LA
de la
Biblioteca del nino
mexicano
en la obra de
POSADA
1. Helia Bonilla (unam, México) y Marie Lecouvey (ea 369-Université
Paris Ouest Nanterre La Défense, Francia).
71.
73.
2. Aunque hubo lazos estrechos entre Frías—, muy probablemente por encargo ex profeso de la editorial de
estas empresas (y otra que en Argentina
establecieron otros parientes), no sólo de origen italiano Maucci Hermanos de México, empresa también librera
parentesco, sino comerciales, y a pesar de que la envió a Barcelona para que la Casa Editorial Maucci la impri-
que en principio, en los años circundantes
a 1900, se mostraron como un frente miera.2 Posada, por su parte, se encargó de diseñar la colorida portada
empresarial único, se trataba de negocios
independientes, y que incluso más tarde y las tres pequeñas ilustraciones interiores —monocromas— de cada
llegaron a competir entre sí. uno de los fascículos, haciendo un total de cuatrocientas cuarenta imá-
3. Este texto deriva —y por lo tanto genes. En suma, la Biblioteca del Niño Mexicano es resultado de la
difiere— del libro Helia Bonilla y Marie
Lecouvey, La modernidad en la Biblioteca interacción de varios actores, cada uno de los cuales aportó elementos
del Niño Mexicano: Posada, Frías y que coadyuvaron a configurar su fisonomía material y sus imágenes.3
Maucci, que se encuentra en proceso de
publicación, editado por el iie de la unam,
y para cuya investigación y redacción
recibimos financiamiento del Programa
de Fomento a Proyectos y Coinversiones
Culturales, en el Área de Estudios Culturales
los otros artífices
del fonca, periodo 2008-2009. En dicho Por lo que respecta a Frías, su vocación pedagógica y su gusto
libro, hemos revisado la obra en tres
distintos niveles: el de objeto editorial, por fundir literatura e historia —plasmados antes en su labor para
el de texto histórico-literario y el de el periódico El Imparcial—, se volcaron también en la Biblioteca del
la elaboración semiindustrial de sus
ilustraciones. Aunque contamos con la Niño Mexicano, donde ofreció una visión cronológica y global de
ayuda de muchísimas personas cuyo
nombre consignamos en ese libro, es la historia nacional, permeada de valores particulares, tales como el
imprescindible destacar aquí el auxilio liberalismo o el catolicismo. El relato de Frías evoca los hechos histó-
generoso de los coleccionistas y también
estudiosos Mercurio López Casillas ricos de forma apasionada y novelesca, simplificada y fantasiosa, en
e Ignacio de Jesús Sánchez Montes, y
asimismo el apoyo de Jorge Sandoval Pardo concordancia con el público infantil al que se destinaba. No es pues
en la fotografía de diversos materiales. la obra de un historiador riguroso o medianamente riguroso, sino
4. Para comprobar que en esa fecha estaba una recreación artística, con elementos de la cultura popular, en la
ahí su taller, véase J. Figueroa Domenech,
Guía general descriptiva de la República que se entremezclan episodios ficticios, y donde campean la violencia
Mexicana, tomo I, México, Ramón de y las pasiones (amor, codicia), puntos de coincidencia entre escritor e
S. N. Araluce, sucesor de Parres, Callejón
de Santa Inés, núm. 5 (México), Calle de ilustrador. En efecto, Frías y Posada comparten una misma tendencia
Bailén, núm. 135 (Barcelona), 1899,
p. 537. Es por cierto el taller cuya fachada efectista: uno en sus palabras, otro en sus imágenes, y multiplicando
se ve en una de las dos únicas fotos que se los motivos de exaltación, curiosidad, choque, horror y morbo, pre-
conservan del grabador.
sentan una versión peculiar de la historia mexicana a medio camino
5. Julio Sesto, “Historia emocional de las
librerías, ii. Maucci”, en El Nacional, año entre instrucción y amarillismo, entre historia y novela.
