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Rere: el pueblo que duerme en el

olvido de los chilenos

El silencio se ha apoderado de sus calles, pero sus campanas


gritan la historia que se esconde en los muros de adobe de Rere,
el pueblo que vive en la memoria de Chile y duerme en el olvido
de los chilenos

Tan sólo 21 kilómetros separan a Yumbel de Rere, un camino rodeado de


campos y plantaciones de pinos y eucaliptos en la región del Bío Bío. Paisaje
que antes era recorrido por guerreros españoles y mapuches, por
misioneros jesuitas y en el que se veían el trigo y la avena que sustentaban
al Ejército Real.

Hay quienes han llegado a denominar Rere como el “Macondo de Chile” y


otros lo comparan con un anciano que tiene mucho que contar. Este pueblo
es un lugar mágico, lleno de leyendas y donde la vida transcurre a un ritmo
diferente. Rere es historia y nostalgia.

El pueblo de diferentes nombres

Según se consigna en el libro “Pueblo de Rere 1586-2008″, fue fundado en


1586 bajo el nombre de Villa de Nuestra Señora de Buena Esperanza de
Rere por el gobernador Alonso de Sotomayor, ya que fue utilizado para
marcar las líneas fronterizas durante la conquista.

Luego, en 1603 el gobernador Alonso de Ribera lo bautizó como la Estancia


del Rey, porque allí se cultivaban trigo, cereales y animales como cabras,
ovejas y caballos. El principal destino de esta producción era el
abastecimiento de los fuertes y de las tropas de la frontera y su importancia
era fundamental para los planes de conquista.
En 1752, el gobernador Domingo Ortiz de Rozas le dio el nombre de Villa
Buena Esperanza de Rozas supuestamente como intento de dejar huella de
su administración.

Finalmente, el 4 de octubre de 1765 el gobernador Antonio Guill y Gonzaga


le dio el nombre de Villa San Luis Gonzaga de Rere al crear una villa cuando
dejó de tener sentido la existencia de un fuerte, pues se pasó de la guerra a
las relaciones pacíficas con los indígenas.

Claudia Miño (BBCL)


Los primeros habitantes de la localidad fueron militares y sus familias,
quienes con el paso del tiempo se convirtieron en encomenderos y
estancieros.

Rere destacó por su producción cerealera y viñatera y mantuvo su actividad


económica y productiva hasta mediados del siglo XX.

En diversos puntos de la localidad se desarrolló una explotación aurífera


gracias a los lavaderos de oro, entre fines de 1500 y fines de 1800.

Fue tal su auge económico que en la segunda mitad del siglo XIX un grupo
de vecinos del pueblo y sus alrededores formaron una sociedad anónima
destinada a la creación del Banco de Rere, que emitió diversos documentos
financieros y logró la circulación de sus billetes.

Rere estuvo marcado desde sus inicios no sólo por la presencia de la espada,
sino también de la cruz y si hay algo que caracteriza al pueblo es su
religiosidad.

Padre Juan Pedro Mayoral


Como Rere está cerca de Yumbel se podría pensar que sus habitantes
católicos son devotos de San Sebastián, sin embargo la figura del Padre
Juan Pedro Mayoral ha marcado al pueblo.

Su vida estuvo dedicada a misionar entre los indígenas en La Araucanía,


sin embargo por su salud deteriorada fue trasladado a Rere, donde quedó
el testimonio de su espíritu de servicio.

Dicen que pese a sus numerosos problemas de salud, jamás hubo una queja
que alterara la bondad de su trato.

El recuerdo de su presencia en Rere está marcado por varios milagros que


realizó en vida, a pesar de que por su humildad buscaba ocultar sus dones
extraordinarios.

