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Hay personas que no pueden despegarse de otras.

Casi literalmente, y es que una


no puede hacer nada sin que la otra esté detrás, encima, o a muy corta distancia.
Sucede entre personas que tienen una relación estrechísima, y, aunque muchas
veces lo asociamos a sentimientos de posesividad, celos, protección, etc., que
también es correcto, otra causa “energética”, en muchos casos, no es otra que lo
que llamamos la pérdida o intercambio de facetas del alma.
Intercambio de trocitos de alma
Cuando dos personas pasan tiempo juntas, sus auras interactúan y se generan la
una en la otra todo tipo de intercambios energéticos, pero, cuando la relación es
aun más profunda, son las “almas” las que pueden llegar a interactuar,
generándose, aquello que, en diferentes terapias, llamamos la perdida de facetas
del alma. Una faceta es una parte de la energía de nuestra alma, un trocito
consciente de la misma, que puede quedarse “enganchada” a la energía que es el
alma de la otra persona. Cuando esto ocurre, a nivel inconsciente, la persona que
ha perdido un “trocito” se siente sin saber porque empujada a correr y estar
continuamente cerca de la persona que se lo “quitó” (sin saberlo conscientemente,
o sí), atraída por una parte de “si mismo” que está ahora en otra persona. La
persona que posee algunas facetas del alma de otra persona la tendrá todo el día a
cuestas, si no físicamente, psicológicamente, pues posee una parte de otra energía
que no es la suya.

Problemas y soluciones
Este problema puede suele darse especialmente entre parejas o entre padres e
hijos, pero también a través de diferentes tipos de trabajos energéticos (de muchas
clases, polaridades y colores), pues es necesario realmente que la interacción entre
las dos almas sea muy fuerte, o que se fuerce, y es continua fuente de agobios y
enfados, que si no me dejas tranquilo ni un momento, que no puedo ni respirar
solo, que no me puedo ir ni al baño sin que me sigas, etc. Cuando no se trata de
una perdida, sino de un intercambio, en la que ambas personas tienen una pequeña
parte de la esencia de la otra, entonces ya son como dos lapas, que no pueden
estar separadas, y si lo están físicamente, constituye una preocupación constante el
saber que estará haciendo la otra persona. Aunque no se dan cuenta, y todos lo
asociamos a los comportamientos que he mencionado antes (posesividad, celos,
etc.).

La solución pasa evidentemente por una restauración de esas facetas perdidas,


“sacamos” energéticamente los trocitos del alma de una persona y las
“devolvemos” a la persona a la que pertenece ( basicamente lo hace interactuando
con la persona a nivel de su Yo Superior) y cuando se ha completado, existe una
liberación física y psicológica en la relación, que no es que tenga que ir mal, o dejar
de existir, sino que ya cada una de las partes está completa e individualizada, y las
cosas siguen su curso normal.

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