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NACIÓN ZAPOTECA AÑO VIII No. 17 JULIO 2012 $20.

00

ARTÍCULOS
BAÚL DE LETRAS
CANCIONERO
GRÁFICOS
Editorial

04 Guidxizá: Voces de las Nubes


ARTÍCULO / Tonatiuh Castro Silva

05 El Traje de Tehuana: Su transformación y


representación en el arte.
Gubidxa Guerrero Gilda Becerra de la Cruz
DIRECTOR
Luis Manuel Amador
SUBDIRECTOR
09 Algunas palabras sobre ‘La Micaela’ y
‘La Martiniana’
Gubidxa Guerrero
Néstor Matus López
EDITOR 11 Bidaani quichi
BAÚL DE LETRAS / Iván Alberto Rivas Peralta
Arianna S. Martínez Cruz
ARTE Y DISEÑO 11 Nos nublamos
Sonia Prudente López
Consejo Editorial
Beatriz Cruz López 12 Entre mariposas y miserias
Guillermo Coutiño Aquino
Alfonso Carballo
Víctor Cata 13 Ca guendarabaxhii qui ñanda niguiidxe´
Nelson Guerra
Soid Pastrana / Ilustración de portada 13 Vine a buscarte a bordo de una escoba en llamas
Hugo Guerrero Fuentes
Guidxizá es una revista cultural, sin fines de lucro,
editada por el Comité Autonomista Zapoteca
“Che Gorio Melendre”. Se distribuye en las diferentes
14 Ni ná zuuti laa
Víctor Terán

15
poblaciones de la Patria Zapoteca y en las ciudades Lenta agonía
de México y Oaxaca. Impresa en Palma Norte 518, Omar Francisco Avelino
Desp. 204, Deleg. Cuauhtémoc, Distrito Federal,
‘Publimpresos Corporativos’.
Arianna Selene Martínez Cruz / Diseño
Tiraje: 1000 ejemplates numerados.
16 La memoria
Judith Santopietro
Comentarios y colaboraciones:
comitemelendre@hotmail.com 17 Mimich
Gregorio Guerrero
Tel. (044) 971 72 8 71 73
www.comitemelendre.org
www.facebook.com/comitemelendre
18 Angustia Azul
Ana Vianet Lagunes Rosado

Consejo Directivo del Comité Melendre


Gubidxa Guerrero Luis / Juchitán
Elvis Valdivieso López / Juchitán
19 Ícaro
Iván Tónchez Perea
Natalia Z. Cruz Guzmán / Ixtaltepec
Responsables
Comunicación: Arianna S. Martínez Cruz / Tehuantepec
20 El dispositivo
Román Roberto Vásquez Rendón
Finanzas: Rafael Pacheco Jiménez / San Blas Atempa
Logística: Juquila A. Ramos Muñoz / Juchitán
Seguridad: Cristian Tónchez Orozco / Mixtequilla
22 Los no gritos
Jorge Chevalier
Registro Fotográfico: Victoria Guzmán Cabrera / Ixtaltepec
TvMelendre: Ana Laura Palacios Cepeda / Juchitán
Biblioteca Digital de Historia Zapoteca: Beatriz Cruz López / Díaz Ordaz 23 Viento de ti
Óscar Zárate
Colectivo
Salomón Cruz López / Juchitán
Manuel López Esteva / Juchitán
Vicente Pineda Vicente / Juchitán
24 Ti ganda ganaxhiee lii
Ángeles L. Alonso

25
Bianni C. Matus Gómez / Juchitán
Geovanny Alonso Palomec / Ixtepec Ca binnizá
Néstor Matus López / Juchitán Enedino Jiménez
Beatriz Morales Ruiz / Juchitán

Red de Voluntarios en Apoyo al Comité Melendre


Tlalok Guerrero Luis Andrea Antonio Montaño
26 Tu nuzaabi´zaguixe
CANCIONERO / Eustaquio Jiménez Girón, Taquiu nigui
Guiee Niza López Castillo Alexis de la Cruz Tónchez

27 GRÁFICOS / José Luis Guzmán, Gilberto Buitimea, Manuel Cabrera,


Aurelia Guerra Martínez Maritza Elena Enríquez Licón
Helen Toledo Castillejos Liliana Fuentes Cervantes
María Martínez Jaimes Juan Carlos Gómez Rementería Gregorio Guerrero, Miguel Covarrubias, Diego Rivera, Lázaro
Maura Matus Ortega Marco Antonio Guerra López Ramírez, Azteca de Gyvés, Francisco Toledo, Arianna Martínez,
José Marconi Ruiz Gallegos Carlos Carballido Hernández Ricardo de la Cruz, Miguel Ángel Charis, Indefonso López,
Anabil Zárate Martínez Karla Guzmán Martínez
Andrés A. Sánchez Cruz Santiago Sarmiento, Pablo Pérez Martínez y Ángel Arrazola
Ilustración de Gregorio Guerrero en base a fotografía de Héctor García
editorial

¿
Por qué leer y recomendar Guidxizá?; ¿qué contiene esta publica-
ción que no contengan otras? No sólo fue elaborada en su totali-
dad por manos binnizá de distintas regiones de la Patria Zapoteca;
tampoco es una de las pocas voces de la cultura de nuestros pue-
blos, y se asume heredera y continuadora de grandes publicacio-
nes como Neza, Neza Cubi o Guchachi’ reza; Guidxizá, la revista,
es un esfuerzo persistente ajeno a las instancias gubernamentales; Guidxizá es
la materialización de esta voluntad perseverante que tiene nuestra etnia, yendo
más allá de donde los límites autoimpuestos lo fijan.
Pero Guidxizá nunca ha pretendido expresar el sentir exclusivo de nuestras
raíces. Ella se abre al mundo, para retroalimentarse. Por eso tal vez no peque
de espíritu provinciano en sus páginas, sino que camine con el propósito de
universalidad, sin dejar de ser lo que somos.
El francés no necesita negar su identidad para proyectarse al mundo, como
tampoco lo requiere el alemán o el ruso. ¿Por qué un zapoteca tendría que
negar su carga identitaria para ser uno más con los ciudadanos del orbe? Asu-
mirse binnizá no suma ni resta, únicamente define.
La decimoséptima edición de Guidxizá llega con un renovado Equipo Edi-
¿Por qué un zapoteca torial. Cuatro personas se integran al Proyecto: Luis Manuel Amador, poeta,
quien además de fungir como Subdirector, apoyará en la selección y revisión
tendría que negar su carga de textos literarios; Néstor Matus López, politólogo, que se encargará de todo
identitaria para ser uno más lo concerniente al proceso de producción, así como de la revisión de textos;
con los ciudadanos del orbe? Alfonso Carballo, poeta que tendrá la sección literaria de la revista en en-
comienda; y Víctor Cata, historiador y lingüista, quien se dará a la tarea de
Asumirse binnizá no suma seleccionar y revisar los textos en lengua zapoteca, así como de apoyar en la
ni resta, únicamente define. sección ‘Artículo’. Gubidxa Guerrero (Director), Arianna S. Martínez Cruz
(Arte y Diseño) y Beatriz Cruz (Consejo Editorial encargada de ‘Artículo’)
seguirán desempeñando las funciones habituales dentro de la publicación.
Tres Artículos integran este número, que están destinados a la reflexión, aná-
lisis y discusión, porque no todo está dicho. El Baúl de Letras contiene trabajos
de jóvenes escritores, así como de plumas experimentadas. Los textos en lengua
castellana como en idioma zapoteco se van alternando armoniosamente. El Can-
cionero nos comparte un entrañable tema de Eustaquio Jiménez Girón que, para
fortuna de todos, Macario Matus registró sonoramente, junto con las lágrimas del
compositor. Los Gráficos que ilustran estas páginas provienen de distintos lugares;
‘Grabadores Mixtecos’, colectivo de artistas de dicho grupo étnico, participa con
algunos trabajos; también lo hace un artista de la Tribu Yaqui, así como dos pinto-
res nahuas del Alto Balsas; además de los paisanos zapotecas que habitualmente
enriquecen estas páginas. Es preciso mencionar que los textos publicados en el
presente número resultaron seleccionados mediante la Convocatoria lanzada por
Guidxizá para hacer más participativo el Proyecto. Invitamos a los investigadores,
poetas, cuentistas y artistas gráficos a que sigan mandando sus trabajos.
Guidxizá está acercándose a la primera veintena; cosa nada sencilla. El Comité
Melendre no cejará en su intento de abrir alternativas sanas para el arte y la cultura;
para proyectar en la imaginación y en el papel aquél ideal que aspiramos poder
implementar en cada rincón de la Nación Zapoteca.
artículos

