Con el paso del tiempo y a medida que he ido comprendiendo un poco más del
Nuevo Testamento, me he dado cuenta de que la iglesia (y me refiero aquí a las
personas, la congregación, no al templo) se ha distanciado mucho del modelo de
vida descrito en esa parte de la Biblia. Es verdad que actualmente la iglesia a nivel
general, ha concentrado su vida alrededor de los edificios, entiéndase templos.
Considero que la iglesia al ser institucionalizada, en verdad ha frenado el
desarrollo de los cristianos en su individualidad (como es posible que esté
sucediendo en su grupo que se reúne masivamente). La liturgia (el orden del culto)
concentrada en unos pocos, puede caer en el ritualismo frio e indiferente. Es cierto
también, que el hecho de que no todos hayan sido designados para fungir como
líderes oficiales, en algunos casos, ha provocado abusos de poder. De hecho, en
estas últimas semanas he estado envuelto junto a otros de mis hermanos en el
esfuerzo de evitar que haya esta clase de abuso en mi ciudad y se tomen
decisiones arbitrarias por parte de un solo hombre, sin seguir los consejos que se
describen en la palabra de Dios. Esto lo digo a manera de ejemplo, para que vean
que no somos inmunes a los errores que se están cometiendo en el pueblo de
Dios, por tener una institucionalización en la iglesia.
Ahora, este esquema (masivo) tiene algunas ventajas. No es del todo malo. Sobre
todo me refiero al asunto de la enseñanza. No es que quiera concentrar el
ministerio de la enseñanza en unos pocos, sólo por "monopolizarlo". Es que deseo
aclarar que no todos los miembros de la iglesia poseen el don de enseñanza (1
Corintios 12;28-29. Efesios 4;11. Santiago 3;1). Permitir que cualquier miembro del
iglesia procure dar una enseñanza profunda al resto del cuerpo de Cristo, siempre
es un riesgo (2 Pedro 3;16). Y más aún, cuando la Biblia es hoy más difícil de
entender e interpretar de lo que lo fue en los tiempos apostólicos. Esto obviamente
porque los apóstoles escribieron a las congregaciones de su tiempo usando su
propio lenguaje, idioma, costumbres, idiosincrasia, etc. que son detalles muy
difíciles de comprender dos mil años después, desde el mundo occidental, ya que
el Nuevo Pacto se escribió en oriente hace veinte siglos. Para reducir el riesgo de
una enseñanza equivocada y por consecuencia fomentar en los cristianos
prácticas incorrectas (como sucedió alguna vez en sus grupos hogareños), es
necesario cierto entrenamiento previo. Disculpen el comentario. Pero he sido
testigo de algunas enseñanzas que han compartido públicamente algunos
miembros de la iglesia (incluso ministros entrenados), con un alto nivel de error.
En este sentido, incluso yo me pregunto en cuántos errores habré incurrido al
ejercitar este ministerio. Que Dios tenga paciencia y misericordia conmigo.
A donde quiero llevarlos es a lo siguiente: parece ser que ambos extremos son
malos. El extremo de que la iglesia sólo viva para las reuniones masivas y
también el extremo de que la iglesia se desempeñe en reuniones pequeñas
únicamente, pero sin ninguna clase de supervisión cuidadosa (Tito 1;5 y 1
Timoteo 1;3).
Su hermano en Cristo que espera haberles proporcionado por lo menos una tenue
luz, Enrique.