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ARCO/LIBROS, S.L.

Aoife Ahern

El subjuntivo: contextos y efectos

A
ARCO/LIBROS,S.L.
CUADERNOS DE
Lengua Española
Dirección: L. Gómez Torrego

© by Arco Libros, S.L., 2008


Juan Bautista de Toledo, 28. 28002 Madrid
ISBN: 978-84-7635-755-2
Depósito legal: M-53.897-2008
Printed in Spain - Impreso por Lavel, S. A. (Madrid)
I n t r o d u c c i ó n ........................................................................................................................ 7

1. E x p l i c a c i o n e s c l á s i c a s y p e r s p e c t i v a s a c t u a l e s .................. 11
2. E l s u b j u n t iv o e n l a s o r a c io n e s su b o r d in a d a s s u s t a n t iv a s . 19
2.1. La rección del modo.................................................................... 20
2.1.1. Predicados con indicativo...................................................... 20
2.1.2. Predicados con subjuntivo..................................................... 21
2.2. La alternancia de los modos...................................................... 27
2.2.1. Alternancia lectura factual - lectura prospectiva................ 28
2.2.2. Alternancia lectura asertiva - lectura de información co­
nocida..................................................................................... 31
2.2.3. La alternanáa asociada a la negación............................... 33
2.2.4. Alternancia del modo en interrogativas............................... 36
3. E l s u b j u n t i v o e n l a s o r a c i o n e s d e r e l a t i v o ............................ 39
3.1. El subjuntivo en las oraciones de relativo con antecedente
pronominal o sin antecedente expreso.................................... 41
3.2. Predicados que posibilitan el uso del subjuntivo en las re­
lativas................................................................................................ 42
3.3. Efectos del tiempo verbal........................................................... 44
3.4. Efectos de la presencia de otras expresiones sobre el modo en
las oraciones de relativo.............................................................. 45
3.4.1. Relaciones entre la negación y el subjuntivo en las oraciones
de relativo............................................................................... 45
3.4.2. Expresiones cuantificadoras y modo en las oraciones de re­
lativo...................................................................................... 46
3.4.3. Oraciones de relativo en construcciones comparativas........ 47
3.5. Equivalencia entre el imperfecto de subjuntivo y el plus­
cuamperfecto de indicativo......................................................... 49
3.6. Oraciones de relativo finales..................................................... 51
3.7. Conclusiones acerca del modo en las oraciones de re­
lativo................................................................................................. 52
4. El SUBJUNTIVO EN LAS ORACIONES ADVERBIALES ........................... 53
4.1. Oraciones adverbiales propias................................................... 54
4.1.1. Las oraciones temporales....................................................... 55
4.1.2. Oraciones adverbiales de lugar y modo................................ 60
4.2. Oraciones adverbiales impropias.............................................. 61
4.2.1. Oraciones causales................................................................. 62
4.2.2. Oraciones consecutivas........................................................... 65
4.2.3. Oraciones finales................................................................... 68
4.2.4. Oraciones condicionales........................................................ 69
4.2.5. Oraciones concesivas.............................................................. 72
5. O r a c i o n e s i n d e p e n d i e n t e s c o n s u b j u n t i v o .............................. 79
Ej e r c i c i o s ................................................................................................................................ 83

S o l u c i o n e s a l o s e j e r c i c i o s ................................................................................... 87

B i b l i o g r a f í a b á s ic a . 91
El modo subjuntivo, como indica su propio nombre derivado
del latín subiunctivus (flexión para subordinación1), constituye en
principio un tipo de morfema que marca la subordinación en las
formas verbales. Teniendo en cuenta esta caracterización, podría­
mos suponer que si el subjuntivo se opone al indicativo, este último
sería el modo de lo no-subordinado, o de las oraciones indepen­
dientes. Sin embargo, en cuanto se trata de comprobar la validez
de esta conclusión, se observa que los hechos no son tan sencillos
como podríamos esperar. Entre los usos más habituales en español
encontramos ejemplos tanto de subjuntivo en oraciones no-subor­
dinadas ( Quizás estén en el pueblo), como de indicativo en oraciones
subordinadas ( Creía que era mucho más tarde). La realidad de la len­
gua nos muestra que el uso de los modos está determinado por
una serie de factores que va mucho más allá de la simple oposición
entre oraciones subordinadas y oraciones independientes.
En este sentido, posiblemente lo más llamativo de la gramática
de los modos sea la asociación de cada uno de ellos con deter­
minados elementos subordinantes: algunos verbos rigen (es decir,
seleccionan) el modo indicativo en las oraciones subordinadas,
como creer, saber o afirmar, mientras que otros, por ejemplo, pedir,
alegrar o dudar, rigen subjuntivo. Tanto es así que a menudo los
estudios gramaticales del modo se limitan a señalar este hecho,
generalmente destacando la relación entre el subjuntivo y los va­
lores semánticos de algunos de los verbos que lo rigen: describen
este modo como el de la duda, de la negación o de la posibilidad,
por ejemplo. Pero, nuevamente, cuando se trata de ofrecer una
explicación aplicable más allá del nivel de las observaciones super­
ficiales, surge la dificultad de que casi todas las generalizaciones
que puedan hacerse resultan parciales. Por ejemplo, si abordamos
1 La expresión latina deriva, a su vez, del griego: énklisis hypotaktiké, flexión de la hipo­
taxis.
la descripción del subjuntivo relacionándolo con nociones como
la duda, la inseguridad y la vaguedad, según se podría suponer a
partir de ejemplos con verbos como dudar (Dudo que llueva esta tar­
de) , o con oraciones de relativo no-específicas ( Toma lo que quieras),
de inmediato nos enfrentamos a datos que contradicen nuestra
caracterización: ocurre que es precisamente el subjuntivo el modo
empleado en oraciones que denotan situaciones que se suponen
ya conocidas por el oyente (Aunque estemos aquí nosotros dos, no po­
demos empezar hasta que lleguen los demás; Está bien que haya llovido),
en las que el contenido se interpreta como algo que está lejos de
cualquier duda, algo que el hablante da por sentado.
Asimismo, como ya muestran los pocos ejemplos citados, el
subjuntivo puede aparecer en oraciones que cumplen una varie­
dad bastante amplia de funciones. En oraciones independientes,
además de ejemplos donde se pondera una posibilidad, como el
citado más arriba con quizás, los morfemas de este modo funcio­
nan como formas alternativas del imperativo. Así, encontramos
el subjuntivo en órdenes o ruegos donde la forma verbal está en
tercera persona (con Usted como sujeto, ya sea explícito o elidi­
do): ¡Váyase!', ¿Dígame ?; ¡Pase Usted!, etc. En otros casos, el subjun­
tivo está presente en oraciones encabezadas por la conjunción que
en usos que expresan un deseo del hablante: ¡Que se besen!-, ¡Que
aproveche! Y retornando a las oraciones subordinadas, ya hemos ci­
tado ejemplos donde el subjuntivo se utiliza en las subordinadas
sustantivas en función de sujeto (Está bien que haya llovido), y de
objeto directo (Dudo que llueva)', en oraciones adjetivas ( Toma el
libro que quieras); o en oraciones con funciones adverbiales, como
el ejemplo ya señalado de las concesivas (Aunque estemos aquí noso­
tros dos,...); además, puede utilizarse en otros tipos de adverbiales
como las temporales, las causales y las finales.
En resumen, el problema principal con el que se enfrentan los
estudios del subjuntivo consiste en explicar cómo es posible que
un mismo modo esté relacionado con una variedad tan amplia de
contextos oracionales. Los datos que proporciona el análisis gra­
matical dibujan una imagen del fenómeno como una serie de he­
chos bastante irregular: en principio el modo subjuntivo es el de
la subordinación, pero aparece en oraciones independientes; se
opone al indicativo por su asociación con determinadas nociones,
pero tales nociones no parecen mantener ninguna relación lógica
entre sí; en las oraciones independientes la alternancia indicativo-
subjuntivo puede servir para diferenciar lo que se afirma, de lo
expresado como un mandato o sugerencia... Por ello, no parece
que un acercamiento que se limite a reseñar todos los usos del
subjuntivo pueda constituir otra cosa que una simple lista de fenó­
menos aparentemente inconexos. En cambio, consideramos que
un acercamiento más práctico, como el que se desarrollará aquí,
debe partir de la identificación de una noción básica pertenecien­
te al sistema de la lengua que caracteriza a los modos en todos los
diferentes usos que existen.
Ya se ha producido un avance importante hacia este tipo de
finalidad en los análisis de] modo verbal a partir del desarrollo de
enfoques que estudian el lenguaje en sus funciones discursivas. En
Bybee y Terrell (1974) se estableció un enfoque innovador en el
que se propone una relación directa entre el modo verbal y la aser­
ción de los contenidos expresados en una oración. A lo largo de
los siglos muchos gramáticos habían afirmado que la noción de lo
irreal constituía el significado central del subjuntivo, ejemplificado
en construcciones como Es imposible que lo sepa. Lo que proponían
estas autoras por primera vez era la manera en que esta noción
podría estar relacionada con otro tipo de usos de este modo: en
español, el subjuntivo también se emplea en oraciones cuyo con­
tenido constituye un hecho que damos por supuesto, como en Es
estupendo que hayas venido. Al analizar el uso de este tipo de oracio­
nes como enunciados en el discurso, estas autoras demostraron
que en ambos grupos de construcciones la intención informativa
del hablante (la información que el hablante destaca o presenta
como nueva) se centraba en el contenido de la oración principal,
esto es, la oración subordinante. Es decir, según Bybee y Terrell,
en estas construcciones lo que el hablante afirma (el contenido
de su aserción) está en la oración subordinante: respectivamente,
es imposible y es estupendo. La presencia del subjuntivo en las oracio­
nes subordinadas marca el hecho de que el hablante no asevera
su contenido, sino que menciona ese contenido para afirmar otra
cosa acerca de él.
Si«se tienen en cuenta, al igual que se ha hecho en muchos
estudios recientes, las funciones que los modos verbales desem­
peñan en las diferentes interpretaciones de los enunciados en la
comunicación, es posible encontrar, como esperamos mostrar en
el presente libro, un sentido único para el subjuntivo. Son nume­
rosos los argumentos a favor de que esta línea de análisis de las
funciones del modo sea la más apropiada. Lo que nos interesa,
tanto a la hora de explicar el modo, como a la hora de enseñar
a utilizarlo a un hablante no-nativo, es mostrar por qué el modo
está seleccionado por determinadas expresiones, y por qué existen
otros contextos oracionales en los que el hablante elige uno u otro,
según lo que desea expresar. Para ello, interesa dar cuenta de to­
dos los tipos de efectos que crea el subjuntivo en la interpretación
de las oraciones, e identificar el sentido en que todos ellos pueden
entenderse a partir de un significado básico único. Como mostra­
remos, este objetivo puede cumplirse siempre que separemos los
efectos del modo en sí, de los efectos de las demás expresiones de
la oración y de los del conocimiento que poseen los hablantes de
la situación comunicativa.
Así, examinando cada uno de los distintos tipos de elementos
que influyen en la posibilidad de emplear el subjuntivo, revelare­
mos la manera en que este modo crea efectos en la interpretación.
Notaremos, asimismo, cómo en ocasiones los efectos que la elec­
ción de un modo u otro en la interpretación de los enunciados
puede variar según la situación comunicativa. Desarrollaremos
una explicación que muestra, por tanto, cómo el modo representa
un medio por el que los hablantes moldean y explotan las propie­
dades de la gramática para poder expresar lo mejor posible las
características individuales de cada uno de los pensamientos que
tratan de transmitir.
Para terminar esta introducción quiero expresar mi agradeci­
miento a las personas que tan amablemente han prestado su apoyo
y su tiempo para ayudarme en la redacción del texto que presento
a continuación. En primer lugar deseo agradecer a Victoria Escan-
dell-Vidal que, como directora de mi tesis doctoral, me ha ayudado
a lo largo de muchos años en la generación de las ideas que for­
man la base de este libro. A ella y a Manuel Leonetti les agradezco
asimismo el haberme ofrecido su tiempo y esfuerzo para corregir
y comentar el libro. Agradezco también al director de la colección
de Cuadernos de Lengua Española, Leonardo Gómez Torrego, por
sus orientaciones y sugerencias. Además quiero dar las gracias a
mi compañero Teodoro Álvarez Angulo por sus correcciones y co­
mentarios. El texto se basa en las investigaciones financiadas por el
proyecto HUM2006-06630, Semántica Procedimental y Comunicación
Explíáta, del Ministerio de Educación..
Para comenzar nuestro estudio de los distintos usos que posee
el subjuntivo en español, presentamos aquí un breve repaso de los
tipos de explicaciones que se han formulado de su significado y de
los tipos de oraciones en las que se emplea, a lo largo del tiempo.
Los estudios gramaticales clásicos comparten en general la vi­
sión de los modos verbales como elementos que reflejan la actitud
del hablante hacia el contenido proposicional del enunciado, esto
es, la postura que adopta el hablante con respecto a lo que esté
diciendo. La relación entre el modo y la actitud del hablante, de
acuerdo con esta tradición, puede resumirse en la siguiente des­
cripción de Sastre (1997: 15):
La seguridad canalizada por el indicativo queda diluida en la vague­
dad del subjuntivo. Por eso hay que hablar del subjuntivo como el
modo de la virtualidad, de lo hipotético, de la valoración subjetiva de
la realidad, frente al indicativo como modo de la factualidad y de la
imposición objetiva de los fenómenos.
En este fragmento Sastre menciona dos oposiciones claves para
las explicaciones tradicionales de la distinción indicativo-subjunti­
vo: por una parte, lo factual frente a lo hipotético, oposición que
también se suele describir como lo real frente a lo irreal; y por
otra, lo objetivo frente a lo subjetivo.
En resumen, lo que refleja esta autora consiste en una corres­
pondencia que sintetiza los estudios y explicaciones de los modos
indicativo y subjuntivo en la tradición gramatical clásica, una pers­
pectiva que podríamos esquematizar en el siguiente gráfico:
Esquema 1: Explicaciones tradicionales de los modos

Indicativo Subjuntivo
Lo real Lo irreal
Lo factual Lo hipotético
Hecho objetivo Idea subjetiva

Estas nociones fundamentales se corresponden, asimismo, con


el sentido general que suele asignarse a las oposiciones modales
en un gran número de idiomas (como muestran por ejemplo Pal­
mer (1986) o Bybee, Perkins y Pagliuca (1994: 238-40)). Por tanto,
podemos afirmar que las explicaciones tradicionales basadas en
estas nociones poseen cierta validez; sin embargo, dicha validez se
sostiene solamente en el nivel teórico.
El problema de este tipo de oposiciones consiste en las difi­
cultades que encontramos al tratar de aplicarlas a los diferentes
tipos de ejemplos que se nos presentan en cualquier discurso o
texto. Resulta muy complicado ‘traducir’ las nociones en cuestión
a la hora de formular una explicación unificada que sea aplicable
a los distintos usos de los modos. Como prueba de ello podemos
ver multitud de manuales y libros de ejercicios sobre el subjunti­
vo, como por ejemplo el de Borrego, Ásencio y Prieto (1986), un
estudio muy bien elaborado, sistemático y detallado que formula
el uso de los modos en nada menos que 77 reglas. Podemos, igual­
mente, examinar unos cuantos ejemplos que revelen distintos ti­
pos de usos de los modos, como haremos a continuación.
1. Juan está muy seguro de que llueve.
2. Es imposible que llueva.
3. ¡Qué lástima que llueva justo hoy, el día de la fiesta!
4. Creo que llueve, pero no estoy segura...
Evidentemente, a la hora de formular la correspondencia entre
las oposiciones esquematizadas más arriba y el significado expre­
sado a través de la alternancia modal, los gramáticos tradicionales
tendrían en mente ejemplos como (1) y (2). Lo que se expresa
como que llueve en (1) representa un pensamiento que, para el
sujeto de la oración, describe una situación real y se formula con
el indicativo. Y lo que se expresa en subjuntivo en (2), que llueva,
se consideraría como un supuesto irreal.
No obstante, los ejemplos (3) y (4) muestran usos igualmen­
te frecuentes de los modos, pero en los que mantener la corres­
pondencia realidad-indicativo, irrealidad-subjuntivo nos exigiría
distorsionar de manera considerable los conceptos en cuestión.
Cuando en (3) se exclama que una determinada situación es una
lástima, entendemos que se trata de una situación factual: el ha­
blante considera absolutamente real el contenido expresado en
que llueva justo hoy, a pesar de que esté en subjuntivo. En cuanto
al ejemplo (4), que llueve no se presenta como una realidad, sino
como lo que a todas luces parece una mera suposición del hablan­
te, pero está en indicativo.
Con estos mismos ejemplos también es posible detectar el tipo
de problemas que surgen a partir de la dicotomía objetivo-sub-
jetivo, propuesta por muchos autores como correspondiente a la
oposición significativa entre los valores de los modos verbales. Si
suponemos que el contenido que Hueveen el ejemplo (1) se expre­
sa como un juicio objetivo, no está claro cómo podríamos justificar
que en (4) también se tenga que considerar como objetivo. En este
último ejemplo el hablante podría continuar diciendo: ...es sólo
una opinión subjetiva sin suscitar ninguna extrañeza en el oyente.
Por otro lado, si se centra la explicación en nociones como la
de la ‘seguridad’ del indicativo frente a la ‘duda’ que expresa el
subjuntivo, ejemplos tan habituales como los usos siguientes nos
llevan muy pronto a terrenos resbaladizos:
5. Dudamos que venga Juan.
6. Es más que probable que venga Juan.
7. Es una alegría que venga Juan.
Evidentemente, la idea de que es el subjuntivo el elemento que
aporta el matiz de ‘duda’ a una oración resulta muy difícil de de­
fender ante contrastes como los ejemplificados en (5) - (7): la
validez que puede tener esta noción aplicada a ejemplos como el
de (5) se esfuma en cuanto se intente dar cuenta de otros tipos de
entornos donde se emplea el subjuntivo. En (6) y (7), a pesar de
la presencia del subjuntivo, la actitud del hablante hacia el conte­
nido que vengaJuan parece mucho más cercana a la idea de seguri­
dad que a la de duda.
Así las cosas, a la hora de tratar de establecer reglas que go­
biernen el uso del subjuntivo, la estrategia que se adopta con más
frecuencia consiste en enfocar la explicación en los entornos que
requieren este modo. Parece un paso necesario admitir que la no­
ción de duda está codificada en el predicado dudar, y no en el
modo. Pero cuando abandonamos la tendencia a asociar determi­
nadas nociones con cada modo, la alternativa suele ser la multipli­
cación desbordada de reglas basadas en los predicados y entornos
que seleccionan cada modo, como se ha mencionado más arriba.
Sin embargo, los que se han enfrentado a la elección entre la
dura tarea de intentar aplicar las nociones que fundamentan las
explicaciones tradicionales a la hora de enseñar la gramática espa­
ñola a hablantes no nativos, o bien admitir que la realidad es tan
compleja que exige el conocimiento de al menos 77 reglas para
poder utilizar sólo uno de los aspectos de la conjugación verbal
en español, han sido quienes han notado claramente la necesidad
de nuevos acercamientos al problema basados en los aspectos más
prácticos del uso de la lengua.
Autores como Matte Bon (1992) o Ruiz Campillo (2006) se
incluyen entre los que han avanzado más en la aplicación de estas
nuevas perspectivas. Aunque recomendamos al lector interesado
que para conocer mejor las propuestas en cuestión consulte los
estudios citados, podríamos resumir sus aportaciones en que el
primero muestra cómo el subjuntivo es el modo que se emplea
cuando el hablante expresa un contenido con un propósito dis­
tinto del de informar al destinatario, mientras que el indicativo
es el modo ‘informativo’ por defecto. Por su parte, el segundo ha
desarrollado una propuesta muy práctica adaptando y refinando
acercamientos como el de Terrell y Hooper (1976/1990) basados
en la asociación entre, por un lado, el indicativo y la aserción o
declaración de un contenido, y por otro, el subjuntivo y la ‘no-
declaración’.
En general, lo qué puede considerarse un denominador co­
mún en las propuestas actuales para explicar el subjuntivo es la
atención que se presta a las intenciones del hablante. Lo que se
enfatiza es que la oración principal {Me alegro que... / Estoy segura
de que... / Creo que... / Dudo que.. . / Es imposible que... ) refleja la ac­
titud y el tipo de intención que sostiene el hablante con respecto
al contenido de la oración subordinada y, a su vez, cada predicado
subordinante resulta compatible con determinadas maneras de
presentar ese contenido: algunos predicados son compatibles con
declaraciones mediante las que se trata de informar al oyente ( Te
aseguro / aviso / señalo que...), mientras que otros son compatibles
con que se esté cuestionando o negando un contenido (Es impro­
bable / cuestionable / Dudo / No puedo creer que...) 'o la mención de
hechos supuestamente conocidos (Lamento / me encanta / molesta
/ sorprende que... ). Por tanto, surge la posibilidad de describir los
modos indicativo y subjuntivo como marcas que indican el tipo
de intención con la que el hablante expresa el contenido de la
oración. Esta noción nos lleva de vuelta a la idea general que soste­
nían los gramáticos tradicionales: que los modos verbales reflejan
la actitud del hablante. Y sin embargo, ahora estamos en una posi­
ción para explicar el sentido en que esta descripción es apropiada
y hacerla aplicable a diferentes tipos de ejemplos.
Podríamos describir esta distinción entre los tipos de intencio­
nes del hablante correspondientes a la alternancia entre el indica­
tivo y el subjuntivo como sigue.
1. El indicativo se emplea cuando el contenido de la oración consti­
tuye un pensamiento que expresamos para proporcionar información
al destinatario;
2. El subjuntivo se empléa cuando hacemos mención de un contenido
que enmarcamos como una posibilidad, o bien como un dato ob­
servable en el contexto de comunicación.
Gomo vemos, existen en general dos tipos de usos del subjun­
tivo. Por una parte, es el modo que se emplea para mostrar que el
contenido de la oración describe una situación que el emisor está
presentando como una mera posibilidad (véanse ejemplos como
(2) Es imposible que llueva; y (5) Dudamos que vengaJuan) y por otra,
se emplea igualmente este modo cuando se considera que lo des­
crito en la oración es algo que el interlocutor ya conoce o puede
observar. Los usos del subjuntivo como los de (3) ¡Qué lástima que
llueva justo hoy, el día de la fiesta! y (7) Es una alegría que vengaJuan,
ejemplifican los usos en que el subjuntivo está asociado a la men­
ción de este tipo de información, que también podríamos descri­
bir como información accesible en el contexto comunicativo. La
propiedad que comparten ambos tipos de usos de este modo con­
siste en la ausencia de la intención de proporcionar información
al destinatario, característica de los usos del indicativo.
Asimismo, puede observarse que la descripción a la que se alu­
dió en la introducción del presente estudio del subjuntivo como el
‘modo de la subordinación’ subyace a la que se formula en II: las
expresiones que facilitan la presencia de este modo (predicados
subordinantes de distintos tipos, adverbios de duda o posibilidad,
eic.) especifican o afinan la clase de ‘actitud’ que sostiene el emi­
sor respecto al contenido de la oración, aclarando si se trata de la
expresión de algo que éste considera posible o potencial, o bien
como observable y conocido por el destinatario. En otros térmi­
nos, el subjuntivo codifica un tipo de significado por sí mismo,
pero requiere un entorno oracional que determine o defina por
qué el emisor menciona el contenido sin llegar a afirmarlo, puesto
que existen dos tipos generales de motivaciones; en este sentido
se manifiesta su significado como ‘dependiente’. El tipo de signifi­
cado que expresa el subjuntivo, por tanto, sólo se puede interpre­
tar en relación con los datos aportados por las demás expresiones
del entorno oracional donde aparece el verbo en este modo. En
cambio, el indicativo se caracteriza por la ausencia de este tipo de
dependencia: el contenido de una oración en indicativo se inter­
preta por defecto como una información, un pensamiento que
el emisor expresa a través del enunciado en cuestión, ya sea asu­
miéndolo como propio, ya sea atribuyéndolo a otro sujeto (como
ocurre en ejemplos como (1)).
Aunque en un principio podría resultarnos extraña esta ma­
nera de entender el significado como dependiente de factores de
naturaleza diversa (las expresiones del entorno oracional y la in­
formación accesible para los interlocutores), habría que tener en
cuenta que las descripciones de otras expresiones de tipo pura­
mente gramatical, como los determinantes, los tiempos verbales o
los pronombres tienden a formularse en términos muy similares.
Ocurre así porque este tipo de expresiones no se pueden definir
en la misma manera que definiríamos palabras referidas a con­
ceptos, como gato, saltar o amable, sino en términos de procesos u
operaciones mentales que realizamos como parte esencial de la
interpretación de los enunciados. Tales procesos tienen finalida­
des diferentes, como pueden ser la identificación del individuo o
de la entidad a la que se está haciendo referencia, en el caso de
los determinantes; o en el caso de los tiempos y modos verbales, la
ubicación de una situación en el tiempo, o su inclusión en lo que
se considera como la realidad, propia o ajena, la posibilidad o lo
contingente.
Como ya se ha podido observar en los ejemplos anteriores, y
mostraremos con detalle en los siguientes capítulos, la influencia
del modo subjuntivo en la interpretación puede dar resultados que
en ocasiones son contradictorios entre sí. Ocurre así debido a la
importancia de la expresión que legitima o hace posible la presen­
cia del subjuntivo, ya que, junto a la información disponible a los
interlocutores en la situación comunicativa, determina sus efec­
tos. En otros términos, el aspecto más problemático de este modo
consiste en que, como hemos observado, existe una variedad de
expresiones que facilitan su aparición en una oración, y cada una
de ellas presenta sus propias características y particularidades. Des­
entrañar los efectos del subjuntivo en sí de las propiedades que en
realidad pertenecen a las expresiones con las que puede aparecer
constituye una tarea esencial para poder describirlo de manera
adecuada, y es, asimismo, el punto en el que falla la mayoría de los
intentos de explicarlo.
En los capítulos siguientes, presentaremos un acercamiento al
subjuntivo que mantiene una perspectiva constante de la función
de este modo en la comunicación, mostrando su aplicación a los
diferentes tipos de oraciones y construcciones en las que aparece.
La idea central que forma el eje en torno al que se derivan los
distintos entornos y efectos obtenibles consiste en la intención del
emisor o hablante de presentar el contenido de la oración en sub­
juntivo de una determinada manera: enmarca el contenido como
la representación de lo posible, o bien, de lo accesible en el con­
texto de la comunicación.
2. EL SUBJUNTIVO EN LAS ORACIONES
SUBORDINADAS SUSTANTIVAS

