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SEDIMENTOLOGÍA Y GEOLOGIA DEL PETROLEO

GEOQUIMICA DE LAS LUTITAS

La geoquímica es una especialidad de las ciencias naturales, que sobre la base de


la geología y de la química estudia la composición y dinámica de los elementos
químicos en la Tierra, determinando la abundancia absoluta y relativa, distribución
y migración de los elementos entre las diferentes partes que conforman la Tierra
(hidrosfera, atmósfera, biósfera y geósfera) utilizando como principales testimonios
de las transformaciones los minerales y rocas componentes de la corteza
terrestre, con el propósito de establecer leyes o principios en las cuales se basa tal
distribución.

GEOQUIMICA DEL PETROLEO


Origen y Formación de Petróleo.
Para hablar del origen del petróleo debemos hablar del Carbono, este elemento
está en el cuarto grupo de la tabla periódica de los elementos, lo que significa que
tiene cuatro electrones en su última orbita. El carbono se presenta en forma de
uniones químicas de carbono-carbono o se combinan con otros elementos. Los
elementos más estables son los que contienen ocho electrones. El Carbono
asume esta configuración mediante la formación de enlaces covalentes, es decir,
mediante el intercambio de electrones consigo mismo y con otros elementos, así
el carbono es fácilmente reducido con hidrógeno u oxidado con oxígeno, para
formar los dos compuestos de carbono más comunes en la corteza terrestre, el
metano y dióxido de carbono.
La verdadera singularidad de carbono es la que le permite ser el elemento básico
de toda la vida, reside en su capacidad para combinar consigo mismo para formar
largas cadenas de carbono, anillos, y complejos.
El carbono ha sido la estructura básica de todas las formas de vida tal como la
conocemos desde el comienzo de la vida sobre la tierra. En consecuencia, la
química del carbono se la conoce como la química orgánica, mientras que la
química de todos los demás elementos se llama la química inorgánica.
Así, 100 elementos de la tabla periódica se combinan entre sí para formar
alrededor de 70000 compuestos inorgánicos, mientras que el carbono se combina
con sí mismo y los demás para formar 4 millones de compuestos orgánicos. El
carbono se encuentra en los alimentos que comemos, el aire que respiramos, la
ropa que usamos, las casas que construimos, el combustible , no es el elemento
más extendido en la tierra, sino que está en todas partes de la corteza.
El petróleo se origina como consecuencia de transformaciones químicas
complejas de material biológico depositado en grandes cantidades en el fondo
marino o lacustre junto a sedimentos minerales. Durante millones de años, estos
sedimentos y los restos orgánicos atrapados, fueron sometidos a grandes
presiones y altas temperaturas como consecuencia de un progresivo
enterramiento, dando origen a una roca sedimentaria conocida como “roca
madre”, saturada de bitúmen. La materia orgánica dominante en la formación del
petróleo deriva de organismos microscópicos, conocidos
como fitoplancton y zooplancton, junto con material terrígeno transportado hacia
los cuerpos de agua.
La deposición rápida y activa de sedimentos de grano fino en el fondo de estos
cuerpos de agua provee, por una parte, la cobertura necesaria para la
conservación de la materia orgánica evitando una drástica descomposición, y por
otro lado, una matriz rica en agua en la cual pueda tener lugar el proceso
de diagénesis (cambios físico-químicos) de la sustancia orgánica. Entre estas
transformaciones, producidas bajo la influencia de bacterias, el proceso más
notable es la conversión de estructuras biológicas o biopolímeros
(proteínas, celulosa y lípidos), en sus componentes individuales o monómeros
(aminoácidos, azúcares y ácidos grasos). A medida que progresa el
enterramiento, los materiales son sometidos a un paulatino calentamiento debido a
la existencia de un gradiente geotérmico que en promedio asciende a 30 °C por
cada km. de profundidad. Durante estos procesos, los biomonómeros comienzan a
reaccionar entre ellos mismos, conformando complejas estructuras orgánicas
refractarias bi-dimensionales conocidas como kerógeno. Este material, insoluble
en agua y en los principales solventes, está constituido por macromoléculas
aromáticas, conteniendo heteroatomos (O, S, N).
Estos procesos de transformación de la sustancia orgánica son de tipo
termocatalítico, ya que las transformaciones aumentan a medida que aumenta la
temperatura, dependiendo asimismo de las características superficiales de la roca
sedimentaria presente. En particular, las arcillas ejercen una acción catalítica que
favorece el progreso de la reacción de generación de hidrocarburos. A través de
estos procesos, primero se elimina gran parte de los heteroátomos en forma de
productos volátiles (CO2, H2S, N2) y sucesivamente se forman hidrocarburos
cada vez más livianos quedando como residuo final una sustancia más rica en
carbono, cuya estructura y constitución tiende a acercarse notablemente a la del
grafito.
Más allá del estrés térmico y de los millones de años de enterramiento, las
reacciones ocurren lentamente, removiendo oxígeno como dióxido de carbono y
agua, transformando así el kerógeno en petróleo crudo. Cuando el enterramiento
es importante, la temperatura supera los 50 o 100 °C, y el petróleo crudo puede
ser transformado en gases de hidrocarburos. A muy altas temperaturas, mayores
a 100 °C, la mayor parte del petróleo crudo y del gas natural, es convertida en
metano. Seguido a la formación de gas y petróleo, los fluidos son movilizados
desde la roca madre, migrando con mecanismos en gran parte desconocidos
hacia la roca reservorio donde el petróleo se acumula constituyendo yacimientos
de importancia comercial.
La química original de la materia orgánica, el ambiente de la depositación, el
tiempo y el calor impuesto sobre el material biológico, determina el tipo de crudo y
de gas formado. La química del petróleo y del gas puede ayudar a reconstruir la
fuente original de materia orgánica y la temperatura de generación de los
hidrocarburos.
El petróleo crudo formado durante largos y complejos procesos está compuesto de
una mezcla de diversas sustancias, a partir de la cual se producen diversos
productos refinados del petróleo (gasolina, kerosene, combustible diésel y
lubricantes). Estas sustancias son mayormente compuestos de carbono e
hidrógeno, por consiguiente son llamados hidrocarburos. Otros elementos, así
como oxígeno, azufre y nitrógeno, pueden estar presentes en menores
cantidades. También en forma de trazas puede aparecer el fósforo y metales
pesados como vanadio y níquel.
A pesar de las amplias variaciones en la composición química de los crudos, la
composición elemental genérica presenta la siguiente distribución aproximada:
Carbono (84 a 87%), Hidrógeno (11 a 14 %) como los elementos más abundantes,
Azufre (0 a 3%), Nitrógeno (0 a 2%), Oxígeno (0 a 1%) como elementos de menor
importancia y elementos trazas que pueden incluir Fósforo, Vanadio y Níquel,
entre otros.

Compuestos Químicos del Petróleo.


