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Coleccion Argumentos z A Coleccién dirigida por Juari de Dios Gonzilez Ibarra ‘Obras de Oscar Correcs en esta editorial: (Fon/317)* Plaralismo juritico, alternatividad y derecho indlgena, (Easayos) (Atg/16)* Introduesén ala erica del derecho moderao, (Esbo20) (Arg/36)* Metodologia jeridica 1. Una introduccién filesifica (Arg/37)* Metodologiajaréica Il. Los saberesy ls prictcasde los abogados (Axg/60)* Introdwcstn a la socolegia jurtdica (Ang/100)* Sociolegta del derecho critica jrtdica (Arg/108)+ Teoria del derecho (DyS/1)* Blo Keen (DyS/2)+ Acerca de lo derechos bumance (DyS/9)* Kelson y dos marncisias (Dy8/12)* Critica del ideoogia juries (Dy8/17)* Derecho Indiena Meccano 1 (Dy8/18)+ Phralisme juries. Otros berzontes (DyS/30)* Derecho Indigena Mesicano IT (Dy8/33)* Teorta del dercho y antropologiajuridica (Dy8/44)* Le eriminalizacién dela proesta scial en México (SCI/1)* Ragée, retricay derecho, Ura vita 6 Hame 37 METODOLOGIA JURIDICA II Los saberes y las practicas de los abogados Oscar Correas citar fontamara NOTA INTRODUCTORIA Este segundo volumen de Metodologia Juridica puede ser enten- dido de manera independiente del primero, Sin embargo, se com- prenderan mejor las posiciones sostenidas aqui, luego de la lectura de este tltimo. Esto, porque este segundo libro contin ligado a la Filosofia, y el primero preparaba ese camino. La primera parte propone una discusién acerca de la ciencia y lo que puede ser la Metodologia Juridica, El primer capitulo resume conceptos basicos, pensando que el libro pueda ser titi para la ense- fianza. Si asi fuere, estos conceptos iniciales servirdn para constuir un lenguaje comtin que permita entender mejor las propuestas del libro. Ese primer capitulo, pues, no contiene ninguna novedad. El segundo capitulo, insiste en que el concepto modemo de cien- cia, ¢s el que he desarrollado el positivismo, cuyo gran pensador es Hume, que por eso ha sido estudiado en el primer volumen. La dis- cusién, entonces, respecto del concepto de cieneia, es con el positi- ‘visme y no con otras tendencias. Porque, ademds, quienes han inten- lado fundar ina ciencia juridica dogmaitica, han sido los positivistas. Es con ellos, por tanto, con quicnes se debe discutir. ¥ el tercer ca~ pitulo, propone fundar la Metodologfa Juridica en la Filosofia del Derecho. Aunque también se analizan algunas recomendaciones metodoldgicas bisicas, como la cuestién de la falacia naturalista o la diferencia entre el punto de vista sociolégico y el punto de vista ju- ridico, que tanto preocups a Hans Kelsen, La segunda parte, esté dedicada a las ciencias juridicas, Es decir, propone que la Metodologia Juridica no puede reducirse a una re- flexién acerca de la Dogmatica Juridica, como ha hecho el positivis- mo juridico, y lo hacen los otros libros de esta disciplina, sin conver- tirse en una reflexién criticablemente parcial. El libro, por tanto, propone una discusién, tanto acerca de la Dogmatica Juridica, como de otras ciencias sociales que se ocupan del derecho, como la His- toria y la Sociologia. Finalmente, se propone lamar “disciplinas auxiliares”, a la Logica y @ la Informatica juridicas, Posiblemente no acordarin algunos con esta posicién subordinada de la Logica. Para ¢¢s0 son estos libros: para discutir ideas. Respecto de la Dogmitica Juridica, este libro propone que no es una ciencia, simplemente porque no puede cubrir los extremos exi- gidos por el positivismo para construir una ciencia. Esto no es nove- doso. Pero la razén que se da en el libro para sostener esta posicién, si loes. La Dogmiatica Juridica no puede ser una ciencia, porque para escribir una norma es necesario, antes que nada, aceptar que es una norma. Y para que sea tal, es necesario sostener que quien la produ- jo era quien, conforme con otras normas, debia producirla. Y esto es calificar normativamente una conducta. Y esto ittimo, nunca puede ser una actividad cientifica. Es, claramente, una actividad politica. También para discutir, La tercera parte esta dedicada a la argumentacién y la interpreta- cin. Aunque este tiltimo tema ha sido diVidido, y el noveno capitu- lo trata mis especificamente esa prictica que los juristas Haman “apli- cacién” de la ley. Respecto de le Argumentacién, este libro explora 1a idea de razén, y propone Io que el autor considera un aporte ori- ginal: el andlisis del uso de la palabra “razén” permite decir que es un abuso de! lenguaje filos6fico hablar de argumentacién juridica “racional”, También para discutir: la argumentacién juridica queda enel campo de la Retérica y no aleanza a exhibir las calidades de los discursos racionales, o ldgicos. En fin, el libro pretende aportar nuevos elementos a una discusién que ha dado lugar a literalmente miles de escritos. La pretensién no es pequeiia. Pedante, incluso, podria ser considerada. Nuevamente: para discutir. Quien diga que el libro no hace aportes novedosos, it) tendré que entrar a la critica en concreto, Eso seria magnifico: si algo nos falta en estos rumbos, es discusiéa filoséfica entre juristas, El libro no contiene citas de pie de pigina, Se trata de wna estra- tegia que apuesta a que tales citas desvian al lector, aunque sea por segundos. Y eso puede ser suficiente para perder la concentracién y el hilo del discurso. A cambio, oftece una nota bibliogréfica, que propone al lector, especialmente al estudiante, recur a otros libros, alli citados, que disponen de amplias bibliografias. En vez de copiar esos aportes bibliograficos, que ya estan formulados desde hace ‘mucho por autores que han dedicado tiempo y esfuerzo a eso, se ha preferido aqui ofrecer vias de investigacin leyendo otros libros. De todos modos, la nota bibliogréfica abre el panorama completo de todas estas discusiones remitiendo @ los autores mas prestigiosos que actualmente son leidos con profusién, y que son, sin duda, los erca- dores de las discusiones que hoy nos spasionan. E] autor sabe que, para muchos, la profusién de citas de pie de pa- gina —“aparato critico” suelen lamarlo, no sin cierta ampulosidad~, hace la diferencia entre un libro “serio” y uno escrito “al vapor” ~permitaseme este expresivisimo mexicanismo. Este libro apuesta a que eso no es cierto. La falta de citas de pie de pagina, es una estra- tegia intencionada. A cambio, propone ideas nuevas, discusiones, retos, pensamiento critico. El tiempo dird si, por elegir esta estrate- gia, el libro seré o no exitoso. Finalmente, le presencia de un libro sé mide, no por las citas; sino por el tiempo que permanece en el mundo académico. Cuando menos, la experiencia del volumen pri- ‘mero, que tampoco las contiene, es promisoria: ese volumen no ha quedado reducido a solamente la primera edicién. Para terminar esta nota, vale decir que buena parte de los temas merece desarrollos ulteriores. Algunos temas, como el de la relacién centre el Psicoanilisis y el derecho, apenas comienza a convitar la atencién de algunos autores. Pero mas temprano que tarde, tendre- mos que profundizar en ellos, y aparecerén nuevos libros. Abrir es- tas cuestiones en una Metodologia Juridica es también objetivo y aporte de este libro. Las ambiciones del libro, y del autor, son mayores que sus posi- bilidades. Que sea itil, que abra discusiones y panoramas, aunque no Jos resuelva para siempre ~ésa sf que seria pedanteria-, seria suficien- ul te suerte. Y que la pasién, entonces, puesta en el libro, quede como explicacién de las ambiciones exagerades, Este volumen ha sido escrito a lo largo de los tltimos cinco aftos. Imposible fecharlo, entonces, Sélo es posible fechar esta presentacién, México, mayo de 2004. PRIMERA PARTE Las TEORIAS Y LOS METODOS CAPITULO 1 INTRODUCCION A CONCEPTOS METODOLOGICOS, BASICOS En este capitulo nos detendremos, no demasiado, en convenir sobre el uso de algunas palabras a las cuales es recomendable darles siempre el mismo significado, dentro de lo posible, para evitar con- fusiones originadas en el hecho de que distintas personas usan las ‘mismas palabras, pero de distinta manera, Si-logréramos, aunque sea minimamente, evitar discusiones sobre el uso del vocabulario, podria- ‘mos usar el tiempo en resolver otras cuestiones interesantes. 1. DEL METODO Y LA METODOLOGIA La idea generalizada acerca del significado de “método” es ade- cuada. Sabemos que un meétodo es un camino, una actividad, que con- duce a alguna parte, 0 a coneluir alguna cosa. Lo que pasa es que la ‘dea permite usar la palabra en miitiples contextos, y, por eso, resulta que, al final, no dice nada. Cualquier cosa o actividad puede ser vis ta como un método, Por ejemplo, existe un método pare hacer pan, para explotar obreros, para ganar batallas, para hacer bombas molotov, para pensar, para hacer ciencia, para pintar, para dirigir una 15 orquesta, etcétera, De esta clase de palabras que tienen miiltiples significados, se dice que son amhiguas, equivocas, polisémicas. Por su parte, “metodologia” es también una palabra ambigua. Se usa como sindaimo de mérodo pero en realidad bien podria tratarse del estudio del método. Suele hablarse de “la metodologia utiliza- da” en cierto trabajo, y en tal caso se usa como sinénimo de méso- do, Pero en este libro, y en la asignatura denominada “Metodologia Juridica”, la palabra significa la disciplina que estudia el método uusado por los juristas ~aunque no s6lo por ellos. Ahora bien, como “método” es una palabra tan ambigua, resulta que con ella podemos sefialar diversos niveles del discurso. Como ‘veremos con detalle a lo largo del libro, podemos hablar del método en el sentido de la Filosofia, en el sentido de las teorfas, en el senti- do de la activided cientifica y en el sentido de los procedimientos 0 técnicas usados por los juristas. Veremos también que los limites en- tre estos cuairo niveles son muy borrosos. Nos quedaremos, por ahora, con estas ideas simples: método es la actividad destinada a estudiar 0 manipuler un objeto, y metodologia es el estudio de ese metodo, 2, ENUNCTADOS Y PROPOSICIONES Los especialistas en Linguistica y Légica han discutido mucho sobre estas dos palabras: “enunciados” y “proposiciones”. Nosotros ‘rataremos de ser consistentes en usarlas con el siguiente signifi- cado: 2.1. ENUNCIADOS Usaremos “enunciado” para referimos a las oraciones. Es decir, a conjuntos de palabras utilizadas conforme con las regias gramati- cales, de modo que tienen algin sentido; es decir, que transmiten alguna idea, Por ejemplo, no es tn enunciado est prohibido casa con todo 16 porque no transmite ninguna idea, posiblemente porque las palabras del espafiol no estén bien usadas, Le falta, por ejemplo, cl sustanti- vo, u otras indicaciones que padrian informarnos sobre lo que esto quiere decir, En cambio son enunciados bien formados persons es un ente susceptible de contraer obligactones, o bien, es obligatorio pagar fos impuestos antes del primero de abril Son enunciados, entonces, las expresiones lingiifsticas bien forma- das conforme con las reglas del idioma de que se trate. Para lo que nos interesa aqui, esto es suficiente, aun cuando seria insuficiente si nuestro libro fuera de Lingistica, Semiética o Légica, 2.2. PROPOSICIONES Las proposiciones son el sentido que podemos extraer de los enun- ciados, Llamaremos sentido, a las ideas que podemos construir con los elementos obtenidos del hecho de escuchar o leer un enunciado. Pongamos por ejemplo, el siguiente énunciado de le constitucién: Las expropiaciones sélo podrn hacerse por causa de utilidad publica y me- diante indemnizacién (art, 27) De este enunciado podriamos extraer la siguiente proposicion normativa: Los jueces estin obligados a declarr Ia nulidad de las expropiaciones decre- tadas por el gobierno, cuando no tengan la utilided publica como causa Y éste es precisamente el trabajo de los abogados: encontrar las proposiciones juridicas, es decir las normas, en los enunciados 0 textos que producen ciertos individuos, a quienes damos como “au- toridades competentes”, 7 Es claro que, como los enunciados deben, siempre, ser interpretados por el receptor del mensaje, es muy frecuente que se extraiga mds de una proposicién de cada enunciado, y que, incluso personas distintas, obten- gan, del mismo cnunciado, proposiciones contradictorias. Es importante advertir que la proposicién normativa es producto de un trabajo intelectual; de una lectura del enunciado. Por tanto, si este tiltimo es producido por el pariamento, la norma que de él ex- traemos no es ya lo dicho por el legislador, sino lo interpretado por cl jurista. Y, como la tarea de la Jurisprudencia es deseribir las nor- mas validas en un pais, resulta que la proposicién normativa puede ser tanto la norma, como la descripcién de la norma. Sin embargo, parece que debemos establecer una diferencia entre ambas. Esto plan- tea problemas que trataremos mis adelante, 2.3. LAS DEFINICIONES Precisamente para evitar los malos entendidos, los cientificos tra- tan de definir, con el mayor cuidado, los términos que utilizan en su trabajo. Los juristas, por ejemplo, cuando son cuidadosos, definen las palabras como “derecho”, “sistema juridico” o “norma juridica”, y tratan de usarlos de manera consistente, esto es, siempre con el mis- mo significado, y para referirse al mismo objeto, Pero jqué es una definicién? Por més que se le den vueltas al asun- to, definir es, siempre, establecer, o encontrar, una regla para el uso de una palabra, Es deeir, establecer que, en adelante, la palabra x serd usada para denolur y. Se llama definiendum ax y definiens a y. Por ejemplo, podemos definir “derecho” como conjunto de normas. En tal caso “derecho” es el definiendum, y “conjunto de normas” el definiens Pero hay varias maneras de entender esta tarea, Quienes han e3- tudiado esta cuestién con detenimiento, nos brindan una elasificacién de las distintas clases de definicién, ya que existen varias de ellas. Para Jo que nos interesa aqui, podriamos considerar Jas siguientes clases de definiciones, 18 23.1. Definiciones lexicogrificas Si intentamos saber cémo usan los abogados la palabra “derecho”, estaremos intentando una definicin lexicogrifica. También si inten- tamos saber cémo ha sido usado este término en distintas civilizacio- nes. Es clasico el intento de saber qué es derecho recurriendo al uso que se le ha dado a esta voz en distintos idiomas: derecho, droit, dirito, direito, dret. Sucle decirse que, en todos estos idiomas, la palabra se refiere a lo recto, lo que debe hacerse, eteétera, Estas definiciones son titiles cuando, de lo que se trata, es de co- nocer la ideologia de ciertos grupos socia es. Y, puede decirse, el resultado al que Hegamos tiene valor veritativo, esto es, puede predicarse de él, que es verdadero o falso. Por ejemplo, si dijéramos: {os jurstas mexicanos usan la palabra “derecho” para referirse al conjunto de sentencias de los jueces, estariamos produciendo una definicién lexicografica pero falsa. Como veremos, otras clases de definiciones no son ni verdaderas ni falsas. Puede decirse, también, que este trabajo Iexicogréfico no consiste, en realidad, en definir, sino en investigar cémo se usan las palabras en cierto contexto cultural. Lo hemos considerado aqui porque general- mente los estudiosos se refieren a él como una de las posibilidades de realizar la tarea de definir. Pero bien podemos decir que no es asi, y habrfa muchas razones para dérsenos la raz6n. Pero, adviértase, todo depende de la definivién de “definicién”. Si “definir” es encon- trar una regia para usar una palabra, investigar sabre el uso de wna palabra es mas bien encontrar la regla, no fara usar la palabra, sino para saber cémo otros la usan. 23.2. Definiciones estipulativas Esta clase de definiciones es la utilizada por los cientificos al ini- ciar su trabajo. Se trata simplemente de establecer una regla para usar una palabra, Por ejemplo, nos hemos puesto de acuerdo, aqui, sobre 9 el uso que haremos de la palabra “enunciado”. Las definiciones de esa clase, no son ni verdaderas ni falsas. Son, més bien, uitiles o imi- tiles. Por ejemplo, podemos estipular una definicién de “derecho” como conjunto de normas producidas por el gobiemo. {Es verdade- 10 0 falso? Ni lo uno ni lo otro, Todo depende de lo que queremos hacer. Si, por ejemplo, queremos investigar las normas usadas en una comunidad indigena, podemos encontrarnos con que no vemos un “gobierno” a quién atribuir la produccién de normas. En tal caso de- beriamos decir que la definicién de “derecho” que hicimos cuan- do salimos alegremente de 1a ciudad para encaminamos a esa comu- nidad, no sirve para lo que queriamos hacer. Lo mas posible es que, ‘entonces, debamos estipular otra definicién. Era falsa la definicién? ‘Tampoco podria decirse eso. Simplemente era inoperante o inutil. 