INTRODUCCIÓN
Justificación
Objetivo del Trabajo
A. Marco Teórico.
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3.2.2 La Ley General de Salud
1. Perspectiva Médica.
2. Perspectiva Ética.
3. Perspectiva Legal.
A. Propuestas y sugerencias.
IV. BIBLIOGRAFÍA.
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I. INTRODUCCIÓN
A. Marco Teórico.
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inicia la vida humana; J. Fletcher (1972) (Bioética de Margarita Boladeras),
expresa el conjunto de características de la existencia personal, con la
denominación de indicadores de la condición humana, introduciendo los
aspectos siguientes:
Conciencia de sí, dominio de sí, sentido de futuro, sentido de pasado,
capacidad de relacionarse, preocuparse por otros de comunicarse y tener
curiosidad; éstas referencias abarcan el sentido de vida humana.
Kant propuso que los seres humanos deberíamos ser tratados como fines
en sí mismo y no simplemente como medios. En éste caso utilizó la palabra
respeto en sentido casi técnico, significa que cualquier persona como tal
tiene un valor intrínseco, o un valor que no tiene que ver con sus logros y
que cuando otras personas tratan con ellas, no deben igualarla o
despreciarla.
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5. Intervención en la genética y la Biología Humana.
6. Programas políticos sanitarios. (En historia, teoría y método de la
medicina de Sánchez González).
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Existen dos modelos, el americano y el europeo. En el modelo
norteamericano se generalizó la práctica de decir la verdad a los enfermos
terminales, en donde se describen las fases siguientes.
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Revisando el punto de vista de Víctor Méndez Baiges en “Sobre morir”
encontramos que hablar de un derecho a morir con dignidad es hablar de un
derecho reconocido legalmente a los individuos para que puedan tomar por
si mismo algunas de las decisiones relativas a ciertos asuntos que atañen a
su propia muerte. Que el objetivo de ese derecho es en consecuencia evitar
que la participación de la persona en su propia muerte sea la de un objeto
pasivo en manos de la familia y de la técnica, logrando por el contrario que
su participación sea respetada en cuanto a sus intereses y valores durante el
proceso de morir.
a) No ser declarado muerto más que después del cese de las funciones
cardiorrespiratorias.
b) Derecho a morir con toda serenidad y con dignidad humana, de forma
que no se trate al titular de este derecho cuando haya iniciado el
proceso de morir como a un mero objeto en manos de la técnica y que
se respete su libertad de conciencia y se le proporcione si así lo desea
asistencia espiritual.
c) Derecho a rechazar el encarnizamiento terapéutico, o derecho a
rechazar los medios extraordinarios, desproporcionados o peligrosos de
curación, lo que incluye el derecho a rechazar los tratamientos que no
hagan más que prolongar precariamente la agonía del paciente.
d) Derecho a rechazar cualquier tratamiento médico, aun ene el caso de
que ese rechazo conduzca a la muerte. Se entiende incluida aquí la
posibilidad de exigir la interrupción de un tratamiento ya iniciado. Se
discute si la alimentación y la hidratación artificial han de considerarse
tratamientos, aunque la opinión mayoritaria es que sí.
e) Derecho a manifestar voluntades anticipadas sobre el proceso de morir
con carácter vinculante para terceros, o derecho a establece por
adelantado instrucciones respecto a los tratamientos médicos que el
individuo está dispuesto a admitir y a rechazar en su proceso de morir.
Este derecho a establecer las llamadas voluntades anticipadas.
f) Derecho a obtener un tratamiento paliativo del dolor durante el
proceso de morir, a fin de evitar el sufrimiento, aun cuando ello pueda
causar dependencia de ciertos fármacos o adelantar el momento de la
muerte.
g) Derecho a determinar el momento de la propia muerte, o derecho a
disponer de la propia vida. Este derecho incluye al llamado “derecho al
auxilio médico al suicidio” o derecho a que el personal sanitario ayude
con sus conocimientos o sus medios a que se realice la voluntad de
alguien que ha decidido poner fin a su vida.