Guidxizá.
Voces de
las nubes* por Tonatiuh Castro Silva

[…] coyoris” - es decir, los traidores étnica. Pero, inclusive, refiriéndo-


La revista Guidxizá recoge di- entregados al mundo occidental -, nos a este concepto antropológico,
versas voces en la búsqueda de un la revista expone poesía, cuento, la utopía binnizá y el afán colec-
lenguaje particular. Con ánimo li- crónica y artículo, sin temor a la tivo superan lo que se identifica
terario, histórico, analítico, e in- aventura de la escritura creativa, con tal concepto, que define más
negablemente político, sus pági- arriesgándose a la edición bilin- bien una situación contemplativa
nas muestran las diversas formas güe y desafiando los parámetros y hasta cierto punto conformista
literarias. Cancionero, Baúl de estéticos editoriales; el proyecto de quienes integran a las culturas
letras, Gráficos, y sección de Ar- de Guidxizá se hace evidente y se diversas. Ante el torbellino glo-
tículos son espacios en los que se impone, ante la variedad de fuen- balizante, el Comité Melendre es
advierte la auténtica literatura ju- tes y diversidad en sus viñetas, una voz disidente, pero creativa y
venil de los pueblos originarios. adquiriendo verdaderamente un propositiva. Escucharla y tener-
Fuera del manto de las institucio- estilo propio y atractivo. la a través de Guidxizá en Sono-
nes que nuestros vecinos cahitas La publicación de Guidxizá es ra es reconfortante. Convidar al
denominarían “de yoris”, o de los una labor que rebasa la gestión unísono a los hermanos zapotecas
blancos o mestizos o, peor aún, técnica editorial. Más que una re- asentados en este lejano desierto,
asociaciones literarias “de toro- vista, es un medio de persistencia resulta necesario.

Ante el torbellino globalizante,


el Comité Melendre es una voz disidente,
pero creativa y propositiva”.
*
Fragmento del texto preparado para la presentación de la revista Guidxizá, en la Feria del Libro del Centro de Educación Artística (CEDART) “José
Eduardo Pierson”, de Hermosillo, Sonora, con motivo del 35o. aniversario de la institución. Noviembre de 2011.

04
artículos

Traje de Tehuana:
Su transformación y representación en el arte.
LA CONFORMACIÓN DE UNA IMAGEN SOCIAL ENTRE EL MITO Y LA REALIDAD

por Gilda Becerra de la Cruz

L
A mi a vestimenta de la mujer za- elementos constitutivos de ésta: el enredo,
poteca del Istmo, mejor co- el quechquémitl2 o bien, el huipil y algu-
abuela nocida hoy en día como ‘traje nos adornos como orejeras y collares. De
Isabel, con de tehuana’, se ha constituido esta manera, la vestimenta de este grupo
como un signo de identidad indígena en la época prehispánica era más
todo mi de la cultura zapoteca, aunque cabe se- sencilla que en la actualidad (aunque las
ñalar que también lo ha sido de la iden- mujeres nobles debieron llevar vestimenta
amor y tidad nacional, principalmente durante el más elaborada). Andrés Henestrosa3 men-
admiración. México Posrevolucionario, en el cual se ciona que las esculturas más viejas pre-
buscaban imágenes que sustentaran y re- sentan a la figura humana cubierta sólo en
forzaran el nacionalismo. la región pudenda con el maxtatl (masta-
El traje que continúan portando las mu- te) en el hombre y la faldilla en la mujer;
jeres zapotecas con orgullo, ha sido pro- y que al principio, las istmeñas llevaban
ducto de transformaciones a lo largo de la el torso desnudo, siendo hasta tiempo des-
historia, las cuales pueden apreciarse en pués que se utilizó el huipil (bidaani’) y la
diversas manifestaciones artísticas, desde enagua (bizuudi’).
la época prehispánica hasta la actualidad. Más adelante, con la conquista espa-
En este breve artículo, pretendo hacer un ñola se generaron muchos cambios en la
recorrido por dichas transformaciones, cen- sociedad, la organización política, la eco-
trándome en las representaciones del traje nomía y en general, en la vida cotidiana
de tehuana y en la imagen que se ha dado de los pueblos indígenas. Uno de los as-
de la mujer zapoteca a través de la pintura, pectos que también se transformaron fue
la fotografía y el cine de los Siglos XIX, XX la forma de vestir. En el Istmo de Tehuan-
e inicios del XXI, sosteniendo que el arte ha tepec, este cambio fue dándose paulatina-
contribuido a la conformación de una ima- mente, adquiriendo elementos de culturas
gen social de la tehuana o, mejor dicho, de extranjeras y fusionándolas con los de ori-
la mujer zapoteca del Istmo, la cual oscila gen mesoamericano.
entre el mito y la realidad. Sin embargo, el cambio en la vesti-
Las primeras representaciones de la menta, se acentuó cuando se crearon las
indumentaria de las zapotecas durante la vías del ferrocarril y hubo más afluen-
época prehispánica, las podemos encon- cia de mercancía extranjera e intercam-
trar en figuras de cerámica y en algunos bios comerciales. Así, la indumentaria se
códices1, en los que observamos como transformó hasta llegar al estado actual,
1
Si bien no contamos con códices zapotecas de la época prehispánica, en códices procedentes de regiones cercanas como el Fejérváry-Mayer, cuyo
lugar de origen es posiblemente una región que comprende el sur de Puebla y el noroeste de Oaxaca; o el Vindobonensis, proveniente de la mixte-
ca, podemos identificar los principales elementos de la indumentaria femenina de esa época. Cfr. Revista Arqueología Mexicana, Núm. 31, Edición

