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ruido N.

°1
2016
Colombia

Cuento l Poesía l Crónica l Ilustración


Producción y dirección:
Miguel Castillo Fuentes
María A. Martínez Wandurraga (María Chucena)
otrosudacamas@gmail.com
maria24w@gmail.com
Editorial

Hacer una presentación del rui-


do es algo inútil porque no lo necesita.
Aparece sin aviso alguno y con una ve-
locidad tan estruendosa que es capaz
de anteponerse incluso a cualquier ter-
remoto. Sin embargo, y al igual que el
temblor, el eco del ruido desaparece.
Por esto mismo es que usted, amigo lec-
tor, tiene en sus manos una grabación
exclusiva de diferentes ruidos de dife-
rentes artistas que quieren ser leídos y
vistos. Esta grabación presentada en
formato de papel podrá ser tomada
durante los siguientes minutos como
una música nueva. Siendo así, nos at-
revemos a decir que cada una de las
siguientes páginas es una canción con-
formada por palabras e imágenes, in-
tentos estos efímeros pero aun así pla-
centeros porque buscan inmortalizar los
pequeños ruidos que rodean el mundo.
Cuento

Lorena Ospitia R.
EL TELÉFONO
Por Johann Rodríguez-Bravo
(Popayán 1980- Cali 2006)

En el mercado de las pulgas compré, naturalmente, como si me conocieran o


hace un tiempo, un teléfono descom- estuvieran esperando la llamada. Así,
puesto con el propósito de repararlo. hablé con una chica argentina que me
Como no conseguí el repuesto que contó de su vida; con un holandés que
necesitaba, lo dejé sobre una mesa y me dijo que quería suicidarse, con un
sirvió de adorno. Una tarde, mientras peruano que me pidió un favor. De
leía una revista, me dio por levantar la esta forma, pasé más de un año cono-
bocina y jugar a que marcaba un núme- ciendo gente y enterándome de histo-
ro y, de pronto, alguien contestó. Me rias de todas partes del mundo; hasta
hablaron en inglés, la conversación no que un día, mientras me cepillaba los
duró mucho. Intenté con otro número dientes, escuché que el teléfono tim-
y esta vez me contestaron en México. bró. Nunca había pasado, era la prim-
El teléfono era quien decidía adonde era vez. Corrí a contestar y, al otro
llamar, yo sólo giraba el disco. Lo más lado de la línea, escuché mi propia voz
curioso era que siempre me respondían preguntando de dónde contestaban.
ALIAS EL TUERTO
Antonio Campillo Prada
(Bucaramanga 1972)

Cuando era niño me decían Toñito. el revólver de su cintura me quebró el


Toñito esto, Toñito lo otro; yo encontra- ojo como un huevo. Gracias a Dios el pis-
ba en el diminutivo de mi nombre el cari- tolón aquel no se disparó, porque de ser
ño de las personas. “Toñito”, me sona- así no estuviera contando este cuento.
ba como a “retoñito”; en últimas era un Lo que vino después es historia. Me
retoñito que empezaba a vivir los ava- dio tanta pena lo del ojo que fue la prim-
tares de la vida en los barrios del norte. era vez que lloré como una niña. Más
A los seis años, me acuerdo tanto, nunca volvería a llorar de esa manera.
perdí mi ojo derecho cuando sostenía En ese momento el ladrón me dijo
una escalera de esas que improvisan los en voz baja, agazapado desde el techo
pintores de brocha gorda. En mi recuer- de la casa: «¡chino hijueputa alcance el
do no se oye ningún ruido. Hay recuer- trueno!». Lo levanté del suelo, sentí lo
dos que llevan su propia banda sonora, pesado que era; lo tomé con las dos ma-
pero éste siempre me sale mudo. Aquel nos; no necesité cerrar un ojo —ya no
día sentí que una bomba atómica estalló lo tenía—. Había visto por la tele cómo
en mi ojo derecho luego que me callera se ponían los dedos, así que empecé a
desde bien alto el revólver de un vago devolver el arma al individuo que me
que pensaba robar una casa del barrio miraba con desprecio desde lo alto del
Gaitán. Yo era cómplice y tenía la mis- tejado. Primero le entregué una bala
ión de sostener los escalones con fuerza que le dio justo en mitad de las cejas.
y de paso cantar la zona. Mejor dicho, El disparo me tumbó al piso. Vi caer
de dar aviso por si alguien se asomaba. al tipo, como quien ve caer un bulto
El vago se enfadó por mi grito, desde una altura de tres metros. Luego
porque grité como nunca. Se molestó tiré el revólver en su propio charco.
tanto como si le hubiera montado la Era mi primer tiro, mi primer muñeco,
madre. No entendió que luego de salirse la primera vez que veía tanta sangre.
LA MOSCA
Oscar Estévez Lizarazo
(Bucaramanga 1978)

El séptimo día, justo antes de por el brazo de Dios. No puedo imagi-


nar su hondo esfuerzo por permanecer
quedarse dormido, una mosca se
posó en el brazo derecho de Dios. imperturbable, por no reaccionar a
El imprevisto contacto de las las irritantes cosquillas que las pa-
seis patas en su piel, le devolvió la tas peludas provocaban en su piel.
consciencia de su cuerpo que, víc- De haber efectuado un mínimo
tima de una eterna semana de de- movimiento, la mosca habría huido
lirio, había olvidado nutrir y reparar. impidiéndole observar el gracioso
Primero pensó en aplastarla, pero ademán con que el insecto frotaba su
se lo impidió una inexplicable flojera cabeza, el reflejo del sol en sus alas,
que paralizaba sus miembros. No re- el inquieto ir y venir de la mosca sab-
cordaba haber creado aquel bicho. De oreando el sudor de Dios. Mientras esto
seguro lo hizo durante un sueño raro. veía y contemplando sus pensamien-
Parpadeó lento y malgastó di- tos, comprendió que todo estaba bien.
latados segundos enumerando los Entonces la mosca voló, posán-
minúsculos ojos que conformaban dose de cuerpo en cuerpo, de-
la descomunal cabeza del insecto. jando a Dios para siempre, en-
Impulsivamente la mosca caminó simismado ante la nada.
BENDICIÓN PAPAL
Jesús Antonio Álvarez
(Bucaramanga 1984)

