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Ciencia del arte y estado del arte de las ciencias creativas

Una manera nata de entender el Estado del Arte como ciencia especulativa se aleja
del máximo nivel de producción intelectual, para quedarse habitualmente como trofeo
de este proceso creativo. Si bien no deja de ser un ejercicio hermenéutico dentro de
un sistema organizado, el estado del arte exige proyectar la información dispersa
sobre la unidad de documentación adscrita al pensamiento integrativo. Pero el alcance
interpretativo identifica su naturaleza como un problema, no así la ciencia del arte, que
sustituye la realidad por la imagen deseada y deseable.

¿De qué manera investigar un laberinto de múltiples descripciones contextuales1 si la


diversidad evidencia una multitud de perspectivas epistemológicas, a veces
ininteligibles?

Para las ciencias creativas no representa ningún problema al derivarse así mismas de
la complejidad en una simple manifestación informal, eso sí, materialmente creíble. La
construcción teórica en torno a la idea de una ciencia disciplinar queda en cambio
instituida como categoría transversal, radiografiada por la producción científica en un
ejercicio metodológico que permite recopilar, sistematizar, analizar y, posteriormente,
recuperar la información requerida, como si de una gestión del conocimiento
estratégico se tratara.

Disciplina y continuidad caracterizan al modelo científico, al igual que la virtud


experimental sobre las ciencias del arte desarrolla la transformación de la materia de
manera ordenada, como una realidad presente e incontrastable. Otra realidad
irreductible e insoslayable recosmiza la construcción social de la realidad2, preconiza
mitologías virtuales y se disfraza de postmodernidad y metaidentidad, una nueva
ciencia que no tiene por qué ser creativa, mientras que sea moderna todo sigue su
curso y dimensionalidad pastoralista. Y es que la mente ha sido usada
exacerbadamente con el único fin de controlar el pensamiento y sus claves, así como
las tendencias ideológicas, epistemológicas y metodológicas. El aporte relacional
queda pues a salvo.

1
Muñoz, C. & Lavín, S. (1988). Estrategias para mejorar el acceso y permanencia en educación primaria.
Muñoz Izquierdo, C. (ed.). Calidad, Equidad y Eficiencia de la Educación Primaria (121-243). México: CEE-
REDUC
2
Peter Berger (2003) El dosel sagrado. Buenos Aires: Amorrortu.
Yo me preguntaría como desarrollar un estado del arte en circunstancias sistémicas
que inviten a la rebelión cualitativa, siguiendo el lema de la mirada de la mirada “status
quaestionis”, simplemente con el único propósito de mediar con la irrealidad o aquellos
paradigmas polarizadores y sus fuerzas productivas. Hoy la tecnología es ciencia
transformadora de la realidad, apoyada en los conocimientos científicos y de
elaboración creativa, inclusive de responsabilidad social. La irrealidad es la realidad y
por consiguiente la ideología adquiere tintes de inducción conceptual disipadora de
metas, de otra forma inalcanzables. La tecnología crea ciencia donde no la hay y
además se descuelga como invención del árbol de la ciencia3, pues todo es proceso,
ciencia aplicada y no aclimatización del conocimiento.

¿Hay ética en las ciencias del arte o el estado de arte de la ciencia es por naturaleza
un instrumento moralizador con fines mensurables?

Lógica será la aclaración de la realidad específica, inverosímil en cambio su


contraparte creativa, ya que esta es imaginaria e internalista y por tanto, poco probable
de ser correctamente explicada4. Entre los valores propios de la ciencia, la cognición
condiciona aquella mirada modulando una axiología con aspecto novedoso, pero
reglamentado5 y de aspecto demasiado crítico. Sin embargo el exceso de proponer
limitaciones elimina por sí misma dicha crítica, quizás porque se aferra a demasiadas
conjeturas6 o por el contrario no permite competencias de ciencia neutral, de libre
pensamiento y acción.

Ilógica sería entonces la ciencia consistente en diseñar también teorías con contenidos
empíricos mayores que las precedentes7, máxime cuando los valores están anclados
en un contexto más amplio de la libre actuación humana, pongamos por caso la visión
marxista y progresista. Esta ciencia surgida de la producción tiene ataduras 8
encadenables por su acción colectiva y su dependencia cultural, algo inaudito para
aquella ciencia creativa que carece de algoritmos compartidos por el juicio taylorista o
relaciones de poder.

3
Price, D.J.S. (1980) "Ciencia y tecnología: Distinciones e interrelaciones", estudios sobre sociología de la
ciencia. (Barnes, B. editor), Editorial Alianza Universidad, Madrid, p.169
4
Canguilhem, Georges (1966) Ensayo con lo que su tesis "Ensayo sobre algunas cuestiones relativas a la
normal y lo patológico", p. 221
5
Prada (2002) El Fundador del Opus Dei, tomo II, Rialp.
6
Popper (1975) This Feyerabend`s case. See, for example, his Against Method, Books, London, p. 154.
7
Láñez, E. y Sánchez, J. Una aproximación a los estudios de Ciencia-tecnolog2002
8
Hessen, 1989, 137-144. Virginia Morales. En La ética profesional de los investigadores en tecnología de
la información
Ante esta contingencia de la celeridad del pensamiento, cobra relevancia un
cuestionamiento profundo al poder expresar en una formulación única, la confluencia
artística sobre la materia científica, que es como ver al arte, no como un reflejo del
entorno; sino parte de la realidad misma9. Ciencia, arte y tecnología son parte de una
nueva expresión de carácter creativo, enmarcada en un proyecto intercontinental y
acreditativo de soberanía metodológica. Este espacio dinámico, cada día más
innovador y mutable, creará un corpus teórico de disímiles miradas ante posturas
radicales, entre lo estético y lo existencial, lo ideológico y lo autorreferencial. La
quintaesencia dejará de ser ciencia para proyectarse en una interacción estética.

En esta sobremesura, la estesis parte como condición vinculada a la percepción


kantiana y la bella experiencia, condición vital y cotidiana 10 proclive a la abstracción y a
que la ciencia la denomine hipercúbica, de alquimia relativista, por su desprecio
positivista. El estado del arte de las ciencias en el siglo XXI, se circunscribe a una
especie de memoria grupal de base científica y alma inefable, que crea realidad
cuando pretende asumirla para conocerla. Para acceder al conocimiento el mundo de
la ciencia ha avanzado a base de aislar pequeños trozos de la realidad 11 en una zona
intersticial, que si por algo se caracteriza es por su idiosincrasia incluyente,
entredimensional y naturaleza fraternal.

9
Américo Ochoa (2010). AVATAR, la confluencia de diversos factores en una obra. Espacio latino.
10
Mandoki, Katya (2006) Estética cotidiana y juegos de la cultura. Prosaica I. México, D.F.: Siglo XXI.
Medio impreso, p. 67.
11
http://www.ecoarte.org/confluencia.htm

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