05
artículos TRAJE DE TEHUANA

conformando el traje de tehuana cultura zapoteca del istmo y reafir- líderes y protagonistas de su so-
tal como lo conocemos ahora, con mó el orgullo de sus habitantes por ciedad, en la que se apreciaba la
la introducción de elementos eu- pertenecer a ella. Cabe destacar continuidad de los valores y las
ropeos y orientales esencialmente. que los zapotecas no adquirieron raíces indígenas; cuestión que fue
De esta forma, encontramos que el por imposición esos elementos, de sumo interés para aquellos que
origen del bordado en el traje de te- sino que los relaboraron para inte- perseguían el afán nacionalista de
huana proviene del mantón de Ma- grarlos a su propia cultura. la época, consistente en dignificar
nila (capital de la antigua colonia Esto no sólo sucedió en el caso a los pueblos autóctonos.
española de Filipinas), el cual a su de la indumentaria, pero con res- En este contexto, la representa-
vez, tiene su antecedente en China. pecto a ésta se puede decir que ción de la tehuana respondió a las
La técnica de los bordados en seda aquellos elementos que se han siguientes razones: la construcción
fue retomada en Andalucía, donde adoptado, han contribuido al enri- de una imagen nacional, en la cual
se exaltó la de ella; la admiración
por la cultura zapoteca vista como
exótica; pero también, el registro
etnográfico y el interés por conocer
a la sociedad istmeña más allá de
los exotismos.
El primero en hacer una re-
presentación de la tehuana en
el campo del arte fue el italiano
Claudio Linatti, en el año de 1828
con una litografía que presenta a
la tehuana con el traje que usaba
antiguamente, el cual constaba de
un enredo y un huipil grande o de
cabeza hecho de gasa.
Luego, en 1859, Charles Brasseur
de Bourbourg en el campo de la li-
estas alegorías se cambiaron por quecimiento del traje típico, el cual teratura, la describe vestida fastuosa-
motivos florales, que son los que se convirtió en la segunda década mente: “un huipil verde agua, falda
influyeron directamente la elabora- del S. XX, en un ícono nacional. de colores y resonante holán, collar y
ción del traje de tehuana. Además De hecho, la mayoría de los artistas aretes de oro y perlas.”4
de ello, se introdujeron los holanes plásticos de la primera mitad del S. Posteriormente, Antonio Gar-
provenientes de Holanda (de ahí el XX, interpretaron en al menos una cía Cubas (1832-1912), publicó su
nombre), para darle mayor elegan- ocasión a la mujer istmeña. atlas La República Mexicana en
cia al traje. La imagen de exotismo que 1878, ilustrado con litografías de
En este sentido, se dio un fenó- despertaba la región en extranje- tipos populares en el que presenta
meno de transculturación, el cual ros y nacionales comenzó a crear al vestido tehuano de forma muy
consiste en el intercambio entre y difundir la idea de una cultura similar al plasmado por Linatti.
culturas, que conlleva a la crea- que existía en un espacio pareci- En el campo de la fotografía,
ción de nuevos hechos simbólicos. do al paraíso por su exuberante abundan las imágenes de istme-
Por lo tanto, se puede decir que la vegetación y sus hermosas muje- ñas que fueron tomadas con dife-
presencia extranjera enriqueció la res; las cuales, además, eran las rentes propósitos (etnológicos, ar-
especial: Códices prehispánicos y coloniales tempranos, México, Agosto 2009, p. 9. 2El quechquémitl es una prenda que se coloca sobre el torso;
está confeccionado con dos rectángulos de tela unidos. 3HENESTROSA, Andrés, “La Tehuana: Oro, Coral y Bambú”. 4BRASSEUR DE BOURBOURG
Apud HENESTROSA, A. op. cit., p. 23.

06
TRAJE DE TEHUANA
artículos
tísticos y de estudio fotográfico),
en las que pueden observarse las
distintas ópticas de los fotógrafos
así como las transformaciones del
traje en el tiempo. En este ámbi-
to, encontramos el trabajo de Fre-
derik Starr (1858-1933), director últimos de los cuarenta. Estos tra- las representaciones de la época en
del Departamento de Etnología de bajos dan cuenta de las transforma- otros campos del arte como la pin-
Chicago, quien reunió imágenes de ciones de la indumentaria istmeña. tura, enfatizando así el papel de la
individuos y grupos de las diferen- Ya en el siglo XX, principal- mujer tehuana como trabajadora y
tes etnias del sur de México; entre mente desde 1920, la tehuana se líder de la sociedad.
ellas, la zapoteca, con la pose fría y convirtió en uno de los temas pre- En el campo de la fotografía,
supuestamente objetiva que carac- dilectos de pintores y escultores de no podemos dejar de mencionar
terizó a la fotografía etnológica del México y el mundo. En la segunda a la fotógrafa mexicana Graciela
siglo XIX. Starr publicó en 1899 su década de dicho siglo, Saturnino Iturbide, quien estuvo durante los
obra: Indians of Southern Mexico: Herrán pintó su cuadro ‘La Tehua- años 1979-1989 trabajando en un
an Ethnographic Album. na’, en el que aparece vestida de proyecto que refleja su visión de la
El etnólogo Walter Scott, activo fiesta. También en los años 20, fue cultura zapoteca, específicamente,
en México de 1904 a 1920, tam- Diego Rivera quien la llevó al lien- de sus mujeres. El fruto de dicho
bién registró a las tehuanas pero de zo y a los muros, tras una visita a trabajo se publicó en el libro titula-
una forma más cálida y expresiva. Tehuantepec. Rivera utilizó la ima- do: Juchitán de las mujeres. En sus
Y por su parte, ‘Foto Estudio Jimé- gen de la tehuana como un símbolo fotografías, Iturbide nos presenta a
nez’, de Juchitán, ha dejado uno de de lo mexicano. Él viajó al istmo zapotecas fuertes, líderes, indepen-
los mejores registros de la indu- en 1922, por orden de Vasconcelos dientes, participando de sus fiestas,
mentaria local. Sus trabajos com- después de su regreso de Europa sus ritos, sus actividades cotidia-
prenden desde los primeros años y empezó a representarlas. A par- nas, ya sea en su traje de gala, en su
de la década de los treinta hasta los tir de ahí, más artistas también lo enagua y huipil de uso diario o in-
hicieron. Entre ellos, la fotógrafa cluso desnudas; imágenes de cuer-
italiana Tina Modotti, quien traba- po completo o fragmentos de ella
jó muy de cerca con los muralistas, que denotan rasgos, voces, ideas,
en especial con Rivera. sentires. No obstante, más allá de
En la serie de fotografías que proponer una imagen idealizada de
realizó Tina Modotti en 1929, al ellas, Iturbide nos revela un mun-
viajar al Istmo, nos presenta esce- do complejo y de gran riqueza, al
nas cotidianas, en las que mues- que añade un aire de poesía, lo cual
tra a mujeres que se ganan la vida sólo puede provenir de una com-
trabajando. En ellas vemos el am- prensión y complicidad con la cul-
biente pobre que de alguna mane- tura de la cual ha sido partícipe.
ra desmiente la exuberancia de la En el ámbito cinematográfico,
vida en el Istmo representada por la tehuana ha sido protagonista de
la mayoría de los artistas de ese películas como: ¡Qué viva México!
momento. En este sentido, su se- (Dir. Sergei Eisenstein, 1932); La
rie de Tehuanas la ubicamos en el zandunga (Dir. Fernando de Fuen-
marco de la cotidianidad más allá tes, 1937); Águila o sol (Dir. Ar-
del interés por su belleza o sensua- cady Boytler, 1937); Tizoc, Amor
lidad como se hizo en general en indio (Dir. Ismael Rodríguez,

07
artículos TRAJE DE TEHUANA

1957) y el documental Ramo de fuego / Blossom of fire (Dir.


Maureen Gosling, 2000).
En ¡Qué viva México!, en el episodio titulado “Sandunga”, se
recrean los preparativos de una boda en el Istmo de Tehuantepec,
proporcionando una imagen de la sociedad zapoteca que tiende
a la fantasía, en la que el hombre es un ser totalmente pasivo,
viviendo en una especie de paraíso terrenal; mientras que todo
lo contrario sucede en el documental Ramo de Fuego, en el que
es cuestionada la idea de una sociedad matriarcal; las cosas no se
dan por hecho, se entrevista a la gente de la comunidad, se asiste
al mercado, a las fiestas, se recurre a mujeres y hombres que de
viva voz comparten su forma de vivir en el Istmo de Tehuantepec.
Por otra parte, en películas como La zandunga o Tizoc, la inten-
ción es distinta, pues no se intenta retratar la vida de los zapotecas
del istmo, sino mostrar la belleza del traje de tehuana.