Hay un gran número de verbos en español que pueden em­


plearse con oraciones subordinadas sustantivas en función de
complemento directo, complemento regido, o bien como sujeto.
El modo subjuntivo, característico de las oraciones subordinadas,
es bastante frecuente en estas construcciones. Un problema que
esto plantea es el de saber en qué casos hay que utilizar el indi­
cativo, y cuándo, en cambio, es obligatorio el subjuntivo. En el
presente capítulo se describe cómo las propiedades del verbo o
predicado principal -en adelante emplearemos el término pre­
dicado para hacer referencia tanto a los predicados no-verbales
(Vg. estar claro) como a los verbales- determinan la forma verbal
de las oraciones subordinadas sustantivas: podemos encontrar
subordinadas sustantivas en indicativo, en subjuntivo o bien en
infinitivo, dependiendo de diferentes factores que se estudiarán
aquí.
Tradicionalmente, se ha expresado la relación gramatical en­
tre un predicado principal y el tipo de oración subordinada con el
que se combina como una relación de rección: por ejemplo, algu­
nos predicados rigen oraciones en subjuntivo, y otros, oraciones
en indicativo. Pero esta manera de describir los hechos puede difi­
cultar la percepción de que, en realidad, es en el nivel del signifi­
cado donde se determinan las relaciones de compatibilidad entre
el modo de la oración subordinada y el significado del predicado
subordinante. Este papel determinante lo veremos reflejado al es­
tablecer una clasificación de los predicados según su significado
con el fin de predecir la forma verbal que admitan en las oraciones
subordinadas con las que se combinan. Y más adelante, observare­
mos algunos casos en los que intervienen otros factores, distintos
de las propiedades del predicado en sí, en la determinación de la
forma verbal que aparece en las subordinadas sustantivas.
2.1. La r e c c i ó n d e l m odo

2.1.1. Predicados con indicativo


Los predicados que implican la afirmación de un hecho o si­
tuación rigen complementos oracionales en indicativo. En oracio­
nes como:
1. Me han asegurado que está nuevo.
2. Afirmó que había visto una persona sospechosa.
3. Cuando desayunábamos notamos que hubo un pequeño terremoto.
4. Al llegar vio que había aparcamiento de sobra.
5. Sabemos que la temperatura media está subiendo.
6. Juan y yo pensábamos que era hora de contártelo.
7. Está claro que necesitan un experto.
encontramos oraciones subordinadas sustantivas en función de
complemento directo (en (1-6)) o sujeto (en el ejemplo (7)), de
predicados que implican que el hablante transmite algo que él
mismo en (3,4,5 y 7) o bien otro individuo (el sujeto de la oración
principal en (1-4)), percibe, piensa o quiere decir.
Los predicados que rigen el modo indicativo son, pues, los que
sirven para clasificar la situación descrita en la oración subordina­
da (que está nuevo, que la temperatura está subiendo, etc.) como una
percepción, creencia o pensamiento. Son predicados que podría­
mos caracterizar como asertivos, ya que en general implican que el
contenido de las oraciones que dependen de ellos constituye una
aserción o afirmación. Sin embargo, cuando estas expresiones se
utilizan en oraciones interrogativas o negativas puede haber alter-
náncia entre el indicativo y el subjuntivo, dependiendo de factores
que se estudian en el epígrafe 2.2.
Asimismo, conviene destacar que los predicados de comunica­
ción (como decir, comunicar, gritar, escribir o gesticular) se compor­
tan como miembros de este grupo en algunos de sus usos: cuando
estos verbos se emplean para reproducir una afirmación, el modo
de sus complementos es el indicativo. En cambio, cuando sé uti­
lizan para reproducir una petición o mandato, se emplean con el
subjuntivo:
8. ¿Qué dice María?
- Que te portas muy bien. (Reproduce una afirmación.)
- Que te portes muy bien. (Reproduce una petición u orden.)
9. Nos escribió que venía Juan a Madrid.
Nos escribió que viniese Juan a Madrid.
10. El director me comunicó que la reunión era a las ocho.
El director me comunicó que la reunión fuese a las ocho.
El efecto del subjuntivo en los complementos de predicados
de comunicación consiste en que nos hace interpretarlos con sen­
tidos similares a los expresados por los predicados de influencia,
que seleccionan argumentos oracionales en subjuntivo y que se
mencionan a continuación.

2.1.2. Predicados con subjuntivo


Existen dos grupos principales de predicados que rigen oracio­
nes subordinadas en subjuntivo. Como orientación general para
determinar cuáles son los elementos que seleccionan este modo,
conviene tener en cuenta que el subjuntivo indica que el emisor
expresa la oración de manera no asertiva y que está asociado, como
se mostró en el capítulo anterior, a dos clases de usos distintos.
En un primer tipo de usos, el hablante no presenta el conteni­
do de la oración en subjuntivo como algo cierto, sino como una
mera posibilidad o una situación potencialmente realizable. Los
predicados de deseo y de influencia están asociados a este tipo de
usos del subjuntivo; esto es, predicados como desear, querer, animar,
rogar, pedir, exigir, conseguir, permitir, lograr, obligary similares, ya que
su significado implica que la situación de la oración subordinada
se presenta como posible, y por tanto prospectiva (es decir, referi­
da al futuro) con respecto al tiempo de referencia del predicado
subordinante. En otros términos, lo que comparten todos estos
predicados consiste en el hecho de que determinan que la oración
subordinada se entienda como una situación aún no realizada, que
puede ser deseable o no.
En un segundo tipo de usos, en cambio, el subjuntivo marca el
contenido como información de fondo, supuestamente ya acepta­
da por los interlocutores, de manera que lo destacado es lo que se
expresa en la oración principal. Los predicados que seleccionan
el subjuntivo en este tipo de usos tienen como rasgo característico
el que implican que el hablante da por hecho, o ‘presupone’, la
situación descrita en la oración subordinada. De esta manera se
oponen al primer grupo: dar por hecho o presuponer la situación
se contrasta claramente con presentarla como prospectiva o posi­
ble. Este grupo incluye predicados como alegrar, encantar, lamentar,
consolar, gustar, molestar o enfurecer, en general, expresan reacciones
afectivas a una situación, a la cual se hace referencia en la oración
subordinada. Por esta razón, suelen denominarse predicados de
reacción emocional.
De manera esquemática, podemos resumir los usos del subjun­
tivo como sigue:
Esquema 2: Usos del subjuntivo

Se emplea el subjuntivo cuando el


hablante hace referencia a

(I) una situación (II) una situación que


^potencial, una posibi­ supone ya conocida por
lidad; o bien los interlocutores

A continuación examinamos con más detalle los predicados


que seleccionan el subjuntivo y que, como se acaba de sugerir, sue­
len agruparse por su significado en dos clases que concuerdan con
los usos mostrados en este esquema.
Por una parte, los predicados de deseo y de influencia requie­
ren el subjuntivo en sus complementos directos siempre que el
sujeto de la oración principal tenga un referente distinto al sujeto
de la subordinada:
1. Queremos que los niños lo pasen bien.
2. Nos piden que bajemos el volumen.
3. Han intentado que tuviera una buena acogida.
En (1) el sujeto del verbo principal es nosotros, y el del verbo
de la oración subordinada es los niños. De manera similar, en (2)
y (3) los sujetos de cada cláusula hacen referencia a distintos indi­
viduos o entidades: en (2), ellos y nosotros, y en (3), ellos y él / ella,
respectivamente.
Pero cuando los referentes de los sujetos de estos mismos pre­
dicados son idénticos a los de las oraciones subordinadas con las
que se combinan, la forma verbal de la subordinada será el infini­
tivo:
4. Queremos pasarlo bien.
5. Pedimos bajar el volumen.
6. Han intentado tener una buena acogida.
Por su significado, los predicados de posibilidad ser posible y el
uso impersonal del verbo poder (puede que...) pertenecen al mismo
grupo. Sin embargo, el predicado serposible se diferencia de los an­
teriores en cuanto al efecto que crea en su interpretación la alter­
nancia entre oraciones con subjuntivo y oraciones con infinitivo.
7. Puede que su partido gane.
8. Es posible que su partido gane las elecciones.
9. Es posible ganar las elecciones habiendo obtenido menos votos.
10. No fue posible atender a su propuesta,
11. Pronto será posible realizar todas estas gestiones en línea.
En estas construcciones la oración subordinada desempeña la
función de sujeto y, por tanto, se trata de usos de los predicados
principales en los que no hay ningún agente. El subjuntivo se em­
plea cuando el sujeto de la oración subordinada hace referencia
a un individuo o grupo determinado (su partido, en (7) y (8)).
El infinitivo, en cambio, da lugar a una interpretación del sujeto
como no-determinado, o generalizado, como en los ejemplos (9-
11 ).
En cuanto al segundo grupo de predicados que rigen el sub­
juntivo (asociados al recuadro (II) en el esquema (2)), como se
ha mencionado más arriba son los que poseen significados que
implican que el contenido de la oración subordinada hace refe­
rencia a una situación que se presupone. Esto es, cuando emplea­
mos predicados como encantar, lamentar, inquietar, sorprender, etc.,
damos a entender que lo expresado en la oración subordinada
constituye algo supuestamente aceptado por los interlocutores de
antemano.
12. Me encanta que sean tan educados.
13. Nos alegró mucho que trajeras el bizcocho.
14. A Carlos le enfureció que le interrumpieran tantas veces.
El rasgo que caracteriza los predicados principales en estos
enunciados consiste en que describen valoraciones o reacciones a
lo que se describe en las oraciones subordinadas. Así, cuando una
persona enuncia (12), lo que quiere comunicar es que hay un de­
terminado hecho (quesean tan educados) que le resulta encantador;
la información que tiene prioridad en este caso está expresada en
la oración superior.
El patrón se repite en todos los predicados de este tipo: en la
oración subordinada se describe una situación (esto es, un acon­
tecimiento o estado de cosas) y en la principal, una reacción a
esa situación o una valoración. Esta propiedad fue descrita en un
conocido estudio de Kiparsky y Kiparsky (1971) a través de una
especie de analogía entre, por un lado, la expresión el hecho de que
y, por otro, la interpretación que se deriva de los predicados. Estos
autores sostenían que entendemos, a partir del significado de este
tipo de predicados subordinantes, un enunciado como el de (12)
de manera equivalente a (12’):
12’. Me encanta el hecho de que sean tan educados.
A raíz de sus observaciones, los Kiparsky propusieron que se
denominase el tipo de predicados en cuestión como predicados f ac­
tivos. Con respecto al subjuntivo, resulta útil la noción de “factivi-
dad” que se derivó de este estudio de los Kiparsky: los predicados
que pertenecen a la clase de los factivos, y que asimismo expresan
una reacción emocional o valoración del contenido de la oración
subordinada, constituyen la clase de lo que se pueden denominar
los predicados de reacción emocional.
Las oraciones subordinadas bajo los predicados de reacción
emocional en subjuntivo se alternan con las de infinitivo en las
mismas condiciones descritas arriba para los verbos de deseo e in­
fluencia:
15. Me encanta pasear bajo la lluvia.
16. Nos alegró mucho compartir ese bizcocho contigo.
17. A Carlos le enfureció quedar tan mal en su discurso.
Sin embargo, en estas construcciones hay que tener en cuenta
que la identidad de referencia entre los sujetos en muchos casos
no se da entre los sujetos gramaticales de las dos cláusulas, sino en­
tre lo que se denomina el sujeto nocional, o el experimentador de
la oración principal, y el sujeto gramatical de la oración subordi­
nada. Ocurre así porque en general estos predicados tienen como
sujeto gramatical la oración subordinada (en el ejemplo (12) que
sean tan educados) y como objeto indirecto el pronombre personal
(me), que representa el sujeto nocional (aquí, de primera persona
singular). Así, cuando el referente del objeto indirecto gramati­
cal / sujeto nocional o experimentador en la oración principal es
idéntico al referente del sujeto de la oración subordinada, la for­
ma verbal de esta será el infinitivo, como en (15), (16) y (17).
Estrechamente relacionados con los usos del subjuntivo en ora­
ciones subordinadas a verbos de reacción emocional, encontramos
otro tipo de construcción en la que las oraciones subordinadas sus­
tantivas funcionan como sujeto gramatical. Se trata de enunciados
donde se expresa un juicio valorativo del hablante:
18. Es interesante que los directores de los equipos hayan coincidido.
19. Fue muy agradable que nos trajeran el desayuno a la habitación.
20. Está muy bien que la niña sea tan expresiva.
Existe una similitud importante entre estos enunciados, cu­
yos predicados se pueden clasificar como predicados valorativos,
y los que contienen predicados de reacción emocional: en am­
bos casos, en la oración principal se expresa información nueva,
mientras que el contenido de las subordinadas se trata como un
hecho conocido, es decir, como información conocida. Los dos
tipos de construcciones se diferencian en que en los predicados
de reacción emocional se describe la reacción del sujeto nocional,
mientras que con los valorativos (como en (18-20)), se expresa un
juicio, generalmente el del hablante o emisor, acerca de la situa­
ción descrita en la subordinada. Por tanto, la distinción entre los
dos tipos de construcciones afecta únicamente a la manera en que
determinan a quién se le atribuye la reacción o valoración que des­
criben: el sujeto nocional, con verbos de reacción emocional, o el
hablante, en las construcciones con predicados valorativos.
En ocasiones es posible encontrar construcciones similares a
las que se acaban de ejemplificar en (18-20) con el modo indicati­
vo en la oración subordinada. En otras configuraciones donde se
da mayor énfasis al contenido de la oración subordinada, expre­
sándolo como una afirmación casi independiente, se emplearía el
indicativo con los mismos predicados citados aquí:
21. Lo interesante fue que los directores habían coincidido.
22. Lo más agradable era que nos traían el desayuno.
23. Lo que estuvo muy bien fue que los niños se expresaban con mu­
cha imaginación.
En el epígrafe 2.2 se examina la alternancia del modo en estas
circunstancias con mayor detalle.
Para terminar con el estudio de los predicados valorativos y de
reacción emocional, hay dos observaciones que interesa señalar.
Por una parte, habría que recordar que, debido a su significado,
los predicados como es áerto / verdad / verdadero / seguro clasifican las
oraciones subordinadas de las que se predican como aserciones o
afirmaciones, por lo que rigen el indicativo, tal como se mostró en
el epígrafe anterior. Por otra, destacaríamos que en algunas varieda­
des del español de América los predicados de reacción emocional
se emplean tanto con subjuntivo como con indicativo. Aunque en
el español estándar europeo la alternancia de los modos en estas
construcciones no se considera correcta, en las variedades ameri­
canas el hablante puede emplear el indicativo con los predicados
de reacción emocional cuando enfatiza el contenido de la oración;
esto es, en dichas variedades existe la posibilidad de emplear este
tipo de predicados como introductores de contenidos declarativos
o de afirmaciones. Podemos citar ejemplos como Nos sorprendió que
aparecía de ese moda, Es estupendo que vino usted (véase Bolinger (1974)
para un estudio más detallado de este fenómeno).
Hasta aquí se ha mostrado que los predicados que se combi­
nan con oraciones subordinadas sustantivas pueden clasificarse
en diferentes grupos según su significado. Según mostramos en
el esquema (ii) a continuación, a nivel general, estos predicados
pueden agruparse en cuatro clases principales: los “asertivos” (los
de percepción, creencia, pensamiento y afirmación); los de co­
municación (que pueden emplearse como predicados asertivos o
bien como predicados de influencia); los de deseo e influencia; y
finalmente, los de reacción emocional.
Esquema (2): El modo en las oraciones subordinadas sustantivas
Tipo de predicado Con indicativo Con subjuntivo o infinitivo
Predicados asertivos V -
Predicados de deseo / in­ - V
fluencia (uso (1) del subjuntivo)
Predicados de reacción - V
emocional / valorativos (uso (2) del subjuntivo)
V
Verbos de comunicación V
(uso (1) del subjuntivo)
Los predicados que rigen el subjuntivo los podemos relacio­
nar con el esquema general de los usos de este modo (véase el
esquema de la página 22: los predicados de deseo e influencia se
corresponden con los usos señalados en el recuadro I, y los de
reacción emocional, con los usos del recuadro II. Por su parte,
los verbos de comunicación se caracterizan por poder combinarse
tanto con indicativo como con subjuntivo. Dependiendo del modo
de la subordinada, un mismo verbo de comunicación puede inter­
pretarse como si fuese un predicado afirmativo (con el indicativo
en la subordinada), o bien como un predicado de influencia (con
el subjuntivo).
Hemos observado, asimismo, los factores que determinan si
las formas verbales de las oraciones subordinadas tienen que estar
en indicativo, en subjuntivo o en infinitivo: por un lado, el tipo de
predicado que se encuentra en la oración principal (factor que
determina si se requiere el indicativo, o bien el subjuntivo/infini-
tivo), y por otro, la identidad o no de los referentes de los sujetos
de las oraciones (que diferencia los usos del subjuntivo de los del
infinitivo en la subordinada). A continuación examinaremos con
cierto detalle varios tipos de construcciones donde pueden em­
plearse tanto el indicativo como el subjuntivo, y las consecuencias
que esta opción tiene en la interpretación de lo que se dice.

