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Capitulo IV REPRESENTACIONES SOCIALES TEORIA Y METODO* 1, LA CONSTRUCCION SOCIAL DE LA REALIDAD COTIDIANA, Imaginemos un partido de futbol en el que se produce una jugada que parece perfectamente clara: un defensa del Real Madrid y el delantero centro del Barcelona, que iba camino del gol, chocan con tal violencia que se hace precisa la intervenci6n de los camitle~ ros para atender al maltrecho delantero centro. iCuil es la reac~ cin det pablico? {Gritos exigiendo la expulsién del defensa? {Silbidos y protestas porque ei arbitro expulsa efectivamente al defensa? Cualquier lector puede arriesgar una respuesta, pero iverdad que nos sentiriamos més seguros si supiéramos en qué campo se esté jugando el partido? Ahora sentémonos cémodamente ante el televisor para ver la grabacin de esta jugada, en compaiifa de un hincha del Real Madrid y otro del Barcelona. Es facil predecir lo que, muy proba- blemente, va a suceder: lo que para uno de los hinchas constituye una clarisima y salvaje agresion que debiera ser sancionada con la fulminante expulsién de! defensa, tan s6lo constituye para el 0:7> Ja desafortunada consecucneia de una accién, a todas luces co- recta, y en la que, ademas, la victima tiene su buena parte de res- ponsabilidad... por no decir toda. La imagen que aparece en pantalla puede ser acelerada, de- secelerada, detenida, repetida tantas veces como se quiera....nin- guno de los hinchas retrocedera un dpice en su descripcién de Io que de verdad ocurrié en el estadio. caso 20 se les ha proyecta- do el mismo video? Esto es, sin duda, lo primero que intentaria + Publicado en: Ibsiez, T, Meologias de Jo vida corideana, Barcelona, Sendai, 1988) 153 averiguar un ingenuo visitante del planeta Marte que desconociera cltuthol y la complejidad de los fenémenos psicosociales que inc slen sobre la psicologia de los hinchas. Pero pronto deberfa rendirse ute la cvidencia: no hay duda, el video es, objetivamente, el mismo... Hemos dicho que la jugada era clara y que, ademés, estaba prabada, {Qué hubiese pasado si ésta hubiera presentado un fuerte grado de ambigiicdad y no s¢ hubicra grabado? Lo mas probable es que nuestro hipotético marciano habriatenido que renunciar a for- arse una idea de lo ocurrido en el campo. Mas precisamente ha- bria legado @ la interesante conclusién de que, eo el planeta Ticrra, la realidad presenta la extrafia propiedad de existir en for- ma duplicada, En efecto, la hipétesis de que uno de sus informado- 1€s, 0 ambos, padecieran graves trastornos perceptivos no resistiria ante sencillas operaciones de comprobacién. Bastarfa una répida ‘encuesta para comprobar que ambas versiones de la realidad eran compartidas por un respetable nimeto de personas. Ademfs, co- nocedor de tas téenicas correlacionales, nuestro inteligente mar- ciano no tardar‘a tampoco en percatarse de que Ja percepeioa de lejos de cons nomend aleatorio, est’ condicionada por Is adsctipeién de los individuos a ciertas agrupa- clones sociales, como son por ejemplo las pefias deportivas. Este ejemplo fulbolistico, sit dda trivial, nos acerca a un problema que ao €s por su parte nada trivial y que ha quitado el suefio a més de un psicélogo social: éc6mo se forma 1 de fa realidad? ie6rmo incide esta vision cn nuestras conduc tidianas? Es obvio que Tas malliples cosas que hacemos o que nos ‘curren un dia cualquiera de nuestra vida cot srabadas ni obedecen por lo general a reglas tan especificas como las ‘que rigen un partido de futbol. Esto significa que los acontecimien- os que se producen en nuestra vida diaria, las informaciones que nos llegan, los comentarios que oimos, las conversaciones que man- tenemos, las relaciones que establecemos con los demés, suclen presentar, todos cllos, un cierto grado de ambigledad. . Sin duda, esta ambigtiedad favorece la posibilidad de que cada persona s¢ forme su propia opiniGn y elabore su particular vision de la realidad social. Pero cometeriamos un grave error al considerar que a claboracién de una visién personal de la reali- dad constituye un proceso meramente individual e idiosincrético. Al igual que ocurria en nuestro ejemplo futbolistico, las insercio- ses del individuo er categorias sociales y su adscripcién a clistintos grupos constituyen fuentes de determinacion qué inciden” isa _con fuerza en la elaboracién individual de la realidad so ne interpretaciones Siinilares de los acontecin ~ Uni ejemplo, entresacado esta vez de los conflictos zenera- cionales, ilustra perfectamonte la determinacién social del pensa~ miento individual. En efecto, quién de nosotros no ha tenido la ocasién de escuchar en algén momento comentarios como el si- quiente: «Créame, no hay quien entienda a los jévenes de hoy. iCémo pueden soportar durante horas y horas el ruide infernal de las discotecas? iSi eso es miisica, venga Dios y lo veal ¢Y los ha vis- to usted bailar? Esto ya no es baile ni es nada. En mis tiempo el baile era asunto de parejas y la masica era misica de verdad. Bue no, esto sc podria achacar a fas modas que van cambiando, pero lamentablemente la situaciOn es mucho mas grave. Hay momentos en que me pregunto si soy realmente yo quien ha educado a mis propios hijos... no creen en las cosas que a mi me parecen impor: antes, no respetan nada... desde luego, no ven las cosas como yo Jas veo, Pero no vayan a creer que esto sélo me pasa a mf. la ver- dad es que parece que todas las familias a mi alrededor padecen Jos mismos problemas... En algo habremos fallado, poraue desde luego, nuestros hijos no parecen ser como nosotros...» Este tipo de comentario, repetido generacién tras generacién, con sus correspondientes variaciones circunstanciales, es posible- mente uno de los més reiterativos en Ia historia de la humanidad. Perplejidad, desilusion, incomprension... lo que los padres se re- sisten a entender es que si sus hijos «no ven las cosas como ellos» es, sencillamente, porque las cosas no son las mismas para sus hi Jos que para ellos. Un aparato de televisién parece ser, objetiva- mente, «la misma cosa» para todo el mundo, pero es muy distinto haber nacido en un mundo donde el televisor (0 el cache, el avidn, los anticonceptivos...) aparecié en un momento dado y fue extea- digndose poco a poco, que haber nacido en un mundo donde el televisor