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La muerte de manera tradicional ha sido entendida como la ausencia o la
perdida de algún principio animador del cuerpo.
Juan Masia en “Cuestiones éticas más allá y más acá de la muerte” dice:
“el preservar la vida biológica es como base para una vida humana. Hay tres
bienes a distinguir: prolongar la vida, disminuir el sufrimiento y conservar la
libertad. Si prolongamos inconsideradamente, aumentado el sufrimiento y
disminuyendo la libertad vamos contra la vida humana y el cuidado no es
bueno. Pero lo mismo ocurre si acentuamos exageradamente la libertad. El
equilibrio de las tres pide algo más que mera ayuda técnica y clínica:
cuidado humano.
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Creo importante haber iniciado con éste cuestionamiento por parte del
autor antes mencionado, porque es de humanos usar la tecnología hoy en
día de manera proporcionada.
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previsoras anticipadas, sea en la figura del mandatario, sea el testamento
vital (o ambas).
- Información y comunicación correcta con el paciente y, cuando esto no sea
posible, con quienes pueden representar los mejores intereses del paciente.
- Mejorar la docencia en las facultades de Medicina del tratamiento correcto
del dolor, insistiendo en el deber y responsabilidad de controlarlo
correctamente.
- Facilitar el acceso a clínicas del dolor siempre que sea preciso.
- Aplicación de cuidados paliativos a pacientes terminales, lo cual representa
no sólo controlar el dolor, sino acompañar profesionalmente al paciente en
su sufrimiento, crear un clima familiar, respetar su derecho a la libertad de
conciencia y a mantener un diálogo confiado con los miembros del equipo de
salud, la familia, los amigos.
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duración limitada, y el dolor crónico da la enfermedad terminal es una
situación permanente en evolución. Difícil es predecir en que momentos
desaparece, normalmente empeora en vez de mejorar y ocupa la atención
permanente del enfermo y de quienes lo rodean.
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“adistanasia” o “antidistanasia” como el proceso por el que se deja morir de
manera natural y tranquila al enfermo terminal.
Margarita Boladeras en el libro Bioética nos dice que “La reflexión ética
sobre el sentido propio y restringido de eutanasia ha de tener en cuenta:
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parte del preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos
“La libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen como base el
reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e
inalienables de todos los miembros de la familia humana”, y que será su
posición de acuerdo a la lectura del preámbulo anterior.
Ser autónomo no es lo mismo que ser respetado como agente autónomo; lo que
implica como mínimo asumir su derecho, a tener opiniones propias, a elegir y a realizar
acciones basadas tanto en sus valores como en sus creencias personales. Este
respeto debe ser activo y no simplemente una actitud.
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John Stuart Mil, prefiere llamar a la autonomía, individualidad y cree que se debe
permitir que todo ciudadano, se desarrolle en función de sus convicciones personales,
siempre que estos no interfieran con la libertad del resto pero si un sujeto tiene ideas
falsas o mal equilibradas, tenemos la obligación de intentar persuadirla.
Estas dos filosofías aun siendo diferentes constituyen un apoyo para el principio de
respeto a la autonomía.
Para que éste principio sirva como guía práctica para la conducta tiene que ser
especificado en función del contexto, y si la especificación es apropiada señalará
cuales son las excepciones válidas. Este proceso de especificación dará lugar a
derechos y obligaciones de libertad, intimidad, confidencialidad, sinceridad y
consentimiento.
El respeto a la autonomía, por tanto solo tiene prima facie y puede ser supeditado
por otras consideraciones morales.
Para respetar la autonomía del paciente estos deben estar preparados, para dejar
de sentirse dependiente y conseguir todo el control posible o deseado de la situación.