xxviii, tomo xxxii, 3.ª época, núm. 9333,
En cuanto a los editores y patrocinadores de la obra, fueron los
México, 1 de diciembre de 1956, p. 22.
hermanos Alejandro y Carlos (Alessandro y Carlo) Maucci Giovannacci,
quienes en principio instalaron su librería El Parnaso Mexicano en
la Ciudad de México, en la esquina de las calles de Santa Teresa y el
Relox —donde posterior y sucesivamente estuvieron las conocidas
librerías Robredo y Porrúa—, frente al costado noreste de la catedral,
en un edificio que hoy ya no existe, y que se encontraba a la vuelta
del taller de José Guadalupe Posada, ubicado entonces en el número
5 de la calle de Santa Inés,4 hoy Moneda, al lado de Palacio Nacional.
Según una amena crónica escrita por Julio Sesto, escritor que conoció
a los Maucci y cuyos escritos fueron publicados por ellos:
74.
editorial de habla hispana, y donde éste había levantado un exitosísi- 7. La revisión de los árboles genealógicos
mo emporio del libro barato de alcance transcontinental (il. 62). Que de la varias ramas de la familia Maucci,
reproducidos en el libro de Loris Jacopo
la obra se imprimió en dicha ciudad se corrobora por el propio pie Bononi, indica que se trataba de sobrinos
y tío; Loris Jacopo Bononi, Libri & destini:
de imprenta de los fascículos, y además porque el conocido periódi- la cultura del libro en Lunigiana nel
co El Popular —con el cual, por cierto, Posada tuvo una importan- secondo millenio, Lucca, M. Pacini Fazzi,
2000, pp. 232-233. Agradecemos al señor
te colaboración— señaló en septiembre de 1901: “La acreditada casa Bononi su atención y ayuda.
de Maucci Hnos. de esta ciudad, en su afán de facilitar á los niños una 8. “Biblioteca del niño mexicano.
basta y sólida instrucción, mandó hacer á Barcelona una gran edición La historia de México en forma de cuentos”,
en El Popular, México, año v, núm. 1681,
de cuentos preciosamente ilustrados al cromo en su cubierta […]”.8 7 de septiembre de 1901, p. 2.
75.
9. Este desorden repercutió en los Este hecho definió de manera fundamental el carácter y la fiso-
enlistados impresos en la cuarta de forros
de cada librito, a partir de los cuales la
nomía de la Biblioteca del Niño Mexicano, que en lo editorial, y en
reedición facsimilar realizada en 1988 particular en sus ilustraciones, se convirtió en el típico producto sali-
agregó números erróneos (sin considerar,
además, que los veinte primeros libritos do de las prensas catalanas de Manuel. Por una parte, la obra muestra
escritos por Frías no se incluyeron en dicha
reedición). Cfr. Heriberto Frías, Biblioteca
el relajamiento del que adolecieron la mayor parte de las ediciones de
del Niño Mexicano, con un estudio los Maucci, por los altísimos tirajes de alcance masivo, bajos costos
introductorio de Alejandro Antuñano
Maurer, 2.ª edición facsimilar, México, y corto tiempo de producción: defectos múltiples de impresión y ma-
Miguel Ángel Porrúa, 1988. Ochenta
y cinco cuadernos en facsímil.
quila, pero también, relativos a la parte editorial. Al respecto, baste
señalar algunas inconsistencias que se dejaron pasar en la obra, como
10. Heriberto Frías, Miserias de México,
México, Andrés Botas y Miguel [s. a.], el que los fascículos, tras ser traspapelados los manuscritos origina-
pp. 30-31.
