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SUNKEL, O y GLIGO, N. “Estilos de desarrollo y medio ambiente en la América latina”.

1980

Cap. 4. “Notas sobre la historia ecológica de América Latina”


Nícolo GLIGO y Jorge MORELLO

1. La integración mesológica de las culturas del período precolombino

El conocimiento de la naturaleza de los habitantes prehispánicos del continente se había


traducido en formas de control y adaptación con relación al ambiente, que se perdieron en parte
por la destrucción y aculturación de estas civilizaciones. Las relaciones hombre-sociedad fueron
dadas en armonía (no se refiere al “equilibrio” del hombre como parte del ecosistema, sino a la
artificialización de él que hizo el indígena, a su mayor productividad y a su conservación).
El desarrollo de las civilizaciones se estructuró en torno del recurso agua, dando lugar a dos
tipos de civilizaciones hidráulicas:
- Las culturas de áreas anegadizas: con excepción de la agricultura del lago Texcoco y el lago
Titicaca, habían desaparecido a la llegada del hombre blanco, y sólo quedaban los restos de
camellones sobre los cuales cultivaban (Isla de Marajó en Brasil, llanos de San Jorge en
Colombia, Surinam…). El equipo tecnológico que se conserva es el del cultivo de Chinampa en
México.
- Cultura andina, o de ambiente árido: es la que más ha sido estudiada porque florecía a la
llegada de los españoles. Hubo además, una civilización de policultores que manejaron la selva:
la cultura maya de Yucatán.

a) Civilizaciones de manejo de excedentes de agua


Amplios territorios de A.L con excedentes de aguas fueron utilizados para la producción agrícola.
De todos los sistemas descubiertos, el de la chinampa de México es el que más interesa destacar
por sus posibilidades tecnológicas, su racionalidad ecológica y por ser el único que no había
desaparecido a la llegada del europeo.
El en sistema de Chinampa se manipulan simultáneamente el ambiente acuático y el terrestre.
Del primero se obtiene agua, vegetación flotante y arraigada para construir suelos, y pescado; del
medio terrestre se obtienen dos a tres cosechas por año de los cultivos principales (maíz, frijol) y
madera de los árboles fijadores del borde del canal…
b) Civilización maya
El desarrollo de esta cultura se remonta de 300 a 600 años a.c. aunque el apogeo del primer
imperio se estima que duró hasta el 300 o 900 d.c. Este imperio se desarrolló en la región de los
bosques húmedos. El de los mayas es un estilo prehispánico adaptado como ningún otro a la
ordenación del bosque y puede llamársele agrosilvícola: conocieron y practicaron desde la rotación
y descanso de la tierra en el sistema de cultivo itinerante, hasta la tala selectiva dejando árboles
útiles.
Practicaban la agricultura en pequeñas obras o claros del bosque y de la selva vecina obtenían
medicinas, alimentos y materiales de construcción. Todo el sistema de ordenación de la selva y de
la agricultura itinerante se basaba en el conocimiento del ciclo fenológico de ciertos árboles.
Además practicaron la horticultura y fruticultura en sistemas de varios pisos…
c) Civilización andina
En América del sur y en la región andina el imperio incaico creó una civilización de notables
relieves… La civilización incaica al igual que la maya operó en distintas ecorregiones, pisos
térmicos y subregiones de humedad dentro de cada piso térmico. Ocupó territorios muy diferentes,
y su organización fue muy uniforme. Su economía, básicamente agrícola, se fundaba en un
“comunismo agrario” rigurosamente aplicado, que regulaba el derecho de los indígenas a las
tierras... La operación en varias regiones favoreció la poliproducción en cada predio…
El punto central es que esta civilización al operar en un espectro ambiental my diverso tuvo
como condicionantes ambientales la energía del relieve y la escasez de agua (nunca consiguieron
dominar la selva). Un hecho notable fue la tecnología usada con respecto al suelo y al agua. Por la
aridez del clima, se aplicaba riego en muchas zonas, lo que se lograba gracias a obras de
acumulación y captación, de conducción de aguas y por tecnologías1 aplicadas en los sistemas de
riego en los predios.
Por geomorfología del suelo construían terrazas a fin de evitar el cultivo en pendiente. Además,
en la costa era usual abonar con productos del mar o con estiércol de camélidos, y en el interior se
usaba para combustible y los suelos eran rotados y se dejaban descansar…
En resumen, lo que modela el estilo de desarrollo incaico fue una poliproducción integrada de
distintas ecorregiones, la posibilidad de establecimiento de un sistema social con clases de
especialistas de dedicación exclusiva no ligados directamente a la producción de alimentos
(sacerdotes, artesanos, mineros) y una organización del universo productivo en un ciclo anual,
dentro del cual el calendario agrícola y la caza, pesca y recolección planificadas, eran las facetas
más importantes.
El estilo inca puede resumirse en el uso intensivo de mano de obra, la alta diversidad productiva
por ecorregiones, y el ajuste racional de la oferta de recursos con una combinación de producción
agrícola intensiva, caza, pesca y recolección.

2. La conquista y la colonia: la destrucción para la nueva estructura de expoliación


En este período, la forma en que la América Latina fue “ocupada” por los nuevos dueños se
basó en dos falacias fundamentales: la primera, la creencia de que tanto la cultura como la
tecnología de los pueblos sometidos eran inferiores y atrasadas con respecto a la europea y, la
segunda, que los recursos del nuevo continente eran prácticamente ilimitados. De esta forma se
justificó plenamente la destrucción y eliminación de las formas y sistemas preexistentes. Además,
al considerarse los recursos ilimitados, no hubo mayor preocupación por su tasa de extracción.

a) Destrucción y colapso demográfico


El periodo colonial de la historia americana se caracteriza por la descomposición de la estructura
social y económica de las culturas precolombinas, por la ocupación del espacio por parte de los
conquistadores y por el uso de tierras nuevas. Este uso impuso nuevas formas de organización,
introdujo tecnologías, desechó sistemas de producción tradicionales y estableció nuevas
estructuras productivas… Aunque hubo áreas y regiones donde se estructuró una organización
social en torno del desarrollo agrícola, en términos generales predominó el sentido “minero” de la
explotación. La riqueza “visible” era la minería: los grandes imperios tenían una estructura de
explotación en funcionamiento. Para poder apropiarse de esta estructura los conquistadores
tuvieron inevitablemente que provocar una catástrofe demográfica, lo que sucedió en el siglo XVI.
El número de indígenas se redujo abruptamente en toda la América Latina, por efecto de la
sofocación de rebeliones, los desplazamientos poblacionales, la desorganización de la producción
de alimentos y las epidemias. La destrucción y desarticulación de las culturas vencidas tuvo
caracteres de genocidio…

b) Orígenes de los sistemas de tenencia predominantes

1 De estas tecnologías, algunas eran dominadas en tal profundidad que merecen especial mención. Las previsiones climáticas para fijar las fechas de cultivo y
cosecha muestran que los incas tenían un acabado sistema basado en la tradición y en la observación científica de la naturaleza. El otro aspecto tecnológico
interesante se relaciona con las fuentes alimentarias y la nutrición, aspecto ligado a la estabilidad de los ecosistemas…
La forma utilizada para llevar a cabo este poblamiento y ocupación tiene gran importancia ya que
dio origen a las formas embrionarias de uso de los recursos. Los modos de producción creados
trasuntaron los objetivos de las metrópolis…
Al principio no hubo avidez por la acumulación de tierras y posteriormente no fue fácil apropiarse
de los espacios abandonados. La conquista y la expansión en la época colonial se realizaron en
función del financiamiento privado de la empresa bélica combinada con premios, concesiones,
atribuciones y privilegios para los conquistadores.
La Huesta indiana (empresa privada de la conquista) estuvo regulada por el Estado y se basaba
en la rápida recuperación del capital invertido. Varias son las complejas formas de retribución de
los servicios prestados; tres interesan en particular, pues son el origen de las relaciones técnicas y
sociales de la agricultura y del latifundio latinoamericano y por ende del uso de los recursos: las
mercedes, las donaciones directas y las encomiendas2.
Hubo variantes sobre estas formas básicas que originaron la concentración de la tierra, pero
todas ellas tendieron a establecer un sistema señorial que fue la base de la estructuración de
clases de América Latina. La declinación relativa de la minería, las transfusiones de intereses
minero-agrícolas y, sobre todo, el status social preferencial del terrateniente, contribuyeron a
consolidar esta estructuración.

c) Las estrategias del uso de los recursos


Es necesario revisar cuáles fueron las principales características de este período en relación con
las actividades básicas en la expansión de la ocupación de la tierra en Latinoamérica y, por ende,
en la prioridad del uso de los recursos.
El interés de los españoles en la A.L se centró en las regiones con mayores posibilidades para la
explotación minera. México y la región del altiplano –el Perú y Bolivia- atrajeron las principales
empresas y esfuerzos…
Los descubrimientos de minas exigieron producción de alimentos y además tracción animal para
que funcionaran los ingenios metalíferos se transportaran las provisiones y productos…
En el siglo XVII el autoconsumo fue la actividad generalizada y base del aumento demográfico.
Pero este autoconsumo chocó con la expansión de los cultivos de exportación, realizados
normalmente por los latifundistas. El autoconsumo tuvo como cultivos principales el maíz y el frijol.
Las Antillas españolas se orientaron en un comienzo hacia el mercado mexicano en función de
la ganadería. Pero en el siglo XVIII se produjo una expansión notable por la introducción y el auge
del tabaco y del azúcar, especialmente en Cuba. Ya no fue México el destino de la producción sino
la península ibérica.
Lo sucedido aquí se repitió en toda Hispanoamérica: se orientó la producción de cada colonia
hacia España, sistema que se tradujo en la fragmentación de zonas económicas en que
predominaba algún cultivo o rubro dado. Esta especialización económica estuvo en parte influida
por la notable disminución demográfica del siglo XVII que indujo a modificaciones sustanciales en
el sector agrario. Se descartaron determinados cultivos que absorbían mano de obra, por otros más
extensivos. Esto sucedió en toda Latinoamérica; fue el primer paso para la creación de una
restructuración social: el reemplazo parcial de la comunidad indígena por la hacienda, la unidad de
explotación del suelo dirigida por los españoles.

2 Las donaciones directas fueron concesiones otorgadas por distintas causas, particularmente retribuciones de servicios de guerra… Las mercedes
de tierras, con título real, se otorgaron en usufructo con la sola exigencia de que fuesen cultivadas. La Corona se reservó la propiedad, pero al
pasar los años estas extensiones fueron cercándose y paulatinamente empezaron a considerarse propiedades privadas… Las encomiendas se
originaron no en función del usufructo o de la propiedad de la tierra, sino en la asignación de un grupo de indígenas a algún conquistador con
objeto de que éste le sirviera de protección y que posibilitara su educación. La encomienda derivó a la usurpación de las tierras de los indígenas y
la sobreexplotación de ellas, al sometimiento de los indios a un régimen esclavista y, por consiguiente, a la creación de un excedente económico
para el encomendero, lo que le permitió ascender económica y socialmente.
d) La explicación del deterioro de los ecosistemas
… Los sistemas de explotación y el convencimiento de contar con suelo ilimitadamente fueron
factores que influyeron en los métodos culturales reñidos con la conservación.
Nace el interrogante de por qué se dieron procesos erosivos en áreas que ya tenían agricultura
antes de la conquista ibérica. La respuesta hay que buscarla en la integración del ambiente que
tenían las civilizaciones precolombinas a sus procesos de desarrollo. El suelo, el bosque, el agua
eran parte integrante de la cultura; conservarlos era prolongar la vida. Para los colonizadores, estos
recursos sólo debían servir como complemento de la explotación minera.
Cabe además preguntarse por qué había tantos ecosistemas deteriorados en un período en que
el principal proceso de artificialización ecosistémica, la agricultura, era muy limitada. La actividad
minera demandaba ingentes cantidades de energía, lo que indujo a utilizar los bosques. Todos los
recursos forestales cercanos a las fundiciones fueron consumidos. Las minas fueron abandonadas
no porque se agotaran, sino problemas vinculados con los volúmenes de agua necesarios para la
concentración y con el agotamiento de la leña para la fundición…
El transporte de los productos hacia los puertos o entre poblados se realizaba a tracción animal,
por lo que era necesario tener caballos, mulas y asnos. Además, el ganado vacuno de origen
español ocupó grandes nichos vacíos o semivacíos de rumiantes de alta biomasa. Ha llamado
poderosamente la atención por sus consecuencias para la estabilidad de los pastizales la ausencia
en la A.L de grandes rumiantes pacedores (400 kg)…
Ni la ocupación de los nichos de grandes pacedores y carniceros por animales ajenos al
ecosistema, ni la cultura ecuestre indígena, han sido adecuadamente utilizadas desde el ángulo de
la relación naturaleza-sociedad. En esa relación se encuentra, en nuestra opinión, la respuesta a
muchas incógnitas ecológicas fundamentales sobre ciertos cambios históricos de frágiles
ecosistemas latinoamericanos. Por un lado, la desaparición del pulso del fuego 3 en ecosistemas
semiáridos, por agotamiento del excedente de la biomasa combustible. Por otro lado, la invasión de
ecosistemas leñosas en antiguos pastizales chaqueños, caribes y de las sabanas semiáridas de
México y suroeste de los EEUU. Para ello, el tracto digestivo del vacuno sirvió de vehículo para la
dispersión de semillas endozoicas…
En conclusión, la conquista es el disturbio más violento recibido por las sociedades locales y por
los biomas de A.L. No obstante que el conocimiento del efecto social y ambiental de la conquista
ha estado cubierto por un velo durante siglos, se ha empezado a investigar y analizar
cuantitativamente el proceso histórico más destructivo de la ocupación blanca de la A.L.
Los cambios étnicos, sociales, culturales, ambientales y ecológicos causados por la conquista
son solo comparables con los ocurridos en los últimos 40 años y son en algunos puntos más
importantes para la A.L que este último periodo en los aspectos siguientes:
- En la destrucción de actividades productivas ecológicamente ajustadas;
- Por la destrucción irrecuperable de recursos culturales;
- Por la desintegración social;
- En virtud de la exportación de enfermedades para las que no había mecanismos de defensa
coevolutivos (incluso el paludismo)
- Por la exportación de tramas tróficas nuevas de enorme efecto en biomas de pastizales
(vaca, caballo, perro, cabra, oveja, porcino);
- Por la destrucción de bosques y selvas.
Los resultados de esa acción en los ecosistemas se tradujeron en:
- Cambios extensos de cultivo a selva
- Cambios extensos de pastizal a arbustal

3Método de quemas periódicas usado por los aborígenes (ej, en el Chaco) para regular la masa vegetal en pie y propender a la fertilización con
cenizas y germinación de nuevos pastos.
- Aparición de ecosistemas o partes de ecosistemas inéditos, como la mediterraneización del
valle central de Chile, de la pampa argentina-uruguaya-brasileña, en cuanto a cultivos y malezas.