Tanto los aspectos positivos como negativos de este principio indican que para
respetar hay que fomentar y velar por los intereses de las personas.
b) Principio de beneficencia.
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Biomédica, por un fracaso en la distinción ente un principio de beneficencia que
compite con un principio de respeto a la autonomía.
Edmund Pellegrino y David Thomas, argumentan que los mejores intereses de los
pacientes están íntimamente ligados, a sus preferencias de las cuales se derivan
nuestros deberes primarios hacia ellos; inclinándose de esta manera por el principio de
autonomía sobre el de beneficencia, y por otro lado señalan: “Tanto la autonomía como
el paternalismo son remplazados por una obligación de actuar beneficentemente... En
el mundo real de la medicina clínica no hay principios morales absolutos, excepto el
mandato de actuar en el mejor interés del paciente”.
Las cuestiones fundamentales son: ¿Cuales son los mejores intereses del paciente,
en que se basa para ello? Dos de las principales restricciones o críticas en contra del
principio de beneficencia son que: a) implica una actitud paternalista, y b) que puede
entrar en conflicto en el principio de justicia. La utilización a ultranza de éste principio,
su abuso por el personal sanitario es para ciertos autores, la causa de un paternalismo
médico que se volvió contra los enfermos con el crecimiento tecnológico de las ciencias
biomédicas y la experimentación incontrolada de los científicos.
c) Principio de no maleficencia.
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Los códigos profesionales y el derecho han desarrollado una serie de guías de
acción con el fin de concretar las exigencias del principio de no maleficencia en el
ámbito de la asistencia sanitaria, en especial en lo que se refiere a las decisiones sobre
tratar y no tratar.
d) Justicia.
Los términos equidad, mérito y titularidad han sido usado por varios filósofos en sus
intentos de explicar la justicia. Todas estas explicaciones interpretan la justicia como
trato igual, equitativo y apropiado a la luz de lo que se debe a las personas o es
propiedad de ellas.
Quien tiene una exigencia válida basada en la justicia tiene un derecho, y por tanto,
se le debe algo. Una injusticia implica un acto erróneo u omisión que niega a las
personas beneficios a los que tiene derecho o que falla en la distribución justa de las
cargas.
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El término justicia distributiva se refiere a la distribución igual, equitativa y apropiada
en la sociedad. Su ámbito incluye las políticas que asignan diversos beneficios y
cargas, como la propiedad, recurso, impuestos, privilegios y las oportunidades.
Los problemas de justicia distributiva surgen bajo condiciones de escasez y
competición.
Son materiales los principios que especifican las características relevantes para
aun tratamiento igual son materiales porque identifican las propiedades sustantivas
para la distribución.
Los siguientes principios han sido, cada uno, propuestos por algunos autores como
principios materiales válidos de justicia distributiva.
No hay barrera obvia para aceptar más de uno de estos principios, y algunas teorías
de la justicia aceptan los seis como válidos.
La obligación prima facie implica que la obligación debe cumplirse salvo si entra en
conflicto con una obligación de igual o mayor magnitud. Una obligación prima facie
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compromete a no ser que sea anulada o suspendida por obligaciones morales
diferentes.
Los actos con frecuencia tienen una serie de propiedades y consecuencias moralmente
relevantes.
El agente debe establecer lo que Ross llama el equilibrio supremo del bien sobre
el mal. La obligación real del agente ante una situación concreta viene de terminada
por la ponderación entre las distintas obligaciones prima facie que han entrado en
conflicto (beneficencia, autonomía, justicia). Para ponderar justificadamente es
necesario aportar buenas razones que apoyen al juicio.
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Vivir con dignidad, morir con dignidad, no significa otra cosa que
plantearse cual es el sentido de la vida y de la muerte.
