ISBN - 84-9822-445-4
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Irene González Hernando – Iconografía de la Trinidad en la Edad Media
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proclamada hasta 1334 por el papa Juan XXII de Avignon, celebrándose ocho días
después de Pentecostés.
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Trinitas (dividida en tres sílabas y situada cada sílaba en uno de los círculos) (fig.
3); y las tres ruedas (ej. puerta de la iglesia de Vomécourt-sur-Madon de Vosges,
s. X, ruedas que tienen en el interior el ave fénix y motivos florales (fig.4).
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5. 1. Trinidad horizontal
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papal o imperial y/o triángulo, el Hijo con la cruz y/o la corona de espinas y el
Espíritu Santo con el Libro de la Sabiduría), la edad (el Padre anciano con blanca
barba, Cristo de mediana edad y el Espíritu Santo joven imberbe) o los rasgos
fisonómicos (Cristo con llagas en pies y manos, y el Espíritu Santo dotado de alas).
- la disposición: la más habitual es la que sitúa a Dios Padre en el centro, su Hijo a
su derecha y el Espíritu Santo a su izquierda, siguiendo el libro de los Salmos.
Pero existen otras disposiciones; en ocasiones el Hijo aparece a la izquierda del
Padre porque se ha tenido en cuenta el punto de vista del espectador.
Las fuentes iconográficas de este tema remiten al arte imperial romano y
bizantino que representó en las monedas dos o tres emperadores sentados uno al
lado del otro y coronados por la Victoria (Réau 1956: 22)
En general, lo que pretende expresar este grupo iconográfico es la igualdad
absoluta (la identidad perfecta) de las tres personas divinas (Grimaldi 1995:36). Esta
idea es manifestada por el mismo Jesús en la Biblia, en Juan 14, 9: “Jesús le dijo:
Felipe, ¿tanto tiempo ha que estoy con vosotros y no me habéis conocido? El que me
ha visto a mí ha visto al Padre[…]”. Este texto defiende la identificación entre Padre e
Hijo. San Hilario de Poitiers y San Agustín, a través de sus escritos, insistieron
también en la igualdad de las tres personas de la Trinidad. Por tanto, las fuentes
literarias de las Trinidades horizontales son el Nuevo Testamento y los escritos de San
Hilario y San Agustín.
En cualquier caso, todos estos
temas de yuxtaposición de las tres
personas divinas, serán acusados de
favorecer la herejía del Triteismo (herejía
que sostiene la existencia de tres dioses) y
serán por ello condenados en el Concilio
de Trento y muy raros a partir del siglo
XVI.
Existen dos variantes de gran
interés, cada una de ellas con nombre
propio: la Trinidad del Salterio y los Tres
varones idénticos.
Fig. 9 - Trinidad del Salterio. Sacramentaire de
Saint-Martin de Tours (B.m, ms. 0193, f. 059, 193).
5. 1. 1. Trinidad del Salterio 1150-1200
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distintos), y acompañados del Espíritu Santo en forma de paloma, que se sitúa entre
los dos, y en ocasiones extiende las alas conectando los rostros de ambos, para
expresar de este modo el Filioque (es decir, que el Espíritu procede tanto del Padre
como del Hijo) (fig. 9).
Boespflug (1994: 181-240) se ha ocupado en profundidad de esta variante. El
nombre que recibe esta iconografía, la “Trinidad del Salterio”, se debe a que
generalmente decoraba la cabeza o comienzo del Salmo 110 (109 de la Vulgata),
especialmente a partir del siglo XIII. Es por tanto, un tipo iconográfico que se halla con
frecuencia en la miniatura francesa, anglosajona y alemana, y en menor medida en la
española.
Sus fuentes literarias bíblicas podrían localizarse en los salmos, aunque con
matices. En el Salmo 110(109),1 [“Salmo de David. Oráculo de Yavé a mi Señor:
“Siéntate a mi diestra en tanto que pongo a tus enemigos por escabel de tus pies”],
Yavé (el Padre) invita al Mesías (el Hijo) a ocupar el lugar a su derecha; pero ninguna
referencia se hace al Espíritu Santo. Por tanto, la presencia del Espíritu Santo procede
de las fuentes dogmáticas (profesiones de fe, manuales de catequesis, tratados sobre
la Trinidad) y devocionales (doxologías, letanías, misa y fiesta de la Trinidad).