El padre Horacio anunció que el Papa enfermedad a la vista. Desesperados,


Juan Pablo II estaría aquí en tres sema- optamos por vestir a nuestras esposas
nas. Su Santidad quería aprovechar su como indigentes; pero ellos derribaron
visita a Bucaramanga para conocer el sus casas y levantaron sobre los es-
barrio más pobre de la ciudad y celebrar combros cambuches con bolsas plásti-
en él una eucaristía. Por eso pidió que cas, tejas de zinc y troncos raquíticos.
quitáramos los zapatos y las cometas No sabíamos qué hacer. Fue en-
que permanecían enredados a los ca- tonces cuando alguien regó el chisme
bles de la luz, y que remplazáramos por de que el Papa había nacido en Polonia,
sillas nuevas las cajas de cerveza Águi- y que si queríamos ser visitados por él
la que servían de asiento en la iglesia. debíamos bautizar nuestro barrio con
Todos nos alegramos con la noticia, ese nombre, pues hasta la fecha no éra-
hasta que los vecinos del otro barrio di- mos más que un montón de desplaza-
jeron que ellos eran más pobres que no- dos asentados a las malas en una ladera.
sotros y protestaron airados ante la curia. Y eso hicimos. Sobre un cartón, y con un
Nuestro líder comunal organizó dedo untado de vinilo, escribimos con
entonces una comisión para demostrar buena letra: «Vienvenidos a Polonia».
lo contrario. Como primera medida, Orgullosos, colgamos el letrero sobre
pidió que no comiéramos nada hasta la un poste y nos sentamos a esperar que
llegada del Santo Padre, y sugirió que el Papa pasara y nos diera su bendición.
nadie se bañara hasta que ganáramos Pero el Sumo Pontífice nunca
el derecho a su visita. Los otros, por vino, pues un día antes de su visita
su parte, renunciaron a sus trabajos y llovió durante horas y la montaña
tiraron sus muebles y su ropa al camión se nos vino encima. Nuestros hijos
de la basura, con la esperanza de ser los murieron aplastados bajo toneladas
elegidos. Nuestro líder comunal, ante de rocas y de lodo. Las autoridades
tales medidas, pidió que durmiéramos cerraron la vía; y el Papa, que solo
en la calle y golpeáramos a los niños tenía unos pocos minutos para visi-
para que lloraran y nos dieran limos- tarnos, echó su bendición sobre esta
na; pero ellos, aprovechando un brote tierra y la declaró Campo Santo.
de sarampión, decidieron contagiarse Los del otro barrio, aún enfermos de
mutuamente y salir a la calle con su sarampión, se rieron de nuestra infinita des-
gracia y decidieron volverse evangélicos.
AUTOBÚS
Miguel Castillo Fuentes
(San Gil 1985)

—Sabes que mi mamá no se encuen- —¿Por qué? ¿Acaso despertaste dici-


tra bien después de lo que pasó con mi endo se acabó, así, de repente?
papá. Deberíamos llevarle algo espe- —No lo sé, Flaco, pero ya no te amo.
cial, algo que la haga sentir mejor. No Se acabó.
sé. ¿Qué te parece la idea? Suben una señora con dos niños
—Lo que quieras está bien. pequeños seguidos de un vendedor
—¿Pero qué le llevamos? Sabes que le que salta la registradora. El hombre que
gustan pocas cosas. está siendo abandonado sigue en silen-
—No sé, Flaco, te dije que no quería ve- cio, sin saber qué decir para evitar que
nir. Te-lo-di-je. ella se vaya de su vida. El vendedor se
—¿Pero qué es lo que te pasa? Has es- acerca y deja en sus manos dos tarjetas
tado muy rara. llenas de corazones con mensajes de
—Te dije que necesitaba hablar contigo. amor en cada una.
—Pues hablamos cuando lleguemos al —Mira la mía—y levanta la tarjeta lo
apartamento, ahora vamos donde mi suficiente para que ella pueda leerla.
mamá, acuérdate. —“El amor somos nosotros dos cuando
—No, Flaco, yo no voy contigo. estamos juntos”— lee ella en voz alta
Al final del pasillo alguien presio- antes de acariciar su rostro para besarlo
na el botón de parada. El chofer frena y por última vez.
los que estamos dentro del autobús nos —Flaco, te quiero tanto que no puedo
dejamos llevar por la inercia. seguir así. Quiero estar sola.
—Este hijo de puta nos quiere matar. El vendedor de tarjetas vuelve a
—Te estoy hablando, Flaco, te digo que ellos y extiende su mano. «La tarjeta o
no aguanto más. una moneda, por favor», dice el vend-
—¿A qué te refieres? Mira, solo faltan edor. El hombre saca unas monedas
unas calles, espera a que bajemos y así y se las entrega como si con ese gesto
hablamos tranquilos. pudiera salvar algo.
—No, Flaco, esto se acabó, no voy a es- —Mira, Flaco, mientras tú vas para
perar más. Ya no te quiero. donde tu mamá yo regreso al aparta-
Tan pronto ella calla, el autobús mento y saco mis cosas. Mi hermana
desciende la velocidad hasta que final- quedó en ayudarme, seguro va con su
mente se detiene. Adelante, en el semá- novio así que no necesito ayuda. Cuan-
foro, la luz verde no es otra cosa que do regreses ya no habrá nada mío.
una luz cualquiera, independiente del El autobús para en mitad de la cal-
tráfico pero rodeada del ruido de las le, bajo la sombra de un samán. El con-
bocinas. ductor me mira por el espejo retrovisor
—¿De qué estás hablando? como si quisiera decirme algo. Él tam-
—Estoy diciendo que ya no siento bién los ha estado mirando, los conoce.
nada, ya no quiero estar contigo. Debe ser su parada si ella no hubiera
terminado con él; miro hacia fuera y
veo una calle amplia cubierta de árbo- salida; el autobús frena y él desciende
les. El autobús arranca y los dos siguen hasta la calle. La puerta de salida cierra
sentados. y el autobús sigue su camino mien-
—Entonces, lo mejor es que me baje. tras el hombre continúa de pie sobre
—Sí, Flaco, eso mismo creo yo. Es lo la acera, sosteniendo en sus manos la
mejor para los dos. tarjeta de amor que compró. Adelante,
Imagino que él quiere bajarse del en el espejo retrovisor, el conductor
autobús para acostumbrarse a estar sin mira a la mujer. Ella deja de mirar por
ella, pero en vez de eso sigue sentado, la ventana y busca algo al interior de su
como a la espera de un último recu- bolso. Es un teléfono; marca un número
erdo de amor. Sin embargo nada pasa y mira de nuevo por la ventana.
porque ella sigue en silencio, esperando —Hola Amor. Está hecho. Ayúdame
únicamente a que él se vaya. con mis cosas y después celebramos…
—Adiós—y espera unos segundos más. Yo también te amo.
—Adiós, Flaco— le responde ella. Es lo que dice, te lo juro.
Él se levanta y va a la puerta de
Poesía