3. De la formación de los nuevos estados a la crisis de 1930

a) Características del período


Las guerras napoleónicas fueron de tal trascendencia en la estructura del imperio ibérico que
pusieron fin a la era colonial. Además, las profundas transformaciones económicas sufridas en
Europa en el siglo XVIII incidieron en un cambio sustantivo en las relaciones de poder de los
imperios. La apertura de nuevas áreas al comercio internacional posibilitó la acumulación de
recursos financiero e hizo posible el camino hacia la revolución industrial.
Las colonias, crecientes y algunas pujantes como Nueva Granada y Río de la Plata, necesitaban
mercados para sus exportaciones e importaciones de productos manufacturados. El mercantilismo
europeo, a causa de las barreras proteccionistas, impedía la importación de productos
latinoamericanos. Por otra parte España no proporcionaba los productos manufacturados que las
colonias necesitaban. La estructura del imperio español, que se había formado en torno a la
explotación minera, no había podido readecuarse a pesar de los esfuerzos realizados tanto en la
reforma económica como en la política administrativa. Y así, las colonias promovieron sus
movimientos de liberación con suma rapidez.
Además, en la independencia iberoamericana influyó notoriamente el surgimiento de una
burguesía, básicamente mercantil, europeizante, que “pretendió liquidar el pasado precolombino y
colonial y que buscaba integrar las distintas regiones en las corrientes del comercio internacional
en expansión.
Al respecto Sunkel y Paz afirman que “las penetraciones de la revolución industrial a través de
un sector especializado de exportación conforman un crecimiento de naturaleza diferente… trátese
siempre de una actividad que descansa sobre la explotación de ciertos recursos naturales con que
ha sido favorecida determinada nación”.
Aquí se centra la característica fundamental de este periodo: el esfuerzo de las nuevas naciones
por incorporarse al intercambio internacional a base de la oferta de sus recursos naturales. Las
economías, entonces, estuvieron estrechamente ligadas a las frecuentes y violentas variaciones
que experimentaron los mercados mundiales de productos básicos. Sunkel y Paz afirman: “las
interrelaciones estructurales entre el sector exportador y las actividades productivas más
importantes y modernas del sistema económico establecen así una estrecha relación entre la
inestabilidad de la actividad exportadora y el resto de la economía”.
De esta manera, el trato dado a los recursos naturales sufrió los avatares de estas
inestabilidades. La apropiación de los recursos productivos por propietarios nacionales, en general,
no influyó mayormente para que el tratamiento de los recursos siguiese siendo “minero”.

b) Poder y recursos naturales


El nuevo poder se estructuró en torno de la posesión de los recursos naturales: tierra y minas.
En el Perú, Bolivia y México el poder del Estado fue predominantemente minero. El Perú y
Bolivia paulatinamente integraron el poder de la minería con el de la tierra…
En consecuencia, salvo México, el poder se estructuró en torno de la agricultura, en función de
los acuerdos o la integración entre los grupos agrícolas y mineros. Este hecho fue sumamente
importante en la ocupación del espacio y en la forma de intervención a los ecosistemas ya que los
grupos latifundistas trataron los recursos de acuerdo con las perspectivas político-económicas.
Pero la fuerza del poder estatal no fue homogénea y centralizada. En el orden interno de cada país
hubo presiones y lucha por establecer el dominio de una región sobre otra. Dos factores incidieron
en ello: la importancia económica de una región con relación a las otras y, por otro lado, la posición
espacial de la región como canalizadora o acopiadora de las producciones de las demás. La
obtención de una mayor importancia económica dependió, en consecuencia, de la posibilidad de
exportación. La ubicación del puerto de Bs. As. Fue fundamental para establecer el dominio de la
zona litoral.
La reestructuración del poder tuvo una serie de tropiezos debido a las dificultades para
reorganizar un sistema productivo de acuerdo con la nueva colocación en el mercado internacional.
En este sentido la presencia inglesa, de gran importancia en la ruptura independentista en el
periodo naciente de las nuevas repúblicas, se tradujo en la penetración de sus intereses y, por
ende, en la formación de los primeros vínculos de dependencia. Estos vínculos fueron
estrechándose cada vez más de manera de crear sistemas de producción conformes con la
evolución del desarrollo industrial inglés.
La historia de los cambios políticos latinoamericanos está íntimamente relacionada con el auge
de determinados productos fundamentales que generaban el excedente económico…
Países como el Ecuador, Colombia, el Brasil, parte de México y Venezuela y los de
Centroamérica y el Caribe, tuvieron comportamientos disímiles de acuerdo con las variaciones de
los productos tropicales. Al azúcar y el tabaco de siglos anteriores se agregó la expansión del café
y del cacao. Los cultivos tropicales sirvieron para hacer efectiva la ocupación económica de los
territorios, pero sus formas de inserción en las economías de los países variaron notablemente…
Fue limitada la extensión de la frontera agrícola de todos estos países, en particular en la
primera mitad del siglo pasado. Los cultivos tropicales ocuparon una reducida porción de los suelos
agrícolas, generalmente en las inmediaciones de los puertos de embarque. Las zonas
subtropicales y templadas se organizaron normalmente en haciendas y la ganadería fue una
actividad fundamental. La penetración hacia regiones tropicales casi no se produjo y las selvas sólo
sirvieron como fuente de energía…
El auge del café influyó notoriamente en las zonas adecuadas para su cultivo, como las del
Brasil, México, Colombia, Venezuela, El Salvador y Guatemala. El ciclo del café estuvo ligado al
problema de la demanda y también a las especulaciones del sector intermediario y financiero….
En Argentina y Uruguay, al crecimiento de la ganadería se unió el trigo y el maíz que fueron los
cultivos básicos de la expansión cerealera. El espectacular crecimiento de los ferrocarriles permitió
la extensión de estos cultivos, con un comercio dominado por pocas firmas exportadoras… Los
núcleos ganaderos particularmente de la provincia de Bs. As mantuvieron sus influencias y peso en
la estructuración del poder político.
Estos grupos terratenientes tuvieron un excedente tal que les permitió hacer inversiones en las
innovaciones tecnológicas: las principales, en apotreramiento4 y mejoramiento animal. Las
excepcionales condiciones ecológicas de la pampa húmeda y la estructuración de un sistema de
propiedad, el latifundio ganadero, que por definición subutiliza los recursos, impidieron el deterioro
que se dio en otros rubros como el café…
A principios de siglo surgieron cultivos importantes para la estructuración social, económica y
política. En las zonas bajas y húmedas de Centroamérica, en Honduras, Nicaragua, Guatemala
Costa Rica y Panamá y en Sudamérica, en el Ecuador, Colombia y Venezuela, el plátano se
expandió notablemente llegando a ser el principal producto de exportación de varios países
centroamericanos…
La evolución de la estructura productiva latinoamericana influyó en el auge o decadencia de la
hegemonía de determinados grupos de terratenientes, en su capacidad para detentar parte del
poder en las transacciones políticas con otros sectores de la economía como la minería o con el

4
consiste en dividir un predio rural en parcelas o partes, proporcionales o no, actualmente por medio de alambrados; y
se denominan potreros o lotes, que luego se identifican con una letra, número o nombre determinado.
capital financiero y con los comerciantes o exportadores. Esta capacidad de negociación o dominio
tuvo sus bases en los sistemas y formas de tenencia de la tierra originados desde la conquista y
cuya evolución y consolidación se realizó a lo largo de la colonia y del periodo poscolonial de las
naciones independientes.
Es evidente que dentro del marco histórico que se está poniendo, la estructuración de la
tenencia se consolidó en torno de las formas latifundistas…

c) Acción antrópica en los ecosistemas latinoamericanos


La ocupación del espacio latinoamericano y las formas en que se usaron los recursos naturales
fundamentalmente agrícolas siguieron afectando en mayor o menor medida los ecosistemas
latinoamericanos.
Una característica fundamental fue la penetración: ésta se hizo preferentemente desde el litoral,
sea marítimo o fluvial hacia el interior. Esta norma tiene varias excepciones. Los centros mineros
se explotaron independientemente de su lejanía de la costa…
Otra característica importante de la intervención en los ecosistemas es que ésta se realizó
preferentemente en zonas templadas. Puede señalarse este período como de modificación o
intervención en los ecosistemas templados. La intervención tropical se limitó al área de influencia
de las costas y a la implantación de enclaves ecológicos con el algodón, café, cacao y azúcar.
La organización y los sistemas de la agricultura tuvieron mucha mayor injerencia que la minería
en la estructuración social y ocupación del espacio. El crecimiento de la industria minera de
exportación estuvo asociado a la desnacionalización de la misma, por lo que se desarrolló en la
mayoría de los casi en sistemas de enclaves.
Pero donde se desarrolló la minería, todos los recursos forestales de la periferia se talaron para
ser usados en las fundiciones. Además, todas las áreas de praderas se sobreexplotaron debido al
sobrepastoreo que ocasionaron mulares, asnos y caballares (…)

CARDOSO, BRIGNOLI “HISTORIA ECONÓMICA DE AMÉRICA LATINA” Tomos I y II.


Crítica. Barcelona. 1971.

Tomo I = SISTEMAS AGRARIOS E HISTORIA COLONIAL


Cap. 3. El mundo colonial (siglos XVI a XVIII)

a) LAS BASES DE LA ECONOMÍA COLONIAL

1. Problemas teóricos
El dilema que con frecuencia se le presenta al investigador interesado en el estudio de las
sociedades surgidas en A.L., en función de la expansión comercial y colonizadora de la Europa
moderna, es fácil de entender. Por una parte, dichas sociedades sólo adquieren pleno sentido si se
las enfoca como parte de un conjunto más vasto, puesto que surgen como anexos
complementarios de la economía europea, y bajo dependencia de núcleos metropolitanos que es
preciso tomar en cuenta para comprender la racionalidad de la economía colonial. Por otra parte, la
empresa colonial terminó por hacer aparecer sociedades con estructuras internas que poseen una
lógica que no se reduce a su vinculación externa con el comercio atlántico y las metrópolis
políticas: así, definirlas como anexo o parte integrante de un conjunto más vasto es un momento
central del análisis, pero no basta. Es necesario también enfocar las estructuras internas mismas,
descubrir sus especificidades y su funcionamiento. Hablamos de un dilema porque es muy fácil
caer en la tentación de privilegiar demasiado cualquiera de los planos mencionados: ya sea viendo
al mundo latinomericano y caribeño en la época colonial sólo o esencialmente como proyección de
la expansión mercantil (algunos dirán “capitalista”) de Europa; o, por el contrario, interesarse
solamente por las estructuras internas americanas, analizándolas sin considerar suficientemente
sus vínculos de tipo colonial. De una manera general, creemos que ha predominado ampliamente
la primera tentación: el estudio que, al insistir en el marco más vasto de la economía occidental, en
la acumulación previa de capitales y en el carácter “sectorial” del conjunto americano, deja muy en
la sombra el estudio profundo de las estructuras internas.