El petróleo está compuesto principalmente por distintas tipos básicos de
hidrocarburos, a saber: alcanos, cicloalcanos e hidrocarburos aromáticos, en
distintas proporciones que caracterizan su origen y que constituyen entre un 50 y
un 90 % de la composición del petróleo. Los alcanos o parafinas, constituyen la
mayoría de los hidrocarburos y están caracterizados por cadenas de átomos de
carbono rectas (n-alcanos) o ramificadas (iso-alcanos). La longitud de las cadenas
puede ser desde C1 (metano) hasta C40 o más. El contenido de cadenas
ramificadas (isoalcanos) presentes en el petróleo crudo puede ser igual o mayor
que el contenido de n-alcanos. Las ramificaciones suelen tratarse de grupos
metilos (CH3) y éstos suelen inhibir las transformaciones microbianas. Alcanos
comunes en el petróleo pueden ser: metano, propano e isobutano. Los
cicloalcanos (cicloparafinas o naftenos) abarcan típicamente cerca de 50% del
petróleo crudo (son los compuestos más abundantes). Generalmente son estables
y relativamente insolubles en agua. Los naftenos más comunes son ciclopropano y
ciclopentano. También, en pequeñas cantidades hay anillos con 7 u 8 átomos de
carbono. Este grupo incluye asimismo algunos compuestos alquil sustituidos como
por ejemplo el metil-ciclopentanos. Los hidrocarburos aromáticos o bencénicos,
constituidos por núcleos de benceno y derivados alquil-sustituidos, usualmente
constituyen alrededor de un 20 % del petróleo cudo. También están presentes los
compuestos aromáticos polinucleares o policíclicos (PAH- polynuclear aromatic
hydrocarbons). Los compuestos aromáticos son considerados como los
componentes más tóxicos del petróleo crudo y se asocian a efectos crónicos y
carcinógenicos. Muchos compuestos aromáticos de bajo peso son solubles en el
agua, aumentando el potencial para la exposición a los recursos acuáticos. Como
ejemplo de compuestos aromáticos mononucleares se puede nombrar el Benceno,
Tolueno, Etilbenceno y Xileno (BTEX); y como ejemplo de compuestos aromáticos
polinucleares se encuentran el naftaleno, antraceno, pireno y otros. Los alquenos
(olefinas o isoparafinas) son compuestos que no se encuentran en petróleos
crudos, pues son rápidamente reducidos a alcanos con la incorporación de
hidrógeno. Éstos se forman normalmente durante el proceso de refinación, por
ejemplo en las naftas. Los más comunes incluyen el eteno y el propeno. También
pueden estar presentes compuestos como cicloalquenos o cicloolefinas. Otros
compuestos: los petróleos también están caracterizados por la presencia de otros
componentes, como los asfaltenos y las resinas que pueden abarcar una gran
fracción del petróleo crudo, haciendo a éstos muy densos y viscosos. Los
asfaltenos están formados por compuestos de cadenas largas y altos pesos
moleculares (>400), no son solubles en solventes alifáticos y poseen alta
polaridad. El bitumen asfáltico constituye la fracción más pesada del petróleo
crudo. No-hidrocarburos: también son comunes compuestos de Nitrógeno, Azufre
y Oxígeno (NSO) que, aunque están presentes en pequeñas cantidades, se hallan
diseminados en todo el rango molecular. Algunos petróleos contienen S elemental,
o sulfuro de hidrógeno (H2S). También el S puede estar presente en algunos
hidrocarburos como por ejemplo el mercaptano (R-SH). Los compuestos del S
tienden a concentrarse en las fracciones de mayor punto de ebullición, al igual que
los compuestos que contienen N. La presencia de compuestos que contienen
oxígeno es menos frecuente en el petróleo. Generalmente se halla presente en la
forma de varios grupos funcionales, particularmente como ácidos carboxílicos.

Extracción del petróleo contenido en Lutitas.

Las Lutitas petrolíferas son abundantes, pero la producción del petróleo que alojan
puede ser complicada. Ests rocs fueron explotdas y cargadas en instalaciones de
superficie, donde se extraían los hidrocarburos líquidos, desde la década de 1800.
Ahora, los operadores están desarrollando métodos para calentar la roca en sitio y
llevar el petróleo liberado a la superficie. Además, están adaptando la tecnología
de campos petroleros para evaluar estos depósitos y estimar sus rendimientos en
términos de fluidos.

“Lutita petrolífera” es el término que describe la roca sedimentaria de grano muy


fino que contiene volúmenes relativamente grandes de material orgánico
inmaduro, o kerógeno. Se trata en esencia de roca generadora (roca madre)
potencial que habría generado hidrocarburos, si hubiera sido sometida a un
proceso de sepultamiento geológico, a las temperaturas y presiones requeridas,
durante un tiempo suficiente. En la naturaleza, la mayoría de las rocas
generadoras pueden requerir millones de años para generar petróleo a
temperaturas de sepultamiento que oscilan entre 100°C y 150°C [210°F y 300°F].
Pero el proceso puede ser acelerado si se calienta la roca rica en kerógeno, en
forma más rápida y hasta alcanzar temperaturas más altas, lo que genera
hidrocarburos líquidos en un tiempo mucho más corto: oscilante entre minutos y
años.
La obtención forzada de los productos del petróleo de formaciones inmaduras es
una de las formas más complejas de extracción de la energía de la Tierra, pero su
dificultad no ha impedido seguir intentándolo. Desde los tiempos prehistóricos
hasta el momento presente, la lutita petrolífera, al igual que el carbón, ha sido
quemada como combustible. Los métodos de extracción forzada del petróleo de
las rocas para producir combustibles líquidos existen desde hace cientos de años.
El primero de esos emprendimientos extrajo lutitas petrolíferas y las calentó en
instalaciones de procesamiento de superficie para obtener petróleo líquido de lutita
y otros productos del petróleo. Más recientemente, se han probado diversos
métodos para calentar la roca en sitio y extraer el petróleo resultante en forma
más convencional: a través de pozos. Estos procedimientos están siendo
desarrollados, pero los recursos mundiales de lutitas petrolíferas permanecen en
gran medida sin explotar. Las estimaciones actuales de los volúmenes
recuperables en los depósitos de lutitas petrolíferas rondan los trillones de barriles,
pero los métodos de recuperación son complicados y costosos. No obstante, con
los precios altos sostenidos de nuestros días y los pronósticos de escasez de
petróleo que tendría lugar en las próximas décadas, es probable que la producción
de petróleo de lutitas pronto se vuelva económicamente viable. Por consiguiente,
muchas compañías y muchos países están trabajando para hallar formas prácticas
de explotar estos recursos no convencionales.

Hasta la fecha, casi todo el petróleo extraído de las lutitas petrolíferas de todo el
mundo provino de rocas explotadas y luego procesadas en instalaciones de
superficie. La explotación minera se lleva a cabo habitualmente mediante minería
superficial o bien minería subterránea, mediante el uso del método de cámaras y
pilares asociado con la explotación minera del carbón. Después de extraída, la
lutita petrolífera es transportada hasta una instalación (una retorta) donde un
proceso de calentamiento convierte el kerógeno en petróleo y gas, y separa las
fracciones de hidrocarburos de la fracción de mineral. Este residuo mineral, que
contiene cantidades sustanciales de kerógeno residual, se conoce como lutita
gastada. Luego de la pirogenación, el petróleo debe ser mejorado mediante un
proceso de procesamiento posterior antes de ser enviado a una refinería. Las
operaciones mineras requieren la manipulación de volúmenes masivos de roca, la
eliminación de la lutita gastada y el mejoramiento del petróleo pesado. El impacto
ambiental puede ser significativo, ya que se perturba la superficie y se requieren
volúmenes sustanciales de agua. El agua es necesaria para controlar el polvo,
enfriar la lutita gastada y mejorar el petróleo de lutita sin procesar. Las
estimaciones de los requerimientos de agua oscilan entre 2 y 5 barriles de agua
por barril de petróleo producido. Los depósitos de lutitas petrolíferas están
ampliamente distribuidos por todo el mundo; existen cientos de depósitos en más
de 30 países. Muchas formaciones se encuentran a profundidades que
trascienden las capacidades de la minería o en entornos ambientalmente frágiles.
En estas áreas, el calentamiento de las rocas en sitio puede constituir el mejor
método para acelerar la maduración del kerógeno. Si es posible hallar formas de
implementar este proceso de manera segura, eficiente y económicamente
efectiva, la recompensa potencial puede ser inmensa.