Alejandra Reyes Aparicio


PEDRO OLIVELLA SOLANO
(San Diego, Cesar 1967)
LA AMISTAD DE DIOS

Adán toca un aire de pájaro en su acordeón

Dios está ebrio


Y lo llama compadre

ORACIÓN EBRIA

Viento ebrio que vienes de la Sierra


Sácame del rincón triste de la abstinencia
El patio de la lucidez me atormenta
Bajo estos árboles que esconden la lluvia

Viento ebrio que vienes de la Sierra


Condúceme a la vereda borrosa
Llévame a los lupanares donde nació mi vida
Para resucitar de esta muerte sobria

Viento ebrio que vienes de la Sierra


Déjame ver al ciego que toca el acordeón
Para preguntarle dónde está la canción verde

Viento ebrio que vienes de la Sierra


Escucha mi temerosa oración
CONFESIÓN
Déjame caer en todas las tentaciones
Perdón pido a mi infancia
Porque tuve caucheras para matar pájaros
Porque le declaré la guerra a las lagartijas
Porque Michín fue mi héroe favorito
Porque le tiré piedras al techo de
zinc de un vecino malvado
Porque le pegaba patadas a los perros
Porque me orinaba en el hoyo de las hormigas
Porque culpé a mi hermano inocente
para engañar la autoridad paterna
Porque hice trampa en los exámenes de la escuela
Porque me hice la paja a nombre de mi joven maestra
Porque intenté culiarme a una gallina de la granja
Porque quería crecer y emborracharme
Porque tuve un trompo charrancho
Porque puse cuchillas en las cola de las cometas
Porque tenía pecueca en los zapatos
y me gusta olerla
Porque engañé a la señora de la tienda
Porque me comí un queso ajeno
Porque aprendí a llorar de mentira
Porque a los doce años ya tenía una pandilla
Y un revólver de palo llamado Tío Conejo
FRANCISCO TREJO
(México D.F 1987)

LAS CRUZADAS DEL CABALLERO

Julio, tu mujer usa Facebook para destruirte:


confesó tu falta de armamento
para las cruzadas de la alcoba,
que no sabes montarla
y que tu hermano Francisco PARA QUE UN POETA ACTUAL
es mejor jinete CONSERVE A SU ESPOSA
que cuñado.
Dedícale tiempo a tu mujer, Juventino;
deja de pasarte las horas en Twitter
LA FOSA inventando aforismos y crudos versos
para sorprender a tus seguidores.
Te maldije, Alejandra, Mírala verter su miel sobre las sábanas
por tu incesante adulterio y peinar la cascada de su cabello.
y pensé marcharme a Tamaulipas Mírala ungir sus piernas con aceite de coco
para terminar enterrado y perfumar sus brazos de porcelana.
en ciertas narcofosas; ¿Vas a ignorar el canto de la sirena
pero bastó un mensaje y dejar correr el agua al río?
de texto al celular ¿No la vez arder en la pira del ansia?
para citarnos de nuevo ¿No escuchas el crepitar de su carne?
en nuestro hotel favorito, Reflexiona, amigo, y no la descuides:
donde hallo la muerte pasajera estoy harto de que sufra en la espera
enterrado y de tener que amarla
en tu fosa clandestina. cuando no me corresponde.
MAURICIO CAPELLI
(Cali 1976)

FALSO POSITIVO

Madre, encuéntrame tres tiros fueron


hazme un cuerpo con hojas nuevas uno de gracia en las palabras

te contaré de cómo el viento se llevó hurga, madre,


mis ojos invéntame

de cómo un ángel me espera te sangrarán las manos


en el aroma del romero al arrebatarme con las uñas
allá en el patio a las uñas del barro

alguien canta, madre álzame, que ninguno de mis gritos


y quizás sea mi memoria se quede en esta tierra
que se abre paso para decirse
pero tengo piedras en la voz enjuágame en tu rostro
y en la esperanza
ponme una gota de sol en la frente
no llores
trae pájaros de mi infancia que te indiquen
sigue escarbando dónde quedaron los versos de mi pies.
que pisadas de botas cubrieron
mi mirada
DANNY YESID LEÓN
(Bucaramanga 1990)

A MI MADRE 2
Tú serías mi madre
1 y yo el hijo tendido en tu regazo
Yo vine al mundo temblando, y por las noches,
con la herida mortal del desarraigo. cuando el mundo decline
Mis ojos perplejos a la luz y la lluvia insista en los tejados,
apenas sí veían sombras, me cantarías al oído
mis manos palpaban la oquedad del aire una canción olvidada.
como si llegaran a tu cuerpo marchito, Sentiría la tibieza de tu vientre,
ausente, débil por el alumbramiento. tus manos trenzando mi cabello,
Había algo entre mis labios la respiración acompasada
¿Lo recuerdas? y el eco de tus palabras
Era la leche negada de tu pecho, en la oscuridad.
la sed que ardió hasta dejarme postrado. Lentamente cerraría los párpados
Por eso nunca crecí: y soñaría como el niño acunado
siempre fui el eterno infante, en las aguas de un río luminoso.
el niño dolido que mordía el tiempo Y despertaría tarde,
sin saciar su hambre. cuando la luz abrase los árboles
Sin embargo, te llamo desde la ausencia, y la mañana inunde la casa.
te cerco en los recuerdos clausurados De alguna habitación
y te imploro con estas palabras me vendría un rumor de pasos
para que me veas tú, madre, y ya no temería a la ausencia.
y nunca apartes de mí tu figura. Tú serías mi madre
y yo el hijo silente
que encuentra en su pecho
un poema.
GUILLERMO CARDONA RODRÍGUEZ
(Medellín 1968)