2. Expansión comercial y tipo de colonización


La colonización de América fue sin duda una consecuencia de la expansión comercial y marítima
europea, un aspecto del gran proceso de constitución de un mercado mundial. Dicha colonización,
y los procesos de descubrimiento y conquista, no hubieran podido ocurrir sin la asociación entre
intereses privados de diversos tipos (de comerciantes, aventureros, nobles con altos puestos
burocráticos), e intereses públicos (las monarquías nacionales, a cuyo aparato con frecuencia se
asociaba la Iglesia). Tal vinculación tenía diversas razones: la necesidad de movilizar recursos muy
cuantiosos para financiar expediciones lejanas de descubrimiento o conquista, y posteriormente la
necesidad de defender las colonias; los grandes riesgos implicados en aventuras de ese tipo; la
inexistencia al principio de formas de empresas mercantiles capaces de concentrar los inmensos
recursos mencionados y enfrentar los riesgos; el mantenimiento por la fuerza del sistema de
monopolios sin el cual no podía funcionar la actividad mercantil de entonces. Surgidas en este
contexto, las relaciones entre metrópoli y colonia estuvieron regidas por el sistema del “exclusivo” o
“pacto colonial”, a través del cual cada metrópoli se reservaba el monopolio del comercio de sus
colonias, a la vez que estas últimas tenían garantizado el mercado metropolitano y el apoyo naval
de la potencia colonizadora. Por otra parte, las estructuras económicas coloniales se orientaban a
una complementariedad con respecto a las de la metrópoli. En la práctica, el rigor del monopolio
fue compensado o disminuido por un importante comercio ilícito, por la piratería y por la presión de
los intereses radicados en la colonia contra algunos de sus aspectos. La colonización se orientó
esencialmente hacia la constitución de sistemas productivos destinados a abastecer el mercado
europeo con metales preciosos y productos tropicales (alimentos de lujo, materias primas). Se
crearon diversos núcleos exportadores, y a su alrededor se articularon en seguida otras zonas
productivas, subsidiarias, secundarias o marginales. De una manera extremadamente simplificada,
éstos serian los rasgos más visibles del sistema colonial mercantilista…
Creemos que la economía de los tiempos modernos (de la mitad del siglo XV hasta la segunda
mitad del siglo XVIII) es fundamentalmente pre-capitalista, lo que se aplica a Europa, al mundo
colonial a ella sometido, y al incipiente mercado mundial. El capitalismo como modo de producción
se está generando entonces, pero no se instalará plenamente –y menos aún será dominante- antes
de la revolución industrial. Esto no quiere decir, en absoluto, que neguemos la importancia
primordial de la extensión de los intercambios, del proceso mercantil, en la formación del
capitalismo: lo que sí negamos es cualquier especie de “capitalismo comercial”… El proceso de
acumulación previa de capitales de hecho, no se limita a la explotación colonial en todas sus
formas; sus aspectos decisivos de expropiación y proletarización se dan en la misma Europa, en un
ambiente histórico global al cual por cierto no es indiferente la presencia de los imperios
ultramarinos. La superación histórica de la fase de la acumulación previa de capitales fue,
justamente, el surgimiento del capitalismo como modo de producción…
Si esta es la manera en que vemos la economía de los tiempos modernos, es evidente que, en
nuestra opinión, la colonización de América en la época del mercantilismo sólo podría engendrar
sociedades coloniales pre-capitalistas. Pero estas sociedades no eran todas del mismo tipo. Según
los criterios que se elijan para su clasificación, pueden ser construidas diversas tipologías (según
las potencias colonizadoras; según el grado de vinculación al mercado mundial; según los tipos de
producción; según la cuestión de la mano de obra y del carácter de la colonización)… tener en
cuenta el texto anterior de gligo

3. La circulación en la economía colonial


De una manera general, los procesos productivos de A.L. y el Caribe en la época colonial han
sido mucho mejor estudiados que el proceso de circulación que les corresponde.
Según Marcelo Carmagnani, la circulación asume, en una colonia, la forma de dos flujos
complementarios: el de productos de exportación de la unidad productiva al puerto, y el de
mercaderías importadas del puerto a la unidad de producción. La clase mercantil de la colonia
actúa como intermediaria entre la producción y el consumo (…)
El movimiento mercantil entre A.L y el mundo ya se da según la forma mercantil de tipo primario
(dinero-mercancía-dinero). Los representantes en el puerto de la clase mercantil europea
(capitanes de los barcos, agentes) intercambian mercaderías europeas (telas, hierro y otros
implementos, alimentos de lujo, etc.), anteriormente compradas con dinero en Europa, por
mercaderías coloniales (azúcar, plata, cacao, etc.), que se realizarán en dinero en Europa. Como
los comerciantes europeos que se dedican al comercio de ultramar tienen que mantener buena
parte de su capital inmovilizado en forma de mercancías durante largos meses, deben obtener una
tasa más alta de ganancia comercial que los que se dedican al comercio en Europa. Ello, y también
la ganancia de la clase mercantil colonial, se vuelve posible, en la explicación de Carmagnani,
porque las mercancías coloniales tienen un alto valor en horas de trabajo, pero un bajo costo en
moneda (ya que son producidas con mano de obra esclava o servil, y mediante la explotación de
recursos naturales obtenidos gratuitamente en la mayoría de los casos), inferior al de las
mercancías europeas. En cuanto a la financiación del proceso productivo, los dueños de las
unidades de producción utilizan sus bienes inmobiliarios valorizados por el trabajo servil para
obtener de la iglesia o de los comerciantes préstamos bajo hipoteca…

b) SEÑORES E INDIOS: MINAS Y HACIENDAS EN LA AMÉRICA ESPAÑOLA

…La inmensidad de los territorios colonizados, la diversidad de ambientes físicos y humanos, el


nivel tecnológico de los europeos, entre muchos otros factores, determinaron estructuras
socioeconómicas que sólo estuvieron plenamente definidas en las zonas densamente pobladas de
Mesoamérica y los altiplanos andinos. Entre esas áreas nucleares y los confines del imperio existió
una variada gama de asentamientos, en los cuales el funcionamiento del régimen colonial se
apartó del patrón general. La variedad de estructuras sociales constituye un rasgo de primera
importancia en el conjunto de Hispanoamérica. Debe notarse que ni siquiera en las zonas
nucleares existió un régimen tan claramente definido como lo fue el de la plantación esclavista en
las costas de Brasil o el Caribe de los siglos XVII y XVIII…

1. Los sistemas de trabajo


Las Leyes Nuevas de 1542 y las disposiciones relativas al repartimiento (1548) delinearon un
sistema de explotación de la mano de obra indígena que implicaba una transacción entre los
intereses de: la corona, la iglesia y los conquistadores. Aquella logró asegurarse ingresos fiscales
de importancia (al transformar la encomienda de servicios en encomienda de tributos), y a través
del control de la mano de obra indígena, impidió la formación de una poderosa aristocracia indiana.
Los colonizadores, si bien no lograron la totalidad de los privilegios de las turbulentas fases
iniciales de la conquista, pudieron disponer de cuantiosas riquezas. La iglesia, con los indios
congregados en pueblos y reducciones pudo llevar a cabo la misión evangelizadora y también
gozar de importantes fortunas terrenales. En el conjunto, el sistema de explotación de la mano de
obra era, comparado con la esclavitud, mucho más rentable y menos riesgoso a corto y largo
plazo… El reordenamiento de mediados del siglo XVI les otorgó las tierras, las dotó de una
organización urbana y administrativa calcada de los hábitos y costumbres españolas, les exigió
tributos en especie y moneda y prestaciones rotativas de trabajo. Esto último constituía el
repartimiento o mita, destinado a trabajos de construcción urbana y al laboreo de tierras y minas…
La decadencia del repartimiento originó, desde el siglo XVIII, la difusión del peonaje por deudas
y otras formas de sujeción personal. En muchos casos, el mismo trabajo libre retrocedió en
beneficio de relaciones serviles. El proceso señalado fue paralelo a una privatización paulatina de
las tierras realengas y aún de las comunidades indígenas, por lo cual puede afirmarse que (en el
largo plazo) el control de la mano de obra pasó cada vez más a manos privadas…
No es aventurado hablar, para referirse a la dinámica de las comunidades indígenas, de un
proceso de involución. Su estructura interna sólo permitió dos alternativas de cambio: la
destrucción, por la disminución de la población la emigración; la pulverización de la propiedad, a
través del minifundio individual, la reducción de las tierras y el aumento demográfico. Ambas
alternativas se han observado en la lucha secular de las comunidades por su supervivencia. Otro
elemento debe agregarse todavía. La estricta segregación racial intentada inicialmente por la
Corona, no tuvo éxito y la difusión del mestizaje complicó crecientemente el esquema dual:
república de los españoles-república de los indios, con que soñaba la administración colonial. El
resultado fue que en el siglo XVIII la penetración de foráneos en los pueblos de indios, y la
emigración de comuneros fueron fenómenos permanentes. En este proceso lento de
desagregación, las comunidades supervivieron económicamente mientras dispusieron de tierras;
culturalmente proporcionaron una identidad al campesinado de los Andes y Mesoamérica durante
largo tiempo todavía.

2. La tierra y los recursos naturales


La política agraria colonial obedecía a 5 principios básicos:
a- Señorío de la Corona española, por derecho de conquista, sobre la totalidad de las tierras: la
única manera legal de obtenerlas era mediante una merced, concedida en nombre del rey por
autoridades capacitadas, y debidamente confirmada, sin esto último la ocupación era simple
usurpación y elite en cuestión debía teóricamente volver a integrar las “tierras realengas”.
b- La tierra como estímulo para impulsar la conquista y la colonización, por la posibilidad que
tenía el colono de convertirse en latifundista;
c- El principio de que la ocupación prolongada creaba derechos, lo que conjuntamente con la
necesidad constante de fondos para el tesoro real, llevó a diversos sistemas y expedientes que
permitían legalizar a posteriori la posesión de tierras realengas o indígenas usurpadas, a través del
pago de una suma a la Corona (“composición de tierras”)
d- La idea de que los pueblos de indios debían disponer de tierras suficientes, para garantizar
la reproducción de la fuerza de trabajo y el pago de los tributos;
e- El bloqueo agrario de los mestizos, de hecho sino de derecho, lo cual canalizaba a este
sector de la población hacia la artesanía o formas variadas de subocupación urbana, o, más
frecuentemente, hacia asentamientos rurales precarios, en territorios de las haciendas o
colindantes…
El proceso generalizado de apropiación de las tierras y el surgimiento de las haciendas se
localiza, por lo general, en el siglo XVII, y se lo considera un resultado de la catástrofe demográfica
y del descenso de la producción minera. En la formación de la gran propiedad, la iglesia sobre todo
a través de las órdenes religiosas cumplió un papel fundamental…
A la par de los grandes latifundios existió, en grado variable, la pequeña propiedad parcelaria de
españoles y criollos pobres en los entornos urbanos, e incluso de mestizos y aborígenes, pero
salvo excepciones -Costa Rica, Antioquía-, esa forma de apropiación del suelo no fue
predominante, y cuando existió se convirtió pronto en un apéndice de las grandes propiedades.
Los rasgos señalados permiten afirmar que la formación de un mercado de tierras fue lenta e
imperfecta. La importancia de la propiedad eclesiástica, patrimonial y comunal convierten en
relativamente marginal a la propiedad burguesa del suelo, es decir, aquella que se compra y se
vende sin restricción jurídica alguna.
¿Cómo funcionaban las haciendas coloniales? La inserción en circuitos económicos más
amplios a veces no ofrece dudas: se trata de las vinculaciones con centros mineros y otros
complejos de exportación; en otros casi, impera una situación generalizada de autosuficiencia y de
economía cerrada… La rentabilidad derivaba, íntegramente, del control sobre la fuerza de trabajo y
la abundancia de tierras…
Pero salvo en los casos de cultivos como el azúcar, de fácil mercado, no parece que las
haciendas hayan permitido amasar fortunas comparables a las de la minería…

3. Las técnicas de producción


La primera constatación, si atendemos a las técnicas de cultivo y de recolección, es la del
primitivismo. Uso generalizado de la roza; instrumentos de labranza precarios; en los Andes y
Mesoamérica el palo de sembrar sigue siendo absolutamente predominante; un bajo nivel de
rendimientos y una sensibilidad extrema a plagas y trastornos meteorológicos. Parecería que los
españoles se adaptaron pronto a una situación nueva: la abundancia de tierras y mano de obra; y
renunciaron a introducir todas las técnica europeas disponibles.
La ganadería vacuna, ovina y mular, practicada en una forma extraordinariamente extensiva,
tuvo rápida difusión en llanos y planicies con pasturas naturales; pero el aprovechamiento se limitó
a la carne, los cueros, la lana y el uso de bestias de carga. La tradicional oposición castellana entre
ganaderos y agricultores se reprodujo en América, en escala ampliada, y excluyó desde el vamos
una agricultura mixta que los aborígenes (carentes de ganado) tampoco conocían.
Resumiendo: en el campo agrícola y ganadero, la simbiosis de técnicas indígenas y europeas
parece haberse resuelto en un proceso de estancamiento o involución.

c) LA PLANTACIÓN ESCLAVISTA
Nos interesamos por “Afroamérica”, que comprende buena parte de Brasil, el Caribe (Antillas,
Guayanas, costa y valles aledaños de Venezuela, parte del litoral mexicano del Golfo), el sur de los
actuales EEUU, y ciertas porciones de América española continental (costas de Perú, partes de
Colombia, etc.). No nos ocupa el sur de los EEUU y en lo relativo a A.L y el Caribe nos limitaremos
estrictamente a aquellas regiones coloniales en las que la esclavitud de africanos era la base de las
relaciones de producción…

1. Algunos problemas teóricos


De acuerdo con las alternativas que discutimos en la primera parte de este capítulo, son posibles
enfoques muy divergentes del sistema esclavista que existió en ciertas regiones del continente
americano entre el siglo XVI y el XIX (…)
¿Cómo enfocar las sociedades esclavistas de América?
¿Régimen esclavista o regímenes esclavistas?
Los pioneros del estudio comparativo de las sociedades esclavistas de América, Gilberto Freyre
y Frank Tanneunbaum, seguidos por Stanley Elkins, defendieron, aunque con argumentos
distintos, la misma opinión: la esclavitud norteamericana era más dura que la de América Latina,
por razones ligadas al “carácter nacional” de los colonizadores, a la religión y a la legislación.
Además de la tesis más o menos común, los actores citados comparten un punto de vista
claramente idealista…
La posición que hemos expuesto hasta ahora nos parece equivocada. También hoy podríamos
hallar diferencias profundas –de hecho muchísimo más graves que entre las diversas colonias
esclavistas- entre países capitalistas; no digamos ya entre EEUU y México, por ejemplo, sino entre
Canadá, Francia y Japón. Sin embargo, a nadie se le ocurre hablar de “diversos regímenes
capitalistas”. Un sistema económico, o un modo producción, es una abstracción que, en su pureza,
no será encontrada en ninguna parte. Pero si en lo esencial cierto número de formaciones
económico-sociales funcionan según las mismas leyes, es válido construir una única “economía
política” que las explique en conjunto. Ahora bien, esto es justamente lo que constataron estudios
específicos que destruyeron sin remedio el esquema idealista de Tannenbaum, Freyre y otros
autores. Se ha podido mostrar el carácter relativamente uniforme de la esclavitud negra americana,
y que las colonias que se hallaban en el mismo punto de su “desarrollo económico colonial”,
presentaban sistemas esclavistas esencialmente análogos, no obstante que aun en este caso
fueran posibles variaciones importantes.

