Al término de la guerra fue necesario reconvertir las industrias que habían estado
destinadas durante años a la producción de guerra. El proceso fue lento y se vio
entorpecido por una crisis que se alargó hasta 1924. La "economía de guerra" dislocó
el sistema productivo y eliminó de la política económica los principios del liberalismo.
La tendencia se consolidó durante la posguerra fruto de las políticas de los gobiernos
de izquierda, especialmente los socialdemócratas. El intervencionismo económico del
Estado fue la pauta seguida durante el período de entreguerras salvo en el caso de
Estados Unidos, hasta la llegada a la presidencia de F. D. Roosevelt.
Esto llevó a que la gente entrara en pánico, y quienes poseían dinero en cuentas
bancarias corrieron a retirarlo. Los bancos no eran capaces de hacer frente a tal
magnitud de reintegros, y además, como en los Estados Unidos se había tratado de
hacer frente al descenso de la demanda con una expansión del crédito a los ciudadanos
comunes, se vieron desbordados por deudas incobrables. Ante esto, se negaron a dar
nuevos créditos y a refinanciar las deudas existentes, pero sin embargo,
aproximadamente 600 bancos americanos quebraron. el descenso del consumo hizo
que los stocks acumulados crecieran, las inversiones se paralizaran y muchas empresas
tuviesen que cerrar sus puertas. La depresión trajo también penuria en el campo, pues
muchos agricultores se arruinaron como consecuencia de la caída de los precios y de
los mercados agrícolas.
Extensión de la crisis
Se extendiera por todo el mundo, provoco la disminución de la demanda
norteamericana, (y por ende, de sus importaciones), frenó las exportaciones de muchos
países, con lo que disminuyó el comercio mundial.
El trabajador es considerado por esta escuela como un ser egoísta y perturbador, que
se mueve únicamente por estímulos pecuniarios (elevados salarios), al que hay que
vigilar y controlar muy de cerca. La empresa es el patrón y las máquinas; el personal es
considerado como algo externo, que hay que soportar porque es necesario. La
empresa es considerada, en definitiva, como un sistema técnico al que hay que
adaptar y ajustar el sistema humano.
Taylor y Fayol fueron contemporáneos del autor alemán Max Weber, conocido sobre
todo por su obra La ética protestante y el espíritu capitalista. Las aportaciones de Max
Weber al estudio de la burocracia guardan un notable parecido con las de Fayol. Pero a
diferencia de Taylor y Fayol, Max Weber no escribió desde el punto de vista de un jefe
de taller ni de un gerente, sino desde una perspectiva intelectual mucho más amplia.
Teoría Clásica
La preocupación era aumentar la eficiencia de la empresa a través de la forma y
disposición de los órganos componentes de la organización (departamentos) y de sus
relaciones estructurales. De allí el énfasis en la anatomía (estructura) y en la
neuroanatomía (funcionamiento) de la organización. En este sentido, el enfoque de la
corriente anatómica y ecologista es un enfoque progresivo al de la administración
científica: de arriba hacia abajo (de la dirección hacia la ejecución) del todo
(organización) hacia sus partes componentes (departamentos). Predominaba la
atención en la estructura organización, con los demás elementos de la administración,
con los principios generales de la administración, con la departamental. Ese cuidado
con la síntesis y con la visión global permitía una mejor manera de subdividir la
empresa bajo la centralización de un jefe principal. Fue una corriente eminentemente
teórica y “administrativamente orientada”. El énfasis en la estructura es su principal
característica.
Definir las funciones administrativas que tenían que llevar a cabo los directivos tanto
para evaluar o clasificar la administración, lo que se conoce como la definición
funcional de la administración. Los principios generales de la administración.
Su interés primordial fue estudiar, en el jefe, los efectos psicológicos que podían
producir las condiciones físicas del trabajo en relación con la producción. Demostró que
no existe cooperación del trabajador en los proyectos, si éstos no son escuchados, ni
considerados por parte de sus superiores, es difícil y en ocasiones casi imposible llegar
a los objetivos fijados.
