Anda di halaman 1dari 10

GUERRA DEL PACÍFICO

La Guerra del Pacífico fue un conflicto armado acontecido entre 1879 y 1883 en el cual se enfrentaron la República de Chile
contra las repúblicas del Perú y de Bolivia. También se la ha denominado Guerra del Guano y Salitre.
Antecedentes
Carta del desierto de Atacama y su litoral, entre los 20º y 24º S y los 71º y 68º W (abril de 1879).
Artículo principal: Antecedentes de la Guerra del Pacífico
A mediados del siglo XIX, el desierto de Atacama había adquirido un gran valor económico debido al
descubrimiento de valiosos yacimientos de guano y, posteriormente, de salitre, ambos, entonces, con buena ley y
buen precio en el mercado internacional.
Existen discrepancias entre los historiadores bolivianos y chilenos con respecto a si el territorio de la Audiencia de
Charcas, primero dependiente del Virreinato del Perú y después del Virreinato del Río de la Plata, disponía o
carecía de litoral. Apoyándose en diversos documentos, los bolivianos insisten en que lo tenía; por su parte, los
chilenos lo niegan o lo ponen en duda. Al crearse la República de Bolivia en 1825,1 Simón Bolívar incluyó la costa
de Cobija (Puerto La Mar) como parte de esta nueva república. La explotación económica de esa zona costera fue
llevada a cabo por empresarios y pirquineros chilenos.
Antes del inicio de la guerra, los respectivos presidentes eran Hilarión Daza (en Bolivia), Aníbal Pinto Garmendia
(en Chile) y Mariano Ignacio Prado (en el Perú). Las Repúblicas de Bolivia y de Chile habían suscrito dos tratados
de límites: el primero de ellos en 1866 (Tratado de límites de 1866 entre Bolivia y Chile) y el segundo en 1874,
junto a un protocolo complementario en 1875 (Tratado de límites de 1874 entre Bolivia y Chile). Ambos tratados
fueron ratificados en su oportunidad y canjeados en Santiago y en La Paz.
De acuerdo con su preámbulo, el tratado de 1866 tenía por finalidad, "poner un término amigable y recíprocamente
satisfactorio a la antigua cuestión pendiente entre ellas sobre la fijación de sus respectivos límites territoriales en
el desierto de Atacama y sobre la explotación de los depósitos de huano existentes en el litoral del mismo desierto"
[sic], estableciendo en su artículo I que la frontera de los dos países sería "en adelante el paralelo 24 de latitud
meridional desde el litoral del Pacífico hasta los límites orientales de Chile". Asimismo, establecía una medianería
en favor de ambos países, entre los paralelos 23 y 25, sobre los productos provenientes de la explotación de los
depósitos de guano y los derechos de exportación que se percibieran sobre los minerales extraídos en aquella área.
El gobierno que depuso a Mariano Melgarejo declaró como nulos todos los actos del gobierno anterior, incluyendo
los tratados de límites firmados con Chile y Bolivia. Esta declaración tensionó las relaciones con el gobierno
chileno hasta la firma del Tratado de 1874, que reemplazó al de 1866. Este último tratado volvió a fijar como límite
entre las Repúblicas de Chile y Bolivia "El paralelo del grado 24 desde el mar hasta la cordillera de los Andes en
el divortia aquarum" [sic], estableciendo, además, en el artículo IV, que los derechos de exportación que se
impusieran sobre los minerales exportados en el territorio comprendido entre los paralelos 23 y 25 de latitud sur
"no excederan la cuota de la que actualmente se cobra, i las personas, industrias y capitales chilenos no quedarán
sujetos a mas contribuciones de cualquiera clase que sean que las que al presente existen. La estipulación
contenida en este artículo durará por el termino de venticinco años" [sic]. Este tratado internacional era el vigente
hacia 1879.
El 27 de noviembre de 1873, la Compañía de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta, una sociedad chilena formada
por capitales chilenos y británicos, firmó un acuerdo con el gobierno boliviano que le autorizaba la explotación de
salitre libre de derechos por 25 años, desde la bahía de Antofagasta hasta Salinas, incluyendo el Salar del Carmen.
Dicho acuerdo no fue ratificado por el congreso boliviano, que en ese entonces se encontraba analizando las
negociaciones con Chile,2 que darían como resultado el tratado de 1874.
Crisis e inicio del conflicto
En 1878, el congreso de Bolivia se abocó al estudio del acuerdo celebrado por el gobierno en 1873. Para Bolivia, el
contrato firmado en 1873 con la Compañía de Salitres de Antofagasta aún no estaba vigente porque, de acuerdo
con la Constitución boliviana, los contratos sobre recursos naturales debían aprobarse por el Congreso.2 Ello se
hizo por la Asamblea Nacional Constituyente boliviana mediante una ley, el 14 de febrero de 1878, a condición de
que se pagara un impuesto de 10 centavos por quintal de salitre exportado por la compañía.
Artículo Único. Se aprueba la transacción celebrada por el ejecutivo en 27 de noviembre de 1873 con el apoderado de la
Compañía Anónima de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta a condición de hacer efectivo, como mínimo, un impuesto de
diez centavos en quintal de salitre exportado.
Asamblea Nacional Constituyente de Bolivia. Ley de 14 de febrero de 18783
En lo que respecta a Chile, el cobro del impuesto de 10 centavos sobre quintal exportado violaba el artículo IV del
tratado de 1874. Por ello, dicho impuesto encontró una gran resistencia por parte de los propietarios de la empresa
afectada y una cerrada defensa de su causa por parte del gobierno de Santiago, desencadenándose un conflicto
diplomático.
A lo largo de los meses subsiguientes, el gobierno boliviano se abstuvo de implementar la ley mientras se discutían
las objeciones presentadas por el gobierno chileno. El 8 de noviembre, el canciller Alejandro Fierro envió una nota
al canciller Martín Lanza indicando que el Tratado de 1874 podría declararse nulo si se insistía en cobrar el
impuesto, renaciendo los derechos de Chile anteriores a 1866. El 17 de noviembre, el gobierno de La Paz ordenó al
prefecto del departamento de Cobija que aplicara la ley del impuesto para iniciar las obras de reconstrucción de
Antofagasta. Aunque ambas partes propusieron la resolución del conflicto por vía de un arbitraje, tal como lo
contemplaba el Protocolo de 1875, este no llegó a realizarse ya que mientras el gobierno de Chile exigía que se
suspendiera la ejecución de dicha ley hasta que su legalidad fuese determinada por un árbitro, el gobierno de
Bolivia exigía que el blindado Blanco Encalada y sus fuerzas navales se retiraran de la bahía de Antofagasta. El 6
de febrero, ante las protestas por parte de la Compañía de Salitres por la ley del impuesto y dado que el contrato no
había cumplido con los trámites para declararlo, el gobierno de Bolivia rescindió el contrato con la Compañía de
Salitres y Ferrocarriles de Antofagasta. El prefecto Zapata ordenó rematar sus bienes para cobrar los impuestos
generados desde febrero de 1878.
En Chile, la decisión de impedir el remate se tomó la mañana del 11 de febrero, cuando, en una sesión especial del
gabinete chileno, se recibió un telegrama del norte, conteniendo textualmente un mensaje del ministro
plenipotenciario de Bolivia "Anulación de la ley de febrero, reivindicación de las salitreras de la compañía". Este
gatilló la decisión del presidente Aníbal Pinto de ordenar la ocupación de Antofagasta, que se realizó el 14 de
febrero de 1879, ocupando tropas chilenas el litoral boliviano hasta el paralelo 23.4 El 14 de febrero, el día del
remate, tres naves chilenas desembarcaron en Antofagasta, Mejillones, Cobija y Caracoles reinvindicándose estos
territorios. El 16 de febrero, llegó a Lima el ministro boliviano Serapio Reyes a fin de exigirle al gobierno peruano
que cumpliera con el tratado de alianza defensiva de 1873. El 27 de febrero, Hilarión Daza decretó el estado de
sitio en Bolivia.
Gracias a los archivos de la Compañía de Salitres y Ferrocarriles de Antofagasta, se sabe que en Chile no existía
interés en ir a la guerra por salvar a la compañía, a pesar de que muchos políticos y ministros importantes eran
accionistas minoritarios de la compañía[cita requerida]. Sin embargo, la decisión sería otra en el caso de que se
remataran efectivamente las salitreras, lo que, según la visión del presidente de Chile Aníbal Pinto, supondría la
violación efectiva del tratado.