Conversión de la Lutita petrolífera en petróleo de Lutita


La transformación de un volumen de roca en un volumen de petróleo recuperable
requiere que se cuente con información sobre las propiedades de la lutita
petrolífera, tales como contenido y concentración de materia orgánica, que pueden
variar considerablemente dentro de un depósito. Tradicionalmente, a los fines del
proceso de pirogenación en la superficie, el contenido de la lutita petrolífera es
determinado mediante el método del ensayo de Fischer modificado, que mide el
rendimiento petrolífero de una muestra de lutita en una retorta de laboratorio. Una
muestra de 100 g [0,22 lbm] es triturada y tamizada a través de una malla de
cedazo de 2,38 mm, calentada en una retorta de aluminio hasta una temperatura
de 500°C [930°F] a razón de 12°C/min [22°F/min], y mantenida luego a esa
temperatura durante 40 minutos. Los vapores destilados resultantes de petróleo,
gas y agua se condensan y luego se separan por centrifugado. Las cantidades
obtenidas son los porcentajes en peso de petróleo, agua y residuo de lutita, y el
peso específico del petróleo. La diferencia entre el peso de los productos y el peso
del material inicial se registra como “gas más pérdida.” El rendimiento petrolífero
se indica en litros por tonelada métrica (L/Mg) o galones por tonelada de lutita
cruda. Los depósitos de lutitas petrolíferas de interés comercial producen al menos
100 L/Mg [24 galones/tonelada], y algunos alcanzan 300 L/Mg [72
galones/tonelada]. El método de ensayo de Fischer no mide el contenido total de
energía de una lutita petrolífera porque los gases, que comprenden el metano, el
etano, el propano, el butano, el hidrógeno, el H2S y el CO2, pueden tener un
contenido significativo de energía, pero no se especifican individualmente.
Además, algunos métodos de retorta, especialmente los que proveen calor con
diferentes regímenes o para diferentes tiempos, o los que trituran la roca en forma
más fina, pueden producir más petróleo que el producido con el método de ensayo
de Fischer. Por lo tanto, el método sólo provee una aproximación del potencial
energético de un depósito de lutitas petrolíferas. Otro método de caracterización
de la riqueza orgánica de la lutita petrolífera es una prueba de pirólisis
desarrollada por el Instituto Francés del Petróleo, en Reuil-Malmaison, Francia,
para el análisis de la roca generadora. En la prueba Rock-Eval se calienta una
muestra de 50 a 100 mg [0,00011 a 0,00022 lbm] a través de varias etapas de
temperatura, para determinar los volúmenes de hidrocarburos y CO2 generados.
Los resultados pueden ser interpretados con el fin de determinar el tipo de
kerógeno y el potencial para la generación de petróleo y gas. Ese método es más
rápido que el ensayo de Fischer y requiere menos material de muestra. Las
reacciones que convierten el kerógeno en petróleo y gas se comprenden en
general, pero no con un grado preciso de detalle molecular. El volumen y la
composición de los hidrocarburos generados dependen de las condiciones de
calentamiento: la velocidad de incremento de la temperatura, la duración de la
exposición al calor, y la composición de los gases presentes a medida que el
kerógeno se descompone. En general, las retortas de superficie calientan la lutita
rápidamente. La escala de tiempo para el proceso de pirogenación está
directamente relacionada con el tamaño de las partículas de la lutita, razón por la
cual la roca es triturada antes de ser calentada en las retortas de superficie. La
pirolisis de las partículas en la escala milimétrica puede llevarse a cabo en una
cuestión de minutos, a una temperatura de 500°C; la pirólisis de las partículas de
decenas de centímetros de tamaño demanda varias horas. Los procesos en sitio
calientan la lutita más lentamente. El calentamiento de un bloque de varias
decenas de metros de ancho requiere algunos años. No obstante, el
calentamiento lento posee ciertas ventajas. La pirogenación se produce a una
temperatura más baja, de modo que se necesita menos calor. Además, la calidad
del petróleo se incrementa sustancialmente. Las reacciones de coqueo y craqueo
que tienen lugar en el subsuelo tienden a dejar los componentes pesados no
deseados en el suelo. Por consiguiente, en comparación con el procesamiento de
superficie, el método de calentamiento en sitio puede producir hidrocarburos
líquidos más livianos con menos contaminantes. Durante la conversión en sitio, el
subsuelo actúa como un aparato reactor grande en el que la presión y la velocidad
de calentamiento pueden diseñarse para maximizar la calidad y la cantidad del
producto a la vez que se minimiza el costo de producción. Además de generar un
producto superior respecto del procesamiento en superficie, los métodos en sitio
producen un impactoambiental reducido en términos de perturbación de la
superficie, requerimientos de agua y manejo de residuos. Diversas compañías han
desarrollado métodos para calentar las lutitas petrolíferas en sitio con el fin de
generar petróleo de lutita y están comprobando estas técnicas en los ricos
depósitos subterráneos del oeste de EUA.