Miguel Covarrubias
Podemos concluir, entonces, que la imagen de la tehuana en
el arte oscila entre las que exaltan su figura, mostrándola en todo
su esplendor, su exotismo y la riqueza de su traje y su cultura,
y aquellas en las que se manifiesta un interés por reflejar otros
aspectos de la vida social de la mujer istmeña, como son el traba-
jo, las actividades cotidianas, pero también su forma de ser y su
actitud ante la vida.
Por lo tanto, si bien la representación de la tehuana correspon-
de en general, a la de una mujer valerosa, participativa y líder de “... la imagen de la
su comunidad, ya que desde tiempos remotos hasta la actualidad,
la mujer istmeña se ha distinguido por tener una participación tehuana en el arte
fundamental en la vida social y política de su pueblo, también es
verdad que esto ha impedido ver otros rasgos importantes de la oscila entre las que
realidad, como las dificultades que se viven día a día, los conflic-
tos sociales y el rol de los hombres en la sociedad zapoteca del
exaltan su figura,
istmo. De esta manera, el arte es una ventana más para ver y ad- mostrándola en todo
mirar a la mujer zapoteca, pero recordemos que para conocerla,
hay que mirarla de cerca, participar de su cultura, impregnarse de su esplendor,
ella, reconociendo el complejo entramado social en el que vive.
Por último, es preciso decir que en la cultura zapoteca del Ist- su exotismo y
mo, el atuendo de la mujer es un elemento fundamental de su
identidad, que refleja su poder y estatus social, en la manera en la riqueza de su traje
que ella misma lo porta con alegría y dignidad; cuya importancia
radica en que ha sobrevivido a pesar de los embates de la globali-
y su cultura...”
zación, y con él, las tradiciones, el canto de la lengua indígena y
la calidez de su memoria.

08
artículos

Algunas palabras
sobre ‘La Micaela’
por Gubidxa Guerrero y ‘La Martiniana’

E
l año pasado tuve el ho- más no por ello cayó en el olvido, hace pensar, más que en un plagio,
nor de presentar la re- pues viejos artistas recordaban la en una confusión.
vista Guidxizá (Nación melodía con la denominación ori- He escuchado a varios amigos
Zapoteca) en la Casa de ginal. Sin embargo, Henestrosa la criticar el “robo” del son, diciendo
la Cultura de Tehuantepec, recinto popularizó con una nueva denomi- que ‘La Martiniana’ no es de An-
edificado con autorización regia y nación y con versos de su autoría. drés Henestrosa. Cuidado, que no
eclesiástica en el Siglo XVI, pero ¿Es esto un plagio? Si éste se atri- se corregirá una confusión gene-
financiado por el entonces Cacique buyó la paternidad de la música, sí rando otra. Los famosos versos de
de Tehuantepec, Don Juan Cortés, lo sería; pero si sólo le compuso le- ‘La Martiniana’ son de la autoría
Cosijopi II. Menciono el hecho tra, aunque a muchos les pese de Ta Andrés, pero están es-
porque en la mesa de los presenta- reconocerlo, no sería así. critos sobre una melodía
dores se encontraba -además de los Los sones zapo- llamada ‘La Micaela’
poetas Alfonso Carballo y Santia- tecas del Istmo vi- que ya existía. ¿Es
go Ruiz Santos- el profesor Mario vieron un proceso este un caso ex-
Mecott Francisco, quien obsequió peculiar, ya que traordinario? No lo
al Comité Melendre una serie de en la mayoría de es. Muchos com-
ejemplares de la revista Guiengola los casos las letras positores se anima-
que dirigiera Carlos Iribarren Sie- se escribieron con ron a escribir versos
rra y un documento musical cuya posterioridad a las sobre antiguos sones,
introducción viene suscrita por este melodías. Siempre que tal como algunos lo si-
mismo personaje. el compositor de las letras guen haciendo.
El texto se llama «‘Micaela’ reconociera que la música no era El mismo Carlos Iribarren
sí, ‘Martiniana’ no», y tiene como suya, se estaría actuando debida- Sierra compuso varias canciones
principal propósito denunciar el mente. No obstante, el yerro de magníficas sobre la música de
cambio de nombre de un son que Andrés Henestrosa estuvo (conce- otros virtuosos, como Margarito
se volvió muy popular en la déca- diendo las afirmaciones que dicen M. Guzmán. Hoy en día, Antonio
da de los sesentas. El son referido esto) en no hacer la aclaración per- Santos Cisneros ha puesto letra a
se llama ‘La Micaela’, de autor tinente. Personalmente ignoro si él sones de antaño. Ambos son te-
anónimo, sobre el que el escritor alguna vez dijo que ‘La Martinia- huanos. Alguno tal vez diga que
zapoteca Andrés Henestrosa escri- na’ fuera suya en letra y música. ellos siempre han otorgado el cré-
biera unos versos con el título de En los discos y textos que he podi- dito correspondiente al composi-
‘La Martiniana’. do consultar, aparecen los créditos tor de la música. Pero las confu-
En su momento, la música de sólo en la letra, y para la música siones no se generan por dolo o
‘La Micaela’ dejó de escucharse, la frase: ‘son istmeño’. Lo que nos mala fe, sino por ignorancia. Por

09
artículos ALGUNAS PALABRAS SOBRE “LA MICAELA” Y “LA MARTINIANA”

eso es que muchos piensan que ‘El son de semilla de la confusión está sembrada.
los cocos’ es de Antonio Santos en letra y Y así podríamos citar más ejemplos,
De hecho, para música (no porque Ta Toño se la adjudi- como ‘Laureana’, versos escritos por Mau-
la música de que, sino porque ignoramos que había una rilio López Guerra, Múo Deeme, sobre la
melodía anterior). música original llamada ‘La Sanjuanera’,
ese son
Otros dirán: “pero a los viejos sones no dedicada a las mujeres de San Juan Gui-
tradicional se les debería cambiar de nombre”. Y con- chicovi. Además, sobre la misma música,
existen cuerdo con esa postura; pero desafortuna- el compositor ixtepecano Luis Martínez
cuatro damente sucede. Eustaquio Jiménez Girón Hinojosa escribió ‘La Vela San Juan’, can-
letras: compuso varias letras para antiguos sones, ción dedicada a El Espinal.
y siempre respetó el nombre original. Lo Reitero: la confusión nace de la ignoran-
la referida ‘Fan hizo, muy probablemente, para evitar con- cia, y para que no existan dichas confusio-
Bidxaa’, ‘La fundir a los escuchas. Pero otras personas nes, es deber de los compositores de versos
Ixhuateca’ (de no lo hicieron así. El mismo Carlos Iriba- hacer las aclaraciones pertinentes; y es obli-
Andrés rren Sierra escribió ‘Fan Bidxaa’, sobre gación de quienes amamos nuestra música,
Henestrosa), una melodía llamada ‘Guetabiade sidi’. De referir los créditos correspondientes, aun-
hecho, para la música de ese son tradicio- que nos cueste más trabajo. Así, si alguno
‘La Paisanita’ nal existen cuatro letras: la referida ‘Fan va a citar los versos de ‘La Martiniana’, tie-
(de Saúl Bidxaa’, ‘La Ixhuateca’ (de Andrés Henes- ne que escribir Letra: Andrés Henestrosa.
Martínez), y trosa), ‘La Paisanita’ (de Saúl Martínez), y Música: son tradicional istmeño llamado
‘Guetabiade ‘Guetabiade sidi’, (de Manuel Reyes Ca- ‘La Micaela’. ¿Y si lo que escucharemos
brera, Ta Rey Baxa). Vemos, pues, que el es sólo la música? Referir el título del son.
sidi’, (de
caso de ‘Micaela-Martiniana’ no es único. Para el ejemplo antedicho, debemos presen-
Manuel Re- ¿Otro ejemplo? En el siglo XIX nació tarla como ‘La Micaela’, pues no se cantará
yes Cabrera, un maravilloso son llamado ‘La Juchite- (quienes al presentar la pura música refirie-
Ta Rey Baxa). ca’, sobre el que Eustaquio Jiménez Gi- ran que tocarán ‘La Martiniana’, estarán en
Vemos, pues, rón, varias décadas después, escribió unos una equivocación; tal vez no movida por
versos con igual nombre (comienza: “Ju- dolo, pero equivocación al fin). Igualmente
que el caso de chiteca, luz plenilunar / tú deslumbras con para todos los demás sones.
‘Micaela- típico traje de seda / y encaje, que en poli- La intención del zapoteca universal
Martiniana’ no cromía / bordas con tu magistralidad”). No Carlos Iribarren Sierra, fue aclarar y evitar
es único. obstante, esa letra no alcanzó tanta popu- malos entendidos. Por eso en su dedicato-
laridad. Pero algunos años después, Jesús ria escribió: “A la niñez, a la juventud y al
Henestrosa, apodado Chu Yodo, escribió Pueblo Istmeño Zapoteca dedicamos esta
unos versos sobre el mismo son, al que publicación aclaratoria, que esperamos
denominó ‘Zo’pe huelu’. Esta canción se sirva de ejemplo a los futuros ciudadanos,
popularizó tanto, que hoy muchos juchite- para que sepan cuidar sus valores materia-
cos dicen cuando escuchan la tonada: “es les y espirituales y situar a los individuos
el Zo’pe huelu”, lo cual es inexacto, pues que traten de hollar sus campos”. No pode-
la música se llama ‘La Juchiteca’. Pero la mos más que seguir su ejemplo.