estaba ya, «desde siempre» sélidamente implantado en los usos y habitos cotidianos. No es lo mismo haber asistido a la progresiva penetracién de los microordenadores cm fas ecuelas y en los hogates que haber nacido en un mundo «informatizadon. Esto cambia sin duda la forma de ser de las «cosas» y cambia tam- bign la forma de ser de las personas. No es que los jovenes de hoy parezcan scr distintos de los de ayer, es sencillamente que son dis- tintos. Es cierto que «no ven las cosas de la misma forma», pero ‘es porque ni las casas ni los ojos que las ven son ya los mismos. El 155 waeacn reutichesd Lumentario, puramente ficticio, que hemos puesto en boca de una «icterminada persona ¢s bastante frecuente entre las demas perso- nay de Su goneracién, Cada una de ellas «inventa» ese comentario, oalguno parecido, dé forma puramenté «individual», pero es ob- trascinden cada perse Se puede objetar cionales ¢s un ejemplo demasiado facil y casi tautologico. En efee- to, el simple trascurrir del tiempo conlleva cambios, y por lo tanto, nuevas experiencias y mevas cealidades. Pero encontramos el mis- mo tipo de fenémeno sin necesidad de recurris a una dimension diacronica. Piénsese sino en las considerables diferencias que se- paran las «visiones de la realidad» de un yuppi del Silicon Valley y de un paria de Bangladesh, o en un mismo pais, de un jornalero cn paroyde un directivo de una préspera financiera... Es obvio que nuestros ejemplos no son inocentes. Tampoco Jo pretendemos. No es casualidad si los microordenadores, los te- levisores, o los anticonceptivos que hemos mencionados para ilus- trat los cambios generacionaleS, constituyen innovaciones técnicas relacionadas con el desarrollo de ciertos saberes cientificos. Vol- veremes mis adelante sobre la importancia que han adquirido los saberes lenticos para ia caStarmaclan Te cai ‘percepeion de tu TeaTlded cotdiana, Las reerencias alos paradox 97 Tor direc. VaR Timposd constituyen ejemplos inocentes, pueden parecer tépi- cas, € incluso panfletarias. Pero también volveremos mas adelante sobre la importancia que tienen las ubicaciones socioeconémicas y sooietilturales.parala construecidn de la realidad cotidiana, El lector s¢ preguntara sin duda por qué estamos poniendo tanto empefo en ilustrar algo que es sobradamente conocido por todos. Quién duda, en efecto, de que la forma de ser de las perso~ nas, su identidad social y la forma en que perciben la realidad es- tan influenciadas por el medio cultural en el que viven, por la plaza que ocupan en el seno de la estructura social y por las experien-* cias concretas con las que se enfrentan a diario? Probablemente na- die. Como nadie dudaria tampoco en extraer las cousecuencias de dichas influencias y Hegar a la conclusi6n de que la realidad no es la misma para todas las personas, Ademds, hace tiempo que la antro- pologfa cultural ha dejado las cosas claras al respecto, mostrando ‘corao influyen Ias categorfas lingbsticas y conceptuales propias de cada cultura sobre las representaciones de la realidad tanto fisica co- ‘mo social. Dicho con otras palabras, es un hecho qxe la hipstesis 156 Whorf-Sapir forma parte desde hace afios del bagaje cultural de ‘T6da PESUAT rafaimamente interesada ca las ciencias sociales (Sa~ , 1931; Whorf, 1938). “Pero quizd no se alcanzasta la misma unanimidad si se plan- tearan preguntas més precisas. Es probable, por ejemplo, que al- gunas personas no dudarian en afirmar que Ja realidad tiene propiedades objetivas que podrian ser descritas, en principio, por “unobservader cull y no comprometido, ase un especialista en cicncias sociales provisto de} suficiente conocimicnto cientifico y de la suficiente objctividad. Estas mismas personas ns dirian que las propiedades objetivas son «reconstruidas» de forma incomple- ta y sesgada por los distintos protagonistas sociales en funcién de sus intereses particulares, de sus posiciones sociales, de sus expe- riencias conccetas y de sus influencias culturales. Ademés, es asf como fa realidad objetiva se convierte en las realidades persona. les, siguiendo un proceso de distorsién que responde, él también, a determinaciones perfectamente objetivables. En otras palabras, estas personas admiten que la realidad varia con los individuos, pero consideran que es en el fifoetso de tratamiento de ta informa- GOH proporcieaada por la realidad objetiva donde radica el méca- nigiio Fesponsable de la exisiencia de realidades plurales. Veremios ma? ideinave que es precisaments esis Tipo de ine:yTCiacién el que subyace de facto en gran parte de las investigaciones realiza” das por los psicélogos sociales de orientacién cognitivist En desacuerdo con esta conceptualizaci6n, otras personas, sin duda menos numerosas que las anteriores, no dudarfan en afir~ mar que la realidad presenta una serie de propiedades, que, atin siendo «realmente» constitutivas de la misma, no dejan de ser, sin embargo, bsolutamente oibjeivar. Son propiedades que confor- man la redlidad.abjetva pero que resultan de las actividades-sos- ‘nitivasy,.on t6rminos mas gencrales, de las actividades simbélicas sroliaias por los individuos. Este punto de vista impiica que la “Fealidad tal y como es esta patcialmeate determinada por la reali- ad ial y como es para nosotros, pasando a ser, en Geta. medida, al resultado, 0 ef producta, de nuestra propia actividad de construc- “Gin subjetiva de Ta misma. Esto conlleva por supuesto toda una série de Consecuencias metodoldgicas de cara al conocimiento cientifico de a tealidad social ¢ implica también una concepciéa distinta de los mecanismos responsables de que la realidad se di- versifique en funcién de las personas. No es que existan diferentes realidades porque existan diferentes maneras de tatar a misma rea ae s luda ohjotiva, sino que existen diversas realidades porque la pro- ivi Leaded incorpora cn st misma, como. parte constititiva de st “ esisens, uma serie de caracteristicas que provier laa por fos individuos en el proceso «jue Tes leva @ formar propia vision dé la realidad. Las dos interpretaciories que hemos descrito son, come se pucde ver, escasamente compatibles entre si. El consenso sobre tos Factores responsables de que la realidad sea distinta para las, islintas personas se ha roto en cuanto nos hemos planteado pro- nuntas sobre la naturaleza