Shell ha realizado mucho trabajo de laboratorio y campo en sus esfuerzos para


demostrar la viabilidad comercial del proceso de pirogenación en sitio, el cual
utiliza calentadores eléctricos de fondo de pozo. El proceso sigue un método
desarrollado en Suecia durante la Segunda Guerra Mundial; una técnica utilizada
hasta el año 1960, en que comenzó a disponerse de suministros más baratos de
petróleo importado. Shell participó en los primeros intentos de explotación minera
y pirogenación en superficie en el área de Green River, pero optó por
abandonarlos a mediados de la década de1990 para con-centrarse en un método
en sitio. Varios años de pruebas de laboratorio, simulaciones térmicas y proyectos
piloto de campo contribuyeron al desarrollo del proceso de conversión en sitio
(ICP) de Shell. A través de siete pruebas piloto de campo, Shell investigó una
diversidad de métodos de calentamiento —incluidos los métodos de inyección de
vapor y los calentadores de fondo de pozo— y configuraciones con distribuciones
de pozos de profundidades variadas para los procesos de aplicación de calor,
producción y deshidratación. El método ICP utiliza calentadores eléctricos de
fondo de pozo estrechamente espaciados para calentar la formación de manera
gradual y uniforme hasta alcanzar la temperatura de conversión de
aproximadamente 340°C [650°F]. Dependiendo del espaciamiento de los
calentadores y de la velocidad de calentamiento, el tiempo previsto para alcanzar
la temperatura de conversión en un proyecto comercial oscila entre tres y seis
años. Las pruebas demostraron eficiencias de recuperación de líquidos superiores
al 60% del valor del ensayo de Fischer; quedaron en el suelo los componentes del
kerógeno de bajo valor. El petróleo resultante es un petróleo con una densidad
API oscilante entre 25 y 40 grados. El gas contiene metano [CH4], H2S, CO2 y
H2. Teniendo en cuenta la equivalencia en petróleo del gas generado, la eficiencia
de la recuperación oscila entre un 90% y un 100% del valor del ensayo de Fischer.
Sobre la base de los resultados de las pruebas piloto, está previsto que un
proyecto de escala comercial tenga una ganancia de energía cercana a 3. Esto
significa que el valor energético de los productos es el triple del consumo de
energía para obtenerlos. La comercialización del proceso ICP requiere un método
que prevenga el influjo de agua en el volumen calentado y contenga los productos
fluidos, lo que maximiza la recuperación y protege los acuíferos locales. El
proceso ICP de Shell utiliza una pared de hielo, creada mediante la circulación de
fluidos refrigerantes, para aislar la formación calentada del agua subterránea. La
utilización de una pared de hielo es una práctica relativamente común en ciertas
operaciones mineras subterráneas. Dentro de la pared de hielo, se bombea agua
desde la formación. La formación se calienta, se produce el petróleo y, mediante
un proceso de lavado con agua limpia, se eliminan los contaminantes de la lutita
residual. En una prueba, el petróleo recuperado fue petróleo de 40º de densidad
API, similar a los resultados del modelado correspondiente al petróleo producido
con velocidades de calentamiento de 1°C/h [0,5°F/h] y 27 MPa. Las pruebas piloto
de la pared de hielo comenzaron en el año 2002 con 18 pozos de congelamiento,
dispuestos en un círculo de 50 pies de ancho. Dentro del círculo de refrigeración,
se emplazaron un pozo productor, dos pozos de calentamiento y ocho pozos de
monitoreo. Después de cinco meses de enfriamiento, la pared de hielo estuvo
terminada. Este proyecto piloto demostró que era posible establecer una pared de
hielo y que ésta podía aislar los fluidos del interior del círculo de los del exterior.
Shell comprobó el concepto de la pared de hielo en una escala más grande, a
partir del año 2005, con un proyecto ambicioso que consistió en 157 pozos de
congelamiento dispuestos a intervalos de 2,4 m [8 pies] para crear un volumen de
contención de 68 m [224 pies] de ancho. El operador puso en marcha el proceso
de refrigeración en el año 2007, mediante la circulación de una solución de
amoníaco y agua; inicialmente a profundidad somera para profundizarse luego en
forma gradual. En julio de 2009, la pared de hielo se seguía formando en las
zonas más profundas, hasta 520 m [1 700 pies]. La prueba está diseñada para
evaluar la integridad de la pared de hielo, y no conllevará el calentamiento o la
producción de hidrocarburos.
ExxonMobil también se está concentrando en la investigación y el desarrollo de un
proceso para la conversión de las lutitas petrolíferas en sitio. El proceso
Electrofrac de la compañía fractura hidráulicamente las lutitas petrolíferas y rellena
las fracturas con un material conductor eléctrico, creando un elemento calefactor
resistivo. El calor es conducido térmicamente hacia la lutita petrolífera,
convirtiendo el kerógeno en petróleo y gas, que luego son producidos con
métodos convencionales. El coque de petróleo calcinado, una forma granular de
carbono relativamente puro, está siendo probado como elemento conductor del
proceso Electrofrac. Mediante el bombeo de este material en las fracturas
hidráulicas verticales, ExxonMobil espera crear una serie de calentadores
eléctricos planares paralelos. Como sucede con el método ICP de Shell, el calor
resistivo llega a la lutita mediante un proceso de difusión térmica. Una de las
ventajas potenciales del proceso Electrofrac es que, en comparación con las
fuentes lineales, la superficie más grande de los calentadores de fracturas
planares posibilitará la utilización de menos calentadores para suministrar calor al
volumen del subsuelo. Además, en comparación con las fuentes lineales o los
calentadores de pozos, el empleo de calentadores planares debería reducir la
perturbación de la superficie. Antes de emprender la investigación de campo,
ExxonMobil llevó a cabo estudios de modelado y laboratorio para abordar diversos
temas técnicos importantes para el proceso Electrofrac, que incluyeron el
establecimiento de los siguientes puntos:
• Que el conductor en la fractura pueda mantener su continuidad eléctrica durante
el calentamiento de la roca adyacente hasta alcanzar las temperaturas de
conversión.
• Que el petróleo y el gas generados por el proceso sean expulsados de la lutita
petrolífera, no sólo en las condiciones de superficie, sino en las condiciones de los
esfuerzos locales.
• Que pueda diseñarse una estrategia de terminación para crear fracturas que
suministren calor en forma efectiva.

Sobre la base de estos resultados, ExxonMobil inició el proceso de investigación


de campo para probar el método Electrofrac en sitio. El lugar de la prueba se
encuentra en la mina de lutitas petrolíferas Colony, en el noroeste de Colorado,
que es propiedad de la compañía. La mina Colony constituye un volumen de roca
extenso y de fácil acceso para la prueba. ExxonMobil creó dos fracturas
Electrofrac en Colony mediante la ejecución de perforaciones horizontales para
penetrar la lutita petrolífera y el bombeo de una lechada de coque de petróleo
calcinado, agua y cemento portland con presiones suficientes para romper la roca.
La más grande de las dos fracturas Electrofrac fue provista de un número
sustancial de instrumentos para la medición de la temperatura, la tensión, la
corriente eléctrica y el movimiento de la roca. Como prueba preliminar del proceso
Electrofrac, la fractura fue calentada hasta alcanzar temperaturas relativamente
bajas. Este experimento a baja temperatura no estaba destinado a generar
petróleo o gas. Hasta la fecha, los resultados de este programa de campo fueron
alentadores. Y demuestran que es posible crear una fractura hidráulica
eléctricamente conductora, realizar conexiones mecánicas con la fractura y
operarla, al menos en condiciones de baja temperatura, durante varios meses.
AMSO, en un 50% propiedad de Total, se propone utilizar el proceso de
conducción, convección y reflujo CCR para recuperar las lutitas petrolíferas.
Mediante la concentración del esfuerzo térmico en las lutitas situadas por debajo
de una roca de cubierta arcillosa impermeable, este método aísla las zonas de
producción de las fuentes protegidas de agua subterránea. La compañía tiene
previsto perforar dos pozos horizontales (un pozo de calentamiento por debajo de
un pozo productor) en la porción inferior de la lutita ilítica, en la base de la
formación Green River. El calor es suministrado por un quemador de fondo de
pozo, que finalmente funciona con el gas producido. Cuando el kerógeno se
descompone, los productos más livianos (vapores calientes) se elevan y refluyen.
El calor es distribuido a través de la formación por el petróleo en proceso de
reflujo; el fracturamiento termomecánico, o desmenuzamiento, genera
permeabilidad para la transferencia de calor por convección. El concepto de
producción en escala comercial utiliza un arreglo de pozos horizontales de
aproximadamente 600 m [2 000 pies] de largo, a intervalos de 30 m [100 pies]. La
formación es calentada lentamente, produciendo un petróleo con concentraciones
menores de heteroátomos y metales que el generado con los métodos de
procesamiento de superficie. Entretanto, las porciones aromáticas del kerógeno
tienden a permanecer en la matriz de roca como coque. Además, se coproduce un
volumen de gas suficiente para generar la energía requerida para operar un
proceso comercial autosostenido de pirogenación, y es probable que la mayor
parte de la producción de propano y butano pueda exportarse al mercado. Los
estudios computacionales indican que el suministro de calor por convección y
conducción es mucho más efectivo que el suministro por conducción solamente.
Se estima que el proceso CCR arrojará una ganancia total de energía oscilante
entre 4 y 5, si se consideran todos los requerimientos de las instalaciones de
superficie, incluida una planta de oxígeno para la producción de CO2 puro desde
el quemador de fondo de pozo. Está previsto que el método utilice menos de un
barril de agua por barril de petróleo producido. No se necesita agua para limpiar
las retortas usadas porque permanecen aisladas del agua subterránea utilizable.
La prueba piloto inicial de RD&D de AMSO se encuentra actualmente en
construcción y se pondrá en marcha a mediados del año 2011. El proceso de
aplicación de calor insumirá 200 días. La operación logrará un volumen de
formación pirogenado equivalente a 4 000 toneladas [3 600 Mg] de lutitas
petrolíferas y producirá 2 000 bbl [320 m3] de petróleo de lutita. El desarrollo de
una operación comercial procederá en forma gradual hasta alcanzar 100 000 bbl/d
[16 000 m3/d], y existen planes para sostener esa producción durante 25 años.
Eso se traduce en 1 000 millones de bbl [1,6 × 108 m3] de petróleo, que serán
producidos en una concesión de 20,8 km2 [8 mi2].