10
baúl de letras

Bidaani quichi Iván Alberto Rivas Peralta


Debajo de tus enaguas,
atraviesa un río blanco
con dulces flores y holanes
de tu tierra zapoteca.

En tu montes de mujer
se escurren flores y soles
que tus manos ofrendaron
a tu imagen sementera.

En cada vientre y sonrisa


que son oro y que son brisa,
late la esperanza fértil
de un nuevo hijo que espera.

Eres madre y eres tierra,


resplandor para tus hijos:
Lázaro Ramírez luz eterna y zapoteca.

Nos nublamos
y hasta la suerte de los enfermos Nos
nublamos
es mejor que la de los perdidos.

Para humedecernos,
cada vez que la respiración nos falte
Esa respiración que con la soledad Sonia Prudente López
Nos acapara como puta de cantina
entonces
Todo cae entre nuestras piernas.

Es mejor saber sentirnos mutilados,


que ese cansancio que nos llega
cuando el pecado nos sofoca
y vernos con belfos rotos,
bitácoras de sombras ronroneantes
con mucha canción nocturna
que me puertean.

11
baúl de letras

­—Mamá, mamá. A mi tío le dan miedo su convención cada año. Nunca llegaban cadiscos inservible, una mesa y libros.
esas mariposas gigantes —grita la niña a un acuerdo y nunca dejaron riquezas. Demasiada ropa vieja. Una grabadora
al ver cómo salgo huyendo del baño. ** en la que suena Billie Holiday.
En la infancia maté mariposas gigan- ­—Siento que moriré pronto. Y quiero Todavía hay ropa sin ropero, también
tes, en el baño y en el cuarto. Nadie se hacerlo cerca de la hielera, caer entre un ropero sin ropa.
daba cuenta, todos estaban en el comal los cartones de cerveza­­—le dije a la tía El baño lo compartimos con arañas,
preparando las tortillas para su venta. Por Socorro, quien entre los borrachos era cucarachas, hormigas y putas. Hay un
las noches, el ventilador era mi aliado. Yo mejor conocida como S.O.S. muro hecho de cartones de cerveza, ase-
espantaba las mariposas y el ventilador se ­—¡Estás pendejo!­­—gritó ella. mejando una obra de arte conceptual.
encargaba de mutilarlas. Continuó: ­—¿Ahora comprendes? Si es necesa-
Fue un sábado de canicas. La gran olla ­—Quién sabe en qué mil novecientos rio matar a esas mariposas, profetas de
de barro, llena de agua, lista para sumer- vas a morirte ­—dijo S.O.S. sin tener cono- la miseria, lo haré ­—le dije a S.O.S.
girme en ella. Abrí la puerta oxidada del cimiento del nuevo milenio. Sin saber que Le di un trago a mi cerveza, encendí
baño, observé detenidamente el interior. el día uno del año dos mil, muchos tontos un cigarro y me recosté sobre las pier-
Al mirar el foco, una enorme mariposa se quitaron la vida. Que en el dos mil doce nas de la anciana sabedora del tiempo a
negra posaba sobre la única luz que alum- otros más lo harán. Ojalá suceda. partir del sol.
braba los lugares más oscuros. Grité de Mientras discutíamos sobre mi ­—Hijo, la miseria también es profeta
miedo, le di con la toalla, con la chancla. muerte, sobre quién se moriría primero, de la riqueza del alma. Lo veras cuan-
No me di cuenta de quién abrió la vi venir por detrás de ella una gran ma- do mariposas multicolores invadan tu
puerta del baño, y me vio parado, en riposa. La dejé pasar a mi lado. cuarto­­—dijo la abuela.
shock. Hubo silencio. La pared del baño, ­—¿Recuerdas tu gran hazaña? Y juntos, en silencio, miramos aque-
carcomida, con más de cinco pinturas Cuando lograste matar a más de cincuen- lla chirimoya que diera frutos para noso-
sobrepuestas se hallaba manchada de ta de esas­­— dijo S.O.S. tros y murciélagos.
sangre. En el piso, en el techo, pedazos de ­—Y lo volvería a hacer. Putas
mariposa gigante. mariposas­­—le contesté.
­—No seas tonto hijo. Esa mariposa Mis razones eran fáciles de identificar:
anuncia dinero­­ —dijo mi abuela mien- Una cocina sin comal y sin techo,
tras me jalaba de las orejas. donde el sol quema la espalda de la
Así pasé gran periodo de mi infancia abuela. Un anafre con escaso carbón y
y adolescencia. Soportando mariposas gi- mucha lumbre. Una casa dejando ver su
gantes en el techo del cuarto, en el baño, esqueleto (del techo cuelga un ventila-
en la cocina; en el librero, en los trastes. dor viejo amenazando con caer). En el
La casa se había convertido en el lugar cuarto, donde dormíamos los cuatros
donde las mariposas gigantes realizaban hermanos y mi madre, sólo hay un to-
és
Gyv

Entre mariposas y
de
eca
Azt

miserias
GUILLERMO COUTIÑO AQUINO

12
baúl de letras

Ca guendaranaxhii qui ñanda niguiidxe’ Amores fallidos


NELSON GUERRA

Sica rireeguite berendxinga lade guixhi’ Cual grillo silvestre inquietante


rireeguitelu’ ndaani’ xigaique’. revolotean tus recuerdos en mi mente.
Sica gu’xhu’’ lú dé Como humo en la brasa
bireeyandelu’ ndaani’ lidxe’. te escapaste de mi alma.
Biniti lua’ lii… Te extraviaron mis ojos…

-Guse’ xti bieque (gucahuate’)- -Me volví a dormir (me apendejé) -

Vine a buscarte a
bordo de una escoba
en llamas
HUGO GUERRERO FUENTES
Abro la puerta con precisión hermética
La oquedad del cuarto esconde las mariposas negras que venían tras de mí.

Tu cuerpo: una palabra sobria de una sílaba.

Me ensalivé las manos y me adherí a ti como una rana venenosa


sujeto a tu tórax mientras tus piernas se desaguaban y emanaban un olor a
sábila tierna.

Las paredes del cuarto cayeron


y dejaron ver la madrugada que tejió un camino largo e intermitente para ti.

Huiste
y nadie te vio salir con el pecado bajo la lengua y escurriendo por tus
piernas
humedeciendo el camino
dejándome olerte hasta la última entraña.

