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Una creencia vana

Base Bíblica: 1 Sam. 5:1-5.

1Cuando los filisteos capturaron el arca de Dios, la llevaron desde Eben-ezer a Asdod.
2 Y tomaron los filisteos el arca de Dios, y la metieron en la casa de Dagón, y la pusieron junto a
Dagón.
3 Y cuando al siguiente día los de Asdod se levantaron de mañana, he aquí Dagón postrado en tierra
delante del arca de Jehová; y tomaron a Dagón y lo volvieron a su lugar.
4 Y volviéndose a levantar de mañana el siguiente día, he aquí que Dagón había caído postrado en
tierra delante del arca de Jehová; y la cabeza de Dagón y las dos palmas de sus manos estaban
cortadas sobre el umbral, habiéndole quedado a Dagón el tronco solamente.
5 Por esta causa los sacerdotes de Dagón y todos los que entran en el templo de Dagón no pisan el
umbral de Dagón en Asdod, hasta hoy.

Introducción.
En los últimos días de Adolfo Hitler, se dice que vivió en un bunker. Una construcción subterránea con
todas las cosas necesarias para su supervivencia. Hitler, había recibido la información de sus generales
de que la guerra estaba perdida y que era necesaria una rendición para evitar mayor derramamiento de
sangre, tanto en sus soldados, como en la población civil. Sin embargo, Hitler estaba obstinado en
ganar la guerra y reaccionaba con ira con todo aquel que le llevaba la contra. Incluso amenazaba de dar
muerte a sus generales por alta traición. Pero, dentro del bunker, Hitler tenía un grupo de personas que
lo idolatraban y hasta estaba dispuestos a morir por él. La historia dice que incluso algunos recibieron
veneno en cápsulas para morir antes de que los soldados aliados tomaran completa posesión de Berlín.
Y así fue, hubo gente que murió dando su vida por Hitler. Esta gente puso su fe en un hombre que
estaba derrotado y humillado a causa de su egolatría.

1.- Los filisteos habían triunfado contra los israelitas. Y había capturado el arca del pacto. El arca del
pacto era el objeto sagrado más importante para Israel. El arca del pacto representaba la presencia de
Dios, enmedio de su pueblo. El primer libro de Samuel nos narra que el arca del pacto fue llevada
desde Beerseba, la ciudad más al sur de Israel hasta la ciudad de Asdod, una de las cinco ciudades
importantes de los filisteos. Cuando los filisteos llegaron a Asdod colocaron el arca del pacto dentro de
“la casa de Dagón”, es decir, el templo de Dagón, el dios principal de los filisteos. Dagón era el dios
pez, pues, se representaba con un cuerpo mitad hombre y mitad pez. Frente a Dagón fue colocada el
arca del pacto como un trofeo en honor de Dagón. Los filisteos y los pueblos antiguos atribuían sus
victorias a sus dioses. De esta manera, los filisteos habían creído que su dios Dagón les había dado la
victoria no solamente sobre Israel, sino sobre el mismo Dios de Israel. Los filisteos creían que su dios
era más fuerte, más poderoso, por lo tanto, había triunfado sobre el Dios de los israelitas.