Evaluación de las lutitas petrolíferas


Las compañías están considerando formas de evaluar la riqueza de las lutitas
petrolíferas y otras propiedades de las formaciones sin tener que extraer muestras
de núcleos y efectuar el análisis del ensayo de Fischer. Entre los métodos
promisorios se encuentran la integración de diversas mediciones derivadas de los
registros convencionales, tales como la densidad de la formación, la resonancia
magnética, la resistividad eléctrica y la espectroscopía nuclear. Una forma de
cuantificar el contenido de kerógeno es a través de la combinación de las
respuestas de los registros de porosidad de densidad y de resonancia magnética.
En una formación con porosidad rellena tanto con kerógeno como con agua, la
medición de la porosidad a partir del registro de densidad no diferencia los poros
rellenos de kerógeno de los poros rellenos de agua. No obstante, la medición de
resonancia magnética ve al kerógeno como a un sólido, similar a los granos de la
roca, y, por consiguiente, detecta una porosidad más baja. La diferencia entre las
lecturas de resonancia magnética y de densidad da el volumen de kerógeno. El
volumen de kerógeno puede relacionarse empíricamente con los valores del
ensayo de Fischer para las lutitas petrolíferas de la región. El método fue probado
en un pozo de lutitas petrolíferas de AMSO, emplazado en la cuenca Green River.
El contenido de kerógeno se calculó a partir de los registros de porosidad de
densidad y de resonancia magnética. Mediante lautilización de una correlación
entre el contenido de kerógeno y los resultados del ensayo de Fischer, realizado
en las lutitas de Green River, los investigadores computaron un registro estimado
del ensayo de Fischer basado en las mediciones derivadas de los registros
obtenidos con herramientas operadas con cable. Los valores estimados del
ensayo de Fischer muestran una concordancia excelente con los valores
derivados de las mediciones de laboratorio obtenidas en núcleos del mismo
intervalo. Otro enfoque diferencia el mineral del contenido orgánico. El mismo
utiliza datos de espectroscopía. La sonda de espectroscopía de captura elemental
ECS mide las concentraciones de silicio [Si], aluminio [Al], calcio [Ca], hierro [Fe],
azufre [S], potasio [K], sodio [Na], magnesio [Mg], titanio [Ti] y gadolinio [Gd]. La
mineralogía de los granos se computa a partir de estas concentraciones de
elementos. La concentración de carbono total se obtiene con la herramienta de
control de saturación del yacimiento RST. De esta concentración, una parte del
carbono es inorgánica y otra parte es orgánica. El carbono inorgánico se combina
con calcio y otros elementos para formar calcita y dolomía junto con otros
minerales menos conocidos, tales como la nahcolita [NaH(CO3)] y la dawsonita
[NaAl(CO3)(OH2)], que son comunes en las lutitas de Green River. Las
concentraciones de Ca, Mg y Na derivadas por ECS se utilizan para calcular el
carbono inorgánico. El resto, denominado carbono orgánico total (TOC), conforma
el kerógeno. Mediante este método espectroscópico, los investigadores
computaron un registro TOC para un pozo de AMSO, emplazado en la cuenca
Green River, que muestra un buen ajuste entre los resultados basados en el
registro y las mediciones obtenidas en los núcleos. El registro TOC fue convertido
en un registro del producto del ensayo de Fischer, mediante una correlación
obtenida en forma independiente por los científicos de AMSO. El registro
correspondiente al ensayo de Fischer mostró una concordancia excelente con las
pruebas del ensayo de Fischer efectuadas en los núcleos. Esta técnica que
emplea registros geoquímicos, junto con el método complementario que utiliza
registros de resonancia magnética nuclear, constituye una forma eficiente y
confiable de caracterizar el rendimiento petrolífero de la lutita sin tener que recurrir
a las mediciones obtenidas en los núcleos.

Elementos calefactores
Uno de los puntos fundamentales en relación con la pirogenación de las lutitas
petrolíferas es cómo introducir el calor en la lutita. Después de las primeras
pruebas, la técnica de inyección de vapor fue abandonada al descubrirse otras
técnicas más eficientes. También se probó el proceso de combustión en sitio, pero
su control resulta complejo. Los calentadores eléctricos, los apuntalantes
eléctricamente conductores y los quemadores de gas de fondo pozo han sido
evaluados en su totalidad, y se han reportado grados variables de eficiencia.
También se modeló y se sometió a pruebas de laboratorio otro concepto, el de la
aplicación de calor mediante transmisores de radiofrecuencia (RF) de fondo de
pozo. Una de las ventajas del método RF es que calienta el interior de la
formación en lugar de calentar el pozo, y además puede ser controlado para
ajustar la velocidad de calentamiento a las necesidades. Pero como todos los
métodos eléctricos, este método sacrifica la eficiencia, perdiéndose
aproximadamente la mitad del poder calorífico del combustible quemado
originalmente para producir la electricidad. Es importante destacar que todos los
proyectos actuales de producción de petróleo de lutita mediante métodos de
aplicación de calor en sitio se encuentran en las etapas de prueba y piloto, y
ninguno ha demostrado la existencia de producción comercial en gran escala. Los
operadores aún siguen trabajando para optimizar sus tecnologías de
calentamiento. Para una lutita petrolífera dada,la historia de calentamiento
(cantidad de calor y tiempo involucrados) determina la cantidad y el contenido de
los fluidos resultantes. A través del control de la entrada de calor, las compañías
pueden ajustar la salida, diseñando básicamente una lutita petrolífera de la
composición deseada. Más allá de los métodos de aplicación de calor, existen
otros aspectos de las operaciones con las lutitas petrolíferas que aún deben ser
encarados. La estabilidad mecánica de la formación calentada no es bien
comprendida. Todas las técnicas de calentamiento en sitio se basan en cierto
fracturamiento termomecánico de la lutita para liberar el material orgánico maduro
y crear una permeabilidad adicional para que los fluidos generados salgan de la
formación. Con muchas lutitas petrolíferas que contienen 30% o un porcentaje
mayor de kerógeno, que en su mayor parte abandona la roca después del proceso
de pirogenación en sitio, puede suceder que las formaciones tratadas no puedan
sustentar su nueva porosidad. El peso de los estratos de sobrecarga posiblemente
ayude a empujar la producción, pero también puede producir fenómenos de
compactación y subsidencia, que a su vez pueden afectar la estabilidad del pozo y
las estructuras de superficie. Tampoco queda claro cómo tratar el CO2 generado
junto con otros gases. Es probable que las compañías que utilizan el método de la
pirogenación de la lutita petrolífera en sitio necesiten investigar formas de capturar
y utilizar el CO2 para la recuperación mejorada del petróleo o formas de
secuestrarlo en zonas de almacenamiento profundo. Una alternativa, que está
explorando AMSO, es la mineralización del CO2 en la formación de lutita gastada.
Esta opción permite explotar las propiedades químicas de la lutita tratada con
calor. Los científicos de AMSO consideran que la formación agotada tiene
porosidad suficiente para alojar todo el CO2 generado y reinyectado como
minerales carbonatados. Además, deberá trabajarse más con el fin de comprender
el proceso de maduración del kerógeno. Para optimizar los programas de
calentamiento, los operadores necesitarían saber cuándo la lutita ha sido
calentada suficientemente y si el calor se ha distribuido en forma uniforme en el
volumen subterráneo. A estos efectos, los científicos están efectuando
experimentos de laboratorio para monitorear los productos de la pirólisis del
kerógeno. Para saber cuándo modificar o detener el proceso, los investigadores
proyectan analizar la composición de una lutita petrolífera y sus hidrocarburos a
medida que evolucionan con el tiempo. En el futuro, podrá ser posible controlar y
monitorear el calentamiento y la producción de las lutitas petrolíferas para obtener
petróleo y gas de las composiciones deseadas.
La geoquímica básica del petróleo para la evaluación de las rocas
generadoras
Conforme la búsqueda de áreas prospectivas de hidrocarburos se vuelve más
compleja, más compañías están recurriendo a la geoquímica para evaluar un
componente que es esencial para el éxito de cada pozo: la roca generadora.