2.3.3. Definiciones reales Algunas personas ereen que las cosas tienen algo asi como un alma. Expresamos eso cuando usemos 0 hablamos de algo “en si" 0 “de por si”. Decimos por ejemplo tuna norma es en sf una regla de conduca, a bien decimos de por sel derecho es justo, Pero a veces lo decimos de cosas mas tangibles y no sdlo de estas ‘cosas prapias de juristas. Por ejemplo solemos hablar de lo que “en si” es un caballo. ¥ decimos En sel caballo es un animal obien lalluvia es fia de por si Con esta forma de hablar expresamos cieencias profundamente arraigadas en nuestra cultura, creencias que provienen de una forma magica de pensar, donde lo magico consiste en atribuir a las cosas propiedades que no tienen, sino que nosotros les hemos puesto. Como tendemos a ver al mundo como nos vemos < nosotros mismos, y co- mo hemos aprendido a vernos com entidades que tenemos algo mas que nuestro propio cuerpo y nuestras progias sensaciones, pensa- mos que las cosas del mundo también son asi. Creemos que las co- sas tienen un alma que podemos atrapar con el Ienguaje, y a esa alma Te Namamos esencia y pensamos que detinit algo es expresar su ser en si, Su esencia, en palabras, Si pensamos que Tas cosas tienen esencia, entonces una definicién de esa esencia puede ser verdadera o falsa, Si en el definiens acerta- ‘mos con la esencia, entonces la definicién, deeimos, es verdadera, De lo contrario, es falsa. Cémo sabremos si acertamos 0 no, es otra cues- ti6n, pero muy importante. Pues tan pronto advertimos que la esen- cia de las cosas es relativa, que para unos es algo y para otros un algo diverso, entonces nos damos cuenta de que la verdad o falsedad de las definiciones reales depende de la idea que tenfamos de la cosa antes de, supuestamente, haber attapado su esencia en la definicién. Lo mejor que puede hacer la ciencia, entre otras la del derecho, si es que existe, es olvidarse de estos problemas. Es més itil avan- zar en To que podemos estar de acuerdo, que discutir interminable- ‘mente sobre nuestras creencias acerca del mando, De nada sirve dis- cuir si tal o cual definicién de derevhu es vadadera o fulsa, si atrapa ‘no su esencia 0 alma; es mas fructifero penemos de acuerdo en el trabajo cientifico que queremos hacer, y estipular, a partir de alli, una definicién apropiada para aumentar nuestros conocimientos acerca de eso que hemos definido, Lo anterior no significa que las definiciones reales no tengan importancia. La tienen, sobre todo para quienes ven asi el mundo, Pero también para nosotros, porque nos prmiten entender mejor cémo ven ellos el mundo. Por otra parte, grandes, importantes filé- sofos, han pensado que las cosas pueden definirse atrapando la esen- cia de las mismas. Se atribuye a Platén y Arist6teles esta concepcién. Sin duda la tiene Santo Tomas de Aquino. Pero también muchos otros, de los que no puede decirse que no eran grandes sabios. El a lector deberia profundizar sobre esta cuestién, sin quedarse solamente con la posicién filoséfica sostenida por el autor de este libro. Pues de eso se trata: de una posicién filoséfica, y eso seré sietnpre una ‘cuestion abierta, 2.3.4, Definiciones conceptuales "n mayor sutileza, algunos piensan que Io definido no son Tas ‘cosas sino los conceptos. Es decir, no se define al caballo, sino al concepto de caballo. Esto puede contener una trampa, Quienes pien- san que las cosas tienen una esencia, es porque también piensan que cl intelecto es capaz. de Negar a ella. Pero se llega con un concepto. Y parten de la idea, preconcebida, segiin la cual, los conceptos atra- pan la esencia, contienen la esencia, algo que no se puede ver pero se puede pensar, Si de eso se trata, es claro que hay una trampa: como puede ser dificil hacer creer que las cosas tienen esencia, sobre todo si el interlocutor es un descreido 0 eseptico, entonces se recurre al artilugio de que se habla, no de cosas, sino de los conceptos de las cosas. Pero como los conceptos reflejan, como un espejo, a las co- sas, entonces estamos en lo mismo: no tratamos con las esencias que estin en las cosas, ¢s cierto, pero si tratamos con las esencias que es- ‘én, ya abstraidas, en nuestro pensamiento. Entonces, se dice, las definiciones son de conceptos, y pueden ser verdaderas 0 falsas, se- giin la definicién dibuje correctamente, 0 no, el concepto el cual, a su vez, €s una copia de la esencia de las cosas. La ciencia, la juridi- ca entre otras, no ganaré mucho con esta concepcién de definicién. Sin embargo aqui estamos ante una cuestién que no puede pasar- se por alto. El trabajo cientifico es un trabajo del cual podriamos decir {que es conceptual. Es claro que ahora deberiamos tratar el concepto de “concepto” para dilucidar el asunto. Pero eso lo hatemos en un pardgrafo préximo. Aqui bastenos dejar apuntado que, bien puede decirse, la ciencia progresa cuando la teoria que la inspira, afina, mejora, conceptos. Y bien podria decirse que esta mejora de concep- tos, es aquello en lo cual consiste, precisamente, la definicién con- ceptual. Sin embargo, mejorar, enriquecer conceptos, no es sino de~ limitar mejor el campo en que consideramos aplicable la palabra de 2 que se trate, Es decir, siempre estamos estipulando el uso que haremos de las palabras, E's claro, los concepts no pueden existr sino en el len- guaje con el cual hablamos del mundo. Por tanto, mejorar conceptos no es sino mejorar las estipulaciones acerca de las palabras. Por supuesto, para una mentalidad eseneialista, mejorar concep- tos es acercarse cada vez mds a la esencia de las cosas. Como se ve, esta discusién no parece que vaya a terminar en los préximos siglos, Dejémosla, entonces, como tal; como una discusién planteada, 2.4. REGLAS MINIMAS DE LAS DEFINICIONES A pesar de las discrepancias filos6ficas respecto de las definicio- nes y de Ja clasificacién y valoracién de las mismas, hay acuerdos minimos sobre algunos requisitos que deben cumplir. + Las definiciones deben ser consistentes. Es decir, no debe haber contradicciones entre los datos que forman el definiens. Si la definicién contiene varios elementos, no deben excluirse unos a otros. Deben ser compatibles. + Las definiciones deben ser completas. Bs decir, los elementos que forman el definiens deben ser suficientes para dar idea clara del objeto definido, + La definicién no debe ser circular. Es decir, no debe incluirse el definiendum, 1o que se define, en el definiens. Tampoco debe ir cluirse un sinénimo del definiendum. Es posible dar otras reglas de este tipo. Lo importante, para noso- tros aqui, es tener en cuenta que una ciencia no puede prescindir de las definiciones, y que hay que poner cuidado en ellas. 3. EL USO DE LAS PALABRAS. Las palabras se usan. Existen reglas para ese uso, Las reglas gra- ‘maticales son unas de ellas. Y como todas las reglas, son arbitrarias © consensuales. Podemos salirnos de ellas si aclaramos que lo hare- 2B mos, Podemos convenir otras reglas. Y asi procede la gramitica de los lenguajes actuales. Como sabemos, el espafiol ha variado en los Liltimos siglos, es decir, han variado las reglas del uso de sus pala- bras. Por ejemplo usamos mal Ia palabre “de” en el siguiente enunciado: se debe de hacer lo que mandan las leyes En espafiol “de” esta mal usado alli. Lo correcto es: se debe hacer lo que mandan las lees. En cambio no se dice que ‘se usa” mal ia palabra cuando decimos “Financia” en vez. de “financia”, “adectia” en lugar de “adecua”, 0 “veniste” en lugar de “viniste”. En tal casono es que se usen mal esas palabras, sino que esas palabras no existen en espafiol, {,Cémo sabemos que esos usos son inco-rectos o que esas palabras no existen? Por los diccionarios y las gramaticas prestigiosas y que aceptamos. Pero podriamos no aceptar. Claro, en tal caso es posible ‘que no nos hagamos entender. ¥ eso seria terrible para la ciencia, pero también para otras muchas actividades humanas. Pero también podemos decir que usamos mal la palabra “derecho” cuando la oponemos a “ley”. Por ejempte si decimos que Jas leyes injustas no son derecho. En este caso no solucionarfamos el problema con un diccionario ‘© una gramitica, Aqui estamos ante el problema de las definiciones. Por ejemplo, para los jusnaturalistas, este tltimo enunciado es corree- to y, ademés, verdadero; mientras que para los positivistas, si bien puede estar correctamente formado desde el punto de vista gramati- cal, no es verdadero, Esto porque ambos ‘ienen definiciones distin- tas de la palabra “derecho”. Para entender esto mejor, es necesario recurrir al terreno de la Linglistica y 12 Semiologia. Los estudiosos del lenguaje nos ban censefiado que debemos hacer estas distinciones: 4 3.1. LOS SIGNOS Los signas son objetos materiales que estan en lugar de otra cosa, “Materiales” quiere decir, aqui, objetos de la experiencia, empirica, digamos para reforzar la idea: objetos de los cuales tenemos noticia por via de los sentidos. Por ejemplo, las palabras son ruidos: se oyen. ‘También son signos las palabras escritas: son huellas de tinta en el papel: se ven. Por otra parte, como las metaforas, los signos estén en lugar de otra cosa: de las ideas evocadas por el signo -o que la presencia del sig- no nos hace evocar. Cuando pronunciamos un sonido -una palabra conseguimos que el oyente piense en alguna cosa. Si no lo consegui- mos, decimos que no hemos logrado comunicacién. Los signas son los elementos de un lenguaje. Las palabras son signos del lenguaje natural. Los simbolos viales son signos del len- ‘guaje pictogréfico establecido por convenciones mundialmente acep- tadas. Por ejemplo, le palabra “perro, es un signo. También lo es $ 0 &. Los signos estan en el lugar de algo. “Perro” esté en luger de la idea de perro, como B& en lugar de la idea de masculino y j& en el de un sonido. Es que las ideas no pueden expresarse sin un signo, el cual, puede decirse, las “materializa”, las hace aparecer, las hace “ser en el mundo” (sin el signo, las ideas no podrian estar en el mundo). Como las ideas no tienen ninguna materialidad, para poner- las en el mundo nos vemos obligedos a poner un signo alli donde «| sigramos que estuvieran, 3.2. EL SIGNIFICADO Y EL SENTIDO La idea evocada, o efectuada, por el usuario del signo cuando usa de él, es el significado, Si pronunciamos ~usamos~ el signo “perro’ debemos distinguir entre esto, el ruido, y la idea 0 significado que efectuamos en nuestra mente, al usar o escuchar Ia palabra -el rui- do- 0 signo. Es muy posible que et significado de la palabra sea distinto para el emisor y el receptor. Por ejemplo, es muy posible que 1a palabra “culpa”, usada por los juristas, tenga significado distinto para los, 25 ciudadanos comunes. Es posible que para ellos no haya distincién entre culpa y dolo, Entonces sucederd que la comunicacién no se establece bien, si no tenemos cuidado en explicar el significado que nosotros le atribuimos. Como se ve, es cuestién de explicitar el sig- nificado. Bs decir, e! signo es arbitrario: podemos usar la palabra con el significado del uso comin, o pademos userla con un significado especial. Eso seria, precisamente, una definicién estipulativa Usaremos la palabra “significado”, en este libro, para referirnos a las ideas simples que efectuarnos ante el uso de un signo. ¥ usare- mos la palabra “sentido”, para referimos a ideas mas complicadas Diremos que las palabras tienen significado, mientras que los enun- ciados tienen sentido. Asi, la expresién se debe hacer lo que manda la ley tiene sentido, micntras que la palabra “ley” tiene significado. Para nuestros fines no es necesario profundizar més, pero el lector no deberia quedarse con esto. No estard de més consultar libros de es- pecialistas en Lingtiistica y Semiologfa o Semiética. EL REFERENTE El referente es esa parte del mundo exterior al cual le aplicamos e| significado del signo. Por ejemplo, el signo “contrato” tiene el significado de “acuerdo de voluntades”. El referente seria ese acto sucedido en una ocasién precisa, es decir, concreta, entre dos perso- nas, al cual Ilamamos con el nombre “‘contrato”. Debe tenerse en cuenta que “mundo exterior” puede ser también ‘nuestra propia conciencia. Cuando hablamos de nosotros mismos, nos convertimos en el mundo exterior, poniéndonos como objeto de nues- to discurso. También hay que tener en cuenta que ese mundo exte- rior puede no existir realmente. Por ejemplo, usamos el signo “dios’ con el significado de “ser ereador omnipotente”, pero bien sabemos que, para muchos de nosotros, eso es una ficcién. Pero no por ello deja de ser “mundo exterior”, del cual hablamos. 26 En cambio hay palabras que no tienen referente. Por ejemplo la palabra “debe”. No hay nada en el mundo objetivo de lo que poda- ‘mos decir que es “debe”. Por eso se dice, muy importante para no- sotros, que las normas no tienen referente. En efecto, “prohibido ‘matar” no tiene referente, Advirtamos, también, que cuando atribuimos el significado a un referente, lo hacemos porque obedecemos reglas de uso de las pa: Jabras. 0 porque establecemos nuestras propias reglas. Cuando de- cimos que cierto hecho ~mas bien discurso— producido por dos per- sonas es un contrato, usamos el signo “contrato” para decir que ese acto es “acuerdo de voluntades”. Pero bien podria venir otro jurista, y decir que eso que han hecho esos dos individuos, no es tal. Lo que alli ocurriria es que habria una contienda por el uso adecuado del signo. Y, adviértase, eso es precisamente lo que sucede en el mundo juridico: el ministerio piiblico dice que es homicidio, y el abogado defensor que es accidente. Esta cuestion es muy sugerente para nosotros los juristas. Tiene miiltiples aristas, todas ellas de importancia para ls Metodologia Juridica. En este libro hablaremos de varias de ellas. Pero no de to- das, y el lector deberia reflexionar sobre otras muchas consecuencias aque este anilisis del uso del lenguaje tiene para nosotros, Finalmente, advirtamos que se usa muy diversamente la palabra “referencia” cuando decimos que el testi refirié lee heshos El testigo no “refiere” hechos, sino que los narra, En cambio, puede referirse a los hechos, si atribuye el significado de los signos que usa a ciertos hechos. Referencias, entonces, aquello de lo que hablamos. Esto ‘¢s muy importante, porque se supone que la ciencia habla del mundo, se refiere a él, Trataremos de hacer un uso consistente de esta palabra Conviene advertir que, si bien referente es esa parte del mundo exterior de la cual hablamos, nada impide que hablemos de cosas inexistentes. Piénsese en dios o en un pegaso. En el primer caso, para muchas personas, se trata de un producto de la imaginacién huma- na, Pero nada impediria que un ateo y un creyerte hablaran de dio: el primero Io haria de una idea, ficticia, mientras que el segundo Io 27 haria de algo que cree que existe en realidad Y podrian comunicar- se; podrian entenderse. Lo mismo sucede con el pegaso 0 cualquier otra figura mitolégica: todos saben que no existe pero puede hablar- se con sentido de ellos. Esto es interesante para nosotros, por ejem- plo respecto del signo “estado”. {Existe el estado? ;Qué es? zAlguien podria sefialar algo a lo cuel aplicarle el significado de ese signo? {No sera, como dice Kelsen, un ser ficticio? Y obsérvese que los juristas hablamos cotidianamente de ficciones, como “el legislador”. Si bien todos los abogados nos entendemos cuando asamos esa palabra, no por ello existe realmente un individuo al que podamos atribuirle el significado de ese signo. El tema de las ficciones, en derecho, es un interesante motivo para poner a prucba estos conceptos que nos ofre- cen, a los juristas, los linguistas y semiotistas. 4. SINTAXIS, SEMANTICA Y PRAGMATICA, Se ha difundido una concepcién de la disciplina llamada Semié- tica ~ciencia dc Ia produccién de sentide-, seguin la cual ésta esta compuesta por tres partes, 0 por tres grupos de temas o cuestiones. La Sintaxis, disciplina que estudia el discurso en su aspecto mas extemo, esto es, en el de las reglas que deben seguirse para produ- cir sentido, la Semdntica, que estudia el sentido del discurso, y la Pragmatica, disciplina que estudia el discurso en su contexto. De la Sintaxis todos tenemos una idea més 0 menos clara, porque se nos familiarizé con ella al estudiar el idioma. La Seméntica es ‘menos familiar, pero luego de conocer el significado de la palabra “sentido”, adquirimos un comprensidn aceptable. Es claro, como toda disciplina, la Seméntica cuenta con distintas teorias y tradicio- nes. Peto esta idea simple basta en este momento, La Pragmética, en cambio, estudia el discurso, pero visto en el contexto en el cual se produce. Y, como resulta claro, el contexto puede determinar el ser= tido, de modo que esta disciplina puede ser anterior a la Semantica. ‘También hay que tener en cuenta que la palabra “seméntica’”, como “pragmaitica”, se usa para referir, no sélo la disciptina, sino el obje- to de ella. Entonces puede hablarse de “la semntica de una palabra” © de “su pragmitica™, esto es, de s1 uso. 28 Por ejemplo, del enunciado es obligatorio pagar los impuestos el 30 de marzo. podemos decir: + esun enunciado sinticticamente bien formado, + semanticamente hablando, quiere decir que una condueta es obli- gatoria en cierto tiempo. + pragméticamente hablando, si el enunciado proviene del parla- mento, es una norma; si proviene de un abogado que le informa asu cliente, es una proposicién normativa que describe la validez de una norma. Es decir, la pragmatica de ese enunciado otorga uno u otro senti- doal enunciado. O bien, desde el punto de vista de la Pragmatica, ese enunciado cambia de sentido segin el contexto en el cual es pronun- ciado. El contexto es aqui la posicién que la constitucién le otorga a quienes producen ese enunciado. IDEAS, CONCEPTOS, CATEGORIAS, CLASIFICACIONES No puede negarse que la ciencia esta compuesta de algo que no son cosas, como los son las piedras 0 los animales. La ciencia se compone, entonces, de algunas “realidades”, pero que tienen existen- cia s6lo en nuestra mente y gracias al lenguaje, Hay algunas palabras que se usan para referir estas realidades. 5.1, LAS IDEAS 2 Como dijimos antes, el significado de un signo es una idea. La palabra “idea” ha sido usada en la Filosofia con varios significados, 29 Es imposible. por su langa historia, hacer una definicién lexicografica. Si lo intentézamos, no lograrfamos nada més que una historia de su uso. Debemes, pues, conformarnos con una estipulacién. Usaremos esa palabra, aqui, para referimos a cualquier contenido de concien- cia, Y ya no preguntamos qué es “conciencia” y “contenido” porque entonces éste se convertiia en un libro de Filosofia 0 de Psicologia, Usaremos “idea” como la palabra que abarca el mis amplio espec- tro de nuestras experiencias mentales. Adviértase que la palabra “idea” es apropiada para referir el sig- nificado de un signo. En realidad, la definicién de “significado” ofre- cido por los kngiiistas y semiotistas, no es diverso de la idea de “idea” que proponenos aqui, y que se encuentra por doquier en Ja historia de la Filosofia. Por otra parte, vale decir que existen palabras distin tas, usadas en disciplinas distintas, pero que, cuando son analizadas, reoultan tener el mismo referente. Por ejemplo, la palabra “idea” proviene de la Filosofia; ha sido creada ~se ha dicho que por Platén— yy usada por fil6sofos. La palabra “sentido” ~también “significado ‘es usada por linguistas y semiotistas también por sociélogos como ‘Max Weber-, pero no parece tener significado distinto que “idea”. Estamos frente a diversas tradiciones disciplinarias, que acufian pa- labras para poder hablar de ciertas cosas ~referentes- que, a la pos- tre, resultan las mismas cosas de las cuales hablan otras disciplinas. Pasa lo mismo con “ideologia” —de cufio sociolégico~ y “sentido —de cufio semidtico. ;Quién podria dar una definicién de la diferen- cia entre el significado de una y otra? 5.2, LOS CONCEPTOS Con a palabra “concepto”, pasa lo mismo. Ha sido usada en Fi- Josofia de machas mancras, con muchos significados, para distintos referentes. No hay, por tanto, un uso univoco de “concepto”. Por eso conviene, en este caso, una definicién lexicogrifica. Para nosotros, aqui, serin ideas elaboradas. El género es idea. Pero hay muchas ideas. Algunas son conceptos. Y lo son cuando provienen de un tra- bajo intelectsal, de una elaboracién mental. Quiere decir que hemos trabajado sobre una idea hasta lograr algo mis preciso, un concep- 30 10, Diremos que tenemos un concepto cuando podemos formular una definicion. La ciencia use conceptos y no ideas. Los ciudadanos comunes tie- nen ideas acerca del derecho; se supone que nosotros, los abogados, tenemos conceptos. Es claro que la frontera entre et significado de estos dos signos es borrosa. Alguien podria decir que los abogados tienen simples ideas, aunque distintas de las de los demés; pero que s6lo los cientificos del derecho tienen conceptos. Nos vemos obliga- dos a dejar las cosas asi, porque de lo contrario no podriamos seguir adelante, y tendriamos que internarnos de Hleno en la Filosofia del Lenguaje. El alumno debe acostumbrarse a que no hay conceptos fijos, terminados, definitivos. Debe acostumbrarse a que en la Me- todologia poco hay de terminado, objetivo, final o seguro. Algunos piensan que el pape! del profesor, o del libro de texto, es dar concep- tos firmes. Otros, como el autor de este libro, piensan que eso es mentir a los estudiantes, porque esa seguridad no existe y posiblemen- te munca exista, Sucle decirse que los conceptos tienen intensién y extension, La intensién es el conjunto de las notes distintivas que el uso del signo atribuye al referente. Por ejemplo, el concepto de imputable contic- ne, digamos, las notas de “individuo” y “mayor de edad”. En cam- bio, el concepto de culpable contiene las notas del concepto de im- ‘putable, con més la nota de “haber sido encontrado responsable del dclito por un tribunal”. Podriamos entonces decir que “culpable” tie- ne mayor intensidn que “imputable”, La extensidn de los conceptos, por su parte, denota la cantidad de individuos a los cuales podemos aplicarlos, Por ejemplo, el concepto ciudadano implica las notas de “ser humano”, mas la de “nacimicnto” (0 concesién de ciudadania por cl gobierno); en cambio el concepto de “persona juridica fisica” implica la nota de “ser humano”. Podemos decir entonces que el concepto de persona juridica fisica tiene mayor “extensién” que el concepto de ciudadano, porque éste se aplica solamente a algunas personas juridicas fisicas. Es decir, esta expresién “se extiende” a menos individuos que “ciudadano”. También se usa la dicotomia centre comprensin y extensién para decir lo mismo: algunos concep- tos “comprenden” mds notas distintivas que otros y algunos con- ceptos se extienden a mis individuos que otros. Adviértase que la clé- 31 sica idea de que las definiciones se hacen indicando el género proxi- ‘mo y la diferencia especifica, aplica esta dicotomia entre compren- siény extensién. En efecto, si decimos que, respecto del hombre, el género préximo es animal y la diferencia especifica hidico, queremos decir que el hombre ¢s un animal que juega. En tal caso el concepto animal tiene més extension o comprensién, y menos extensién que el concepte diidico. Podria decirse que la ciencia es, entre otras co- sas, un proceso de ampliacién de la intensién de los conceptos. 