CUANDO DIOS NOS VISITA

Estamos en el pabellón
Que consta de tres pisos.
Yo estoy en el tercer piso
Esperando que me dejen bajar
Porque en el patio hay más libertad
Puede uno moverse
Comprar cosas, jugar billar, fútbol,
Estudiar.
Cuando madrugamos
Nos dan la comida muy rápido
Comida normal y comida de hipertenso
Yo soy hipertenso
Y por eso es que debo hacer ejercicio todos los días
Es como la lluvia para las plantas
O como el cura para el pecador.
Después del desayuno nos cuentan
Pero en plena contada
Sucede lo maravilloso
Y nosotros quedamos como ese niño
Que va por primera vez a Disneylandia
O como ese curita de pueblo, que lo llevan
por primera vez a Italia.
Lo maravilloso son las palomas
Aves que teniendo tanto cielo para volar
Tanto terreno por descubrir
Se meten en estos patios.
Son escuadras de 30 o 40 palomas.
En este patio solo dos personas son las que la alimentan
Uno es un profesor y el otro es un viejito.
Al profesor le decimos así, pero no es profesor
El viejito, en cambio, sí es viejo y religioso y sabio Los de la esquina
Pero nadie le pone atención por eso de ser viejo. Vemos cómo las aves libres
Son sólo ellos los que alimentan a las palomas. Vienen a visitarnos a nosotros
Cuando los guardias vienen a contarnos Como si fuera el mismo Dios quien les diera
El profesor y el viejito tiran pedazos de pan al piso la orden de venir.
Y las palomas bajan a comer. A ellas no les importan que seamos ladrones
Es algo mágico o asesinos
Porque teniendo tanto a dónde ir Sólo les importa nuestro espectáculo privado.
Vienen y nos deleitan con sus alas Es algo maravilloso, inédito
Cada una buscando su pedacito de pan. Algo creado por Dios
Y nosotros Porque para un preso, aves y animales
Los de la esquina Sólo se ven por televisión.
Vienen y nos deleitan con sus alas Somos pocos los que observamos este regalo.
Cada una buscando su pedacito de pan. Cuando se marchan,
Y nosotros Sólo queda la nostalgia.
LUIS MALLARINO
(Cartagena 1986)

“guarda este pedazo de pan, porque el hambre


es lo único que, con seguridad, regresa”
Rosa Peñaranda

algunas cosas no regresan nunca


no saben regresar cosas que ya no son las mismas
no pueden como la guitarra después del golpe
o la oruga después del vuelo
cosas que sólo saben irse o mi cuerpo después del tuyo
como las pompas de jabón
las hojas secas la infancia el tiempo el tren mira a una flor semidesnuda y se
y los calcetines verdes con rayas rojas marchita
(la flor se descarrila)
cosas que se van quién sabe a dónde ya no son los mismos
como los besos el niño que juega con un barco de papel
(los que no dimos / los que emigraron) es otro
muy distinto
cosas que desaparecen de la nada al niño que hizo un barco de papel
como las llaves los libros
las ratas que habitaban el armario pero hay cosas que sí
los techos de cartón después del fuego o que se sostienen
la tormenta
el primer amor cosas que regresan implacables
el último siempre intactas
el grifo que pierde sus gotas una a una a su mismo sitio
las ganas de correr desnudos por la calle fieles
como el hambre
el mal olor
y la soledad
Crónica

María A. Martínez Wandurraga


EL CLIENTE SIEMPRE TIENE LA RAZÓN
Fabián Mauricio Martínez González
(Bucaramanga 1980)