Todas las extensiones productivas (plays) de petróleo o gas provienen de rocas


generadoras. La viabilidad de cada extensión productiva (convencional o no
convencional, petrolífera o gasífera) depende de su roca generadora. Sin esta
fuente petrolífera, todos los demás componentes y procesos necesarios para
explotar una extensión productiva se vuelven irrelevantes. Una roca generadora
puede definirse en sentido amplio como cualquier roca de grano fino, rica en
materia orgánica, que puede generar petróleo dada una suficiente exposición al
calor y a la presión. Su potencial para la generación de petróleo se relaciona
directamente con su volumen, riqueza orgánica y madurez térmica. La riqueza en
contenido orgánico se refiere a la cantidad y tipo de materia orgánica contenida en
la roca. La madurez térmica alude a la exposición de una roca generadora al calor
con el tiempo. El calor se incrementa a medida que la roca es sepultada a mayor
profundidad por debajo de las capas sucesivas de sedimentos. La transformación
térmica de la materia orgánica es lo que hace que una roca generadora produzca
petróleo. Los mecanismos por los cuales se generan el petróleo y el gas varían
entre una cuenca y otra. Tales mecanismos dependen de las facies sedimen-
tarias, la historia de sepultamiento, la tectónica y otros procesos geológicos; no
obstante, el modelo general es bastante directo. Luego de la depositación de
sedimentos ricos en contenido orgánico, los procesos microbianos convierten
parte de la materia orgánica en gas metano biogénico. Las mayores profundidades
de sepultamiento son acompañadas por incrementos de la temperatura, de
acuerdo con el gradiente térmico de la cuenca. Este calor hace que la materia
orgánica se convierta gradualmente en una materia orgánica insoluble
denominada kerógeno. La alteración del kerógeno continúa conforme el calor se
incrementa; a su vez, estos cambios producen la liberación de los compuestos del
petróleo que son generados subsiguientemente. El calentamiento posterior
convierte el kerógeno en bitumen y petróleo. A medida que libera petróleo, el
kerógeno se vuelve más pobre en contenido de hidrógeno. El incremento de la
madurez también hace que los compuestos del petróleo inicialmente complejos
experimenten un proceso de simplificación estructural; generalmente comienzan
con petróleo, continúan con gas húmedo, y terminan con gas seco. Este modelo
básico es esencial para uno de los conceptos más fundamentales de la
exploración de hidrocarburos: el sistema petrolero. Este concepto da cuenta de la
generación, expulsión, migración y acumulación del petróleo y el gas; y la roca
generadora constituye su base. En los sistemas petroleros convencionales, la roca
de sobrecarga sepulta a la roca generadora hasta las profundidades en las que se
origina el petróleo. El petróleo generado por la roca térmicamente madura es
expulsado hacia el interior de una capa productora porosa y permeable, y luego
migra hacia una roca yacimiento en la que es entrampado estructural o
estratigráficamente por debajo de un sello impermeable. No obstante, los procesos
necesarios de generación, expulsión, migración y entrampamiento del petróleo no
siempre llegan a su fin, como lo demuestra la abundancia de pozos secos
perforados en trampas delineadas claramente. Los avances permanentes
registrados en materia de tecnología de producción están abriendo nuevas
extensiones productivas a las actividades de exploración y desarrollo. Las
extensiones productivas no convencionales, reflejadas en el auge de la producción
de gas de lutita, se fundamentan en sistemas petroleros en los que la roca
generadora también actúa como yacimiento y sello. El petróleo generado en este
tipo de sistema petrolero autónomo no migra, sino que permanece entrampado en
los microporos y las fracturas de la roca generadora de baja permeabilidad. Las
lutitas petrolíferas constituyen a su vez otra variación de los recursos no
convencionales; los operadores que explotan estas rocas generadoras deben
aplicar calor para producir el petróleo. El descubrimiento y desarrollo de los
recursos mundiales remanentes de petróleo y gas se están volviendo más
desafiantes. Conforme la industria apunta a estos recursos como objetivos, la
necesidad de comprender y caracterizar exhaustivamente todos los componentes
de los sistemas petroleros prospectivos se torna más acuciante. Por consiguiente,
además de evaluar los yacimientos, trampas y sellos de sus áreas prospectivas,
las compañías de E&P deben evaluar la capacidad de generación de petróleo de
las rocas generadoras. La geoquímica petrolera está mejorando la eficiencia de
las operaciones de exploración y producción a través de la caracterización de los
elementos y procesos que controlan la riqueza y distribución de las rocas
generadoras de petróleo, lo que provee información valiosa para el modelado de
cuencas y sistemas petroleros.