13
baúl de letras
Ni ná zuuti laa /
El que amenazaba con suicidarse
Víctor Terán
―Zuute’ naa mbale ―ná tobi―, ma qui zanda cuezaniá’ xhe-
ela’. Nitiicasi gabe laa la? nisi ná ma nanna ní, ne pa gune’ xiixa
la? laa ná laaca zanda guni ní. Guirá’ ni gabe’ laa, laa riguinñeyú
naa. Zuute’ naa mbale, zuute’ naa.
―Co’ mbale, co’. Zanda guidxela ti xiixa ni gúnilu’ ne laabe
qui zanda gúnibe. Biaa, chi tidxe’ lii tobi, ne ni chetidxe’ lii ri’
qui ziuu dxi gúnibe ní, ne ndí’ huaxa zaguinñelu’ laabe. Gudxi
laabe quite’ nebe lii tu laa jmá zitu guinesa, tu laa jmá zitu
gundaa nisa xquíxhi’ xtí’. Ne ndi’ zaguinñu’ laabe.
Huandí’, casi biuu ra lidxi gulidxi xheela’ ne ná rabi gunaa que:
―Xiñee qui quítenu tu laa jmá zitu rinesa, tu quiba’ la?
laa nga guisaca xtiidxa’ ndaani’ yoo ri’. Tu guniti la? zuna gui-
rá’ ni gabi xheela’ laa.
―Zaguítenu ―ná gunaa que―, huádxihua’, ne ma laani ndi
xa, guleza gucaa ti duuba’ rarí’, ne guiruti’ tidi’ lu duuba’ cá.
Zuzulú lu’ la? o zuzulua’.
―Naa ―ná xa nguiiu. Naa guzulua’.
Ne casi zé’ gucala’dxi’ nuguu ná’ xquie ti ninesa jmá zitu.
―Co ―ná gunaa que―, cadi zacá di’, guiruti’ cu’ ná’ xcua-
ana’. Zacasi, gulee nálu’.
Cha, cha, gunesa xa nguiiu deche ñee.
―Yanna ma naa ―ná xa gunaa―, ne chi gacaneá’ huii-
ne’ lii, biaa, chigudxiee’ deche’.
Bidxii deche ca gunaa que, biquiichi’ ñee ne gundisa’
xa’na’, bia’ rí’ bia’ rica’ guluu bí nisa xquixhi’ xtí’
Laaca bidiiñé xhuncu rigola, ruyadxí la’na’ xheela’,
zuguaa chonga raqué.

Traducción del autor

―Me voy a suicidar, compadre ―se quejó un tipo―, ya no aguanto a mi mujer. A todo lo que le digo que sé, ella siempre con-
testa que también lo sabe; y si hago algo, ella me dice que lo hice mal y que ella lo sabe hacer mucho mejor. En nada le gano,
siempre salgo perdiendo. Por eso me voy a matar compadre, me voy a suicidar.
―No, compadre, en alguna cosa le has de aventajar. Mira, la vas a retar en esto que te voy a decir y verás que tú vas a salir
triunfante; aprovecha para apostarle algo grande, definitivo, que tú le vas a ganar. Dile que compita contigo en ver quién expele
su orina más lejos.
En cuanto el hombre llegó a su casa, lanzó la apuesta, que fue inmediatamente aceptada por su mujer.
―Vamos a ver si también en esto me ganas, pero esta apuesta debe valer la pena, te propongo que quien gane, será quien
gobierne la casa a partir de hoy.
―Acepto ―dijo su esposa―, permíteme nada más trazar una línea, la que nadie debe rebasar. ¿Comienzas o comienzo?
―Yo comienzo ―respondió el hombre.
Inmediatamente se abrió la bragueta y quiso tomar con la mano su miembro para lanzar su orina lo más lejos posible.
―¡Momento ―gritó la mujer―, sin meter las manos! Que la competencia sea limpia, quita tu mano.
El hombre no tuvo más remedio que orinar sin ayuda, y desde luego, se vació en el dorso de sus pies.
―Ahora me toca a mí ―dijo su esposa―, y para que veas que soy buena, te voy a dar una ventaja, voy a competir de espalda.
Sobre la raya, la mujer se colocó de espaldas, apretó las piernas, levantó las nalgas y cien hilillos de agua salieron despedidos
a cuatro metros de distancia.
Aquel pobre hombre, miraba amargamente su derrota, y con los ojos, quería devorar a aquella mujer que siempre le humillaba.

14
baúl de letras

Lenta agonía Omar Francisco Avelino

Proverbios 14:13 “Aun en la risa


el corazón puede estar con dolor”

Nota: Un coágulo de palabras no permiten el fin de este poema.


El final sería una hemorragia de versos.
La muerte misma del poeta…

Atardece Ausentarte recitándole a la sorda lejanía


y no aparecen tus enjambres me provoca una hemorragia Al recordarte mis vértebras se arrugan,
Atardece Escurren mis memorias hipotérmico
y es más breve la llovizna coágulos del tiempo y no me habitas
Es la hora de amarnos prolongándose varias noches para entibiar mis bronquios.
meloso itinerario de poema y abundantes días La textura de la tristeza
Es la hora del zumbido me la sé en todas sus formas,
colmena de metáforas Mortal vértice perversa
de apaciguar la taquicardia donde los pájaros fallecen descalza
y mojarnos las lenguas y el conversar de nidos vacíos indomable
permanecen huérfana
Exquisito es el instante devastando locamente mi cabeza zarrapastrosa.
de sentirte cerca Quizás el reloj se descompuso
como la humedad del aire Quizás… Lamento estar lejos
barruntando el aguacero Montón de manecillas oxidadas de donde comes hierba de monte
La calle se ve obsoleta bebes agua de río
La tarde Todo está empolvado y fotografías los vicios de la sierra
es demasiadamente inconfundible No has de volver jamás Donde una fogata te alumbra
Las sombras nocturnas te cantan los insectos del maíz
se han desvestido Te pienso consternado y falenas tapizan tu esqueleto,
y las del instinto matutino en mi último texto que escribí lo sé mujer mía
ya se alumbran un cinco de noviembre del año anterior: también te enmohece y te enferma
estar lejos de mis fanales.
¿Hacia dónde lambisquean tus inciensos? Estás lejos de mi tregua tertuliana
Mi respiración se ha fastidiado coito de voz Por eso
Olorosa evocación letras te agradezco el amarnos siempre
en el precipicio de mi llanto y palabras en el vértigo del universo.
Inhalo tus vestigios separados estamos por líneas rectas Aunque el intruso horario
y encuentro insípida tu esencia cóncavas y convexas, siga siendo un crucigrama
circunferencia del lenguaje con segundos y minutos verticales…

15
baúl de letras

Para los guerreros milenarios,


para los pueblos de Oaxaca.
JUDITH SANTOPIETRO La memoria I la del niño con su panza serpenteante de moscas,

Era de noche por las orillas del viento, la del viejo con su espalda quebrada,
cada paso de sombra
se arremolinaba en el junco, la de áridos maíces en cada surco de la tierra.
cada palabra seca guardaba su silencio
en una jícara, II
hacía oscuridad entre los pies.
En la plaza hay un tumulto
Aquellas aves palparon su mirada una a una de máscaras antiguas
con el entrecejo adusto colgando de su frente, que se mecen por los resquicios del tiempo:
para que sus ojos en las esquinas
(luz donde el llanto no cabe) se levanta la palabra junto a los muros de ladrillo seco
se hundieran en el pensamiento herido. para colarse en la puerta de las chozas
y despertar
Anoche cayeron los siglos tras del vapuleo hondo.
como una granizada de plomo que acecha la tarde;
tocaron cada puerta de las calles; Nidos en medio del cuerpo anegan sus vapores sordos
abrían la memoria que duerme en una cama, en la boca,
mal graznido de garganta quebrada,
en la garganta del anciano alarido crudo entre las llamas de un horno
que deshila nuestros cuerpos:
atada en el tronco todo trabazón de terquedad
mientras las aves rondan los huesos tendidos por la noche.
en la raíz terca del enfado.
III
La que por el camino anega
leyendas de humo En el caudal del río,
entibiadas en la dura lumbre del fogón, las piernas se hunden con los guijarros de silencio;
la que nos despertará con la palabra inquieta miradas entre la neblina ciega de los árboles;
para decirnos que a la calle han vuelto, profundos labios de piedra anidan el musgo
que las aves siguen merodeando la plazuela y beben de la boca de los peces
y no se casan, un poco de sangre para no morir
y no olvidan. en la curva de un reloj petrificado.