El concepto de plantación
Según Wolf y Mintz es un hecho que la “plantación”, y sobre todo “plantación esclavista”, sugiere
una forma de organización de la producción bien definida, más homogénea sin duda que la de la
“hacienda” extremadamente heterogénea en el tiempo y el espacio (…)

2. El funcionamiento de la agricultura esclavista de plantación

Generalidades
Estudiando la Guayana francesa en el siglo XVIII, llegamos al inventario siguiente de cuáles eran
los elementos integrantes de una plantación esclavista completa: Edificios; Tierras cultivadas;
Rebaños; Pastos y reservas forestales; Elementos ligados al transporte (…)
La diferencia más importante que se menciona habitualmente entre la hacienda y la plantación
es el monto mucho más importante de capital invertido en la segunda, además de que, por
definición, ésta produce para el mercado mundial. De hecho, sin embargo, “hacienda” y
“plantación” tal como las caracterizaron Wolf y Mintz son los polos extremos de un continuum: la
gran mayoría en A.L y el Caribe se ubicaban en algún punto entre ambos extremos.
Antes de detallar el funcionamiento de la agricultura de plantación esclavista reseñaremos sus
caracteres principales:
1) Estructuralmente, comprendía por lo menos dos sectores agrícolas articulados: un sistema
esclavista dominante, productor de mercancías destinadas a los mercados europeos; y un sistema
campesino subordinado al primero, ejercido por los mismos esclavos a través de su trabajo
autónomo en lotes dados en usufructo, y eventualmente por otros trabajadores dependientes,
produciendo alimentos.
2) Las fuerzas productivas tenían un nivel relativamente bajo, caracterizándose por el uso
extensivo tanto de los recursos naturales como de la fuerza de trabajo. La economía de plantación
exigía un cierto desarrollo de la especialización y de la división del trabajo entre los esclavos, pero
se lo reducía al mínimo necesario, y predominaba la cooperación simple. Las técnicas tampoco
tuvieron un gran desarrollo.
3) A nivel macroeconómico, la lógica del sistema era inseparable de la del capital mercantil en
su conjunto: el carácter colonial de la economía se ponía de manifiesto en el tipo de división del
trabajo entre Europa y las colonias americanas, y en la falta absoluta de control de estas últimas
sobre el mercado de sus propios productos de exportación
4) A nivel macroeconómico, la rentabilidad de la empresa esclavista dependía sobre todo de: a)
la minimización de los gastos para el mantenimiento de esclavo; b) un grado máximo de
autosuficiencia al nivel de los insumos locales (siempre se necesitaban insumos importados); c) la
concentración de los recursos disponibles en esclavos y medios de producción necesarios a la
producción de ciertos tipos de mercancías cuya naturaleza era determinada por la lógica global del
capital mercantil: la coyuntura favorable de tales productos era un factor de peso para el éxito de la
empresa.
5) Los mecanismos principales de reproducción de las relaciones de producción y del proceso
de acumulación estaban constituidos: a) por la trata africana como mecanismo básico para proveer
la fuerza de trabajo necesaria; b)por lo que habitualmente se llama el “tratamiento” de los esclavos:
vigilancia, represión, mecanismos integradores al orden esclavista, etc.; en el esclavismo, como en
cualquier sistema pre capitalista, la importancia de elementos extraeconómicos de diversos tipos
para la configuración y conservación de las relaciones de producción es mucho mayor que bajo el
capitalismo.

Los factores productivos y la circulación


Hablemos en primer lugar de la apropiación de la tierra. En un principio, hallamos una gran
similitud en los procesos de apropiación en toda América colonial… ¿Cuáles son estos rasgos
similares en la forma de apropiarse la tierra en las colonias esclavistas? Citemos los siguientes: 1)
pese a que la concesión siempre era hecha bajo ciertas condiciones, el no cumplimiento de estas
solo muy raramente llevaba a la confiscación del terreno concedido; 2) aun cuando en la apariencia
existían limitaciones al derecho de propiedad desde el punto de vista jurídico, en la práctica la
propiedad de la tierra fue desde el principio de tipo alodial (propiedad libre y hereditaria), pese a
que algunas veces ciertas limitaciones tuvieron algunos efectos reales, como la prohibición de
dividir las mercedes de tierras en Cuba; 3) en todas las colonias existieron disposiciones en el
sentido de limitar o evitar el excesivo acaparamiento de la tierra; también en todas, dichas
disposiciones nunca pudieron impedir los fraudes, la monopolización del suelo y el latifundismo; 4)
predominó ampliamente la concesión gratuita; en el caso español, por razones fiscales, hubo
presiones sobre ocupantes no regulares para obtener compensaciones monetarias por la
regularización del título de propiedad (composiciones de tierras), y ventas de tierras realengas
( que dependía de forma directa del rey.).
Pero si examinamos la cuestión a fines de la época colonial, constataremos que, pese a la gran
semejanza inicial, ciertas diferencias surgieron en la concepción misma de la propiedad de la
tierra…
Ciertos autores han tendido a exagerar mucho lo que llaman la “disponibilidad ilimitada de
tierras” en América, factor sin duda importante en los primeros tiempos de la colonización de cada
región. Pero no se puede tomar en serio ciertas teorías que verían en tal oferta “ilimitada” la causa
esencial, o una de las causas esenciales del propio esclavismo. Éste ligado a una fase histórica
determinada, con sus especificaciones en cuanto a las fuerzas productivas y a las formas posibles
de relaciones de producción, y no a un juego simple entre el “factor tierra” y el “factor tierra de
trabajo”. Por otra parte, las tierras efectivamente deseables para la plantación esclavista estaban
estrictamente limitadas por factores ecológicos y de transporte…
Nos toca ahora abordar el análisis de la fuerza de trabajo y las relaciones de producción.
Dado que, en América Latina y el Caribe no se dio una reproducción vegetativa de la población
esclava, su renovación dependió de la trata africana, comercio lucrativo que, del siglo XVI al XIX,
fue responsable por el traslado de 9 millones y medio de africanos a América… Hablemos de sus
efectos demográficos…
Para entender el impacto de esta forma peculiar de inmigración forzada, es preciso enfatizar dos
puntos. El primero es la muy peculiar estructura por sexo y edad de los migrantes, muy distinta a la
de cualquier población asentada… El segundo punto que es necesario enfatizar acerca de la trata
tiene que ver con el efecto catastrófico del seasoning, o sea el período en que los esclavos
importados se adaptaban al nuevo ambiente y a nuevos tipos de enfermedades…
El tema de las relaciones de producción esclavistas, al ser éste un estudio de tipo económico,
nos interesará apenas desde un punto de vista estructural; no nos ocuparemos de las diversas
formas de luchas de clases propias del esclavismo colonial. El sistema esclavista, en especial en la
forma de plantación, supone la constitución de masas considerables de cautivos que viven en
condiciones muy duras. El peligro de las rebeliones y las necesidades inherentes a la continuidad
del proceso productivo en modalidades rentables, hacen imprescindible la existencia de ciertos
mecanismos de control:
1) La forma de tratar a los esclavos: el control, la violencia y el paternalismo son las tres caras
del tratamiento de los esclavos…
2) La forma de prepararlos para integrarse a la sociedad: incompleta, ya que se le prepara en
la mayoría de los casos sólo para tareas poco o nada especializadas y para las actitudes que el
amo espera de ellos; además se impide que adquieran medios que faciliten acciones colectivas y
autónomas (Cardoso Fernando habla de proceso de “socialización incompleta” del esclavo).
3) La cristianización: un medio de control más de los cautivos. Era necesario que la instrucción
religiosa de los mismos fuera expurgada de todo elemento que pudiera sugerirles igualdad o
derechos: sólo había que hablarles de deberes, de humildad, de docilidad, de castigo en el otro
mundo si faltaban a sus “obligaciones”
4) La represión del Estado: además de establecer leyes que reglamentan, legitiman e
institucionalizan la esclavitud, interviene, llegado el caso, con todo el peso de sus fuerzas armadas,
judiciales, y otras, para restablecer el orden esclavista amenazado…

En cuanto al problema del nivel de las fuerzas productivas bajo el esclavismo colonial, la visión
clásica de este tema viene de Marx y de las fuentes en que se basó: un bajo nivel técnico debido a
la falta de interés del esclavo por su propio trabajo, y a otros factores (inmovilización de capitales
en la compra de esclavos, abundancia de tierras: limitantes para inversiones en tecnología); y el
freno impuesto a la división y la especialización del trabajo por el peligro que habría en dejar que
los esclavos asimilaran conocimientos y habilidades que lo volvieran en contra del sistema.
Investigaciones demuestran que hubo gran exageración en este punto: el esclavismo si fue mucho
más compatible con cambios y avances técnicos de lo que se pensaba, sobre todo en plantaciones
azucareras… El proceso técnico bajo el esclavismo no fue imposible como se creía; pero sí
conoció límites definidos.

En cuanto al capital, es conocido que el sistema de plantación exigía inversiones muy


considerables… Lo más frecuente era que el plantador obtuviera los capitales necesarios a través
de su asociación con un comerciante residente en la colonia. Pero hubo mercaderes residentes en
Europa, poseedores de plantaciones en América o que en ellas invertían. La iglesia –en especial
los jesuitas- poseyó igualmente grandes unidades productivas esclavistas…
Estas inversiones se habían con vistas a obtener una renta: “la explotación productiva del
esclavo resulta en el trabajo excedente convertido en renta monetaria”. Una parte del excedente,
en forma de renta natural era consumida por el terrateniente, su familia y sus dependientes; pero
otra parte era comercializada y transformada en cierta cantidad de dinero: y era este ingreso
monetario el que daba la medida de rentabilidad de la plantación… La posibilidad de imponer
largas jornadas de trabajo y de minimizar los gastos de mantenimiento de los esclavos, eran
también factores positivos para el plantador… El hecho mismo de que las plantaciones hayan
persistido durante varios siglos y atraído cuantiosos capitales, sobre todo en fases coyunturalmente
favorables, muestra que sí eran rentables.
Como hemos mencionado, el sistema esclavista colonial es impensable sin la premisa de un
mercado exterior: el monocultivo especializado sólo así adquiere sentido, y la trata de esclavos
constituye un elemento esencial de la reproducción del sistema. El funcionamiento de la circulación
mercantil correspondiente respondía a las características monopolistas del mercado en la época
mercantilista, y al doble circuito comercial de la que habla Carmagnani.
3. Otras formas de actividades agropecuarias, articuladas o no a la plantación esclavista

Modalidades de la economía campesina bajo el régimen esclavista colonial


Siguiendo una tipología de Sidney Mintz, podemos distinguir cuatro modalidades de actividades
campesinas bajo el esclavismo:
1) Los campesinos no propietarios: … muchas veces instalados en tierras baldías para
dedicarse a la agricultura de subsistencia, a veces eran también contrabandistas. Algunos
arrendaban tierras pertenecientes a ingenios de azúcar…
2) Campesinos propietarios: …al terminar el período de trabajo servil que especificaba su
contrato, los siervos temporales normalmente recibían una concesión territorial y se dedicaban a
actividades de subsistencia o aun a la agricultura tropical de exportación en pequeña escala…
3) Las actividades campesinas en los palenques: de negros fugitivos… pudieron imponer
verdaderos tratados a las autoridades coloniales y mantener su autonomía, preparando así ciertos
aspectos de la estructura agraria en determinadas regiones…
4) El protocampesinado esclavo: actividades agrícolas realizadas por los esclavos en las
parcelas y el tiempo para cultivarlas se les acordaba en el interior de las plantaciones. Esta “brecha
campesina” en el sistema esclavista tuvo mucha importancia, sobre todo en el Caribe. Cumplía una
función bien definida en el marco del esclavismo colonial: la de minimizar los costos de
mantenimiento y reproducción de la fuerza de trabajo. es cierto que, por otra parte, con frecuencia
este aspecto era contradictorio con otro: la tendencia a llevar al máximo la explotación de los
esclavos en las épocas de cosecha y elaboración de los productos de exportación, y en general en
las fases coyunturales favorables de éstos. Pero la verdad es que, con su auge en las Antillas, la
“brecha campesina” fue un rasgo universal del esclavismo americano. Los excedentes obtenidos
por los esclavos en sus parcelas, más allá del consumo familiar, eran libremente comercializados, y
el dinero obtenido permitía comprar suplementos a la dieta, bebidas, ropas, zapatos, joyas, tabaco,
etc. Algunos esclavos acumularon lo suficiente para comprar su libertad. En general, el acceso a
las parcelas era estable y reconocido, al punto que podían alquilarlas o heredarlas por testamento
(informales, desde luego). Además, el trabajo en los lotes de subsistencia no era supervisado; con
frecuencia se percibían rasgos africanos en su organización. El avance de los amos o
administradores sobre el tiempo normalmente acordado para el trabajo en las parcelas (en general
un día y medio por semana) era una de las razones más frecuentes de fugas o revueltas.

d) LAS FRONTERAS
En un continente de la inmensidad de América, el asentamiento europeo tiene límites. En esas
regiones de frontera la colonización tiene límites. En esas regiones de frontera la colonización
asume caracteres que se apartan, en mucho de la caracterización efectuada anteriormente.