les, se publicaran en desorden, sin seguir la adecuada secuencia cro-
nológica,9 o el que apareciera en la portada cromolitográfica de uno
de los fascículos un parche rectangular, producto de algún desaguisa-
do resuelto a última hora (il. 63), o que hubiera ciertas incoherencias
en el escrito de Frías, debidas muy probablemente al alcoholismo
consuetudinario del escritor y su adicción a la morfina —él mismo
reconoció, años después, que no sabía cómo exprimía los cuentos de
63 y 64. Portadas cromolitográficas de los
fascículos El abismo de las flores de sangre su cerebro10—, o de su prisa por hacer una obra por encargo. A ello se
ó la Malinche y Xicotencat y Las fuentes sumó de seguro el desenfadado pragmatismo de Manuel Maucci, de
del oro ó la partida de las once naves
(Biblioteca del Niño Mexicano). mlc quien se ha dicho podía cortar páginas enteras a los textos originales,
[63] [64]
76.
sin importarle la coherencia de la narración, con el fin de ajustar el 11. Manuel Llanas amb la collaboració de
Montse Ayats, L’edició a Catalunya: el segle
número de páginas a imprimir.11 En el caso de la Biblioteca del Niño xx (fins a 1939), Barcelona, Gremi d’editors
Mexicano, parece ser indicio de esto último el hecho de que la escena de Catalunya, 2005, p. 275. (Història de
l’edició a Catalunya). Agradecemos la fina
de la portada que Posada hizo para el fascículo Las fuentes del oro atención y ayuda que nos prestó en distintos
momentos el Dr. Llanas, profesor de la
ó la partida de las once naves, no aparezca descrita en el texto (il. 64). Universitat de Vic en Barcelona.
77.
[67]
[65]
[66]
78.
industria barcelonesa de las artes gráficas, que de por sí contaba ya 14. Su producción ha sido estudiada por
Francesc Fontbona, “La ilustración gráfica.
con ilustradores prestigiados.14 Según Jean-François Botrel, en la ca- Las técnicas fotomecánicas”, en El grabado
pital catalana se concentró “una potencia industrial dedicada a las en España (siglos xix y xx), Summa artis:
Historia general del arte, 2.ª ed., vol. xxxii,
artes gráficas sin equivalente en España”, prueba de lo cual es que Madrid, Espasa-Calpe, 1988, pp. 429-461.
para 1921 de las ciento ocho sociedades anónimas de artes gráficas 15. Botrel, op. cit.
en el país, treinta y una se ubicaban en Barcelona y veintiuna en Ma-
16. Ángel de Campo et al., “Nuestra
drid.15 Respecto al impacto, fuera de España, de la industria catalana revista”, en México. Revista de Sociedad,
Arte y Letras, México, tomo I, núm. 15,
de la imagen impresa, conviene señalar simplemente lo dicho en el se- 31 de diciembre de 1892, p. 247.
manario México. Revista de Sociedad, Arte y Letras en 1892, en rela-
ción a la terrible competencia que significaban para las publicaciones
literarias mexicanas no tanto el contenido literario de sus pares de
Barcelona, sino en particular las ilustraciones que éstas contenían.16
79.
[69]
Resulta interesantísimo observar, en las respectivas fotografías
de dos talleres catalanes, el tipo de infraestructura que permitió resol-
ver la gran demanda que el auge editorial trajo consigo a Barcelona.
La primera es del gran taller de litografía de Magín Pujadas (il. 69),
una de cuyas especialidades era la elaboración de cromolitografías,
y en el que, por cierto, se hicieron las cromolitografías de México a
17. Bonilla y Lecouvey, op. cit.
través de los siglos,17 y no sabemos si también las portadas cromo-
18. No existen indicios al respecto, sin litográficas de la Biblioteca del Niño Mexicano;18 la otra, más bien
embargo, el establecimiento de Pujadas
trabajó para la revista Álbum Salón, y hacia una composición fotográfica, es del taller de fotograbado de Joan
1897 firmó de manera conjunta con el de
Joan Furnells algunas de las peculiares Furnells (il. 70), el cual fue colaborador regular de Manuel Maucci, y
láminas de esta revista, donde se combinaba muy probablemente el que ejecutó las planchas de las pequeñas ilus-
la cromolitografía con el fotograbado.