Uno de los milagros que habría realizado tiene relación con el caso de un
niño indígena que había recibido una patada de un caballo en la cabeza y
que según dicen había muerto. La madre del niño le llevó el cuerpo al Padre
Mayoral, quien la tranquilizó diciéndole que confiara en San Javier -de
quien era muy devoto- y luego de elevar una plegaria le devolvió al niño con
vida.
aldearural.cl

También era conocido el don de profecía del misionero, quien en una


ocasión sin motivo aparente le pidió a la comunidad que orara por los
soldados de la plaza de Purén, ubicada a muchos kilómetros de Rere. Horas
más tarde llegó la noticia de que el fuerte había sido sitiado.

El Padre Mayoral falleció en 1753 y a sus funerales acudió toda la gente de


la comarca. En 1765, se iniciaron dos procesos canónicos a su nombre, uno
en Rere y otro en Yumbel, en 1975 fue declarado Siervo de Dios.
Su cuerpo descansa en la Parroquia de Rere, la comunidad rerina lo venera
fervientemente y durante muchos años se rezó una Novena en su nombre.

Conjunto Jesuita de Rere


En 2012, cuatro de los bienes más representativos del pueblo de Rere y se
su historia fueron declarados Monumento Nacional en la categoría de
Monumento Histórico:

- La Torre Campanario: Construida con recursos obtenidos de una


campaña de donaciones de la propia comunidad entre 1921 y 1923. Al
principio estaba adosada a una iglesia de tres cuerpos del siglo XIX que fue
demolida den 1958. La torre mide 20,5 metros de altura y tiene una
superficie de 23,5 metros cuadrados.

- Campanas de Oro de Rere: Según indica la tradición, la comunidad


de la época entregó sus joyas de oro y plata para que fueran fundidas y los
sacerdotes jesuitas de la Misión de Buena Esperanza encargaron las
campanas. Según la inscripción que tiene en su base, la campana mayor
data de 1720, año que coincide con el periodo de auge del pueblo, que por
entonces era un centro administrativo, económico, religioso y social de la
región.

Claudia Miño (BBCL)


– Un ejemplar de Palma Chilena (Jubaea Chilensis): Es
representativa de la presencia de la Congregación Jesuita en la zona y es un
hito del pueblo. Un registro histórico del siglo XIX sitúa su data a
comienzos del siglo XVIII y tiene una altura de 20,50 metros. Su estípite
tiene perforaciones de clavos y balas que algunas leyendas atribuyen al
periodo colonial y que otros registros asocian a enfrentamientos entre
mapuches y españoles.

- Tumba del Padre Juan Pedro Mayoral: La tumba data de 1755 y se


encuentra en la capilla sur de la actual parroquia de Rere. En 1975 fue
declarado Siervo de Dios, luego de un proceso promovido por la Orden
Jesuita ante el Vaticano. La comunidad de Rere le atribuye dones de
santidad por sus profecías y milagros.

Un pueblo que se niega a ser olvidado


Rere es un pueblo que vivió épocas violentas de guerras y sublevaciones
indígenas, más de una vez sufrió el asedio y la destrucción por lo que el
fuerte y la ciudad fueron refundados en diversas ocasiones.

Tras el terremoto de 1960 la iglesia, uno de los últimos testimonio de su


importante pasado, debió ser demolida y además, numerosas familias
decidieron emigrar del pueblo.

El terremoto de 2010 dañó la mayoría de sus casas de adobe, sin embargo


los vecinos lucharon por su reconstrucción.

Una de esas casas, la Casa Cano, fue transformada en un museo y ahora


realiza actividades orientadas a mantener viva la memoria del pueblo, tanto
entre sus habitantes como en la región.

Familias antiguas de Rere intentan mantener viva su historia,


reconstruyendo su árbol genealógico e incluso fundando corporaciones
para beneficiar al pueblo.

Es imposible pretender contar todo acerca de Rere, su valor sólo se puede


conocer y comprender visitando el lugar, conversando con su gente y
observando su arquitectura y entorno. La invitación está hecha, pues como
dice el historiador Armando Cartes Montory, “la historia casi mítica de
Rere nunca terminará de contarse. Por eso hay que comenzar pronto”.

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