de esa realidad, «Acaso seria més facil ‘anzar de nuevo la unanimidad antes mencionade si nos propu- sigramos establecer las ieyes y la ldgica que rigen los procesos de construcci6n de las realidades personales? Es muy probale que las divergencias serfan atin més fuertes que en el caso anterior. Ast pues, lo que en un primer momento parecia constituir una eviden- cia escasamente problemstica y bastante trivial, la existencia de di- vessas realidades subjetivas, aparece como una cuestién polémica y harto compleja en cuanto noy proponemos acotar sus caracteris- ticas o Ie Logica de su elaboraciéa. Son precisamente estas cuestiones las que pretenden dilucidar los investigadores que trabajan en el tema de las representaciones sociates. El estudio que han emprendido sobre 10s ra ueThacen las parsonas én su vida cotidiana y sobre la cateorias que Uiilizan esporténieamente para dar Tuen@ del ‘ha pei ir eonociende poco a poco las ses yf gle del ponsamonto se. dese Bros do una Sociedad y de una cultura, para forjar avestra visiOn de Jas personas, de las cosas, de las realidades y de los aconteci= mientos que constituyen nuestro mundo, La importancia de esos estudios es evidente. Qué duda cabe, en efecto, de que dificiimen- te conseguiremos explicar fas reacciones, las conductas y, en defi aitiva, le psicologia de los seres humanos concretos y reales, si no conseguimos descifrar las condiciones de formaciéa del pensa- miento social que le es propio, asi como los mecanismos de su fun cionamiento y la estructura que adopta. La preocupacin por entender esas formas diarias del pen- samiento que, sea dicho sin el menor tono despectivo y simplemen- te para diferenciarlo del pensamiento cientifico o del pensamiento formal, calificaremos de pensamiento «ordinarion, no esper6, ni mu- ‘cho menos, a que aparecieran Ios estudiosos de las representaciones sociales, Se trata de una preocupacién que viene de lejos y que no 158 ha cesado de estar presente en la psicologfa social desde s aunque fuesen cambiando los enfoques tedricos y fas termi utilizadas. Asf, por ejemplo, el temprano interés que manifestaron los psic6logos sociales por el concepto de actitud y las inaumerables investigaciones que dedicaron a ese fenémeno constituyen claros in- dicios de la importancia que concedian a las estructuras cognitivas, socialmente adquiridas, que orientan las reacciones de las perso- nas ante los objetos de su realidad cotidiana. Bien es verdad que la dimensién cognitiva de las actitudes no recibié tanta atencién co- ma sus Componentes afcetivos, pero aun asf queda bastante claro que la predieci6n y 1a expticaciéa de.las conductas pasaba, segiin Jos psicdlogos sociales, por el conocimiento previo del sistema de actitudes de las personas. Por decirlo cn pocas palabras, los psicélogos sociales pare- cen haber manifestado desde siempre una conciencia, mas 0 menos explicita, de que las reacciones ante la realidad, lejos de responder de forma directa y mecdniéa a sus car: as, estén ‘mediatizadas por una sefie Ge proces0% sibjetivos que consiruyen Ia realidad ante Ta cual se reaccit Constiiuye wna simple prolongacién del punto de viste fenomeno- logico, En efecto, junto con Emmanuel Kant son muchas los pen- sadores que han sostenido que la realidad «en so» no puede ser conocida y que s6lo tenemos acceso a la realidad feadoménica. En- tr¢ ellos, fos mas cientistas de los cientificns, es decir tados los po~ sitivistas. La afirmacion de que se reacciona ante la realidad tal y comes para nosotros y no tal y como ¢s en verdad, aun admitiendo que tenga algiin sentido hablar de la realidad en sf, les pareceria ung afirmaciéa trivial y absolutamente obvia. Pero ia postura a la que nos estamos refiriendo va més allé de esta afirmacién y no es reductible al fenomenalismo. Lo que subyace en ella cs la idea de que muchas de las realidades con las que se enfrenta la psicologia social tienen un estado ontologico particular que ilustraremos con un ejemplo para evitar digresiones demasiado abstractas. El racismo existe «de verdad y sus efectos pueden ser su- mamente materiales, nadie lo duda. Pero el racismo no existirfa si no fuera porque una se “en la cual ciertos objetos sociales, por ejemplo ‘ribuyen ciertos significados a elementos diferenciadores que no tienen, en si mismos, ningiin significado particular. Por supues- to, estas actitudes tienen determinaciones sociales, pero csto 20 159 moditics ef fondo de fa euestiu. Bi racismo ¢s un con los polos que se trata precisamence far Este es el caso del concepto de representacion sects) ciales wn lan age ble de ilasttarnas sobre la manera en que se o relazan las determinaci es S determinaciones de tipo simbslico y las catwalidides logla es puramente ilusoria, En efecto, come i represent 1 si i ersentacions socials no conse eljetos nde articulation tare aatTames nuevamente con el problema dela Ge conaderaioe comets, Darem0s un ejempla, El marsismo poe. Or las nstancas oa ie cloga, sobre todo cuando es asusido Bey inancias 8 del poder social. Pero también podemos 8 repress ales del marxismo que circulan un objeto particu 27 bite pai ar a siempre pueden sor asiznadas « agentes En otras palabras, las represent: social aciones soci Sempre represemaciones de algo, lo cual excluye la cxstencls 196 fin caatragosicién con estas caractertsticas, la ideologia tie- ean earieter de generalidad que la asimila a un cOdigo interpreta- ‘iv oa un dispositivo generador de juicios, percepcida, actitudes. arbre nbjclos especificos, pero sin qué et propio cédigo esté anclado cn un objeto particular, Ast mismo, aunque las ideologias puedan «neue referidas a categorias sociales especificas, también pueden te- er ua status de indiferenciacion social, afectando las prodiucciones cognitivas de la sociedad en si conjunto, Este conjunto de caracterfsticas diferenciadoras nos sugicre una anafogia con e! tipo de relaci6n que une a un c6digo con los textos pacticelares que permite generar. Las representaciones 50- clales serfan como los textos, siempre concretos y particufarizados, mientras que la ideologia serfa como ef cédigo que permite produ- cirlos. Esto significa que la ideotogia constituiria una condicion de produccion de las represcataciones sociales. Pero ya hemos visto {que las representaciones sociales nacen a partir de