Como se ve en seguida, Furnells fue muy traciones interiores de la Biblioteca del Niño Mexicano.19
probablemente el fotograbador de la
Biblioteca del Niño Mexicano; por lo tanto,
si la colaboración y cercanía entre ambos
hubiera sido más amplia, podría haberse
plasmado justamente en la obra escrita l a cromolitografía y el fotograbado:
por Frías.
trabajo segmentado y avances técnicos
19. Furnells colaboró regularmente con El que los establecimientos que proveían de imágenes a Manuel
Manuel Maucci, e hizo fotograbados para
él por lo menos desde 1896, como se puede se hayan encargado de trasladar los originales de Posada a las plan-
constatar revisando el segundo volumen
de Crónica de la guerra de Cuba, de chas de impresión, explica el hecho notorio de que en las ilustracio-
Rafael Guerrero, en donde se encuentra su nes de la Biblioteca del Niño Mexicano se encuentren técnicas que
anagrama. Como sea, véase la argumentación
al respecto en Bonilla y Lecouvey, op. cit. fueron usuales en las imágenes que acompañaron a las ediciones de
Agradecemos mucho al Dr. Francesc
Fontbona, director de la Unitat Gràfica de Manuel Maucci, y por el contrario, no aparezcan ni antes ni después
la Biblioteca de Catalunya, sus respuestas en ninguna otra de las obras de Posada: la cromolitografía en las
puntuales a nuestras preguntas, y el que nos
ayudara a identificar la firma de Furnells. portadas de los fascículos, y modalidades específicas de fotograbado
80.
[70]
82.
trasponiéndolas —o aplicándoles mayor o menor presión, según otra 22. Gascoigne, op. cit., inciso 63 b.
fuente22—, las variedades de sombreado que se podían obtener eran 23. Véase también La barca de la traición
ilimitadas. Precisamente, en las portadas de la Biblioteca del Niño ó Los españoles en México y El sueño de
Tenochtitlan ó El origen del fanatismo
Mexicano se percibe un uso probable de estos dispositivos inventa- sanguinario.
dos por Ben Day; por ejemplo, en La Noche Triste en Tenochtitlan 24. Charles G. Harper, A Practical
(il. 71 y su detalle), al igual que en otras ilustraciones,23 la peculiar Handbook of Drawing for Modern
Methods of Reproduction, London,
textura de punteados acomodados en semicírculos sucesivos, a modo Chapman & Hall, Ld., 1894, pp. 70-76.
[71]
83.
84.
molitografía, el proceso de fotograbado tampoco podía ser desarro- 28. Se requería al menos de una
cámara fotomecánica —eran realmente
llado en un taller tan reducido como el de Posada, pues se trataba de enormes—, y entre otros aditamentos,
un proceso industrial o semiindustrial, que se llevaba a cabo con sufi- por ejemplo, las pantallas de cristal con
retícula cuadriculada para elaborar los
ciente personal, y en espacios con la infraestructura adecuada, tanto fotograbados de medio tono eran los más
caros (en los Estados Unidos su costo
por lo que se refiere al costosísimo equipo,28 como a las instalaciones iba de los cien a mil dólares, dependiendo
(se requería un área oscura para trasladar y revelar las imágenes de de su tamaño y de la fineza de imagen
que permitían, y en Londres, a donde se
los negativos a las planchas, y otras para hacer el atacado de ácido, importaban, podían costar sesenta libras,
para montar las planchas en bloques de madera o plomo y darles al- es decir, la mitad del salario anual de
un operario de la cámara fotomecánica;
tura tipográfica, para hacer retoques; además las que albergaban las Beegan, op. cit., p. 77.
[73]
[74]
85.
86.
87.