En 1878, inició su vida profesional como obrero en la Midvale Steel Co, pasando
después a ser capataz, supervisor, jefe de taller e ingeniero en 1885, después de
graduarse en el Stevens Institute.
En esa época estaba de moda el pago por pieza o por tareas. Los patronos buscaban
ganar el máximo al fijar el precio de la tarea; los obreros, a su vez, reducían a un tercio
el ritmo de producción de las máquinas para equilibrar.
Fayolismo
También llamada Administración positiva, Enfoque Anatómico y Enfoque del proceso
administrativo. Su aporte principal fue el de escribir sobre problemas no estudiados
por Taylor, ya que mientras Taylor concentra sus estudios en el taller o la fábrica, Fayol
lo hace a nivel de la dirección, creando lo que algunos llaman escuela de "jefes". Hizo
grandes contribuciones a los diferentes niveles administrativos. Escribió Administration
industrielle et genérale, el cuál describe su filosofía y sus propuestas.
Pensamiento administrativo
Este artículo, es una breve reseña de la obra de Henri Fayol, cuyo libro más importante
es “Administración Industrial y General”, texto fundamental de la economía de
empresa, enfoca la técnica de la racionalización empresaria desde un punto de vista
que se ha hecho mundialmente famoso; la doctrina administrativa conocida con el
nombre de fayolismo. Enfocándose siempre en el gobierno de la empresa. Henri Fayol
Administración Industrial y General.
Dos intereses de orden diverso, pero igualmente respetables pueden ser resueltos
bajo conciliación:
La firmeza y el buen ejemplo de los jefes. Convenios tan equitativos como sea posible.
A los empleados se les puede pagar por jornal, por tarea o por pieza…
La jerarquía: Está constituida por una serie de jefes que va desde la autoridad superior
a los agentes inferiores. La vía jerárquica es el camino que siguen, pasando por todos
los grados de la jerarquía, las comunicaciones que parten de la autoridad superior a las
inferiores.
El orden: Un lugar para cada cosa y una cosa para cada lugar…
La iniciativa: Una de las más vivas satisfacciones que puede experimentar el hombre
inteligente, es concebir un plan y asegurar su buen éxito, es también uno de los más
poderosos estimulantes de la actividad humana.
Funciones financieras: es imprescindible una hábil gestión financiera con el fin de sacar
el mayor provecho posible de las disponibilidades evitando aplicaciones imprudentes
de capital.
Uno de los objetivos de los estudios de Henri Fayol –y de toda empresa– debe ser el
conseguir mejores administradores a través de una enseñanza organizada de las
técnicas de dirección.
Los seis bloques de funciones señalados se dan siempre en cualquier empresa, sea
pequeña o grande, simple o compleja. A cada función corresponden capacidades
específicas que deben poseer las personas que las vayan a desempeñar.
Autoridad y responsabilidad: Quien tiene el poder avalado por un cargo, tiene que
responder por los resultados de su gestión.
Unidad de dirección: Todos los miembros de una organización deben trabajar a favor
de los mismos objetivos.
Orden: Se puede sintetizar con la frase “un lugar para cada cosa y cada cosa en su
lugar”. De esta forma se evitan demoras en búsquedas infructuosas de por ejemplo las
herramientas de trabajo.
Jerarquía: Representa la cadena de mando, quién manda a quién. Hay que respetarla
dirigiéndose al inmediato superior/inferior.
Justa Remuneración: La retribución por el trabajo debe ser acorde a las tareas
desempeñadas y justas.
Equidad: Es sinónimo de justicia y trato igualitario para con todos los empleados.
Iniciativa: Se debe estimular y valorar los aportes efectuados por el personal que
favorezcan a la empresa.
Trabajo en Equipo: Se refiere a la armonía en los vínculos para que el ambiente laboral
sea agradable.