2.- La primera noche que el arca del pacto pasó en templo de Dagón ocurrió algo extraño. Cuando los
sacerdotes de Dagón entraron a su templo por la mañana encontraron tirado a su dios. Propiamente,
estaba postrado, dice la Escritura. La cara del dios Dagón estaba en el suelo como reverenciando al
arca, estaba postrado boca a abajo. Estaba tendido en dirección al arca. Sin embargo, esto no significó
nada para los sacerdotes de Dagón. Ellos tomaron a su dios y lo volvieron a su lugar. A la siguiente
noche ocurrió nuevamente algo extraño. Al llegar la mañana, los sacerdotes de Dagón, encontraron a su
dios nuevamente postrado ante el arca. Pero, no solamente postrado como la noche anterior sino que
ahora, Dagón tenía cortada la cabeza y las dos manos. La Escritura dice que le quedó solamente el
tronco. Y agrega algo más, que la cabeza y las manos quedaron en el umbral del templo, es decir, que
quedaron a la entrada del templo, cerca de la puerta. Esto da la idea que la cabeza y las manos fueron
arrojadas hasta la puerta. Y cerca del arca del pacto quedó solamente el tronco del dios Dagón. Y por
eso, los sacerdotes de Dagón no pisaban el umbral como superstición, porque ahí quedó la cabeza de su
dios. Estos sacerdotes no reconocieron la grandeza, la majestad y el poder del Dios de Israel. No hubo
en ellos una actitud de sumisión y solemnidad ante la presencia del Dios Todopoderoso que estaba en
su propio templo. No reconocieron que el Dios de Israel había vencido a su dios. Ellos no le dieron la
gloria al verdadero Dios. Dagón había sido ridiculizado, menospreciado, arrojado y humillado ante sus
propios ojos. Pero, ellos estaban tan enceguecidos por su dios que no le dieron alabanza al Señor de
gloria.

3.- Es una cosa increíble cómo la gente llega a tener una fe ciega en una mentira. Los filisteos seguían
creyendo en su dios. En el ver. 3, nos dice, que había caído y postrado ante el arca del pacto, ellos
tomaron a su dios Dagón y lo volvieron a colocar en su lugar. ¿Qué clase de dios es el que necesita que
lo pongan en su lugar cuando se ha caído? ¿Por qué no se levantó el mismo? ¿Por qué no luchó contra
el Dios de Israel? Porque el dios Dagón no era nada. Los ídolos no son nada. Los ídolos son un
instrumento del diablo para que la gente tenga una fe en una falsedad, en una mentira. La fe de los
filisteos era una fe vana, hueca, sin sentido. El diablo había cegado su entendimiento, como lo dice el
apóstol Pablo en 2 Cor. 4:4: “en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos,
para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios”.
Los filisteos estaban viendo claramente las acciones y el poder de Dios, pero, ellos no lo reconocieron,
ni le dieron la gloria. Simplemente, continuaron su fe hueca y superficial.
El Dr. Vernon McGee, comenta en relación a este pasaje, que Dios estaba actuando en forma
humorística. Por dos veces, hizo que Dagón quedara postrado ante Él y los sacerdotes tenían que
levantarlo. ¿Qué clase de dios era Dagón? Oues, era un dios impotente y falso, que no sirvía para nada.
En el Salmo 115:3-8, encontramos el comentario de Dios con respecto a los ídolos:
Sal. 115:3 Nuestro Dios está en los cielos; El hace lo que le place.
Sal. 115:4 Los ídolos de ellos son plata y oro, obra de manos de hombre.
Sal. 115:5 Tienen boca, y no hablan; tienen ojos, y no ven;
Sal. 115:6 tienen oídos, y no oyen; tienen nariz, y no huelen;
Sal. 115:7 tienen manos, y no palpan; tienen pies, y no caminan; no emiten sonido alguno con su
garganta.
Sal. 115:8 Se volverán como ellos, los que los hacen, y todos los que en ellos confían.
La fe puesta en un ídolo es vana. Es una fe puesta en una mentira, en una falsedad. El diablo es el padre
de mentira y hace que la gente crea sus mentiras. Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos
de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la
verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y
padre de mentira, Jn. 8:44. Miles de personas ponen su fe en la superstición, en la idolatría, en la
magia, en la adivinación, en los horóscopos. Eso ha llevado a su propia condenación. Hay personas que
diariamente están confiando en las enseñanzas falsas de un líder religioso en lugar de poner su fe en el
único y verdadero Dios del universo, quien nos ama, quien nos bendice y que nos dio a su propio Hijo
quien llevó nuestros pecados a la cruz para darnos vida eterna, el perdón de nuestros pecados y la
confianza de ir al cielo con Él. En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios
envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. En esto consiste el amor: no en que
nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en
propiciación por nuestros pecados. 1 Jn. 4: 9-10. ¡Qué diferencia tan grande en creer en el verdadero
Dios!

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