Batallón Nº 3 de Línea del Ejército de Chile, formados en columnas en la Plaza Colón de Antofagasta, Bolivia en
1879.
El Perú, que había suscrito el Tratado de Alianza Defensiva con Bolivia de carácter secreto en 1873 y al que
Argentina no se había adherido, trató de persuadir al gobierno de La Paz para someterse a un arbitraje con la
misión Quiñones,5 figura que se encontraba estipulada en el protocolo complementario de 1875, toda vez que se
trataba de un "problema tributario" y no territorial. El gobierno peruano, para mediar en el conflicto, envió a su
ministro plenipotenciario José Antonio de Lavalle a Chile; la misión del diplomático fracasó. El canciller chileno
Alejandro Fierro preguntó al plenipotenciario peruano sobre la existencia de un "Tratado Secreto" firmado con
Bolivia en 1873. Lavalle no tenía instrucciones sobre ello y le indicó que en la comisión diplomática del congreso a
la que él pertenecía no se había tocado ese tema. En Lima el 20 de marzo, el presidente peruano le expuso al
representante chileno Godoy que el tratado existía y que convocaría al congreso peruano para evaluar qué actitud
tomar ante Chile y Bolivia.
El 1 de marzo, el gobierno de Bolivia declaró cortado todo comercio con Chile, asumiendo que hay un estado de
guerra.6 El 15 de marzo, Chile inició preparativos para ocupar más al norte del paralelo 23. Con ello, el 23 de
marzo, tuvo lugar la batalla de Calama, en la que las fuerzas chilenas vencieron a un grupo de civiles bolivianos. El
5 de abril de 1879, Chile declaró la guerra a Bolivia y Perú.
La revisión y análisis del tratado de 1873 entre Perú y Bolivia, lleva a historiadores peruanos a la conclusión de
que el Perú tenía la opción de decidir si este tratado estaba vigente, ya que Bolivia había firmado uno de límites
con Chile en 1874 sin consultar al Perú,7 o si la agresión a Bolivia era real o si el asunto merecía un arbitraje. Esta
misma interpretación dice que, a raíz de la penetración de tropas chilenas en territorio boliviano y el poco interés
del gobierno de Chile en "una salida diplomática" y a la declaratoria de guerra que le hace el gobierno chileno el 5
de abril, Perú se sintió ligado a Bolivia por el tratado recíproco de defensa y entró, asimismo, en la contienda,
declarando el casus foederis( es una expresión latina que significa "motivo de la alianza". En la terminología
diplomática, describe la situación en la cual entrarán en juego los miembros de una alianza (por ejemplo, "cuando
una nación sea atacada por otra").
En cambio, la historiografía chilena afirma que el pacto es defensivo en la forma, pero ofensivo en el fondo, por lo
que considera la mediación de Perú después de la toma de Antofagasta como una forma de ganar tiempo, mientras
se realizaban preparativos de guerra.8 Además declara un motivo de más largo alcance para que la guerra terminara
en un conflicto entre Chile y Perú, que sería, según esta visión, una enemistad que tendría raíces en la época
colonial, exacerbada en la independencia y en la Guerra contra la Confederación Perú-Boliviana.
Por otra parte, la historiografía peruana afirma que la relaciones coloniales eran de cooperación y comercio entre
los puertos del Callao y Valparaíso. Después de proclamada la Independencia, ambos gobiernos suscribieron un
tratado de Liga, Alianza y Confederación el 23 de diciembre de 1822, que establecía principalmente una alianza
militar entre el Perú y Chile, el cual se complementó el 26 de abril de 1823 con un tratado de Auxilios, que
reglamentaba el financiamiento de la campaña libertadora9 y aunque posteriormente el gobierno peruano no
reconoció dicha deuda, en 1839, con la derrota de la Confederación, el Perú pagó a Chile la deuda contraída por el
servicio prestado por el ejército chileno en la campaña restauradora y la independencia,10 así como reconoció las
acciones de los oficiales de Chile otorgándoles premios11 y condecoraciones del ejército del Perú por reunificar el
Perú y derrotar a Santa Cruz reconociendo a Chile como aliado del Perú.12 Esta alianza volvería a fortalecerse en
1866 durante la Guerra Hispano-Sudamericana en la cual las escuadras navales de ambos países combatieron
juntas a la Armada Española en el Combate naval de Abtao. Tras el Combate del Callao y el retiro de la flota
europea de aguas americanas en octubre del mismo año, el ministro chileno en el Perú Marcial Martínez, en
cumplimiento de una ley dada por el congreso de su país, confirió al presidente peruano Mariano Ignacio Prado (el
mismo en 1879) los despachos de General de División en el Ejército Chileno.13 Esto ha llevado a la historiografía
peruana a afirmar la existencia de intereses económicos y políticas expansionistas en la clase dirigente chilena de
ese entonces como verdadero motivo del estallido de la guerra.
Campaña naval
Artículo principal: Campaña naval de la Guerra del Pacífico
Combate Naval de Iquique, óleo de Thomas Somerscales.
A comienzos de la guerra era evidente que antes de cualquier operación militar en un terreno tan difícil como el
desierto de Atacama, debía ganarse el control de los mares.
El poder de la escuadra chilena se basaba en las fragatas blindadas gemelas, Cochrane y Blanco Encalada, de 3.560
toneladas, 6 cañones de 250 libras de avancarga, 2 de 70, y 2 de 40 libras, blindaje de 9 pulgadas, velocidad de 11
millas a su máxima capacidad. El resto de la escuadra estaba formada por las siguientes naves de madera: las
corbetas Chacabuco, O’Higgins y Esmeralda, la cañonera Magallanes y la goleta Covadonga.
La escuadra peruana basaba su poder en la fragata blindada Independencia y el monitor Huáscar. La Independencia
desplazaba 3.500 toneladas, tenía un blindaje de 4½ pulgadas, 2 cañones de 150 libras, 12 de 70, 4 de 32, 4 de 9
libras, y andar de once millas a su máxima capacidad. El monitor Huáscar deplazaba 1.745 toneladas, blindaje de
4½ pulgadas, 2 cañones de 300 libras de avancarga, ubicados en la torre giratoria, y 11 millas de velocidad a su
máxima capacidad, con lo cual posiblemente era la nave de combate más moderna de la marina de guerra del Perú.
Completaban la escuadra peruana los monitores fluviales Atahualpa y Manco Cápac, la corbeta de madera Unión y
la cañonera de madera Pilcomayo. Bolivia contaba con buques de guerra como el Guardacostas Bolívar, el
Guardacostas Mcal. Sucre y las embarcaciones Laura y Antofagasta.
Combate Naval de Angamos, óleo de Thomas Somerscales.
El puerto peruano de Iquique fue bloqueado por parte de la armada chilena. En el Combate naval de Iquique, el 21
de mayo de 1879, el monitor Huáscar, al mando del capitán de navío Miguel Grau Seminario, logró hundir a la
corbeta chilena Esmeralda, al mando del capitán de fragata Arturo Prat Chacón, el que, al morir durante el
combate, se convierte en el mayor héroe naval chileno. El mismo día, la fragata Independencia se enfrentó con la
goleta 'Covadonga, cuyo comandante capitán de corbeta Carlos Condell de la Haza, prefirió evadir el combate
bordeando la costa, perseguido por la Independencia que, en su afán de espolonear a la Covadonga, hizo que el
blindado peruano encallara en Punta Gruesa. El resultado de ese día en Iquique y Punta Gruesa caló hondo en la
opinión pública de ambos países. Los combates navales de Iquique y Punta Gruesa le dieron una victoria táctica al
Perú: el bloqueo del puerto de Iquique fue levantado y las naves chilenas fueron hundidas o abandonaron el área.