Pero esta mañana Busco los pasos de nuestra muerte


todo es veredas anchas por donde correr, entre la polvareda,
gritos que alcanzan cada trasto de miseria pero hallo los huesos de un pueblo antiguo
en el borde de una mesa. que aún no duerme.

Ojos de la gente IV
urdimbre de la memoria Se han ido a la montaña
que teje con sus voces altas (como guerreros)
los siglos de barro entre sus lenguas. para enterrar la memoria de un pueblo milenario.
Han caído,
Esas aves cargan la historia en sus garras: con gotas de sol y sangre.

16
baúl de letras

Gregorio Guerrero

Mimich era un joven que tenía cara y alma de jones, armadillos, coyotes, venados y hasta
niño. Todos los días caminaba de su casa al tigrillos. Sitlalkueyo, la Vía Láctea, se encar-
taller de alfarería de su tío ‘El Camello’. gó de iluminar el espacio hasta el amanecer.
Cuentan que cuando se casó ‘La Güera’, Mimich jugó mucho; tanto, que se quedó dor-
Mariana, lo vieron en la fiesta. Había muchos mido y ya no despertó.
niños que corrían y gritaban de alegría, pues Quien tenga cara y alma de niño, como
un gran pastel se encontraba sobre la mesa. Mimich, tendrá la fortuna de jugar en el lu-
Se dice también que entre los pequeños que gar del Dios de la Lluvia y quedarse allí para
jugaban estaban unos chanekes. siempre.
Al terminar la fiesta, que fue de madru-
gada, los chanekes lo invitaron a su casa
para seguir jugando. Y Mimich se
fue con ellos. Caminaron por la
rivera del río. Del cielo caían
luceros que alumbraban el
camino, hasta llegar al lugar
donde aquéllos viven.
Mimich y sus amigos ju-
garon con los animales que
habitan en el lugar llamado
Tlalokan. Había conejos, te-

17
baúl de letras

Hierven raíces entre tus muslos partidos, mujer. Se desbordan


por el cauce turbio de mis yemas desgastadas. Desde tu himen
de arena. Por mi garganta áspera, untada del sabor
amarguísimo en tu vientre sumido por mi
sombra: incesante, desbordada. Coagulándose en la contracción
de la noche húmeda, acongojada. Despertándose…

Ar
ian
na
Ma
rtí
ne
z

18
baúl de letras

El sol ha deshecho tu alado vuelo.


Pareciera que su luz te envolvió en su
claridad
o simplemente que la rebeldía se
unió contigo.
¡Oh, joven! ¡Oh Ícaro!, hecho para el
laberinto estabas;
las sombras y sus ecos te eran ya
familiares.
Tu padre, artífice, el ingenioso Déda-
lo preparó el infausto vuelo,
mas no reparó en tu juventud ni en
los bellos y suaves destellos de la luz.
Tú, con oídos sordos y espíritu arro-
gante, codiciaste los dones de los
dioses.

Eso se paga caro.

Dédalo llora tu muerte y añora la


rocosa isla y los altos muros,
y acaso también al oculto habitante.
Y, también se precipita en el insonda-
ble abismo.

Ricardo de la Cruz
Iván Tónchez Perea

19
baúl de letras

El dis
posi
tivo
Román Roberto Vásquez Rendón

Derramé la cerveza. Me levanté tranquilamente y caminé


hacia la puerta. Intentaba salir cuando el garrotero quiso
detenerme tocando mi hombro. Salí y dejé el zafarrancho
en que se había convertido aquella cantina de mediana-
mente mala muerte. La música era, en definitiva, agradable
y el sonido agudo de la marimba exigía que permaneciese
ahí durante más tiempo, pero para mi desgracia, tenía que
presentarme temprano por la mañana.
No puedo negar que estoy preocupado. No pienso
que presentar algo como eso sea sensato, sin embargo,
es imperativo que lo haga. Me ha llevado toda la vida. Y
este pueblo terroso en la cintura de México parece agra-
dable. La música es buena, las mujeres, hermosas prin-
cesas vestidas de flores. La comida permite el desarro-
llo desproporcionado de mis huéspedes habituales y la
cerveza siempre está helada, perfectamente en contraste
con el infierno del ambiente.
Soy ingeniero de profesión y biólogo por razones que
escapan a los acontecimientos que provocan estudiar una
carrera ingenieril. Es decir, en cuanto tuve dinero suficiente
me retiré a un laboratorio a trabajar sobre reacciones quí-
micas a nivel celular y en cuanto pude monté un modesto
laboratorio personal. ¿Por qué en México? Bueno, la co-
mida es maravillosa y el clima agradable. No es adecua-
do para el desarrollo de cultivos celulares, pero perfecto
para el desarrollo de cultivos de otros seres microscópi-
cos. Debido a mis conocimientos en ingeniería jamás tuve
problemas para la reparación y desarrollo de hardware y,

20
baúl de letras
bueno, es fundamental contar con las máquinas necesarias para confirmar
una teoría. Así fue como comencé a mezclar la física y la biología; en parte
porque me interesaba y también porque cuento con una fotografía de Tesla
que me observa con ojos inquisitivos cada vez que intento sentarme a pensar
un poco. Tengo por seguro que si ese hombre viviese aún, la humanidad sería
completamente diferente. Supongo que por esa razón la muerte se encargó
de mostrarle la verdad mucho antes que se diese cuenta que la energía puede
ser eterna. Por eso ese objeto resulta la mar de importante y ahora me doy
cuenta perfectamente de ello. No es precisamente lo que buscaba, pero eso
es lo que obtuve y ahora tengo que arriesgar el maldito trasero protegién-
dolo. Años de trabajo para vivir tranquilamente la vejez y obtengo esto, una
persecución sin sentido práctico.
Durante años me dediqué a desarrollar esa cosa. Ahora mi vida corre
riesgo. Pero ¿cuándo no ha sido así? Podemos morirnos cualquier día por
las razones más inverosímiles, me refiero, ahogados en caldos de pollo o
atropellados o por excederse con el amor propio. Morir es lo más sencillo y
sorpresivo del mundo. Llevo años estudiando el efecto del magnetismo sobre
los organelos de la célula humana y he descubierto algo fascinante. La célula
responde al magnetismo de nuestro hermoso planeta. Esa no es razón sufi-
ciente para que mi vida corra peligro, lo comprendo completamente. El caso
está en el aparato que he diseñado. Resultan extremadamente interesantes
los efectos que causa en quien lo usa. Después de muchas pruebas observé
que se puede sobrecargar el cuerpo de energía magnética. Claro que toda
esa energía debe provenir de algún lado, y como existe una fuente de ener-
gía masiva intenté utilizarla. Para eso diseñé el dispositivo. Su función radica
en utilizar la energía magnética de la tierra para sobrecargar las células del
cuerpo. Esto impediría los efectos que provoca sobre dicho sistema. Las cé-
lulas funcionarían como una batería mientras existiese la fuente de energía.
Después de hacer mediciones durante décadas, determiné que la energía
geomagnética podría resentir los efectos de utilizarla si se hiciese de forma
masiva, me refiero a mil millones de dispositivos. El dilema moral radica en
que el campo magnético de la Tierra impide que nuestro adorado astro per-
sonal consuma todo lo viviente sobre su superficie; claro, sin contar que si no
existiese o disminuyera un poco, toda el agua de los mares se evaporaría,
convirtiendo el planeta azul en una hermosa caldera del infierno.
¿Debo dar detalles sobre ello? ¿Cómo construirlo? ¿Cuánto cuesta? Quizá
sí; de hecho no es lo complicado que se podría pensar. Trabajar con el magne-
tismo es lo más cómodo y fascinante del universo, pero me reservo el derecho
de callar. Esas semanas fueron una maldita tortura. Si no me encontrara en
esta hermosa villa tercermundista entre las garnachas y los perros famélicos,
ya estaría perfectamente loco. Y bueno, a grandes rasgos el objeto parece un
brazalete y su uso podría considerarse en masa, si ello llegara al mercado.
Un chino o un norteamericano podrían fácilmente producirlo a gran escala.
No. No podemos jugar al escondite con la Dama de Blanco. Así que por
eso lancé al carajo, precisamente desde “el chaparro”, el trabajo de mi vida, y
me encaminé a la vinatería más cercana. Compré suficiente licor para embria-
gar a una docena de pescadores y fui a la casa. Fue lo más cercano a sentirme
útil que he hecho, pero impedir el envejecimiento a costa de que muera el
planeta es la peor arma que puede diseñar un maldito demente.
Gilberto Buitimea