Fig. 10 - Trinité triandrique. Lectionnaire de la Fig. 11 - Trinité triandrique. Livre d’heures Croy-
Sainte-Chapelle de Bourges (Paris). 1404 –1416) Arenberg - f. 195 v. Finales s. XV
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Según Réau (1956: 23) la inspiración literaria procede de un verso del Símbolo
Quicumque que dice: Talis Pater, talis Filius, talis Spiritus Sanctus. El Quicumque es
un “credo” compuesto hacia el año 500 que consta de una primera parte trinitaria
ampliamente desarrollada y otra segunda dedicada a la Encarnación de Cristo.
Fig. 12 - Trinidad Trono de Gracia. Iglesia de St. Fig. 13 - Trinidad Trono de Gracia. Miniatura
Denis de Neunkirsch (Sarreguemines). s. XVI francesa. s. XII
Esta disposición 'en altura' de Padre, Hijo y Espíritu Santo beneficia la fusión-
unión de las tres personas (frente a la yuxtaposición de las Trinidades Horizontales); y
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ha facilitado que dicha iconografía se conozca también como “Trinidad Vertical” (fig.
14).
El otro nombre que recibe este tipología, el de
“Trono de Gracia”, puede considerarse una aportación
de los estudiosos de los s. XIX-XX. El primero en usar
esta denominación -con el sentido que le damos hoy en
día- fue el alemán Kraus (1897: 390) a finales del siglo
XIX. Después, a lo largo del s. XX fue popularizándose
esta expresión.
Es decir, el término Trono de Gracia se conocía
desde antiguo pero no se aplicó a la Trinidad hasta el
siglo XIX. Es un vocablo de origen bíblico (thronum
gratiae), que figura en la versión latina de las Epístolas
de San Pablo a los Hebreos 4, 16; y que se emplea ahí
para referirse a Cristo como juez que se sienta en el
trono del tribunal. En la Edad Media la expresión
“Trono de Gracia” sirvió para designar bien la cátedra
del predicador, bien el sacramento de la penitencia, Fig. 14 - Trinidad Trono de Gracia.
Escultura de Genlis. Principios s.
bien a la Virgen. Posteriormente, en 1534 Lutero
XV
tradujo el término al alemán (Gnadenstuhl) y lo
relacionó con la sangre (el sacrificio) de Cristo derramada por el perdón de los
pecados.
Es una iconografía en que el Padre muestra a los hombres el sacrificio
realizado por su Hijo, que permitirá la Redención del género humano. Según Grimaldi-
Hierholtz (1995: 66), el Padre no se emociona ante el sufrimiento de su Hijo, no parece
compartir la pasión o dolor de Cristo, no hay por tanto una Compassio Patris. El Padre
permanece imperturbable y majestuoso. En este sentido la Trinidad Trono de Gracia
es parangonable a la Virgen en Majestad en la que María se limita a presentar al Niño
pero sin demostrar ningún tipo de sentimiento humano.
Este tipo trinitario hace hincapié en los temas de la Redención y Encarnación.
Dios Padre, en cooperación con el Espíritu Santo, hace que Cristo se encarne en
María y redima a los hombres, a través de su sacrificio en la cruz. Tal vez estos
Tronos de Gracia pretendían suscitar en los creyentes una meditación sobre la acción
salvadora de la oración y la penitencia (Grimaldi-Hierholtz 1995).
Son diversas las fuentes que se han señalado para esta iconografía. Entre las
fuentes literarias, G. Pamplona (1970) destaca varias procedentes de la Biblia. En
primer lugar, la Epístola de San Pablo a los Hebreos 4, 16:
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Misa, y por ello puede compararse con la Trinidad Trono de Gracia, que es la
expresión plástica de esta aceptación del sacrificio. Por otro lado, ciertas miniaturas
escogieron para decorar la letra “Tau” (Τ) del Te igitur una Trinidad Trono de Gracia;
es el caso de la miniatura del Misal de la Biblioteca Nacional de Viena, de hacia 1160
(ms.755).