un canjunto de condiciones de produccién que van desde las conversaciones cotictia- nas hasta las experiencias concretas con ef objeto de la representa- ion. Asf, la ideologfa no serfa mas que uno de Jos elementos de causalidad que intervienen en Ja genesis de las representaciones sociales. Ademés, esta relacién de causalidad serfa de tipo circular, Pucsto que ya sabemos que las representaciones sociales pueden modificar a su vez los elementos ideofSgicos que hae contribuide a su propia formacion En definitiva, las Weologias y las representaciones sociales Son dbjetos distintos pero estrechamente vineulados entre si por relaciones de causalidad de tipo circular. El estudio de cada uno de estos dos fenémenos es relevante para fa compreasién del otro. Asi, de la misma forma que ef estudio de ua texto nos informa sobre. las caracteristicas del cédigo, el estudio de las representaciones sociales nos informa sobre la ideologia que subyace a la represen- Jacién social, Es preciso estudiar las representaciones sociales pa- ra esclarecer los fenémenos ideol6gicos. Pero de ta misma forma que el corpus de todos ios textos efectivemente producidos 10 agota la totalidad del cédigo, ¢) estudio de las representaciones s0- ciates m9 puede agotar los fendmenos idealdgices y ¢s preciso, por Jo tanto, dedicar investigaciones especificas a ese tipo de Fendme- nos, aunque sélo fuera para explicar las propias representaciones sociales. En conclusién, parece razonable aceptar Ja idea segia la cual e pensamiento social esté constituido por diversas modalida- _— er sc ypaetieksres ne, inchaso manteriiendo ch swe pate ey jeniendo ciertas relaciones entre cls, poseen sin embargo una personalidad propia y deben ser es lead por misma La representaci6n social constituye sin duda ia de ens modal ads y precise, pa fo tanto, de wa investiga von expec, al igual que Tos mito, la ideologfa, Ia ciencia o la ce gueteh tO concepts otros feabmends de mend alan Ge que ios antes referidos y que, aun no slendo formas del pensa- eat socal en el pleuo sentido de la expresiéa, mantionen ana Pro vmidad sufcente con las representaciones sociales para que reciso amalizar sus puntos de similitad y de dif Las actiaudes, las imagenes opr cona * 5 y los procesos sociocogniti i yen algunos de esos fendmenos. ae — Las actitudes. Son muchos losii - . Son muchos fos investigadores que na alcan- 2am a ver una diferencia clara entre el concept de vepresentaion soy lenox de actiud. Mas precisamente, estos autores no percen veo | concept de represenracién social present agin Spo de catiidad stadia» sobre concept de actitud.De hecho, Is snlituds entre ambos concepts son Mamata. Dante aus hos sos lo pigslogos sociales han recur al concept de 8c ttud para satifaceresgencias muy présimasa ns que invocan hoy er a as tories de las ropresentaciones sociales, En efecto, la a cia a las disposiciones cogniti vas cud ate refer ygnitivas y alectivas ad- guiias por Is pertonss en relacion a cits objets sociales, Estas ni relacién que establecen Ios indivi con los carrespondieates objetes, acentando ts ‘odectes gue guscitan ym Wdeando ta imagen que de cls se ene. Todo allo es bastante paresido ao que hacen fas representaionesscisles. Sin embargo el concepto de actitud fue adquiriendo tonalidades cad: ez mis pricologiaroindvidulistes, bj a nluenia deta de inves tigadores tax renombrados como pa ejemplo Ally. Ame, sve ef concepto de aetitud se iba oonfigurando como tn consiructo gsicalipcne cifuninaba palainameae a dimension coleativa de las asides, as como aus condiciones sociales de product y grtrechavinculacin con ls dimensiones eetroctralesy cultures de lesovedad 1 actitud dejaba de ser un concepto itil para estudiar realidad social y pasaba @ ser ua instrument j 7 Terealdad social psabs ser u (0 para condcer al indi- viduo, yuducta personal o explicar su relaci6n con los iin pmablamente 2 esta redecion indviduatzante a dimen sin propiamente afectiva de las actitudes fue adquiriendo un peso 198 cada ver mayor, quedando en un segundo plano sus dimensiones (06, alia: La predisposicion mas o menos favorable hacia el objeto dela mid prevalecla asi sobre la imagen dei objeto y sobre [a come, arom desu significado. Las propias técnica de estudio de [as acts “Jes no fueron ajenas, sin dude alguna, a la ereciemte importancia ‘ompcda ale dimension afetiva, aunque también intervinicran otros factores de tipo mucho mas pragmaticos. Modificar la direcciGn de esta evoluci6s, invert la corrien- tey vencer el peso de una larga tradictOn de investigacion ne hubie~ (ev go nada facil, y esto constitaye ya una justificacion razomable para proponer une nueva, categoria concept susceptible de re- eaee ein oon otro nombre, el estudio de las actitudes hacia |a oe co ocivcideracion dc os axpectos coleativos, de las genesis sociales {de tas dimensiones cognitivas, o mejor, simbélicas, Pere 0 sone vaasimple estrategia y dejaria en la sombra ls razones spans {jue justiican el recurso al concepto de representach social. Lina de las principales diferencias entre cl concepto de acti sud y e concepto de representacién social estriba cn ae Ta actitud se aa exclusivansente ca el polo de las respuestas. El concepto de sud implica la existencia de un estimulo «ya eomstiesicon, Pe acai aia realidad social y hacia el cual se reacciona segtn el tipo de disposiciGn interna que se haya adquirido en relaci6n a i. Por oe a errio, 1x representacion social se sits en ambos polos, O» thejor dicho, entrelaza la respuesta ye esimulo de forme indisocia- te La respacsta que dames ante un dbjeto dcterninado esté pref. grad ya.en la forma en que construimos ese objeto, Fl estimulo Frovoca efectivamente ua cierto tipo de respuesta, pero eon prov imate con base ea las Feqpuestas que somos susceptib/es de darle, Las representaciones sociales ackGan simaultdneamcn(¢ 60) ec ef estimulo y sobre la respuesta. Em otras palabras ta actitud re semina, orienta Ia respuesta, frente a cierto estimulo, ia rePre- Scntacion social constituye clestimulo y determina la respuesta ques aes seposieion 2 respond de ceca forma no se adqulere, por 10 aa Garo on fenémeno separado de la elaboracién del estimulo ‘El concepto de represcntacion social presenta unas Cases sfsticas que lo diferencian cualitativemente del concepto de actitud, aunque