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Otro aspecto a mencionar es este rubro la responsabilidad que el
profesional de salud debe tener en el uso de analgésico, el cual debe estar
enmarcado en algunos principios como el de tomar en serio la queja del
paciente, de que el tratamiento debe ser administrado dentro de un contexto
de cuidados globales de atención integral del enfermo, que las dosis deben
regularse individualmente, siempre de ser posible iniciar el tratamiento por
vía oral e ir por delante del dolor es decir hay que administrar antes de que
aparezca el dolor.
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El mismo, señala que se distinguen dos tipos de directivas previas: el
testamento vital que señala directrices previas en relación a que
procedimientos médicos deban iniciarse y cuales no, en determinados
situaciones ,y el poder de representación legal (permanente) que es un
documento en que una persona autoriza a otra para actuar en determinadas
circunstancias en su nombre.
Fue Holanda el primer país que aprobó una ley en materia de eutanasia
el 10 de abril de 2001, la Ley de la Terminación de la Vida a Petición Propia
del Auxilio al Suicidio, no considerar a la eutanasia como delito siempre y
que el medico actué respetando criterios estrictos: que el enfermo este
sometido a una sufrimiento insoportable sin que exista perspectiva de
mejora alguna, que haya expresado su voluntad de morir y que el médico
solicite una segunda opinión de otro colega.
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Después de morir el paciente, el médico debe informar de manera
obligada a comisiones regionales de comprobación que supervisan las
decisiones tomadas por el médico.
Esta ley fue aprobada por la Cámara oponiéndose a ella solamente
partidos confesionales y el cristiano demócrata.
CAPITULO IV
INDUCCIÓN Y AUXILIO AL SUICIDIO
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Al que ayude al suicidio a una persona que quiere suicidarse, se le
aplicará prisión e dos a cinco años si el suicidio se consuma. Si la persona
que quiere suicidarse es menor de edad o no tiene capacidad de comprender
la relevancia de su conducta o de determinarse conforme a esa
comprensión, la prisión será de cuatro a diez años.
Artículo 312
El que prestare auxilio o indujere a otro para que se suicide, será
castigado con la pena de uno a cinco años de prisión; si se lo prestare hasta
el punto de ejecutar él mismo la muerte, la prisión será de cuatro a doce
años.
Artículo 313
Si el occiso o suicida fuere menor de edad o padeciere alguna de las
formas de enajenación mental, se aplicarán al homicida o instigador las
sanciones señaladas al homicidio calificado a las lesiones calificadas.
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El personal de salud ante el enfermo en fase terminal, debe de tratar de
entender y conocer el proceso de la vida y de la muerte, que como todo
proceso es un continuo, y que la muerte ha de llegar. Que realice su mejor
esfuerzo con responsabilidad profesional y en base a normatividades de la
institución y a su formación científica y ética, que busque siempre la
comunicación con el paciente y el familiar, que respeta la autonomía del
paciente que le informe de su estado hasta donde el paciente pueda
soportar dicha información; que no coloque barreras porque el paciente en
ese estado lo que busca es ayuda y apoyo.
En primer lugar creo que debe existir una seriedad y una completa
competencia de parte del grupo interdisciplinario que da servicio a este tipo
de pacientes, es decir que exista ciencia pero también conciencia.
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respeta sus creencias espirituales siempre que busquen la tranquilidad, la
paz y la fuerza espiritual en él para afrontar su situación.
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A.- Propuestas y sugerencias.
Las propuestas y sugerencias que a continuación expongo, las realizo
pensando en Tabasco, estado en el cual radico y laboro como profesional de
salud y en la que podré colaborar con mayor eficacia ésta disciplinas.
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BIBLIOGRAFÍA
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Edit. Sista. México, nov. 2001
p.p. 246
http://www.bibliojuridica.org/libros/1/172/5.pdf
http:/www.euthanasia.org/spdutch.html/#intro
http:/www.uned.es/bioetica
http:/www.vidahumana.org/news/holanda-may01.html
http://www.vlex.com/mx/actualidad/912
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