2.2. L a ALTERNANCIA DE LOS MODOS


Algunos predicados se combinan con oraciones subordinadas
tanto en indicativo como en subjuntivo. En estos casos, al contra­
rio de lo que sucede en los casos de rección o selección gramatical
de un modo determinado, elegimos el modo apropiado según lo
que queremos expresar. Así ocurre por ejemplo, como se indicó
más arriba en 2.1.1, con los predicados de comunicación: cuando
enunciamos Juan dice que Mana le da el billete, estamos reproducien­
do una afirmación de Juan; pero con Juan dice que María le dé el bille­
te reproducimos una petición, una orden o un ruego. Crucialmen­
te, los predicados que admiten oraciones subordinadas en ambos
modos ofrecen más de un tipo de interpretación, dependiendo
del modo elegido, y esta ‘flexibilidad’ en su interpretación es una
propiedad de la que carecen los predicados que sólo admiten uno
de los dos modos.
La elección del modo en estos ejemplos distingue entre dos
maneras diferentes de ‘hacer algo’ con el lenguaje: por ejemplo
podemos emplear las mismas palabras para describir una situa­
ción, para hacer una petición o dar una orden, o bien para repro­
ducir uno u otro de estos actos; según lo que estemos haciendo
variará la forma verbal que empleemos, aunque las palabras en sí
tienen el mismo significado en todos estos casos. Sin embargo, hay
que tener en cuenta que la opcionalidad del modo está sometida
a las restricciones impuestas por las propiedades gramaticales de
la oración: solo tenemos la posibilidad de elegir el modo en deter­
minadas condiciones. En las oraciones subordinadas sustantivas,
la alternancia del modo solo es aceptable bajo los predicados que
poseen ciertas características que a continuación examinaremos, o
bien, como se mostrará en los próximos epígrafes, en construccio­
nes interrogativas y negativas.
Además de los predicados de comunicación, existen algunos
otros predicados que admiten tanto el indicativo como el subjun­
tivo en las oraciones subordinadas con las que se combinan, a los
que podríamos agrupar según el efecto de la alternancia. Por un
lado hay predicados donde el modo de la oración subordinada
determina su interpretación como una situación existente y fac­
tual (con indicativo), o como una situación potencial y prospectiva
(con subjuntivo). Y por otro, encontramos predicados y construc­
ciones en las que la alternancia modal se corresponde con la al­
ternancia entre interpretaciones de la oración subordinada como
una afirmación (con indicativo) o como una mención de informa­
ción conocida (con subjuntivo). A continuación examinamos por
separado estos dos grupos de predicados.

2.2.1. Alternancia lecturafactual - lectura prospectiva


Entre los predicados que admiten tanto lecturas factuales como
lecturas prospectivas de la situación descrita en la oración subor­
dinada se incluyen decidir, estar de acuerdo, aceptar, admitir, suponer,
sospechar, temer(se) y entender. Veamos algunos ejemplos:
1. Los padres han acordado que sus hijos pasarán (pasen) menos
horas frente al televisor.
2. Los padres están de acuerdo en que los niños pasan (pasen) dos
horas diarias frente al televisor.
3. Los padres han decidido pasar menos tiempo frente al televisor.
4. Para superar la dificultad, se admitió que fuese siempre el Estado
el que desarrollase y ejecutase el Derecho comunitario derivado.
5. En caso de facilitamos sus datos personales, acepta que sean inclui­
dos en las bases de datos de nuestra empresa.
Según muestran estos ejemplos, dependiendo de la forma de
la oración subordinada, se interpretaría que describe una situa­
ción factual y existente de la que el hablante está informando al in­
terlocutor (cuando se emplea el indicativo), o bien una situación
que representa la intención de alguien, y que por tanto se sitúa
en el futuro, con respecto al tiempo de la oración principal (con
subjuntivo o con infinitivo). También se pueden diferenciar las
relaciones temporales entre la oración principal y la subordinada
mediante la combinación de tiempos verbales: el uso del tiempo
futuro en la oración subordinada como en (1) tiene un efecto muy
similar al que se crea mediante el uso del subjuntivo.
Esta alternancia se puede explicar por el hecho de que en una
clasificación semántica de predicados, los predicados en cuestión,
de manera similar a los de comunicación, se sitúan en la frontera
entre los predicados asertivos que, como sabemos, seleccionan el
indicativo, y los predicados de influencia, que rigen el subjuntivo,
situación que podríamos ilustrar a través de un esquema como el
siguiente.
Esquema 3: Clasificación semántica de predicados subordinantes
Predicados ‘no-asertivos’ asertivos
- +
-------- --------
-
r
posibilitar
^ r decidir \ ( afirmar ^
desear aceptar saber
1 pedir sugerir asegurar

Asimismo, en relación al esquema (2) expuesto enla página 22,


la interpretación que se obtiene a partir del uso del subjuntivo en
las oraciones subordinadas a estos predicados se corresponde con
los del recuadro (I), donde el hablante expresa el contenido como
una situación posible o potencial. Es el tipo de uso del subjuntivo
característico de los predicados de influencia, a cuyo significado
se acercan los examinados aquí cuando se emplean con oraciones
subordinadas en subjuntivo. Por otra parte, como hemos observa­
do, en ocasiones este tipo de efecto del subjuntivo se solapa con
los efectos del tiempo de futuro, un tiempo que también sirve para
hacer referencia a lo posible y a lo potencial, por lo que existen
opciones como la que se refleja en el ejemplo (1).
Finalmente, como se ejemplifica en (3) con decidir, hemos se­
ñalado que estos predicados (incluyendo acordar y estarde acuerdó)
admiten oraciones subordinadas en infinitivo como complemen­
to. Al igual que en los usos del infinitivo estudiados anteriormente
en 2.1.2, se emplea esta forma verbal únicamente cuando el sujeto
de la oración subordinada tiene como referente el mismo indivi­
duo que el de la oración principal.
Asimismo, los predicados sospechar, temer(se), entendery compren­
der facilitan la alternancia modal en sus complementos directos:
8. La policía sospechaba que el criminal estaba por la zona.
9. Yo sospechaba que fuese algo grave, pero las pruebas que me hicie­
ron dieron negativo.
10. Me temo que sea ya tarde para decírselo.
11. Me temo que las noticias no son buenas.
12. Entendemos que haya personas que no estén de acuerdo.
1S. Entiendo que me está pidiendo algo, pero no sé exactamente qué
es lo que quiere.
Si contrastamos estos ejemplos con los anteriores, comproba­
mos que la alternancia modal tiene efectos similares a los ya seña­
lados. Frente al indicativo, que da a entender el contenido de la
oración subordinada se expresa como el pensamiento o creencia
del sujeto del verbo superior, el subjuntivo (o el infinitivo, cuando
los sujetos de la oración superior y subordinada sean correferen-
tes) marca ese contenido como una situación posible o potencial.
Como consecuencia, el subjuntivo en los complementos directos
de predicados como sospechar o temerse sugiere que lo descrito en la
oración subordinada se percibe como menos probable que cuan­
do están en indicativo.
En resumen, dependiendo del tipo de predicado que está pre­
sente en la oración superior, la expresión de lo descrito en la ora­
ción subordinada como una situación posible o potencial a través
del subjuntivo puede crear distintos efectos en la interpretación
del enunciado. Como observamos en el apartado 2.1.1., en los pre­
dicados de comunicación, el empleo del subjuntivo en la oración
subordinada da lugar a la asimilación de estos predicados a los de
influencia o mandato. Este hecho representa un efecto de la fun­
ción de marcar una oración como una situación posible o poten­
cial combinado con el efecto de expresarlo como lo comunicado
por alguien: reanalizamos el predicado de comunicación como un
predicado de influencia. Pero cuando se utiliza el subjuntivo en
oraciones subordinadas a predicados de comprensión, sospecha,
aceptación, decisión y acuerdo, simplemente da lugar a una inter­
pretación de la oración subordinada como una situación posible
o potencial; en estos casos, a diferencia de lo que ocurre con los
predicados de comunicación, la expresión del contenido de la ora­
ción subordinada como una posibilidad no afecta especialmente
al sentido en el que interpretamos el predicado superior.

2.2.2. Alternancia lectura asertiva - lectura de información conocida


Los predicados del apartado anterior se sitúan en cuanto a su
significado en la frontera entre los que se clasifican como predi­
cados de influencia, y los asertivos: es decir, entre un grupo de
predicados que selecciona el subjuntivo, y otro que selecciona el
indicativo. Pero el sentido de algunos predicados que pertenecen
a la clase de los valorativos de reacción emocional -la segunda de
las dos clases principales de predicados que seleccionan el subjun­
tivo- los acerca en su interpretación a los predicados de comunica­
ción. Por ello, en ciertas circunstancias los predicados valorativos
de reacción emocional pueden aparecer con oraciones subordi­
nadas en indicativo. Por ejemplo, ocurre así con los predicados
quejarse y lamentarse.
1. Angel se lamenta de que en la mayoría de los documentos siga
poniendo ‘cajera’ en femenino.
2. Ella se lamentaba de que su obra no era política.
3. Juan se quejaba de que se le impidiese abandonar el ejército.
4. Se queja constantemente de que las obras crean una grave conta­
minación acústica.
Por otra parte, como ya se adelantó en 2.1.2, los predicados
valorativos que consisten en un verbo copulativo y un adjetivo (ser
estupendo, fantástico, significativo, importante, penoso, etc.) pueden,
opcionalmente, combinarse con el indicativo cuando se emplean
en construcciones escindidas, que constituyen un medio para po­
ner el énfasis en la información de la oración subordinada, como
en los ejemplos ya citados y que reproducimos aquí:
5. Lo interesante fue que los directores habían coincidido.
6. Lo más agradable era que nos traían el desayuno.
7. Lo que estuvo muy bien fue que lo niños se expresaban con mucha
imaginación.
Las propiedades gramaticales de estas construcciones facilitan
la presentación de la oración subordinada como información nue­
va, opción que el hablante puede tomar a través del uso del indi­
cativo. Sin embargo, también sería admisible que en los mismos
ejemplos se optase por el subjuntivo en las subordinadas, mostran­
do así que el hablante presenta su contenido como información
dada o ya conocida por el interlocutor.
Sin embargo, conviene destacar que no todos los predicados
valorativos funcionan de la misma manera cuando se emplean en
estructuras gramaticales como las ejemplificadas en (5 - 7). Los
predicados ser lógico, justo, sensato, normal, legal, apropiado y similares
seleccionan siempre el subjuntivo, incluso cuando se emplean en
construcciones escindidas:
8. Lo lógico era que recibieras una recompensa por lo que habías
hecho.
9. Lo normal es que la gente pague en cuanto se le sirva.
10. En estos casos lo apropiado es que te den una explicación de ma­
nera inmediata.
El indicativo no sería admisible en ninguno de estos ejemplos.
El comportamiento particular de estos predicados se debe al signi­
ficado que poseen, relacionado con la conformidad con respecto
a lo normativo o lo habitual: no permiten presentar como infor­
mación nueva el contenido de la oración subordinada (aquí, que
recibieras una recompensa; que la gente pague, y que te den una explica-
ción). Al emplear uno de estos predicados, el hablante sugiere la
comparación de la situación expresada en la oración subordinada
con una situación normal, legal o más apropiada. Este hecho im­
pide que entendamos que el hablante nos esté informando de una
situación (caso en que hipotéticamente utilizaría el indicativo),
determinando, al contrario, que la trate como algo que se da por
hecho, por lo que los adjetivos en cuestión rigen el subjuntivo en
todos los casos.
Existen, asimismo, otros tipos de construcciones además de las
ipencionadas hasta aquí donde los hablantes emplean el indica­
tivo o el subjuntivo dependiendo de lo que quieren expresar. De
hecho, todos los predicados que seleccionan el indicativo (véase
2.1.1) pueden emplearse con oraciones subordinadas en subjun­
tivo en dos casos: cuando se emplean para preguntar, o sea, en
oraciones interrogativas, y cuando están negados. Consideremos,
para empezar, este último tipo de caso.

2.2.3. La alternancia asociada a la negación


Como se acaba de señalar, cualquier predicado que en oracio­
nes afirmativas selecciona el indicativo puede aparecer con subor­
dinadas en subjuntivo cuando está negado:
1. Juan no afirmó que María le hubiera dado el billete.
2. No nos aseguran que funcione perfectamente.
Sin embargo, es importante destacar que en estos mismos casos
también puede emplearse el indicativo. Podríamos preguntarnos,
por tanto, en qué se diferencian las interpretaciones de este tipo
de construcciones según el modo empleado en la subordinada.
Por ejemplo, en enunciado como (1), si en lugar del subjunti­
vo el hablante opta por emplear el indicativo en la subordinada:
Juan no afirmó que María le había dado el billete, es probable que los
oyentes supongamos: “el hablante piensa que, en efecto, María le
había dado el billete a Juan”. El indicativo en la oración subordi­
nada (había) funcionaría como una señal de que el hablante sí
considera cierto lo que Juan no ha afirmado.
En cambio cuando el hablante elige emplear el subjuntivo,
como se muestra en el ejemplo (1), no nos da ninguna pista a los
oyentes con respecto a sus pensamientos: no sabemos si el hablan­
te cree o no que María le había dado el billete. En la interpreta­
ción de un enunciado como (1), los oyentes necesitan acceder a
información en el contexto, entendido este como la situación co­
municativa, para conocer las razones por las que se ha empleado
el subjuntivo.
Para decidir cuál sería la interpretación adecuada de un enun­
ciado como (1), la información del contexto nos podría llevar ha­
cia dos tipos de conclusiones, asociadas con sendos tipos de usos
del subjuntivo representados en el esquema (2) de la página 22.
Si los interlocutores saben que en efecto María dio el billete
a Juan (lo han visto, o acaban de establecerlo en la conversación
como un hecho), podríamos entender el subjuntivo en (1) como
una muestra de que el hablante presupone, o presenta como ya
conocida, esta situación. Por tanto, se asociaría al tipo de usos
descrito en el recuadro (II): “el hablante hace referencia a una
situación ya conocida por los interlocutores”. En situaciones como
esta, interpretaríamos que el hablante quiere destacar, no el que
María le haya dado el billete, sino que Juan no lo ha afirmado. Se
trata de un efecto similar al que crean los predicados de reacción
emocional, que rigen el subjuntivo (esto es, lamentar, alegrar, etc.).
Este tipo de efecto del subjuntivo es el que se ilustra en el siguiente
esquema:
Esquema 4: Informaáón del contexto en la interpretación del subjuntivo
Si lo que se dice en la oración en subjuntivo...

Por otro lado, en una situación donde los interlocutores no


tienen constancia de que, en efecto, María le ha dado el billete
a Juan, podríamos pensar que el hablante emplea el subjuntivo
porque considera que lo que expresa en la subordinada constituye
una posibilidad, o sea, porque no está seguro de que haya ocurri­
do. Por tanto, la interpretación por defecto que obtenemos a par­
tir del subjuntivo asociado a la presencia de la negación consiste
en que este modo muestra que el hablante no afirma el contenido
de la oración subordinada en la que aparece, sino que lo expresa
como una posibilidad. Pero esta interpretación depende de que el
discurso anterior y el contexto donde se ha emitido el enunciado
con la oración en subjuntivo no faciliten la interpretación de ‘in­
formación conocida’ recién explicada.
Esquema 5: Información contextual en la interpretación del subjuntivo
Si lo que se dice en la oración en subjuntivo...
es información que no se
ha expresado en el discurso
anterior ni puede deducirse
del contexto...

í ...el hablante expresa la


información de esta oración
( c o m o una mera posibilidad.

Así, podemos observar que esta interpretación está ligada a la


que surge en los usos del subjuntivo que encontramos en los com­
plementos de verbos de deseo e influencia, correspondientes al
recuadro (I) del esquema.
Para determinar qué interpretación será la más adecuada
para un enunciado como los ejemplificados en (1) y (2), por
tanto, necesitamos saber algo del contexto en el que se ha emi­
tido. Concretamente, hace falta saber si existe algún indicio de
que lo expresado en subjuntivo se puede suponer un hecho
conocido, por ejemplo porque se haya afirmado anteriormente
en la conversación, o bien porque constituya una situación ob­
servable por parte de los interlocutores. En los casos en que la
situación no nos proporciona ninguna justificación para pensar
que se da por hecho lo expresado en la oración subordinada,
entendemos que se está empleando el subjuntivo porque el ha­
blante considera la situación a que refiere la oración como una
mera posibilidad.
Ahora bien, es importante tener en cuenta que la alternancia
modal bajo los predicados que rigen el indicativo solo resulta po­
sible gracias a la presencia de la expresión negativa (o como más
abajo se explica, de la interrogación). Debido al hecho de que
la negación crea un ámbito en el que se suspende la afirmación
del contenido que en él aparece, es un elemento que facilita la
presencia del subjuntivo, que, como hemos mencionado, puede
considerarse un modo no-asertivo. Por esta razón, si existe algu­
na expresión que hace de “obstáculo” entre el elemento negativo
y la oración subordinada en el tipo de construcciones que exami­
namos aquí, esta oración no podrá estar en subjuntivo:
3. Juan no oyó que el avión hubiese aterrizado.
4. ? Juan no oyó, sino que vio con sus propios ojos, que el avión hu­
biese aterrizado.
En el contraste entre (3) y (4) se muestra cómo la opcionali-
dad del modo en estas construcciones está estrictamente ligada a
la presencia cercana de la negación. Cuando entre la expresión
negativa y la forma verbal de la oración subordinada se encuen­
tran otros elementos que interfieren en la relación directa entre
ellas, el subjuntivo no es aceptable, como se indica con el signo
de interrogación en (4). En este ejemplo, hay elementos que im­
piden que relacionemos la negación con la oración subordinada,
por lo que el indicativo (que el avión había aterrizado) es el único
modo apropiado.