Las transformaciones térmicas


Los sedimentos se cuecen lentamente a medida que aumentan la presión y la
temperatura en concordancia con la profundidad de sepultamiento. Dados
suficiente calor, presión y tiempo, los sedimentos se litifican y la materia orgánica
que contienen se convierte en kerógeno. El kerógeno puede clasificarse en cuatro
tipos, basados en su proveniencia, como lo indican los macerales específicos.
También puede clasificarse en base al contenido de hidrógeno, carbono y
oxígeno. Cada uno posee una incidencia clara sobre el tipo de petróleo que se
producirá, en caso de que exista producción. El kerógeno Tipo I es generado
predominantemente en ambientes lacustres y, en ciertos casos, ambientes
marinos. Proviene de materia algácea, planctónica o de otro tipo, que ha sido
intensamente re-elaborada por la acción de bacterias y microorganismos que
habitan en el sedimento. Rico en contenido de hidrógeno y bajo en contenido de
oxígeno es potencialmente petrolífero, pero también puede producir gas, según su
etapa de evolución en relación a la temperatura. Responsables de menos del 3%
de las reservas mundiales de petróleo y gas, los kerógenos Tipo I no son
comunes. Un ejemplo de kerógeno Tipo I se encuentra en la formación Green
River del oeste de EUA. El kerógeno Tipo II es generado habitualmente en
ambientes reductores, que existen en ambientes marinos de profundidad
moderada. Este tipo de kerógeno proviene principalmente de restos de plancton
re-elaborados por bacterias. Rico en contenido de hidrógeno y con bajo contenido
de carbono, este kerógeno puede generar petróleo o gas al aumentar
progresivamente la temperatura y el grado de maduración. Algunos ejemplos
conocidos de kerógeno Tipo II son la formación de arcilla Kimmeridge del Mar del
Norte y la formación Bazhenov de Siberia. Ciertos ambientes depositacionales
favorecen el incremento de la incorporación de compuestos de azufre, lo que se
traduce en una variación conocida como kerógeno Tipo II-S. Esta variación se
observa en la formación Monterrey de California, o en la formación La Luna de
Venezuela. La importancia de este tipo de kerógeno radica en el hecho de que la
generación de petróleo comienza mucho antes y se considera que la causa es la
existencia de reacciones cinéticas que involucran compuestos con azufre. El
kerógeno Tipo III proviene principalmente de restos vegetales terrestres, que han
sido depositados en ambientes marinos o no marinos, someros a profundos. El
kerógeno Tipo III posee menor contenido de hidrógeno y mayor contenido de
oxígeno que los Tipos I o II, y en consecuencia, tiende a generar gas seco. La
mayoría de los carbones contiene kerógenos Tipo III. El kerógeno Tipo IV es
generado a partir de materia orgánica residual presente en sedimentos más
antiguos, re-elaborados después de la erosión. Antes de la depositación final, el
kerógeno Tipo IV puede haber sido alterado por procesos de meteorización
subaérea, combustión u oxidación biológica en pantanos o suelos. Este tipo de
kerógeno posee alto contenido de carbono y falta de hidrógeno. Se lo considera
una forma de “carbono muerto,” prácticamente sin potencial para la generación de
hidrocarburos. En general, los kerógenos ricos en contenido de hidrógeno son
responsables de la generación de petróleo e hidrocarburos gaseosos; los que
contienen menos cantidades de hidrógeno generarán principalmente
hidrocarburos gaseosos. Después de agotado el hidrógeno del kerógeno, la
generación de hidrocarburos cesará naturalmente, sin importar la cantidad de
carbono disponible. A medida que la presión y la temperatura aumentan durante el
proceso de sepultamiento, los materiales orgánicos emiten petróleo y gas.

Análisis básico de las rocas generadoras


Algunos compuestos del petróleo presentes en la roca generadora son liberados a
temperaturas inferiores a las necesarias para descomponer el kerógeno. Mediante
el monitoreo de los compuestos liberados durante un período de incremento
constante de la temperatura, los geoquímicos pueden determinar la cantidad de
petróleo generado respecto del potencial total de una roca. Por otra parte, la
temperatura correspondiente a la libe-ración máxima de gas constituye una
indicación de la madurez de la roca generadora. Los geocientíficos emplean una
diversidad de técnicas para evaluar la capacidad de generación de hidrocarburos
de las rocas generadoras. Las pruebas geoquímicas de las muestras de
afloramientos, los recortes de formaciones, los núcleos laterales (testigos de
pared), y los núcleos convencionales, ayudan a determinar la cantidad, tipo y
madurez asociada con la temperatura de la materia orgánica presente en la roca.
Los resultados ayudan a los geocientíficos a indagar cuánto, cuándo y qué tipo de
petróleo podría haber sido generado, si existió generación, y también los ayudan a
determinar qué procesos secundarios pueden haber tenido lugar después de la
expulsión de los hidrocarburos de la roca generadora. El carbono es un elemento
esencial de cualquier compuesto orgánico, y una forma de evaluar la riqueza
orgánica de una roca consiste en medir su contenido de carbono.30 Dado que el
potencial petrolífero o gasífero de una formación se relaciona con su contenido de
carbono, la medición del TOC es una prioridad en la evaluación de las rocas
generadoras. Esta evaluación inicial del carbono es seguida por otros
procedimientos de clasificación, tales como la pirólisis y la reflectancia de la
vitrinita. Estas pruebas permiten la ejecución de evaluaciones rápidas de grandes
cantidades de muestras de rocas y pueden complementarse con métodos de
prueba más extensivos. Los valores del TOC pueden obtenerse utilizando
una técnica de combustión directa que requiere sólo 1 g [0,0022 lbm] de muestras
de roca. Las muestras son pulverizadas y tratadas para eliminar cualquier carbono
que se encuentre en las muestras de carbonatos, u otros contaminantes. Luego,
se combustionan a una temperatura de 1 200°C [2 192°F], utilizando un horno de
inducción de alta frecuencia. El carbono contenido en el kerógeno se convierte en
CO y CO2. Las fracciones de carbono liberado se miden en una célula infrarroja,
se convierten en TOC, y se registran como porcentaje en peso másico de la roca.
La medición del TOC evalúa tres componentes. El carbono de la materia orgánica
extraíble (EOM) proviene mayormente del craqueo térmico del kerógeno. Este
carbono se encuentra en el petróleo y el gas que la roca ha generado pero no ha
expulsado. En el otro extremo se localiza el carbono residual, que compone la
porción de kerógeno que no posee potencial para la generación de petróleo o gas
porque su estructura química altamente condensada contiene muy poco
hidrógeno. El carbono convertible, contenido en el kerógeno, representa el
potencial de generación de petróleo remanente de una roca. La capacidad para
generar petróleo depende en gran medida de la composición química de esta
fracción de carbono convertible. La medición del TOC es la primera clasificación
para la cuantificación de la riqueza orgánica. Los valores del TOC sólo
proporcionan una escala semi-cuantitativa del potencial de generación de petróleo.
El valor del TOC indica la cantidad, pero no la calidad, de la materia orgánica. Si
esta prueba de clasificación inicial demuestra que existe suficiente contenido
orgánico, la roca debe someterse a pruebas adicionales para establecer la calidad
y la madurez de la materia orgánica. Una de estas pruebas fue desarrollada por el
Instituto Francés del Petróleo, cuyo analizador de pirólisis Rock-Eval se ha
convertido en un estándar industrial en materia de evaluación de rocas
generadoras. Un hito significativo en la geoquímica del petróleo, esta técnica de
pirolisis programada consiste en someter las muestras de rocas a altas
temperaturas, lo que permite a los investigadores lograr resultados cuya obtención
habría requerido millones de años en una cuenca sedimentaria. Esta técnica
requiere sólo 100 mg [0,00022 lbm] de roca pulverizada y permite analizar una
muestra en cuestión de minutos.