1. Los extremos de América: ganadería e indios bravos


…El impulso de la frontera norte, en la segunda mitad del siglo XVIII, es sobre todo una
respuesta al auge minero de Guanajuato. En el sur, obedece en cambio, al nacimiento de una
pujante economía exportadora basada en la ganadería.

2. Selvas y montañas interiores


El interior de América es zona de selvas y montañas que los conquistadores exploraron pero que
no dieron lugar a asentamientos duraderos. Habitadas por sociedades aborígenes extremadamente
simples, pre-agrícolas en la mayoría de los casis, y con accesos muy difíciles, y a veces casi
impracticables, esas regiones permanecieron poco conocidas. Sólo los misioneros, y
ocasionalmente las autoridades coloniales, intentaron penetraciones sistemáticas…
La frontera atlántica de Centroamérica sufría otro destino. En los siglos XVII y XVIII fuer
recorrida por piratas y filibusteros, originándose asentamientos británicos y actividades económicas
efímeras. La corona española, pese a esfuerzos considerables, no pudo ejercer en la zona un
control muy efectivo…
En las islas del Caribe, y particularmente en Cuba, Jamaica y Santo Domingo, hubo regiones
montañosas no ocupadas, que sirvieron de refugio a los negros cimarrones, llegando incluso a
albergar palenques.

e) LOS ESPACIOS ECONÓMICOS COLONIALES


La verdadera dinámica de la economía colonial sólo se percibe, una vez identificados los
elementos básicos, a través de las articulaciones regionales que conformaron en tres siglos de
historia, espacios económicos fundamentales. Debemos advertir que nuestro conocimiento sobre el
tema es desigual. El interés de la administración colonial se centró en los productos de exportación
–particularmente los metales preciosos- y en los aspectos del control fiscal y la defensa del tráfico
ultramarino… Pero sobre el comercio intercolonial nuestro conocimiento es menor. Por ello se
produce a veces una tentación de considerar que la coyuntura interna sigue de cerca los pasos de
la externa. Los ciclos de exportación, y en particular las actividades mineras, dependieron siempre
del abasto de subsistencia e insumos básicos, incluyendo la mano de obra, de economías
subsidiarias que crecieron, se expandieron y declinaron según factores, en gran parte ajenos, a la
propia economía de exportación. Uno de estos fue sin duda la población (queda mucho por
conocer de la naturaleza, variada y compleja a la vez de estas economías subsidiarias, y sus
modalidades de inserción en el núcleo exportador)
En cuanto a los principales productos exportados, en cada región, a los mercados coloniales y
de ultramar…. Un bosquejo rápido de las articulaciones regionales nos lleva a distinguir dos etapas
básicas:
a) Los siglos XVI y XVII, en Hispanoamérica centrados en la minería de la plata de México y
Perú, con ciclos marginales de producción de cacao, perlas, colorantes, y oro; en Brasil la
plantación azucarera del nordeste que sucede a los cortes de palo Brasil;
b) Fines del siglo XVII y siglo XVIII, un período que Hispanoamérica es de diversificación
regional, y que en México y Brasil se cierta con un nuevo y vigoroso auge minero; en el Caribe
triunfa la plantación azucarera.
La minería potosina se abastecía, a través de largas y difíciles rutas terrestres, de textiles de
Quito, ganado (carne, cuero y sobre todo transporte), alimentos y tejidos del Tucumán, incluyendo
también vinculaciones con cuyo y Chile. Las rutas llegaban incluso al puerto de Buenos Aires,
activo centro de contrabando, que proporcionaba esclavos y manufacturas europeas.
La economía de plantación también generó a veces zonas productivas subsidiarias, organizadas
según sistemas variados de relaciones de producción…
Una comparación de los casos nos lleva a constatar, en primer término, la importancia en las
articulaciones económicas regionales, del tráfico terrestre. En el siglo XVIII, la decadencia de la
producción minera en Potosí, las presiones crecientes del contrabando, y el fin del rígido sistema
de flotas, quebraron el eje mayor constituido por la articulación altoperuana. En el nuevo ambiente
económico triunfaron los transportes marítimos que posibilitaron comunicaciones más cortas y
directas con la metrópoli (este fenómeno parejo al auge exportador de nuevas zonas: el río de la
Plata, Venezuela, Chile, Guayaquil, etc., afectó básicamente a la economía potosina). En México,
en Brasil y aún en Nueva Granada la geografía siguió haciendo indispensables las comunicaciones
terrestres, y por ende, las mencionadas articulaciones regionales…
El período 1690-1760 se caracterizaría por un impulso económico centrado en la diversificación
de actividades, que fue posibilitado por el aflojamiento de la dominación colonial. Esta nueva y
sugerente visión no deja de ser de importancia en la caracterización de las vinculaciones
económicas regionales, que en el siglo XVIII sufrieron una singular reorientación.

Tomo II = ECONOMÍAS DE EXPORTACIÓN Y DESARROLLO CAPITALISTA

D) LA COLONIZACIÓN EN ÁREAS VACÍAS


Nos centraremos en aquellos casos en los cuales la transición al capitalismo dependiente se
produce a través de un proceso de colonización en una región vacía que, durante el auge
exportador, adquirirá un rol dominante en el conjunto de la economía nacional.

1. Factores generales
Las nociones de “frontera” y de “oferta ilimitada de tierras” acuden de inmediato a la mente.
Frontera exige una calificación previa: agrícola, cultural, tecnológica… se necesita referencia a las
características estructurales de la sociedad en cuestión. La idea de oferta ilimitada de tierras exige
calificaciones aún más precisas.
La expansión de la frontera afecta a todo el continente. Pero la importancia económica de esos
traslados de población es desigual. En unos casos (la mayoría) se trata de movimientos de
penetración relativamente lentos, que guardarán durante mucho tiempo el carácter pionero, las
actividades económicas de esas zonas, aun cuando de importancia, seguirán siendo secundarias
en el conjunto de la economía nacional. La colonización de la zona selvática en Ecuador, Perú y
Bolivia tiene ese carácter, y algo parecido sucede en el interior de Paraguay, Brasil y el sur de
Chile). En otros casos, asistimos a una ocupación de territorio mucho más rápida y al surgimiento
de una pujante economía de exportación que adquiere un rasgo dominante (en las llanuras del Río
de la Plata, Sao Paulo y en menor medida en Amazonia de Brasil, Antioquía en Colombia y el valle
central de Costa Rica).
Para caracterizar estos procesos de colonización examinaremos tres variables fundamentales:
las condiciones de acceso a la propiedad de la tierra; las características del poblamiento; la
penetración del capital extranjero (ferrocarriles, comercio, etc). Una tipología operacional de los
distintos casos puede construirse distinguiendo dos situaciones: una en la cual la inmigración
europea es masiva y aporta el grueso del poblamiento (Argentina, Uruguay y Brasil); otra, en la
cual la migración interna juega el rol decisivo (Colombia y Costa Rica).

2. Los tipos básicos de colonización

Argentina: la región pampeana


La economía del virreinato del Río de la Plata tenía dos centros de gravedad: el alto Perú, cuya
minería menguaba en la mayor parte del siglo XVII, y Buenos Aires, puerto y capital, con una
actividad mercantil cada vez más importante. Entre estos dos polos se situaba el interior de la
Argentina actual, dedicado a actividades agrícolas diversificadas (cereales, caña de azúcar,
viñedos), artesanías diversas y una ganadería orientada hacia la producción de mulas destinadas
al transporte. La extensión geográfica de las rutas comerciales y la precariedad de las
comunicaciones hacían depender a la economía del virreinato de un delicado equilibrio
interregional que se rompió con el desarrollo muy rápido de la región pampeana. La hegemonía
económica y política del litoral argentino comenzó con la creación misma del virreinato en 1776,
pero adquirió forma definitiva hacia fines del siglo XIX cuando el ferrocarril integró las economías
del interior en un verdadero mercado nacional.
La ganadería rioplatense se desenvuelve en función de las exportaciones de cuero y sebo, y
desde principios del siglo XIX con la difusión del “saladero”, de tasajo. Se trataba de una actividad
completamente extensiva, en la cual el mayor valor de la inversión estaba constituido por el
ganado. La ganadería del “saladero” entra en crisis en 1830: grandes sequías y el bloqueo francés;
hacia 1840 entran a competir los “saladeros” del sur de Brasil, Santa Fe, Corrientes y Entre Ríos.
Es en esa coyuntura desfavorable que ciertos ganaderos introducen ovejas de raza merino
abriendo el camino para las exportaciones lanares.
El ciclo de la lana cambia radicalmente, desde mediados del siglo, las características del
desarrollo ganadero. El mestizaje y el mejoramiento racial de los animales, el cercado y
alambramiento de los campos, y mano de obra con cierta especialización, se tornaron requisitos
indispensables (entre 1865 y 1880 las lanas representaron casi el 50% del total de exportaciones;
el resto se repartía entre los cueros, el tasajo y otros productos del saladero).
Los dos procesos de expansión que acabamos de resumir exigieron un avance creciente de la
frontera hacia el sur y el oeste de la pampa. La primera expansión, 1820, culmina con la campaña
al desierto de Rosas en 1833… entre 1820 y 1830 se constituyen las principales fortunas
terratenientes de la campaña de Buenos Aires. El segundo proceso de expansión, vinculado al
ovino, culmina con la campaña al desierto de Roca en 1879 y el exterminio de los indios. La
apropiación masiva de las nuevas tierras y la consolidación de una poderosa clase terrateniente
constituyen los aspectos más notorios de este proceso.
La inmigración europea cobrará auge recién hacia 1880… Entre 1850 y 1890 se produce en
Santa Fe un proceso de colonización agrícola que, gracias a la acción enérgica del gobierno
provincial, logra dotar a los inmigrantes de pequeñas y medianas propiedades… La combinación
entre ganadería y agricultura, visible hacia 1880 en el sur de Santa fe y el norte de la provincia de
Buenos Aires, se convertirá en los siguientes años en el rasgo más típico de la estructura agraria
de la región pampeana. La crisis de 1890 pone fin en Santa Fe al mencionado proceso de
colonización.
La inmigración masiva, que entre 1903 y 1904 alcanza saldos superiores a las 100.000 personas
por año, conoce otro destino. Estos agricultores europeos llegarían a una pampa ocupada en
cuanto a los derechos de propiedad sobre la tierra. Las leyes de colonización dictadas a escala
nacional no tuvieron aplicación efectiva. El gran propietario ganadero procedió entonces a ceder
parcelas de campo a los colonos inmigrantes, a través de un contrato de arrendamiento o
aparcería, que duraba en promedio unos cinco años, y que exigía la entrega final del campo
sembrado con alfalfa, forrajera esta última indispensable para el engorde de ganado vacuno de
calidad. Este modelo de asociación entre agricultura y ganadería permitió, por la abundancia y
fertilidad de las tierras, una expansión sin precedentes de los saldos exportables de cereales y lino,
por una parte, y de productos ganaderos por otra. Conservó la hegemonía del sector terrateniente y
determinó un desarrollo agrícola caracterizado por escasas inversiones.
La afluencia de capital extranjero, particularmente británico, fue esencial en este proceso de
expansión agrícola. La red ferroviaria, extendida en abanico (1900 a 1914) desde el puerto de Bs.
As., no sólo aportó el transporte indispensable para los productos exportables, subordinó de hecho
la economía argentina a los intereses británicos. El ferrocarril integró definitivamente las economías
del interior en un verdadero mercado nacional. La hegemonía política de los terratenientes de Bs.
As., se asentó entonces sobre bases más duraderas, con un poder que a escala nacional implicó
acuerdos con las oligarquías provinciales. Así, el azúcar de Tucumán y el vino de Cuyo no sólo
lograron supervivir; pudieron también expandirse al calor del auge de la zona pampeana.