En el combate de Iquique, después de que el Huáscar hundiera la Esmeralda, Grau ayudó a los náufragos y envió
un pésame a la esposa de Arturo Prat; mas tarde en Punta Gruesa, la escuadra peruana perdió a la fragata blindada
de 3.500 toneladas al encallar en unos arrecifes cuando intentaba capturar una nave de madera de 630 toneladas,
quienes continuaban en combate hasta la llegada del Huáscar. La pérdida de la fragata blindada Independencia, la
mayor nave de la escuadra de la marina de guerra del Perú, representó un golpe irreparable para ésta.14
Pese a su condición de inferioridad numérica, el comandante del Huáscar mantuvo en jaque a toda la escuadra
chilena durante seis meses. Entre las acciones más destacadas de las llamadas correrías del Huáscar se cuentan: el
primer combate naval de Antofagasta (26 de mayo de 1879) y el segundo combate naval de Antofagasta (28 de
agosto de 1879). El punto culminante fue la captura del vapor Rímac, el 23 de julio de 1879. En esta acción, Grau
no sólo capturó dicho buque, sino también el regimiento de caballería Carabineros de Yungay el cual se encontraba
abordo. Este hecho causó una crisis en el gobierno chileno que provocó la renuncia del almirante Juan Williams
Rebolledo. Tras la renuncia de Williams, el mando de la escuadra chilena fue entregado al comodoro Galvarino
Riveros Cárdenas quien se abocó a dar caza al Huáscar.
El combate decisivo de la campaña naval tuvo lugar en Punta Angamos, el 8 de octubre de 1879. En este combate,
el monitor Huáscar, junto con la Unión, que logró escapar, fue finalmente capturado por la armada de Chile, a
pesar del intento de hundirlo por parte de su tripulación. Durante el combate murió su comandante Miguel Grau
Seminario, convirtiéndose a su vez en el héroe patrio del Perú. El combate naval de Angamos marcó el fin de la
campaña naval de la Guerra del Pacífico.
Campaña terrestre
Artículo principal: Campaña terrestre de la Guerra del Pacífico
Batalla de Arica, óleo de Juan Lepiani.
Las tropas del ejército chileno iniciaron una serie de maniobras militares en las provincias de Tarapacá, Tacna y
Arica. Las victorias de Pisagua, Pampa Germania y Dolores, a fines de 1879, aseguraron el dominio chileno sobre
el departamento de Tarapacá, así como las de Tacna y Arica en 1880. La batalla de Tarapacá fue una victoria
aliada, pero ésta no cambió el curso de los acontecimientos a favor de los aliados, pues Bolivia se retiró de la
guerra después de la batalla del Alto de la Alianza en Tacna y Chile siguió luchando contra el Perú.
La capital peruana vivía desconectada del resto del país y subestimó completamente la situación bélica, lo que
contribuyó a desestabilizar completamente su clase política y a evitar una preparación efectiva para enfrentar el
desembarco chileno al sur de la ciudad. En enero de 1881, las tropas chilenas entraron en Lima, después de las
batallas de San Juan y Miraflores. En esta última, la propia población civil defendió sin éxito la ciudad cuando el
ejército chileno atacó tres de los doce reductos. Después de la batalla, hubo incendios y saqueos en los poblados de
Chorrillos y Barranco.
Plaza principal de Chorrillos antes de la Batalla de San Juan.
Plaza principal de Chorrillos después de la Batalla de San Juan.
Las fuerzas chilenas establecieron su autoridad y se impusieron cupos de guerra a la población limeña. Se impuso
el orden en la ciudad, en las zonas de ocupación, y se restablecieron las actividades. Sin embargo, este orden no
evitó la salida de objetos y bienes científicos o culturales, tales como instrumentos, herramientas, mobiliario y
libros, algunos de los cuales fueron enviados a Chile, terminando otro tanto en manos de privados de ambos países.
El dictador Nicolás de Piérola Villena, quien se retiró de la capital para pretender seguir gobernando desde el
interior del país, fue sustituido por un gobierno civil a cargo de Francisco García Calderón, que se negó a firmar la
entrega del Departamento de Tarapacá.
Sin posibilidades de firmar la paz, el jefe de la ocupación chilena Vicealmirante Patricio Lynch estableció su
cuartel militar en el Palacio de Pizarro en Lima y dirigió el combate contra la resistencia peruana en la sierra, en lo
que se denomina la Campaña de la Breña o de la sierra, enfrentando abundantes actos de sedición en la misma
ciudad y, posteriormente, una resistencia claramente organizada.
Entrada del ejército chileno a Lima.
Después de los enfrentamientos en San Juan y Miraflores, el entonces Coronel peruano Andrés Avelino Cáceres y
otros, como el capitán José Miguel Pérez, decidieron llegar a los Andes Centrales para organizar y reiniciar la
resistencia al ejército de ocupación chileno. Para ello, el 15 de abril de 1881, se embarcaron en el tren de la
estación de Viterbo, evadiendo la vigilacia de los soldados chilenos, con destino final la ciudad de Jauja. Así, y en
gran medida ayudado por su profundo conocimiento de la lengua quechua, Cáceres organizó la defensa entre la
población civil de la Sierra Central y el Coronel Gregorio Albarracín en la Sierra Sur, quienes ejecutaron una
efectiva guerra de guerrillas durante tres años. Eligieron la breña de los Andes Centrales porque presentaba una
topografía excelente para aplicar la estrategia de guerra de guerrillas y, también, porque existían nuevos elementos
humanos, aunque sin entrenamiento y con escaso armamento para una lucha prolongada.
La resistencia militar liderada por Cáceres en la regiones sur y centro andinas obtuvo varias victorias contra las
fuerzas chilenas y se dirigió a Cajamarca, en la sierra norte, para evitar el encumbramiento de Miguel Iglesias,
quien desde 1882 había manifestado firmar la paz con el gobierno chileno, aceptando cesión territorial.
El 3 de mayo de 1883, la base del Tratado de Ancón ya estaba acordada entre Patrico Lynch y Miguel Iglesias
quien firmó este convenio inicial desde Cajamarca.15 El 10 de julio de 1883, se desarrolló la Batalla de
Huamachuco entre Andrés A. Cáceres y Alejandro Gorostiaga, finalizando con una victoria chilena. Miguel
Iglesias envió una comisión especial para felicitar a Gorostiaga por su victoria. De esta manera, Cáceres había sido
minimizado lo suficiente como para no cuestionar su autoridad. Montero, por su parte, tuvo que salir de Arequipa
para evitar la destrucción de la ciudad. El 20 de octubre de 1883 terminó en Ancón la discusión de los términos del
tratado de paz. Una vez firmado el Tratado de Ancón, el 11 de marzo de 1884, la Asamblea Constituyente aprobó
el Tratado. Iglesias marchó hacia Lima para asumir el gobierno del Perú.
Después de la guerra, las diferencias entre Cáceres e Iglesias dieron origen de una guerra civil entre los partidarios
de ambos líderes, que finalizó en 1885 con el triunfo del primero.
Consecuencias
Artículo principal: Consecuencias de la Guerra del Pacífico
El costo del conflicto en vidas humanas fue alto, sobre todo en lo que se refiere a pérdidas de vidas civiles. Un
conteo hace calcular que las bajas estuvieron entre los 14.00016 y 23.00017 muertos, entre civiles y militares, a lo
largo de la guerra.
La guerra concluyó oficialmente el 20 de octubre de 1883 con la firma del Tratado de Ancón, mediante el cual el
Departamento de Tarapacá pasó a manos chilenas permanentemente y las provincias de Arica y Tacna quedaron
bajo administración chilena por un lapso de 10 años, al cabo del cual un plebiscito decidiría si quedaban bajo
soberanía de Chile, o si volvían al Perú.
A la firma de este tratado, el Departamento de Tacna contaba con tres provincias: Tacna, Arica y Tarata. En 1885,
dos años después del tratado, Chile ocupó la provincia de Tarata, la cual fue devuelta al Perú el 1 de septiembre de
1925 por resolución del árbitro Calvin Coolidge, presidente de los Estados Unidos.
El plebiscito previsto en el Tratado de Ancón nunca se llevó a cabo y no fue hasta 1929 que se firmó el Tratado de
Lima, que contó con la mediación de Estados Unidos, que decidió que gran parte de la provincia de Tacna fuese
devuelta al Perú mientras que Arica y el resto quedara definitivamente en manos de Chile.