2.2.4. Alternancia del modo en interrogativas


Acabamos de mostrar que la negación de los predicados aser­
tivos facilita la posibilidad de que el hablante elija entre el indi­
cativo y el subjuntivo en la oración subordinada, permitiendo así
la expresión de diferentes matices. Ahora veremos que el uso de
estos mismos predicados en preguntas, esto es, en oraciones inte­
rrogativas, también constituye un entorno en el que encontramos
alternancia modal con predicados que solo admiten el indicativo
en oraciones declarativas.
En primer lugar, dada la explicación de los dos tipos de usos
del subjuntivo representado en el esquema (2) de la página 22,
podríamos preguntarnos por qué las oraciones interrogativas no
están siempre en modo subjuntivo. Teniendo en cuenta que tradi­
cionalmente se ha considerado este modo como el de la duda o de
la ausencia de afirmación, podría parecemos más lógico que fuera
siempre el modo de las preguntas, en las que no se está afirmando
lo que se dice, sino más bien generalmente se está pidiendo infor­
mación o confirmación.
Una respuesta bastante razonable la podemos encontrar en el
propio significado etimológico de subjuntivo, mencionado en la
introducción: se trata del modo de la subordinación. A pesar de
que este sentido se limita al nivel de una descripción muy general,
podemos observar que en consonancia con ella, este modo se re­
serva en las oraciones interrogativas a las oraciones subordinadas
que pueden contener, donde cumple una función de mostrar ma­
tices más o menos sutiles en relación con el foco de la pregunta:
nos ayuda, por ejemplo, a determinar si se está preguntando sobre
el contenido de la oración principal, o bien sobre el de la subordi­
nada, como podemos observar en el contraste:
1. ¿Notaste que la niña se pusiera triste?
2. ¿Notaste que la niña se puso triste?
En (1), entenderíamos que lo que el hablante quiere saber es
si es verdad o no lo que se expresa en la oración subordinada, que
la niña se pusiera triste.
En (2), entendemos que el hablante no tiene dudas sobre con­
tenido de la oración subordinada, sino que trata de confirmar lo
expresado en la oración principal: si el oyente lo ha notado o no.
Esta distinción no podría mostrarse de manera tan clara si la
aparición del subjuntivo no estuviese limitada a las oraciones su­
bordinadas en las interrogativas. Por tanto, aunque las oraciones
interrogativas no se utilizan para realizar afirmaciones, hecho que
nos podría hacer pensar que constituyen un entorno donde debe­
ría emplearse siempre el subjuntivo, la realidad es que la moda­
lidad interrogativa tiene unas características propias que no son
iguales que las del subjuntivo, y estas características están marca­
das lingüísticamente por medios sintácticos y entonativos.
Habría que destacar, sin embargo, que en los ejemplos (1) y
(2) se demuestra un caso en que la elección del modo establece
una distinción bastante clara en lo que se expresa. Sin embargo,
en la mayoría de los casos de las oraciones interrogativas, las dis­
tinciones introducidas a través de la alternancia modal no son tan
tajantes. Por ejemplo, en:
3. ¿Te parece que vaya a empeorar el tiempo?
4. ¿Te parece que va a empeorar el tiempo?
5. ¿Crees que sea verdad que funcione perfectamente?
6. ¿Crees que es verdad que funciona perfectamente?
podríamos decir que la elección de un modo u otro tiene como
efecto el de mostrar el grado de confianza en que el contenido ex­
presado en la oración subordinada se corresponda con la realidad.
Si se emplea el indicativo, como en (4) y (6), deduciríamos que el
hablante considera la situación a la que se refiere en la subordi­
nada como probable. Sin embargo, en estos casos el indicativo no
necesariamente lleva a entender que el foco de la pregunta está
en la oración principal. Lo importante para el emisor de pregun­
tas como (4) y (6) es comprobar si lo expresado en las oraciones
subordinadas es cierto o no.
Por tanto, como se ha podido observar, los efectos de la elec­
ción del modo en las oraciones interrogativas dependen de dife­
rentes factores, entre ellos el significado del predicado principal.
Volviendo al esquema del apartado anterior, podemos afirmar
que el subjuntivo empleado en estas construcciones constituye un
recurso para mostrar que el hablante expresa el contenido de la
oración como una posibilidad (recuadro (I)); la elección de em­
plear el subjuntivo en lugar del indicativo -este último es el modo
más frecuente en estos casos- tiene como efecto el de enfatizar
que el hablante cuestiona tanto el contenido de la oración princi­
pal, como el de la subordinada.
En el caso de las oraciones interrogativas donde existe la po­
sibilidad de alternancia entre el indicativo y el subjuntivo, no se
obtiene la interpretación de que el subjuntivo esté relacionado
con los usos en los que muestra que un contenido presupuesto
(asociada al recuadro (II) en el esquema). Ocurre así gracias a la
naturaleza de las interrogativas: en ellas difícilmente va a pregun­
tar el hablante acerca de una situación que presupone, ya que ge­
neralmente su intención consiste en comprobar si la situación que
describe se corresponde o no con la realidad. Teniendo en cuenta
lo que se muestra en el esquema de los apartados anteriores, de los
dos tipos Se usos del subjuntivo, las interrogativas con alternancia
del modo facilitan uno -el correspondiente al recuadro (I)- mien­
tras que dificultan el otro tipo (el del recuadro (II)).
Con estas observaciones se concluye el análisis de los usos del
subjuntivo en las oraciones subordinadas sustantivas. Se ha ex­
puesto un esquema general de los usos de este modo, que a su vez
muestra los elementos comunes a los diferentes tipos de predica­
dos subordinantes que admiten oraciones en subjuntivo. Según
comprobaremos en los próximos capítulos, es posible extender la
aplicación de este mismo esquema general a todos los tipos de ora­
ciones y contextos donde puede emplearse el subjuntivo.
Las oraciones de relativo son oraciones subordinadas que cum­
plen la función de expresar información que describe al referente
de un sustantivo o pronombre, al que se denomina el antecedente.
Existen dos tipos de oraciones de relativo: en (1) se ejemplifican
las relativas especificativas, que proporcionan información que sir­
ve para identificar el antecedente; y en (2), las explicativas, que se
caracterizan porque siguen a una pausa -marcada gráficamente
por una coma- y que contienen información opcional acerca del
antecedente, no esencial para identificarlo:
1. Le compré el regalo que me había pedido.
2. El profesor, que había cancelado la clase anterior, llegó esta vez
con antelación.
Las oraciones de relativo especificativas son de interés para
el estudio de los usos del subjuntivo puesto que constituyen uno
de los contextos gramaticales que habitualmente facilitan la alter­
nancia entre este modo y el indicativo. Tal como se mostró en el
epígrafe 2.2, cuando una construcción gramatical nos ofrece la
opción de elegir entre estos dos modos, nuestra elección creará
efectos en la interpretación de lo que decimos. Por tanto, como es
de esperar, en las oraciones de relativo el modo que empleamos
dependerá de lo que deseemos expresar:
3. Tengo una amiga que me ayuda con los deberes.
4. Busco (a) una amiga que me ayuda con los deberes.
5. Busco una amiga que me ayude con los deberes.
Si contrastamos los ejemplos (1) y (2) con el de (3), podemos
observar que la presencia del indicativo en una oración de relati­
vo da lugar a la interpretación específica del antecedente. El ha­
blante que enuncia (1) ó (2) podría continuar diciendo ...se llama
Julia, pero sería extraña esta continuación para el enunciado (3).
Esto constituye un síntoma del hecho de que el indicativo funcio­
na como una señal de que el hablante está haciendo referencia
con la frase nominal una amiga que me ayuda con los deberes a un
individuo determinado en los primeros dos ejemplos. En cambio,
la presencia del subjuntivo en (3) nos da a entender que no se
está haciendo referencia a un individuo en concreto, sino a una
posible amiga caracterizable por las propiedades o condiciones
mencionadas en la oración de relativo.
Este efecto del subjuntivo en las oraciones de relativo lo po­
demos relacionar con la generalización observada al tratar otros
tipos de construcciones. Recordemos para ello el esquema de los
usos del subjuntivo establecido en la página 22, que partía de su
función de marcar el carácter no-asertivo de las oraciones.
En las oraciones de relativo, el subjuntivo es el modo empleado
cuando el hablante hace referencia con el antecedente a una en­
tidad o a un individuo al que presenta como posible o potencial,
y por tanto, indeterminado o inespecífico: es decir, con respecto
a este esquema, en general las relativas pueden clasificarse como
contextos del grupo (I) de usos del subjuntivo: “el hablante hace
referencia a una situación potencial”. Así, tal como se observó más
arriba, cuando empleamos la expresión una amiga que Tne ayude, el
modo subjuntivo tiene el efecto de marcar que la situación descri­
ta en la relativa constituye una mera posibilidad, por lo que en­
tendemos que el referente de la frase nominal, una amiga que me
ayude, constituye para el hablante una entidad posible, y por tanto
indeterminada e inespecífica.
En el presente capítulo se mostrará cómo se crean distintos
tipos de efectos partiendo de la asociación entre el subjuntivo y
la expresión del contenido de las relativas como descripciones de
situaciones posibles. A diferencia de lo que ocurre en las oracio­
nes sustantivas, según se observó en el capítulo 2, en las oraciones
de relativo el modo no está seleccionado por un elemento deter­
minado como el predicado subordinante en la oración principal.
Por ello, observaremos que existe una amplia variedad de factores
cuya presencia en la oración superior facilita la alternancia entre
el indicativo y el subjuntivo en las relativas, entre los que se inclu­
yen el significado del predicado de la oración principal, el tiempo
verbal y la presencia de ciertos elementos como la negación o de­
terminados cuantificadores y adverbios.
3.1. E l s u b j u n t i v o
EN LAS ORACIONES DE RELATIVO CON ANTECE­
DENTE PRONOMINAL O SIN ANTECEDENTE EXPRESO

Las oraciones de relativo sin antecedente expreso, y las encabe­


zadas por pronombre relativo o bien el pronombre neutro lo, con­
forman un contexto en el que se emplea con frecuencia el modo
subjuntivo:
1. El que haya ganado el concurso ha recibido un premio estu­
pendo.
2. Los que hayan terminado pueden irse ya.
3. Aquí te dejan escribir lo que quieras.
4. Quienes hayan visto la película recordarán la escena del robo.
En este tipo de enunciados, normalmente el modo que utilice
el hablante dependerá de la información que este tenga acerca del
referente. Por ejemplo en (1), interpretaríamos que el hablante
emplea el subjuntivo porque no sabe quién ha ganado el concur­
so. En (2), el hablante hace referencia a las personas que posi­
blemente hayan terminado, sin afirmar que necesariamente haya
nadie que cumpla tal requisito. Los ejemplos (3) y (4) muestran
efectos del subjuntivo muy similares a los señalados para los ejem­
plos anteriores. En resumen, entendemos que cuando se emplea
el subjuntivo el hablante presenta la descripción expresada en la
oración de relativo como una posibilidad, y por ello suponemos
que hace referencia a una entidad o persona posible que se identi­
ficaría porque cumpliría la condición descrita en la relativa.
Por otra parte, habría que tener en cuenta que se podría em­
plear en estas frases el indicativo. Así, dependiendo de la intención
que tenga el hablante, la frase nominal que contiene la oración de
relativo puede hacer referencia a una persona o entidad específica
-empleando el indicativo- o bien inespecífica -con el subjuntivo.
Pese a que el análisis sintáctico de este tipo de oraciones de
relativo ha sido objeto de polémica, lo que objetivamente pode­
mos comprobar es que constituyen un entorno de alternancia re­
lativamente libre entre los modos indicativo y subjuntivo. Ocurre
así porque la elisión del antecedente o el uso de un pronombre
(ya sea en el caso del ejemplo (1) un relativo complejo - el que, ya
sea una variante del pronombre él) como antecedente constituyen
medios por los que se facilita una interpretación inespecífica o
indeterminada. La ausencia de la expresión explícita del sustan­
tivo, mediante su elisión o sustitución por un pronombre, consti­
tuye un recurso que muy a menudo está estrechamente ligado a
la mención inespecíficá, y por tanto al uso del subjuntivo en estas
construcciones. En cambio, cuando el antecedente de las relativas
es un sustantivo, la posibilidad de emplear el subjuntivo muestra
una mayor dependencia de la presencia de otras expresiones en la
oración principal, como a continuación se explica.

3.2. P r e d ic a d o s q u e p o s ib ilita n e l u s o d e l s u b ju n tiv o e n la s


RELATIVAS

Teniendo en cuenta la función del subjuntivo en las relativas


señalada en la introducción del presente capítulo, conviene saber
que algunos predicados implican, o bien facilitan, que entendamos
que los sintagmas nominales que se encuentran bajo su ámbito de
influencia pueden hacer referencia a una entidad o a un individuo
potencial, posible o indeterminado: en los estudios gramaticales y
de filosofía del lenguaje se denominan predicados opacos o creadores
de opacidad. Por su significado, son predicados que afectan a la re­
ferencia realizada mediante los sustantivos situados dentro de su
ámbito de influencia, facilitando que el hablante se refiera a una
entidad sin llegar a afirmar su existencia. Por ello, con frecuencia
las oraciones de relativo que encontramos en construcciones que
contienen estos predicados están en subjuntivo.
Se trata, por una parte, de predicados que expresan voluntad,
necesidad u obligación como querer, buscar, hacerfalta, intentar, in­
ducir a, obligar a, decidir y similares; y por otra, de predicados de
posibilidad o necesidad, es decir, de verbos y expresiones de moda­
lidad como ser necesario / posible, tener que, poder o deber. (Asimismo,
los derivados nominales de todas estas expresiones -deseo, necesi­
dad, búsqueda, posibilidad, etc.- crean efectos muy similares.) Vea­
mos algunos ejemplos.
1. Queremos un supermercado que venda productos de primera ne­
cesidad.
2. Hacía falta llevar prendas que no abrigaran demasiado.
3. Buscaban un actor que tuviera una voz ronca.
4. Las autoridades han decidido prohibir las bebidas que se vendan
en envase de cristal.
5. Es posible que tenga amigos que toquen la guitarra.
6. No se debería entregar en sucio los trabajos que el profesor vaya
a corregir.
7. Tienes que tomar los productos que aporten pocas calorías.
Como puede observarse, interpretamos las oraciones de rela­
tivo asociadas a los predicados en cuestión como descripciones de
condiciones que han de ser cumplidas por el posible referente del
antecedente. Son, como mencionamos más arriba, usos clasifica-
bles en el grupo del recuadro (I) del esquema 2 (véase la página
22), donde el subjuntivo marca la situación mencionada como po­
sible o potencial.
El efecto de este modo, por tanto, consiste en mostrar que el
hablante hace referencia a las posibles entidades que cumplan las
características descritas en la oración de relativo. Así, en (1), el ha­
blante hace referencia a un supermercado cualquiera que cumpla
el requisito de vender productos de primera necesidad; en (2), a
cualesquiera de las prendas posibles que cumplan el requisito de
no abrigar demasiado; en (3), a un actor cualquiera, siempre que
tuviera la voz ronca; y así sucesivamente. La idea fundamental es
que estos predicados facilitan que entendamos el sustantivo ante­
cedente bajo su influencia como una entidad que podría existir,
siendo la oración de relativo una expresión que describe las carac­
terísticas que la determinarían.
El indicativo, por su parte, podría aparecer en las oraciones
de relativo de los mismos ejemplos citados en (1) - (7): Queremos
un supermercado que vende productos.. Hacía falta llevar prendas que
no abrigaban. ..; Buscaban un actor que tenía una voz ronca', etc. En tal
caso interpretaríamos que el hablante tiene en mente una entidad
específica a la que hace referencia con la frase nominal. Es decir,
de emplearse el indicativo, entenderíamos que el hablante asevera
la existencia de la entidad a la que refiere la frase nominal, en con­
traste con la mención de una entidad posible que hace median­
te el empleo del subjuntivo como acabamos de notar. Asimismo,
cuando en este tipo de construcciones se utiliza el indicativo en la
relativa, la interpretación específica de la frase nominal se debe a
que está fuera del ámbito de influencia del predicado principal
(Vg. queremos, hacía falta, buscaban, etc.), elemento que, como se ha
observado, facilita la interpretación inespecífica o indeterminada
del antecedente.
3.3. E f e c t o s d e l tie m p o v e r b a l

De manera similar a lo que se acaba de observar en relación


al significado de los predicados, también el tiempo verbal en la
oración principal puede afectar a la posibilidad de que se emplee
el subjuntivo en una oración de relativo.
La influencia del tiempo verbal está relacionada con el hecho
de que según sea futuro, presente o pasado el tiempo a que se
hace referencia, se facilitan interpretaciones de los sustantivos an­
tecedentes de la oración de relativo como entidades concretas que
el hablante tiene en mente, o bien como posibles entidades que
podrían cumplir las condiciones descritas en la relativa:
1. Ayer compramos un libro que nos ha encantado.
2. Habíamos comprado un libro que nos interesaba mucho.
3. Vamos a comprar un libro que nos interese.
4. Compraremos un libro que te guste.
5. Ya que tienes que esperar mucho, llévate un libro que te ayude a
pasar el rato.
6. Siempre que voy al aeropuerto, compro un libro que me entre­
tenga.
Cuando se utiliza el verbo principal en un tiempo de pasado,
como en (1) y (2), es frecuente que el hablante tenga en mente
entidades específicas a las que se refiere con los sustantivos que
aparecen en la oración. Por esta razón, el indicativo será el modo
habitual en las oraciones de relativo cuando el verbo principal está
en un tiempo de pasado, puesto que este modo se asocia a la refe­
rencia específica del antecedente. En cambio cuando se habla de
una situación futura, a menudo los sustantivos empleados pueden
entenderse como referencias a objetos que potencialmente exis­
tirán, por lo que en tales casos es frecuente el uso del subjuntivo
en las oraciones de relativo, como en (3) y (4). Por otra parte,
conviene tener en cuenta que las formas verbales imperativas en la
oración principal, como lleva en (5), crean el mismo tipo de efecto
que los tiempos de futuro en cuanto al modo de las oraciones de
relativo. Ocurre así debido a que el imperativo, de manera similar
al tiempo de futuro, se emplea para hacer referencia a una situa­
ción que aún está por realizar o llevar a cabo.
Asimismo, en oraciones de relativo subordinadas a verbos en
presente con adverbios o locuciones temporales de habitualidad
como siempre, normalmente, todos los días y similares, también se fa­
cilita la presencia del subjuntivo. En estos casos, el uso del sub­
juntivo da a entender que el sustantivo antecedente puede tener
diferentes referentes en cada ocasión que ocurre la situación refe­
rida en la oración principal: en (6), cada vez que el hablante va al
aeropuerto compra un libro, siendo el libro comprado distinto en
cada ocasión. En cambio si empleamos el indicativo en el mismo
ejemplo, Siempre que voy al aeropuerto compro un libro que me entretiene,
se podría entender que el hablante habla dé un libro en concreto,
por ejemplo Don Quijote, del que el hablante compra un ejemplar
cada vez que va al aeropuerto.
En resumen, hemos observado dos casos en los que el tiempo
ai que se hace referencia en la oración principal facilita que en
una oración subordinada de relativo pueda emplearse el subjun­
tivo: con tiempos de futuro, y con expresiones de habitualidad.
En ambos casos el tiempo verbal facilita que entendamos que el
hablante no afirma la existencia del referente de la frase nominal,
sino que lo emplea para mencionar un referente que posiblemen­
te existe o existirá, donde el contenido de la oración de relativo
describe las condiciones que habría de cumplir tal referente.