5.3, LAS CATEGORIAS La palabra “categoria” también tiene las mismas dificultades. Tie- ne miiltiptes usos. Aristételes y Kant pueden ser seitalados como fi- ésofos que la usaron con alguna precisién, Actualmente la palabra es frecuentemente utilizada para referir ciertos conceptos utilizados por las tearias cientificas. También se usa para sefialar jerarquias, como en las relaciones industriales 0 en la universidad, por ejemplo, Existen las categorias de “oficial”, “ayudante”, “titular”, “auxiliar”. Y algo del significado original estd aqui: cuando se trata de tipificar exhaustivamente ciertos fenémenos, actividades, se usa la palabra “categoria”. Por ejemplo, si la Teoria del Derecho quisiera clasificar las normas, bien podria hablarse de “categorias normativas”. Enel marxismo esta palabra ha sido usada con un significado par- ticular, y muy especialmente en ef léxico juridico. Por clly vale la pena un breve comentario. Marx usé la palabra por ejemplo en fra- ses como ésta: “como fenémeno, el intercambio es antediluviano; pero como categoria es maderno”, Con ello queria decir que, si bien Jos hombres intercambian desde hace muchos siglos, es s6lo en el mundo cepitalista donde el cambio se converte en la relacién social ésica, priacipal. Con este uso peculiar de le palabra, Marx le daba un giro enorme, haciendo de ella un signo apto para referir, no algo ‘mental, un contenido de conciencia, una ides, sino algo de “la reali- ad”. Una categoria, en este tipo de pensamiento, es algo surgido de las relaciones sociales y no del intelecto de alguien. Con esta idea en mente, un jurista ruso de gran influencia entre los marxistas, Pashu- kanis, usé la palabra “categoria” para referirse al derecho. Habl6 de 32 la categoria juridica en el sentido de algo de “Ia realidad”, y para él so significa relaciones sociales; la categoria juridica es, para Pashukanis, lo que nosotros conocemos como derecho moderno 0 derecho burgués; pero Pasbukanis queria dejar en claro que “eso”, Jo que fuera el referente de la categoria juridica, no habia surgido de la mente de nadie, sino de las mismas relaciones sociales capitalis- tas. El lector deberia consultar la obra de Pashukanis si se interesa- ra por el tema. De todos modos hay que estar en guardia con este uso particular de la palabra “categoria” entre algunos juristas marxistas. 5.4. LAS CLASIFICACIONES Se comprende ficilmente el parentesco entre “categorias” y “‘cla- sificacion”. Si “clasificar” es agrupar en clases, las clases bien pue- den ser designadas como categorias. Si hay cientificos que clasifican, y si puede decirse que sean cien- tificos, és0s son los juristas, Mas atin, ha sido dicho que la ciencia del derecho comenzé cuando los juristas corcenzaron a clasificar. 6. LENGUAJES, TEXTOS, IDEOLOGIA, DISCURSOS Usaremos algunas convenciones para poder utilizar luego estas palabras con cierta consistencia a lo largo de este libro. 6.1. LOS LENGUAJES Las ideas no pueden expresarse sin un Jenguaje previamente acep- tado. Por eso se dice que no se puede pensar fuera de algiin lengua- je. Existen muchos de ellos, Se tlaman naturales a los idiomas como el espafiol o el franeés. Se llama “formales” a ciertos lenguajes cons truidos especialmente para desarrollar ciertos conceptos, como los de la Matematica o la Logica. También suele hablarse de lenguajes “cientificos”, para referirse a los creados por los estudiosos para comunicarse entre ellos con la menor ambigiledad posible. 33 Los lenguzjes son conjuntos de signos que deben utilizarse confor- ‘me con ciertas reglas para transmitir algimn sentido. Ya vimos algo de esto. Como las reglas son relativamente arbitrarias, puede, con cierto ‘trabajo, crearse un lenguje artificial, por ejemplo, para la ciencia juri- dica. Y por cierto que vamos en camino de ello, con la modema Infor- mética Juridiea, auxiliada por las l6gicas dednticas y juridicas. Las reglas que establecen cémo han de utilizarse los signos, cons- tituyen la Gramatica y la Sintaxis del lenguaje de que se trate, Tam- Dien es necesario disponer de un diccionario, que permita conocer el valor seméntico de Ios signos. Este diccionario contiene los eédigas para descifrar los signos, 6.2. TEXTOS Con el lenguaje se construyen textos. Llamaremos “textos” s los ‘objetos resultado del trabajo humano. Cualquier manifestacién cul- tural puede ser un texto, en la medida en que ha sido producido por un ser humano, y, para él al menos, tiene un sentido, Como vimos en 1 volumen I, la Hermenéutica consiste en develar ese sentido, hacién- dolo aparece: ante el intéxprete. No cabe duda, por otra parte: la Me- todologia Juridica se las tiene que ver con textos. Es en ellos donde se encuentran las normas integrantes del sistema juridico que estu- diamos. ‘Muy especialmente cabe decir que las que lamamos leyes, son textos. Las normas son las proposiciones ~normativasque los juris- tas encuentran en los textos que producen los miembros del congre- so. Vale la pena repetitlo: los juristas no nos las vemios con normas, ‘sino con textos. Los leemos, y de ellos extraemos ~a veces parece que ponemos~las normas que nos interesan para resolver nuestro caso, 6.3. IDEOLOGIA, Si para nosotros, aqui, “idea” serviré para referir cualquier conte- ido de conciencia; diremos que “ideologia”, en la misma linea, es contenidos de conciencia. Puede decirse, desde un cierto punto de 4 vista, que la sociedad es un gran continuo de contenidos de concien- cia. La ideologia es el més importante producto humano, aquél sin ef cual no habria historia. También es cierto que existen muchas ideologias en ese gran con- tinuo. Hay ideologies libertarias, comunistas, religiosas, burguesas, artisticas, cientificas, hidicas, éticas, y, desde luego, juridicas. ‘Ahora bien, a ideologia, para hacerse presente, para aparecer, para expresarse externamente, més alld del propio sujeto que la posee, requiere tomar forma en algin lenguaje. Aunque, bien visto, ni siquie- +a puede existir para el propio sujeto sin un lenguaje: sin lenguaje no se puede pensar ni expresar de ninguna manera. 64, DISCURSOS ” Usando el lenguaje construimos discursos. Expresamos nuestras ideas a través de los signos o palabras, los usamos conforme con las reglas gramaticales y sintécticas, y ereamos mensajes para transmi- tir a otros. Estas ideas, que pueden ser conceptos, constituyen los discursos que transitan por todos los poros de Ia sociedad, al punto que puede decirse que una sociedad es un conglomerado de discur- sos (asi como también puede decirse que es el conjunto de activida~ des productivas). Para nosotros, aqui, “discurso” serd ideologia formalizada en un lenguaje. Y asi como hay muchas ideologias, hay otros tantos discur- sos. Los hay estéticos, politicos, ecolégicos, morales, prescriptivos, literarios, y, por cierto, juridicos. Veremos que la ciencia es un dis- ‘curso especial entre todos los discursos posibles. Debemos aclarar que la palabra “ideologia” no es usade aqui con su significado corriente de “lo contrario a la ciencia”. ¥ lo usamos asi para continuar con ef hilo de nuestro propio discurso: hemos ila- mado ideas a los contenidos de conciencia en general, de modo que tiene congruencia llamar ideologia al grupo de ideas que hacemos aparecer por las virtudes de un lenguaje. Por otra parte, como se verd enseguida, el conocimiento cientifico es una ideologia a quien alguien le da un cardcter especial, destacdndolo, separindolo del resto de los discursos, y déndole un lugar prestigioso, superior. 35 7. LA COMUNICACION EI sentido -o la ideologia— tiene vocacién viajera. Es minimo el sentido que se produce exclusivamente para deleite del emisor, En todo caso, estamos interesados, tratindose de Metodologfa Juridica, ‘casi exclusivamente por el sentido que circula en la sociedad. Por el sentido que se comuniea. Se ha dicho, incluso, que la sociedad es comunicacién, y no alguna otra cosa, E] fenémeno social de la comunicacién, consiste en la transmisién yy recepeién, por “el otro”, del sentido producido. Es un fenémeno que requiere al menos estos términos: un productor o emisor, un mensa- je 0 discurso, un lengusje, un canal, y un receptor. El emisor es quien produce un texto que contiene un discurso, 0 sea ideologia formalizada en un lenguaje. En términos juridicos, di- riamos que el emisor esel productor del texto juridico; e! parlamen- 10, por ejemplo, El texto es el objeto material que porta el sentido, En derecho podriamos decir que el libro al cual lamamos cédigo civil, es un texto; juridico en este caso. El mensaje es el sentido producido. En términos de derecho, se- ria el discurso del derecho en el cual el jurista encuentra las normas que busca. Aunque, tal vez, el mensaje no es el texto, sino la propo- sicién comprendida por el receptor. El lenguaje, ya sabemos, es un conjunto de signos que formaliza el sentido. En el mundo juridico, diriamos, ademés del natural, existe una jerga profesional o lenguaje juridico. El canal es la via pot donde transita el sentido, como las lamadas autopistas de informacién del mundo informatico. En derecho exis ten miiltiples canales por donde circulan los textos juridicos, inclui- dos, hoy, los informéticos, El receptor es quien recibe el mensaje, lo decodifica, y lo “com- prende”, Para ser receptor, es necesario conocer el cédigo que per- ite conocer, a su vez, el sentido. En el caso del derecho, ademis del Tenguaje ordinario, es necesario conocer el lenguaje profesional. Amos son cédigos en este caso. Pero la cuestién fundamental, es que ‘el receptor debe “comprender” el sentido. Y aqui comienzan las di- ficultades. Porque siendo la del receptor ima conciencia distinta que 36 Ja del productor, siempre cabe la posibilidad de que “comprenda mal”. Y puede ser porque el productor no utilizé bien el lenguaje, porque el canal no lo transmite fielmente, o también porque el recep- tor usé cédigos distintos, tal vez por error, por desconocimiento, o, finalmente, por conveniencia. Como vimos en el volumen I, éstos son los problemas de la Hermenéutica, y, por cierto, los de la interpreta- cién del derecho, tarea eminente de Ia Metodologia Juridica, 8. LOS USOS DEL LENGUAJE El lenguaje se usa para muchas cosas. Para rezar, para rogar, para ordenar, para describir, para pedir, para jugar, para cantar, para reci- tar, para seducir. De entre todos estos usos, sobresalen tres, de im- portancia crucial para la Metodologia Juridica: el uso descriptivo, el uso prescriptivo, y el uso performativo del lenguaje. 8.1. EL USO PRESCRIPTIVO DEL LENGUAIE ‘Usamos prescriptivamente el lenguaje, cuando intentamos, con el sentido producido, inducir a alguien a hacer o pensar algo (pero pen- sar para actuat). FI resultado de este uso del lenguaje, son las pres- cripciones, de las cuales los estudiosos de la Légica esti de acuer- do en afirmar que no pueden ser, ni verdaderas, ni falsas, aunque puedan calificarse de otros modos, tal como malas o buenas, justas © injustas, apropiadas o inapropiadas, Desde luego, el derecho es un discurso prescriptivo. ¥ las normas son, entre otras cosas, prescrip- ciones. 8,2. EL USO DESCRIPTIVO DEL LENGUAJE El lenguaje se usa descriptivamente cuando intentamos dar una informacién acerca del mundo, que no tiene por objeto promover la produccién de alguna conducta. El resultado de este uso, son las 7 descripciones, de las cuales los estudiosos de ta Logica estén de acuerdo en afirmar que son, o verdaderas, o falsas. Como la mayor parte de las actividades discursivas de nuestra vida cotidiana, tienen sentido prescriptivo, puede decirse que el tnico discurso que, aparen= temente, deberia ser exclusivamente descriptivo, es el cientifico. El problema, para la Metodologia Juridica, es resolver sila descripcién del derecho implica o no alguna clase de prescripcién. Porque si la impli= cara, muchos estarfan dispuestos a decir que la del derecho no serfa una ciencia. Porque se supone que la ciencia tinicamente describe. El me- nor atisbo de preseripci6n, la hace sospechosa de parcialidad. Obsérvese que descripcién no es lo mismo que verdad. Un enun- ciado podria ser descriptivo, pero falso. Decir que Estados Unidos es tun pais en el cual se respetan los derechos humanos, es una descrip- cién, pero falsa. ‘Vale la pena notar dos cosas. En primer lugar, que la diferencia entre descripciones y prescripciones corre parejo con la diferen- cia entre ciencia ¢ ideologia. De alli que para muchos, el campo de 1a ideologia, contrapuesto al de la ciencia, sea el de la moral, el de los valores, Asi, el campo ético es propiamente el campo ideol6gi- ‘c0. Aqui hemos convenido en usar la palabra con otra significacion: “jdeologia” es, a menos que se aclare lo contrario, cualquier conte- nido de conciencia, descriptive o prescriptive. En segundo lugar, que la diferencia entre describir y prescribir se asienta, en definitiva, en la intencién de los actores. No basta con decir que el criterio consiste en saber si los enunciados pueden o no ser verdaderos © falsos. Pues, para saber si lo pueden o no ser, es necesario remitirsé a la intencidn de las partes involucradas, Podria, por ejemplo, haber la produccién de un sentido descriptivo, y sin embargo el receptor “comprenderlo” como uno prescriptive. Y vice versa: que un sentido en realidad prescriptivo, sea recibido como un descriptivo; y en esto consiste la manipulacién ideolégica: hacer pasar por descripcién lo que s una enunciacién de valores. A esto se referia Kelsen diciendo que la ciencia del derecho, si pretendia serlo, no debia intentar hacer pasar la ideologia aqui como opuesto a la ciencia— del jurista como si fuese conocimiento cientifico. 38 8.3. EL USO PERFORMATIVO DEL LENGUAJE. LA TEORIA DE LOS ACTOS DE HABLA. Los especialistas han destacado un especial uso del lenguaje, que tiene la mayor importancia para nosotros. Se trata del uso perfor- mativo del lenguaje. La palabra con que se califica esta clase de uso del lenguaje, provie- ne del inglés performance, «la cual se ha propuesto traducir por “reali- zacién” en este caso. De modo que estariamos hablando del uso realizativo del lenguaje. Sin duda esta tltima palabra es mas correcta en castellano; pero no por ello ha dejado de imponerse el anglicismo. Principalmente dos filésofos ingleses, Austin y Searle, llamaron la atencién acerca de un tema poco atendido por la teoria del lenguaje. Se trata del hecho, y debemos subrayar esta palabra, de que, al decir algo, en muchas ocasiones, ademés, hacemos algo, Los casos utili- zados por los lingilistas para ejemplificar este fendmeno, son, curio- samente, de indole juridica en su gran mayorfa. Y se comprenderd enseguida por qué. Cuando dos individuos firman un contrato, se da por supuesto que han “declarado”, es decir, han “dicho” ciertos enunciados que, pre- cisamente, constan en ese papel. Pero, debe destacarse, ademds de haber dicho eso, han creado, han hecho, han realizado, algo que no existia antes, y que tendré importantes efectos en la vida de las par- tes: han hecho un contrato; algo que antes no existia; que comenzé a existir precisamente después de haber dicho lo que dijeron. Pode- ‘mos pensar en miles de ejemplos familiares para los juristas, como matrimonios, sentencias, normas, declaraciones de independencia, imposiciones de drdenes de caballeria, etcétera. En todos estos ca- ‘505, no solamente se ha usado prescriptivamente el lenguajc, sino que, ademés, se ha usado realizativamente, Piénsese que, antes de la de- claracién de voluntad de matrimonio, las cosas eran de un modo; pero, después, las cosas son distintas, y ciertas conductas de las par- tes pueden movilizar el aparato entero del estado, s6lo porque esas palabras fueron dichas. Podemos llamar al resultado de este peculiar uso del lenguaje, fuerza performativa o realizativa del lenguaje. Y podemos pensar en la fuerza, y en qué clase de fuerza, si pensamos en el hecho de de- 39. cir, por parte de! funcionario autorizado, que determinada conducta es, en lo sucesivo, obligatoria para todos los ciudadanos. En este caso, no sélo el funcionario ha producido unas palabras, sino que, ademés, ha creado una norma, y esto, en lo sucesivo, tendré efectos “reales” —fuerza realizativa del lenguaje~ en la vida social. Pero mucho mas que eso. Pensemos en que los funcionarios pi- blicos son tales, no por alguna propiedad fisica especial de lz cual dispongan los individuos de quienes decimos que son tales. Tampo- co es, en verdad, que sean funcionarios porque la ley lo dice. En la realidad, 1o son porque alguien, tal vez todos nosotros, usando nor- mas, les Ilamamos cotidiana y repetidamente, no con su nombre per- sonal, sino con el sustantivo correspondiente a su cargo. Cada uno de estos actos de habla constituye una ocasién de uso realizativo del Ienguaje. ¥ todos juntos hacen la existencia del cargo, que, en real dad, es ficticio; no existe en el mundo de los hechos; existe sélo en ‘el mundo vaporoso del imaginario social. Pero, esta existencia ficti- cia, no es por ello menos terriblemente “real”; aunque con otra “rea- lidad”; una cue, precisamente, es més poderosa que la realidad em- pirica. Porque es ideolégica. Y es bien conocido el poder tremendo de la ideologia, Pensemos, solamente, en que el estado no es sino el resultado de los millones de actos de habla, en los cuales, millones de veces, damos existencia a este monstruo que es el estado, y que no existe sin porque lo nombramos; porque, a través de este poder del lenguaje, de su fuerza performativa, le hacemos existir por enci- ina de nosotros. ¥ los que nv sean religioses, pudiau pereibir yue los dioses también son el efecto del uso performativo del lenguaje. Basia con recordarel efecto que el brujo o hechicero acuerda a determina- dos objetos a quienes se ha dirigido con algunas palabras magicas, En el extrem, la religién catélica propicia la creencia de que cier- tas palabras, dichas por el hombre de lo sagrado, transforman un troz0 de pan en el cuerpo del hijo de dios; nada menos. ¥ se sabe de qué terrible manera estas creencias pueden conducir a los individuos a la muerte sacrificial o al crimen, como en el caso de la inquisicién Ja persecucién de brujas y comunistas. Esta ha sido llamada teoria de los actos de habla (speach acts), y deberia estar entre las primeras ideas que se ensefian a los abogados en las clases de Introduccién al Derecho. De todos modos, algo de 40 esto tenemos en la teoria de las personas juridicas, o morales, a quie~ nes, sin preguntar cémo ni por qué, consideramos como ficciones. sjuridieas”. Basta comprender que estas personas son solamente el efecto de actos de habla, para estar en condiciones de extender esta percepcion a centenares de “realidades”, las cuales no lo son mis que ‘como efecto del uso realizativo del lenguaje, Eluso performativo del lenguaje no debe ser considerado como una tercera clase, al lado de los usos descriptive y prescriptivo. Se trata de ‘una clase de uso que no constituye una tercera clase, pues entre kas des- cripciones y las prescripciones, el criterio de separacién no tiene nada ‘qué ver con la cuestién de los efectos del uso del lenguaje. 