El Estado de Chile pudo iniciar un proceso de chilenización dirigido a la población de Tacna, Arica y Tarapacá,
interviniendo en las organizaciones privadas y públicas de la zona. A inicios del siglo XX, la chilenización se hizo
más intensiva y compulsiva, llegando a puntos exacerbados hacia el primer centenario de la Independencia de
Chile,18 por la actividad de ciertos grupos de población civil chilena, de naturaleza nacionalista, que comenzaron la
creación de "ligas patrióticas" con la finalidad de desaparecer los rasgos peruanos de los territorios de Tacna,
Tarata, Arica y Tarapacá.
La paz entre Chile y Bolivia fue firmada en 1904. Sin embargo, el tratado de paz entre ambas naciones, en el cual
Bolivia definitivamente reconocía la permanente soberanía chilena sobre el territorio previamente en disputa, ha
sido origen constante de tensiones diplomáticas entre ambos países durante el siglo XX y comienzos del siglo XXI,
debido a que Bolivia perdió toda posibilidad de salida soberana al océano Pacífico.
Tras su victoria, Chile tomó posesión no sólo de una importante extensión territorial, sino también de enormes
depósitos salitreros, guaneros y de cupríferos. Éstos fueron adquiridos mayoritariamente por capitales británicos,
por medio de la compra de bonos desvalorizados emitidos antes del conflicto por Perú y adquiridos a bajos precios
con préstamos de bancos chilenos, que los hacían dueños de las salitreras. Esto ha llevado a parte de la
historiografía moderna a ver a los ingleses como instigadores ocultos de la guerra, sin pruebas concluyentes a decir
de la historiografía chilena[cita requerida]. Algunos historiadores creen ver en algunas publicaciones de la época,
inglesas y europeas en general, por ejemplo la editorial del diario británico "The Bullonist", aparecida en 1879,
como pruebas del apoyo a las aspiraciones chilenas. Por el contrario, otros estiman que estas publicaciones se
deben más bien al clima electoral existente en Inglaterra y a la ardua disputa entre el Primer Ministro Benjamin
Disraeli, partidario de intervenir, y el liberal político británico William Gladstone, contrario a la intervención.
El salitre fue la principal fuente de riqueza de Chile hasta el descubrimiento del salitre sintético por los alemanes,
durante la Primera Guerra Mundial.
Después de la ocupación chilena de Lima en 1881, el gobierno argentino ordenó alistar el ejército, la compra de un
blindado, de material de guerra y la construcción de un línea férrea hasta los Andes como vía de abastecimiento.
Con ello ambos países se colocaron al borde de una guerra, aceptando la mediación del gobierno estadounidense.19
El 22 de octubre de 1881, se canjearon en Santiago las ratificaciones del Tratado de límites entre Chile y
Argentina, un acuerdo con el que se definieron con precisión los límites preexistentes entre la Argentina y Chile en
la región patagónica.20 21 Con este tratado, se entendía en Chile que Argentina se comprometía tácitamente a la
neutralidad en la guerra que se libraba en el Pacífico y que no firmaría el Tratado de Alianza Defensiva Perú–
Bolivia.
En 1883, Chile quedó en posesión de la Puna de Atacama de 75.000 km², que hasta entonces había pertenecido a
Bolivia y la consideró de su propiedad después del Tratado de Tregua de 1884. Sin embargo, diversos tratados y
mediaciones entre Bolivia, Argentina y Chile concluyeron en 1889, cuando Argentina renunció a su reclamo sobre
Tarija y Chichas reconociéndolas como territorio de Bolivia, y en 1899, cuando 64.000 km² de la Puna de Atacama
quedaron para la Argentina y 11.000 km² para Chile.
Guerra Del Pacífico
Introducción
La guerra del Pacifico se produjo en el Desierto de Atacama, entre los años 1879 y 1883. En esta guerra participaron los
países de Perú, Bolivia y Chile.
Machismos años de paz aun no logran borrar definitivamente las cicatrices de esta guerra. El Clarín de guerra sonó en los
pueblos, ciudades y caseríos de tres Patrias- Chile, Perú y Bolivia- Llamando a sus hijos a reconocer cuartel. Miles de
campesinos, mineros y ciudadanos se transformaron en soldados para escribir con su sangre derramada, gloriosas paginas
de historia.
Fue una sangrienta lucha en que Por mas de 4 años se puso a prueba la fuerza de los pueblos y el valor, la nobleza e
hidalguía de soldados y marinos- especialmente de Chilenos y Peruanos, que se fundieron con el mismo ímpetu para lograr
el triunfo.
Hombres de destacada participación por su valentía mostrada en los tiempos difíciles fueron Francisco Bologneci, Andrés
Cáceres, Miguel Grau, Arturo Prat, Ignacio Carrera Pinto, Pedro Lagos, Eleuterio Ramírez, el gran presidente Baquedano... y
muchos más. Estas personas fueron admiradas por su patriotismo y decisión, fueron un homenaje a la paz y hermandad
entre los pueblos, que buscan en la colaboración y la armonía las armas del progreso y de un común bienestar. Tantos años
nos separan cada día más de estos gestos heroicos y los pueblos que heredaron sus glorias, que en forma tan heroica
devolvieron la paz a Chile.
Las Causas De La Guerra Del Pacifico
a) Defectuosa delimitación fronteriza, entre las repúblicas de Chile y Bolivia.
b) Difícil situación económica de las repúblicas de Bolivia y Perú.
c) Explotación de riquezas por capitales Chilenos, en la zona cuyos limites no estaban bien precisados.
d) Incumplimiento, por parte de Bolivia del tratado chileno-boliviano de 1874.
e) Aspiraciones hegemonías de Perú en la región del pacifico sur.
f) Confiscación de los bienes de las compañías mineras chilenas y remates de las salitreras ordenado por el presidente
de Bolivia general Hilarion Daza.
En ese entonces -1879-, la frontera de Chile llegaba hasta Tarapacá, por lo cual Antofagasta formaba parte del territorio
boliviano. Más al norte, Arica e Iquique eran parte del Perú. A pesar de todo esto, la riqueza salitrera que cubría el suelo
antofagastino era explotada por capitales extranjeros, fundamentalmente chilenos.
Precisamente un año antes que comenzara la Guerra del Pacífico el presidente boliviano Hiliarón Daza había impuesto a la
mayor productora de salitre, la firma chilena Compañía de Salitres y Ferrocarriles Antofagasta, un impuesto de diez centavos
de peso boliviano por cada quintal embarcado del producto. Con ello, no sólo quebrantaba los tratados firmados con Chile
en 1866 y 1874, sino que demostraba claramente no querer buscar acuerdos pacíficos a los problemas presentes.
Inútilmente la cancillería chilena reclamó lo ilegal del acto boliviano, exigiendo el cumplimiento del tratado de 1874, en el cual
Bolivia se había comprometido a no aumentar, durante 25 años los impuestos a "las personas, industrias y capitales chilenos
que trabajasen entre los paralelos 23º y 24º".
Chile hizo ver que el cobro de ese impuesto implicaba la ruptura del tratado y que, por lo mismo, ellos podrían hacer valer
sus antiguas reclamaciones territoriales. Estas consistían en que la frontera de Chile y Perú se había establecido en el río
Loa (23º de latitud sur). Cuando se creo Bolivia, sus gobernantes estimaron conveniente tener salida al mar por lo que se
establecieron en Cobija, territorio indiscutiblemente chileno, sin embargo Chile se mantuvo indiferente. Al descubrirse
grandes reservas de guano y minas de oro plata y cobre; ante este hecho, Bolivia declaró tener posesión sobre toda la
región hasta el paralelo 26º de Lat. sur. La empresa nacional, apoyada por el gobierno chileno, se negó a pagar el tributo
que consideraba completamente ilegal. Sin embargo, el gobierno boliviano, que estaba decidido a seguir adelante, ordenó el
remate de la compañía salitrera.
De esta forma, llegó el 14 de febrero de 1879, día que los bolivianos habían fijado para el remate de la empresa y fecha
establecida para la ocupación por parte de las tropas chilenas.
En esa mañana de 1879 amanecieron anclados frente al puerto de Antofagasta parte de la flota nacional: el Blanco, el
Cochrane y la corbeta O'Higgins. De ellos desembarcaron los hombres que, al mando del marino y futuro presidente de
Chile don Jorge Montt, tomaron bajo su control la ciudad. Entre los ocupantes de la población (más del 90% era chilena) el
coronel Sotomayor, al manejo de las tropas de tierra, avanzó en correctamente hacia la plaza Colón, lugar en que con
caballerosidad ordeno al prefecto boliviano Severino Zapata a deponer las armas y rendirse.
