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UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA

FACULTAD DE CIENCIAS ECONOMICAS


ESCUELA DE ADMINISTRACION Y CONTADURIA PUBLICA
MACROECONOMIA I

RESEÑA DE “ECONOMIA SIN CORBATA”


Autora: Geraldine Quintero1
Varoufakis, Y. (2015). Economía sin corbata. Bogotá: Planeta.
Yanis Varoufakis economista egresado de la Universidad Essex, trabajo desde 1986 como
profesor e investigador de la Universidad de Cambridge y fue ministro de finanzas de Grecia
en el gobierno de Alexis Tsipras. Varoufakis crea el libro “Economía sin corbata” con el fin
de analizar y explicar cuestiones y situaciones económicas, haciendo de estas un tema
cercano a la cotidianidad. El libro se compone de 8 capítulos en los cuales trata temas de
economía fundamentales, como lo son el dinero, la desigualdad la deuda y la riqueza.
En un primer momento el autor nos hace una introducción en cuanto a la historia de la
economía, como surge el superávit y como este ha influido en las sociedades y su desarrollo
a través del tiempo. Devolviéndose un poco al pasado Varoufakis menciona el origen del
superávit como fruto de la posibilidad del excedente agrícola, también como este ha
contribuido en la escritura, el estado, la burocracia, la tecnología y además en la aparición de
los conceptos de deuda y dinero. La generación de superávit se vio relacionada en la forma
en que los pueblos se desarrollaron y crearon su cultura, también en la manera en que este se
empezó a acumular, sin embargo, a medida que el superávit aumentaba, paralelamente
también lo hacía la desigualdad.
En el segundo capítulo el autor hace referencia al superávit y su importancia en el paso de
sociedades con mercado a sociedades de mercado; los factores de producción eran un bien
en las sociedades con mercado, es decir; no eran mercancías ni se podían comercializar, pero
con la transición del feudalismo a las economías de mercado y la aparente tendencia a
producir bienes con valor de cambio, produjo que al igual que una mercancía los factores de
producción adquirieran un precio, por lo que el entorno económico no tardó mucho en
comenzar a cambiar. La revolución industrial que inicio a mediados del siglo XVIII en Gran
Bretaña creo la gran contradicción “la coexistencia de una enorme riqueza con una enorme
desigualdad” (Varoufakis, 2015, p.67.). Además, la visible libertad que adquirieron los
siervos para ofrecer su trabajo a cambio de una remuneración, desencadenó una enorme
pobreza y un aumento de las desigualdades debido al cambio de las relaciones laborales.
Ya con las economías de mercado que Varoufakis llama “el triunfo de los valores de cambio”,
se empezó a usar la deuda como insumo inicial para los procesos productivos, convirtiéndola
en una parte esencial del proceso. El poder de los empresarios era dado por su riqueza, pero
para obtener riqueza era necesario un préstamo, el dinero era el medio, pero no el fin, sin