Uruguay
…La apropiación efectiva del suelo ocurrirá, después de la segunda guerra Grande, con la
difusión del alambrado, y alcanzará su ritmo más intenso después de 1871. Debe notarse que
como el alambramiento precedió a la mensura general del país, no hubo control alguno sobre las
tierras fiscales…
Con la penetración creciente del capital británico, muy notoria después de 1870, se delinea una
ecuación de intereses, similar, por otra parte, a la que ya existía en la otra orilla de la Plata, que
enlaza terratenientes y comerciantes, puerto y campaña, Londres y Montevideo, en un círculo
estrecho, que puede considerarse completo con la aparición del frigorífico hacia fines dl siglo XIX.
La inmigración europea jugó un papel preponderante en la configuración del Uruguay…

Brasil: Sao Paulo y Amazonia


… La región paulista ofrecía condiciones ideales para el desarrollo de una agricultura de
exportación de carácter extensivo. Inmensas planicies, que se extendían entre los ríos Grande,
Paraná y Paranapanema, con excelentes condiciones ecológicas para el cultivo del café. A estos
factores se agregan las posibilidades de transporte fluvial, aunque fue sin duda el ferrocarril lo que
permitió la incorporación permanente de nuevas tierras…
La expansión cafetalera requirió, en cuanto a la mano de obra, del aporte inmigratorio…
La masa de pioneros no tenía otra alternativa que la del trabajo en las haciendas que, dadas las
condiciones de apropiación de la tierra, no cesaban de constituirse. El contrato más corriente
establecía una relación de “colonato” por al cual el inmigrante se había cargo del cuidado de unos
mil cafetos recibiendo en cambio una fija de dinero… además el colono recibía la autorización para
efectuar cultivos de subsistencia…
En muchos aspectos la expansión paulista resulta comparable a la de la región pampeana. Se
trata, en ambos casos, de agricultura de exportación de carácter expansivo, que recurren a la
inmigración en gran escala, en un contexto en el cual la tierra ha sido apropiada por un grupo
poderoso de comerciantes y hacendados. Pero al considerar el impacto de ambos procesos de
colonización en la sociedad global las diferencias son notorias… a diferencia de Argentina, los
ferrocarriles paulistas tuvieron un rol limitado en su región, y Brasil no dispuso de una red
ferroviaria de alcance nacional…
Las inmensas reservas brasileñas de seringueiras resultaron económicamente atractivas desde
que hubo utilizaciones industriales del caucho en gran escala. La selva amazónica constituyó, en
esta época, una pujante zona de frontera a la que llegaban migrantes procedentes del nordeste
brasileño. Pero la explotación fue meramente extractiva por lo cual el frente pionero se desplazó
siguiendo el curso del Amazonas y sus principales afluentes (únicas vías de comunicación)…
La organización económica de la recolección del látex era tan primitiva como la técnica
empleada. La especulación, en beneficio de una veintena de firmas exportadoras, constituyó un
rasgo dominante en una cadena de intereses comerciales que pasaba, sucesivamente, por los
aviadores y los patrones y concluía en los seringueiros (trabajadores directos)… El agotamiento de
las reservas y la competencia de las plantaciones de Ceylán y Singapur llevaron la producción
brasileña de caucho al colapso (1914). En suma, debido a factores geográficos e históricos, la
colonización paulista tuvo, en el contexto brasileño global, un impacto moderado…

Colombia: la colonización antioqueña


…En Antioquía los derechos sobre las minas habían tenido siempre precedencia sobre los
referidos a las tierras de agricultura, por lo cual todos los terrenos que no estaba sometidos a
cultivo quedaban abiertos a la explotación por parte de los mineros. Y esta explotación, además,
siempre se había basado en el trabajo libre porque ya en los tiempos coloniales la oferta de indios
y de esclavos negros era insuficiente. Esta particular combinación de circunstancias permitió que, a
lo largo del siglo XIX, Antioquía fuera una verdadera zona de frontera. Hacia 1880-1890 la
colonización agrícola avanzaba en función de la expansión de un cultivo comercial: el café,
predominando la pequeña propiedad y el trabajo familiar….
La región antioqueña se convirtió, a través de un fenómeno intenso de colonización interna, en
una pujante región cafetera, que concentró muy pronto también a la industria incipiente… La
masiva afluencia de inversiones extranjeras en ese mismo período, localizada en ferrocarriles,
bancos y empréstitos, contribuirá también a esa relativa unificación del país.

Costa Rica
…La expansión del cultivo del café permitió asegurar, desde 1830, una rápida y temprana
integración al mercado mundial. La agricultura de exportación se desarrolla a través de un proceso
de ocupación de nuevas tierras. La inmigración europea fue promovida por el gobierno con escaso
éxito. El aporte poblacional europeo se redujo, en consecuencia, a un puñado de empresarios y
comerciantes que llegarían a dominar, precisamente, en los negocios del café. La colonización
dependió entonces exclusivamente del crecimiento demográfico interno…
Hubo tres mecanismos básicos en la conformación de la propiedad territorial: la disolución de
ejidos y comunales de los pueblos criollos y de las poquísimas comunidades indígenas; la
apropiación de baldíos, y las compraventas de terrenos en la zona de colonización más antigua. El
carácter de región vacía permitió que se constituyera con rapidez un mercado de tierras sin que
ocurrieran convulsiones internas de significación…

E) OCUPACIÓN EXTRANJERA Y ECONOMÍAS DE ENCLAVE


En varios países de A.L el proceso de transición al capitalismo periférico no puede ser analizado,
en forma adecuada, con la tipología que hemos venido utilizando en este capítulo.
Puerto Rico pasa, sin interrupción, de una situación colonial a otra. España cede la isla a los
EEUU por el tratado de París (1898). De población mayoritariamente española. La plantación
esclavista no había tenido allí un gran desarrollo. El auge agroexportador vendrá después de la
anexión y estará centrado en el azúcar. Unas pocas corporaciones norteamericanas controlaron la
mayor parte de las tierras aptas para el cultivo de la caña y, a través de los ingenios, subordinaron
a los pequeños productores independientes que lograron subsistir. El monocultivo se implantó
firmemente en la isla, bajo patrones netamente capitalistas.
La evolución de la República Dominicana es rica en vicisitudes. La revolución haitiana arrastró a
la pobre y estancada colonia española, convirtiéndola en campo de batalla y tierra ocupada hasta
1844… Entre 1879 y 1899 se expandió la industria azucarera, con lo cual la fisonomía del país
empezó a cambiar profundamente. La agricultura de subsistencia retrocedió sustancialmente y
aparecieron trabajadores migrantes de Haití y de otras Antillas; la subida de precios de los
alimentos fue otro corolario, que mostró los primeros signos de la implantación del monocultivo. El
azúcar originó fuertes vínculos comerciales y financieros con los EEUU que se incrementaron
notoriamente durante la ocupación norteamericana. Este último episodio fue el resultado de los
intereses estratégicos del Departamento de Estado: el caos político interno y la amenaza de
intervención de las potencias europeas acreedoras proporcionaron el terreno propicio, mientras que
la inauguración del canal de Panamá y la entrada de EEUU en la guerra mundial fueron los
factores desencadenantes.
La ocupación militar norteamericana estuvo lejos de limitarse a la República Dominicana. La
vecina Haití, atrasada, superpoblada, escasamente integrada al mercado mundial y políticamente
inestables, soportó los marines entre 1925 y 1934. Nicaragua conoció una reforma liberal tardía y
frustrada en los 16 años del régimen de José Santos Zelaya (1893- 1909). Se expandió el cultivo
del café y el gobierno hizo serios esfuerzos por la modernización del país (construcción de
ferrocarriles, etc.). Pero el auge cafetalero no desplazó a la ganadería tradicional, base de la
riqueza de los grupos conservadores… La ruptura diplomática, en 1908, precipitó la caída liberal
abriendo un período de caos. En 1912 desembarcaron los infantes de marina; mantendrán una
guarnición en Nicaragua hasta 1925. Regresarán en 1927, retirándose definitivamente en 1933.
Las ocupaciones norteamericanas tuvieron en estos tres países efectos parecidos:
reorganizaron la administración y las finanzas públicas; aseguraron importantes ventajas para los
inversionistas extranjeros; formaron cuerpos militares que proporcionaron, al terminar la ocupación,
no sólo la garantía del orden interno: se convirtieron, de hecho, en la base de sustentación del
poder político. Los regímenes de A. García y R. Trujillo son ejemplos característicos: férreas
dictaduras, que lograron asociar el poder milita y los negocios, asegurando, en ambos países, el
auge de la economía de exportación. La plena integración al mercado mundial es, en estos casos,
considerablemente tardía: data de los años posteriores a la crisis de 1929. El proceso de transición
al capitalismo periférico fue profundamente condicionado por la ocupación norteamericana.
El caso de Honduras es muy diferente. Durante todo el siglo pasado, el país se caracterizó por
una economía desarticulada, con múltiples actividades locales poco importantes y no vinculadas
entre sí… Entre 1876 y los primeros años del siglo XX, tenemos un verdadero intento de reforma
liberal, con una política de fomento al café y a la minería, una reorganización fiscal, una política
ferrocarrilera, una modernización de la legislación económica, etc. Pero faltaba una clase
dominante capaz de dar sentido al Estado y a la política de reformas, organizando al país alrededor
de sus intereses: por ello, todo quedó inconcluso e ineficaz, reduciéndose a una serie de anhelos y
promesas sin realización. Honduras no se integró plenamente al mercado mundial sino hasta los
últimos años del siglo XIX, a través de los enclaves minero y bananero (controlado por poderosas
compañías extranjeros), alrededor de los cuáles se organizó la economía del país. En realidad,
Honduras constituye junto con Panamá, los únicos casos latinoamericanos a los cuales se puede
aplicar con suficiente exactitud el calificativo de economías de enclave 5.
Panamá ilustra una situación especialísima: la de una economía estructurada, desde los tiempos
coloniales, en función del tránsito. El transporte a través del istmo y otros servicios subsidiarios han
constituido, desde el siglo XVI, la actividad económica dominante. La decadencia de la minería
altoperuana… socavó la rutilante prosperidad… Es recién con la “fiebre del oro” en California que la
vía adquiere nuevo interés. El ferrocarril interoceánico, construido entre 1850 y 1855 por
capitalistas norteamericanos, tuvo gran importancia hasta 1869 en que el ferrocarril
transcontinental unió las costas pacífica y atlántica de los EEUU… En 1903 se proclama la
independencia de Panamá. El tratado canalero se firma de inmediato, empiezan las obras y en
agosto de 1914 se inaugura el canal. Desde entonces, la economía panameña girará en torno a las
rentas y a los servicios exigidos por el funcionamiento de la vía interoceánica. La “zona” constituirá
además un enclave comercial y militar, de importancia vital para los EEUU.

La historia de Paraguay está dominada por un aislamiento plurisecular que la independencia


(1811) no interrumpe. Una escasa población, dedicada sobre todo a la agricultura de subsistencia y
la ganadería extensiva, un magro comercio interno y exportaciones muy limitadas (yerba y tabaco)
son rasgos básicos del país…
La guerra de la Triple Alianza (1865- 1870) no sólo puso fin a esta fase de progreso material;
arrasó el país entero reduciendo su población de más de 1 millón a escasos 300 mil habitantes…
Es indudable que la guerra frustró un desarrollo capitalista en ciernes; el Paraguay post-bélico
asistió a una privatización masiva de las tierras públicas, lo que implicó la consolidación de la gran
propiedad; el ferrocarril pasó a un consorcio inglés y los monopolios estatales desaparecieron;
como ya dijimos, la economía paraguaya fue, por muchos años, un apéndice de la del nordeste
argentino…
Recapitulemos brevemente. Puerto Rico es un ejemplo de pasaje directo de una situación
colonial a otra. Las intervenciones extranjeras condicionan con mucha fuerza las pautas de

5En nuestra opinión, el término enclave debería reservarse, en sentido estricto, a los casos en que el control extranjero sobre el sector de
exportación es tan grande como para que toda estructuración y la dinámica nacional dependan de las decisiones tomadas en el exterior.
integración al mercado mundial: en Nicaragua y la República Dominicana reorientan drásticamente
la transición al capitalismo periférico; ésta adquiere configuración plena reciente después de la
crisis de 1929. En Haití y Paraguay el resultado fue una integración muy débil al mercado mundial.
La ocupación norteamericana no consiguió, ni pretendió, en el primer caso, impulsar una
agricultura de exportación en gran escala: aparentemente, bastó a los intereses estadounidenses el
control militar y fuertes nexos en la esfera comercial y financiera. En el Paraguay, la guerra de la
Triple Alianza frustró las posibilidades de desarrollo “hacia afuera”, relegando al país a la situación
de una provincia interior. Honduras y Panamá constituyen típicas economías de enclave: los
sectores básicos dependen, estrecha y directamente, en el primer caso de compañías extranjeras
y en el segundo del gobierno de los EEUU.

Tomo II - Cap. 4 “LA TRANSICIÓN AL CAPITALISMO PERIFÉRICO” (SIGLO XIX)

a) Las bases de la transición


Economía atlántica y revolución industrial
La independencia de las 13 colonias en 1776, la revolución industrial en Gran Bretaña, la agitada
política y las guerras europeas en el período 1792-1815, constituyen tres determinantes esenciales
en la evolución del mundo colonial americano a fines del siglo XVIII…
La revolución industrial provocará transformaciones fundamentales en el comercio y en las
relaciones internacionales. Los mercados coloniales, y en particular los de A.L, desempeñarán un
papel primordial en el consumo de los textiles de la primera fase de la industrialización… Se van
configurando así los elementos esenciales de una nueva división internacional del trabajo, que
tendría como centro neurálgico a la industria británica, “fábrica del mundo”. Pero la constitución
definitiva del modelo exigirá todavía dos componentes que aparecen más tarde: la imposición del
free trade, después de 1846, y la afluencia masiva de inversiones a los países de la periferia.