integra, desbordandolo, este concepto en st propia trie conceptual. erg imagen. El posible solapamiento conceptual entre cl concepto de imagea yc} concept derepresentacion soca! BASU seemenos controversias que el tema de las actitudes. Es cierio que se 399 utiliza a veces la palabra «ima, Sai vs {2 palabra «imagen» como sinénimo de fa expresién epresentaciéa social». El propio Moscovici hacia referencia en ef » Por ejemplo, ala «imagen su fepresenasion seca}, no esttmos ineoduclendo a ee orden te6rico, sino que estamos transigiendo con el rigor del diacarce con base en una simple comodidad lingistica, Las diferencias ance el concepto de imagen y ci de representacion social son 4 Sidentes para que exista riesgo de confusién en el plano tebrice terminados objetos, suspucstamente reales. Pero, asi como le wen Ben se construe esencialmente como reproduccién mental tito etterior y se relaciona bésicamente con los mevanismos per, cepts c i una reproduce fepecular de cies objeto excerior, consiste en un proceso de conn ruccion mental de un objeto cuya existencia depende en parc el Dropio Proceso de representacién, La diferencia entre reproducesén coereeacitn @8 sulciente pare mezear le distancia entre ambos soucePtes, aunque, a gual que ocurre con el concepto de action Fe rasettlon social ategra el eoneepta ce imagen en su propia 'acién, como ya lo hemos vsto al analizarelesquema igurating nes social asin social La relacion enrs las representa ines reg OS Pr Oeesos que stein investiga los conitivistas so. cites problema ciertamente delicada. Es bactane ‘ente encontrar comentarios que incluyen el estudio de ins ne Presentaciones sociales ex ef sono de la orientacién, mucho ma comprensiva, del cognitivismo social. También es bastante veval ue estos comentarios se concluyan con la afizmacion de ane lac ‘vestigaciones sobre representaciones sociales, y el propie come conviccién, bastante extendida, sce paves, la, segiin la cual los cognitivistas socia. 's Stadianprecisamence Jo que pretenden investigar los tedricos Fepresentaciones sociales, ¢s decir, el jal del mb 7 » €l pcnsamiento social del bo br conereto y real de la vida cotidiana, slo que la hacen de forma mucho més ciemufica, con menos pretension res menos verbalismo pseudocientifico. Steorieasycon 200 efectivamente cierto que los cognitivistas suciales se eon ian sobre Los procesas cognitivos impticados en fo que hemos ve ilo llamando el epensamiento ordinarion, reanudando asf con la wwisma tredici6n heideriana que reivindican los estudiosos Ue: las srpreseataciones, También es cierto que el cognitivismo social ha rvncrado una setie de conocimientos sumamente valiosos para en- lender las inferencias @ las que recurrimos en el transcurso de nues- (14 vide cotidiana. Asi por ejemplo, el concepto de «schemata» presenta una indudable utilidad, dando cuenta de las preconexio- ws movilizadas por ciertas organizactones cognitivas donde per- veyeiones e imagenes entroncan con la memoria, Ast mismo, los csecnarios» («Scripts»), es decir las secuencias estructuradas de ovontecimientos 6x las que hemos participado y que hemos alma- conado en nuestra memoria, constituyen un concepto extremada- incnte atil, Nos permite entender la forma en gue la percepcién clevtiva de un elemento de la secuencia memorizada nos orienta, ule forma casi automatica, sobre Jo que debemps hacer en una si iusei6n determinada. Aungue él concepto de «scrip» conlteva buicties connotaciones conductistas y es mas propio para explicar la vondueta de automatas preprogramados que de seres humanos, no deja de cotresponderse coa una de as formas en que nos oricata- ‘nos en Ia realidad social (Schank y Abelson, 1977). Las diversas sicortas de la atribucién patticipan también del movimiento cognit visa centrado sobre fa dilucidacion del pensamiento ordinario. El oclelo de las inferencias causales (Kelley, 1978) y el modelo de las infcrencias correspondientes» (Jones y Davis, 1965) han suscitada jones que os acercan con creciente precision 1 ta logica del pensamiento ordinario. Pero el cognitivismo social parece limitarse a fos procesos perceptivos, por una parte, y al tratamiento de la informacion por bora. Su preocupacion consiste en conocer fos mecanismos que in- (ervienen en nuestra percepcion de fa realidad social y en averiguar las procesos mediante los cuales tratamos la informacién que nos proporciona esa realidad social. Se supone, pues, que la materia pri- ‘axe ¢ partir de fa cual se elaboran los contenidos del pensamicnto social proviene de tnas fuentes exteriores al individuo y que el co- uocimiento social se constituye tratando Ja informacién provenien- ic de esas fuentes. Estas presuposiciones explican quizé !a razon por la cual los cognitivistas sociales se interesan basicamente por los etrores y Jos sesgos que presenta el conocimiento social compa- rado con el tratamiento «corrector, es decir cientifico, de la infor- 1 maci6n. Con este tipo de eafoaue, se eaticade también que los cog nists ceils descaden lov sipecos cole para ded Tangamentimente 2 Tas inferencis ques genera en I cabera de La coatracién sobre las pracetos inferenci , eretamcate ase el ratanieno J neroacion se wade pt Deals dl imprtnie qe rvsen ke pois dm \Sicos. Pero, come muy bien lo apunta Moscovici (1982), esto no es nico aspecto gue qua mesospy ceiado, De hecho, € copa jomo social tan sélo toma en cusnta uoo de los teen aspects gu caraterisan I dimension socal Gel ponsamicato ordiaaia, Sea. mae consideraciba a fncion que desempesi el pensamiento so- ial ena orgniasn del edad soil, Perse aida tanto el origensove de ee tipo de ptsamiento camo su modo de ie eacia Social y,especialinente, el Hecho de que sean gensammiento ompardo oeaesivo, Esto se traduce en ol desinterés or les isms Sociales que originan los procesos cognitivos inv tacos, por Ia inocancia del papel ue juegn€h ponsamicto 0 Gial on la constitcion dela realidad soetal El solo hecho de ser an pensamiento compartido constituye a su vex cl pensamiento social emo pate megrante Je realidad socal Son precisamene ets imensiones wdescuidadas» las que recoge el concepto de repre- Seatacin social. En este sentido, ec clerta que, aunque pretendat tstudiar el mismo tipo de fendmeno, la orientacign ae las tepee, Seftacones sociales y la orientacion del copntivsmo sovial