Un repapacito. Fornido, moreno, con Subimos al ascensor. Yo le acaricié


ojos azules y una sonrisa luminosa. la bragueta con suavidad. El ascen-
Llegó con unos amigos y desde que sor llegó a nuestro piso, yo le lamí
entró me puso el ojo encima. Me llamó el cuello. Caminamos en trencito
con su mano inmensa y me pidió que mientras le restregaba mi culo. Abrí
convidara unas amigas para su gru- la puerta de la habitación, me aga-
po, pero que por nada del mundo, por ché y le di un beso en la cremallera.
nada del mundo, me metiera con ellos. Entré al baño para mirarme al espejo,
Yo estaba dichosa. Por lo general retocarme la cara, relamerme los labios:
tienes que acostarte con hombres que —Quiubo pues negrote, quítese
nada que ver, pero aquella noche ese ne- la ropa, vamos a culiar bien rico—
grote había venido a divertirse conmigo. le dije asomándome por la puerta.
Era un momento para celebrar, me acab- El negro se cagó de la risa y contestó:
aban de dar la visa de trabajo para Aruba —Hágale bizcocho, aquí la espero.
y en un par de semanas, viajaría a la isla. Mientras me limpiaba el sudor con
Decidí pasarla muy bien, enam- los pañitos húmedos, escuché que el
orarme un ratico y ganar un buen morenote abría el morral y sacaba co-
billete. El negro tenía plata. Antes sas. Me imaginé que venía sexo duro
de subir al cuarto, mientras bebía- con juguetes porque escuché el sonido
mos ron y bailábamos pegaditos, metálico de los ganchos de un arnés.
me iba poniendo billetes donde se le —Así me gustan papasote, bien de-
daba la gana. Entre mi culo, mis te- generaditos— le grité desde el baño.
tas, mis codos y mis rodillas. Me pidió —Ni se imagina lo su-
que me dejara meter uno en la boca. cio que soy— contestó.
—Sólo si es de 50— le respondí Al salir del baño encontré al ne-
carcajeándome. Él sonrió, hizo un rol- gro desnudo, boca abajo sobre la
lito y me puso el billete entre los labios. cama, con el culo apuntando hacia mí.
El negro me tenía en las nubes y —Bueno Carito, yo lo que quiero es que
con todas las propinas que me daba, se ponga ese arnés y me clave bien duro.
estaba dispuesta a subir gratis. Al final —¿En serio?— le dije muy asombrada.
insistió en pagar, porque según dijo, lo —En serio... hágale Carolina que
que iba a pasar era realmente especial. el cliente siempre tiene la razón.
Se tomó un trago, se terció un morral Yo me monté el arnés con el con-
que guardaba bajo la mesa y me dijo: solador, le puse lubricante y lo hun-
—Bueno Carolina, vamos dí con fuerza en esas nalgas mus-
pa´arriba que no aguanto más. culosas. El negro metía y sacaba
Pasamos por la recepción, él re- sus caderas al ritmo de las mías.
cibió los condones, la toalla para el —A mí me gusta es que me lo hagan
baño y el jabón chiquito. Yo pedí viejotas como usted— me dijo al ter-
pañitos húmedos y lubricante. minar—. No se confunda Carito, a mí
no me gustan los manes, me gustan las veníte pa’ Bogotá y trabajás acá, hacés
viejas, solo que de esta manera. buena platica y no andás varada depen-
El negro volvió un par de veces más diendo de nadie. Yo me puse a pensar
y me pidió lo mismo. Me contó que las en todos los manes con los que tiraba, en
novias no le duraban porque salían es- la propuesta de mi amiga y me dije sí,
pantadas de la cama. “Las que se le miden tan boba, en lugar de cobrar. Yo misma
son ustedes, por eso me gusta venir al Santa era una minita de oro. Y así empecé y
Fe” me dijo mi morenazo con esa sonrisa vea, terminé en Aruba.
inolvidable. ¿Por qué sólo tres meses? Porque es el
Era un buen cliente mi negro. Desde tiempo que nos da el gobierno de Aruba
que regresé de Aruba, no lo he vuelto a para trabajar. Además sólo nos permite
ver. sacar la visa una vez al año. Igual ellos
saben a lo que una va. En la Embajada,
cuando sacas la visa, te hacen firmar un
papel que dice “Estoy consciente que voy a
ejercer la prostitución...”
¿Cómo hice para irme? Aquí en Co-
lombia hay personas que trabajan en
eso. Yo lo hice a través de una señora
que me cobró tres millones de pesos
por ubicarme en La Isla. Me hizo llenar
unos papeles. Nombre: Carolina Prado.
Edad: 21 años. Me tomó fotos empelota
y las envió a unas personas en Aruba.
Allá revisaron los documentos y me
clasificaron. Las opciones eran Oran-
jestand, en un bar exclusivísimo, junto
a los hoteles lujosos; o al otro lado de
la Isla, en San Nicolás, donde funciona
todo el conglomerado sexual. La señora,
una semana después, me informó que
yo había sido seleccionada para traba-
Sayonara Aruba jar en San Nicolás. Ella se encargó de
todo, tiquetes, hospedaje, contactos. En
¿Por qué Aruba? Por el billete. La prosti- el aeropuerto El Dorado hice combo
tución es legal e ir a Aruba es la meta de con las otras chicas. A dos de ellas ya las
muchas de nosotras. En Aruba yo estuve conocía de la Embajada.
tres meses y me gané 50 millones de pe- En Aruba, en el aeropuerto Reina
sos. Una termina hecha un trapo, pero Beatrix, un viejito nos estaba esperando
vale la pena. Yo soy de Cali y antes de con un cartelito todo bonito que decía
venir a Bogotá, yo andaba con un novio “Niñas Colombianas”. El viejito, muy
y con otro, me revolcaba con ellos y con buena gente, nos ayudó con las maletas