3.4. E f e c t o s d e l a p r e s e n c ia d e o t r a s e x p r e s io n e s s o b r e e l
MODO EN LAS ORACIONES DE RELATIVO

Además de los dos tipos de factores que pueden influir en la


posibilidad de alternancia del modo en las relativas que se acaban
de examinar, es decir, el uso de determinados predicados, o bien
el tiempo verbal en la oración principal, también encontramos el
subjuntivo en otros casos de los que se da cuenta en este epígrafe.
Nos referimos en primer lugar a las oraciones con negación, y en
segundo lugar a las oraciones con sentido comparativo.
3.4.1. Relaciones entre la negación y el subjuntivo en las oraciones de re­
lativo
1. No vimos árboles que nos diesen sombra.
2. Le impidieron tener libros que procedieran del extranjero.
3. Se negaba a comer alimentos que tuvieran origen animal.
Los ejemplos (1) - (3) poseen en común la presencia de un in­
ductor negativo, ya sea el adverbio negativo no, ya sea un pronom­
bre como nadie o ninguno o un predicado con sentido negativo, de
rechazo o de impedimento: impedir, negarse (también podríamos
incluir en este grupo prohibir, oponerse o rechazar y similares). De
estos ejemplos podemos deducir que la presencia de la negación
en la oración principal mantiene el tipo de efecto del subjuntivo
ya observado anteriormente: es decir, que está relacionado con
interpretaciones inespecíficas de la frase nominal.
Sin embargo, un dato que es importante tener en cuenta en
relación al uso de la negación es qtie el subjuntivo es el modo
obligatorio cuando el verbo principal está negado y el antecedente
de la relativa no aparece con un determinante definido. Por esta
razón no sería aceptable en los ejemplos citados el uso del indica­
tivo en la oración de relativo ( *No vimos árboles que nos daban som­
bra; *Le impidieron tener libros que procedían del extranjero; *Se negaba
a comer alimentos que tenían origen animal), puesto que en ellos los
antecedentes no están modificados por determinantes definidos.
Ocurre así porque el determinante definido es el elemento que
hace posible la interpretación específica a la que corresponde el
modo indicativo en la oración de relativo. Si este elemento no está
presente, la frase nominal recibe una interpretación inespecífica,
que sería contradictoria con lo que se expresa a través del uso del
indicativo en la relativa.

3.4.2. Expresiones cuantijicadorasy modo en las oraciones de relativo


Conviene señalar que existen expresiones que, aun sin poseer
significados tan estrechamente relacionados con la negación, fun­
cionan de manera similar a los inductores negativos. Se trata de
expresiones como poco, solo, únicamente o exclusivamente.
1. Hay pocos usuarios que desconozcan la existencia de este navega­
dor.
2. Solo conocemos a una persona que sea capaz de ayudarle.
3. Solo he visto dos chaquetas que me estén bien.
El subjuntivo que aparece en las relativas asociadas a estas ex­
presiones cuantificadoras tiene relación, más que con la especifi­
cidad, con la cuantificación en sí. Cuando el hablante supone que
existen más entidades que cumplen los rasgos mencionados en la
oración de relativo (esto es, para (2), que conoce otras personas
el . s u b j u n t iv o e n l a s o r a c io n e s d e r e l a t iv o 47
aparte de la que identifica como la persona capaz de ayudar; y en
(3), que ha visto otras chaquetas además de las que le están bien),
emplea el subjuntivo. En (2) y (3) la alternancia del modo afecta
a la relación entre los cuantificadores una o dos y lo que les sigue:
el subjuntivo es el modo empleado cuando con una se delimita
el número de personas que sean capaces de ayudarle. Si se emplea el
indicativo en el mismo contexto, como en (4), es porque el cuan-
tificador una solo delimita el número de personas conocidas. Asi­
mismo, en (3), dos cuantifica el número de chaquetas que me estén
bien. En (5), con el indicativo, interpretamos que dos es el número
de chaquetas que el hablante ha visto:
4. Solo conocemos a una persona que es capaz de ayudarle.
5. Solo he visto dos chaquetas que me están bien.
El emisor de (3), por tanto, nos da a entender que probable­
mente ha visto otras chaquetas que no le están bien; pero quien
enuncie (5) no facilita que el oyente deduzca lo mismo. En este
tipo de enunciados, pues, se puede observar cómo el subjuntivo se
emplea cuando el hablante sugiere la existencia de varios posibles
referentes para la frase nominal, de manera similar a lo que ocurre
en las construcciones comparativas como se mostrará a continua­
ción.

3.4.3. Oraciones de relativo en construcciones comparativas


Otro tipo de elemento que puede inducir la presencia del sub­
juntivo en las oraciones de relativo lo constituyen las estructuras
comparativas, y los adjetivos clasificables como superlativos relati­
vos (primero, último, único, mejor, peor, y similares), tal como se ob­
serva en ejemplos como los siguientes.
1. Era el árbol más alto que haya visto jamás.
2. Juan es el alumno menos presumido que te puedas imaginar.
3. El premio está destinado al periodista que más se haya proyectado
durante el año 2007.
En los ejemplos (1) y (2) encontramos usos del subjuntivo en
las oraciones de relativo que se apartan del patrón habitual donde
este modo se relaciona con la referencia inespecífica del antece­
dente. En ambos casos podemos suponer que el hablante tiene
en mente un referente específico para el sustantivo antecedente
(el árbol y el alumno, respectivamente). Sin embargo, el sentido de
la comparación consiste en que se relacionan la entidad a que el
hablante hace referencia, por ejemplo el árbol, con otras posibles
entidades similares, en este caso otros árboles.
Tanto (1) como (2) constituyen ejemplos donde sería igual­
mente gramatical el uso del indicativo: Era el árbol más alto que he
visto jamás, Juan es el alumno menos presumido que te puedes imaginar.
La diferencia entre lo que interpretamos según el modo emplea­
do en la relativa afecta a lo que se denomina el campo de com­
paración. El subjuntivo tiene el efecto de ampliar la cantidad de
entidades que se comparan: en (1), se compara el árbol con todos
los árboles posibles que pueda haber visto el hablante. En (2), se
compara a Juan con todos los alumnos que uno puede imaginarse.
En resumen, al igual que en los otros tipos de ejemplos de oracio­
nes de relativo, el subjuntivo en estos ejemplos se interpreta de
acuerdo con el tipo de uso del recuadro I del esquema 2 (véase la
página 22), donde el hablante hace referencia a una situación o
situaciones posibles o potenciales. Por ello interpretamos que se
está estableciendo una comparación entre algo concreto -el árbol
al que el hablante hace referencia en (1) - y una serie de entidades
o individuos posibles en este tipo de oraciones de relativo incorpo­
radas a construcciones comparativas.
Con respecto al ejemplo (3), podemos observar que el modo
elegido para la oración de relativo cumple una función diferen-
ciadora entre la referencia específica y la inespecífica, tal como se
ha observado ya en ejemplos como los de 3.1.1. En un enunciado
como este, la presencia del indicativo nos daría a entender que
el hablante está haciendo referencia a un periodista específico,
quien en efecto va a ser el ganador del premio. En cambio, con el
subjuntivo en la oración de relativo, entendemos que aún está por
ver quién será el periodista que cumpla los requisitos menciona­
dos en esta oración.
En resumen, al igual que en los demás usos del subjuntivo
en las oraciones de relativo, podemos ver que en las estructu­
ras comparativas este modo facilita la interpretación de que lo
descrito en la oración subordinada se representa como una po­
sibilidad, creando a su vez el efecto de presentar al referente de
la frase nominal como una entidad u objeto no determinado e
inespecífico. En estas construcciones, y en los usos del subjuntivo
en oraciones de relativo asociados a la presencia de cuantifica-
dores estudiados en el epígrafe anterior, un efecto particular se
da a partir de la presencia de este modo, el cual consiste en que
entendemos que el hablante hace alusión a una pluralidad de
po ¡ibles referentes.

3.5. E q u iv a l e n c ia e n t r e e l im p e r f e c t o d e s u b ju n t iv o y e l
PLUSCUAMPERFECTO DE INDICATIVO

En ocasiones encontramos usos del subjuntivo en las oraciones


de relativo que no se ajustan a ninguno de los tipos de entornos
que se han estudiado en los apartados anteriores. Por ejemplo,
encontramos enunciados como los siguientes:
1. Durante el recorrido un guía explica la historia del palacio que
fuera residencia oficial de los reyes Alfonso xm y Victoria Euge­
nia.
2. El autor incluye en su estudio fragmentos de la traducción que
hiciera un conocido poeta del siglo pasado.
Estos enunciados contienen oraciones de relativo cuyos verbos,
aparentemente, están en imperfecto de subjuntivo, y ios antece­
dentes son sustantivos con referencia específica. Una característica
importante de las formas que observamos aquí consiste en que
terminan en el morfema -ra. De hecho, este rasgo es fundamental
para clasificar los usos en cuestión: los verbos en imperfecto de
subjuntivo acabados en -se (hiciese, fuese, etc.) no se admiten en
enunciados como (1) y (2).
Se trata de un uso del subjuntivo que actualmente está restrin­
gido a un determinado registro, el de la prosa periodística. En
el castellano hablado su frecuencia es muy escasa. Pero en textos
periodísticos se encuentra con cierta frecuencia y se interpreta
sin ninguna dificultad: vemos que el significado transmitido en el
enunciado (2) es aproximadamente equivalente al que se expresa
en el enunciado que sigue (2’):
2. El autor incluye en su estudio fragmentos de la traducción que
había hecho un conocido poeta del siglo pasado.
Muchos autores de estudios diacrónicos han razonado que la
forma de imperfecto de subjuntivo en -ra en castellano deriva de
formas latinas del pluscuamperfecto de indicativo. De hecho, el
valor temporal antepretérito del pluscuamperfecto se mantiene,
como puede observarse, en este tipo de usos, mientras que los
efectos habituales de la presencia del subjuntivo en las oraciones
de relativo no se dan. Esto es, hemos observado que en general el
subjuntivo en las oraciones de relativo da lugar a interpretaciones
de tipo ‘potencial’ / ‘posible’, que no corresponde con lo que en­
tendemos en estos usos a partir de su presencia.
Otro síntoma del valor de indicativo de este tipo de imperfecto
de subjuntivo consiste en que, en ocasiones, aparece en las ora­
ciones de relativo explicativas. Las relativas explicativas, de hecho,
solo aparecen en subjuntivo con este tipo de usos, con las formas
en -ra del imperfecto de subjuntivo y con valor de pluscuamper­
fecto de indicativo:
3. Se observa una romería contra el cielo azul claro, que en su día
plasmara Goya sobre tapices en los que paseaba el pueblo con pa­
rasoles y ánimo de fiesta verbenera.
Sin embargo, la cuestión que interesa destacar en relación a
estos usos del subjuntivo consiste en que representan un ejemplo
de que este modo aporta por sí mismo un tipo de significado a la
oración. A pesar de que en estos usos, en las oraciones principales
no hay ninguna expresión que legitime o facilite la presencia del
subjuntivo en la subordinada, este modo puede aparecer y aporta
un matiz a la interpretación, que en este caso consiste en lo que
habría que describir como un efecto estilístico de caracterizar la
información aportada en la oración de relativo como información
de fondo.
En otros términos, este tipo de usos habrían de incluirse entre
los del tipo (II) en el esquema (2) (véase la página 22), a dife­
rencia de todos los demás usos del subjuntivo en las oraciones de
relativo. El emisor crea una determinada relación al escoger en
estos casos el subjuntivo en cuanto a la información que está pre­
sentando: aunque no necesariamente sea información conocida
para el interlocutor, al presentarla de esta manera sugiere que no
constituye un contenido destacable.
3.6. O r a c i o n e s d e r e l a t i v o f i n a l e s
Además de los casos en que el subjuntivo en las oraciones de
relativo depende de determinadas expresiones o características
gramaticales presentes en la oración principal, como las estudia­
das en los epígrafes anteriores, encontramos en ocasiones relativas
en subjuntivo con interpretaciones de finalidad. Se trata de usos
del subjuntivo en los que la oración de relativo se entiende como
si fuera una oración final:
1. Le hemos dado un libro que le tranquilice durante la espera.
2. Hicimos una comida variada que gustase a toda la familia.
En ejemplos de este tipo, hay dos rasgos destacables. En pri­
mer lugar, como se acaba de señalar, el subjuntivo no depende de
la presencia de ningún predicado opaco, ni del tiempo futuro, la
negación, ni de ninguno de los factores expuestos anteriormente
como facilitadores del subjuntivo en las relativas. Y en segundo
lugar, el efecto que crea el subjuntivo en los ejemplos de este tipo
consiste en que la oración de relativo se interpreta como si fuera
una oración final: el sentido de los ejemplos (1) y (2) es similar al
de:
3. Le hemos dado un libro con el fin de que le tranquilice durante
la espera.
4. Hicimos una comida variada para que gustase a toda la familia.
Por otra parte, a través de un contraste con ejemplos como (1)
y (2) con oraciones de relativo en indicativo, podemos comprobar
que el efecto de expresar la finalidad de la actividad que se descri­
be en la oración principal depende de la presencia del subjuntivo.
Por ello, cuando la relativa está en indicativo cambia el sentido de
los enunciados:
5. Le hemos dado un libro que le ha tranquilizado durante la espe­
ra.
6. Hicimos una comida variada que gustó a toda la familia.
Como puede observarse, la interpretación de finalidad para­
fraseada en (3) y (4) solo se obtiene a partir del subjuntivo en la
oración de relativo. Con el indicativo, en cambio, entendemos que
el hablante está afirmando una característica del sustantivo ante­
cedente. El subjuntivo, a partir de su asociación con la expresión
de situaciones posibles y potenciales, tiene como efecto en este
tipo de construcciones el que se entienda el contenido de la rela­
tiva como un posible efecto de la actividad descrita en la oración
principal.

3.7. C o n c l u s io n e s a c e r c a d e l m o d o e n l a s o r a c io n e s d e
R ELA TIV O

Para terminar el presente estudio de las oraciones de relativo,


recapitulemos sobre lo expuesto en los epígrafes anteriores. Se ha
mostrado que, como norma general, la alternancia de los modos
indicativo y subjuntivo en las oraciones de relativo afecta a la in­
terpretación de la frase nominal: las relativas en indicativo dan
lugar a interpretaciones específicas, mientras que cuando hay una
relativa en subjuntivo, interpretamos la frase nominal como una
mención inespecífica.
A continuación, hemos relacionado este efecto de los modos
con el esquema general de los usos del subjuntivo. El efecto de la
lectura inespecífica de la fase nominal con una relativa en subjun­
tivo puede entenderse a partir del uso de este modo para señalar
que la situación descrita se presenta como una situación posible y
potencial, uso que se sitúa en el recuadro (I) del esquema (2) (véa­
se la página 22).
Cuando se expresan las cualidades o condiciones aplicables
al sustantivo antecedente marcándolas como posibilidades, se in­
terpreta que el sustantivo también se emplea para referirse a un
objeto o a una entidad posible, no concreta o determinada en la
mente del emisor.
Finalmente, hemos mencionado la importancia de la presen­
cia de algunos predicados, de ciertos tiempos verbales, la nega­
ción, determinados cuantificadores y las construcciones compa­
rativas. Y en último lugar, hemos observado que en ocasiones se
utiliza el subjuntivo en las oraciones de relativo sin que facilite su
presencia ninguno de los elementos recién mencionados; en tales
casos, la oración de relativo adquiere un sentido parecido al de las
oraciones finales. Los efectos que crea la presencia del subjuntivo
en este tipo de construcciones, en las que no parece depender de
ninguna expresión en la oración principal y varía por sí mismo el
sentido de lo que se dice, constituyen un fuerte argumento a favor
de la idea de que el subjuntivo posee un significado propio.
A la hora de clasificar los numerosos tipos de oraciones subor­
dinadas adverbiales, los gramáticos suelen establecer una división
entre las adverbiales propias, o circunstanciales, cuya función es
muy similar a la de un adverbio que expresa circunstancias tem­
porales, de lugar o de modo; y por otra parte, las adverbiales im­
propias, o de implicación lógica, que expresan relaciones lógicas
entre la situación descrita en la subordinada y la que se describe
en la oración principal, y que incluyen las causales, condicionales,
concesivas y finales.
Es importante tener en cuenta que las oraciones adverbiales
no desempeñan funciones arguméntales dentro de la oración
principal. Por ello, a diferencia de las oraciones sustantivas, las
oraciones adverbiales no mantienen ninguna relación intrínseca
con respecto a ella. Las oraciones adverbiales se consideran, por
tanto, elementos periféricos, y la contribución que realizan a lo
que se expresa en la oración compleja como un todo no depen­
de -como ocurre con las oraciones sustantivas- del predicado
de la oración principal, sino en todo caso del adverbio relativo
(véase 4.1.), la conjunción o la locución conjuntiva que las in­
troduce.
Algunas clases de oraciones adverbiales requieren el indicati­
vo, otras el subjuntivo, pero muchas otras admiten tanto el indi­
cativo como el subjuntivo. En el presente capítulo, examinaremos
los distintos tipos de oraciones adverbiales y las funciones que
cumplen en la oración compleja, analizando el papel del modo
en cada uno de ellos. Mostraremos cómo se relaciona el signifi­
cado del nexo que introduce la oración adverbial -por ejemplo,
donde, para que, porque, mientras, cuando, aunque, etc.- con el signi­
ficado aportado por el modo verbal, indicativo o subjuntivo, que
aparece en ella.
4.1. O r a c io n e s a d v e r b ia l e s p r o p ia s

Las oraciones adverbiales propias aportan información acerca


de las circunstancias en las que ocurre lo descrito en la oración
principal: información temporal, de lugar o de la manera o modo
en que ocurre la situación de la oración superior. Las expresiones
básicas que enlazan estas oraciones subordinadas con la oración
principal son, respectivamente, los adverbios relativos cuando, don­
de y como.
En cuanto al comportamiento de los modos indicativo y sub­
juntivo en las oraciones adverbiales propias, podemos observar en
primer lugar que existe una estrecha relación entre este tipo de
oraciones y las oraciones de relativo, estudiadas en el capítulo an­
terior, en cuanto a las funciones que cumplen las oraciones y en
cuanto a las condiciones y los efectos de la alternancia del modo.
Esta relación está basada en el hecho de que los adverbios relati­
vos pueden funcionar también como pronombres relativos, por lo
que introducen tanto oraciones adverbiales como adjetivas, esto
es, como oraciones de relativo sin antecedente expreso:
1. Hoy hemos comido donde nos vimos ayer.
2. Hemos quedado en el bar donde ponen el mejor vermú.
Podemos observar al contrastar (1) con (2) que, en el primer
caso, la oración introducida por donde realiza una función adver­
bial, aportando información acerca de las circunstancias de la ora­
ción principal; mientras que en el segundo, donde introduce una
oración que realiza una función adjetiva como modificador del
antecedente el bar. A su vez, la frase preposicional en el bar donde
ponen el mejor vermú tiene como función la de complemento cir­
cunstancial, aportando información acerca de la localización de lo
que se predica en la oración principal, de la misma forma que la
oración adverbial en (1).
Asimismo, al igual que existen determinados condicionantes
que facilitan la aparición del subjuntivo en las oraciones de relati­
vo (analizados en el capítulo 2), también en las adverbiales propias
la presencia de tiempos verbales de futuro o formas del imperativo
pueden motivar el uso del subjuntivo. Por ejemplo:
3. ¡Siéntate donde quieras!
4. Lo haré como me convenga a mí.
5. Ponlo como lo hayan puesto los demás.
A continuación se presenta un análisis más detallado de las ora­
ciones adverbiales propias temporales, de lugar y de modo.