Sin otra alternativa, Zapata y sus desarmados soldados partieron rumbo a Calama.
Chile no quería ir a la guerra, pero cuando quedó al descubierto que en 1873 Bolivia había firmado con el Perú un pacto
secreto que los obligaba a respaldarse mutuamente ante "toda agresión del exterior", el ministro de Relaciones Exteriores
chileno declaró que "la guerra es el único camino que nos queda".
En sesión secreta del Consejo de Estado algunos de sus integrantes, dudosos de las posibilidades chilenas en el conflicto,
no se demostraron partidarios de éste. Sin embargo, el 2 de abril de 1879, el Presidente Aníbal Pinto declaró la guerra a
Perú.La Covadonga
Desarrollo
INTERVENCIÓN DEL GOBIERNO CHILENO
Zarparon con dirección al norte las unidades de la armada chilena, Cochrane y Blanco Encalada, además la corbeta
O'Higgins con un contingente militar a cargo del coronel Emilio Sotomayor, el que debía ocupar la ciudad de Antofagasta el
día de la subasta, el 14 de febrero.
Esta acción llevó a la declaración de guerra por parte de Bolivia a Chile . Perú hizo lo propio en virtud del tratado de 1873.
Chile respondió declarando la guerra a ambos países el 5 de abril de 1879.
LOS INICIOS DE LA GUERRA: LA ORGANIZACIÓN DE LAS TROPAS
Una vez declarada la guerra, el presidente Aníbal Pinto , designó al general Justo Arteaga como Jefe del Ejército de
Operaciones del Norte, en abril de 1879, oficial que tenía vasta experiencia y gran ascendiente en el ejército. Sus
subalternos
inmediatos eran los generales Erasmo Escala y Manuel Baquedano . En ese momento Chile contaba con cuatro
regimientos de infantería, un regimiento de artillería, dos de caballería y un batallón de zapadores, una fuerza operativa total
de 2.595 soldados.
LA CAMPAÑA MARÍTIMA (1879)
Desde el comienzo hubo serias diferencias entre el gabinete del ministro Belisario Prats y el propio presidente Pinto , quien
se inclinaba por una solución pacífica al conflicto. El Ministro tenía el plan de atacar directamente al Callao, pero Juan
Williams , comandante de la Escuadra, quería bloquear Iquique, zona de abastecimiento de los aliados, este plan consistía
en que le privaran de recursos a Perú y con esto obligar a su escuadra a batirse en alta mar. Con dicha acción comenzó la
campaña marítima. El bloqueo se hizo efectivo desde comienzos de mayo. Cave destacar que el ministerio Prats hubo de
renunciar, siendo reemplazado por el que encabezó Antonio Varas. Las naves que debían hacerlo cumplir eran las más
antiguas de la armada chilena: la Esmeralda y la Covadonga.
EL CONBATE NAVAL DE IQUIQUE
Un gran espíritu de patriotismo había Chile. Con entusiasmo y valentía, miles de jóvenes se dispusieron a defender los
intereses de la patria: "Vencedores nosotros en el mar, el campo de batalla será el Perú", estas fueron las palabras del
presidente Pinto... y así sucedió.
La escuadra chilena que se componía de los barcos blindados Cochrane y Blanco más unos cuantos buques de madera,
viejos y lentos, entre los cuales estaban La Esmeralda y La Cobardona y estaban muy debilitados en comparación al
enemigo.
Perú tenía un mejor ejército humano que Chile (en cuanto a número), contaba con cuatro barcos blindados que conformaban
una armada muy poderosa y tenían un histórico predominio sobre Chile, ya que Perú heredó el virreinato.
El 21 de mayo de 1879, la Esmeralda y La Covadonga estaban frente al puerto peruano de Iquique. Cuando Arturo Prat, al
mando de La Esmeralda, vio que se iban a tener que enfrentar a dos poderosos barcos peruanos. En la madrugada de ese
día, en medio de una espesa niebla, el vigilante alcanzó a ver dos grandes embarcaciones que se acercaban: eran El
Huáscar y La Independencia.
La Esmeralda recibió los bombardeos del Huáscar, ya que estaba imposibilitada de moverse por tener malas sus calderas.
Cuando ya no quedaba nada más que hacer, Arturo Prat, junto al sargento Aldea y un marinero anónimo saltaron al
encuentro del buque enemigo. En su valiente tarea le siguieron el teniente Serrano y varios tripulantes que entregaron su
vida por el honor de la patria. Al poco rato, la embarcación Esmeralda se hundió. Eran las 12:10 cuando los botes del
Huáscar recogían a los 50 sobrevivientes.
Mientras tanto, Condell, al mando de La Covadonga, se escapaba de la persecución de La Independencia cuando, a la
altura de Punta Gruesa, el barco peruano se estrelló contra una roca que la dejó con la parte inferior hecha pedazos. La
doble batalla de Iquique terminó dejando a La Independencia, que era una barco clave de la armada peruana, fuera de la
batalla. Y el deseo de los chilenos era ganar o morir.
A los pocos meses, la trampa hecha para capturar al Huáscar tuvo éxito: en Punta Angamos se estrelló contra una barrera y
tras un desesperado combate en el que murió el almirante peruano Miguel Grau, el barco tuvo que rendirse. De este modo,
la ruta hacia el Perú quedaba despejada.
"¡Muchachos: la contienda es desigual! Nunca nuestra bandera se ha arriado ante el enemigo, espero pues que no sea ésta
la ocasión de hacerlo. Mientras yo esté vivo, esa bandera
flameará en su lugar, y os aseguro que si muero, mis oficiales sabrán cumplir con su deber.
¡Viva Chile!":
Era el 21 de mayo de 1879, cuando el capitán don Arturo Prat, al mando de la "Esmeralda" y luego de pronunciar esas
valientes palabras, dirigiría la batalla hasta dejar su vida en el mar, pero a Chile con la frente en alto: comenzaba la Guerra
del Pacífico.
EL FIN DE LA ESMERALDA
Grau espoloneó nuevamente. Ahora saltó al abordaje el teniente Ignacio Serrano con algunos hombres, pero fue abatido
igual que su comandante. Los cañones peruanos proferían mortales heridas al débil casco de la corbeta. Un tercer
espolonazo mandó a pique a la vieja mancarrona desde la proa, con la bandera al tope. La Esmeralda se hundía a las 12:10
del 21 de mayo. Los sobrevivientes fueron recogidos por el Huáscar. Los cadáveres de Prat y sus hombres fueron
enterrados en Iquique y las pertenencias mandadas por Grau a su esposa en un gesto de caballerosidad sin par.
EL COMBATE DE PUNTA GRUESA (21 DE MAYO)
Carlos Condell , comandante de la Covadonga se había alejado de la Esmeralda con el fin de buscar aguas propicias. Se
desplazó al sur bordeando la costa. La Independencia, al mando del comandante Juan Guillermo Moore, intentó cazarla,
pero su mayor calado no le permitió acercarse mucho. Además, la puntería de sus artilleros era deficiente. En esta carrera,
Condell pasó rozando los arrecifes de la costa. Moore lo siguió, encallando su nave cerca de la costa. Al percatarse de ello,
el capitán chileno dio la orden de virar la Covadonga, dirigiéndose sobre la nave peruana, cañoneándola hasta que se rindió.
EL COMBATE DE ANGAMOS; LA CAPTURA DEL HUACAR (8 DE OCTUBRE)
Luego de muchas incursiones en la costa chilena, provocando preocupación en el alto mando naval, el Huáscar comenzó a
ser perseguido sin cesar, con infructuosos resultados. Finalmente el "Cochrane " a la altura de Angamos salió al paso del
Huáscar y obligó a aceptar el combate. El primer disparo del Cochrane, a una distancia de 2.200 metros, perforó al Huáscar
a un pie de la línea de flotación y además causó numerosas víctimas. Otro disparo corto un elemento importante de la rueda
de combate, dejándola casi sin gobierno, y un nuevo disparo perforó la torre de mando y estalló dentro de ella, destrozando
gran parte del barco y dándole muerte al Almirante Grau. Luego llegó el Blanco al campo de batalla, de esta manera
comenzaba de nuevo la persecución, hasta que el Huáscar arrió su bandera en signo del triunfo del contrario, esto sucedió a
las 10:55 después de dos horas de desigualdad y glorioso combate. El perú de esta manera perdía el mejor de sus buques,
y también sufría la pérdida de uno de sus más valiosos, valerosos e inteligentes marinos; Miguel Grau Seminario. Quedaban
abiertas las costas peruanas a la invasión.