Entre las fuentes puramente iconográficas, Réau (1957) nombra aquellos
Bautismos de Cristo en que se manifiesta la Trinidad, como precedente de estas
Trinidades Trono de Gracia, sobre todo en lo que se refiere a la disposición de las tres
figuras en altura y a la disimilitud entre Padre, Hijo y Espíritu Santo. Boespflug (1994:
202), sin embargo, relaciona el Trono de Gracia con la Paternitas y con las imágenes
de Dios en Majestad.
Finalmente, de las fuentes litúrgicas, Boespflug (1994: 205) resalta la
ceremonia del Viernes Santo, en la que el sacerdote presenta la cruz a la adoración de
los fieles, llevando a cabo un gesto ritual enormemente similar al que hace Dios Padre
presentando al Crucificado en la Trinidad Trono de Gracia. Este rito fue adoptado en
la liturgia franca en el siglo VIII y retomado en los pontificales romanos en el siglo XII
(libros que contienen ceremonias pontificias).
En cuanto a la cronología de este tema, en general los investigadores
coinciden en afirmar que aparece por primera vez en el siglo XII. A esta cronología
responden dos ejemplos: una vidriera de Saint-Denis de 1145 y una miniatura del
evangeliario de la Biblioteca Municipal de Perpiñán (Pamplona, 1970).
Es una iconografía que se difunde rápidamente a partir del siglo XIII, y que se
lleva a cabo en una gran diversidad de manifestaciones artísticas: escultura, pintura,
miniatura, vidriera, objetos litúrgicos. Es la imagen más popular de la Trinidad entre los
siglos XIII y XVI, y por ello también la que ha sido estudiada en mayor profundidad por
los investigadores.
En el contexto español se han localizado distintos ejemplos de este tema,
escultóricos de entre los siglos XIII-XV (con especial presencia en Castilla, y sobre
todo en Navarra y País Vasco) y pictóricos de entre los siglos XIV-XV (con un
destacable desarrollo en la corona de Aragón). En cualquier caso el momento de
mayor difusión del tema en España son los siglos XIV-XV.
Si bien es cierto que con motivo de la Reforma los protestantes criticaron estas
y otras imágenes de la Trinidad, la iglesia católica con posterioridad sólo aceptó
expresamente un tipo de iconografía trinitaria: la del Trono de Gracia. Así queda
recogido en una bula del papa Benedicto XIV (1740-1758), bastante posterior a la
Contrarreforma, ya del siglo XVIII, cuya traducción aproximada puede ser:
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Fig. 16 - Trinidad tricéfala. Grabado italiano. s.XV Fig. 17 - Trinidad trifacial. Iglesia St. Quiriace de
Provins. s. XVI
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1994: 191). Consiste en colocar la Majestas Domini en el centro, con los brazos
separados y sosteniendo dos medallones, uno con la el cordero (símbolo del Hijo) y
otro con la paloma (símbolo del Espíritu Santo). Las fuentes iconográficas que se han
señalado para este tema son por un lado la figura alegórica del Año sosteniendo el Sol
y la Luna; y por otro lado la imagen del Creador creando la Luz y las Tinieblas (o el Sol
y la Luna), en sus respectivos medallones.
abiertas, tal vez la “boca del Infierno”, a la que es arrojado el demonio. Flanqueando la
boca monstruosa, Arrio y Judas (ambos encadenados) según se lee en las
inscripciones.
Es una imagen excepcional porque la segunda persona (el Hijo) está
representada dos veces: conversando junto al Padre y en brazos de su Madre.
También es atípica porque introduce otros personajes: la Virgen, Judas, Arrio, el
demonio. Por todo ello es una imagen que no crea escuela.
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6. Bibliografía
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« vision de la Trinité » advenue à un novice de saint Norbert de Xanten », Revue
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• Boespflug, F. (2000) : La Trinité dans l’art d’Occident (1400-1460). Sept chefs-
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Paris, Bayard.
• Pamplona, G. (1970): Iconografía de la Santísima Trinidad en el arte medieval
español, Madrid, CSIC.
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