4.1.1. Las oraáones temporales


Además del adverbio relativo cuando, existe una variedad de
otros nexos que introducen oraciones temporales. Por ejemplo,
cumplen esta función también expresiones como a medida que, an­
tes (de) que, apenas, así que, cada vez que, conforme, cuando, desde que,
después (de) que, en cuanto, en tanto que, entre tanto que, hasta que, mien­
tras (que), tan pronto (como), según, siempre que y una vez que.
Pese a la variedad de nexos que introducen oraciones tempora­
les, en ellas es posible observar una norma general, aunque como
veremos, no universal, en cuanto al funcionamiento de la alter­
nancia entre el indicativo y el subjuntivo: el indicativo se emplea
cuando la oración temporal hace referencia a un tiempo anterior
o a un tiempo habitual con respecto al tiempo de la oración prin­
cipal, y el subjuntivo se emplea para situaciones prospectivas con
respecto al tiempo de la oración principal. Nos encontramos, por
tanto, ante un efecto del subjuntivo que se corresponde con uno
de los dos usos de este modo representados en el esquema 2, ex­
puesto en la página 22: se trata de un ejemplo de los usos que dan
lugar a interpretaciones de posibilidad o potencialidad, donde la
situación descrita en la oración temporal se entiende como un es­
tado de cosas aún no realizado y por tanto prospectivo, como se
representa en el recuadro (i) de dicho esquema.
A continuación comprobaremos esta generalización a través
de ejemplos de los distintos tipos de oraciones temporales, aun­
que también mostraremos algunos casos en los que el subjuntivo
cumple la función representada en el recuadro (n) del esquema
2 (véase la página 22), marcando el contenido de la oración como
información conocida.
Si tomamos como base nociones relacionadas con el orden
temporal, las subordinadas temporales se pueden clasificar en
tres grupos basados en el tipo de modificación que realizan con
respecto a la oración principal: (i) las de simultaneidad; (ii ) las
de sucesión; y (ni) las de especificación temporal. Estos tres tipos
de oraciones temporales se ejemplifican, respectivamente, en (1)
-(3 ):
1. Mientras uno barre, el otro le sujeta el cogedor.
2. Después de que había entregado la hoja se dio cuenta de que tenía
un error.
S. Cuando salió el niño su padre le agarró de la mano.
Las oraciones temporales de simultaneidad, como (1), suelen
tener como nexo la conjunción mientras, y hacen referencia a si­
tuaciones que se solapan en el tiempo con la situación descrita en
la oración principal. Las oraciones de sucesión temporal hacen
referencia a una secuencia que incluye las situaciones descritas
en la oración principal y en la oración subordinada, como ocurre
en (2). Y finalmente, las oraciones temporales de especificación,
como (3), aportan información que sitúa en el tiempo a la oración
principal. A continuación, examinamos el funcionamiento de los
modos indicativo y subjuntivo en estas tres clases de oraciones tem­
porales.
(i) En las oraciones temporales de simultaneidad, típicamen­
te funciona como enlace la conjunción mientras, aunque también
otras expresiones como cuando, a medida que, conforme, en tanto que
o según cumplen esta función.
En este tipo de oraciones temporales se emplea el indicativo
cuando se está haciendo referencia a situaciones pasadas, presen­
tes o habituales con respecto a las situaciones que se describen en
la oración principal. Es decir, que lo descrito en la oración princi­
pal y en la subordinada sucedía en el pasado o sucede en el pre­
sente:
1. A medida que llegaban los invitados fue repartiendo el aperitivo.
2. Cuando veía películas en francés solo entendía la mitad de lo que
decían.
3. Conforme escribimos el estudio estamos descubriendo todo tipo
de detalles interesantes.
El subjuntivo se utiliza cuando la oración temporal describe
una situación futura con respecto a la oración principal. En otras
palabras, empleamos el subjuntivo si lo que se describe en la ora­
ción temporal no ha sucedido aún:
4. En tanto que me prepares los documentos voy a repasar el cua­
derno.
5. A medida que acaben el trabajo irán entregándolo aquí.
Por otra parte, con el subjuntivo este tipo de oraciones a me­
nudo obtiene una interpretación condicional, donde la oración
con mientras funciona como la prótasis, y la oración principal, la
apódosis:
6. Mientras me ayuden los compañeros seguramente no tendré nin­
gún problema.
Entendemos que (6) es otra manera de expresar que si me ayu­
dan los compañeros, seguramente no tendré ningún problema. Este efecto
del subjuntivo está relacionado con su función de marcar el conte­
nido de la oración como una situación potencial o posible, por lo
que se interpreta que su realización constituye una condición para
que llegue a realizarse lo que se expresa en la oración principal:
aquí, la ayuda de los compañeros se entiende como una condición
necesaria para que el emisor no tenga ningún problema.
(ix) En las oraciones de sucesión temporal, de manera muy
similar a lo que ocurre en las de simultaneidad, la alternancia mo­
dal ayuda a diferenciar entre las situaciones que corresponden
al pasado, a lo habitual o al presente en relación con la oración
principal, y las correspondientes al futuro. El indicativo se emplea
cuando la secuencia de situaciones ha ocurrido en un pasado, se
presenta como habitual, o bien sucede habitualmente en el pre­
sente; y el subjuntivo es el modo que señala que la situación des­
crita es una situación potencial o futura. Asimismo, dependiendo
del nexo que la introduce, también puede existir la opción de em­
plear el infinitivo en la oración temporal. Esta forma verbal se uti­
liza cuando tienen el mismo referente tanto el sujeto de la oración
principal como el de la oración subordinada, al igual que ocurre
en las oraciones subordinadas sustantivas (véase 2.1.2). Así, con los
adverbios antes y después se utiliza el infinitivo cuando los sujetos de
ambas oraciones son correferentes:
1. Antes de salir tomamos un desayuno abundante.
2. Después de tomar un buen desayuno, salimos a trabajar.
Con el adverbio antes {de) se emplea preferentemente el sub­
juntivo cuando el sujeto de la oración subordinada tiene un refe­
rente distinto al que tiene el sujeto de la oración principal -aunque
en la lengua coloquial en ocasiones se utiliza el infinitivo también
en este caso. Este adverbio selecciona el subjuntivo y no admite el
indicativo, debido a que su significado determina que la oración
que introduce describe una situación posterior o prospectiva con
respecto a otra situación:
3. Abrió la puerta antes de que lo pudiésemos hacer nosotros.
4. Juan salió antes de que llegase María.
Por otra parte, con después de, que introduce oraciones que
describen una situación anterior a la que se expresa en la oración
principal, podemos encontrar tanto el indicativo como el subjun­
tivo. Si la referencia temporal de la oración principal es de futuro,
entonces la subordinada adquiere un valor prospectivo, por lo que
se utiliza el subjuntivo:
5. Después de que haya entregado el currículum se le citará para una
entrevista.
Sin embargo, cuando la oración principal hace referencia a
un tiempo de presente habitual o de pasado, podemos encontrar
tanto el indicativo como el subjuntivo en la oración subordinada:
6. Después de que nos explican la gramática siempre hacemos ejerci­
cios para asimilar mejor la lección.
7. Después de que hubo aprendido a montar en bicicleta organizó
una excursión.
8. En cada lección teníamos tiempo para hacer preguntas después de
que nos hubiesen explicado el tema del día.
9. El aeropuerto reabrió hoy después de que una tromba de agua lo
inundase esta madrugada.
Las razones por las que existe la opción de utilizar el subjunti­
vo con después de cuando la oración subordinada hace referencia
a una situación que se presenta como factual, de presente habi­
tual o de pasado, han sido debatidas por gramáticos y lingüistas.
Es un hecho que sorprende porque en principio son oraciones
que no tienen interpretaciones prospectivas ni de ‘información
conocida’, y sin embargo, en muchos casos, parecen alternarse los
modos indicativo y subjuntivo sin afectar el sentido del enunciado.
En lo que muchos autores están de acuerdo es en que el uso del
subjuntivo en oraciones introducidas por después de y que expresan
situaciones factuales es un rasgo típico de la prosa periodística.
Quizás constituya una construcción que se ha extendido a partir
de la analogía con los usos del imperfecto de subjuntivo en -ra con
valor de indicativo (véase el epígrafe 3.4); o podría ser una analo­
gía que se ha establecido a partir de las construcciones con antes
de, que como ya hemos mencionado requieren el subjuntivo.
Sea cual sea el motivo de esta alternancia, nos interesa tener en
cuenta que cuando la oración introducida por después de hace re-
¡. [ si ({JUNTIVO EN LAS ORACIONES ADVERBIALES 59
li-renda a un tiempo prospectivo, como en (5), el subjuntivo es el
únu o modo adecuado. Por otro lado, cuando la oración describe
una situación factual en el pasado, se puede emplear tanto el indi­
cativo como el subjuntivo sin afectar el sentido del enunciado.
Finalmente, con locuciones de sucesión temporal como en
cuanto y tan pronto como, la alternancia entre el indicativo y el sub­
juntivo sigue el patrón mencionado al principio del presente epí­
grafe: el indicativo se utiliza cuando se hace referencia al pasado o
presente habitual (como en (10-11)), mientras que el subjuntivo
corresponde a los usos prospectivos de estas oraciones (12):
10. Al mediodía comemos tan pronto como llegan todos a la mesa.
11. Fui a mirar el buzón en cuanto vi que había pasado el cartero.
12. Tan pronto como empiece a estudiar por su cuenta hay que esta­
blecer un horario.
(iii) Las oraciones de especificación temporal, como se men­
cionó más arriba, sitúan la oración principal en el tiempo, en­
marcando su comienzo, su término o ambos. Típicamente estas
oraciones están introducidas por elementos de enlace como cuan­
do, desde que o hasta que. En general, cuando y desde que introducen
oraciones que marcan el tiempo en el que comienza la situación
descrita en la oración principal, en contraste con hasta que, que
marca el final.
El subjuntivo es el modo que se emplea, como ya se ha ob­
servado que ocurre en general en las oraciones temporales, para
situaciones prospectivas. Por ello, cuando la oración principal está
en futuro o hace referencia al futuro (nótese que en ocasiones el
presente se emplea para hacer referencia al futuro, como en (3)),
las subordinadas de especificación temporal están en subjuntivo.
1. Juan hablará desde que termine María hasta que el moderador le
dé la señal.
2. Mi hija se irá de casa cuando se case.
3. Cuando suene el timbre, coges tus libros y te vas.
El indicativo, en cambio, se utiliza en las oraciones temporales
de especificación siempre y cuando expresan una situación en pa­
sado o en presente habitual:
4. Solemos charlar desde que terminamos de comer hasta que nos
levantamos de la sobremesa.
5. En España, los hijos se van de casa cuando han afianzado su vida
profesional.
Por otra parte, entre las oraciones temporales con desde que re­
ferentes al pasado también encontramos a menudo ejemplos con
formás del imperfecto de subjuntivo:
6. Desde que dejara la vida pública se ha dedicado a la formación de
nuevas promesas.
En este tipo de oraciones referentes al pasado, de manera simi­
lar a lo que ocurre en oraciones introducidas por después de que, el
uso del subjuntivo constituye un rasgo característico deí lenguaje
periodístico. La opción de utilizar este modo tiene como efecto
el de presentar el contenido de la oración subordinada como in­
formación de fondo, dando la impresión de que el emisor trata el
contenido como un hecho ya conocido por el receptor. En este
sentido, el imperfecto de subjuntivo en las oraciones introducidas
por desde que se diferencia de los usos prospectivos que son los
más frecuentes en las oraciones temporales. En el esquema 2 de
los usos del subjuntivo (véase la página 22), puede verse que son
usos que se corresponden con el recuadro (II), relacionados con
la intención del emisor de tratar el contenido, lo que expresa la
oración subordinada temporal, como información conocida.

4.1.2. Oraciones adverbiales de lugar y de modo


Entre las oraciones adverbiales propias, las de lugar y de modo
son las que más similitudes guardan con las oraciones de relativo.
Estos dos tipos de oraciones subordinadas adverbiales suelen estar
introducidas por los adverbios relativos donde y como, respectiva­
mente, aunque las oraciones adverbiales de modo también pue­
den estar introducidas por otros nexos como conforme o según.
Tanto en las oraciones de lugar como en las de modo, la al­
ternancia entre el indicativo y el subjuntivo se corresponde con
el patrón general ya observado en las oraciones temporales: el
indicativo se emplea cuando la oración subordinada describe las
circunstancias de una situación presentada como factual, mientras
que el subjuntivo aparece en las oraciones que describen circuns­
tancias de situaciones potenciales. Se puede observar este contras­
te en ejemplos como los siguientes.
1. Hicimos el trabajo donde nos habían pedido.
2. Tenemos que ir donde él diga.
3. Cada uno lo llevó como le dio la gana.
4. Podemos cocinarlo como tú prefieras.
La presencia del subjuntivo, tanto en las oraciones adverbiales
de lugar como en las de modo, facilita en ocasiones que se inu-i pre-
ten como condicionales, como se muestra más abajo en (,5) y (b).
Ocurre así porque a partir del uso del subjuntivo como marca de
lo potencial, se infiere que lo descrito en la oración subordinada
constituye una condición de lo que se expresa en la oración prin­
cipal. En el caso de las oraciones de modo, la interpretación con­
dicional se impone cuando la oración introducida por como está en
subjuntivo y precede a la oración principal, por ejemplo en (6):
5. Nunca la encontrarás donde haya algún peligro.
6. Como sigas con esa mueca te va a dar un aire.
Por otro lado, las oraciones adverbiales de modo introducidas
por como si o cual si con imperfecto o pluscuamperfecto se inter­
pretan como referentes a hechos o circunstancias irreales o su­
puestos.
7. Lo miraba como si nunca hubiera visto nada parecido.
Este tipo de construcciones se emplean para establecer una
comparación entre la situación descrita en la oración principal y
otra situación irreal que se describe en la subordinada. Las ora­
ciones introducidas por como / cual si funcionan, por tanto, como
descripciones de situaciones que, al expresarse como potenciales
en el pasado, se interpretan como situaciones hipotéticas con las
que se compara lo que se expresa en la oración principal.

4 .2 . O r a c i o n e s a d v e r b i a l e s i m p r o p i a s

Las oraciones adverbiales impropias mantienen una amplia


variedad de tipos de relaciones significativas con respecto a la ora­
ción principal. Estas oraciones se suelen clasificar también como
las oraciones adverbiales de implicación lógica, y, como ahora ve­
remos en detalle, sostienen una variedad de relaciones con la ora­
ción principal que se basan en conceptos lógicos como por ejem­
plo los de causa, efecto y condición.
Teniendo en cuenta esta rica diversidad de tipos de relaciones
significativas en las que participan las oraciones adverbiales impro­
pias, no es muy sorprendente que el funcionamiento de los mo­
dos indicativo y subjuntivo varía bastante según el tipo de oración
adverbial y la relación específica que esta sostiene con la oración
superior. Aun así, dentro de este abanico de posibilidades, obser­
varemos en los epígrafes siguientes que se mantiene la validez del
esquema ya expuesto de los dos tipos principales de usos del sub­
juntivo en las oraciones adverbiales impropias. En los siguientes
apartados, por tanto, examinaremos una por una las clases de ad­
verbiales impropias, exponiendo los distintos casos en los que al­
ternan el indicativo y el subjuntivo y los efectos de esta alternancia
para cada uno de ellos. Comenzaremos por las causales, estudian­
do a continuación las consecutivas, las finales, las condicionales y,
para concluir, las concesivas.