9, EL CONOCIMIENTO is dificil saber qué es conocer, precisamente porque todo el mun- do lo sabe. Y como todo el mundo lo sabe, existen veintenas de ideas yconceptos sobre qué es ¢30; 0, mejor, sobre cual es el resultado del conocer, De cualquier manera casi todos estarian de acuerdo en que se trata de una relacién entre el mundo y el pensamiento, aunque la palabra “relacién” sea precisamente el problema a dilucidar. Preci- samente porque tendemos a considerar el mundo'como exterior al pensamiento, es que se plantea el problema de la relacién entre am- bos. Para algunos, por lo demas, conocer es ef correlato de las des- cripeiones. Desde que aparecié el pensamiento filoséfico en Grecia, el cono- cimiento ha sido uno de sus problemas centrales. Pero también es cierto que en todas las culturas conocidas existen distintas clases de pensamientos sobre el mundo. Por ejemplo, en las sociedades precapitalistas, la palabra de los ancianos es distinta, tiene més va~ lor, que Ia de los jévenes; y le idea detris de esto, es que la primera proviene del conocimiento “verdadero”, mientras la segunda proviene de la inexperiencia. Es decir, el problema del conocimiento queda planteado desde el momento en que algunos discursos tienen, o de- ‘en tener, més prestigio que otros. Pareciera que la sociedad no puede mantenerse sin que algunos manden, dirijan, indiquen, o como se ‘quiera llamar, de modo que los otros miembros de la comunidad rea- 4 licen ciertas y no otras conductas. Pareciera que esta necesidad so- cial hace imprescindible que Ja palabra de unos sea mejor, “mas ver- dadera”, que la de otros. Desde ese momento queda planteado el problema del conocimiento como enfrentado a otras ideas conside- radas inferiores o “falsas”. Antes de eso, no parece necesario discu- rir acerca del conocimiento. En nuestra cultura, fuertemente marcada por la filosofia griega, se hha considerado, desde entonces al menos, que existen dos clases 0 grupos de ideas acerca del mundo: el conocimiento y la opinién ‘vulgar. Pero si se pregunta cual es la diferencia, hay que contestar que consiste en el prestigio del primero y el desprestigio de la otra. Y {como se consigue ese prestigio? Simplemente con la educacién. Pues las sociedades educan para su continuacién y, como hemos di- cho, ninguna sociedad pervive sin que alguien sea creido, seguido, escuchado. Y para ello se requiere educar en el convencimiento de que el discurso de algunos es mejor que el de otros. En nuestra sociedad se nos educa, en la escuela primaria, en el convencimiento de que existe una palabra mejor que otras. Esa pa- labra es la del conocimiento cientifico. Claro que en la familia, o en las iglesias, se educa en el convencimiento de otros discursos pres- tigiosos, que no son vistos como cientificos, como son los de los padres 0 los sacerdotes. Y asi, en multiples sectores de la sociedad, se educa en el convencimiento de que hay palabras mejores que otras ¥ que, por eso, deben ser seguidas. No debe escaparse el hecho de que él estado se presenta como /a palabra, superior a la de los ciudada- nos. Asi como la “razén de estado” se presenta como superior a las razones de los hombres y las mujeres de came y hueso. Es la presen- ‘tacién que hacen de si mismos los autécratas de toda laya, Existen entonees, en nuestra cultura, al menos dos clases de ideas ‘© “relaciones” con el mundo: el conocimiento y la opinién vulgar. Se nos enseifa, y lo creemos, que, sobre la curacién de los enfermos, el conocimiento médico es mas “verdadero” -mejor-, que el de los cu- randeros, quienes tienen, sobre las causas de las enfermedades, un conocimiento vulgar, “empitico”, “magico”, “erréneo”, etcétera; y hay algunas otras palabras con las que suelen nomibrarse las ideas no cientificas. 42 La Filosofia se dio, desde el principio, ala tarea de identificar la diferencia entre los dos grupos de ideas. Pero nunca acept6 que tal di- ferencia es simplemente arbitraria, cultura, histériea, cambiante, de cardcter politico, Para conseguir tal diferencia hay que reprimir, des- de un punto de vista, a los otros. Hay que erigirse en juez y luego juz~ gar a los otros como mentirosos, no cientificos, etcétera. Pero nun- ca se toma en cuenta que el que se erige en juez para dictar su ley, To hace, no en virtud de una ley reconocida por todos, sino en virtud ée un poder de hecho que le permite dictar su ley a los otros que, si por ellos fuera, no aceptarian. Y declarar, desde un punto de vista, el suyo, que el de los otros no es cientifico, no es una declaracién “cien- tifica”. Es precientifica. Porque es a partir de ella que se constituiré Jo cientifico. No es cientifico, porque esta antes que es0. Pero, se dird, ese criterio de demarcacién no puede ser tan arbi- ‘rario, Algin fundamento debe tener. ¥ eso es cierto. El fundamen- tos la verdad: es cientifico el conocimiento que es verdadero. Pero he aqui que el concepto de verdad es también arbitrario, en el sen- tido de histdrico, cambiante, cultural, de caracter politico, La Filo- sofia ha venido cambiando el criterio de verdad, y, por tanto, el del conocimiento prestigioso. Para los griegos, por ejemplo, el conoci- miento verdadero debfa provenir del pensamiento; la opinién vulgar “la doxa-, provenia de la informacién de los sentidos. De esta ma- nera, Aristételes no creia anticientifico decir que las cosas mas pe- sadas caen al suelo mas répido que las mas livianas, lo cual es men- tira segiin nuestro criterio: cualquier estudiante sabe que las cosas caen a la misma velocidad independientemente de su peso. Pero, adviértase, para “saber” esto, como mis verdadero que lo dicho por Aristételes, es necesario cambiar el criterio de demarcacién entre ambos grupos de ideas: para nosotros es verdadero aquello que pue- de comprobarse por medio de la experiencia sensible; en cambio, para Jos griegos, esta experiencia es precisamente la fuente de la opinion vulgar. Véase, entonces, cémo el concepto de verdad es también ar- itrario, en el sentido de cultural, histérico. {Cua de los dos crite- rios es ¢l verdadero? Es muy facil; cualquiera lo sabe: ef nuestro es el mejor. Como Aristételes esta muerto, no puede protestar. Nosotros podemos conformammos, en este momento, con saber que: primero, hay dos clases de conocimientos y siempre ha sido asi; se- B gundo, cl contenido de estas dos clases ha variado con el paso del tiempo; tercero, la disciplina Hamada “Metodologia” consiste preci- samente en estudiar cual es el criterio de demarcacién actualmente aceptado por quienes tienen el poder de hacer aceptar su criterio. O bien, estudiar las discusiones que, al respecto, lan producido quie- nes tienen cl prestigio suficiente para hacer oft sus conceptos. 10. LA IDEOLOGIA Y LOS SABERES Frente al conocimiento prestigioso existe, siempre, otra clase de ideas que son condenadas por el primero, A veces parece, incluso, que e] conocimiento necesita condenar algo para afianzarse como prestigioso. Por ejemplo, en cieria época se condenaba a algunas mujeres como “brujas”, porque realizaban ciertos ritos con la inten- cidn de curar. Pero, adviértase, los conocimientos médicos de entonces no eran para nada mejores que la brujeria. Sin embargo, ese conocimiento sélo podia adquirir prestigio, a partir del terror ge- nerado en los pacientes por las hogueras en que se quemaban a esas mujeres inocentes. Y ésta es también la historia de la represién uni- versitaria en el mundo contemporiineo, Todos los pensadores criticos conocen de esto; todos los que no piensan igual que los académicos del grupo dominante, son, tarde o temprano, victimas de la represién del error por parte de la ciencia. Desde el siglo antepasado se ha venido usando la palabra “ideo logia’ con el significado de lo conirario al conocimiento verdadero, Es ideoldgico, segin e! uso comin, todo pensamiento que “oculte” la verdad; que disimule o distraiga la atencién hacia la periferia de Jos fenémenos. En suma, la ideologia, sino de plano la mentira, es, al menos, lo que deforma {a realidad. La ciencia es, por el contrario, Jo que refleja la realidad con claridad. Sin embargo no se usa la palabra “ideologia” como sinénimo de opinion vulgar, como Ia doxa de los griegos. Ideologia es mas bien un tipo de conocimiento que quiere hacerse pasar por ciencia. Nosotros hemos preferido usar la palabra “ideologia” con el sig- nificado de conjunto de ideas o contenidos de conciencia, dejando para después dilucidar qué lugar ocupa la ciencia dentro de la ideo- 4a Jogia. Pero éste no es el uso corriente del signo “ideologia”; el uso corriente es el de falsa conciencia. Toéa metodologia debe proponer ‘un uso claro de esta palabra, y todo profesor tendra, casi seguro, una opinion diferente. Eso no debe asustar a los estudiantes: que sus pro- fesores tengan ideas distintas es bueno, y no malo. Habra que hacer, ahora, una distincién dentro del concepto de opinién vulgar, que seria algo distinto de la ciencia, pero que no pretende pasar por ella. Podemos usar la palabra “saber”, con el sig- nificado de conocimiento técnico. Es el conocimiento, tan despre- ciado por los griegos, que tiene el arquitecto, el médico, el plomero, <1 técnico en computadoras, y, especialmente, el abogado consultor, el litigante o el juez. Es el conocimiento necesario para realizar algo, para lograr un objetivo “concreto”, como por ejemplo resolver un ‘caso, producir una sentencia o cocinar espaguetis. Se denomina “tée- nico”, porque se basa en reglas técnicas del tipo “si quiero calentar ‘agua tengo que ponerla al fuego”; “si quiero levantar una casa ten- {go que usar el cemento de cierta manera”; “si quiero arreglar esta go- {era debo aplicar estafio y calentar con soldador”; “si quiero ganar un juicio debo argumentar asi y no de otra forma”; ‘si quiero dictar una buena sentencia, es decir que no sea ficilmente apelable, debo fun- darla de cierta y no de otra manera”. El conocimiento cientifico es, en cambio, el que dice que el calor dilata los cuerpos, o el agua hierve acien grados, o el estafio requiere tanto calor para fundirse, 0 el agua en la ciudad de México, por ia altura, hierve a ochenta grados (y entonces los espaguetis deben cocinarse en olla a presién, siendo esto <imo el saber del cocinero y no el conocimiento del cientifico). Y es tarea de la Metodologia Juridica establecer la diferencia entre el saber jurfdico técnico y las ciencias del derecho, cosa que trataremos de hacer més adelante. ‘Tenemos entonces, los conceptos de “conocimiento cientifico”, “ideologia™, “saber” y “opinién vulgar”. 11, LA ABSTRACCION Entre las palabras que causan mayor confusién por su ambige- Gad 0 polisemia (“varios sentidos”), esta “abstraccién”, En primer 45 lugar porque la usamos para diferenciar el pensamiento de las cosas, Hablamos de lo abstracto por su diferencia con lo conereto, y, ad- viértase, usamos esta Ultima palabra para designar algo hecho con cemento, agua y arena, es decir, lo mis duro posible. Es decir, opo- rnemos estas dos ideas como lo interiar y lo exterior al pensamiento. Usamos también la palabra para diferenciar conceptos: hablamos de conceptos “muy” abstractos y de conceptos “no tan” abstractos. Y, para colmo de males, hablamos de conceptos “coneretos”. En suma, una tremenda confusién, En su significado originario, abs traer significa “poner algo apar- te”, separarlo de otra cosa, Desde luego, se trata de algo no material, de un proceso mental, en virtud del cual, se hace “como si” se pu- Giera separar dos cosas que materialmente no es posible separar, quedindose el pensamiento con una de ellas. Por ejemplo, no se puede separar el color rojo de las cosas que son rojas. Pero mental- ‘mente parece, al menos en nuestra cultura, que no hay inconvenien- te en separar lo rojo de las cosas rojas. Simplemente hacemos como ‘si esas cosas no estuvieran y nos quedamos con “la rojez”. Por ejem- plo, pensamos en el derecho “en abstracto”, cuando hacemos como si se pudiera, en la realidad, separar Jo juridico por una parte, del derecho mexicano, argentino o francés por la otra. Pero, en la reali- dad, no existe /o juridico, sino los sistemas “concretos” de derecho. ‘También es abstraccién el acto mental de dejar de lado las dife- rencias entre las cosas, y hablar solamente de sus parecidos o simi- litudes. Por ejemplo, hacemos abstraccidn de las diferencias entre el cédigo civil argentino y los mexicanos, y podemos hablar del dere- cho civil en general —"en abstracto”. Parece, al menos si tenemos en cuenta lo que solemos llamar cien- cia, que ésta usa abstracciones; que no trabaja con “concretos”. Si bien tiene como criterio de demarcacién “la realidad”, que bien po- dria ser equiparada con lo concreto, los enunciados cientificos, no se puede negar, no son “cosas” sino representaciones lingiifsticas de conceptos. Y en tanto conceptos, muchos objetos de la ciencia son abstraidos de la observacién de las cosas. Pero el acuerdo parece ir sélo hasta alli. En mas, la discusiones filoséficas son terriblemente complicadas, sutiles. La principal que- ja de la filosofia moderna contra la medieval, especialmente la 46 tomista, consiste en que para ésta, el proceso de abstraccién permite arrancar de las cosas la “esencia” que se encuentra en esas cosas. Asi, Ja esencia de silla es “abstraida” de las sillas mismas. La filosofia moderna ha replicado que, si la esencia no puede verse, entonces gedmo se sabe que es “abstraida” de las sillas? Como se compren- de, Ie filosofia modema parte de que la verdad esta ligada a la com- probacién empfrica, “concreta’, y, por ello, le resulta inaceptable que Ja abstraccién obtenga una esencia que no se sabe qué cs pucs na- die la ha visto. Pero si no se pretende que existan esas esencias 0 almas de las cosas, no parece haber inconveniente en aceptar que es posible realizar el proceso mental de separar, traer a la mente, pres- cindir de diferencias, etcétera. Para nosotros, aqui, abstraccién ser4 este proceso mental, en vir= tud del cual, podernos hablar de algo que no existe en la realidad, sino que es producto de ese proceso, pero sugerido por, obtenido a partir de, las observaciones de lo que llamamos “realidad”. Esto nos per- mitiré hablar de los conceptos “abstractos” de norma, derecho, con- ducta, etoétera tra vez aqui, como en el caso de las categorias, el pensamiento marxista, que nos interesa en cuanto ha sido aplicado al derecho, nos depara una sorpresa. Para Marx existian “abstracciones reales”, Algo asi como abstracciones que no provienen de un proceso mental, sino de un fendmeno sovial. Por ejemplo el dinero es una abstraccion real; cl valor es producto del trabajo “abstracto” y no del trabajo “concreto”. Si los cocodrilos de plastico se pueden cambiar por imé- genes del pato Donald es porque, a pesar de que “en conereto” los trabajos de los obreros que hacen una y otra cosa son distintos, “en abstracto” son igualcs: son igualmente partes del trabajo total de la sociedad en su conjunto, El valor, segin Marx, entonces, es genera~ do por el trabajo abstracto; que lo es porque “se hace abstraccién” de sus caracteristicas concretas. Pero zquién realiza este proceso mental de “abstraccién”? La respuesta parece ser: la sociedad es quien lo hace. Pero ;.La sociedad piensa? ,O piensan los individuos? La respuesta, si la hay dentro del marxismo, no nos interesa aqui, Solamente debemos retener que esa “abstraccién social” juega un papel determinante en esa teorfa, y que, cuando ella es Tlevada al campo del derecho, suele arrojer, como consecuencia, que las figu- a7 ras juridicas son “abstracciones reales”, lo mismo que la “categoria juridica” es generade por Ia sociedad y no por el acto mental de al- ‘guien, La mayor parte de las veces, las reflexiones de los marxistas ‘que usan estos conceptos son Tlenas de interés para la Metodologia Turidice. Sélo que debemos estar en guardia sobre la peculiaridad del uso de ellos entre algunos miembros de esta corriente. 