21
baúl de letras

Los no gritos
Jorge Chevalier

Aquí estamos
nosotros
dentro de este universo
imaginado por ellos
Aquí estamos
nosotros
inconscientes
de otros mundos
de otras vidas


aquí estamos
a pesar de que adelante
se abren grietas
estas vendas sobre nuestros ojos
nos filtran todo

Aquí estamos
nosotros
percibiendo este cosmos
a través de los sonidos
a través de las imágenes
que ellos seleccionan
y nos transmiten
por esos artefactos

Aquí estamos Aquí estamos


nosotros y pese a todo esto
donde leemos algunos pocos logran ver...
casi exclusivamente y a esos, les vendan la boca
lo que ellos compendian
pues Mientras tanto
desde tiempos remotos nosotros
por dudosos incendios gritamos hacia adentro...
y otras catástrofes

por temor a que


se han ido perdiendo
en gran parte
los escritos de los nuestros nos escuchen

22
baúl de letras

Viento de ti...
Oscar Zárate

El viento habla de ti
y tú no me regalas un recuerdo,
ese viento que no duerme,
que no se detiene cuando
el sol ya no está.

Viento que rodea mis ganas,


que menciona tu nombre
y me oculta tus labios,
que toma mi mano
y la suelta de repente.

Viento cómplice de ti,


frío como la distancia,
soberbio de tu caricia
que no tengo…
ez
Lóp
nso
efo
Ind

23
baúl de letras

Ti ganda ganaxhiee lii zazou’ neza ni ma’ guzacabe


zanaxhiiu lidxilu’, bandaga, yaga sica ti manihuiini’ ni
rapa dxiichi’ lidxi
Ti ganda ganaxhiee’ lii
zacalu’ diidxa’ ne zapapalu’ sti neza
zacalu’ bidxaa, ti gapa dxiichilu’ naa. Ti gutuubalu’
naa cue’lu’
zacalu benda zidi, qui ziuudxi guibani lun isa ni rindani lu dani
susaanalu’ ipapa ca dxiibilu’ ne bi yooxho’ ne zacalu’ ti
berendxinga que pe’ rusaana binni gasi’ xpacaanda’
Zeu’ ndaani’ ti xiga ró’ guendaruxhixhi stinne’ ora
guiasalu’ siado’ ro’ guie’
ne zacalu’ cuananaxhi ni deru’ bichugucabe ni ricá
ridxi luguiaa
Zacalu’ layu sti’ gubidxa Ne gucaachicabe naa ora
ma’ gate’
Santiago Sarmiento

Para poderte amar,


Ti ganda ganaxhiee lii

desandarás caminos solitarios,


amarás tu casa de árbol como pájaro que protege su frágil
Para poderte amar

nido.
Para poderte amar,
te volverás palabra, volarás otros mundos,
te volverás nahual para convertirte en mi protector
y te unirás a mí como escudo,
te volverás pez de mar salado que nunca más podrá vivir
en manantial
que emana del cerro,
Ángeles López Alonso

dejarás volar tus miedos con el ventarrón y te volverás un


insistente grillo que
perturbará los sueños más profundos,
Beberás en jícara mi sonrisa misteriosa cuando te levantes
al amanecer,
serás la fruta de temporada cortada a tiempo que se
vende fresca en el bullicioso
mercado,
y te volverás tierra de sol para convertirte en polvo que cu-
bra mi sepultura.

24
baúl de letras

Binnizá laadu.
Binni nadxii xquenda.
Ca binnizá yooxho’ Gula’sa’ biree laca’
gunaxhiica’ gubidxa, bisiá ne beedxe’.
Gubidxa bizaani’ guirá’ neza guzaca’
ne bizaani’ dxiiña’ risaca bi’nica’.
Bisiá bisiidí’ laaca’ guichézaca’ lu bi,
guiásaca nandí’, chu’ca ra jma naso guibá’.
Guendanadxiibalú ne guendarucaalú nadipa’
beedxe’ biluí’ ni laaca’ ne biaananeca’ ni.
Ca manihuiini’ ripapa neza rihuinni guibá’
zaqueca biduunaxhiica’.

Ne xinaxhi riale lu guie’, ca rigola que,


saa dunabé sicarú gulá’quica’, biindaca’ ne biyaaca’
lu bi, lu za, lu bacaanda’ ya’ni’ xtica’.

Ca binnizá* /
Zaqué nga guyá’ guendalisaa cá lu xpia’
ca binnizá nuu yanna,
ca binni nadxii xquenda.

Somos el pueblo zapoteca: Los zapotecas


los hombres y las mujeres que aman el prodigio de su origen.
Los zapotecas antiguos se llamaron Gula’sa’, Enedino Jiménez
entre sus dioses cuentan el sol, el águila y el tigre.
El sol iluminó el camino de nuestros abuelos,
alumbró la obra majestuosa de sus manos.
El águila les enseñó a roturar la violencia del aire,
elevarse, subir lo más alto del cielo.
La temeridad y el combate aguerridos
les fue enseñado por el tigre y se apropiaron de tales dones.
Las aves que surcan el cielo
también fueron amadas.

Aquellos abuelos, con el aliento de las flores


arreglaron sinfonías, elevaron su canto y su danza
sobre el viento y las nubes y el esplendor del sueño.
José Luis Guzmán

Así nació la hermandad que registra la costumbre


de los zapotecas vivos,
los herederos que aman el prodigio de su origen.

Tomado del libro póstumo: Ti guchachi’ cuxooñe guidxilayú. Una iguana recorre el mundo. Poemas de Enedino Jiménez para Francisco Toledo.
*

Oaxaca, IEEPO, Gobierno del Estado de Oaxaca. 2004

25
cancionero

Tu nuzaabi´zaguixe
Eustaquio Jiménez Girón, taquiu nigui

Nou’ ma’ birá biluxe


ti que ñeguya lii dxi nexhelu’ huaralú
que ñanadiá’ , pa bia’ que ti’ nga zeedu’
nibidxi Diuxhi lii ma’ nigaachilu’ ñana’
tu lu nga ñaa,
lii nanu’ ndaani’ li’dxu’ nuu tu nala’dxi naa
neca nudxiga’ ique napa xi ñuaa’
purti ma’ nanna’ pia’ pa ñeu’ nusaanu’ naa
xhianga ñate naná.

Yanna guyuu dxi la’, bisaana’ gu’tu’ naa


tu nuzaabi’ zaguixe, riuu guendarini’
gudá’ gubidxa xtine’, guda’ guzaanu’ neza zedide’
nagasidú’ naa ma’ nunite’ lii
ti naaba’ huiini’ si nidxiñalu’ ra ba’
necape’ ñabantaa,
pa ma’ que ñandarou’ paraa ñeguiaanda naa
dxi gusé’ ndaani’ nou’.

26
Pablo Pérez Martínez
Angel Arrazola
editorial

30

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