4.2.1. Oraciones causales


Las oraciones causales se introducen en la mayoría de los casos
por la conjunción porque, aunque también pueden estar introduci­
das por nexos como puesto que, ya que, dado que o debido a que. Como
su propio nombre indica, son oraciones que expresan la causa de
lo que se afirma en la oración principal:
1. Hoy hemos comido pollo porque es el plato preferido de Juan.
El modo más frecuente de las oraciones causales es el in­
dicativo. Como norma general, solo alternan el indicativo y el
subjuntivo cuando la oración principal contiene una expresión
negativa:
2. Hoy no hemos comido pollo porque sea el plato preferido de
Juan.
3. Hoy no hemos comido pollo porque es el plato preferido de Juan.
En este contexto, la alternancia modal está determinada por
el funcionamiento gramatical de la negación. La negación puede
afectar a distintos componentes de la oración: en (2), por ejemplo,
lo que se niega es que haya una relación de causa y efecto entre la
oración subordinada y la principal, pero no se niega el contenido
de ninguna de las dos oraciones en sí. Por ello, entendemos que
en un enunciado como (2) el hablante sugiere que hay otra razón,
distinta a la que se descarta en la oración causal, que justifica lo
que se afirma en la oración principal. Por ejemplo, en muchos ca­
sos un ejemplo de este tipo incluye una oración introducida por la
conjunción sino con valor sustitutivo, donde se indica la verdadera
razón de lo expresado en la oración principal; esta oración “susti-
tutiva” está en indicativo, y se entiende como el contenido que, en
efecto, mantiene una relación causal con respecto al contenido de
la oración principal:
3. Hoy no hemos comido pollo porque sea el plato preferido de Juan,
sino porque estaba de oferta en el supermercado.
Por contraste, cuando la oración causal está en indicativo, el
efecto de la negación se limita al predicado principal, como en
(3). En este ejemplo, se niega exclusivamente el contenido de la
oración principal. Interpretamos que la oración subordinada des­
cribe la causa de lo expresado en la oración principal, esto es, la
razón por la que hoy no hemos comido pollo.
En resumen, la alternancia del modo en las causales legitimado
por la negación nos ayuda a identificar cuál es el componente ora­
cional que se está negando. Cuando la causal está en indicativo, la
“influencia” o el ámbito de la negación se limita a la oración prin­
cipal. Y cuando la causal está en subjuntivo, la negación no afecta
al contenido de la oración principal, sino a la relación de causa y
consecuencia: se niega que lo descrito en la oración subordinada
sea la causa de lo expresado en la oración principal, sugiriendo
que su causa es otra.
En cuanto a la relación del subjuntivo en las oraciones causales
con el esquema de los usos de este modo presentado en la página
22, habría que destacar que el papel de la información con textual
resulta determinante en este tipo de construcciones. En ocasiones,
interpretaríamos que la oración subordinada causal consiste en un
contenido que el hablante presenta como una mera posibilidad;
mientras que en otros contextos comunicativos, se interpretaría
que el hablante da por supuesto el contenido de la oración causal.
A continuación mostramos un ejemplo de cómo el conocimiento
del contexto comunicativo puede afectar a la interpretación de las
oraciones causales en subjuntivo.
4. María: Yo había pedido tomar paella hoy, no pollo. No es justo
que solo por estar Juan siempre prepares el plato que más
le gusta a él.
Jorge: Hoy no hemos comido pollo porque sea el plato preferido
de Juan, sino porque estaba dé oferta en el supermercado.
5. Pedro: ¿Crees que es posible que el ciclista tomase esas medicinas
sin darse cuenta?
Alicia: No lo sé. Pero no le han eliminado porque tomase medica­
mentos a sabiendas, sino porque está prohibido correr bajo
los efectos de cualquier tipo de droga.
En el diálogo ejemplificado en (4), de acuerdo con lo que ex­
presa María podemos suponer que la información de que el plato
preferido de Juan es pollo constituye algo que los interlocutores dan
por hecho y que tratan como información compartida. El efecto
del subjuntivo, por tanto, en la oración causal del enunciado de
Jorge, se clasificaría entre los que derivan de los usos tipificados
en el recuadro (II) del esquema: el hablante hace referencia a una
situación que supone ya conocida por los interlocutores.
Sin embargo, en un contexto como el ejemplificado en (5), po­
demos observar que según deduciríamos de la pregunta de Pedro,
el que el ciclista tomase medicamentos a propósito, o bien sin dar­
se cuenta, constituye una cuestión debatible, pendiente de con­
firmación. En absoluto podríamos considerarla una información
que los interlocutores den por establecida. Por tanto, la oración
causal del enunciado de Alicia constituye un uso del subjuntivo co­
rrespondiente a los del recuadro (I) del esquema: el hablante trata
el contenido de esta oración como una situación potencial o posi­
ble. Alicia ha comprobado, a través de la pregunta que le ha hecho
Pedro, que este no sabe si el ciclista tomó medicinas a propósito o
no, y mediante la presencia del subjuntivo en su enunciado mues­
tra que ella tampoco confirma la información en cuestión, sino
que la expresa como una mera posibilidad. Asimismo, su empleo
del subjuntivo da a entender que está restando importancia a la
cuestión de si el ciclista tomó medicamentos de forma consciente
o no. Al expresar el contenido como una mera posibilidad, ni lo
afirma ni lo desmiente, sino que simplemente lo menciona para
contrastarlo con lo que considera una cuestión de más peso, ex­
presado como la verdadera razón de la eliminación del ciclista en
la oración introducida por sino.
A través de los usos del subjuntivo en construcciones como es­
tas podemos comprobar que aunque en ocasiones los dos tipos de
usos del subjuntivo representados en el esquema parecen pertene­
cer a sentidos opuestos o contrarios, hay casos en los que, al menos
n . SI HJUNTÍVO EN LAS ORACIONES ADVERBIALES 65
en lo que respecta a sus efectos en la comunicación, son bastante
»i imlares. Ya sea porque sé trate de un hecho conocido y aceptado
por los interlocutores, ya sea porque se está ante una cuestión que
110 se puede confirmar, el subjuntivo muestra que el contenido
expresado en la oración no está siendo afirmado por el emisor,
sino que se menciona con otra finalidad distinta a la afirmación.
Dependiendo del tipo de construcción, esta finalidad se identifica
por diferentes medios: por lo que se dice a continuación, por lo
que se expresa en la oración principal o bien a través de otra infor­
mación disponible para los interlocutores.
Asimismo, existen algunas otras condiciones que pueden darse
en la oración principal para permitir el empleo tanto del indica­
tivo como del subjuntivo en las oraciones causales, dependiendo
de la posición o postura que adopte el emisor. Por ejemplo, en las
oraciones causales que están subordinadas a oraciones interroga­
tivas, o bien a oraciones modificadas por adverbios que expresan
posibilidad o duda como probablemente o quizás-.
6. ¿Crees que te lo dice porque te tenga manía?
7. Á mí tampoco me parece bien losjuicios que Azaña merece a Aran-
guren [...], probablemente porque yo sea un fervoroso azañista y
admirador de la obra literaria y política del presidente de la Segun­
da República [...]
(Ejemplo de prensa {El País 01/08/1980) tomado de la R e a l A ca ­
d e m ia E s p a ñ o l a : Banco de datos ( c r e a ) [en línea]. Corpus de re­
ferencia del español actual, <http://www.rae.es> [23/11/2007])
8. Quizá se marchó del cine porque deteste las películas de acción.
En estos ejemplos, la opción de emplear el subjuntivo puede
responder a cualquiera de los dos posibles tipos de situaciones de
uso de este modo ilustrados más arriba en el esquema. De manera
similar a lo que se ha expuesto en los ejemplos (4) y (5), nues­
tro conocimiento de los hechos del contexto comunicativo resulta
esencial para determinar él tipo de uso de que se trate. En todo
caso, el uso del subjuntivo nos muestra que el hablante se abstiene
de afirmar el contenido de la oración causal, ya sea porque lo da
por hecho, ya sea porque lo considera como una posibilidad.
4.2.2. Oraciones consecutivas
Como se puede deducir de su denominación, las oraciones
consecutivas son las que describen una consecuencia de lo expre­
sado en la oración principal. Dentro de esta misma clase de ora­
ciones se incluyen las consecutivas relativas, introducidas por un
cuantificador como tan o tanto y que forman parte de frases nomi­
nales o adjetivas, y las consecutivas impropias, que son las que en el
presente apartado analizamos. Los nexos que con más frecuencia
introducen este tipo de oraciones incluyen así que, por (lo) tanto, por
consiguiente y tanto que. Aunque no se estudiarán con detalle aquí,
conviene tener en cuenta que dentro de lo que se denominan ora­
ciones consecutivas se incluyen tanto oraciones que desempeñan
funciones adjetivas como oraciones adverbiales: las consecutivas
que se construyen con un cuantificador como tan o tanto seguido
de una oración de relativo cumplen funciones adjetivas; en cam­
bio, las que son de interés en el presente por lo que aquí nos de­
tendremos en las llamadas oraciones consecutivas impropias, que
son las adverbiales.
Como norma general, las oraciones consecutivas se construyen
con indicativo. Hay, sin embargo, una locución conjuntiva que in­
troduce oraciones consecutivas en subjuntivo: se trata de de ahí que.
1. Nunca preparaban sus intervenciones, de ahí que aveces resulta­
sen algo caóticas.
Aparentemente, de ahí que constituye una expresión de enla­
ce excepcional, ya que es el único nexo que introduce oraciones
consecutivas en subjuntivo. Una posible explicación la podríamos
encontrar en el hecho de que esta locución tiene un efecto de
presentar la información que la sigue como información conocida
o secundaria. Es decir, el contenido de las oraciones consecutivas
introducidas por de ahí que se interpreta como información de fon­
do, resultando más destacado, de esta manera, el contenido de la
oración principal.
En las demás oraciones consecutivas, la norma general es que
se afirma su contenido como información nueva:
2. Nadie ha hecho los deberes, por tanto os vais a quedar sin recreo
hoy.
3. Hoy está muy contento, así que nos invita a comer fuera.
4. Pienso, luego soy.
En estas oraciones podríamos decir que lo que más peso infor­
mativo tiene es el contenido de la oración subordinada; interpre­
tamos que la consecuencia de lo que se ha expresado en la oración
principal -el contenido de la oración consecutiva- es lo que se
comunica como lo más destacado. Por ello el modo indicativo es
el único que resulta apropiado.
De hecho, podemos comprobar la diferencia que hemos ob­
servado entre los efectos de la locución de ahí que sobre el conteni­
do que introduce frente a las demás expresiones que introducen
oraciones consecutivas. Si tomamos los ejemplos (2) y (4) y tra­
tamos de expresar los mismos contenidos empleando de ahí que
como elemento de enlace, vemos que el efecto consiste en que
el contenido de las oraciones subordinadas consecutivas queda
como información de segundo plano. Y por otra parte, podemos
observar que hay ejemplos que, debido a las características de su
significado, no admitirían tal sustitución:
5. Nadie ha hecho los deberes, de ahí que os vayáis a quedar sin re­
creo.
6. Hoy está muy contento, de ahí que nos invite a comer fuera.
7. ? Pienso, de ahí que sea.
Se observa en (5) y (6) que el efecto de cambiar la expresión
de enlace y el modo de la oración subordinada consiste en que
se entiende que la información expresada en la oración princi­
pal constituye el contenido más destacado del enunciado. Por otra
parte, como mostramos con el signo de interrogación, en el caso
del ejemplo (7) simplemente no se admite la locución de ahí que
para introducir el contenido de la oración subordinada que, por
razones que por sí mismas merecerían constituir el tema de un
estudio detallado, no puede expresarse como información de se­
gundo plano.
Finalmente, conviene tener en cuenta que la expresión de modo
que puede emplearse para introducir tanto oraciones adverbiales
propias de modo como adverbiales impropias consecutivas o fi­
nales. La presencia del subjuntivo en oraciones introducidas por
de modo que constituye un elemento que favorece interpretaciones
finales:
8. Les felicitamos por el trabajo que habían realizado, de modo que
estuvieran más confiados a la hora de presentarlo de nuevo.
El uso del subjuntivo en este tipo de construcción tiene efectos
muy similares a los que se observaron en las oraciones de relativo
finales, analizadas en el epígrafe 3.5. Se interpreta el contenido
de la oración subordinada como una posible consecuencia de lo
descrito en la oración principal.
4.2.3. Oracionesfinales
Las oraciones finales son oraciones subordinadas que expresan
la finalidad de una actividad o acción que se describe en la ora­
ción principal. Los nexos que introducen oraciones de este tipo
incluyen con elfin de, a fin de, con el objeto de, porque, para... El modo
verbal de las oraciones finales es el subjuntivo, aunque cuando el
sujeto gramatical tiene el mismo referente que el de la oración
principal, se utiliza el infinitivo:
1. Juan solo te lo dice para que te asustes.
2. Juan solo te lo dice para asustarte.
Puede observarse, por tanto, que la alternancia entre las for­
mas verbales de infinitivo y las formas en subjuntivo sigue el mis­
mo patrón que el de los predicados volitivos, como querer, exigir,
pedir y similares (véase el epígrafe 2.1.2).
3. Juan quiere que María le hable.
4. Juan quiere hablar.
Asimismo, al igual que ocurre en las subordinadas sustantivas
bajo estos predicados, las oraciones finales no admiten el modo
indicativo.
El paralelismo entre las propiedades gramaticales de las oracio­
nes subordinadas bajo predicados volitivos y las oraciones finales
surge, sin duda, de las propiedades semánticas que ambas clases
de oraciones comparten. El significado de los predicados volitivos
determina que lo que se describe en una oración que funcione
como complemento de uno de ellos consista en una situación que
aún no ha llegado a realizarse. El deseo o la voluntad que se ex­
presa con estos predicados recae, cuando tienen como comple­
mento directo una oración, en la situación que potencialmente
puede realizarse y que se describe en dicha oración (por ejemplo,
para que tenga sentido un enunciado como el del ejemplo (3),
supondríamos que Juan piensa que María no le está hablando en
el momento al que se hace referencia, sino que el que le hable
constituye una situación no realizada, sino posible y potencial).
De manera similar, las oraciones finales describen una situación
potencial cuya realización constituye el objetivo con el que se lleva
a cabo la acción descrita en la oración principal.
El papel del modo subjuntivo en ambos tipos de construccio-
ues está relacionado, evidentemente, con el hecho de que se trata
cid uso de elementos gramaticales que sirven para presentar el
contenido de la oración subordinada como una situación posible,
potencialmente realizable. Por tanto, con respecto al esquema 2
de los usos del subjuntivo (véase la página 22), se clasificarían estos
dos tipos de construcciones como los descritos en el recuadro (I).

-J.2.4. Oraciones condicionales


En las construcciones condicionales se hace referencia a dos si­
tuaciones, relacionadas entre sí por el hecho de que la realización
de una de ellas supone la realización de la otra. Estas construccio­
nes incluyen una oración subordinada donde se expresa la condi­
ción para la realización de lo que se describe en la oración prin­
cipal. La oración subordinada de estas estructuras se denomina la
prótasis, y la oración principal, la apódosis. Con mucha frecuencia
la conjunción si introduce la prótasis, pero existe una multitud de
tipos de construcciones que expresan significado condicional con
una variedad de elementos de enlace, como con la condiáón de que,
con tal de que, con que, siempre que, a menos que e incluso como.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que los gramáticos sue­
len clasificar las oraciones condicionales en tres grupos, según el
grado de probabilidad de que se realicen las situaciones descritas
en ellas. Se las denomina las condicionales reales, potenciales e
irreales; aunque también pueden dividirse simplemente en con­
dicionales factuales (reales) y contrafactuales (potenciales e irrea­
les), como sugiere Sastre (1998: 192), según hagan referencia a
situaciones reales o no:
1. Si no llueve nos iremos de paseo.
2. Si no llovía nos íbamos de paseo.
3. Si no ha llovido entonces Juan ha salido.
4. Si no lloviese nos iríamos de paseo.
5. Si no lloviese nos habríamos ido de paseo.
6. Si no hubiera llovido, nos habríamos ido de paseo.
Los ejemplos (1) - (3) ejemplifican el tipo de oración condi­
cional que se emplea para expresar el mayor grado de probabili­
dad. Cuando el nexo que introduce la oración condicional es si,
las formas verbales serán de indicativo obligatoriamente cuando
están en presente, y opcionalmente si están en un tiempo de pasa­
do. Cuando se hace referencia al pasado, el indicativo tiene como
efecto el expresar un grado de probabilidad mayor que el que se
expresa con el subjuntivo.
En cambio, cuando presentamos la probabilidad de que se rea­
licen las situaciones descritas como menor, o inexistente, como se
ejemplifica en (4) - (6), la forma verbal de la oración subordinada
será el imperfecto o el pluscuamperfecto de subjuntivo, respecti­
vamente.
Respecto a los demás nexos condicionales mencionados más
arriba, destacaríamos que las formas verbales de las oraciones que
introducen son siempre formas de subjuntivo. En otros términos,
la condición para que se interpreten como condicionales las ora­
ciones introducidas por algunos nexos es que estén en subjun­
tivo:
7. Veremos la televisión siempre que prometas apagarlo a las ocho.
8. Con tal de que llegues puntual no habrá problema.
9. Mientras hubiesen hecho sus tareas antes, los monitores les dejá-
ban salir por la tarde.
10. Como lleves ese pantalón no entrarás conmigo.
Así, en el caso de las oraciones introducidas por como, la alter­
nancia entre el indicativo y el subjurftivo puede diferenciar entre
usos causales y condicionales. Mientras (10) se interpreta como
una condicional, la oración introducida por como en (11) se en­
tiende como causal:
11. Como llevas ese pantalón no entrarás conmigo.
Aunque este fenómeno merece una explicación más detallada,
lo que interesa destacar es que, dependiendo del contenido de la
oración que lo sigue, el nexo como puede establecer relaciones de
manera o modo, causales y condicionales. Por otra parte, constitu­
ye un dato curioso el hecho de que este nexo se ha especializado
en sus usos condicionales para expresar condiciones que justifican
la realización de una acción “negativa” o peijudicial que se ex­
presa en la oración principal: es decir, se trata de un conector de
condicionales “de amenaza”.
En general, conviene destacar que la asociación del subjuntivo
con las oraciones condicionales no es muy sorprendente, ya que,
como hemos observado anteriormente, el subjuntivo se utiliza
cuando el emisor presenta un contenido como una situación po­
sible y potencial; las condicionales concuerdan muy bien con este
e l s u b j u n t iv o e n l a s o r a c io n e s a d v e r b ia l e s 71
tipo de uso puesto que expresan con frecuencia condiciones hipo­
téticas. Precisamente por esta razón, la característica de estas cons­
trucciones que más llama la atención es que admiten el indicativo
¿bando la oración está introducida por la conjunción si, e incluso
es el modo obligatorio cuando el tiempo verbal es de presente.
En los casos en que se puede elegir entre el indicativo y el sub­
juntivo (en condicionales introducidas por si en tiempos de pasa­
dlo), podemos suponer que la elección que se haga cumple una
función comunicativa. De manera similar a lo que ocurre en las
oraciones interrogativas (véase el epígrafe 2.2.2), en este caso las
distinciones que pueden establecerse a través de la elección del
modo sirven para delimitar el grado de confianza del emisor en
que la situación descrita en la oración se corresponda o no con la
realidad.
12. Si vino María, entonces se quedaron en casa con ella.
13. Si viniese María, entonces se habrían quedado en casa.
14. Si hubiese venido María, sé habrían quedado en casa.
En los ejemplos (10) - (12), el mayor grado de probabilidad
de que, en efecto, vino María que interpretaríamos a partir de un
enunciado como (10) se contrasta con el grado de probabilidad
asociado a (1), que podría expresar que lo que se describe en la
oración condicional es imposible o muy poco probable. Es decir
que podemos utilizar una construcción como (10) tanto si consi­
deramos el contenido de la oración condicional como un hecho,
como si lo consideramos bastante probable; pero con (11) y (12)
mostramos poca confianza en que se haya realizado lo que se ex­
presa en la condicional.
Finalmente, habría que considerar una cuestión relacionada
con el modo verbal de las condicionales que resulta difícil de en­
tender: cuando las oraciones condicionales introducidas por si es­
tán en tiempos de presente, el indicativo es el modo obligatorio.
Muchos estudiantes de español como lengua extranjera, y también
muchos gramáticos, se han preguntado por las razones de esta
obligatoriedad. Teniendo en cuenta que el subjuntivo se utiliza
cuando se presenta una situación como potencial, esperaríamos
que pudiese aparecer en las oraciones condicionales sin depender
del tiempo verbal. En resumen, por una razón u otra, la gramática
de la conjunción si impone que las formas verbales que introduce
vayan en indicativo y en presente, pero puedan ser de indicativo o
subjuntivo en tiempos pretéritos.
Si contrastamos dos enunciados como (13) y (14), podemos
observar el hecho en cuestión con mayor claridad:
15. Si está usted leyendo este libro ahora, esta noche va a soñar con
el subjuntivo.
16. Si estuviera usted leyendo este libro ahora, esta noche soñaría con
el subjuntivo.
El grado de probabilidad de que se realice lo descrito en las
oraciones se distingue por el contraste entre el presente de indi­
cativo (en (13)) y el pretérito imperfecto de subjuntivo (en (14));
sin embargo, el tiempo al que se hace referencia es el mismo en
ambos enunciados: el presente. Así, podríamos decir que la expre­
sión de la noción de probabilidad en las condicionales introduci­
das por si no se codifica en una oposición simple entre el indicati­
vo y el subjuntivo, sino en una amalgama compuesta de tiempos y
modos verbales.
En conclusión, por lo que se ha mostrado a través de los dis­
tintos ejemplos de condicionales, la función del subjuntivo en este
tipo de oraciones está claramente asociada a la expresión de si­
tuaciones potenciales. En el esquema 2 de los usos de este modo
(véase la página 22), se trataría por tanto de un tipo de oraciones
que se corresponde con los usos descritos en el recuadro (I): “el
hablante hace referencia a una situación potencial, una posibili­
dad”.

4.2.5. Oraciones concesivas


Como indica el calificativo concesiva, este tipo de oraciones tie­
ne una función típicamente retórica: la de conceder que una situa­
ción es verdad, normalmente atribuyéndola al punto de vista de
otro individuo, a la vez que en la oración principal afirmamos algo
que se opone a dicha situación. El efecto conseguido es el de pre­
sentar dos situaciones sugiriendo que forman una oposición, y a la
vez, afirmar que tal oposición no impide la realización de ambas.
Las oraciones concesivas se introducen con mucha frecuencia con
la conjunción aunque, otras expresiones que también pueden intro­
ducirlas incluyen a pesar de que, pese a que, por mucho / muy ... que.
Se trata de una construcción de significado bastante complejo,
por lo que conviene empezar con un ejemplo para aclarar mejor
su definición:
1. - Te quiero, Juan.
2. - Aunque me quieras, tengo que marcharme ,il i '.ii.iuji n,
En el enunciado (2), entendemos que me quieres su^ii-ii- de
guna manera que no me marcho al extranjero; este efecto surm.1del
significado de la conjunción aunque. Asimismo, entendemos que
el emisor de (2) afirma que tiene que marcharse al extranjero. En
resumen, en (2) el hablante concede que es verdad que su interlo­
cutor le quiere, sugiere que una consecuencia de ello es que no se
tendría que marchar al extranjero y, simultáneamente, afirma que
se tiene que marchar. Las oraciones concesivas siempre establecen
una relación en la que lo que se afirma en la oración principal se
opone a la expectativa creada por el contenido de la concesiva.
Las oraciones concesivas admiten tanto el indicativo como el
subjuntivo:
3. Aunque ella me pide que me quede, tengo que marcharme al ex­
tranjero.
4. Aunque ella me pida que me quede, tengo que marcharme al ex­
tranjero.
Las interpretaciones de los ejemplos (3) y (4) son distintas en
cuanto a lo que se comunica acerca de la actitud del hablante con
respecto a lo expresado en la oración subordinada. Utilizamos el
indicativo en las oraciones concesivas cuando afirmamos su con­
tenido: lo tratamos como una información que transmitimos al
interlocutor. En cambio, empleamos el subjuntivo en dos tipos de
situaciones: cuando suponemos que el interlocutor ya conoce el
contenido de la oración, o bien, cuando tratamos ese contenido
como una situación potencial.
En el epígrafe 2.2.1 se mostró cómo el contexto comunicativo
determina el tipo de interpretación que obtenemos a partir del
subjuntivo en construcciones que pueden dar lugar a cualquiera
de estos dos tipos de lecturas. Si en la conversación o en el contex­
to comunicativo lo que se expresa en la oración en subjuntivo se
ha mencionado o es un hecho observable, interpretamos que el
hablante trata el contenido como información dada. Si en cambio
no hay ningún indicio que nos haga pensar que ese contenido ya
puede darse por aceptado como un hecho conocido, entonces lo
interpretamos como una situación potencial.
Consideremos algunos otros ejemplos para observar cómo se
relacionan los distintos tipos de interpretaciones con la informa­
ción disponible en el contexto de comunicación.
5. (Juan y Pedro caminan por la calle bajo un sol primaveral):
Pedro: Menos mal que hoy no llueve, así aprovechamos para to­
mar el aire.
Juan: Bueno, un poco de lluvia tampoco vendría mal. Y aunque
esté lloviendo a mares, aquí no hace nada de frío.
6. (Juan y Pedro están en la calle bajo sus paraguas; llueve a mares, y
Juan dice):
- Aunque esté lloviendo a mares, aquí no hace nada de frío.
7. (Juan habla por teléfono desde su despacho con Pedro, que está de
vacaciones en la playa. Juan le dice):
- Aunque está lloviendo a mares, hemos salido a dar un pa­
seo.
En (5) y (6) se ejemplifican dos situaciones comunicativas
donde el modo subjuntivo es el único apropiado en la oración
concesiva, mientras que en (7) sólo el indicativo resultaría ade­
cuado. Ocurre así porque en el contexto de comunicación los
interlocutores comparten cierta información acerca de las condi­
ciones climatológicas a la que se está haciendo referencia. En los
primeros dos casos, la situación nos obliga a suponer que Juan
da por supuesto que Pedro sabe si llueve o no, por lo que utiliza
el subjuntivo cuando hace referencia a este hecho. Si utilizase el
indicativo en la concesiva de (7), daría la impresión de que Juan
cree que Pedro no se da cuenta de que está lloviendo, puesto que
el indicativo es el modo que nos lleva a la interpretación de que
se está afirmando un contenido que se trata como información
nueva para el interlocutor. Nuestra interpretación de (7) sigue un
proceso que se ilustra en el esquema siguiente:
Esquema 6: Interpretación del subjuntivo en las oraciones causales
Si la oración en subjuntivo...
En cuanto al enunciado de Juan en (5), siempli (M H indi, .mw»
aquí resultaría extraño porque se entendería que afirma q u e está
lloviendo, cuando nuestro conocimiento del contexto comunicati­
vo no nos permite aceptar que eso sea un hecho real. En este caso
la oración concesiva, al expresar un contenido que sabemos que no
se corresponde con la realidad, se interpreta como referente a una
situación potencial. Esto es, la interpretación sigue un proceso que
podríamos representar el esquema representado a continuación:
Esquema 7: Interpretaáón del subjuntivo en las oraciones causales
Si lo que se dice en la oración en subjuntivo...