El auge americano del siglo XVIII


El proceso de cambio social: características básicas
La transición al nuevo orden colonial quedará completada, en casi todos los países
latinoamericanos, hacia fines del siglo XIX…
En el proceso de vinculación al mercado mundial se distinguen dos fases diferentes. La primera
se extiende desde la independencia hasta mediados del siglo XIX y se caracteriza por la apertura al
libre comercio, la entrada masiva de manufacturas británicas y la pérdida, en pocos años, de la
masa de metal precioso circulante. La penuria de capitales y las elevadas tasas de interés son un
rasgo habitual que indica, en cada caso, la debilidad de las exportaciones al mercado mundial y la
reticencia profunda de los inversionistas ingleses, escarmentados sin duda por la crisis de 1825. En
estas condiciones sólo fueron viables unos pocos productos de exportación: aquellos que como la
ganadería exigieron mínimas inversiones iniciales o los tintes y minerales preciosos que
aseguraban un producto de poco volumen y alto valor. Al no existir condiciones para modificar los
sistemas de transporte interno, sólo fue posible reeditar actividades de raíz colonial, como es el
casi del trigo y la minería chilenas, el café de Venezuela o del valle del Paraíba, del añil y la grana
en América central.
La segunda fase se configura después del medio siglo: con la afluencia masiva de capitales
extranjeros que se invierten en obras de infraestructura y en empréstitos a los gobiernos; y una
fuerte demanda, en los países industrializados, para los productos primarios. En rigor ninguno de
estos elementos es absolutamente nuevo, pero sí resulta inédita la escala de las transformaciones
en juego.
El proceso de transición puede caracterizarse como un conjunto de cambios a nivel de la
economía y la sociedad nacionales, exigidos para hacer posible la expansión en gran escala de las
actividades exportadoras. Estas transformaciones se efectuaron a través de tres procesos básicos:
la abolición de la esclavitud, la reforma liberal y la colonización de áreas vacías. Estos tres
mecanismos están presentes, en mayor o menor grado, en los procesos de transición de todos los
países latinoamericanos, pero sería ilusorio creer que en todos los casos operan en forma similar.
En los países que durante el período colonial se caracterizaron por una economía centrada en la
plantación esclavista, el problema de la abolición, en otros términos, la necesidad de un cambio
radical en el mercado de trabajo, determinará las soluciones consideradas como posibles, para el
conjunto más amplio de transformaciones exigidas: mercado de tierras, de capitales, legislación,
etc. En los países con poblaciones indígenas densas el proceso de reforma liberal girará sobre
todo en torno a la cuestión de la tierra. En mayor o menor grado la desposesión de la Iglesia y el
avance sobre las tierras de las comunidades y la venta de baldíos, tendrán el doble efecto de crear
simultáneamente una oferta de tierras y de mano de obra. Los casos de colonización en un área
vacía se definirán ante todo por la necesidad de la inmigración masiva y, en casi todos los casos
por una apropiación preliminar de las tierras a poblar. En dos ejemplos, sin embargo –el valle
central de Costa Rica y la Antioquía colombiana- el monto global de los inmigrantes es de poca
significación.

b) La abolición de la esclavitud
Nos limitaremos a aquellas regiones que tuvieron en la esclavitud negra el fundamento de las
relaciones de producción…
1. La disolución del sistema esclavista: factores generales (…)

Cap. 5. “ECONOMÍAS DE EXPORTACIÓN” (1870-1970)

A) CAPITALISMO Y MERCADO MUNDIAL: LA EXPERIENCIA LATINOAMERICANA


(1879- 1970)

1) Comercio internacional, flujos de capital y desarrollo económico


El considerar como sinónimos industrialización y desarrollo económico se ha convertido,
después de la segunda guerra mundial, en un lugar común (deviene de dos experiencias históricas
divergentes: la vertiginosa expansión del capitalismo industrial en los siglos XIX y XX, y la muy dura
y exitosa trayectoria de la industrialización soviética entre 1928 y la década del 60). Existe además
un consenso muy amplio en cuanto a que aumentos continuos en la productividad, a largo plazo,
sólo pueden ocurrir a través de un proceso de industrialización. En otros términos, “el proceso de
acumulación del capital y el proceso de industrialización son virtualmente porque la aplicación de
las técnicas mecanizadas es, tradicionalmente, mucho más limitada en la agricultura que en la
producción industrial.
También existe un acuerdo en considerar que lo que realmente asegura un rápido y continuado
incremento del producto per cápita es el sector de la industrial que produce bienes de capital, cuya
dinámica dependen los bienes de consumo final (industriales y agrícolas) y los bienes intermedios
(materias primas).
Cabe preguntarse ahora sobre el papel del comercio internacional en el proceso de desarrollo.
Entre 1820 y 1913 el intercambio mundial de mercancías creció a un ritmo que no tiene
precedentes.
Las naciones pequeñas dependen del comercio exterior mucho más que las grandes,
compensando, a través de los intercambios, la especialización de su estructura productiva interna y
las consiguientes limitaciones en el consumo final. Debe notarse que los países de Europa
occidental se encuentran precisamente en esta situación, en contraste con los EEUU o la Unión
Soviética. Estas
Consideraciones ayudan a entender mejor la posición peculiar de Gran Bretaña en el contexto
de la expansión económica secular iniciada con la revolución industrial.
El desarrollo de los EEUU, al igual que el de otras regiones de “poblamiento reciente”, confirma
lo afirmado. La escasa importancia del comercio exterior se explica, en estos casos, por una
dotación privilegiada de recursos naturales y por una afluencia masiva de inmigrantes y de
capitales que jugaron un rol equivalente al de las exportaciones británicas a la periferia (también en
Canadá, Nueva Zelanda, Australia, y en menor medida en Sudáfrica, Argentina y Uruguay.
Se pueden comprender ahora las limitaciones estructurales que estaban implicadas en un
proceso de crecimiento asociado a la expansión de las exportaciones de bienes primarios, como es
el caso en la América Latina de los últimos 100 años. El retardo en el crecimiento del comercio
internacional, observado a partir de la primera guerra mundial, refleja no sólo coyunturas
sumamente desfavorables como las guerras o la depresión del 29’. Su significación debe
establecerse considerando que la especialización en la producción de bienes primarios no condujo
en los países subdesarrollados a una elevación, en el largo plazo, de la productividad del trabajo. A
partir de 1913, tanto los volúmenes del comercio de dichos productos como la producción industrial
de los países desarrollados continuaron creciendo; pero esta última lo hizo cada vez más
pronunciado. La vinculación de las áreas periféricas al mercado mundial no implicó, en cada país,
una asignación óptima de recursos, como pretende la teoría de los costos comparativos…
Pero de más está decir que lo que contó a largo plazo fue la estructura interna de la producción,
en cada caso, independientemente de las a veces sorprendentes elevaciones en los ingresos
generados por las exportaciones. Las referencias anteriores justifican con creces el desencanto
generalizado que, después de la segunda guerra mundial, se extendió entre muchos especialistas
en la economía del desarrollo, en cuanto a los beneficios derivados del comercio internacional.
El flujo de capitales hacia la periferia constituye otro de los rasgos básicos de la gran onda de
expansión ocurrida entre 1820 y 1913. Los capitales británicos, franceses desde 1850, y alemanes
desde 1870, se invirtieron masivamente en los países de poblamiento reciente y en algunas zonas
de la periferia…
Es obvio que las inversiones, localizadas en ferrocarriles y otros rubros del capital social básico,
tuvieron un impacto decisivo en el auge de las exportaciones. En algunos países de la periferia la
dotación de vías férreas alcanzó índices similares a los de los países desarrollados. Pero debemos
insistir, una vez más, en un factor estructural de importancia crucial. Aun en un caso como el de
Argentina, la masiva construcción ferroviaria tuvo un efecto de “enlace hacia atrás”, insignificante:
de hecho sólo favoreció a la industria y a la minería británicas (el caso de México es el más
significativo).
Con algunas variantes, efectos similares se pueden observar en todos los países de América
Latina en un agudo, y a largo plazo trágico contraste, con los efectos de enlace en los países
desarrollados.
Después de la primera guerra mundial el movimiento internacional de capitales sufre profundas
modificaciones. Desde los años 1920 los EEUU se convierten en los principales acreedores
mundiales. El flujo de inversiones desciende notoriamente durante la década de 1930 y se
recupera en los años 1950.
De la posguerra a nuestros días la entrada neta de capitales ha sido, en el conjunto de América
Latina, negativa. La importancia creciente de las inversiones extranjeras directas en la industria no
ha modificado esta tendencia, parece más bien que la ha forzado.
2) Tendencias y orientación geográfica del comercio exterior de América Latina
Las exportaciones latinoamericanas hacia EEUU y el Reino Unido crecieron fuertemente entre
1850 y 1873, y en términos relativos lo hicieron más hacia EEUU, a pesar del episodio de la guerra
civil (1861-1865), que interrumpió solo momentáneamente dicho auge…
No resulta difícil establecer una coincidencia general entre las fases sucesivas de auge y de
contracción del comercio latinoamericano con la coyuntura económica de los países
industrializados. El crecimiento del comercio entre 1850 y 1873 se inscribe en un contexto
capitalista particularmente expansivo: auge de la construcción ferroviaria, triunfo de la navegación
de vapor, “fiebre de oro” en California, incremento notorio del movimiento internacional de
capitales, etc. En América Latina esta fase coincide, en casi todos los países, con una aceleración
de los procesos de reordenamiento interno (capítulo anterior): avance sobre las tierras comunales y
de propiedad eclesiástica; colonización de áreas vacías; preparación del fin de la esclavitud, etc. La
expansión adquiere un ritmo más moderado entre 1873 y la década de 1890: es un periodo de
crisis y reacomodo en la dinámica de la expansión capitalista, densamente connotado por la
rivalidad creciente entre los estados industrializados. Hacia el final de esa fase se consolida el
“orden neocolonial”, o sea la vinculación permanente de las economías exportadoras a un sistema
mundial dominado por las potencias industriales. Los mencionados procesos de transición se
completan en un buen número de países; el ritmo más lento en la expansión de las exportaciones
no parece haber afectado mucho, sobre todo en el largo plazo: la fuerte baja de los fletes marítimos
y términos de intercambio favorables a los productos primarios compensaron, seguramente, es
ritmo de crecimiento menor.
Al filo del nuevo siglo la expansión vuelve con fuerza inusitada para ser interrumpida por la
guerra mundial y sus secuelas; el auge de los años 20 es a todas luces transitorio: en la América
Latina exportadora, y también en los centros industriales, se ha llegado a un límite de crecimiento…
El crecimiento industrial, que a parir de 1939 conocerá un período de 30 años de expansión,
jalonado por recesiones leves, fue posible a través de mecanismos básicos: a) la “reconstrucción”
de los países industrializados en la posguerra (Europa occidental y Japón), que creó poderosos
vínculos con la economía norteamericana (expansión de las exportaciones de mercancías y
capitales); b) la ampliación del consumo interno de productos industriales; y c) el gasto público
creciente (en el cual los armamentos juegan un rol fundamental).
El orden económico internacional que surgió de la depresión de los 30’ y de la segunda guerra
mundial era muy diferente de aquel otro, consolidado entre 1850 y 1873. Para los países
exportadores de bienes primarios la nueva situación ofreció escasas ventajas: el comercio
internacional creció a un ritmo muy inferior y los aumentos sustanciales se produjeron en los
intercambios entre los países industrializados; los bienes exportados por la periferia apenas
cambiaron de naturaleza, en un contexto industrial de cambios tecnológicos permanentes y de
aumentos continuos en la productividad; la demanda, en los países desarrollados, sufrió cambios
importantes ya que hubo sustituciones en ciertas materias primas, estaños y caucho, por ejemplo, y
el consumo de alimentos creció, en términos relativos, con mucha lentitud; aparecieron nuevos
competidores en el mercado mundial –EEUU con grandes stocks de cereales, los países africanos
con una participación creciente en la producción del café de tipo “robusta”, de gran uso en las
industrias de café soluble, etc.
Desde 1945 hasta hoy, la situación del conjunto de América latina puede resumirse en pocas
frases: comportamiento mediocre de las exportaciones (salvo cortos y localizados episodios) y
presiones cada vez más fuertes por el lado de las importaciones.
¿Cuál ha sido la participación relativa del conjunto de América Latina en el comercio mundial?
En los últimos 100 años ha oscilado entre el 5 y el 9% del valor de los intercambios mundiales… En
1970, la proporción de A.L fue de 5,7%. En resumen, se trata de una participación relativamente
baja y constante a largo plazo.
Nos ocuparemos ahora de la orientación geográfica del comercio latinoamericano. El análisis
debe efectuarse según dos perspectivas complementarias: a) la de cada país de América Latina; b)
la del conjunto del comercio de A.L con los principales países desarrollados.
La orientación geográfica de las exportaciones se modificó considerablemente a lo largo del siglo
XX. La posición dominante de Europa occidental fue decreciendo gradualmente, al punto que en
1950 sólo quedaba un país que vendía más del 50% de sus exportaciones en esos mercados. La
posición norteamericana fue absolutamente dominante en todos los años considerados, en los
casos de México, el Caribe y Honduras. Entre 1939 y 1950 nuevos países ingresan como fuertes
exportadores al mercado norteamericano. Pero, para 1973 se vuelve a una situación parecida a la
de 1913. La exportación hacia “otros países” sólo es significativa para Paraguay, condicionado por
su situación mediterránea, en los cuatro primeros años que estamos considerando. En 1972 han
ingresado a estos “terceros mercados” Cuba, Nicaragua, El Salvador y Uruguay. Se observa la
importancia creciente de mercados “no tradicionales”, el Japón, el bloque socialista, y el incremente
notorio del comercio interregional (Asociación Latinoamericana de Libre Comercio, ALALC,
Mercado Común Centroamericano, Mercomún, etc.)
Los gráficos correspondientes a las importaciones nos permiten constatar el descenso notorio de
los países de Europa occidental, que sólo ocupan una posición significativa importante en 1913.
Los EEUU gozan, ya en 1929, de una posición dominante, y se observa una situación similar en
1950… En suma, los EEUU tienen una importancia absolutamente dominante en el abastecimiento
de los países latinoamericanos en 1950. Los países de Europa occidental sólo ostentan una
posición similar en vísperas de la primera guerra mundial. Fuera de esas situaciones límites la
polarización del comercio de importación es considerablemente menor.
Consideraremos ahora la segunda de las perspectivas, o sea el comercio con los EEUU y el
Reino Unido, países que en el conjunto de los intercambios de A.L ocupan, en diferentes fases de
los últimos 100 años, una posición dominante en el volumen del comercio total.
Su importancia radica en que en 1913 proporcionaba el 26% del conjunto de las importaciones
de A.L y compraba el 30% del total de exportaciones; en 1948 esas proporciones eran de 53% y de
39%; en 1970 de 34% y 30% respectivamente. El Reino Unido tenía, en 1913, una posición similar
a la norteamericana que se fue deteriorando progresivamente, sobre todo en lo referente a las
importaciones (21% de las importaciones en 1970).
Brasil, Argentina, Chile, Uruguay y Perú absorbían, en todos los años, alrededor del 70% del
comercio del Reino Unido con A.L. la Argentina, cuyas exportaciones e importaciones ocupaban en
1913 el primer lugar en el conjunto latinoamericano permitió, por la intensidad de su vinculación
económica con Gran Bretaña, que esta potencia siguiera desempeñando un papel de primera
importancia en la economía de A.L hasta la depresión del 229’.
Con los EEU los datos son similares, también se observa una concentración en pocos países: el
comercio con México, Cuba, Colombia, Venezuela, Brasil y Argentina representa casi el 70% de los
intercambios.
¿Qué razones orientan estos privilegiados vínculos comerciales y financieros? Sería simplista
buscar un único factor explicativo. El carácter complementario de los mercados de importación y de
exportación, sólo se entiende adecuadamente incluyendo un complejo juego de elementos políticos
y de intereses económicos en pugna, que para potencias como EEUU y el Reino Unido incluyen
una dimensión de alcance mundial. El interés británico en los cereales y los productos ganaderos
de la región pampeana constituye, a fines del siglo XIX, el largo resultado de una vinculación
política y comercial ya secular; la importancia menor de los países latinoamericanos exportadores
de productos tropicales se comprende en un contexto imperial que incluye amplias zonas
productoras de azúcar, caucho, té, etc. La distancia y las técnicas de conservación de carne
enfriada jugarán, durante mucho tiempo, en contra de Australia y Nueva Zelanda, favoreciendo a
la Argentina.
La rivalidad entre EEUU y Gran Bretaña por A.L, a lo largo del siglo XIX, comienza con un
preludio de enfrentamiento comercial que, entre 1810 y 1830, favorece a los británicos. La
expansión norteamericana se concentró en los territorios del oeste entre 1803. Y 1848, y en las
décadas siguientes se orientó a controlar el Caribe y a adquirir posesiones estratégicas en el
Pacífico: Alaska y Hawai. El avance de los intereses norteamericanos al sur del Río Grande
coincidió con un retiro progresivo de Gran Bretaña, notorio después de 1850… Dejar las manos
libres a los EEUU fue, en el caso de A.L, una opción basada en la idea de que la vigilancia
norteamericana aseguraría la paz y la estabilidad de la región, lo cual estaría lejos de perjudicar los
intereses comerciales británicos.
México, Centroamérica y el Caribe constituyen, para EEUU, las zonas privilegiadas de
expansión. Confluyen tres gamas de intereses: comerciales, estratégicos y de los inversionistas.
De la guerra con España (1899) a la primera guerra mundial, el Caribe se convierte en Mare
Nostrum de la Marina norteamericana. Las dificultades con México o con Nicaragua constituyen
episodios sin mucha trascendencia; sólo la Revolución cubana en 1958 alterará esa dominación
exclusiva.
En América del sur, Brasil era la nación con vínculos más estrechos: comerciales en cuanto al
importante consumo de café en el mercado norteamericano; financieros dada la activa participación
de los capitales norteamericanos en el proceso de “valoración” del café. Las inversiones directas,
masivas en México y América Central ya a fines del siglo XIX, se orientaron, en el sur, hacia el
sector minero (Perú, Bolivia, Chile), la agricultura de plantación (Perú, Ecuador) y más tarde el
petróleo (Venezuela). Del proceso de penetración de los capitales norteamericanos puede decirse
que fue lento pero sin pausa hasta los años que siguen a la 2°G.M. Otra vez, el triunfo del tío Sam
coincidió con la retirada final de Gran Bretaña. Acotemos, para concluir, que la rivalidad británica,
después de la primera guerra mundial, no se limitó al mercado de capitales. Las líneas navieras
siguieron compitiendo, y la explotación de los campos petroleros dio ocasión, otra vez, a roces y
exasperaciones. Pero, en este último caso, se trató más que nada de conflictos entre grandes
corporaciones.
Después de 1945, las relaciones entre EEUU y América latina se plantean en un complejo
campo de fuerzas que incluye: a) los intereses políticos y miliares de la guerra fría (con su secuela
de diversos grados de intervencionismo en los casos de regímenes poco leales o escasamente
confiables); b) la garantía de las inversiones privadas y los vínculos comerciales; c) el crédito
gubernamental, a través de dos mecanismos, la asistencia miliar y la acción financiera por medio
de agencias (AID) o bancos con fuerte participación de los EEUU (BID, BM, etc.). Desde la
administración Kennedy, el tercer elemento, unido a planes de moderadas reformas internas, cobra
nueva importancia…

