EL CASTILLO DE NIEDECK
Hace más de doscientos añ os dicen que vivió en un enorme castillo de Niedeck una familia de
gigantes.
Dicen que la única hija de los dueñ os del castillo se alejó un di ́a paseando entre pinares y viñ edos
hasta una colina desde donde se dominaba el pueblo y el valle, partido en trozos de tierras
labranti ́as.
La niñ a gigante se detuvo para mirar a unos extrañ os seres que se movi ́an allá abajo arañ ando
el suelo. Durante algunos momentos observó con curiosidad al hombre que labraba su campo.
Aquello era desconocido para ella. La muchacha, feliz por su hallazgo, se acercó al hombre y a
los bueyes y los recogió en su falda como si fueran juguetes.
Volvió al castillo la muchacha y fue contenta a mostrarles a sus padres lo que trai ́a. Y, mientras
hablaba, puso al labrador y la yunta sobre la mesa, y los empujaba para que trabajaran.
El gigante de barba nevada dijo cariñoso y serio:
-¿Sabes bien, hija mi ́a, lo que traes? ¿Tú sabes lo que has hecho? Esto que tú llamas juguete es
un hombre campesino. Lo has sorprendido cuando trabajaba la tierra para arrancarle los frutos
que te alimentan a ti y hacen vivir a tus padres.
Ese humilde trabajador es el más útil de todos los hombres. Los demás pueden vivir gracias a su
trabajo”.
a) Orgullosa y caprichosa.
b) Curiosa y alegre.
c) Amigable y encantadora.
B. Lee con atención el siguiente texto para poder realizar los ejercicios.
DÉDALO E I ́CARO
Existió hace muchi ́simos añ os un hombre llamado Dédalo, que llegó a la isla de Creta en
compañ i ́a de su hijo I ́caro.
Dédalo era un gran inventor. Por eso, el rey de Creta le encargó unos cuantos trabajos. Entre
ellos, unas estatuas maravillosas que podi ́an hablar y moverse.
El rey estaba tan contento con los trabajos de Dédalo que lo invitó a quedarse a vivir en la isla y
asi ́ poder continuar haciendo inventos.
El rey le mandó construir un edificio para el Minotauro, un monstruo que posei ́a el rey que era
un hombre enorme con cabeza de toro.
Dédalo construyó un enorme laberinto del que era imposible salir.
Para impedir que Dédalo contara el secreto del laberinto a otras personas, el rey lo encerró en
él con su hijo.
Un di ́a, Dédalo e I ́caro miraban al cielo, contemplando a las aves que volaban libremente.
Entonces, a Dédalo se le ocurrió la idea de construir unas alas como las de los pájaros, con
plumas de verdad pegadas con cera.
Tardaron mucho tiempo en terminarlas, pero por fin un di ́a, cuando las terminaron, se las ataron
a los brazos el uno al otro y comenzaron a agitarlas.
Empezaron a elevarse poco a poco, volando cada vez más altos y más contentos.
Dédalo, al ver la altura que habi ́an alcanzado, advirtió a su hijo para que no se elevase más, pero
I ́caro, feliz, subi ́a y subi ́a por el cielo azul.
I ́caro se acercó tanto al Sol que el calor de éste comenzó a derretir la cera, y las plumas
empezaron a despegarse.
Sin alas, I ́caro no pudo sostenerse en el aire y su vuelo terminó sobre las agua del mar, donde
se ahogó.
Los niños, cuando sali ́an de la escuela en primavera, acostumbraban a jugar en el jardi ́n del
Gigante. Un di ́a, el Gigante, que era muy egoi ́sta, tomó la decisión de prohibir a los niñ os jugar
en su jardi ́n. Pero cuando volvió de nuevo la primavera, toda la comarca se pobló de pájaros y
flores, excepto el jardi ́n del Gigante. La Nieve y la Escarcha se quedaron en el jardi ́n para
siempre. Asi ́ siempre fue alli ́ invierno.
Pero un di ́a el Gigante se arrepintió de haber sido tan egoi ́sta. Una mañ ana, estaba todavi ́a el
Gigante en la cama, cuando oyó cantar a un jilguero. Los niñ os habi ́an entrado en el jardi ́n por
un agujero, y con ellos volvió la primavera .Los árboles se habi ́an cubierto de hojas, los pájaros
volaban piando alegremente, las flores se asomaban entre la hierba verde. Y el Gigante se senti ́a
feliz en el jardi ́n jugando con los niñ os.
1. ¿En qué estación juegan los niñ os? a) En el jardín del gigante
h) En primavera
i) Volvió la primavera