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Universidad de Buenos Aires

Maestría en Historia Económica y de las Políticas Económicas


Metodología Histórica
Profesor: Dr. Claudio Spieguel

Objeto de la historia

Lcda. Mónica Correa


Buenos Aires, mayo de 2018
Introducción

Una generalización socialmente aceptada podría ser definir la Historia como “el
conocimiento del pasado” en donde un sujeto, denominado historiador, ser
humano inmerso en su tiempo y lugar elabora un conocimiento, a través del
estudio de un hecho histórico concreto, delimitado por su tiempo y espacio.
Desde esta perspectiva, la subjetividad en la historia, más allá de tenerla en
cuenta al momento de investigar un tópico específico, resulta inevitable.
¿Es posible definir inequívocamente el objeto de la historia tomando en cuenta la
subjetividad? Probablemente no, pero en el camino, el investigador encontrará
fuentes que le permitirán estar más cerca de lo que comúnmente denominamos
“verdad”.
Desarrollo

Por naturaleza, el ser humano intenta encontrar una explicación a todo lo que
ocurre a su alrededor, sin embargo, la forma en que llega al conocimiento varía
según el sujeto que lo estudia o arroja resultados inesperados opuestos a las
hipótesis planteadas, bien lo decía Marc Bloc: “todo estudio de la actividad
humana amenaza el mismo error: confundir con una explicación”1.
Desde esa perspectiva, intentar explicar los acontecimientos que vive parece ser
un acto reflejo de los humanos, sin importar su contexto, entender su presente
parece ser una meta común. En este afán comprender el presente, el pasado tiene
un lugar fundamental, más aún por lo que no se sabe sobre él: “La incomprensión
del presente nace fatalmente de la ignorancia del pasado” 2.
En este mismo orden de ideas, Bloc establece que: “el conocimiento del pasado
es algo que está en constante progreso, que se transforma y se perfecciona sin
cesar”3. Si el conocimiento fuera fijo e inmóvil, sería completamente obsoleto,
anacrónico y no aportaría nada a la humanidad.
De una manera muy amena, Collingwood afirmó “toda la ciencia empieza con el
conocimiento de nuestra propia ignorancia”4 Así que, desde esta perspectiva, el
objeto de la historia sería descubrir aquello que no sabemos.

La historia como ciencia


Por esto, la historia es una ciencia, y un factor común encontrado es que la ciencia
se define, fundamentalmente, por tener un método y objeto de estudio; “una
ciencia no se define únicamente por su objeto. Sus límites pueden ser fijados
también por la naturaleza propia de sus métodos”5. Sobre esto, Bloc también
agregó: “Para elaborar una ciencia siempre se necesitarán dos cosas: una materia
y un hombre”6, es decir: un hecho humano en un contexto determinado.

1
Bloc, Marc. Introducción a la historia. (15%) Fondo de Cultura Económica (1949)
2
Bloc, Marc. Introducción a la historia. (20%) Fondo de Cultura Económica (1949)
3
Bloc, Marc. Introducción a la historia. (27%) Fondo de Cultura Económica (1949)
4
Collingwood, R.G. Idea de la historia. P. 19. Fondo de Cultura Económica. 1952
5
Bloc, Marc. Introducción a la historia. (22%) Fondo de Cultura Económica (1949)
6
Bloc, Marc. Introducción a la historia. (67%) Fondo de Cultura Económica (1949)
Sin embargo, la forma es que usamos estos métodos varía, y por eso un mismo
hecho puede llevar a conclusiones distintas, el historiador, inmerso en su tiempo y
espacio, ve desde otra perspectiva los hechos que intenta estudiar; la subjetividad
de su contexto le impide, en ocasiones, evaluar y establecer de manera objetiva
hipótesis concretas. “El historiador se halla en la imposibilidad absoluta de
comprobar por sí mismo los hechos que estudia”7.
Sobre esto Bloc decía: “La práctica de una ciencia que se limitara a comprobar
que todo lo que sucede siempre tal como se esperaba no serviría para gran cosa
ni sería divertida”8. En otras palabras, si en un hecho determinado ya sabemos lo
que va a pasar, ¿entonces para qué estudiarlo?
Para Collingwood, una consecuencia de la influencia del cristianismo en la historia
es que “el historiador cayó en la falacia de decir que podía predecir el futuro”9.
Para algunos, esta característica, para no decir “falacia”, sigue vigente. No solo se
le atribuye al historiador el poder de predecir el futuro, sino de imponer una visión
sobre un tiempo que no ha vivido y que no sabe si vivirá.