12, LOS AXIOMAS. EL ABSOLUTO Recurriendo a nuestras antiguas ideas obtenidas en las clases de geometria, tendremos un concepto apropiado de los axiomas: se tra- ta de ideas, proposiciones més bien, que no son puestas a discusién, Se aceptan, simplemente. Si no procediéramos asf no podriamos hacer inferencias o deducciones. Por ejemplo, aceptamos que el todo es mayor que las partes, 0 que todo ente es igual 2 si mismo, o que nada puede ser y no ser al mismo tiempo y en la misma relacién, 0 que dos cosas iguales a una tercera son iguales entre si, o que, dadas dos proposiciones contradictorias una de ellas es verdad y la otra mentira sin que quepa una tercera posibilidad. Como es fécil ver, ‘estamos frente a las posibilidades de la l6gica clésica: para producir deducciones o inferencias, es necesario aceptar axiomas a partir de Tos enales desarrallamos nevas proposiciones, que Suponemos ver- daderas porque provienen, “Iogicamente”, de axiomas que dimos ya por verdaderos a su tiempo. Desde luego que la Légica Juridica trabaja con axiomas. Pero, en ‘otras disciplinas juridicas gusamos axiomas? En todo caso, lo que es cierto, es que aceptamos proposiciones como si fueran axiomas. Por ejemplo, algunas de los que Hamamos principios generales del de- recho. Aceptamos, sin discusién, que una ley posterior deroga a una anterior; o que quien puede lo mis, puede lo menos. Y desarrollamos, 1 partir de estas proposiciones, argumentos que los abogados llama- mos “légicos”, sin mayor conocimiento de la Légica, la cual, por lo demés, no forma parte de nuestra formacién profesional No hay dudas de que otros cientificos, que han matematizado sus disciplinas, utilizan axiomas. También lo hacen los colegas que se han especializado en las I6gicas normativas. Por el momento parece di- 48 ficil que los abogedos accedan a la formacién en Logica, y, por tan- to, es imposible que utilicemos axiomas en el pristino sentido de la palabra. Lo més posible es que sigamos creyendo que producimnos argumentos légicos y que usamos axiomas, De alguna manera los axiomas tienen las notas de lo absoluto. Lo absoluto es 10 que no tiene relacién con otra cosa, es decir que exis te “en si y por si”. La idea del dios judeo cristiano es la de ef abso- luto. Esta idea, nefasta por muchas razones, se usa para justificar toda clase de tropelfas contra la humanidad. Se supone que algunos cono- cen la verdad “absoluta”, y que por ello tienen derecho a reprimir a quicnes no piensan igual. Se aceptan algunas proposiciones como axiomas, como absolutos, y luego se comparan otras proposiciones con las consideradas absolutas. Se comparan las proposiciones ob- tenidas por inferencias légicas -y casi siempre por pseudo inferen- cias— con proposiciones atribuidas a quienes sostienen ideas dis- tintas, y se declaran “errores” a las segundas, todo lo cual justifica juzgar y castigar a los equivocados. Vale la pena notar que el tema de la fundamentacién de los derechos humanos esta en el centro de esta cuestién. En efecto, cuando alguien se arroga el privilegio de co- nocer Io bueno absoluto, entonces se atroga también la prerrogativa de decir que, quienes no comparten sus puntos de vista éticos, son inmorales y, por tanto, posibles de sancién. Adopta como axiomas sus preferencias morales, obtiene por inferencias pseudol6gicas nuevos valores, y condena a quienes ereen en otros distintos. De alli que los espiritus democraticos prefieren rechazar que puedan establecerse axiomas en materia de valores y légicas normativas; la tolerancia requiere la negacién de los absolutos, y el reconocimiento de las li- mitaciones humanas; requiere la aceptacién de lo que se denomina relativismo ético, que tiene muchas variantes, pero que acepta, como punto de partida, que no hay absolutos en materia ética y politica, La Metodotogia Juridica no puede prescindir de una reflexién sobre este punto, y conviene discutir en clase sobre los fundamentos, absolutos o relativos, de las proposiciones juridicas, en especial en la cuestién de los derechos humanos y la democracia. 49 13, INDUCCION Y DEDUCCION. INFERENCIAS tras palabras confussas son “induccién” y “deduccién”. En su significado originario, deducir es obtener, en un silogismo, una con- clusién a partir de premisas aceptadas. Por ejemplo, si aceptamos que cl capitalismo es un sistema social justo, y si aceptamos que el nues- tro es un sistema capitalista, entonces, “obligadamente”, se deduce que el nuestro es un sistema justo, Como se ve, una deduccién no tiene nada qué ver con la verdad: puede ser falsa. ePor qué decimos que “obligadamente” se deduce? Porque en nuestra cultura, que contiene entre sus ingredientes la Logica grie- ga, se acepta, sin discusién, que las reglas de esa Logica son validas, Y que cualquiera que las violente comete un error met6dico. Pero, adviértase, bien pucde haber otras culturas que no tengan la légica griega entre sus logros, y no por ello son culturas “inferiores”. La palabra “inferencia” significa lo mismo que “deduccién”, Peto la palabra “induccién” significa algo distinto. El proceso de induc- ccién es un trabajo mental, en virtud del cual, producimos enunciados xgenerales a partir de obscrvaciones particulares. Por ejemplo, a par- tir de observar, durante un mes, que en una comunidad indigena se produce cierta conducta, por ejemplo compartir los alimentos entre diversas familias, se induce que en esa comunidad se produce siem- pre esa conducta. Y entonces podemos formular el enunciado gene- ral “en la comunidad X se produce la conducta Y”. Adviértase que la observacién duré s6lo un mes, y que siempre cabré la posibilidad de que, a partir del dia siguiente, cuando el cientifico dejé de observar, ya no se produjera esa conducta, 0 se produjera mucho menos; y entonces el enunciado cientifico ya no seria tan verdadero; 0, al ‘menos, no lo seria como enunciado universal. Es, por tanto, un error decir que 2 partir de ciertos hechos “se deduce” algo. De los hechos sélo puede inducirse; nunca deducirse. ‘Tampoco se infiere nada de los hechos. Se deduce o infiere sélo a partir de premisas aceptadas previamente, y siguiendo ciertas regias conocidas como “légicas”. ‘Como curiosidad, de esas que los juristas son tan proclives a re- galarnos, podemos observar, sobre todo a los jueces, hablando de enunciados que “se desprenden” de otros. “Del articulo x, se despren- 50 de que ...", suelen decir. También, mis disparatadamente, suelen hablar de hechos 0 conclusiones que se desprenden de otros hechos, Por ejemplo suelen decir: “de los hechos probados en autos, se des- prende que ...". Se comprende lo inapropiado de este uso del lenguaje. Pero se comprende cuando se reflexiona sobre estos disparates. Mien- tras tanto, resultan muy convincentes, Cualquier distraido cree ver en cello una inferencia o deduccién légica. 14, LAS INTUICIONES Resulta mds o menos claro, al menos en nuestra cultura, entender que algunas ideas provienen de la experiencia, mientras que otras provienen de razonamientos, a veces logicos, @ veces con s6lo la apariencia de tales. Por ejemplo, parece claro que la idea del color amarillo proviene de sensaciones visuales, y parece claro que una conclusién como la de que dos més dos son cuatro, proviene de un razonamiento complejo. Las intuiciones serian ideas que no provie- nen de ninguno de los dos procedimientos anteriores: no provienen de un proceso sensitivo ni de un proceso cognitivo. Son, 0 serian, como el resultado de impactos, que stibitamente generan ideas en nues- tra mente, sin que medie algiin proceso, sensual o intelectual. En algunas filosofias las intuiciones ocupan un lugar importante. Pode- mos decir que tanto los racionzlistas como los empiristas son hosti- les a elles, ‘También sc usa la palabra “intuicién” para referir esas experien- cias que al parecer todos tenemos, y que consisten en imaginar su- cesos antes de que se produzcan. Decimas entonces algo asi como “intuyo que algo esta pasando en la politica del pais”. También ha- blamos de algo como la intuicidn femenina. En estas expresiones resuena algo del significado originario de la palabra “intuicién”. Se trata de una vivencia, psicoldgica, que no podemos explicar, pero que tenemos en nuestra mente. Y, sobre todo, hablamos de la intuicién “juridica” de los buenos abogados, Con esto queremos referimos a esa rapidez con que algunos juristas consiguen resolver un caso que a otros nos parecen mis dificiles st Pero cexisten o no las intuiciones? Podemos decir que la Metodo- logia, en general, es hostil a considerarias con el mismo rango que Jas sensaciones 0 los conceptos. Y podemos decir, también, que nin- iin cientifico renunciara nunca a esas experiencias inexplicables, pero que, all menos asi lo cree él, juegan un papel importante en su ‘uabajo. E! “olfato profesional” de los abogados se pareve alas intuicio- nes; se trata de esa “primera intuicién” de lz solucién de un caso, que luego nos guia en la marafia de textos de la cual debemos extraer la norma que beneficia a nuestro cliente. Los metodélogos juridicos diran 0 que quieran, pero los abogados, y ms mientras mas viejos y astutos, sean, seguirin diciendo que existe la intuicin juridica, 15. EMPIRIA, FENOMENO, SENSACION, EXPERIENCIA Hay otras palabras que merecen atencién especial para evitar equi- voces, 15.1, EMPIRIA Hay distintas palabras para designar lo que llamamos “realidad”, habida cuenta de que “realidad” tiene el significado que le dé la fi- losofia que aceptemos, “Empiria” es una de esas palabras. Proviene del griego (empeiria), y significaba, alli, lo que est en la experien- cia humana cotidiana, Es la experiencia del que sabe porque lo ha experimentado antes, en came propia; por ejemplo, es el saber de la parturienta que ha parido con anterioridad. Entre nosotros esa pala- bra significa todo aquello de lo que tenemos conocimiento sensible, esto es, adquirido por medio de los sentidos; principalmente Io que se puede ver y/o tocar. A veces hablamos de la “realidad empirica”, Jo cual puede ser una redundancia, con lo cual queremos referimos a algo “tan real” que es tangible, experimentabie. 2 15.2. FENOMENO “Fenémeno” viene también del griego (fainémenon) y, alli, quie- re decir lo que aparece, lo que se presenta. Para nosotros, en el Iéxi- co cientifico, significa lo que puede percibirse por los sentidos. Sin embargo se ha extendido su uso para sefialar todo lo “realmente” existente, (Ya sabemos: lo que es “real”, depende de la filosofia que aceptemos), De alli que se usa actualmente para hablar de ‘“fenéme- nos” lingitisticos, siendo que éstos, en realidad, no pueden observarse 0 captarse con los sentidos. Por ejemplo, el sentido de un enunciado no es un fenémeno, puesto que de ello no hay experiencia sensible. EB] sentido no puede captarse por los sentidos; s6lo puede captarse por lamente. Sin embargo, con cierta propiedad, podria hablarse del fe- aémeno de ia produccién del sentido, que serfa distinto que el senti- do, Los juristas podemos entender esto con facilidad si prestamos atencién al hecho de que una cosa son las normas, y otra distinta el echo de su produccién. Este “hecho” es un fenémeno. Pero la nor- ‘ma misma no lo es. Sin embargo se usa hoy le palabra para hablar de “fendmenos” normativas. Tal vez fuera conveniente usar la palabra “fenémeno”, sélo para referir la “realidad” perceptible por los sentidos, Desde Iuego que, en tal caso, hablar de “fenémenos” empiricos seria una redundancia: de suyo, todo fenémeno es empiria, es decir, captable por los sentidos. Sin embargo es imposible negar que realidades como las normas, no son sensibles, y sin embargo existen. Finalmente, es mejor sucum- bir al uso frecuente del término, y ampliarlo para extender su refe- rente a todo aquello que sucede en el tiempo y el espacio. Las nor- mas, asi, serfan “fenémenos”; pero no lo serian el tridngulo o el cuadrilétero, 15,3. HECHOS Y SENTIDO Conviene reforzar aqui la reflexién, que tiene la mayor importan- cia para la Metodologia Juridica, sobre la diferencia entre los hechos y el sentido, Los hechos son los fenémenos. El sentido, la idea, 0 conjunto de ideas, con que hablamos de los fenémenos. Lo impor- 33 tante es notar que existe una cesura absoluta entre ambas cosas. No hay punto de flexién o articulacién entre ambas. Inemediablemente, los hechos son una cosa, y su sentido otra completamente distinta. De Jos hechos tenemos noticias en las impresiones sensibles, mientras que ¢l sentido es una creacién intelectual. Una cosa es el sabor, e! color, el ‘olor a textura, de cierta cosa que gustamos, vernos, olemos 0 tocamos, Yy otra cosa es que sea una manzana. Una cosa es la tinta sobre este pa- pel, y otra cosa el significado de los signos expresados en esa tinta. No “oimos” los discursos. Lo que “oimos” es el sonido de! aire pasando por nuestra garganta; al discurso fo entendemos, Para los juristas, la cuestién no resulta dificil de comprender: una cosa es el hecho, y otra la calificacién del mismo. Una cosa ¢s pro- ducir la muerte de una persona, y otra, distinta, que se trate de un homicidio o de legitima defensa, Hay una norma, cuyo uso permite “dar sentido” al hecho. El derecho es un discurso que da sentido deéntico a las conductas humanas; 0, mejor, que permite darles sen- tido; porque es su uso, por un juez, por ejemplo, lo que permite dar sentido a un hecho. ¥, es necesario entenderlo, hay una cesura abso- luta entre los hechos y el sentido, tanto como las palabras han sali- do a volar, tanto como el sentido es arbitrario, es decir, no natural, si “natural” quiere decir independiente de la cultura o de la interven. cién humana. 15.4. SENSACION Por su parte, la palabra “sensacién” es la apropiada para referir nuestro contacto con el mundo a través de los sentidos. La sensacién seria, asi, nuestro contacto directo con ese mundo exterior. Obsérvese, sin embargo, que, desde nifios, se nos educa para tener ideas acerca de ese contacto. Es decir, no tenemos tal contacto de manera inge- ‘nua, sino que toda sensacién esta ligada a algiin sentido 0 idea con la cual se nos ha ensefiado, desde nifios, a ligarla, Es algo-asi co- mo la socializacién de la individualidad absoluta que seria la sensa- cién, Lo que captamos por los sentidos es, en rigor, incomunicable; slo cada uno de nosotros “sabe” lo que “siente”. ¥ para transmitir a otros nuestras sensaciones, necesitamos darle un sentido, ligarlas 34 con alguna idea; y éstas si que pueden ser comunicadas por el len- guaje. Este problema de la individualidad de las sensaciones y el ea- rcter social del sentido que les damos a aquellas, es uno de los pro- blemas arduos de la Filosofia. No podriamos discutirlo aqui de ‘manera exhaustiva, porque entonces éste no seria un libro de Meto- dologia Juridica, sino uno de Filosofia, Pero podemos decir que di- mos un concepto ttil de “sensacién” Como es claro, los fenémenos normativos no pueden captarse a través de sensaciones, 15.5. EXPERIENCIA Esta palabra, “experiencia”, es usada, a veces, como sindnimo de “sonsacién”. Sin embargo, necesitamos un vocablo para referirnos a fendmenos que no podemos neger, aunque no sea facil describir y explicar. Asi, hablamos de “experiencias amorosas” 0 “estéticas”, a las cuales dificilmente podriamos reducir a sensaciones. Los cienti- ficos hablan de “experimentos”, que tampoco podrian reducirse a ellas. Y los juristas hablamos de nuestra “experiencia profesional”, ‘y mal hariamos en creer que hablamos de sensaciones. Hablamos, es cierto, de “experiencias sensibles”; pero es precisa- mente para decir que se trata de una forma de contenidos de concien- cia en los que predomina la sensacién. Y por eso hablamos, con el mismo derecho, de “experiencias intelectuales” para referirnos a vivencias que Ilamariamos “intemas”. Como se ve, la cuestién del limite entre la sensacién y las ideas es ardua. No podremos resolverla aqui, y tal vez no tenga solucién, Tal vez provenga simplemente de un afin de nuestra mente por establecer divisiones y limites don- de no es posible hacerlo. Pero como en este limite se instala buena parte de la discusién acerca de lo que la ciencia es, no tenemos més ‘opcién que acercarnos al problema, {Cémo solucionarlo? Como los otros vistos hasta aqui: proponiendo una convencién -o definicién estipulativa: usemos “experiencia” para referimnos a vivencias, 0 contenidos de conciencia, que consideremos relacionados con el mundo exterior al que tenemos acceso cuasi directo a través de las sensaciones. 38 ‘Como se comprende facilmente, el mundo del derecho pertenece principalmente al mundo del sentido, de las ideas, de los conceptos; aquél del cual no tenemos sensaciones. Pero, :tenemos"“experien- cia"? Eso depende de qué sector del que Ilamamos “mundo” del derecho nos ocupamos. Si tenemos en vista exclusivamente las nor- mas, no hay experiencias de tales cosas. Pero si nos ocupamos en el efecto que ellas tienen en la conducta de los ciudadanos, estaremos en el sector de la experiencia, y la investigacién tendra sectores en que sera necesario recurrir a las sensaciones, a lo que puede verse, como, por ejemplo, buena parte de la conducta de la gente. Es lamentable no poder arribar a conclusiones tajantemente defi- nitivas. Pero la ciencia debe conformarse con eso. Para lo otro estan la Teologia y ciertas formas de la Metatisica 16. CLASIFICACIONES Y SISTEMATIZACIONES, Para nosotros, aqui, “clasificar” es agrupar las cosas, las ideas 0 los ‘conceptos, conforme con algiin criterio de demarcacién, “Sistomatizar” ‘es establecer un “orden" entre las cosas, las ideas 0 los conceptos, o entre las clases de cosas, ideas 0 conceptos ya clasificados. Se clasifican las normas, los contratos, las personas, las cosas, los procedimientos, las constituciones. Por ejemplo, hay normas permi- sivas y prohibitivas; contratos verbales y escritos; personas fisicas y. juridicas; cosas muebles ¢ inmuebles; procedimientos inquisitoriales no inquisitoriales; constituciones escritas y no escritas. Los aboga~ dos somos expertos en el arte de elasificar. Se sistematizan las normas, y en esto consiste, segiin algunos, una de las tareas mas importantes de la ciencia llamada Dogmatica Juri- dica. Para sistematizar ideas, conceptos 0 cosas, es necesario dispo- ner de un criterio u orden. Todo orden es un conjunto de normas (qué es norma y qué es conjunto es tema de la Teorfa del Derecho). An- tes de sistematizar debemos producir el orden. Sélo entonces cabe hablar de la posibilidad de sistematizar los objetos. La idea mas comin acerca de lo que significa sistematizar, por ‘ejemplo el derecho civil mexicano, es la de presentar el conjunto de las normas obtenidas de la lectura del cédigo civil, de manera clara, 56 para profesores, estudiantes, jueces y litigantes. Es como la confesién de que los textos juridicos son confuusos, ambiguos, desordenados, Y como la conviceién de que, sin el trabajo sistematizador de los juris- tas, esos textos no servirian practicamente para nada. Con lo cual no cabe menos que preguntarse por qué el gobierno no produce, de una vyez por todas, textos juridicos ya sistematizados. ,Es que no conse- guird juristas para que sistematicen antes, y no después, de la activi- dad legislativa? 37 CAPITULO 2 La CIENCIA Y SU OBJETO 1, EL CONOCIMIENTO CIENTIFICO, Desde el principio de la Filosofia, ha existido la ideologia segin la cual, ciertos discursos son creibles, buenos, atendibles, de perso- nas preparadas intelectualmente, mientras otros son despreciables, de ‘menor valor, del vulgo, indefendibles. Es decir, desde entonces algu- ‘nos discursos tienen prestigio, y otros no. Pero no solamente la Filosofia ha contribuido a desarrollar esta ideologia, Puede observarse, con los antropélogos, que en las socie- dades estudiadas por ellos, existen ciertos personajes, brujos tal vez, ccuya palabra es “sagrada” (de sacer, lo que es retirado dei mundo de Jos hombres comunes, y es puesto aparte, perteneciente alos dioses, administrado por el sacerdote, que no puede ser tocado, a veces ni rmirado, por los miembros de la comunidad). Estos discurses prestigio- 0s, en el mas primitivo derecho romano, por ejemplo, comprendian ‘tanto asuntos para los cules huy usa faiuus Ia palabra “conocimicntos”, ‘como discursos de aplicacién de normas y los de celebracién de los dio- ses, Es decir, lo que hoy llamamos ciencia, derecho y religién, ocupa- ban el espacio de un solo discurso, pronunciado por actores sociales especificos, considerados distintos de los demas mortales, respeta- bles hasta la muerte; discursos, por tanto, prestigiosos. 