Y finalmente, en cuanto al ejemplo (7), la situación comuni­


cativa es tal que tenemos que suponer que Pedro no sabe si llueve
o no en el lugar donde se encuentra Juan. Pedro está en la playa,
lejos del despacho de Juan, por lo que esperaríamos que estuviese
más bien pendiente del tiempo en la playa donde esté, no de la
lluvia de la que hablajuan. Por esta razón, cuando Juan menciona
el hecho de que está lloviendo, suponemos que lo está afirmando:
que presenta esta información como una novedad para el cono­
cimiento de Pedro, y por ello utiliza el indicativo. Asimismo, si
estuviera la concesiva de (7) en subjuntivo, las propiedades grama­
ticales de la construcción ejemplificada nos impedirían obtener
una interpretación de “situación potencial”. El tiempo verbal de
la oración principal (hemos salido a dar un paseo) implica que hace
referencia a una situación ya realizada; pero la lectura “potencial”
del subjuntivo resultaría contradictoria si su contenido se relacio­
na con algo que ya no puede ser una consecuencia inesperada de
una situación potencial -en este caso, porque ya se ha realizado.
En resumen, podemos ver que se utiliza tanto el indicativo
tima el subjuntivo en la mayoría de los casos, y en algunos casos de
la información que derivamos del contexto de comunicación, en
cada enunciado identificaremos uno u otro de los dos usos mostra­
dos en el esquema como el sentido apropiado.
Aunque en la mayoría de los casos el subjuntivo se utiliza en
oraciones subordinadas, hay algunas condiciones gramaticales que
facilitan la aparición del subjuntivo en oraciones independientes.
Por una parte, se trata de la presencia en la oración de ciertos
adverbios, como acaso, probablemente, tal vez y quizá(s), localizados
antes del predicado. Son adverbios que marcan el contenido de
la oración como una situación potencial o probable; a menudo se
describen como adverbios de duda:
1. Con esta ley quizá consigamos frenar el cambio climático.
2. Tal vez haya perdido el tren.
3. Acaso sea usted quien puede ayudar a los demás.
4. Probablemente corrijan el índice de crecimiento al alza.
Conviene tener en cuenta, aunque no se describirán con deta­
lle aquí, que cada uno de los adverbios posee determinadas pro­
piedades estilísticas: por ejemplo, el adverbio acaso corresponde a
registros cultos, mientras que quizá es frecuente en el habla colo­
quial.
Los predicados que siguen a estos adverbios pueden estar tan­
to en indicativo como en subjuntivo. Algunos gramáticos han afir­
mado que la elección de uno u otro de los modos constituye un
medio por el que el emisor expresa el grado de confianza o segu­
ridad que sostiene con respecto al contenido de la oración. Pero
si consideramos que todos los adverbios citados establecen que lo
que sigue se está expresando como una posibilidad o probabili­
dad, veremos que en el fondo la elección de uno u otro de los
modos verbales afecta muy poco a la interpretación.
Por otra parte, hay oraciones en las que se emplea el subjuntivo
sin la presencia de ningún adverbio de duda: se trata de las cons­
trucciones desiderativas, también denominadas de modalidad op­
tativa. A menudo están introducidas por la conjunción que (como
ocurre en (5)), lo que ha llevado a muchos autores a clasificar este
tipo de construcciones como oraciones pseudoindependientes, en
las que están subordinadas a un predicado elidido de comunica­
ción, voluntad o deseo, como digo, exijo, deseo, quiero, o similares.
Una explicación alternativa podría basarse en la hipótesis de que
la conjunción que constituye un elemento que aporta, de manera
análoga al subjuntivo, un tipo de significado que se determina en
parte a través del contexto: que indica la ausencia de afirmación
directa por parte del emisor.
5. ¡Que salga el sol de una vez!
Asimismo, existen algunas otras construcciones de caracterís­
ticas muy similares a las oraciones en subjuntivo introducidas por
la conjunción que, como las introducidas por el adverbio ojalá (6),
o construcciones de modalidad optativa con la forma verbal en
subjuntivo como (7):
6. Ojalá le sirva lo que ha leído para aprobar el examen.
7. ¡Hágase la luz!
Por otro lado, si comparamos un enunciado como (5) con otro
en el que se emplea el indicativo, como (8), podemos ver que sin
la presencia del subjuntivo, no se facilita la interpretación deside-
rativa.
8. ¡Que sale el sol!
Ya se observó (véase 1.1.1) que la alternancia del modo en las
oraciones subordinadas a predicados de comunicación distingue
los enunciados donde se reproduce afirmaciones (en indicativo),
de los que reproducen órdenes, sugerencias, peticiones y simila­
res (en subjuntivo); podemos comprobar que el efecto de la al­
ternancia modal en el tipo de construcciones que nos concierne
aquí es el mismo. Un enunciado como (8) se entiende como una
afirmación, por lo que esperaríamos que se emitiese en un contex­
to donde la situación que describe se está realizando -el sol está
saliendo, o al menos el emisor lo cree así. Por otro lado, la presen­
cia de la conjunción que, si se considera que indica la ausencia de
afirmación directa por parte del emisor, nos induce a interpretar
el contenido como algo que constituye una reiteración de lo ya
afirmado, o como un contenido que se atribuye a lo expresado por
otro individuo. En cambio (5) sería apropiado cuando el emisor
expresa una exhortación, algo que quiere que ocurra, en uña si­
tuación donde lo que describe la oración no se hubiese realizado
-el cielo está cubierto y el hablante expresa su deseo de que haya
un cambio en el tiempo.
Un aspecto interesante en relación a este tipo de usos del sub­
juntivo consiste en que mantiene uno de los dos posibles tipos de
efectos de los que desencadena de manera regular en todas las
construcciones donde puede aparecer. Son expresiones que nos
aportan una evidencia de peso a favor de la idea de que el subjun­
tivo posee un significado propio: sus efectos en la interpretación
se mantienen tanto en las construcciones en las que este modo se
emplea gracias a la presencia de otra expresión que lo legitima,
como en sus usos independientes.
Por último, estrechamente relacionadas con estas últimas cons­
trucciones, habría que mencionar también los enunciados en lo
que podríamos llamar la modalidad de imperativo indirecto: son
enunciados que expresan órdenes, sugerencias o peticiones, don­
de se emplea el subjuntivo como una forma de imperativo. De­
pendiendo de la forma de tratamiento con la que nos dirijamos a
nuestro interlocutor, enunciaríamos (9), o bien (10):
9. Siéntate.
10. Siéntese.
Morfológicamente, el verbo de (10) está en subjuntivo, pero
en cuanto a su uso y función generalmente se considera este tipo
de construcciones como imperativas. El subjuntivo suple las for­
mas de imperativo cuando el sujeto no es de segunda persona (tú
o vosotros), sino que es de tercera persona, como ocurre cuando se
utiliza el tratamiento de usted. Las formas de subjuntivo suplen a
las de imperativo también en las oraciones imperativas negadas:
11. ¡No te sientes!
En los capítulos anteriores se han observado conexiones entre
el subjuntivo y la presencia de la negación en distintos tipos de
construcciones: por ejemplo, en las oraciones subordinadas sus­
tantivas (2.2.1), en las oraciones de relativo (3.3.1) y en las ora­
ciones causales (4.2.2). En general, esta relación se puede descri­
bir como una consecuencia del tipo de significado que expresa el
modo subjuntivo, relacionado con la ausencia de la afirmación, lo
que en muchos casos se asocia estrechamente con la negación. Y
en cuanto al caso de los usos del subjuntivo en oraciones impera­
tivas negadas, este modo desempeña el papel de marcar el conte­
nido de la oración como una situación potencial, a la vez que el
adverbio negativo no sirve para expresar la intención del emisor de
que no se realice esa situación.
A pesar de que el papel del subjuntivo en las construcciones
mencionadas hasta aquí no es exactamente el mismo, ya que cada
una de las clases de oraciones tiene propiedades particulares, sí
podemos observar que todas estas construcciones comparten de­
terminados aspectos comunes en cuanto al sentido en el que el
emisor expresa la oración: se trata de oraciones que se presentan
como descripciones de situaciones potenciales. En algunos casos,
como las construcciones desiderativas, se entienden como situa­
ciones que el hablante pretende lograr que sean realizadas. En
otros casos, como en las construcciones con adverbios de duda,
son situaciones de las que el hablante no está seguro, que consi­
dera como posibilidades. Pero el sentido que aporta el modo en
todas estas construcciones consiste en situar el contenido en el
plano de la posibilidad. Se corresponde, por tanto, en el esquema
2 de los usos de este modo (véase la página 22) con los del recua­
dro (I): “el hablante hace referencia a una situación potencial,
una posibilidad”.
En resumen, como conclusión podemos afirmar que según se
ha mostrado a lo largo de las páginas anteriores, el modo subjun­
tivo posee un significado que desencadena dos tipos de efectos
en la interpretación de la oración donde aparece. Este significa­
do es especial porque depende de la información que esté pre­
sente en el entorno: en oraciones subordinadas, se determina la
interpretación de la cláusula en subjuntivo a través del elemento
subordinante, y en las oraciones independientes se obtiene una in­
terpretación por defecto del subjuntivo como indicador de que la
situación descrita se presenta como una posibilidad, una situación
potencialmente realizable.
1. Identifique el tipo de predicado o el elemento gramatical al que está
asociada la presencia del subjuntivo en estas oraciones:
1. Es lógico que sea el último en terminar.
2. No querían que llegáramos tarde.
3. No sabían que Juan fuese tan hábil jugando al ajedrez.
4. Buscaban un presentador que supiese captar la atención del pú­
blico.
5. Te pido que al menos me escuches.
6. Le molestó que interrumpiese su discurso.
7. ¿Crees que le vaya a gustar que le digan eso?
8. ¡Qué alegría que hayas venido!
9. Se acostó antes de que les diera tiempo a comentárselo.
10. El que fuera el ministro de interior en la anterior legislatura se
presenta como candidato en las próximas elecciones.
3. Observe el esquema y clasifique cada una de las oraciones en subjun­
tivo del ejercicio anterior según el tipo de uso que representa ((I) ó
(II)).
Se emplea el subjuntivo cuando el
hablante hace referencia a

(I) una situación po- \ A y V A / (II) una situación que


tendal, una posibili- I V / í supone ya conocida por
.dad; o bien J V los interiocutores
4. Identifique las diferencias, surgidas de la elección del modo, en lo ex­
presado por estos enunciados o en el contexto apropiado para su uso:
1. a. Aunque sea obligatorio según la nueva ley muchas familias no
han recibido la ayuda.
1. b. Aunque es obligatorio según la nueva ley muchas familias no
han recibido la ayuda.
2. a. Buscaban a un portero que librase los sábados.
2. b. Buscaban a un portero que libraba los sábados.
3. a. Habíamos pensado que pasaras por el camerino a saludar.
3. b. Habíamos pensado que pasabas por el camerino a saludar.
4. a. Pablo no creía que llegases puntual.
4. b. Pablo no creía que llegabas puntual.
5. a. ¿Ves que se acerque alguien?
5. b. ¿Ves que se acerca alguien?
6. a. Como diga la verdad se van a reír de ella.
6. b. Como dice la verdad se van a reír de ella
7. a. Haz lo que quieras hacer.
7. b. Haz lo que quieres hacer.
8. a. Cada domingo vamos a un bar que sirva buenas tapas.
8. b. Cada domingo vamos a un bar que sirve buenas tapas.
9. a. María nos sugirió que actuemos de forma muy exagerada.
9. b. María nos sugirió que actuamos de forma muy exagerada.
10. a. Juan no te lo dice porque seas su amigo.
10. b. Juan no te lo dice porque eres su amigo.
4. Ordene los predicados en la clasificación propuesta; algunos de ellos
pertenecen a más de una categoría.
solicitar aclarar exigir decidir
acordar pensar dejar (que) estar claro
ser lógico anunciar dictaminar facilitar
prestarse a ser verdad lamentar comprender
asustar sugerir explicar mandar
permitir asumir temerse presumir
Predicados
V o l it iv o s o d e
INFLUENCIA
VALORATIVOS De c o m u n i c a c i ó n ASERTIVOS

5. Señale cinco predicados que, sin ser predicados de comunicación, ad­


mitan oraciones subordinadas tanto en indicativo como en subjuntivo.
EJERCICIOS
6. Identifique el elemento que facilita la presencia del subjuntivo cu
tas oraciones.
1. Sólo tiene un libro que le sirva.
2. Le llevé la caja más cara que pudiese encontrar.
3. Quería cursar una asignatura que le reforzase lo aprendido.
4. Hizo falta pedirle una maleta que tuviese las dimensiones regla­
mentarias.
5. Este sillón puede darte el descanso que tu cuerpo necesite.
7. (A) Utilice el verbo propuesto en el tiempo y modo más apropiado.
1. No se sabía que los imputados__________ antecedentes en el trá­
fico de personas, (tener)
2. Fue significativo que el hombre___________ una calma absoluto
en el interrogatorio, (mostrar)
3. Juan: Tú siempre has creído que Ana era profesora.
María: No, no creo que Ana_________ profesora, (ser)
Sé que lo es, es la mejor profesora del mundo.
4. Lo triste fue que habían dejado de hablarse; pero lo habitual era
que ella le __________ todo lo que hacía mal. (perdonar)
5. Aunque usted_______________ ahora mismo los ejercicios, es po­
sible que todavía tenga dudas sobre el subjuntivo.
(acabar)
(B) Ahora señale si los usos de los modos en estos enunciados pue­
den sorprender al que esté estudiando el subjuntivo y por qué.
1. (1) El predicado ser lógico, de tipo valorativo; (2) Querer, predicado vo­
litivo; (3) La negación del predicado principal; (4) Buscar, predicado
opaco; (5) Pedir, predicado volitivo; (6) Molestar, predicado de reacción
emocional; (7) La modalidad oracional interrogativa facilita el uso de
la forma en subjuntivo vaya. Gustar, predicado de reacción emocional,
está asociado al subjuntivo en el segundo caso, la forma diga; (8) El sus­
tantivo alegría, derivado del predicado de reacción emocional, alegrar,
(9) El adverbio antes, que introduce oraciones con referencia temporal
prospectiva; (10) La forma de imperfecto de subjuntivo en la oración
de relativo constituye un recurso estilístico para marcar el contenido de
esta como información de fondo, y no depende de ningún elemento
en la oración principal.
2. Clasificación de las oraciones del ejercicio 1 según los tipos de usos del
subjuntivo:
Usos de tipo I: oraciones 2,3,4, 5, 7,9; usos del tipo II: 1, 6, 8,10. (En 7,
la segunda forma verbal en subjuntivo, digan, se podría clasificar como
un uso del tipo II, o bien como una forma asociada a la modalidad
interrogativa, ya que podría aparecer una forma en subjuntivo en una
posición equivalente incluso si se sustituyese gustar por otro predicado
que selecciona el indicativo (cf. ¿Crees que vaya a tener en cuenta que
le digan eso?) .
3.(1) En la versión de (b), el emisor está informando al receptor del
contenido de la oración concesiva; en (a), el emisor no se hace res­
ponsable de informarle de este contenido, por lo que dependiendo de
los datos que proporcionen el contexto comunicativo se interpretaría
que se menciona como una mera posibilidad, o como un hecho que se
presupone.
(2) En la versión de (a) entendemos que los referentes del sujeto de
buscaban no sabían si habría algún portero que cumpliese la condición
descrita en la oración de relativo; en (b), se interpreta que se buscaba
a un portero determinado.
(3) En (a) se está haciendo una sugerencia al oyente; en (b) se está ex-
presando un pensamiento. Por ello, un enunciado como (a) sería apro­
piado en una situación donde el oyente no ha tenido la oportunidad de
‘pasarse por el camerino’; mientras que (b) sólo sería apropiado donde
el emisor podría suponer lo contrario, esto es, en una situación en la
que el oyente puede haberse pasado por el camerino.
(4) En (a), se crea la impresión de que el emisor estaba de acuerdo
con Pablo, pero no implica que la acción descrita en la oración subor­
dinada se hubiese realizado; en cambio, un enunciado como (b) sólo
sería apropiado en un contexto donde fuese un hecho aceptado que el
oyente llegó con puntualidad.
(5) A partir de un enunciado como (b) interpretamos que el hablante
está comprobando si lo que ve está siendo percibido por el oyente tam­
bién; en cambio, el enunciado (a) implica que el hablante no puede
ver por sí mismo lo descrito en la oración subordinada.
6) Un enunciado como (a) se interpreta como la mención de una con­
dición y el resultado que tendría si se cumpliese; (b), en cambio, expre­
sa una afirmación y la consecuencia que el hablante prevé que tendrá.
7) Entendemos que en (b), el hablante tiene una idea de lo que quiere
el oyente; en cambio en (a) se entiende que el hablante hace referen­
cia a cualquier cosa que el oyente pueda querer hacer.
8) A partir de un enunciado como (b) suponemos que el emisor acu­
de todos los domingos a un mismo bar de tapas, mientras que en (a)
entendemos que se hace referencia a distintos bares que comparten la
característica de servir buenas tapas.
9) En (a) se expresa una sugerencia que hizo María acerca de la mane­
ra en que convendría actuar en futuras ocasiones, mientras que en (b)
se entiende que María hizo una observación acerca de la manera en
que suelen actuar las personas referidas.
10) En (a), entendemos que Juan ha dicho algo al oyente, y que se está
descartando que se justifique lo que dijo por ser un amigo; la negación
la asociamos únicamente al predicado de la oración subordinada cau­
sal. En (b), interpretamos que hay algo que Juan no dice, y la razón por
la que no lo dice es porque es amigo del oyente. En este último caso la
negación sólo afecta a la oración principal, y no a la oración causal.
4. Predicados volitivos o de influencia: solicitar, facilitar, exigir, dictami­
nar, dejar, facilitar, mandar, permitir, prestarse a, sugerir
Predicados valorativos: asustar, ser lógico, asumir, lamentar, temerse,
presumir
Predicados de comunicación: acordar, .mum i.n explicar, sugerir
Predicados asertivos: aclarar, estar claro, ce mnn mu i, decidir, pensar,
ser verdad
5. Podría señalarse, por ejemplo, decidir, acordar, aceptar, u s u t n n , to m j/re n -
der, entender, suponer, o sospechar.
6. (1) El adverbio sólo; (2) la estructura comparativa; (3) el predicado
opaco querer, (3) el predicado opaco pedir, (5) el verbo modal poder.
7. (A) (1) tuvieran / tuviesen; (2) mostrara / mostrase; (3) es; (4) perdo­
nara / perdonase; (5) esté haciendo.
(B) (1) En general, el predicado saber se emplea con indicativo incluso
cuando esté negado, pero en sus usos con se impersonal se suele em­
plear el subjuntivo en la oración subordinada. (2) Se trata de un uso
estándar del subjuntivo con predicado valorativo. (3) Este enunciado
puede resultar sorprendente ya que en general no creo que siempre va
seguido del subjuntivo; aquí se reproduce un enunciado anterior en la
oración subordinada, por lo que el indicativo nos ayuda a identificar el
hecho de que el hablante atribuye el contenido a un punto de vista aje­
no. (4) Este enunciado contiene dos predicados valorativos en sendas
construcciones escindidas (lo tristefue que... / lo habitual era que... ). En
general los predicados valorativos y de reacción emocional seleccionan
el subjuntivo, pero pueden emplearse con indicativo en casos como
las construcciones escindidas. Sin embargo, los dos predicados de este
ejemplo difieren en este respecto, ya que ser habitual es de los pocos
predicados que no admiten el indicativo en las construcciones escindi­
das (véase el apartado 2.2.2), en contraste con ser triste. (5) Si conside­
ramos el subjuntivo como el modo de la duda y de la posibilidad como
ocurre en algunas explicaciones tradicionales, ejemplos mediante los
que se expresa información verdadera en subjuntivo pueden resultar
difíciles de explicar y entender.
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