Indice de reactividad intrínseco de carbones concentrados ricos en vitrinita

A nivel mundial se han hecho considerables esfuerzos para establecer cómo usar
más eficientemente el carbón en el proceso de combustión. Esta eficiencia de la
combustión de un carbón generalmente se mide por medio de su reactividad
intrínseca, la cual es función del tipo de carbón, sus características, y de la
tecnología utilizada. De igual manera, se ha encontrado que la composición
maceral y mineral del carbón tiene una influencia significativa sobre los procesos
de combustión de carbón pulverizado. En los procesos de combustión, el orden de
mayor a menor reactividad de los principales grupos macerales presentes en un
carbón es: liptinita > vitrinita > inertinita > materia mineral. Esto se debe a las
diferencias entre sus propiedades físicas y químicas. Dichas diferencias
determinan la morfología del carbonizado que se obtiene durante la primera etapa
de combustión. El tipo de carbonizado generado durante la etapa de pirolisis
rápida y desvolatilización del carbón (primera etapa de la combustión) influye
sobre la eficiencia global del proceso de combustión. Aunque la principal influencia
en la formación del carbonizado, y por lo tanto en el comportamiento en la
combustión, está asociada con la parte orgánica del carbón, la presencia de
ciertos tipos de minerales puede también afectar el tipo de carbonizado formado.
La presencia o ausencia de ciertos minerales también afectan la estabilidad de la
llama y la eficiencia de quemado.

El maceral que se presenta en mayor proporción en los carbones a nivel mundial


es la vitrinita, mientras que la liptinita es el maceral que ocurre en menor cantidad.
Debido a esto, y dado que la vitrinita es el segundo maceral más reactivo, es
posible tratar los carbones a través de un proceso de beneficio para concentrar la
vitrinita en un carbón y aumentar su reactividad en la combustión. Esta
concentración de la vitrinita se logra mediante la reducción de la inertinita y de la
materia mineral. Actualmente existen algunos métodos físicos y químicos que
pueden usarse para el beneficio del carbón, tales como: separación por densidad,
fluidización, separación en medio denso, flotación, separación electrostática y
desmineralización ácida. El beneficio físico por flotación espumante es uno de los
métodos más comúnmente usados cuando el carbón tiene un tamaño de partícula
menor a 38 micras.

La combustión de carbón usualmente a nivel industrial se lleva a cabo en calderas


de carbón pulverizado a la que se alimenta carbón con el 75% de las partículas
teniendo un tamaño de partícula menor a 75µm. Por lo tanto, la flotación
espumante es un proceso adecuado para producir concentrados que cumplen con
los requerimientos de la tecnología de calderas de carbón pulverizado. La flotación
espumante también se ha utilizado para separar macerales, aprovechando sus
diferencias en las propiedades hidrofóbicas y electrocinéticas. Se ha encontrado
que la hidrofobicidad de los macerales decrece en el orden liptinita > vitrinita >
inertinita > materia mineral, con un rango típico para el ángulo de contacto entre
90° a 130°, 60° a 70°, 25° a 40°, y por debajo de 30°, respectivamente.

Cualquier proceso de beneficio, ya sea físico o químico, cambia las características


petrográficas o minerales del carbón, al igual que su reactividad en la combustión.
Varios métodos se han empleado para predecir la reactividad del carbón. Los
métodos más simples han relacionado características del carbón tales como la
relación combustible carbono fijo / materia volátil (CF/MV), la reflectancia media de
la vitrinita, y el contenido de vitrinita o de vitrinita e inertinita con la reactividad del
carbón en la combustión. De igual manera, el poder calorífico del carbón y el
contenido de materia volátil se han incluido en métodos para determinar la
estabilidad de la llama y la ignición del carbón. Estos métodos derivan un índice de
reactividad a partir de las características del carbón anteriormente mencionadas,
las cuales están correlacionadas con resultados experimentales como la energía
de activación media ponderada (EAMP), la temperatura pico (TP), y la temperatura
final (TF), entre otros.

EAMP, TP y TF como una función del IRI


Uno de los índices para predecir la reactividad de un carbón empíricamente más
representativos es el “ índice maceral” (IM), el cual predice que la reactividad de
un carbón aumenta con el incremento en el contenido de vitrinita y liptinita pero
decrece con el incremento en la reflectancia de la vitrinita y con el contenido de
inertinita. Estos y otros parámetros fueron combinados empíricamente para derivar
una expresión para el IM, como se muestra en las siguientes ecuaciones:

Donde L, V, e I, son los porcentajes en volumen en base seca libre de materia


mineral de liptinita, vitrinita e inertinita, respectivamente; R es la reflectancia media
aleatoria de la vitrinita; HV es el poder calorífico en MJ/kg; y HVF es llamado factor
del poder calorífico. El número 30, en unidades de MJ/kg, representa el valor típico
del poder calorífico de un carbón. HVF representa la influencia de la humedad y de
la ceniza sobre la ignición.

Aunque el IM muestra una buena correlación con los carbones en estudio, este
presenta problemas numéricos cuando las muestras de carbón no muestran
inertinita. Por lo tanto, se creó un nuevo y sencillo índice empírico llamado de
reactividad Intrínseca (IRI), el cual involucra dos parámetros en el denominador
(contenido de inertinita y materia mineral), a diferencia del IM, que solo involucra
un parámetro (contenido de inertinita). Para el cálculo del IRI el contenido de
vitrinita y liptinita representa la fracción reactiva del carbón, mientras que la
inertinita y la materia mineral es la fracción no reactiva. El IRI se determina por
medio de la siguiente expresión

Donde L, V, I y MM son los porcentajes en volumen en base seca de liptinita,


vitrinita, inertinita y materia mineral, respectivamente; y R es la reflectancia media
aleatoria de la vitrinita como un porcentaje en volumen.

Las muestras de carbón original y las fracciones ricas en vitrinita se caracterizaron


respecto al análisis próximo y petrográfico, al igual que se determinaron las curvas
de quemado en un analizador termogravimétrico, de las que se obtiene la EAMP,
la TP y TF. Los valores de la EAMP se lograron por medio del método de
Cumming. La EAMP es un parámetro que determina la reactividad en la
combustión de un carbón, de tal manera que cuando dos carbones son
comparados entre sí, el carbón que presente el más bajo valor de la EAMP es el
que presenta una mayor reactividad en la combustión.
La metodología usada por el método de Cumming para calcular la EAMP consiste
en determinar la energía de activación aparente (Ej) y la fracción de pérdida de
peso (Fj) debido al quemado de la fracción combustible de la muestra que se está
incinerando durante cada región de linealidad. Las regiones de linealidad son
obtenidas cuando se grafica el logaritmo del coeficiente de reacción, k, contra el
inverso de la temperatura absoluta, T. Esta metodología asume reacción de primer
orden y determina la velocidad de pérdida de peso a partir de la derivada de la
curva de pérdida de peso. La velocidad de pérdida de peso está dada por:

Donde W es el peso de la muestra. El coeficiente de reacción está dado por la


ecuación de Arrhenius:

E es la energía de activación aparente, R es la constante universal de los gases, A


es el factor de frecuencia y T es la temperatura absoluta. Esta ecuación se puede
escribir de la siguiente manera:

El parámetro de EAMP se obtiene por medio de la ecuación dada por Cumming


(Cumming, 1984):

BIBLIOGRAFIA

 http://es.wikipedia.org/wiki/Geoqu%C3%ADmica
 http://www.slb.com/~/media/Files/resources/oilfield_review/spanish10/win10
/01_extraccion.pdf
 http://www.scielo.unal.edu.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0120-
56092007000300005&lng=es&nrm=

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