59) Hoy usamos la palabra “ciencia” para referimos a un cierto tipo de discurso, al cual le atribuimos un prestigio especial. En nuestra cultura, vemos ese discurso como distinto del religioso y el juridico. Distinetén que, a las otras culturas les hubiera parecido un disparate. La Filosofia, comenzada en Grecia con el racionalismo absoluto, visto en el libro primero, procuré reflexionar, para fundar precisamente el reinado de este discurso para sefialar al cual hoy usarfamos la palabra “ciencia”. Los griegos usaron otras palabras, pero su significado cra ése: un discurso prestigioso que hablaba de todas les cosas del mundo, pero que procuraba diferenciarse de la religién y el derecho. Como vimos en el volumen I, para el racionalismo absoluto, este discurso prestigioso se basaba en la Logica. Y como también vimos, para cl positivismo empirista, el discurso prestigioso se basa en la ex- periencia sensible. ¢Se trata del mismo discurso? :Podemos hablar 6e Historia de la Ciencia, como si la ciencia fuese un objeto que siem- pre ha existido, como la religién por ejemplo? Es dificil contestar, porque Aristételes se hubiera escandatizado de que se lamara cien- cia ~<1 no usaba esa palabra a un discurso fundado en la experiencia sensible. Y ningin cientifico moderno diria que la Fisica de Aris- tételes contiene conocimientos cientificos. Pero si podemos asegu- rar que ambos discursos, el antiguo y el modemo, se parecen en algo: eran prestigiosos {Cudles son las caracteristicas del discurso cientifico modemo? O, icho de otro modo, {qué requisitos le exigimos, hoy, a un discurso para ser considerady cicutilicu? Este es el tema conocido como ef metodo cientifico. Se comprende el espacio que este tema tiene en una Metodologia Juridica: para saber si la juridica puede ser una ciencia, debemos saber primero qué es una ciencia, Para saber silos juristas proceden, © pueden proceder, cientificamente, es necesario saber qué es proce- der cientificamente. 2. QUE ES CIE! IA? ‘Ya sabemos: un discurso prestigioso, producido por actores socia- les que no son los individuos comunes, y que en la sociedad capi- 0 talista ocupa lugar destacado en el desarrollo de la produccién -cosa gue no hacia en el mundo antiguo-, y que por ello es cuestién de estado. Pero, ;qué diferencia a una ciencia de cualquier otro discur- 50? Las opiniones sobre esto varian, pero no mucho. Con distintas palabras, todos los que hablan de la ciencia, terminar. diciendo lo mismo. Tomaremos de un autor muy popular entre los metodélogos, ian concepto que involucra varios requisitos exigibles a la ciencia, para analizarlos uno por uno. La definicién es la siguiente: Ciencia es un discurso analitico, objetivo, especializado, for- mulado en un lenguaje especial, que versa sobre hechos 0 fe- ndmenos cuantificables (se dice “ciencia factica’, veremos luego por qué), en enunciados deseriptivos claros y precisos, comprobables empiricamente, sistematizadas, que permiten producir otros enunciados acerca de hechos no observados, 0 no observados atin, y producidas conforme con métodos acep- tados por la comunidad de especialistas. Esta definicidn recoge la mayor parte de las ideas que suelen ex- presarse al hablar de ciencia. 2.1. LA CIENCIA ES UN DISCURSO La ciencia no puede exietir sino en algin discurso; ecto es, para que haya tal, es necesario que alguien produzca conceptos que, como hemos visto, no pueden existir sino formalizados en algiin lenguaje. Todo discurso pretende comunicar algo, produce sentido, para que sea recibido por alguien, Puede decirse que existen infinidad de dis- cursos circulantes en la sociedad, y que, entre todos ellos, hay uno especial al que le llamamos ciencia. 2.2. ANALITICO Se dive que la ciencia analiza, porque procede descomponiendo Jos problemas abordados en los que considera sus elementos, para 61 estudiarlos uno por uno (“analizarlos”). Estos elementos pueden no ser reales; pueden ser simplemente el resultado del trabajo intelec- tual, Mas atin, los fenémenos, en si mismos, no pueden descompo- nerse en partes; es nuestro intelecto el que hace ese trabajo. Por ejem- plo, un texto juridico no tiene partes; somos los juristas quienes lo desmenuzamos, Io “analizamos”, para realizar el trabajo que lama- mos Dogmética Juridica, y que consiste en “encontrar” las normas ‘que suponemos estin en ef texto. 2.3. OBJETIVO, Se le pide a un discurso, para adjudicarsele la caracteristica de Ta cientificidad, que sea “objetivo”. Pero esta idea puede descomponerse en otras dos. 2.3.1. Objetividad como comunicabilidad La ciencia es objetiva y comunicable, decimos. Esto ultimo es obvio: se trata de un discurso. Pero la cuestién es que, lo comunica- do, debe poder ser entendido por todos los miembros de la comuni- dad a fa cual el ciemtifico se dirige. (Obsérvese que un discurso no Adcja de ser cientifico porque no lo comprenda sino un reducido cfreu- lo de colegas). ¥ para que ello sca posible, es neceserio que haya un cédigo comin de desciframiento del discurso. Este eédigo consiste, no sélo en el lenguaje, que debe ser el mis- uv unbién en el conjunto de procedimientos que cualquier miembro de la comunidad podria desarrollar si lo quisiera conocer, tuviera los laboratorios y demis condiciones necesarias. La idea de objetividad se reficre, no a la verdad de los enunciados, sino a la conviecién de que cualquiera los podria entender y comprobar. Es decir, no seria cientifico un discurso que hiciera referencia a las sen- saciones ~que como vimos son individuales~ del pretendido cienti- fico. Esnecesario que todos, llegado el caso, pudieran experimentar Jo mismo. @ Obsérvese que esto implica la existencia de comunidades cientficas. Esto un grupo, mis bien erecido, de individuos que se deican al mismo tipo de estudios, de reflexiones. También implica que unos reconocen a otros, y vice- vetsa, como tales miembros de la comunidad, No existen comunidades supe- riores que reconozean @ los miembros de las comunidades cientfieas. Esto aun ‘cuando el estado sucle dediease a organizar la ciencia desde Ja politica, y re ‘gonozca a veces a unas y no otras sociedades como las cietificas,o cree direc- tarnent la organizacionescientificas cuyo control pone en manos de os cient ficos ideolégicamente comprometides con el poder. Ain en estos casos, de todos modes el fituro control de la comunidad cientifica queda en manos de pers0- najes que, cuando menos en algin momento, fueron cientficos, Esto permite Ta formaciGn de lo que ene los universitarios se conoce como mafias o fami- lias académieas, contra las que nadie ha podido hacer nada, « pesar de lo dai- rus que pueden ver para el desarollo cientifico, La razén de su existencia est, simplemente, en gue el conocimiento da poder; yen que, en capitalism, la ciencia es uno de los principales medtos de produccién 2.3.2. Objetividad como descriptividad Pero, “objetividad”, también tiene otro significado, igualmente importante en la Filosofia de la Ciencia. Una actividad “objetiva” del pensamiento, consiste en que cl sujeto -cl cientifico~ no ha manipu- lado al objeto; no lo ha manejado de manera que la cosa diga lo que €lcientifico quiere que diga, Es claro que, al realizarse el experimen- to, o lo que sea, ha debido tener algin contacto con el fenémeno. Pero, se supone, no lo ha transformado para que se vea en él lo que él cientifico predijo que se veria. Es algo asi como “dejar que cl objeto se mueva, y se muestre, por si mismo”, Si el cientifico hubie- ra hecho todo lo necesario para engafiar a sus colegas, se diria que lexperimento fue manipulado, y el conocimiento obtenido de él, por tanto, no serfa “objetivo”. En iltimo término, un enunciado es obje- tivo, cuando es totalmente descriptivo, ‘Se ha destacado muchas veces algo que han observado los fisicos: los mis, pequetios abjetos, las que contienen, parece, el secreto de la materia, deben ser Imitados con microscopios cada ver mis finos y poderosos; pero para “verlos", es necesario iluminarlos, con to cual la objetividad se termina, porque, en rea lidad, el objeto cientifico ha sido transformado en el acto de mirarl, 3 Esta observacién ha servido para decir que la ciencia, en reatidad, no puede ser objetiva; o no tanto como le gustaria a laideologia del método cientifico, Y ha servido pera decir que, sila ciencia por excelencia, que es la ciencia dura, la Fisica, no puede estudiar sus objetos sin transformarlos, menos puede pedirse esa las ciencias sociales, Piénsese, por ejemplo, en los antropélogos observan- do comunidades premodemas. Digamos, entonces. que la ciencia pretende ser objetiva, no manipular el objeto. Peto hay ocasiones en que no se puede observar sin transformar. 2.4, ESPECIALIZADO. LA INTERDISCIPLINARIEDAD Los cientificos son individuos que se dedican a pocas actividades; y saben, 0 creen saber més, a medida que menor es el campo de sus tra- ‘bajos. Durante mucho tiempo los cientificos han procedido a especiali- var cada vez més sus actividades, seguramente en la medida en que descubrian fenémenos cada vez més pequefios y complejos. Cuando menos esa es la imagen que tenemos de los quimicos y los biélogos, Las ciencias sociales también han tenido un periodo de especiali~ zacién. Sin embargo, actualmente hay un reclamo generalizado de interdisciplinariedad y “algunos hatlan de transdiseiplinariedad matizando esta idea”, tal vez porque la excesiva especializacién no dio los frutos esperados. Ahora padecemos el sindrome contrario, y nos parecen poco serios los trabajos de los especialistas encerrados en su disciplina. En el mundo del derecho, se abre camino, cada vez. ‘mis, una conciencia de la necesidad de cambiar las perspectivas de Jos juristas que, al parecer, deberian incorporar a sus estudios la So- ciologia, la Ciencia Politica, la Semiética, la Psicologia, la Historia, 1a Logica, la Antropologia, la Konomia, la Lingiistica, la Filosofia. Este libro intenta mostrar la conveniencia de esto, y por eso postula que la Dogmatica Juridica no es la unica ciencia juridica posible. Mas atin, postula que esa disciplina no es cizncia, y en cambio otras, como Ja Sociologia Juridica, tienen mds posibilidades de serlo. Si esto es asi, chabré que decir que la ciencia tiende cada vez mas a la no especializacién? St; habria que decitlo, al menos de las cien- cias sociales. Pero eso no querria decir que los cientificos deberian reducir sus niveles de exigencia. 2.5. FORMULADO EN UN LENGUAJE ESPECIAL, ‘Todas las ciencias tienen una jerga especial. Y la juridica esté entre Jas mAs abstrusas que se han inventado, Pero lo de lenguaje especia- Jieado no se refiere tanto a Ins palabras raras, sino mas bien a la de- finicion de las palabras utilizadas. Si la objetividad implica la ‘comunicabilidad, ésta requiere de un lenguaje construido, que posea Ja menor ambigiiedad posible. Se ha discutido si la ambiglledad en los térmninos es eliminable ab- solutamente, Parece que no es asi. Parece que el lenguaje posee la irre- ‘ediable caracteristica de set convencional, y, por ello, siempre es po- sible que las palabras se usen de diversas maneras, conforme con las que s¢ laman, precisamente, convenciones lingiiisticas. De todos modos, os, cientificos conservan la ilusién de poder arribar a comunicarse con Jenguajes artficiales, cada vez.con menos ambigtiedad. Sin duda el in- tento es loable, y no es poco lo que se ha conseguido. Pero posiblemente nunca se Ieguc al estadio ideal de univocidad. El mundo juridico ha asistido en los iltimos cincuenta affos, aun gran desarrollo de la Teoria General del Derecho y de la Logica Ju- sidica, lo cual ha hecho abrigar grandes esperanzas a los juristas que estin a la cabeza de este movimiento intelectual. Podemos esperar buenos resultados y no debemos desesperamos por los fracasos, Sin duda estos tltimos provendrén de la contumacia con que las facul- tades de jurisprudencia se niegan a actualizarse. Pero no se debe esperar que la ambigtiedad en el uso del lenguaje juridico consiga erradicarse por completo. 2.6. LA CIENCIA VERSA SOBRE HECHOS, La cultura positivista ha desarrollado grandemente Ia idea segin Ja cual la ciencia habla sélo de “hechos”, de “Ia realidad”, Como el positivismo suele estar en manos de filosofos no muy avisados, re- sulta comtinmente olvidado que la “realidad” depende de las concep- ciones filos6ficas aceptadas, de la cultura finalmente, Es facil entender, para nosotros, los latinoamericanos europei zados, rodeados como estamos, de culturas no positivistas, que la rea- 6s lidad depende de la culture. Nos consta que hay distintas maneras de entender el mundo, de vivirlo, de experimentarlo. Esto es mas difj- cil de entender para los estudiantes del primer mundo, para quienes. {as culturas no positivistas son barbaras, sujetos de educacién, igno- rantes y ottos calificativos que sirven para justificar la explotacién de que son objetos nuestros pueblos. Para ellos, estas culturas, po- sefdas por el pensamiento migico, crédulas hasta la ingenuidad, no saben ver los “hechos”, se dejan llevar por visiones, fantasias, sorti- legios, desvios, ensofiaciones. En cambio, jqué claro resulta todo para un europeo! Los hechos estén alli, y sélo es preciso mirarlos sin pre- juicios o ingenuidades premodemas. Pero, tampoco hay que engafiarse, existen entre nosotros los ppositivistas siempre listos a descalificar toda clase de estudios que no conduzcan a los resultados a los cuales ellos quieren Iegar. Y, mas lamentable, es cuando esas mentalidades estan a la cabeza de los Grganos estatales encargados de impulsar la ciencia y la cultura. Porque, en realidad, no existen los “hechos”. Existen maneras de mirar el mundo; los juegos del lenguaje con el cual aprehendemos el mundo -recuérdese e] Wittgenstein visto en el libro primero. Nues- ‘ras experiencias son exactamente nuestras: no son universales. Pero, conocido lo anterior, aceptado que la cultura en la cual se desarrollé la ciencia occidental es ésta, de cufio positivista, podemos reflexionar sobre la ciencia y los hechos. Que, en general, la ciencia versa sobre hechos, ha demostrado ser una idea itil, al menos para los cientifieos. Es, digamos, aeeptable. El problema, atin en la oul- tura occidental, es saber lo que Ios “hechos” son. ;Se trata de lo que captamos por medio de les sensaciones? De alguna manera sf. Pero, como vimos, atin las sensaciones son procesadas por nosotros con- forme con nuestra cultura, Por tanto, si equiparamos hechos con sen- saciones, en realidad estamos calificando nuestra cultura y descali- ficando otras. {Son los hechos las experiencias? Tal vez. Pero lo ‘mismo podemos decir, con més razén si aceptamos que esta palabra se usa para referir conteridos de conciencia ligados a sensaciones. En suma, hecho, como otras palabras, en Metodologia, tiene como significado un cierto concepto que es producido por nuestra cultura Lo cierto es que la ciencia modema ha avanzado, al menos asi nos lo hacen creer desde la escuela primaria, dando a la palabra “hecho” 66 el significado de lo que sucede en el tiempo y el espacio, y que pue- geconectarse con alguna clase de sensacidn. Pero esta conexién entre ¢] mundo exterior y nuestras sensaciones, no es muy rigurosa para la cultura cientifica. Los cientificos tienen mis fe en los resultados que en ja “facticidad”, cualquiera cosa que esto sea. La idea general es ésta: si a partir de un enunciado se puede diseitar un experimento, y si se pue- de predecir lo que sucederd luego de realizado éste, entonces el enun- ciado se refiere a hechos, es “factico”, ¢, incluso, verdadero. {Qué nos dice esto a los juristas? Nuestro objeto de trabajo, las normas juridicas, no son hechos, en el sentido de que no se puede fener experiencia empirica de ellas, pues se trata de discursos, de sen- tido. (Aunque si pueden ser vistas como fendmenos, en el signifi- cado amplio de la palabra “fendmeno"; cuando, como vimos, lo usa~ mos para referir todo lo que sucede en el tiempo y en el espacio). Sin embargo, las normas son el sentido de un acto de voluntad, y el acto —no la voluntad~ parece que si puede ser objeto de experien- cia sensible. Pero el acto que la produce, es distinto que Ia norma. La. norma existe, aun después del agotamiento del acto que la produce. ‘Hasta aqui esté claro el asunto. Pero la cucstién se complica, como. yeremos, cuando preguntamos cémo sabremos que la norma existe. {Bastard con que el gobiemo la produzca? ,O exigiremos que se ‘cumpla para que tenga sentido decir que existe una norma? En este Ultimo caso, estariamos adjudicando al cumplimiento, el serlo deci- sivo. Y el cumplimiento sf es un hecho, o un conjunto de hechos. De alli que, como también veremos, alguivs jurists insisten en Gea In ciencia juridica la Dogmitica— en hechos, para otorgarle la mis- ima firmeza y confiabilidad de que gozan las ciencias naturales. Es claro que este problema to ¢srespecto de la Dogmatica Juridica, Porque Ia Sociologia, la Antropologia,o la Psicologia juridicas, si son ciencias del derecho alas que les caben todas las reflexiones metodolégicas propias de las Tamadas ciencias fécticas. Esto, porque estas ciencias sf tratan con hechos, xmpiricamente verificabes, en el sentido siempre elusive, poco seguro de pa labras como “empira” y “verificabilidad” or 2.7. LA CIENCIA VERSA SOBRE HECHOS CUANTIFICABLES Los cientificos modernos se han acostumbrado a confiar en las matemiticas. Seguramente esto es a causa de los buenos resultados obtenidos. Y ello ha dado lugar a una ideologia muy popular, segiin Ja cual todo en el mundo es cuantificable. En buena parte de las cien- cias, esto puede ser, sin duda, aceptable. All estén la Fisica, la Qui mica, Ia Biologia, para corroborarlo. Son ciencias que han logrado lo que llaman avances, matematizando el mundo. Y han apoyado las, concepciones filoséficas que postulan que el niimero, la matemiti- cea, ¢s el corazin del universo; que la matematica tiene et arkhé, como decfan los griegos, del universo; que tiene el poder de explicarlo todo, Y no hay por qué oeultar que ciencias como la Sociologfa y le Eeonoma han ssucumbido también a esa ideologia. Sociélogos y economistas algunos, espe- Temes que una minora, se han convencido de que sus discursos son mis cien- tifcas si estin asoyados en expresiones matematizndoras desu mundo. Pero los resultados no son tan palpables como los de las ciencias llamada naturales, 0 al menos no tan especizeulares. Los juristes “de punta”, los que le han aposta- doa la Lpica Juridica como panacea de un mundo mejor porque mejor admi- nistrado, han sucumbido también a esta tentaciGn. Los resultades ain estén por verse, aunque lo conseguido hasta ahora no es poco. Puede decitse que, en este ‘momento, a prineipios del siglo xx, las ciencis jurdicas no han decidido, y ‘menos comprotado ain, uc la matemética s una via segura de desarrollo en os de un mundo menos injusto. No obstante, lo major, sin duda, es aprender Logica y estar pandientes de los resultados que se estin produciendo casi daria ‘mente. Oies cerca juridicas, como le Sociologia del Derecho, tienen ant s fos resultados de te matemtca aplicadaal mundo social, y deben decir si és seré el camino, os, daco to abrupto del terreno, seri bueno inventar ot¥0s. Lo que no habré que hacer es ner ninguna posibildad de conocimiento.Al menos en este ‘momento, que es, par los jurists, de descubrimiento de carinos. 