3) El grado de integración al mercado mundial: balance de la situación de América


Latina en 1913
Una vez expuesto los componentes básicos y las vinculaciones fundamentales cabe intentar un
balance, en algún punto del largo recorrido de los países latinoamericanos, que nos permia una
apreciación de conjunto en cuanto al impacto de integración al mercado mundial. Hemos elegido
efectuar esas comparaciones en vísperas del comercio mundial que culmina en 1913, proporciona
un ambiente de evaluación relativamente homogéneo.
…Argentina, México, Brasil y Cuba resultan ser los países con mayor vinculación; Chile, Perú,
Uruguay y Venezuela representan un grado promedio, considerando el conjunto de A.L; el resto
están por debajo de esa situación, aunque las distancias son menores que entre los países más
vinculados al mercado mundial…
4) Naturaleza y evolución del mercado mundial de bienes primarios
La concentración
¿Cuáles son las características básicas del mercado mundial capitalista? Una enumeración
rápida no puede dejar de incluir: a) intercambios masivos, con un incremento permanente en el
volumen y en la variedad de los productos objeto de comercio; b) el cambio permanente en la
naturaleza de los productos, que se deriva del progreso tecnológico continuo, inherente al
desarrollo industrial; c) transformaciones continuas en los sistemas de transporte y de
almacenamiento y en las formas de pago en el campo financiero. La expansión mundial del
capitalismo se basó en un flujo internacional de mercancías, capitales y personas que se distribuyó
muy desigualmente en las áreas periféricas. La especialización de amplias regiones en la
producción y exportación de bienes primarios permitió, en todos los casos, una integración muy
rápida al mercado mundial. Pero un análisis en perspectiva revela que ese proceso ocurrió en una
coyuntura internacional muy especial, que se modificó sustancialmente después de 1914, y que la
producción para la exportación fue casi siempre incapaz de asegurar un incremento de la
productividad a largo plazo.
Las características señaladas en cuanto a la naturaleza del mercado mundial capitalista y de la
división internacional del trabajo nos permite entender un aspecto básico del comercio de bienes
primarios: la concentración.
Por diferentes razones, la oferta de estos productos está concentrada geográficamente. Existen
en primer lugar factores de tipo ambiental: clima, suelos, precipitaciones, etc. (aunque el avance de
las técnicas permite una independencia cada vez mayor con respecto a las restricciones que
impone el medio natural y las posibilidades de modificación son cada vez más importantes, existe
siempre un límite geográfico definido, simultáneamente, por el estado de la tecnología y por la
rentabilidad económica del cultivo).
En segundo lugar, hay factores históricos que permiten explicar la posibilidad de un excedente
agrícola exportable en una sociedad y una época dada (Así, por ejemplo, la exportación de trigo al
mercado mundial por la India británica no sólo se explica en función del medio ambiente y la
evolución de las fuerzas productivas, aunque es obvio que de ellos depende la posibilidad misma
de de un excedente comercializable. La fiscalidad colonial creó mecanismos que incentivaron a los
campesinos a preferir el trigo en detrimento de otros cultivos básicos; fue entonces el sistema de
dominación lo que finalmente generó ese excedente agrícola canalizado al mercado mundial.
La geografía de las exportaciones de bienes primarios permite hacerse una idea rápida de la
distribución desigual y de su derivado inmediato, la concentración del abastecimiento del mercado
mundial en manos de unos pocos países productores. Los mapas permiten también apreciar la
tendencia de larga duración en esa distribución desigual, al comparar la situación en 1913 con la
de 1953 (café, cacao, azúcar, cereales, petróleo).
La concentración geográfica se observa también en la demanda internacional de bienes
primarios. Ésta se ha limitado, en el largo plazo, a los países industrializados, y dentro de éstos
(excluyendo al bloque socialista), resultó ser una función inversa del tamaño de cada país. Este
hecho es importante para entender por qué existe un mercado mundial para algunos productos y
para otros no. sólo aquellos alimentos o materias primas consumidos masivamente en los países
desarrollados alcanzan un volumen de intercambios suficiente como para que exista un verdadero
precio internacional. Debe notarse que productos como el arroz, el maíz, la mandioca y la papa
constituyen el alimento básico de la mayoría de la población del planeta sin que tengan una parte
significativa en el comercio mundial. Algo parecido puede decirse de la ganadería extensiva,
vinculada a mercados locales o a lo sumo regionales, y asociada casi a siempre a diversas formas
de trashumancia.
Una concentración similar a la demanda se observa en las materias primas industriales, con el
agregado de que su composición se modifica mucho más rápidamente que la de alimentos. La
sustitución de fibras naturales por sintéticas, cuero o madera por plásticos, estaño por aluminio,
etc., constituyen algunos ejemplos de este proceso.
¿Cómo se manifiesta este fenómeno de concentración, tanto a nivel de la oferta como de la
demanda, en el comercio concreto? Si lo examinamos desde la perspectiva del tipo y el número de
empresas dedicadas a esa actividad, el mercado internacional se nos aparece, al menos desde
mediados del siglo XIX, como un mundo de oligopolios.
A nivel local, el comercio de exportación está invariablemente concentrado; tratese de los
cereales argentinos, la carne del Río de la Plata, el azúcar de Cuba o Perú, o el café de Brasil. En
el caso de los minerales o las plantaciones de banano es frecuente que la misma compañía se
encargue de todas las fases, desde la producción a la exportación. La navegación de ultramar es
controlada por unas pocas líneas y lo mismo ocurre con los depósitos y sistemas de almacenaje en
los principales puertos de distribución a los lugares de consumo. En todas las economías de
exportación ha existido una conexión, a veces tenue y poco perceptible, otras veces clara y directa,
en el fondo tenaz y persistente, entre las compañías ferroviarias, las firmas exportadoras, las
empresas navieras y las corporaciones que almacenan y venden los productos en los mercados
consumidores. Pero lo que hace factibles estas conexiones -y de hecho torna posible la existencia
de un verdadero mercado mundial- es el capital bancario y financiero…
Estas características del crédito internacional constituyen otro importante elemento en el
fenómeno de concentración que estamos estudiando. No es extraño entonces que las Bolsas de
Londres, Liverpool, Amberes, Rotterdam, El Havre, Hamburgo, Nueva York y Chicago concentren
también el grueso de las transacciones de mercancías del comercio mundial. Por lo general hay
una coincidencia espacial entre las Bolsas y vastas instalaciones de almacenaje, pero esto no
siempre es necesario. Los productos menos perecederos y de tipificación más o menos fácil son
objeto de transacciones y compensaciones (clearing) similares a las operaciones bancarias…
La producción agrícola, y en menor medida la ganadera, fluctúa estacionalmente, por lo cual,
dependiendo de las características climáticas de las regiones de origen, los mercados
consumidores reciben una oferta “escalonada” a lo largo del año. La situación de oligopolio abre
posibilidades muy grandes de especulación, según las expectativas de cosecha en los países
productores más importantes. Los mercados a término constituyen, en la red de vinculaciones
comerciales y financieras que ya se describió, un medio para atenuar el impacto de las
fluctuaciones imprevistas…

Restricciones a la producción y el comercio: acuerdos internacionales


…La política comercial norteamericana hacia A.L no se ha apartado nunca de los patrones de
definición tradicionales: cuotas y preferencias aduaneras que se distribuyen según un complicado
juego de intereses políticos y económicos, expresado a través de los poderosos lobbies que actúan
en el congreso de EEUU…

5) Cambios en la composición del comercio exterior de América Latina


Ya hemos dicho que las exportaciones de A.L cambian escasamente en su composición en los
últimos 100 años. En 1913, 1953 y 1973, la mayoría de los países cuentan con un producto, o con
un grupo de productos similares, que representan más del 30% del valor total de las exportaciones;
y un análisis pormenorizado nos revela casos de una dependencia significativamente mayor. En
1972 se observa alguna diversificación, pero esto dista de ser todavía una tendencia generalizada.
¿Qué ocurre con las importaciones? Su composición varía, en el mismo período, en forma
sintomática… La importancia de las materias primas y los bienes de capital señalan, a la vez, el
avance relativo de la industrialización en México y Argentina –más visible en 1929- y cómo Brasil
avanza también, aunque más lentamente, en la misma senda. Costa Rica y Cuba, por su parte,
muestran una diversificación económica interna muy débil, aún en 1950. En esa fecha, el contraste
con los 3 países mencionados es todavía mayor.
Los datos disponibles nos permiten afirmar que, al menos a lo largo del siglo XX, las importaciones
de los países de A.L han cambiado casi continuamente en su composición, con una tendencia
firme a incrementar la proporción de las materias primas y los bienes de capital. Si se recuerda
ahora que esas importaciones cambian también cualitativamente, es decir, se trata de productos
que resultan de un trabajo cada vez más productivo, y que las exportaciones han experimentado
cambios muy reducidos, no se puede menos que concluir que la “vulnerabilidad exterior” de las
economías latinoamericanas sigue siendo un factor estructural tan importante hoy como ayer. Este
rasgo es, además, característico de todos los países subdesarrollados.

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