LA CAMPAÑA DE TARAPACÁ 1879: Hasta este momento el gobierno no pensaba en anexarse Tarapacá y sólo
pensaba y deseaba la posesión de esa provincia como garantía del pago de una fuerte indemnización. Tarapacá era el
centro de los recursos económicos del Perú y su dominio le daría a Chile un punto a favor en la guerra, ya que se temía, de
una intervención europea. Pues cabe advertir que el interés de Perú era poner en contra de Chile a los Ingleses y de otras
nacionalidades existentes en las compañías salitreras de aquella provincia. A fines de octubre, un ejército expedicionario de
10 mil hombres de embarca en Antofagasta al mando del general Erasmo Escala, militar de la vieja escuela, formado en
tiempos en que el valor decidía los combates. PISAGUA
Luego de la victoria en el mar, en octubre de 1879, las tropas chilenas avanzaron sobre el territorio de Tarapacá, aun
cuando no era su intención anexarla sino mantenerla como indemnización de guerra. Para ello se efectuó un desembarcó en
la costa de Pisagua, una operación complicada por lo difícil del terreno. Bajo el mando del general Erasmo Escala se
movilizó un contingente cercano a los diez mil hombres, el 2 de noviembre de 1879. Después de silenciar los fuertes
mediante los cañoneos de los buques de guerra se produjo el desembarco bajo una fuete balacera de los aliados que se
hallaban escondidos en trincheras, en las rocas de los cerros de la costa, en la maestranza del ferrocarril, en la aduana y en
los rimeros de salitre. La operación, de carácter de mar y agua, fue precisa y exitosa. En poco tiempo se izaba la bandera
chilena en el fuerte de Alto Hospicio.
LA BATALLA DE DOLORES
Después de haber perdido Pisagua, el ejército peruano-boliviano, nueve mil hombres al mando del general Buendía, marchó
de Iquique al puesto de Dolores, sin saber que las tropas chilenas comandadas por el coronel Emilio Sotomayor ya las
habían ocupado con seis mil soldados. Se habían fortificado fuertemente en el cerro Dolores o de San Francisco, a cuyo pie
había una oficina salitrera y un pozo de agua donde, finalmente, se desarrolló la batalla. Las fuerzas se encontraron el 19 de
noviembre. Luego de un intercambio de artillería, al que siguió el ataque de la infantería perú-boliviana por la falda del cerro
de San Francisco y el contraataque de la chilena, que lo hizo retroceder hasta el bajo en un furioso cuero a cuerpo. Los
aliados abandonaron el campo sin ser perseguidos, lo que permitió salvar la mayor parte de sus tropas y proporcionar más
tarde a los chilenos la derrota de Tarapacá.
EL COMBATE DE TARAPACÁ
Después de Dolores se avanzó hacia Iquique, a reunirse con los fugitivos en el oasis de Tarapacá por lo que Chile quedaba
en posesión de un territorio rico en recursos. El error de no cerciorarse del número del enemigo, motivó a que se enviara una
división de dos mil hombres, cabe destacar que estos hombres contaban con escaso provisiones y municiones y falta
totalmente de agua, un elemento indispensable en toda operación en el desierto. El peruano Buendía había logrado juntar
en Tarapacá cinco mil hombres, incluyendo los defensores de Iquique, que le aportaron abundantes municiones. El mayor
chileno Jorge Wood intentó contraatacar, pero la falta de municiones y agua, además del cansancio, hizo que el éxito inicial
de esta carga se desvaneciera. La llegada de Baquedano alivió en algo la desastrosa situación. El combate fue un desastre
para las armas chilenas ya que sus hombres quedaron reducidos en un 32%. En este combate murió el comandante
Eleuterio Ramírez. Después del combate Buendía se retiró hacia Tacna por la falda de la cordillera y llegó con sólo 3.700
soldados. Las fuerzas chilenas fueron arrasadas. La campaña de Tarapacá dejaba en poder de Chile la rica provincia
salitrera del mismo nombre, cuyas entradas sirvieron para financiar la guerra.
LA CAMPAÑA DE TACNA (1880): PREPARATIVOS
Para asegurar la ofensiva del mando militar después de cavilaciones que habían inmovilizado al ejército, el gobierno
entendió que era necesario establecer un mando político en la ciudad de Iquique, que había sido ocupada por Latorre .
Patricio Lynch ejerció la jefatura del gobierno político con gran eficacia, comenzando por organizar los servicios locales y un
municipio con cónsules, de una eficacia admirable. En lo militar, para concretar la campaña, desembarcaron en Ilo trece mil
soldados, asegurando la retaguardia.
LOS PLANES DEL GENERAL BAQUEDANO
El plan de Baquedano era detener el frente del coronel Andrés Gamarra, que se dirigía a Arequipa con dos mil hombres de
la artillería y la infantería. Pretendía hacerlo en la quebrada de Tumillaca, para cortar la retirada, y escalar con el regimiento
Atacama el acantilado del norte por el camino de Guaneros. La maniobra resultó exitosa. El día 22 de marzo los soldados
treparon por el escarpado y sorprendieron a los peruanos indefensos, los que retrocedieron desbandados. Los chilenos
protegían de esa forma su retaguardia, inflingiéndole a sus enemigos una fuerte derrota.
LA BATALLA DE TACNA (26 DE MAYO)
Desde tiempo atrás se venían produciendo desacuerdos entre el general Escala y el ministro Sotomayor. El primero renunció
al cargo y fue designado en su reemplazo el General Muel Baquedano. Luego de la muerte del ministro Sotomayor , poco
tiempo después en el campamento de Bella Vista, suceso lamentable que iba a privar al ejército del hombre que había sido
organizador de la victoria. Los aliados en número de 8.500 peruanos y 5.000 bolivianos, ocupaban el campo de la alianza,
un poco más al norte de Tacna. Los mandaba el general Narciso Campero, nuevo presidente de Bolivia. Baquedano
dispuso de una fuerza total de cerca de quince mil hombres para sus acciones en el norte, que de aquellos participaron sólo
10.000 ya que el resto quedó en retaguardia. En la mañana del 26 de mayo la artillería abrió los fuegos dando inicio a la
batalla de Tacna. La superioridad de la artillería chilena destrozó las líneas del ejército aliados, a lo que siguió una carga de
la infantería comandada por el coronel Amengua, que se detuvo por falta de municiones. Más tarde, el coronel Pedro Lagos
atacó sorpresivamente, provocando la huida de las tropas aliancistas. Los Bolivianos que no volverían a participar en la
guerra, tomaría el camino del altiplano. Los peruanos, completamente desalentados, huyeron hacia Arequipa.
La alianza perú-boliviana quedaba desecha
EL ASALTO Y TOMA DEL MORRO DE ARICA (7 DE JUNIO DE 1880)
Como bastión de la defensa peruana, el morro de Arica era fácil de proteger. Su acceso era complicado, ya que tiene una
altura de 133 metros sobre el mar, y además estaba protegido por 2.000 hombres, al mando del coronel francisco Bolognesi.
Y dominaba buena parte del plan y el puerto. La planicie del morro se fortificó previendo un ataque marítimo, único posible
hasta ese momento. No obstante, la importancia del morro para las comunicaciones entre las fuerzas chilenas hacía vital su
captura. Se designó al coronel Lagos . Se fabricó un puente sobre el río Lluta, para acceder más libremente al morro, y una
vez cercado se pidió la rendición del general Bolognesi.
Bolognesi rechazó la petición. Con una estrategia inteligente, Lagos hizo creer al comandante peruano que atacaría por el
norte, pues una columna se desplazó hacia ese punto. Mientras el verdadero ataque se gestaba por el sur y de noche, ya
que los fuegos del campamento permanecieron encendidos. El ataque fue exitoso, rápidamente destruyeron la línea
defensiva y siguieron subiendo, lo mismo sucedió en las siguientes defensas del Morro, hasta que llegaron a la cima como
una turba infernal, destruyendo todo lo que estuviera a su paso. El Morro era chileno luego de cincuenta y cinco minutos.