2.8. LA CIENCIA CONSISTE EN DESCRIPCIONES CLARAS Y PRECISAS. Hay un consenso muy generalizado en un punto: la ciencia des- cribe pero no prescribe. Detris de esto se encuentra lo que se lama 68 1s “gran division” en los usos del lenguaje. Como vimos en el capi- tulo anterior, se dice que el lenguaje se usa o para describir 0 para preseribir; que en el primer caso se producen deseripeiones y en el segundo prescripciones. Pues bien, se dice que la ciencia es totalmente descriptiva. Tanto que, si en el interior del discurso, descubriéramos la intencién de influir en nuestra conducta, inmediatamente dirfamos que no se tra- ta de ciencia sino de “ideologia” Aqui podemos recordar algo dicho més arriba, acerca de Ia objetividad; de Ie exigencia, para el cientifico, de no intervenir en el objeto, como no sea, ex clusivamente, para disponerlo de manera que se pueda observar. “Deseribit™ seria, s6lo eso: observar Ia redundancia Es cierto que, por otra parte, aungue la ciencia slo describa, de todos modos tiene objetivos sociales claros: se hace ciencia para actuar de alguna manera; por ejemplo para usar sus enunciados en el desarrollo de técnicas de produccién de mercancias. Pero, en tal caso, el cientifico se defenderia diciendo que él no usa la ciencia; que él s6lo produce enunciados cientificos que otros usan. Y, en efecto, casi todos los cientificos cuyos conocimientos hicieron posibles las bom- bas terribles que ain nos amenazan, eran pacifistas. Que las descripciones deben ser claras, precisas, se comprende. Dificilmente servirian para algo sino fueran asi. En esto cumple un papel de primera la definicién. Més ain, puede decirse que no hay ciencia sin definiciones. O incluso alguien podria, sin caer en el ri- diculo, exagerar diciendo que la actividad del cientifico es definir: después de todo parece dificil describir sin definir. {Qué nos dive esto & Tos jurists? En primer lugar, nos permite distinguir con claridad entre el derecho y la ciencia que lo estudia, Como el derecho es, igual lshistoria, una palabra ambigua que nombra tanto al objeto como ala ciencia que lo estudia, la diferencia entre descripciones y prescripciones es parte cen- tral de nuestra Metodologia. Mas atin, es posiblemente el punto del cual debe- tnos pari. No hay dudas de que el derecho pertenece al mundo linguistco de les prescripciones, Por tanto la nucstracs una ciencia que describe preseripeio- nes, pero que no prescribe. Fste es uno de los temas principales de la Metodo- logia Juridica, como veremos, o Pero, ademés, podemos hacer aqui una diferencia entre el jurista extemo y el jurista intemo. El primero es alguien cuya tarea es deseribir, sean normas si es un dogmaético, scan concuctas relacionadas con normas, si¢s un socidlogo, tun antropélogo o un psicdlogo del derecho. El segundo es alguien que, por el contrario, tiene como tarea producir normas si es un juez, por ejenmplo: o pro- poner Ia creacién de una norma especifica, si es un abogado que demanda ante tu tribunal 2.9. LA CIENCIA PRODUCE ENUNCIADOS VERDADEROS, ES DECIR, COMPROBABLES BMPIRICAMENTE, Se puede notar aqui ls cultura positivista en su m&xima expresién: la verdad esta tigada con la comprobacién empirica. Como hemos visto la relatividad de esto iltimo, nos enfientamos a a frustracién acerca de la posibilidad de Negar a la verdad “absoluta” y definitiva. Por otra parte, los enunciados cientificos que llamamos empitica- ‘mente comprobados, no son una cuestién de hechos sino de enun- ciados. Los enunciados cientificos son universales, y aqui debemos remitinos a los primeros capitulos del volumen I, Los enunciados de los cientificos, en cambio, son los que cada uno de ellos realiza cuan- do considera comprobaco un hecho. Son enunciados individuales: un enunciado para cada hecho. Pero los enuinciados eientificos no le son por haber sido “comprobados empiricamente” aunque as{ hablemos de ellos. Los tinicos que han sido comprobados empiricamente, son Jos enunciados de los cientificos, los individuales. De modo que la verdad de un enunciade cientifico depende de una relacién que es- {ablecemos entre éste y los enunciados individuales. Si podemos decir que el enunciado cientifico describe, o corresponde con todos y cada tuno de los enunciados comprobados individuales, entonces nos atre- vemos a decir que ¢] enunciado cientifico es “verdadero” 0 que “est comprobado empiricamente”. Esta conviceién positivista ha hecho came en la cultura moderna de tal manera, que cada vez que necesitamos mentir, decimos que lo que acabamos de afirmar esta cientificamente comprobado. 70 2.10. LA COMPROBACION EMPIRICA La ciencia modema ha obtenido los que llama sus avances, sobre la base de una conviecién que le ha sido muy til: todo lo que se diga debe ser probado empiricamente. Ya hemos visto lo que quiere decir empiria y su correlativo sensacién. Pero {qué quiere decir “cormprobacién”™? ‘Yeamos cme lo de “comprobacién empirica” no lo es tanto. Los cientificos llaman comprobar a un procedimiento en virtud del cual se compara un enunciado con otro. Se compara el enunciado Jlamado empirico universal, supuestamente referido al mundo exte- rior, con otros enunciados, pero éstos si “empiricamente verificados”, Jos cuales se refieren a un experimento, Es decir, se comparan dos enunciados. Eso quiere decir “comprobar” Por ejemplo, se compara el enunciado “el tabaquismo produce cancer”, con otros enunciados que describen cientos o miles de he- chos de produccién de cancer por el tabaco. E] primer enunciado se considera comprobado “empiricamente” porque cada uno de esos hechos son descritos con ef mismo enunciado a comprobar. Es decir, si consideramos poder deseribir uno o mil hechos, con un mismo enunciado, entonces Hegamos a la conviccién de que esos enuncia- dos son verdaderos; esto es, que “corresponden” con los hechos. Si pensamos que esos mil enunciados iguales constituyen descripciones de los hechos “observados”, llegamos a la conviccién de que son verdaderos, Pensamos que cada uno de esos enunciados es una “com- probacién empirica”. Luego tenemos otro enunciado que dice “el tabaquismo produce céncer”, Si este enunciado es igual a cada uno de los mil enunciados llamados “de comprobacién cmpirica”, cntonces considcramos que es un enunciado “empiricamente comprobado”. Pero son iguales s6lo en cierto sentido; porque cada uno de tos mil enunciados empiricamente comprobados, describe un hecho indivi- dual. En cambio et enunciado “el tabaquismo produce cancer” supone ‘que comprende a todos los anteriores, mas todos los casos posibles de tabaquismo, Esto pone en juego todas las trampas posibles del lenguaje. Podria ser que el mismo hecho sea descrito con distintos enunciados. O que el receptor del mensaje cientifico use las mismas palabras para dis- n tintos hechos, o distintas palabras para el mismo hecho. Eicétera, Revisada la idea con sutileza, no parece tan respetable como Io ha- con aparecer los cientificos. Sin embargo ha dado los resultados que cestin a la vista, No se puede decir que esta idea no haya servido para, Iracer el mundo en que vivimos. Debe advertirse que la idea usual de comprobacién, es completa- mente cultural, es decir, histérica, No existe un discurso superior, como si fuera el de un dios, que garantice que la idea que tenemos de comprobacién es la correcta, Esa idea proviene de nuestra cultu- ra positivista. Pero otros pueblos o culturas no tienen tal idea. Por ejemplo Aristételes no la tenia, Para él comprabar significaria algo asi como establecer que el enunciado comprobable puede ser inferi- do, légicamente inferido, a partir de otros enunciados considerados verdaderos. ¥ atin hoy algo queda de eso, porque nadie aceptaria que un enunciado, por mis comprobado que se pueda decir que esté, sea contradictorio, Iégicamente contradictorio, con otros enunciados considerados cientificos. Es decir, hoy nuestra cultura considera cien- tificos los discursos que contienen enunciados comprobables emp: ricamente, siempre que, ademis, no sean contradictorios entre si. 2.11. EL PROBLEMA DE LA VERDAD Los enunciados comprobados empiricamente, se supone, son ver- daderos. Esto pone el problema de la verdad. Pero no bajo la forma de la pregunta “,qué es la verdad?” En realidad la cuestién ya no es ésa. Hoy se ha trasladado a ta pregunta “como sabremos que deci- mos verdad?" La cuestién no es ya saber qué es Ja verdad, pues hay tuna cierta aceptacién de que eso no existe, No existe como una cosa que esté en el mundo, La verdad es la propiedad de un enunciado y no de una cosa. Los hechos no son ni verdaderos ni falsos; simple- ‘mente son 0 no son. Lo que puede ser verdadero o falso es lo que se dice de ellos. Pero, por otra parte, para que un enunciado sea verda- dero 0 falso, es necesario que alguien lo diga en un segundo enun- ciado. Se precisa que alguien pronuncie el enunciado “el enunciado anterior es verdadero”, ;Cémo se justifica este éltimo? n ‘Vearnos esto desde el punto de vista de los juristas. Debemos dis- tinguir entre 1. la norma del cédigo civil del Estado de Puebla que prohibe con- siderar vilido un testamento olégrafo, 2. elenunciado “en cl Estado de Puebla se puede formular testamen- to oldgrafo”, y 3, el enunciado que dice “la proposicién anterior es falsa”. 4, (peto podria ser que otro jurista dijese: “la proposicién anterior es verdadera”). Esto quicre decir: verdadero o falso no es el enunciado 1 (la nor- ‘ma del cédigo civil), sino el enunciado (2) que la describe. Pero su verdad -o falsedad— sélo aparece en otro enunciado (3) -0 en el 4— que asi lo declara. Fl problema de la verificacién es, entonces, el de justificar este tercer ~0 cuarto~ enunciado, Asi, el problema de la ver- dad consiste en resolver esta cuestiGn. Como veremos después, la Filosofia ha sido la encargada de establecer los criterios que permiten decidir si el enunciado de verificacién es fundado 0 no {silo debemos o no creer; si nos adherimos 0 no al mismo). Aunque, por otra parte, puede notarse que los cientificos trabajan casi siempre sin saber nada de 'g Filosofia, y entonces cabe preguntarse por la justificacién del enunciedo que dice que es ella Ia encargada de establecer esos crterios. Si los cientificos no saben Filosofia jeémo es que puede decirse que es ésta {a que formala los cri= ‘erios? La pregunta plantea el interesante problema de las relaciones entre la Filosofia y la sociedad. Bs la Filosofia una reflexién a posteriori? ;0 la Filo- sofia esté de tal manera difundids que influye en el pensamiento social sin que Ja gente lo sepa? Lo més posible es que las dos cosas seun ciertas, sin que val- 12 plantear el problema del huevo y la gallina. Nosotros podemos aceptar que las respuestas de la Metodologia estin en la Filosofia, sin que eso nos haga negar que ésta reflexiona también « posteriori sobre el mundo. Lo que si tenemos que comprender bien, es que los criterios de verificacién han venido cambiando a través del tiempo, y que ahora aveptamos unos que los griegos pensaban inaceptables, sin que por ello se viniera abajo su civilizacién. Y podemos advertir que, en ‘muchos lugares de nuestra América, subsisten sociedades que no ti B nen, ni nuestra ciencia ni nuestros criterios, y que, no solamente no han desaparecido, sino que han pervivido a pesar de quinientos aitos de horror y persecuciones. ‘También tenemos que comprender que las ciencias juridicas ten- dran criterios que no tienen por qué ser los mismos que los que tie- ne la Quimica 0 la Fisica. En términos generales, y simplificando mucho, puede decirse, para responder a la pregunta sobre como se justfican los enunciados que proponen la verdad o Ia falsedad de otro enunciado, que actualmen- te hay dos concepciones disputindose las preferencias de los fil6so- fos de la ciencia. Para unos, la verdad consiste en la corresponden- cia entre el enunciado y la “realidad”. Si la “realidad” es vista como la experiencia sensible, entonces el enunciado verdadero debe poder verse como “correspondiendo” con esa experiencia. La otra concep- cidn, més moderna, sostiene que la correspondencia es, en verdad un engafio. Y prefiere contestar a esa pregunta de otra manera: la ver- dad es una propiedad, no de los enunciados, sino de las condiciones en que se producen esos enunciados. Es una concepcién pragmitica de la verdad. Segiin esta concepcién, un enunciado seria verdadero si el mismo ha sido producido en un contexto en el que todos los participantes en la actividad cientifica, har. tenido oportunidad de exponer sus puntos de vista, sin presiones y sin hacer valer sus prin- cipios morales. Se supone que, en tales condiciones, se Hegaria a un acuerdo, y en eso consistiria la verdad: en la posibilidad de que to- dos aceptaran la verdad del enunciado en cuestién, Como se com prende, en Ia discusién se harian aparecer las concepeiones de la verdad, y bien podria ser que la teoria de ls correspondencia fuese aque convencieia a todos. Esta voncepei6n tiene buera relacién con la realidad: es cierto que los enunciados cientificos, los aceptados como verdaderos, lo son porque son asf vistos por la comunidad cientifi- ca, como enunciados de correspondencia. Segimn lo anterior, el enunciado que expresa la verdad de otro enun- ciado, se justifica, o porque existe una correspondencia con la reali- dad, 0 porque ha sido obtenido a través de un procedimiento adecuado. La primera se Hama concepcién de la verdad como corresponden- cia, la segunda concepcién procedimentalista de la verdad. La do- minante entre los cientificos, es la primera, a la que con todo dere- 4 cho puede llamarse concepcidn positivista de la ciencia, El positivis- mo se caracteriza, entre otras cosas, por sostener que el conocimiento prestigioso es el que esté conectado con la experiencia sensible. Y, res- pecto de la ciencia juridica, en le medida en que atin subsiste una hege- ‘nonia por parte del positivismo juridico, también es dominante la con- cepcién de la verdad como correspondencia. Pero, como veremos, la yegemonta de esta tendencia metodoldgica esté en retroceso. 2.12. LA CIENCIA SISTEMATIZA SUS ENUNCIADOS La concepeién dominante exige, @ cualquier discurso, para consi- derarlo cientifico, no sélo que contenga algunos, la mayor cantidad posible, de enunciados comprobables empiricamente, sino que, ade- ‘mis, constituyan un cuerpo “sistematico”. Esto es, que podamos decir de ese discurso que no contiene enumciados contradictorios entre si. ‘Mis atin: estamos dispuestos a accptar como cientifico un cuerpo de cnunciados, siempre deseriptivos, nunca prescriptivos, aunque slo uno de ellos sea comprobable empiricamente, siempre que, todos los demas, puedan ser deducidos légicamente unos de otros, sin contrade- cir nunca al enunciado empiricamente comprobado. Que un conjunto de enunciados forme un sistema ~y eso es lo que pretendemos decir cuando exigimos a la ciencia ser sistematica-, sig- nifica decir que debe tratarse de un conjunto, es decir, un cuerpo 0 todo, sin contradicciones. Para los juristas esto constituye uno de los problemas mis arduos, porque suponemos, sin mayores razones, que el sistema juridico es eso, un sistema, yy por tanto, la cfencia que lo describe, la Dogmatica, es “sistemética”. Como veremos esto ¢s muy discutible. Sin embargo dificilmente encontramos alin teérico de! derecho que no diga que la Dogmitica Juridica tiene, entre sus ob Jetivos, el de “sistematizar” las normas que estudia, 2.13. LA CIENCIA TRASCIENDE LOS HECHOS. OBSERVADOS: ‘Nadie dirfa que es ciencia un simple conjunto de enunciados com- probables. Le cxigiriamos, 2 tal discurso, y al cientifico que nos. Ss pidiera fondos para continuar su trabajo, que debe mostrar c6mo esos enunciados ya comprobados, pueden extenderse al mundo ain no comprobado. Es decir, le exigimos a Ic ciencia que vaya mas alli de lo observado; que postule nuevas hisétesis, que imagine nuevos cenunciados a comprobar, que explique ‘enémenos no observados atin. Es claro, le exigiriamos eso sin dejar de exigirle que nos presente un conjunto sistematizado de enunciados novedosos. Esto es, le exigi- mos que trascienda lo observado, pero sin dejar de postular un sis- tema sin contradicciones ldgicas. 2.14, LA CIENCIA PROCEDE CONFORME CON METODOS RIGUROSOS Y ACEPTADOS ?OR LA COMUNIDAD CIENTIFICA En la ideologia que normalmente se transmite en las escuelas, se habla de el método cientifico, como si fuese algo establecido por algtn dios. Se habla de él de manera impersonal, como si no fuera ‘ma creacién humana; y se habla de él como si fuera una persona que “dice”. Por ejemplo, es frecuente oir: “segin el método cientifico”, ‘0 “el método cientifico exige”. Y ésa es una manera de referirse al método como a un fetiche, Un fetiche es una creacién de un ser hu- mano, un mufieco por ejemplo, al cual su creador cuelga de la pared para enseguida arrodillarse ante ¢1 y rezarle, o pedirle que haga co- sas que el individuo no puede realizar. Con el método cientifice suele procederse de Ia misma manera. Se trata de la creacién de una cul- tura, la nuestra, a la que luego le atribuimos efectos migicos, y, so- bre todo, desligados de sus creadores, los cientificos, Parcee que la ciencia lo es porque sigue el método; parece que son cientificos quie- nes siguen al método, Cuando en realidad son los hombres, los Ila- mados cientificos, quienes han postulado ese método. Es el método €l que sigue a los cientificos y no al revés, Casi nunca, en Ia ideologia transmitida en las escuelas, se hace hincapié en ‘que es la comunidad cientifica, el conjunto de los seres humanos especializa~ dos en tal o cual actividad, la que consagra un discurso como eientifico, Mu- cho meno se hace notar que, para ser cientifiz, hay que hacer lo que dicen quie- 6 nes ya Son considerados tales. En la escuela todo parece suceder como si hu- biese un conjunto de normas, algo asi como nuestro cédigo civil, que debemos, sepuit si queremos hacer ciencia, Pero {quien ha dicho que asi son las cosas? {iQuién ha producido semejante cédigo? Los cientificos, en realidad; 250 que se Hama, com cierta pedanteria, “comunidad cientifica”: e! conjunto de individuos. autorreconocidos como quienes pueden juzgar si un discurso es 0 no cientifi- to. ¥ tanto es ast, que en la historia de la ciencia se encuentran infinidad de anéedotas que muestran c6mo les camarillas cientificas han sido la causa del reiraso del conocimiento. Muestran emo los cientificos, al frente de los orga rismos estatales que tienen la posibilidad econémica de hacer ciencia, suelen convertirse en los més dispsratados enemigos del conocitniento, a veces por temor a que alguien, con nuevos métodos, nuevas ideas, los desbanque de sus sitiales, Esto, lamentablemente, es moneda corriente en la universicad. Se re- quiere de una gran dosis de tolerancia, de conocimiento de ta ciencia, de rechazo del fetichismo cientifico, para no caer en la trampa del método cientifico, part ro incurrir en la tremenda injusticia del rechazo de todo pensamiento que no ‘oincida con el nuestro, Se requiere, en suma, de ser un verdadero cientifico. EI método cientifico es, finalmente, el conjunto de procedimien- tos que los cientificos dicen que es tal. No es cierto que haya un método cientifico al margen del trabajo de los cientificos, Cuando mis, puede decirse que, en nuestra cultura, se exigen tres requisitos basicos: alguna comprobacién empirica, objetividad y coherencia légica. Fuera de esto, todo lo demés es discutible y, en definitive, discutido cotidianamente. 