son iteedyctttes la una aa otra. También es Gero qc, x ferencia del cognitivisme social, el sociocognsiviono Beauvois y Joule, 398) fepoge gran part de ls dimensiones mis profundamnte sociales a} pensamienioordinaro pero de momento el irea cde nluenca de sta ofientaci6n 2s relativamente reducido, lo que no resta nad supuesto, de su interés intrinseco. “per 8 LA METODOLOGIA DE Las REPRESENTACIONES SOCIALES ee representacion sovial es, a la vez, un producto y un proceso. Counéo se considera una represeatacién socal piel, por ciemplo ta representaciOn social de la «democracia» que circula sntre Jos universitarios espafioles, su contenido aparece bajo la for- 202 sua de un determinado producto sociocultural que estd prosionte cr T nmamiwnta de ciestas categorias de personas. Parece como «i weuentaei6n social, 0 en su funcionamicnto a nivel social €8t3 6° tee pesenta claramiente como un proceso. En efecto, si bien pose vee Migr que la realidad sqcial esté compuesta, en parte, por re- ve dataciones sociales, también es cierto que las representaclone® “us intervienen en tanto que procesos constructores de esa rea iit cocial, Asi cuando las representaciones sociales integran Tas a amneiones, modificdndales y viéndase modificadas por cllas, 90 eee netuando conio un producto «ya hecho», sino como tn mecams- vaste esta en. construcci6n, a la vez que ejerce une actividad cons” ve cases, es decir, como un proceso. En este mismo orden de 605s ceretiso recordar que cuando fas personas nos rovelan caéles vc vcpresentacignes mediante sus produccioaes verbales, no estén vlectuando la deseripeiéa de Jo que esté en su mente, sino que. eS oi Lonstruyendo activamaente La imagen que se forman del objeto vol eual tes confronta las preguntas det investigador. En definit- vlan representaciones sociales son siempre producta y proceso, “TE jorma cimulténea, Es tan sOlo la focalizacién selectiva de nucs tec atencién sobre un determinado aspecto de fa ropresentacién ‘cial, quien la convierte en proceso 0 €n producto. Fs obvio, sin embargo, que fa mayoria de {os investigadores siegden a peuilegiar una sblo de estos dos aspectos en sus estudios so Inne lag representaciones. Aquellos que se centran sobre La represen: resem social en tanto gue producto sociocultural estén gulados por ¢] jwrupoeito de investigar an determinado objeto, por Glemplo fa on. repotdad mental, on sus aepectos sociales. Tambiéa pueden estar sroaades por el interés en conocer las diferencias que median enlre “ihversos grupos sociales respecto de dicho objeto. Por otra paric \quellos investigadores que se centran sobre la representecion social atiato que proceso, sueien estar preoeupadar por catender los 203 entender los mecanismos de produccién de usa determinada repre- sentaci6n social, o bien por conocer la forma en que una represen- tacién social incide sobre Jas conductas relacionadas con cierto objeto. Tanto cl enfoque de la representacién social en términos de producto, como elenfoque al que acabamos de referirnosen términos de proceso coinciden en conferir al estudio de las representaciones sociales un valor puramente instrumental de cara a proporcionar co- nocimientos sobre un determinado objeto social, En efecto, conocer como s¢ clabora la representacion social de, pongamos por caso, la enferazedad mental, nos informa sobre [as caracteristicas sociales de la enfermedad mental; asi mismo, el estudio del efecto que tiene una representaci6n social de la enfermedad mental sobre las con- durctas de Jos sujetos, en stlacion a todo lo que entra cn esa categoria, permite entender con mayor precisi6n el estatuto social de la enfer- medad mental, En algunos casos, el interés de los investigadores se centra erel propio fendmeno de la representaci6a social como objeto de estudio especifico. La eleccién de tal o cual objeto concreto constituye en- tonces un simple pretexto para poder estudiar la dinamica interna, los efectos ola naturaieza de fa representaci6n social en tanto que modali- dad particular del pensamiento social. Pero, incluso en estos casos es preciso establecer con suficiente rigor y precisiGn cul es el conteni- do concreto de Ja seprosentacion. Hay que recurrir para ello a uaa serie de t€cnicas que permitan detectar el esquema figurativo, el campo de representacién, las actitudes y el conjunto de informaciones que componen una representacion social, incluso averjguando que to- dos estos elementos presentan el suficiente grado de estructuracion para poder concluir que se trata efectivamente de una representa- cién social yno de un simple conglomerado de creenciase imagenes. Et procedimiento clasico para acceder af contenido de una representacién, consiste en recopilar un material discursivo, cuya produccion puede ser, 0 bien esponténca (conversaciones, entre: vistas, Iibros.., 0 bien inducida por medio de cuestionarios més 0 menos estructurados, También se puede recurrir a producciones discursivas cristalizadas en obras literarias, soportes periodisticos, srabaciones de radio... Independientemente de su modo de produc: cién, este material discursivo es sometido a tratamiento mediante las clasicas técnicas del andiisis de contenido. Este tramiento pro- porciona una serie de indicadores que permiten reconstruir el conte- nnido de fa representacion social. La verdad es que este procedimiento ro goza de gran prestigio en el seno de ta comunidad cientifica, debi- 204 clea su escano rigor y al componente subjetivo propio de tox i sha et pe termencutico. El hecho de que este desprestigh Jhnndaimente en razones epistemologicamente vélidas 0 constluys, yr cegatario, us fengmeno explicable en términos de serisogt ot cjoncia es una cuestion interesante pero en la que n0 ntrars- egy es ue rena téenicas mas sofsticucas, y mas acordes cost los erterios “is henptabilidad cientfica, Ast por ejemplo, Claude Flament, yo ee erng matemaético es bien conocido, ha sugerido un inétodo (owadoen el eanalisis de similituds (Flament, 1981). embargo, el método quc ha encontrado mayor aceptar cain entre los investigadores se basa en el andlisis de comresponden- cian gee decit en un andlisis multidimensional de tipo factorial que vrcrenta tan slo un alcance descriptive. Eno quesigue, noses: Isnt por lo tanto en este tipo de enfoque metodol6gico siguiende Ine rabajos de Jean