Al finalizar la campaña de Tacna, quedaba en poder de Chile toda la parte sur del Perú, hasta el río Sama.
LA CAMPAÑA DE LIMA (1881)
La organización de las fuerzas para ir en expedición contra Lima fue dirigida por el propio presidente Pinto y José Francisco
Vergara. El ejército aumentó su dotación en 42.000 hombres. Con la derrota del ejército peruano del sur, el presidente
Piérola intentó reorganizar sus tropas en la defensa de la capital en una línea fortificada que cortaba todos los accesos a la
ciudad por el sur y que se creía impenetrable. El número de sus fuerzas, con la ausencia de sus mejores cuadros y jefes
llegaba a 26.000 soldados de línea y tenía una reserva de segunda línea de 13.000 hombres.
LA TOMA DE CHORRILLOS (13 DE ENERO)
El mando chileno decidió atacar de frente con 22.000 hombres y 80 cañones, a la larga línea defensiva que había tendido
Piérola para proteger la capital. Con gran esfuerzo en Chorrillos, al mismo tiempo que en el morro Solar, se luchaba por
tomar ese balneario. La defensa fue tenaz, pero a las 14:00 horas todo había terminado: el triunfo de los chilenos era
absoluto. De los chilenos que participaron en la toma, hubo una baja de una quinta parte y entre los peruanos seis mil de los
veinte mil hombres fueron muertos y heridos. Del resto, varios cientos fueron hechos prisioneros, otros se reagruparon en
Miraflores y huyeron.
Baquedano, que no era hombre de planes complicados y que tenía confianza en sus tropas, ordenó el ataque frontal a sus
soldados y con esto consiguió la victoria.
LA BATALLA DE MIRAFLORES (14 DE ENERO)
Las acciones fueron rápidas, luego de una breve tregua. Barceló, apoyado por la artillería de la Escuadra, atacaba por el
flanco derecho de los peruanos. Urriola retrocedía combatiendo. Lagos , a pesar de sus escasos hombres, apoyó
eficientemente a las fuerzas de Urriola y Barceló, con lo que se aseguraba el flanco derecho. Lagos aprovechó el buen
ánimo de sus soldados y lanzó un ataque contra el fuerte y la doble línea de trincheras. Barceló cayó abatido y fue
reemplazado por el comandante Demófilo Fuenzalida, logrando el triunfo final de los chilenos.
LA CAMPAÑA DE LA SIERRA:
Después de la ocupación de Lima, Cáceres y otros jefes peruanos se retiraron a las sierras, donde organizaron
montoneras formadas en gran parte por indios crueles y salvajes, o por mestizos sin disciplina militar
EL COMBATE DE SANGRA. (26 DE JUNIO DE 1882)
Uno de los combates más heroicos de la guerra tuvo lugar en Sangra el 26 de junio, en el territorio peruano de Canta, y tuvo
como protagonista a una compañía de 52 hombres del regimiento Buin a cargo del capitán José Luis Aravena. Al mediodía
las fuerzas del coronel peruano Vento bajaban hasta el valle para envolver a las tropas chilenas. Un nutrido fuego de fusiles
se desarrolló toda la tarde. Los chilenos fueron rodeados; un grupo salió en busca de refuerzos, mientras otro mantenía la
defensa valientemente hasta que llegó la ayuda y se revirtió la situación.
LAS BATALLAS FINALES: LA CONCEPCIÓN Y HUAMACHUCO
Las batallas finales de la guerra fueron muy desiguales. Pequeños destacamentos en alejadas aldeas fueron atacados como
fue el caso de La Concepción. Un grupo de 77 soldados chilenos al mando del capitán Ignacio Carrera Pinto resistió hasta
la muerte a una montonera de cientos de hombres, el 9 de julio de 1882. La defensa fue tenaz y sólo al día siguiente los
últimos cuatro sobrevivientes fueron ultimados. La batalla final fue la de Huamachuco, exactamente un año después, en la
que se derrotó definitivamente a los peruanos.Blanco
Consecuencias
En Perú se formó con muchas dificultades el gobierno del general Miguel Iglesias bajo el amparo de las armas chilenas, con
el cual se pudo celebrar un acuerdo. Este fue el tratado de Ancón, ocurrido en 1883, y con el cual se terminó la guerra y
estipuló las siguientes condiciones principales:
1. - Perú cedía a Chile, a perpetuidad, el territorio de Tarapacá.
2. - Perú cedía a Chile, temporalmente, los territorios de Tacna y Arica. Luego, en 1929, los gobiernos de Carlos Ibañez y
Augusto Leguía celebraron un tratado que adjudicó Tacna al Perú y Arica a Chile (línea de la concordia).
3. - Se fijaron diversas disposiciones sobre la venta de un millón de toneladas de guano que había ordenado el gobierno
chileno, cuyo producto líquido debía ser dividido por mitades entre Chile y las empresas extranjeras acreedoras del gobierno
peruano.
Con Bolivia se hizo un simple pacto de tregua que declaró terminada la guerra (1884). Según este, Chile mantendría la
ocupación del territorio de Antofagasta, ejerciendo plena soberanía. Además se fijaron algunas disposiciones comerciales y
aduaneras.
Luego, en 1904, se firmó el tratado definitivo en el cual Bolivia cedió el territorio de Antofagasta y Chile se comprometió a
construir un ferrocarril de Arica a La Paz, permitió el libre transito de las mercaderías bolivianas y pagar en dinero una
compensación.
Principales consecuencias de la guerra del Pacífico
# Chile amplió su territorio con las actuales provincias de Tarapacá y
Antofagasta.
# El país quedó convertido en una potencia militar de primer orden en
Latinoamérica.
# La posesión del salitre significó disfrutar de una riqueza extraordinaria.
# El Fisco aumentó sus entradas y creció la fortuna de los círculos mineros,
comerciales y bancarios.
# La población proletaria de los distritos del norte aumentó y adquirió mayor
importancia.
# Se acentuó la influencia del capital inglés.
Material de apoyo
Biografías
Teniente CORONEL MANUEL BULNES:
Nace en Santiago el 10 de Julio de 1842 hijo del gran Manuel Bulnes y Doña Enriqueta. Amplia su cultura en Europa y su
regreso se incorpora la Ejercito, 1867, como Cte. de un cuerpo de caballería costeado por el mismo. Campañas de la
Araucanía 1867-1874. Diputado. Crea el Escuadrón de Carabineros de Yungas. Es tomado prisionero con este cuerpo por el
mismo HUASCAR, cuando se dirigía al teatro de la guerra en el norte, en el Rimac, fue posteriormente canjeado y se batió
bizarramente en Tacna, Chorrillos y Miraflores. Terminada la guerra. Viaja a Europa. Es nombrado General de Brigada en
1894. Ministro de Guerra y Marina 1896, Casado con Doña Elena Calvo Cruchaga. falleció en 1899
Contralmirante JUAN WILLIAMS REBOLLEDO:
Ingresó a la Armada el 18 de mayo de 1844, como guardiamarina sin examen. Participa en la I campaña contra el Perú y
Bolivia. A fines del mes de Febrero de 1879, es nombrado Comandante en Jefe de la Escuadra enarbolando su insignia en
el blindado Blanco Encalada, estableciendo el boqueo del llamado litoral boliviano y más tarde del litoral peruano,
bloqueando Iquique. Zarpó, con la Escuadra a su mando en dirección al Callado donde pensaba sorprender a la enemiga;
como dicha misión fracasó, re impuso el bloqueo de Iquique, el 22 de Mayo es decir, un día después de verificado el
Combate Naval acaecido en dicho puerto. En agosto de 1879, regresa a Valparaíso, después de haber renunciado a su
cargo (por problemas de Salud) ingresando a la junta de Asistencia de la comandancia General de Marina.
Carlos Condell (Valparaíso, 1843 – Quilpué, 1887)
Fueron sus padres el marino mercante escocés Federico Condell y Manuela de la Haza, peruana. Estudió en la escuela
Naval y participó en la guerra con España (1865) y en la guerra del pacífico. Fue el héroe de Punta Gruesa (21 de mayo de
1879) y llegó al grado de almirante.
