Muchas veces como docentes ponemos en nuestra fundamentación el querer formar
ciudadanos críticos, pero como hacerlo si el estado a través de su aparato ideológicos escuela perpetua la clase dominante. El docente tiene la obligación de cumplir, obedecer lo que un currículo le demanda. Preparando alumnos para el mundo del trabajo, para que elijan carreras superiores o mejores. Desde la formación de bancos el toque del timbre, no pararse sin autorización del docente, quedarse quieto, se los\as prepara para obedecer y no cuestionar y para una sociedad capitalista. El estado desde su política premia las carreras que ayudan al desarrollo del país. A través de sus pruebas estándares mide las capacidades y niveles de los docentes y alumnos. Esto se refuerza desde los hogares diciendo a los hijos\as que si no estudian no tendrán un futuro, no serán nada en la vida, que no encontrarán ningún trabajo, porque esta sociedad así lo demanda. Ante la paradoja de la práctica docente, surge la pregunta si es posible tener un poco de LIBERTAD en medio de la obligación docente. Tener que reproducir la clase dominante, preparar gente para el trabajo, y dar los contenidos que el currículo demanda ¿O no hay posibilidad absoluta de lograr dentro del aula la criticidad de los alumnos? ¿Será que cuando enseñamos siempre lo tenemos que hacer como se nos impone? ¿En esas horas de encierros de los alumnos, podremos darnos la libertad? Si existe un currículo que opera ocultamente, imponiendo la ideología de la clase dominante ¿no podría operar el pensamiento de criticidad? Claro que es posible. Los docentes necesitamos estar mejor preparados, para saber mediar entre la obligación y libertad. Dentro del aula los niños quedan a nuestro cargo, podemos cumplir con los contenidos que el currículo y estado demanda. Pero también podemos hacer un espacio al dialogo, podríamos optar por un espacio dentro de las tantas horas que se pierde tratando de organizar la clase. Podemos prepararlos con los contenidos que se nos demanda, pero también darles el espacio a pensar, opinar y cuestionar. Los docentes tendríamos que ser los primeros en ser críticos, para lograr la LIBERTAD. Por eso hace falta la preparación de los docentes en la filosofía de la educación por que como se dice “ella alienta la reflexión la crítica y el análisis”. El docente tiene que poder cuestionar aquello que se le impone. Pero para eso necesita tener un buen repertorio que solo le brinda la filosofía de la educación. De lo contrario sería un reproductor del estado de cosas. Siempre será posible la LIBERTAD, porque cuando hay alguien que impone también existe alguien que se resiste. La lucha de clase impedirá la realización de la reproducción. Ante lo desarrollado podemos decir que si es posible la libertad en medio de la obligación del docente. Solo basta con quererlo, prepararse y llevarlo a la práctica. Buscar las estrategias, no teniendo miedo al fracaso. Miremos a nuestro alrededor y observemos las distintas formas en que opera el currículo oculto y saquemos ventaja de eso.