[83] [84]
32. Véase el fascículo Las ambiciones de su iconografía tradicional,32 por ejemplo en el retrato que, por cier-
Napoleon iii, p. 9.
to, hecho con la misma técnica del papel texturado y esgrafiado se
33. José M. Vigil, México a través de los publicó en México a través de los siglos (obra monumental y de lujo,
siglos, vol. v, México-Barcelona, Ballescá
y Comp.a Editores, Espasa y Comp.a maquilada también en Barcelona, con una calidad distinta por estar
Editores, 1889, p. 75. Por lo visto, los
ámbitos editoriales de las urbes de finales dirigida a un público muy diferente)33 (ils. 85 y 86).
del siglo xix eran relativamente estrechos:
coincidentemente el retrato de Ocampo en
esta obra igualmente histórica, fotograbado
seguramente por la casa Thomàs (una de
las más importantes de Barcelona, y cuyo conclusión
crédito sí aparece en muchas otras láminas Lo que en última instancia se plasmó en las imágenes de la
del volumen), fue trazado también sobre el
“papel ton” o “papier procédé”; además, Biblioteca del Niño Mexicano fue el enlace entre proveedores extran-
una de las dos firmas que lleva es la de
Passos (José), un ilustrador activo en jeros de imagen de mayor envergadura y alcance internacional, y un
el medio catalán cuyo nombre aparece proveedor local independiente como era Posada, lo que les confirió
asimismo en las producciones de los
Maucci; por ejemplo, en Los trovadores una fisonomía especial, pues en ellas se entrecruzan de manera evi-
de México, impresa en 1898. Passos es,
por cierto, quien ejecutó la ornamentación dente formas distintas de trabajo: por un lado el versátil bagaje ico-
modernista que circunda la citada nográfico, dibujístico y tipográfico que les aportó el artista mexicano,
composición del taller del propio Furnells
en la ilustración 70 que acompaña y por otro, la transformación de todo ello en un producto de la nueva
a nuestro artículo.
ola de la imagen impresa con las nuevas técnicas de facturación in-
dustrial. La diversidad en las técnicas gráficas usadas en México, im-
portadas desde los centros de producción tecnológica de la imagen, y
la también ingente importación de materiales impresos provenientes
88.
[85] [86]
de esos mismos centros, o de ciudades como Barcelona, que, aun- 83. Hoja volante ¡5 de mayo! De 1862. mlc
que no fueron propiamente exportadoras de técnicas y tecnología 84. Portada cromolitográfica del fascículo
El cinco de mayo de 1862 y el sitio de
para las artes gráficas, asimilaron esos avances más rápidamente Puebla (Biblioteca del Niño Mexicano). mlc
que México y con más capital tuvieron la posibilidad de consolidar 85. Retrato de Melchor Ocampo en
México a través de los siglos, 1889.
una importante industria editorial que operó a nivel internacional,
86. Ilustración interior del fascículo
obligan a mirar la historia mundial de las artes gráficas, y a enten- Las ambiciones de Napoleon iii
(Biblioteca del Niño Mexicano). mlc
derla no como algo ajeno, sino como algo que permeó el ámbito
cultural mexicano y formó parte de su cotidianidad. Este enlace se
hace aún más evidente en producciones como la Biblioteca del Niño
Mexicano, que en su parte gráfica fue precisamente producto de la
confluencia entre entidades de producción de imagen de distinta na-
cionalidad y nivel.
Y si bien la industria de la imagen impresa puso en juego de-
terminadas estrategias para cubrir una demanda enorme, está claro
también que un ilustrador independiente como Posada, para poder
sobrevivir en el cambiante contexto de esa misma industria gráfi-
ca, fue capaz de adecuarse y ofrecer exactamente lo que esta nueva
industria le empezaba a demandar, y que fueron originales hechos
con características distintas al tipo de trabajo que antes había venido
desarrollando.
89.