3.LA CONSTITUCION DE LAS CIENCIAS Sin temor a equivocarnos, podemos decir que existe una ciencia cuando: 1. Existe una comunidad formada por individuos que se reconocen ‘mutuamente como miembros de ella, 2. Existen publicaciones -revistas, colecciones de libros y editoria~ les especializadas— en las cuales los miembros de la comunidad dan a conocer su trabajo. 3. Existen centros, instituciones -universidades principelmente-, que se dedican a una actividad especializada a la cual sus cultores Maman ciencia. n 4. Se realizan con cierta periodicidad encuentros de los miembros de estas comunidades, que suelen Hamarse congresos, simposios, coloquios, mesas redondas. 5. Existen asociaciones civiles, a veces patrocinadas por los gobier- nos, en cuyas actividades -congresos y demas~ participan los miembros de esa comunidad. 6. Existe ensefianza escolarizada de los resultados de las actividades en cuestién, Ciertamente, algunos de estos elementos pueden faltar; hay algu- nas ciencias que atin no se ensefian en Ja universidad. En nuestro caso por ejemplo, s6lo en algunas existe la materia Sociologia Juridica y casi en ninguna la de Semidtica Juridica; y sin embargo ambas son disciplinas cientffieas que podemos reconocer como tales porque: existen en todas las demés actividades. LAS EXPLICACIONES Y LA CAUSALIDAD Vale decir algo aqui sobre una palabra que, parecia, no podia traer- se antes de hablar de la ciencia: “explicacién”. Con esta palabra existe el mismo problema que con todas las demas que hemos visto. Para rmestra cultura, “explicar” es hablar de alga deseribienda sis casas ¥, en algunos casos, también sus efectos. Sin embargo, algunos es- pecialistas en Metodologia de las Ciencias Sociales, han mostrado ‘que esa idea es poco aceriada si se tiene en cuenta lo complicado de las que pasan por explicaciones de los fendmenos humanos. Las explicaciones cientificas son discursos complejos, dentro de Jos cuales aparecen enunciados verificables, enunciados que se rela- cionan logicamente con sos enunciados verificables, enunciados hipotéticos que cubren sectores no estudiados del fendmeno, cicéte- ra, La idea de la ciencia contemporinea, es que la mayor parte de esos enunciados deben ser, o empiricamente verificables, 0 logicamente inferibles unos de otros, Mientras mayor sea la parte que ocupen los enunciados que no cumplen estos requisitos, menor sera la credibi- lidad cientifica de la explicacién, 8 Pero {qué hay de las causas y los efecios? Las explicaciones ;se pacen ono en esos términos? Algunos pretenden sostener que no; que Jas complejas explicaciones de las ciencias sociales contemporéneas jpan superado la antigua concepcin de la causalidad. Algunos dicen que esta idea empobrece a la ciencia, y le reprochan “linealidad” y “mecanicismo”. Dicen que concebir cada fenémeno sobre la base de que tiene una cierta y tinica causa, es ver el mundo como sucedien- éo de manera simple, “lineal”, sin altibajos ni fisuras, sin desvios ni excepciones. Dicen que es concebir el mundo como un motor —“mecanicismo” (recuérdese en este momento el capitulo 2 del libro 1} que, una vez puesto en marcha, ni se detiene ni se desvia. Sin embargo, esto no es asi. La idea de causalidad, en nuestra cul- tura, es imprescindible, No podemos pensar el mundo sino sobre la base de esa idea, Y quien lo intenta, en realidad recurre a otras pala- bras pero que dicen lo mismo. En vez. de decir causa, dicen “produe- cidn”, “antecedentes”, “generacién”, “explicacién” y otros términos similares. Lo que sucede es que la idea de Ia causalidad s6lo pare- ce simple. Pero no lo es. Cada fenémeno puede tener miltiples causas, pero cada una de ellas, “abstractamente” responde a la idea simple de causa. Y por otra parte, si hay desvio y excepeiones ,qué impide que a cada uno de ellos se le busquen sus causas? Es decir, [a obje- cidn contra la idea de causalidad no es suficientemente fuerte, Las explicaciones cientificas, al menos en el mundo contemporéneo, re- curren a Ja idea de causa, sea con ésa u otras palabras, Mis bien lo que hay que hacer es criticar la idea de causa, ponerla en su lugar, y usarla con todas las limitaciones que tiene. Nosotros mostraremos después que la Dogmitica Juridica no ex- plica nada ni necesita la idea de causalidad. Que son mas bien las, ‘tras disciplinas juridicas, como la Sociologia, las que més se pare- cen a las ciencias sociales explicativas causales. 5, LAS TEORIAS Y LAS CIENCIAS Las ciencias tienen como base las teorias. Por ejemplo, Ia Fisica estudia “fuerza”, “campos”; la Quimica “étomos”, “moléculas”; la Biologia “vida”, “células”; la Sociologia “clases (sociales)”, “movi- 79 mientos (sociales)”. Pero {qué son esas cosas? {No se requiere defi- nirlas antes de estudiarlas? Por ejemplo, si un bidlogo quiere estu-. diar células cancerosas, ;no necesitard, previamente, saber qué es una célula, y qué es lo que verd en el microscopio, que debe llamar “cé- lula”? Si quisiéramos, nosotros abogados, identificar una célula en cl aparato dptico, no podriamos hacerlo, porque no sabemos como se ve una célula en el microscopio. Debe un bidlogo venir a decimos que eso que vemos, con cierta forma, que se mueve de tal manera, esuna célula. Pues bien, ese bidlogo imaginario es como la feoria en que se funda la ciencia; eso que nos dice qué es cso buscado en la observa~ cin. Ese conjunto de conceptos que usa el cientifico, son Tos concep. tos tedricos de la ciencia, Pero la ciencia, el cientifico, no construye esos conceptos. Cuando el cientifico se pone a observar y a hacer experimen. tos, ya conoce la teoria que le guia en su tarea, La teorfa, entonces, es Ta disciplina que construye los conceptos cientificos. Esto es particularmente cierto respecto de las ciencias juridicas, y volveremos sobre esto. Tenemos actualmente una muy desarrolla- da Teoria General del Derecho, que se ha dado a la tarea de produ: cir los conceptos necesarios para practicar la Dogmética Juridica. Por nuestra parte, nos gustaria que comenzara a hacer lo mismo respec: to de la Sociologia Juridica, la Historia del Derecho, la Antropolo- sgia Juridica 0 la Psicologia del Derecho. La Teoria ofrece, por ejem- pplo, los conceptos de derecho, de norma, de sistema juridico, que los abogados usan cotidianamente, pero sin el rigor propuesto por la teoria. Como se vera, hay controversias entre los tedricos sobre el concepto de derecho; y segin se acepte una u otra teorfa, las ciencias Jjuridicas que resulten tendrn distintas caracteristicas. Podemos decir, sin temor a equivecamos, que, hoy por hoy, la Teoria del Derecho es una de les disciplinas mas desarrolladas entre las ciencias sociales. ‘Sin embargo, por razones que vale la pena discutir, los juristas, en su trabajo, zno usan ninguna teoria de las disponibles. Es curioso, porque pareciera, 10 hemos dicho, que no hay ciencia sin teorfa, ,Cémo es posible entonces que los abogados no usen la teoria? La tinica respuesta posible es que los juristas no producen ciencia; su trabajo no es cientifico. Volveremos sobre esto. Pero po- ‘demos adelantar aqui elgunas conclusiones. La tarea de los abogados no es cien~ cia sino politica. Lo que hacemos es conseguir, o no, que un juez, u otro fun- cionario, produzea wna norma juridiea, es decir, produzca una resolucién que, 80 en ceso de no ser obedecida,permiird el uso de a fuerza legal contra nuestro ponent, ¥ exo no cs na tare centfie, Cuando ms, ee resultado prt- orf un saber, como vis eel capitulo anterior. Ahora bien Toque hacen {os pofesores que enseia InDogmnitica ino es ciencia? noes acaso desrip- vege de normas? Silo €s. Pero, criosamente, no ¢$ une Tarea que se realize pnforme con alguna de las tories hoy prestgiosas. Lo que en realidad hacen fos profesores de elgunas dele raras del derecho -civil labora, constitucio- ales epetir lo que dicen los textos producidos por el gobie™o, Supoten que J derecho esti en esos textos, siendo que ninguna de as teorias actualmente em fogs sostiene esta psicinnormativsta absolua, seg la cual el derecho esté trios texts producidos pore poder legisativo. Como veremes, todas ls e2- {hs sostienen, algunas mis drsticarente que otras, que el derecho no est en jos textos del gobiemo, sino en las normas que, cn realidad, son el resultado de tp trabajo intelectual, normas que, por otra part, lo son nicamente si se eum plen Es decir, para saber qué es derecho es necesario agin tipo de investign- vign socioldgica, cosa inexistente en la mayeria de las facultades de derecho, Volveremos sobre esto. 6. EL OBJETO Y LOS OBJETIVOS DE LA CIENCIA, Las ciencias, y con mas razén las sociales, se practican con algiin objetivo especifico. Nadie produce ciencia sino porque algiin poder Jo impulsa o lo permite. Es posible, si, que algtin cientifico distrai- do crea que su trabajo es como el del artista, tal vez porque él, en particular, asi lo imagina, o porque ha entregado su vida al conoci- miento, 0 porque no sabe cual es el uso que el poder le da al fruto de sus esfuerzos. Pero eso no pasa de ser una fantasia. El conocimien- to tiene una funcién social, en todo grupo humano que se conozca. ‘Ya hablamos de esto. De modo que estamos en condiciones de en- tender la diferencia entre el objetivo de una ciencia y su objeto. Ahora bien, hay una clara relacién entre objetivo y objeto cientt- ficos. Los objetivas de una ciencia determinan los objetos de ella. Esto en el sentido de que la teoria se preocupa de producir concep- tos, que lucgo son el objeto cientifico, segtin y conforme los intere- ses que comandan las preocupaciones de los cientificos. Que un te6- rico se preocupe por poner a punto conceptos iitiles, depende de que se sienta motivado para hacerlo; depende de que tenga, 0 perciba, cierto interés por conocer algun material que le intriga o presenta 81 problemas. Ese interés es siempre social, $i bien son uno 0 vatios individuos los que realizan la tarea, es el contexto de su trabajo lo que los conduce a producir objetos cientificos. El objeto de la ciencia esté constituido por los conceptos produ- cidos por la teoria de esa ciencia. No hay en realidad objetos “rea- les” para la ciencia. El conocimiento no versa sobre abjetos “empi- ricos”, No versa sobre células, sino sobre los conceptos de ellas. Es claro, el cientifico da por supuesto que en el mundo objetivo, exte- rior, existe un “algo” que es el referente de su concepto de célula. Pero el trabajo cientifico se realiza sobre objetos definidos tedrica y previamente. Esto es particularmente cierto en ciencias sociales, y particularisimamente cierto en las disciplinas juridicas. A primera vista parece que el objeto de la ciencia es anterior al pensamicnto. Parcee que primero esta el mundo y después el pensa~ into acerca de él. Que primero se dan los fendmenos y después el hombre intenta estudiarlos. Esto iiltimo puede ser cierto, Pero eso no es mas que la descripcién de eémo aparece el interés humano por | conocimiento, Es cierto que en muchos casos ~pero no en todos~ suceden fendmenos que intrigan a los hombres; que algunas cosas presentan problemas para la vida cotidiana y que tales proble- mas deben ser resueltos. Pero no es cierto que el hombre pueda resolverlos sin ideas previas. Ni siquiera es posible plantearse pro- blemas sin un Lenguaje; y como ya vimos, el lenguaje implica ideas. anteriores a cualquier enunciado. No puede hacerse ningiin discur- so sin palabras, es decir sin signos que tienen un significado. Y et significado es una idea, 0 concepto si es mas elaborado. Esto debe- ria bastar para comprender que no hay objeto cientifico antes de que alguna teoria lo produzca. Posiblemente la dificultad para entender esto esté en que la pala- bra “objeto”, como muchas otras, tiene varios significados, se usa para seiialar distintos referentes. Nosotros, aqui, deberiamos distin- guir al menos dos. Desde el punte de vista de le Metodologia, tal como la entendemos en este libro, es decir como parte de la Filoso- fia, “objeto” es el objeto cientifico creado por la teorfa. Pero también suele usarse la palabra “objeto” para referir el material sobre el cual trabaja el cientifico. Lo que existe antes que el conocimiento, es el material de trabajo; pero el objeto cientifico existe solo despues de 82 7176 que una teoria lo ha producido, Por ejemplo podriamos decir que el objeto de la Dogmatica Juridica, en México, es el sistema juridico mexicano. La palabra “objeto”, en este caso, tiene como referente esa parte del mundo que constituye la materia con que trabaja el cienti- fico. De eso si puede decirse, al menos a primera vista, que existe ‘antes que la Teoria del Derecho y que la Dogmitica Juridica. Pero no se trata del objeto cientifico en sentido metodolégico, sino del objeto en el sentido procesal; se trata del objeto sobre el cual el cien- tifico rrabaja, aplica procedimientos. Pero desde el punto de vista de | Metodologia, el objeto eientifico es el concepto producido por la ‘Teoria General del Derecho, en este caso el concepto de norma. ‘Como consecuencia de esto, aceptemos que “objeto” es una pzla- bra ambigua que significa dos cosas distintas: 4) el concepto, oftecido por la teoria, que se usa para designar la materia del trabajo. +) ] material sobre ei cual trabaja el cientifico. En el caso de la Dogmiética Juridica, el objeto, en el primer senti- do, seria el concepto de norma, concepto que es producido por la Teorfa General del Derecho, y que no existe antes de que el tedrico Jo haya formulado. Este concepto es luego usado por el jurista cien- tifico para encontrar, dentro del objeto -material~ de trabajo (segundo scatido), las proposiciones, que llamaré normas, y que serén el resul- tado del trabajo cientifico. El objeto material segundo sentido del jurista, es el conjunto de textos de los cuales pueda decirse que fue- ton producidos por Jos funcionarios piblicos autorizados, segiin vyeremos més adelante. Lo que debemos retener en este momento, es que existen teorias, las cuales fundan ciencias porque producen conceptos, y que cada ciencia usa los conceptos proporcionados por las teorias, para estu- diar el material que deciden analizar con esos conceptos. El conjun- to de esos conceptos teéricos, constituyen el objeto de la cieneia, que ‘no confundimos con el material de trabajo. 83 7, EL OBJETO DE LAS CIENCIAS JURIDICAS Como mas adelante veremos, es un error pensar que el fendmeno Tlamado derecho da lugar a s6lo una ciencia, como pretenden muchos, autores. Este es un fenémeno tan complejo, con tantas facetas, que, para estudiarlo, se requieren varias disciplinas diversas. Entonces {hay varios objetos cientificos? ;,Cuéles son? Como vimos, los objetos cientificos son producidos a instancias de intereses sociales que condicionan la tarea de los cientificos. De modo que habré, respecto del derecho, tantos objetos como intere- ses estén en juego. Por ejemplo, existe el claro interés, del gobierno ‘en primer lugar, de que se sepa cules son las normas, y, por tanto, Jas conductas que se quiere produzcan los ciudadanos. Este interés, como es facil ver, conduce a producir una tarea que permita saber ‘cules son esas normas; y eso implica, inmediatamente, la necesidad Ge producir el concepto de norma. Pero también existe el claro inte- rés, del gobierno, pero también de las fuerzas opositoras, de saber si ‘esas normas se cumplen, si modifican 0 no la conducia de los ciuda- danos. Este interés, por su parte, conduce a realizar una tarea que permita saber si se producen o no tales conductas; y eso implica, inmediatamente, la necesidad de producir el concepto de conducta. Como veremos mis adelante, ese apasionante fenémeno que Hama- mos derecho, tiene tantas facetas, genera tantos interrogantes a los distintos intereses politicos en juego en une sociedad, que en el mundo contemporéneo han aparecido varios objetos cientificos, y, por tanto, varias eiencias que se pretenden aptos para estudiar este material. Adviértase que nada impide que Is Teoria General del Derecho produzca el concepto de un objeto que pueds ser utilizado por varias ciencias. Este concepto «es ¢l de derecho. No estamos diciendo que todas estas cienciastengan cl mis- ‘mo objeto, sino que todes pueden usar el concepto proporcionado por la'Teo- ‘ia General de! Derecho. Pongamos el ejemplo mis simple. La Dogmétics Ju- ridice deberia deseribir las normas vidas. Para ello precisa que le Teori del Derecho le proporcione los conceptos de norma, de validez y de descripcién Por st parte, la Sociologia Juridica desenbiria los efeetos que esas normas vie Tidas producen en la conduct de los ciudadanos. Amibas ciencia tienen abje- tos distintos; la primera, las normas; a segunds, las conductas de los ciudada- 84 nes. Pero ania pueden wsar et misma concept de “worn”, valdea” y"des- eepein”. Esta puede er vista como ta venta de nuests dsciptinastodes ea usar los mismos conceptos de la Teoria del Derecho, al mismo tempo ecurira dstintasteorias de ls objetos que estudian. As, la Sociologia Juridiee pocria usar el mismo concept de devecho que la Dogmtica, pero usar Fabitn su propio conceplo de conducta concepto que abienia de Ia Teor'a Savolézica del Derecho, posiblement, a su vez, tibutria dela Teoria Socio- igi eereal. 8. EL OBJETIVO DE LAS CIENCIAS JURIDICAS Vale 1a pena repetir que, cuando menos tratandose del derecho, el objetivo de cualquier ciencia que intente estudiarlo, es claramente politico. Si no hay ninguna cieneia ai margen de los intereses en jue- igo, es0 es particularmente cierto respecto de las ciencias juridicas. Y tanto es esto asf, que el nombre y contenido de las materias de Jas fecultades de derecho, son siempre motivo de enconadas disputas politicas. Quien lo haya intentado, sabe que los combios en los pla- nes de estudio de la facultad de derecho, enfrentan siempre a los conservadores con los progresistas, a los profesores que s6lo quie- ren que se estudie lo que el godiemo quiere que sea derecho, con los que quieren que el estudiante “comprenda” el papel que juega su saber en la sociedad. De alli que algunos estén a favor, y otros en contra, de la Sociologia Juridica, de la Filosofia, de la Metodologia, de la Etica. Los conservadores ven, no sin cierta razon por lo demas, gue el desarrollo de estas ciencias y disciplinas pueden “indisci- plinar” a los estudiantes y futuros abogados. El desarrollo de las ciencias juridicas depende, casi totalmente, de las actividades universitarias. Tal vez la Biologia progrese en labo- ratorios de empresas particulares; pero las ciencias juridicas no. De alli que si los universitarios no se proponen nuevos estudios, porque tienen renovados intereses politicos, no habré desarrollo alguno de nuevas ciencias: el objetivo es lo determinante. 9. LA CLASIFICACION DE LAS CIENCIAS Es costumbre clasificara las ciencias en dos grandes grupos: cien- cias naturales y ciencias sociales. Se supone que las primeras son més 85 “exactas” que las segundas, al punto que algunos las denominan cien. cias “duras”, Esté claro que, para nosotros, si hay que aceptar esta

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