Miguel Grau Seminario (Perú, 1834- Angamos, 1879)
Era hijo de Juan Manuel Grau, marino colombiano al servicio del Perú, y de la peruana Luisa Seminario del Castillo. Caso
con Dolores Cabrero Nuñez, con sucesión.
Excelente marino, Grau supo burlar durante meses a la escuadra chilena, capturando transportes y cañoneado los puertos
del norte. Vencedor en Iquique el 21 de Mayo de 1879, dio muestras de caballerosidad y delicadeza. Encontró gloriosa
muerte frente a Angamos, al mando del "Huáscar".
Arturo Prat: Un Héroe De Verdad
En los faldeos del cerro Coiquén, en las cercanías de Chillan, nació el 3 de abril de 1848 un niño frágil que ni siquiera lloró al
nacer: era Arturo Prat Chacón.
Hijo de Pedro Agustín Prat Barril y María de la Luz Rosario Chacón Barrios. En 1858, debido a algunos problemas
económicos de la familia, viajó a Valparaíso para vivir bajo la tutela de su tío Jacinto Chacón. Ese mismo año ingresó a la
Escuela Naval.
En 1864, consiguió el grado de guardiamarina y fue asignado a la Esmeralda. Al año siguiente participó en el combate de
Papudo, donde la corbeta Esmeralda capturó a la nave española Covadonga. En 1867 fue ascendido a Teniente y solicitó
licencia para estudiar leyes en la Universidad de Chile. Se graduó de abogado en 1878. Tres años antes contrajo matrimonio
con Carmela Carvajal Briones.
En 1878, fue enviado en una misión confidencial a Buenos Aires y Montevideo, en los momentos en que el país tenía
problemas fronterizos con Argentina. Poco antes de iniciarse la Guerra del Pacífico, cuando ya contaba con el grado de
Capitán de Corbeta, fue nombrado asesor naval del Ministro de Guerra don Rafael Sotomayor y juntos se embarcaron rumbo
al norte en el blindado Blanco Encalada, el 2 de abril de 1879. Tres días más tarde, Chile le declaró la guerra a Perú y
Bolivia. Cuando ya se encontraban en su destino, el Ministro lo envió a Santiago para organizar el aprovisionamiento de la
Escuadra.
Regresó al norte en mayo de 1879, y el Almirante Williams le encomendó la misión de bloquear el puerto de Iquique,
después que la escuadra zarpara rumbo a El Callao. El 21 de mayo de 1879, Prat se cubrió de gloria durante el célebre
Combate Naval de Iquique, como capitán de la fragata Esmeralda y hasta hoy tanto la armada como el país entero se
conmueven al recordar las palabras que pronunció a sus hombres antes de iniciar el combate:
¡Muchachos: la contienda es desigual! Nunca nuestra bandera se ha arriado ante el enemigo, espero pues que no sea ésta
la ocasión de hacerlo. Mientras yo esté vivo, esa bandera flameará en su lugar, y os aseguro que si muero, mis oficiales
sabrán cumplir con su deber. ¡Viva Chile!".
Así, don Arturo Prat Chacón entregó su vida por el honor de la patria en la cubierta del buque peruano Huáscar, el que
abordó con una valentía y heroísmo hasta hoy admirados.
Arturo Prat
Relato De Un Sobreviviente
"Iquique, 28 de mayo de 1879"
"Querido papá:
No sé si esta carta pueda llegar a sus manos; sin embargo, confío en ello; y deseando que Ud. esté al cabo de lo
realmente sucedió el 21 del presente, trataré de hacerle una descripción del desigual combate...
"Era natural que al ver nuestra gente la inmensa superioridad del enemigo, hubiera desmayado o perdido su
entusiasmo. Sin embargo, no sucedió así y al oírse el toque de corneta todo el mundo corrió a sus puestos con la
sonrisa en los labios, la esperanza en el corazón y con el placer que se experimenta al defender la patria querida.
"...Vino a fortalecer el propósito de nuestros tripulantes la voz del comandante, que se expresó en estos términos":
"Muchachos: la contienda es desigual, pero ánimo y valor. Hasta el presente ningún buque chileno ha arriado jamás
su bandera; espero, pues, que no sea ésta la ocasión de hacerlo. Por mi parte yo os aseguro que mientras viva tal
cosa no sucederá y después que yo falte, quedan mis oficiales, que sabrán cumplir con su deber."
"Al mismo tiempo se sacó la gorra y prorrumpió en un ¡Viva Chile!...
"Sería necesario que Ud. se hubiere hallado en un caso semejante para comprender el entusiasmo que es capaz de
despertar un viva a la patria, lanzado por un jefe querido en aquellos supremos instantes.
"Serían cerca de las nueve cuando..."
"Vicente Zegers F."
Guardiamarina de la Esmeralda.
("Testimonios y Recuerdos de la Guerra del Pacífico" Oscar P. de la Barra.) La Esmeralda
El Tratado De Ancón: Un Triunfo Chileno
A pesar de que el camino ahora estaba libre, a los chilenos les resultaría difícil internarse por el entonces departamento
peruano de Tarapacá. La caleta Pisagua fue la elegida por Condell para el desembarco de las tropas. A las pocas horas de
emprender la misión y pese a la tenaz resistencia ofrecida por peruanos y bolivianos, el sitio estaba en manos de los
chilenos. Un par de semanas después, Dolores lucía la bandera tricolor de Chile. Peruanos y bolivianos intentaban
desesperados llevar a cabo alguna estrategia, pero ya era tarde, la artillería chilena hacía categórico el triunfo para ésta
nación.
Ahora, sólo faltaban las campañas de Tacna y Arica donde las fuerzas chilenas, tras subir más de 50 kilómetros por el
desierto, derrotaron al enemigo. El 7 de junio, en 55 minutos, los chilenos se apoderaron del Morro de Arica. Desesperadas,
las tropas bolivianas se desbandaron hacia el Altiplano y no volvieron a aparecer en la guerra.
El gobierno del presidente Pinto se consideraba satisfecho con la conquista de los territorios peruanos que comprendían las
regiones de Tarapacá, Arica y Tacna y creyó que había llegado el momento de firmar la paz. Sin embargo, El general
Baquedano y sus oficiales creían que, sin la toma de Lima, cualquier acuerdo sería superfluo. Entonces, con el apoyo de
algunos parlamentarios y de la opinión pública en general, dieron curso a este propósito.
El ministro de guerra, José Francisco Vergara, preparó las fuerzas que entrarían a la capital peruana. En total, cerca de 23
mil soldados chilenos rompieron las defensas del gobierno peruano, en las batallas de Chorrillos y Miraflores: Lima y el
Puerto de Callao presenciaron la guerra. Cuatro días después, el 18 de enero, Manuel Baquedano tomaba para el dominio
chileno la capital peruana.
En Chile la alegría era completa. En Perú empleaban todas las artes de la diplomacia para rescatar algo de todo lo perdido y
algunos guerrilleros intentaban resistir desde la sierra.
Finalmente, el Tratado de Ancón, firmado el 20 de octubre de 1883 puso orden en la conflictiva situación. En él, Perú cedía a
Chile a perpetuidad e incondicionalmente la provincia de Tarapacá, mientras que Tacna y Arica quedaban en manos
chilenas por diez años, al cabo de los cuales se haría un plebiscito, para determinar a qué país querían pertenecer.
Al año siguiente, mediante un Pacto de Tregua con Bolivia, Chile pasaría a administrar como propio el litoral boliviano hasta
el río Loa. De este modo, la Guerra del Pacífico había concluido.
Conclusiones
Sin lugar a dudas una guerra es un gran hito a la historia de un país. Chile nunca será igual después de la guerra del
pacífico tanto física como
Psicológicamente. No se puede mirar una guerra de manera positiva a pesar de que se haya logrado la victoria, la
expansión y el respeto a Chile ya que en esta existió crueldad y muerte. De todas maneras se puede afirmar que la guerra
fue necesaria. Quizás, luego de las malas relaciones existentes entre Chile y, Perú y Bolivia se tuvo que recurrir a la
violencia para poder solucionar los problemas existentes. Esta guerra como muchas otras nos dejan mucho que aprender y
que reflexionar ¿ Serán las guerras soluciones inmediatas? ¿Existirán razones para matar? No lo sabemos, aunque les
aseguramos de que esta guerra esta grabada en alguna parte de estos tres jóvenes países.

Anda mungkin juga menyukai