los tipos con los que les ponía los cachos. y nos hizo conversación todo el camino
Cuando andaba sola, si había un man de Oranjestad (La Capital) a San Nico-
que me gustaba me lo comía, y para qué lás (ciudad al otro lado de la Isla). Nos
voy a decir mentiras, a mí siempre me dijo que no nos preocupáramos, que es-
han gustado muchos manes. El asunto tuviéramos tranquilas, que el trabajo en
es que andaba sin trabajo en Cali y una Aruba era muy bueno, que nos íbamos
amiga del colegio que trabajaba en La a sentir como en casa porque el 90% de
Piscina me decía, Caro, no seas boba, las niñas que trabajaban en San Nicolás,
eran colombianas. volver a hacer papeles para Aruba, o
San Nicolás es el distrito sexual de para Curazao. Aprovechar la juventud
Aruba. Allá funcionan bares como el ahora que se puede.
Sayonara, el Ron & Menta, el China
Clipper, el Copabacana, el Kiss me La ciudad de las flores
Nigth Club, el Carolina, el Roxy y el
Minchis bar, entre otros. En cada uno
de esos bares trabajan y viven cuatro
chicas. Sólo cuatro. Así funciona.
A mí me tocó en el Sayonara. Una
casa con bar, cocina, una salita en el
primer piso y las habitaciones en el se-
gundo. Doña Carlota, una paisa sesento-
na era la dueña. Había llegado a trabajar
igual que nosotras muchos años atrás.
Conoció a un japonés que se enamoró
de ella, le montó el bar y la puso a ad-
ministrarlo. Años después el japonés
murió y Doña Carlota heredó el lugar.
Ese es el Sayonara, el mismo que tiene
una estatua del Divino Niño en la salita
donde se recibe a los clientes; el mismo
en donde Doña Carlota nos quitó el pas-
aporte el primer día que llegamos, para
devolvérnoslo sólo el día que volvimos
a Colombia; el mismo donde había que Mi nombre es Margarita y tengo 24
pagar diariamente 100 florines (unos años. Estudio Comunicación Social y
100.000 pesos colombianos) por hosped- quiero ser presentadora de televisión.
aje y comida; el mismo donde me hice Soy de Medellín y me vine para Bogotá
50 palos encamándome con gringos, hace cuatro años.
japoneses, italianos, chinos, españoles, Yo empecé a los dieciséis. Por aquel
panameños, venezolanos y mexicanos, entonces, trabajaba haciendo pedicure
durante tres meses, unas diez veces al y manicure en el salón de belleza de un
día, cobrando en promedio 100 florines amigo. Todas las hermanas de mi amigo
por polvo. Eso sí, descuéntele la manu- eran putas e iban seguido al salón. Ellas
tención, los paseos por la Isla y los anto- siempre me molestaban: qué tan bonita,
jos. En eso sí me gasté mucho billete, en qué tan linda, que mirá esta niña tiene
antojos. Ropa, perfumes, joyas, cosméti- talento, que mirá, pasáte por el bar una
cos. Cosas como esas. noche de estas para que conozcás. Una
Volví a Colombia y con la plata que de ellas, la más mayorcita, administraba
hice en Aruba, me compré un terreno el bar al que me invitaban y una noche
en Fusagasugá. Poco a poco he ido con- me fui para allá. Al principio sólo trabajé
struyendo una casita. Voy por lo menos como mesera y como cada vez trasnoch-
dos veces al mes para supervisar como aba más, me era difícil llegar temprano
va todo. Aquí en La Piscina hay varias al salón de belleza. Me dediqué al bar.
chicas que tienen dos taxis, una buseta Recuerdo que estábamos en plena Fe-
y así. Yo preferí la casita. En unos años ria de las Flores, con el bar decorado con
cuando me retire tendré donde vivir. A maricaditas de la Feria, cuando llegó un
lo mejor compre más casas o apartamen- grupo de venezolanos. Uno de ellos, muy
tos. Vamos a ver. Por ahora, me interesa lindo, quedó flechadísimo conmigo.
Esa noche nos fuimos a un concierto de sin ningún tipo de intermediarios. Apr-
Iván Villazón. La pasamos buenísimo. oveché las vacaciones de la universidad
El venezolano me mostró las fotos de y listo. Tengo varias amigas que viven
sus hijos, me habló de su vida allá en allá y hacía rato estaban que me con-
Venezuela y me propuso pasar el fin de vencían. Saqué el pasaporte, compré el
semana con él. Yo al principio lo dudé, tiquete y desde el primer día me puse
pero el tipo estaba exageradamente bue- a buscar trabajo. Es que a mí me gusta
no y además me ofreció $700.000 por tres la plata y yo la tenía clara, iba a Panamá
días, imagínate lo contenta que me puse, a trabajar. Así que después de pagar el
eso era mucha plata hace ocho años. taxi hasta el apartamento de una amiga
Ya después de esa Feria de las Flores, en Vía Argentina, me cambié y salí a
me puse a trabajar en serio. Me compré buscar qué hacer. La primera noche nos
un buen celular, ropa de marca, les com- quedamos por ahí cerquita, en una zona
pré cosas a mi mamá y a mis sobrinos. Es de barcitos, pero no pasó nada más allá
que mis sobrinitos son mi vida. Y bueno, de unos traguitos y unos besos con unos
ya aquí en Bogotá me puse a estudiar. puertorriqueños.
Esto no dura mucho, este trabajo dura
pagando bueno hasta los 35 años, máx-
imo hasta los 40. Por eso hay que pensar
en el futuro. Yo estoy feliz, ya casi acabo
mi carrera. En Bogotá he trabajado como
scort desde que llegué y gracias a Dios,
me ha ido muy bien.
Mira, si quieres pasar el fin de semana
conmigo, te cobró un millón de pesos.
Un día, setecientos mil. Ya si sólo quieres
un ratico, trescientos no más. Más barato
es regalarse, ¿no?

