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El orgasmo femenino

hace sentir más


‘machos’ a los
hombres

Que tu pareja insista en que llegues al clímax no tiene que ver con tu
satisfacción sexual sino con su deseo de sentirse ‘más hombre’.

El orgasmo femenino suele ser más misterioso que el masculino y más


difícil de alcanzar. La mujeres necesitan la estimulación justa en el lugar
indicado durante el tiempo preciso. Y suele ayudar si la mente también le
da un impulso al cuerpo. Por eso, los hombres por lo general necesitan
entrega, habilidad y paciencia para llevar a su pareja al clímax.

Aunque algunos ansiosos no esperan lo suficiente y eventualmente se


concentran en su propio placer, muchos ponen toda su energía en
satisfacer a las mujeres con quienes tienen relaciones sexuales. Esperan,
insisten, trabajan sin pausa. Y cuando lo logran, su satisfacción se
duplica. Esto se debe, según un estudio publicado en el Journal of Sex
Research (el Diario de Investigación del Sexo), a que el orgasmo femenino
es una oportunidad para que ellos confirmen su masculinidad.

Las investigadoras detrás de este estudio, Sara B. Chadwick y Sari M.


Van Anders –especialistas en psicología, estudios de género y
neurociencia de la Universidad de Michigan– aseguran que la sociedad ha
llevado a que los hombres se sientan en la necesidad de probarse a sí
mismos a través de logros masculinos simbólicos. Tienen que demostrar
que son fuertes, que son proveedores, que tienen la habilidad de dar
placer a una mujer. Esas características vienen en el paquete de lo que
uno hombre ‘de verdad’ debería ser.

En el estudio se analizaron las respuestas de 810 hombres por encima de


los 18 años. Los ponían a leer situaciones que revivían experiencias
sexuales que hubieran tenido con antiguas parejas. Luego de oír las
anécdotas, los hombres reportaban más sentimientos de masculinidad si
la mujer había tenido un orgasmo, y estos sentimientos se exacerbaban si
la persona tenía unos roles de género muy demarcados e, incluso,
estresantes.

Las autoras explicaron –en una entrevista con PsyPost– que esta visión
del orgasmo femenino es perjudicial: “La satisfacción de las mujeres
debería ser un elemento maravilloso de la sexualidad, no un favor que los
hombres les hacen como ejemplo de su destreza. La cultura en torno a la
masculinidad ha llevado a que los hombres sientan la necesidad de
cumplir ciertos ideales y eso, al final, es malo para el placer sexual”.

Estas expectativas que los hombres llevan incrustadas en el cerebro, que


no les traen ningún beneficio y, por el contrario, les imponen exigencias
que los presionan innecesariamente, también van en contra de las luchas
feministas. “La atención puesta en los orgasmos femeninos, que solían ser
un símbolo de la liberación sexual de las mujeres, termina por poner la
sexualidad femenina al servicio del hombre”, afirman las autoras.
El fin último de una relación sexual no debería ser el orgasmo en sí mismo
sino el placer de las dos personas involucradas, pero la importancia de
este objetivo ha perdido relevancia dentro de una sociedad dada a
premiar a los ‘machos’. A propósito de este estudio, el psicoanalista Paul
Joannides le explicó a Broadly: “El placer que se siente en términos
generales es tan importante como el orgasmo y empieza a darse desde el
momento en que la pareja se saluda en la puerta, en el que se dan un
abrazo y en el que se dan cuenta de que son valorados y deseados por esa
persona con la que podrían tener un encuentro sexual”. Con todo eso
preparando el camino, el orgasmo es lo de menos, y llegará en medio de
una atmósfera más tranquila, menos exigente y mucho más cómoda y
placentera.

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