
desplazamiento de los barristas o hinchas de una manera segura y pacífica a los
escenarios deportivos.
(…).

(ii) Que, la Constitución en sus artículos 2°, numerales 11 y 12, y 44° señala lo
siguiente:

Artículo 2°.- Toda persona tiene derecho:


(…).
11. A elegir su lugar de residencia, a transitar por el territorio nacional y a salir de él y
entrar en él, salvo limitaciones por razones de sanidad o por mandato judicial o por
aplicación de la ley de extranjería.
12. A reunirse pacíficamente sin armas. Las reuniones en locales privados o abiertos al
público no requieren aviso previo. Las que se convocan en plazas y vías públicas exigen
anuncio anticipado a la autoridad, la que puede prohibirlas solamente por motivos
probados de seguridad o de sanidad públicas.
(…).

Artículo 44°.- Son deberes primordiales del Estado: defender la soberanía nacional;
garantizar la plena vigencia de los derechos humanos; proteger a la población de las
amenazas contra su seguridad; y promover el bienestar general que se fundamenta en la
justicia y en el desarrollo integral y equilibrado de la Nación.
(…).

(iii) Que, la STC del 27 de junio de 2005, recaída en el expediente N° 3482-2005-


PHC/TC, además de lo ya citado en el caso 1, señala lo siguiente:

18. Siendo las vías de tránsito público libres en su alcance y utilidad, pueden sin
embargo, y en determinadas circunstancias, ser objeto de regulaciones y aun de
restricciones. (…).
19. Justamente en la existencia o reconocimiento del bien jurídico seguridad ciudadana,
se encuentra lo que, tal vez, constituya la más frecuente de las formas a través de la cual
se ven restringidas las vías de tránsito público. (…)”.

(iv) Que, la STC del 7 de diciembre de 2005, recaída en el expediente N° 4677-


2004-PA/TC, señaló lo siguiente:

“14. El derecho de reunión puede ser definido como la facultad de toda persona de
congregarse junto a otras, en un lugar determinado, temporal y pacíficamente, y sin
necesidad de autorización previa, con el propósito compartido de exponer y/o
intercambiar libremente ideas u opiniones, defender sus intereses o acordar acciones
comunes.
(…).
15. El contenido constitucionalmente protegido del derecho viene configurado por la
conjunción de una serie de elementos:
a) Subjetivo: Se trata de un derecho individualmente titularizado, pero sólo susceptible
de ejercitarse de manera colectiva. Lo ejercita una agrupación de personas con
fines o propósitos, en esencia, comunes. (…).
b) Temporal: Una de las características del derecho de reunión es la manifestación
temporal o efímera de su ejercicio, incluso en los supuestos en los que tal
manifestación sea periódica. (…).
c) Finalista: Es requisito fundamental para el válido ejercicio del derecho de reunión
que su finalidad sea lícita. Dicha licitud no sólo debe ser predicable del propósito
último de la reunión, sino de los medios cómo éste pretende ser alcanzado. Y es
que cuando el artículo 2º 12 de la Constitución alude a que el modus de la reunión
se materializa “pacíficamente sin armas”, hace referencia a un requisito que atañe al
contenido esencial del derecho, de manera tal que, desde el mismo instante en el
que se manifiesta algún elemento objetivo que permita apreciar la intencionalidad o
concreta actividad violenta durante la congregación, el o los individuos involucrados
en el evento, dejan de encontrarse inmersos en el ámbito protegido del derecho,
pudiendo ser reprimidos de forma inmediata, mediante medidas razonables y
proporcionales, por la autoridad pública. (…).
d) Real o espacial: El derecho de reunión se ejerce en un lugar de celebración
concreto. (…) estos lugares pueden ser locales privados, locales abiertos al público,
así como plazas o vías públicas. La selección del lugar en el que se lleve a cabo la
congregación es vital para el libre ejercicio del derecho, puesto que muchas veces
éste sólo puede alcanzar su propósito en atención a la proximidad física de los
reunidos con aquellas personas o entidades destinatarios de las ideas, reclamos,
pedidos, loas, etc. (…). Resulta claro, sin embargo, que la elección del lugar no
siempre puede quedar a discreción de la voluntad del celebrante, pues, en
ocasiones, es el lugar escogido el que determina, ante el objetivo riesgo de
afectación de determinados bienes constitucionalmente protegidos, la aparición de
una causa objetiva y suficiente para restringir o prohibir la reunión.
e) Eficacia inmediata: (…), el derecho de reunión es de eficacia inmediata y directa, de
manera tal que no requiere de ningún tipo de autorización previa para su ejercicio.
Lo que ocurre es que, en el caso específico de las reuniones convocadas en plazas
o vías públicas, el constituyente ha establecido un instrumento expreso de
armonización entre su ejercicio y las eventuales restricciones a otros derechos que
éste represente, de manera tal que ordena que la autoridad tome noticia del evento
con antelación suficiente a efectos de que tome las providencias necesarias para
que el derecho al libre tránsito (artículo 2º 11 de la Constitución) no se vea limitado
más allá de lo estrictamente necesario, habilitando vías alternas de circulación,
además de adoptar las medidas necesarias para proteger a los manifestantes y
asumir una conducta vigilante y, de ser el caso, proporcionalmente represiva, frente
a las eventuales afectaciones a la integridad personal de terceros o de los bienes
públicos o privados. (…).
16. El derecho de reunión, sin embargo, como todo derecho fundamental, no es un
derecho absoluto o ilimitado. Así lo tiene expuesto el propio artículo 2º 12 de la
Constitución, cuando permite a la autoridad prohibir su materialización “por motivos
probados de seguridad o de sanidad públicas”. Desde luego, cuáles sean esos concretos
“motivos probados” o los alcances específicos de lo que deba entenderse por “seguridad
pública” o “sanidad pública”, deberá ser evaluado a la luz de cada caso concreto. (…).
(…).
18. En todo caso, tal como lo establece el artículo 2º 12 de la Constitución, los motivos
que se aleguen para prohibir o restringir el derecho de reunión, deben ser “probados”. No
deben tratarse, en consecuencia, de simples sospechas, peligros inciertos, ni menos aún
de argumentos insuficientes, antojadizos o arbitrarios; sino de razones objetivas,
suficientes y debidamente fundadas. (…).
En tal sentido, debe tenerse presente que la prohibición debe ser la última ratio a la que
puede apelar la autoridad administrativa para limitar el derecho, debiendo optar, de ser
posible, por medidas simplemente restrictivas, tales como proponer la modificación del
lugar, fecha, hora, duración o itinerario previsto.
Se trata, en suma, de que la prohibición o establecimiento de restricciones al ejercicio del
derecho de reunión se encuentren debidamente motivadas por la autoridad
competente, caso por caso, de manera tal que el derecho sólo se vea restringido por
causas válidas, objetivas y razonables (principio de razonabilidad), y, en modo alguno,
más allá de lo que resulte estrictamente necesario (principio de proporcionalidad)”.

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