Panamá City

En Panamá hay muchas formas de tra-


bajar. Puedes trabajar en yates o por in-
ternet, te registras en una página, subes
fotos, montas un perfil y los interesados
te seleccionan. El manager de la página
te llama y te pone en contacto con el cli- Al día siguiente, unas amigas me ll-
ente, vos vas y te encuentras con él en la evaron al Causeway. La zona de los yates.
habitación de un hotel. También puedes La idea era buscar a los capitanes, pasar-
trabajar en algún Club estilo Le Palace les nuestro pin, un par de fotos y quedar
donde haces shows si no te sale ningún a su disposición. Los capitanes de los
servicio, o puedes trabajar en la calle yates son los encargados de conseguirles
parándote por ahí, yéndote algún bar- las niñas a los gringos. Los gringos van
cito de la Vía Argentina o El Cangrejo. a Panamá a enrumbarse en despedidas
Los extranjeros saben que las chicas que de soltero, fiestas de negocios o conven-
están por ahí, sobre todo si son colombi- ciones aburridas. De todas las formas de
anas, andan trabajando. En Panamá hay trabajar en Panamá, la que más me gustó
muchísimas niñas colombianas. No te fue la de los yates.
imaginas. Es impresionante. Un capitán nos consiguió una despedida
Yo viajé a Panamá, en junio pasado, de soltero. Eran diez gringos y querían
que se pasean como gaticas a través de
luces tenues, música chill out y salitas
con barras de pole dance. De las cien chi-
cas sólo hay una venezolana, el resto, es
decir las noventa y nueve restantes son
colombianas. Las colombianas somos
muy apetecidas en Panamá, los extran-
jeros nos adoran, no sólo por nuestra
belleza, sino por lo educadas, cariñosas
y coquetas. Eso, más que cualquier otra
cosa, es la clave.
En Le Palace, el servicio cuesta 250dls.
Si el cliente quiere sacarte del lugar debe
pagar una multa adicional de 250dls. Si
lo hace antes de la una de la mañana,
tú tienes la obligación de volver. Si no
vuelves no te dejan trabajar nunca más.
Si el cliente te saca después de las dos de
la mañana, puedes disponer del resto de
siete colombianas para su fiesta en el la noche y si no eres lo suficientemente
mar. Sólo la compañía de una de noso- hábil para amanecer con él, te vas para
tras costaba 250 dls, que se pagaban en una discoteca a ver qué. Trabajando así,
efectivo antes de abordar el yate. Desde tuve noches en las que me hice 700 dls,
el principio de la cita a las ocho de la pero otras en las que pasé en blanco. En
mañana, hasta el final a las cuatro de esas malas noches hacía un streap tease
la tarde, el alcohol y la comida fueron en el Club y ganaba 25 dls por cada
abundantes. Cualquier cosa que querías show. Tenía que camellar, como fuera,
ahí estaba. El rock, el dubstep y el reg- jamás irme a la cama con las manos
gaetón prendieron una rumba que hizo vacías. Y tenía que ser inteligente, tenía
paradas en playas de arenas blancas y que ahorrar. Yo le enviaba plata a un
aguas azules, que nos sacudió sobre las amigo aquí en Colombia y él me la con-
olas con libertad, que nos pagó 250 dls signaba en mi cuenta. Al volver, tenía
extras por cada polvo que nos echamos. treinta millones de pesos ahorrados. Me
Yo estuve en varias fiestas en el mar y puse más contenta que marranita estre-
si en algunas únicamente saqué el pago nando lazo.
por la compañía, en otras, como en esta Sólo estuve en Panamá dos meses. La
despedida de soltero, me hice 1000 dls habitación donde viví me costó 450 dls
adicionales. Hay días en los que haces mensuales. Tuve que compartir aparta-
1250 dls, pero también hay días en los mento con otras chicas, con las que vivía
que haces 200 dls o menos. Por eso tienes agarrada y cocinar no era una opción vivi-
que moverte, insistir en los yates, hacer endo con ellas. Comer afuera era costoso
la ronda por las barcitos de la Argentina, porque yo no como en cualquier lado.
montar fotos a tu perfil de internet, ir a Comprarme ropa, regalos para mi mamá
algún club y probar suerte allá. La vida y para los sobrinitos, muy caro también.
en Panamá es costosa, no hay de otra, Con lo que me gastaba mensualmente en
hay que ser juiciosa, trabajar. Panamá, vivo muy, pero muy bien en Bo-
Le Palace es uno de los puteaderos gotá, en un apartamento en el norte para
más conocidos de Panamá. El dueño es mí solita, con la nevera siempre llena.
un francés que tiene reclutadas 100 chi- Hay días en que me dan ganas de volver
cas uniformadas de blanco, cien chicas a Panamá. Un par de meses, de vacaciones
como se dice. Después de que vaya, regre- —Van a venir tomarte unas fotos para
so a Bogotá y termino mi carrera. Quiero mi crónica. La van a publicar— le dije con
ser periodista, presentadora de televisión. el ánimo de ser breve.
Al regresar, voy a enfocarme en eso; sí, —¿Vos estás loco? Yo no me dejo to-
solamente en eso. mar fotos— respondió con el ánimo de
pelear conmigo.
Una imagen vale más que mil palabras —Fresca Carito, no va a salir tu cara.
—Ni por el putas, no me importa.
Luego de entrevistarme varias veces con —Caro, sin las imágenes no publican
Carolina y Margarita, dejé de frecuentar- la crónica.
las y me dediqué a escribir esta crónica. —Me importa un culo, ¿vos creés que
Meses después, una revista quiso com- yo te conté todo eso para verme en una
prármela y me exigió fotografías de las revista? Mi familia en Cali no tiene la más
chicas. Fotografías que serían tomadas puta idea en lo que trabajo. Vos sos bien
por un profesional, quien respetaría la bobo, ¿no?, pensé que tenías un poquito
identidad de las muchachas. más de tierra en la maceta— y Carolina
Me puse en la tarea de contactarlas. y sus piernas largas regresaron a la fiesta
Carolina había cambiado el número tele- con la que habían llegado.
fónico y tuve que ir a buscarla en La Pi-
scina. Llegué temprano, bebí unas cerve- Por su parte, cuando llamé a Margarita,
zas, observé a las chicas yendo y viniendo me contó que había ido a pasar navidad
sobre la pileta de agua, enredando y de- en Medellín y en una de las fiestas pagas
senredando sus piernas en las barras de a las que solía asistir, conoció a un señor
aluminio donde se quitaban la ropa. adinerado. El señor la contrató algunas
veces para que lo acompañara a eventos
sociales, llevársela de paseo a sus fincas,
invitarla a cine o encerrarse en alguno de
sus apartamentos. Una de esas noches,
en medio de una cena, el señor le pro-
puso matrimonio, puso a su disposición
propiedades y tarjetas de crédito, pero le
exigió, de manera irrefutable, que dejara
de trabajar. Al principio fue difícil, dijo,
y después de varias peleas, traiciones y
perdones, Margarita se adaptó a su nueva
vida. Mordió el anzuelo. Supo que podía
vivir de otra manera. Quizás mejor.
Cuando le propuse lo de las fotos, me
dijo que con gusto las habría hecho antes,
pero ahora no. Estaba comprometida con
un señor que la respetaba por lo que era.
Margarita simplemente ya no existía. La
chica que me había contado su periplo
Carolina apareció y se sentó unos por Panamá, usaba otro nombre, vivía
minutos conmigo. otra vida.
—Sólo un ratico, estoy en tremenda Hablamos un buen rato, como viejos
rumba— y señaló con su boca a un grupo amigos. Al despedirnos, Margarita me
de hombres muy animados, que sostenían pidió, con una voz dulce, cariñosa y co-
en sus piernas a varias chicas con vasos de queta, que nunca más la volviera a buscar.
whisky en las manos.
Autores

Lucho Art
CUENTO
Johann Rodríguez-Bravo (Pág.)
Publicó diferentes artículos, reseñas y cuentos en distintas revistas nacionales e internacionales, entre el-
las la Revista El Malpensante, Número, Mil Mamuts y Gatopardo. Obtuvo el premio de cuento del Concurso
Nacional de Cuento Umpalá y el segundo puesto en el VI Concurso Internacional de Novela Corta
“Casino de Lorca”, en España. Así mismo fue nominado al Premio Simón Bolívar de Periodismo por un
perfil sobre el cantante Hector Lavoe. Publicó los libros “Aquella vida de mago y otros relatos” (cuen-
tos), “Seis versiones sobre Ernesto Varona” (novela) y “Ciudad de niebla” (novela).

Antonio Campillo Prada / ancampillo72@yahoo.com.co (Pág.)


Perteneció al Taller de Literatura Umpalá y ha ejercido como camarógrafo periodístico en diferentes
medios de comunicación nacionales. Obtuvo el primer puesto en poesía en el Concurso Penitenciarte
2008. No ha publicado ningún libro, pero tiene una obra que merece ser publicada. Actualmente es
periodista independiente.

Oscar Estévez Lizarazo / serpes11@hotmail.com (Pág.)


Integrante del Taller de Literatura Umpalá. Ha obtenido el premio del Concurso Nacional de Poesía Si
los leones pudieran hablar, 2008, organizado por la Casa de Poesía Silva. Sus poemas han sido publi-
cados en la Revista Golpe de Dados, Revista Auditorio UIS y la Revista Umpalá. Ha publicado los libros de
poesía “El sopor de las hojas que tiemblan”, “Ojo vacío” y “Viento desbocado”.

Jesús Antonio Álvarez / jesus8406@hotmail.com (Pág.)


Formó parte del Taller de Literatura Umpalá. Ha obtenido múltiples premios nacionales e internacio-
nales de cuento. Así mismo ha publicado los libros “El libro de las ausencias” (cuentos), “Vieja calle
de mi barrio” (cuentos), “Julio Ramón Ribeyro: la ciudad es un destino” (ensayo) y “La cancha de
arena” (cuentos).