Pierre Di Giacomo (1981-1987), taspirandose hal iferencial semantico, este investigador selecciona aaa sor TMetante extensa de palabeas-estimulo que hacen referencia todas Cia a objeto social que se pretend investiga, pongamos per ease ta epotitiean. Una ver coastituida la fsta de pababras-estimlo (por Cemplo: parlamento, constituciéa,elecciones,patido..), se pide 2 ont muestra de sujetos que asocie libremente a parti de cada uns vasa: palabras, Se desemboca, de esa forma, en la constitucion de “diccionaries de asociaci6m> que pueden considerarse como repre: sentatives del campo seménticon de cada palabra-esimulo. Es reali. “Sade trata de «campos lexicales» més que de campos semanticos én SGitido estrcto, pero este matiz puede ser obviado en este cas Los divcionarios de asociaciones proporcionan unos primeros di te sobre la dimensi6n «informacion» de la represeatacin social Etpaco siguiente consiste cn rcurrr al analisis de correspondenciss ava eatablecer el grado de siibtud existente entre los diversos rampos semdnticos. Este lipo de tratamiento genera was representa Clones praficasen is que se puede visualizar el grado de solapamien'o Gide Independencia entze los campos semanticos, 0 diecionarios de Gcociaeignes de las distintas palabras-estimulo, Ast, las palabras ang se ban asociado con muchos de los estimulos presentados que dan agrupados en el centro de fa representacin grdfca micntas que aparecen, agropadas en otras Zonas aghelat palabra be vociadas de forma particular. Bn definitiva, a for sae eg eeraturan el campo semantic de us determinado obo Pe permite acceder a su epresentacién social de dicho objeto 205 isis factorial de correspondencias pone de manifiesto {ns dimensinaey que estructuran cf campo representacional, indi candy los faetores que dan cuenta del maximo de variahilidad, y es- (ubloeiendo la ordenacién jerarquica de esos Factores, Alignal gue lo hacen todos fos anélisis multidimensionales de tipo Factorial, el andlisis de correspondencias proporciona una des. c“ipeion pormenorizada de las variables que componen cada factor, indicando su peso en Ia compaciciéa de fos factores, pero sobre todo, este po de analisis otorga un papel simétrico a las variables por ung paric y a los individuos por otta, lo cual permite establecer una f polosia de las personas en funcién de sus respuestas. Junto con el analisis de correspondencias se pueden utilizar también otros mé- todos multivariados para acceder a las representaciones sociales, or cjemplo el anélisis en componentes priacipaies a ef andlisis de Clasters, entre otros. Pero el principio basico sigue siendo el mismo. Otra forma de investigar las representaciones sociales con- siste en abordarlas dentro de un contexto experimental, Cuando se estudian en ef marco del Laboratorio, las representaciones sociales desemperian cf papel de variables intermedias que inciden sobre otros procesos psicosociales, como por ejemplo el trabajo ea prupo 0 Jas Conductas de negociacién. El método consiste entonces.en in Gucir diversas representacioues sociales de la situacién experimen- tal y analizar la forma en que estas representaciones inciden sobre el proceso psicasocial que se pretende estudiar. La representacion social acta en este caso como variable independiente. Otro posible enfoque consiste en utilizar las representaciones en tanto que varia bles dependieates, analizando fa forma en que ciertas modifieacio. nes introducidas en la situacién afectan a las representaciones que se forman sobre esas situaciones. Los estudios de laboratorio han contribuido a eselarecer ciertos aspectos de la dinémica de las re- Presentaciones y, en especial, su funcién cn la determinacién de las conductas. Jean Claude Abric ha mostrado, por ejemplo, cémo la simple induceiéa de una represeataciia sequin {a cual el sujeto est Controntado @ otra persona o bien ala naturaleza modifica por com- Pleto su conducta en una actividad de jucgo competitive. La duda ue permanece en este tipo de investigaciOn experimental es si de verdad se esta trabajando con representaciones propiamtente dichas © simplemente con representaciones cognitivas de las situaciones Gisefiadas por el investigador. El riesgo de reducir la representacion ‘Social, em tanto que fendmeno social, a un sitaple proceso cognitive intraindividual es bastante obvio. En cualquier caso, parece que el t- 206, po de metodologfa utilizada tiene fuertes implicaciones 1 uivel Iew rico, Recurrir a métodos experimentales 0, por el contrarin,atenerse procedimientos de campo en situaciones «naturales» conllews sy probabiemente concepciones bastante distintas del fensmen demota do por la expresién «representacion social» ; : Reservaremos para el apartado dedicado a las critieas de ka teoria de las representaciones sociales, el andlisis de los aspectos probleméticas que presentan las diversas metodologfas que hemos mencionado. Llegados a este punto nos parece convenient volver al fema con el cual abriamos cf apartado metodol6gico y retomar la cuestiGn de la diferenciaci6n artificiosa entre la representacién so. cial como producto y la représentacién social como proceso. Es ob- vio que la acumulacién de investigaciones sobre representaciones sociales particulares es susceptible de esclarecer algunos de los me- canismos basicos de las representaciones sociales. De la misma forma gue el estudio centrado en los procesos puede incrementar ef conoci- micnto que tenemos sobre ciertos objetos sociales, Sinembargo, hay que admitir que la centraciSn diferencial sobre la representacién como producto 0 como proceso Hiene fuertes consectencias sobre 's planteamientos tedricos, we Asf, por ejemplo, e] hecho de privilegiar los procesos condu- ce a otorgar una importancia basica a la cuestiGn de la inserei6n so- cial de los sujetos. Lo que se torna relevante desde esta perspectiva, no es tanto el tipo de representaciéa que puede circular en tal 0 cual grupo social sin la comparacin entre ls represenaciones que mantienen diversos grupos sobre un mismo objeto social. En efecto, es a través de estas comparaciones como podemos poner de smanifiesto la forma en que las Variables socioestructuales afectan @ a construcciGn de fas representaciones sociales y conocer asi el ti po de dindmica social responsable de que una representacién social adquiera tales 