1
Estudiante de Contaduría Pública de la Universidad Nacional de Colombia. mgquinteroma@unal.edu.co
embargo, en esta nueva sociedad esclavizada por la deuda, el dinero es el fin en sí mismo y
el objetivo para así poder pagarla. Lo que antes era solidaridad y un acuerdo verbal entre las
partes, poco a poco se convirtió en un contrato en el cual el prestatario se hacía más rico.
Varoufakis hace referencia a los banqueros como los mayores prestatarios en una economía;
quienes actúan más o menos como intermediarios movilizando fondos hacia los empresarios,
también poseen la capacidad de traer valores de cambio del futuro; prestando un dinero que
aún no se ha generado, fruto de esto se crea una deuda con el futuro que se ve reflejado en
un desequilibrio, en cuyo caso la economía se equilibrará de nuevo cuando se salde aquella
deuda. Aun así, mientras se consiga dicho equilibrio los banqueros querrán seguir trayendo
valores de cambio del futuro, pero llegará un momento en el que la economía ya no podrá
liquidar sus deudas, y el mercado no se logrará equilibrar conduciendo así la economía a la
crisis.
El triunfo de los valores de cambio, sumado a la importancia de la deuda en las sociedades
de mercado y el dinero como el fin en sí mismo, originó una dependencia cada vez mayor
hacia la tecnología y la creación de máquinas que después impulsarían el crecimiento de la
producción. Sin embargo, el autor nos plantea una pregunta conveniente ¿en una economía
en la que predominan las máquinas, tiene sentido hablar del Valor de Cambio?, con la
tendencia de las empresas a mecanizar los procesos de producción lo que provoca es la
destrucción del beneficio; una sobreproducción sin ningún precio debido a una sociedad
incapaz de consumir todo lo que produce, como consecuencia las empresas disminuyen la
inversión y contratación desencadenando la crisis. Cuando llega la crisis ¿qué pasa? El estado
termina interviniendo, perdonando las deudas y reactivando la economía, comenzando de
nuevo, pero en una sociedad más pobre, más divida y menos habitable. Mientras las maquinas
sigan en las manos de los que tienen el poder y no en servicio de la humanidad, seguiremos
siendo esclavos de nuestros propios inventos (Varoufakis, 2015). Es ahí cuando el autor
asemeja la película “Matrix” como una radiografía del presente y explica porque las crisis
son inevitables.
En el sexto capítulo el autor habla acerca de dos mercados, el mercado del trabajo y del
dinero, cuya característica en común, es que dependen del grado de optimismo o expectativas
que se tenga en la economía; que los trabajadores quieran ofrecer su trabajo a un salario más
bajo suele representar una situación pesimista, una baja actividad económica, lo mismo
sucede en el mercado monetario, sensible al clima del mercado, los empresarios al percibir
que la tasa interés disminuyó, puede sacar la conclusión de que hay una recesión económica
y decidan invertir menos.
Desde la aparición de la posibilidad de generar superávit hasta las economías de mercado,
las sociedades han adaptado y transformado su manera de interactuar con el entorno. Esta
interacción ha traído consigo un crecimiento de la sociedad, no solo en términos de desarrollo
sino también en términos poblacionales y expansivos, sin embargo, esto se ha visto reflejado
en la naturaleza como una huella devastadora. La naturaleza al no poseer un valor de cambio
pierde total importancia en una economía de mercado, las actividades realizadas en este tipo
de economía se refuerzan en detrimento de las que producen solamente valores intangibles.
Varoufakis (2015) afirma que “Mientras progresamos, alimentamos inconscientemente la
semilla de la próxima crisis y, a la vez, pisoteamos el medio ambiente en el que vivimos,
envenenamos el agua que bebemos, contaminamos el aire que respiramos y desgastamos el
suelo sobre el que vivimos” (p.157).
Por último, si se habla del triunfo de los valores de cambio, también se debe hablar del dinero.
El cuál es el medio de cambio más utilizado actualmente, ya que este simplifica la manera en
que se hacen las transacciones, no obstante, el dinero que se conoce hoy en día es un dinero
político, porque coexiste con la producción y se denomina así puesto que el estado es el único
que puede regular la cantidad de dinero, evitar el estancamiento y la inflación.
A lo largo del texto el autor expone que la democracia es la mejor herramienta para guiar a
una sociedad, como lo hemos visto, en cuanto al medio ambiente, el trabajo humano y en
este último capítulo en cuanto a la gestión del dinero. Economía sin corbata es un libro que
incita a hablar sobre la evolución de lo que actualmente constituye la economía, hace énfasis
en las sociedades en las que vivimos que se caracterizan por ser economías de mercado;
economías cuya base se fundamenta en el intercambio, en la generación de superávit, en la
acumulación de riqueza y la desigualdad, es un texto que cuestiona la manera en la que la
teoría económica trata de explicar las cuestiones sociales.
A manera de conclusión, el libro nos evoca a pensar en la sociedad y la economía, a
plantearnos si el mercado con su “mano invisible” es capaz de garantizar el desarrollo y el
bienestar de la humanidad; a través de indicadores como el PIB es posible ver el crecimiento
de la producción pero no otros indicadores sociales como la educación de las personas o la
calidad del ambiente, (Acosta, 2011) manifiesta: “crecimiento económico no es sinónimo de
desarrollo” (p.3), el crecimiento es importante en una sociedad, sin embargo no se deberían
descuidar otros aspectos importantes para una sociedad y su desarrollo. Entonces, según el
autor, ¿es la democracia la única esperanza que tenemos con el fin de cambiar esta sociedad?,
observando las economías de mercado de manera objetiva, es evidente que poseen bastantes
fallas, Joseph Stiglitz (2012) expone que el sistema económico no funciona para la mayoría
de los ciudadanos, refiriéndose a la desigualdad, y que además el sistema político ha caído
en los intereses económicos. Esto muestra una clara relación entre economía y política, de
tal manera que el sistema político en lugar de ser una institución imparcial también ha
favorecido el beneficio de unos pocos, generando un deterioro de la confianza en la
democracia, y sin la democracia ¿cuál será el motor de una sociedad?
REFERENCIAS
Acosta, A. (2011). Solo imaginando otros mundos, se cambiará éste. Reflexiones sobre el
Buen Vivir. Vivir Bien: ¿Paradigma No Capitalista?, 189–208. Retrieved from
http://www.plataformabuenvivir.com/wp-
content/uploads/2012/07/AcostaReflexionesBuenVivir.pdf
Joseph Stiglitz. (2012). El precio de la desigualdad. Punto de Lectura.
https://doi.org/10.1017/CBO9781107415324.004
Varoufakis, Y. (2015). Eonomia sin corbarta. Bogotá: Planeta

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