Miguel Castillo Fuentes / otrosudacamas@hotmail.com (Págs.)


Formó parte del Taller de Literatura Umpalá. Finalista en varios concursos nacionales de cuento. Ha
publicado sus cuentos en diferentes revistas, entre ellas Auditorio UIS, Revista Santander, El Espectador,
Letralia, y la Revista HermanoCerdo. Ha publicado los libros de cuento “Peces para un acuario”, “Noct-
ambulismos” y “Tres hombres solos”.

POESÍA
Pedro Olivella Solano / pieterolivella@gmail.com (Pág.)
Abogado de profesión y a pesar de esto es miembro fundador del Café Literario Vargas Vila. Ha sido
ganador del Premio Departamental de Poesía del Cesar 2007 y 2009. Ha escrito los libros de poesía
“Recordatorio del amor y otros incendios” y “Valles del acordeón y otras estancias”.

Francisco Trejo / francisco.trejo@yahoo.es (Pág.)


Es uno de los nuevos talentos de la poesía mexicana. Ganador de varios concursos y reconocimien-
tos literarios. Ha publicado en las revistas Círculo de Poesía, Punto de Partida, Molino de Letras, Opción
ITAM, Rojo Siena y Palabrijes. Ha publicado los libros de poesía “Rosaleda” y “La cobija de Ares”.

Mauricio Capelli / cappellimauricio@gmail.com (Pág.)


Ha ganado diferentes premios de crónica y poesía nacionales y colabora con el periódico Cali Cul-
tural. Es autor de los libros “Que el viento no se lleve mi sombrero” (poesía), “Todo mi amor para la
luna de Perkins” (poesía), “El árbol de los espejos” (crónica) y “Las formas del silencio” (poesía).
Actualmente dirige la organización cultural Jirafacuadros, en Buga, Valle del Cauca.

Danny Yesid León / greingos@gmail.com (Pág.)


Ha obtenido varios premios y reconocimientos literarios y publicado sus poemas las revistas Luna
Nueva, La Raíz Invertida, Revista Ombligo, Punto en Línea, Mexican Cultural Centre y Revista Contra-
tiempo. Ha publicado los libros de poesía “Momento del decir” y “Cantar de bruma”. Actualmente
dirige el Festival Internacional de Poesía Ciudad de Bucaramanga.
Guillermo Cardona Rodríguez (Pág.)
Actualmente cumple condena en la Cárcel Modelo de Bucaramanga, allí formó parte del Taller de
Escritura Libertad Bajo Palabra, del cual sobresalió por su trabajo poético.

Luis Mallarino / luis.mallarino@gmail.com (Pág.)


Ganador y finalista en múltiples premios de poesía y literatura infantil. Ha publicado en la an-
tología de cuento “La Cueva por Colombia 5” y actualmente trabaja en su primer libro de poesía.

CRÓNICA
Fabián Mauricio Martínez G. / fabiamauriciomartinez@gmail.com (Pág.)
Formó parte del Taller de Literatura Umpalá. Ha ganado diferentes concursos literarios nacionales y ha
publicado los libros “Una ciudad llamada Bucaranada” (cuentos), “Me llamo José Antonio Galán”
(biografía), “Cuervos en la ventana” (cuentos) y “El sexo de las salamandras” (novela). Algunas de sus
crónicas han sido publicadas en la Revista DONJUAN, Revista DOMINGO y en El Universal de México.

ILUSTRACIÓN
María A. Martínez Wandurraga (María Chucena) / maria24w@gmail.com (Pág.)
Artista visual, ilustradora y docente. Ganadora en la categoría dibujo en el 5to Salón Metropoli-
tano de artes visuales MIRE. Ha publicado sus ilustraciones en diferentes revistas, entre ellas
Urbanorama, Revista contraluz, Revista etcétera #5 soundtrack y El espectador. De igual manera en
los libros “Blinking lights and beeping parts: a robot coloring book collection”, “Cantar de
Bruma”, “Caballos en la niebla”, “Noctambulismos”, “Tres Hombres Solos”, entre otros.
Web: www.flickr.com/photos/maria-noche
maria-chucena.tumblr.com

Lorena Ospitia Rojas /kamaramady@hotmail.com (Pág.)


Maestra de Bellas Artes de la UIS. Ha realizado talleres de técnicas en pintura y dibujo para
jóvenes y niños en diferentes actividades culturales y educativas en el Cesar, Barranquilla, Bucar-
amanga y Barrancabermeja. Labora como docente de Licenciatura en Artes en Barrancabermeja y
trabaja apoyando a la fundación Ciudad Imaginaria en la creación y enseñanza del Arte para las
comunidades del municipio.
Web: www.facebook.com/lorena.ospitiar

Andrés Arenales (Moravelandia) / soymoravelandia@gmail.com (Pág.)


Licenciado en español y literatura de la Universidad Industrial de Santander, dibujante aficio-
nado, desertor de concursos, viajero y hacedor de enredos. Ha trabajado como escritor fantasma
y publicado sus ilustraciones en los libros “Autumn trees” y “Flesh can be Bright” del escritor
galés Stephen Rees.
Web: moravelandia.tumblr.com

Alejandra Reyes Aparicio / aleja.reyes21@gmail.com (Pág.)


Maestra en Bellas Artes de la UIS. Ganadora de una Mención honorifica, Jóvenes Talentos, Salón
de Arte Novel, Universidad Industrial de Santander, 2009. Ha participado en exposiciones colec-
tivas nacionales, así como ha publicado ilustraciones para la revista virtual La Chueca.

Andrés Leonardo Caballero Piza / pizart@msn.com (Pág.)


Historiador y maestro en Bellas Artes de la UIS. Realizó un intercambio académico en el programa
de Artes Visuales de la Universidade Federal de Minas Gerais, en Belo Horizonte. Expone, desde
2012, en diferentes espacios de Bucaramanga. Ha recibido los siguientes reconocimientos: Premio
Categoría Pintura del Mire 4 Salón Metropolitano de Artes Visuales, Primer Premio Segunda Cat-
egoría 14 Salón de Arte Novel y mención de honor en el 15 Salón de Arte Novel.
Web: caballero-piza.blogspot.com.co

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