Juan 20:29
Jesús le dijo: Porque me has visto, tomas, creíste; bienaventurados los que no vieron,
y creyeron.
INTRODUCCION
Como hijos de Dios muchas veces dudamos de las promesas que DIOS mismo nos ha dado,
y eso se debe a que hemos dejado contaminar nuestro corazón por nuestra incredulidad, en
algunas ocasiones comenzamos pidiendo señales al Señor para poder creer que el hará las
cosas, otras veces nuestra Fe en la que hemos creído desparece por completo, sobre todo
cuando estamos en tiempo de crisis, ese pecado de incredulidad se apodera de nosotros y no
nos deja ver más allá de lo que Dios nos ha prometido.
En el capítulo que acabamos de leer hablando de tomas a pesar de que los otros discípulos
vinieron a contarle que el Señor había resucitado y que ellos lo habían visto el dudo en su
corazón y pidió señales y le dijo a ellos mismos que hasta no ver la herida en su costado y
meter el dedo en el hueco de su mano no podía creer en el Señor, a pesar que paso tanto
tiempo con el Señor porque era su discípulo la duda tomo posesión de él y de quien era el
Señor, pero Dios en su misericordia se les apareció nuevamente a sus discípulos y les dice
que está bien, le muestra su mano e incluso le dice a tomas que meta el dedo allí para que
él pueda comprobar que era verdad que él había resucitado el Señor entonces le dice porque
me has visto tomas has creído, bienaventurados los que no vieron y creyeron, eso muchas
veces pasa con nosotros los que hemos escuchado la palabra y no hemos visto al Señor pero
creemos en lo que él va a hacer, entonces tomas es un ejemplo bastante grande de alguien
que sigue al Señor pero en su momento tiene duda y esa duda se apodera de su corazón y
mente, lo hace ir y ver cosas que no son de Dios, o lo hacen pedir pruebas como lo hizo
tomas nos hacen hacer cosas que en realidad no vienen de parte de Dios, eso nos pasa a
nosotros como cristianos muchas veces limitamos el poder de Dios muchas veces
empezamos a decirles al señor que porque no pasan milagros prodigios en nuestra vida que
es lo que está pasando y se apodera de cada uno de nosotros,
Incredulidad: imposibilidad o reserva que tiene una persona para creer algo que no ve que
no está demostrada. La incredulidad no es más que la ausencia de Fe, es la falta de la
credibilidad a la verdad.
Consecuencias de la incredulidad:
Los milagros se dan por Fe sino no hay Fe no hay nada. Jesús estando en la sinagoga en
Nazaret enseñando todos se maravillaban de su sabiduría, al hablar todos decían y se
preguntaban ese es el hijo del carpintero y de maría, de donde puede tener tanto
conocimiento y se escandalizaban de Él, y dudaron en su corazón a causa de la
incredulidad de ellos y la falta de Fe, Jesús se retiró y su milagro en ese lugar fueron pocos.
Como cristianos limitamos a Dios con dudas y no permitimos que Él trabaje libremente en
nuestras vidas, muchas veces pedimos tanto a Dios por milagros y no lo vemos realizados
y es porque no confiamos primeramente en Dios, algunos personajes bíblicos pasaron por
momentos de incrdulidad, como cuando el ángel del Señor anuncio a Abraham que
tendrían un hijo y ella dudo en su corazón de la promesa que Dios les había dado.
Te opone a la verdad
Pablo fue perseguidor de los cristianos y se opuso al evangelio de Cristo por su
incredulidad.
Cuando no conocemos a Dios y no hemos tenido un encuentro con él, nuestro corazón se
opone a todo lo que dice la palabra de Dios, creamos una barrera que nos impide ver más
allá que la verdad de Cristo.
Te aparta de Dios y su voluntad.
Hebreo 3:12 Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de
incredulidad para apartarse del Dios vivo.
Todo lo que hagamos que no sea voluntad de Dios a Él le desagrada. ¿Pero porque hacemos
lo que a Dios no le agrada? E por falta de intimidad con Dios, y no creer en la promesa que
él nos ha dado a través de su palabra y de manera individual.
Por lo tanto te lleva a vivir un evangelio carente de poder y de cambios, cuando no creemos
en lo sobrenatural volvemos a Dios como un ser limitado sujeto al tiempo y espacio, la
incredulidad nos cierra todo tipo de acceso con Nuestro Señor Jesucristo.
CONCLUSION