0 cuales caracteristicas. Es obvio que la considera- iba de be representacign social en téreninos de producto no plantea estas dindmicas sociales como aspectos relevantes para los proposi- tos de la investigacibn y no suscita por lo tanto la necesidad de recu- srir a enfoque comparativos. La pregunta que plantea ta enfoque centrado sobre la representacién social como proceso no és la de 8a- ber «iqué representacidn social tiene tal 6 cual grupo sobre tal o cual abjete socials, sino lade saber «por qué tales 0 cuales caracterst- cas sociales engendran diferencias en las representaciones sociales?» De la misma forma, la centracién sobre los procesos conduce, a privilegiar el estudio de abjetos sociales para los que sc dispone de: an? tw mocls de referencia suficientemente objetivado, como pueden w1 el psico:nlisis, el marxismo o las biotecnologias por ejemplo. De cesta Forma es posible establecer comparaciones entre el objeto re- prescatado y la representacién del objeto y detectar las diferencias «que median entre uno y otro. El registro de las diferencias que apa- eoen, es decir los olvidos sistematicos, las deformaciones, (..) nos in- forman sobre la dinémica propia del fendmeno representacional, Se (rata, si se quiere, del mismo tipo de procedimiento que permite esta hlecer fos mecanismos internos de los rumores. Los tipos de transfor maciones suftidas por el enunciado de partida permiten establecer cuales la dinamica propia de un rumor (condensaciones, efectos de halo, ...). Una centraci6n sobre la representacién como producto forma parte de los objetos socioculturales presentes en el pensa- miento social de una sociedad determinada, no exige ni mucho me- os que se privilegien los enfoques investigadores centrados sobre objetos que tengan un referente objetivado. ____Endefinitiva, el hecho de centrarse sobre los procesos orienta decisivamente la investigacién hacia planteamientos comparativos ya sca cn términos de comparaci6n entre grupos sociales, ya sea en terminos de compatacién con un objeto modelo. Por su parte la cen- traci6n sobre los productos orienta la investigacién hacia la descrip- cion estatica de determinados objetos soviaculturales. El simple hecho de optar por uno u otro de los enfoques posibies derermina gue la investigacion adquiera una dimensién estética 0 una dimen- sién dinémica. Metéfora de la méquina de fotografiar que debe fo- calizar rigurosamente un objeto y metéfora de la cémara de cine gue debe barrer un campo yendo de un objeto a otro. Ambas nos hacen olvidar que la dicotomia entre proceso y producto ¢s un simple artefacto engendrado por avestras preacupaciones tedricas 0 por las metodologtas que articulan nuestras investigaciones. Sila repre- sentacién social es, por naturaleza, proceso y producto a la vez, cualquier bifurcacién que se introduzea entre estos dos aspectos ‘enmaseara el fenémeno que se pretende estudiar. 9. CRITICA DE LA TEORIA DE LAS REPRESENTACIONES SOCIALES Las eriticas que ha suscitado la teoria de las representaciones so- ciales pueden agruparse en cuatro bloques principales: 208 — En primer luger, se ha argumentado que el concept de reptesentacion social es tun concepto con escasa, 0 mula utilidad para Jas ciencias sociales, puesto que no aporta nada nuevo en relaciin con Jos conceplos que ya estin disponibles en el arsenal te6rico de estas Ciencias, tales como los conceptos de actitud, de sistemas de creen- cias, de ideologia o los diversos conceptos que han sido elaborados desde el cognitivismo social. Lo tnico que se consigue con la introduc- cin del concepto de representaciOn social es afiadir un cierto confu sionismo en unas ciencias que, de por sf, son ya demasiado propensas a aceptar formulaciones imprecisas 0 redundantes. — En segundo lugar, se ha sostenido que el concepto de re- presentacién social descansa sobre una serie de presupuestos ideol6 fgicos que Je confieren una funcidn ideodgica de corte conservador, y que producen efectos de enmascaramiento de las realidades so- ciales. — En tereer lugar, se ha acusado a la teoria de la represen- tacin social de estar constituida con bast en un conjunto de fala~ cias conceptuales que aparecen claramente cuando se la examina con la suficiente atenci6n, = Por fin, se ha cuestionado con bastante virulencia la ade~ cuacién de los principios metadoldgicos y de los procedimientos téc- rnicos utilizados en la investigacién de las representaciones sociales. El primer tipo de criticas ha sido ampliamente analizado en el apartado dedicado a estudiar las relaciones de similitud y de di- ferenciacién que mantiene el concepto de representacién social con diversos conceptos cercanos. No volveremos por lo tanto s0- bre la cuestion, centr4ndonos en los tres bloques restantes. a) La funcién mistificadosa del concepto de representacion so- cial, Parece que la noci6n de consenso desempeiia un papel impor- tante en el seno del dispositivo te6rico que Moscovici ha. construido en torno a las representaciones sociales. Ex efecto, una represenia- ci6a social consiste, entre otras cosas, en una visién compartida de ciertos aspectos de la realidad social. El acuerdo que se instaura en el seno de un grupo social sobre las caracteristicas que convicne atribuir a un determinado objeto social, parece brotar de forma natural» a partir de los diversos iatercambios comunicativos que se producen entre los integrantes del grupo, y a partir de los intereses, compertidos por los miembros del grupo en relacién al objeto conside- rado. La representacién se construye por fo tanto desde dentro del grupo o de la categoria social a través del libre juego de las interac- ciones discursivas, 209 Vota perspeetiva minimiza, sin duda alguaa, las presiones «que se vjereen sobre los individuos para que consiruyan tna repre- weutavidn social que no siempre se corresponde con sus intereses, 1 que puede beneficiar a los intereses de ciertas instancias socia~ les qu bes son ajenas, Estas presiones pueden provenir de las ins- hunvias de poder social © de las relaciones de fuerza que cristalizan entorno @ los conflictos de intereses. La Optica consensualista y la uentracién sobre la propia produccién del grupo enmascaran las leterminaciones externas y, especialmente, Ia fuerza con la cual la

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