¿Cuál es el objeto de la historia?


El conocimiento es infinito, sin embargo, los límites del conocimiento que vamos
descubriendo varían según nuestro entorno y nuestro tiempo, de acuerdo a Ciro
Cardoso; “Es ocioso plantear la pregunta: ¿Es posible conocer? La cuestión
epistemológica legítima es: ¿en qué medida conocemos?, ¿en qué medida
podemos ampliar los límites de lo actualmente conocido? Todo ello, partiendo del
principio que el conocimiento científico no es infalible, ni pretende serlo”10
Todas las visiones de la historia tienen una posición sobre lo qué es el
conocimiento: “Para el marxismo, el conocimiento es una imagen subjetiva de la
realidad objetiva, un reflejo del mundo externo en las formas en las formas de
actividad y conciencia humanas”11 Por otra parte; “para el neopositivismo no son
posibles las verdades científicas en el sentido exacto del término, sino meros
7
Bloc, Marc. Introducción a la historia. (22%) Fondo de Cultura Económica (1949)
8
Bloc, Marc. Introducción a la historia. (56%) Fondo de Cultura Económica (1949)
9
Collingwood, R.G. Idea de la historia. P. 62. Fondo de Cultura Económica. 1952
10
Cardoso, Ciro. Introducción al trabajo de la investigación histórica: Conocimiento, método e historia. P.17. 5ta edición (2000)
11
Cardoso, Ciro. Introducción al trabajo de la investigación histórica: Conocimiento, método e historia. P.20. 5ta edición (2000)
«juicios generales»”12. Sin embargo, ¿cómo llega al conocimiento un ser humano
distante a estas posturas científicas?, ¿es posible para él llegar al conocimiento?
Al momento de plantear una teoría; “Decimos que una proposición es una
hipótesis científica, cuando además de ser verificable, posee un grado suficiente
de generalidad”13. No basta con percibirla a través de nuestros sentidos, también
debe ocurrir de la misma manera en circunstancias con contextos similares.
El objeto de la historia varía según el historiador y la hipótesis que se haya
planteado, es una respuesta a su contexto, su entorno, inquietudes y tiempo en el
que desenvuelve. Sobre este tema, para Cardoso, en la hipótesis planteada; “La
función instrumental de la teoría es importante: ella sirve no meramente para
organizar o establecer enunciados que sean verdaderos o falsos, sino para
proveer principios de indiferencia”14
Todos los pasos para llegar al conocimiento son necesarios; “El corazón del
método científico se halla justamente en la articulación de procedimientos teóricos
y empíricos, todos necesarios, en un conjunto único”15.

12
Cardoso, Ciro. Introducción al trabajo de la investigación histórica: Conocimiento, método e historia. P.37. 5ta edición (2000)
13
Cardoso, Ciro. Introducción al trabajo de la investigación histórica: Conocimiento, método e historia. P.55. 5ta edición (2000)
14
Cardoso, Ciro. Introducción al trabajo de la investigación histórica: Conocimiento, método e historia. P.56. 5ta edición (2000)
15
Cardoso, Ciro. Introducción al trabajo de la investigación histórica: Conocimiento, método e historia. P.61. 5ta edición (2000)
Conclusión

El objeto de la historia es completamente subjetivo; lo plantea y desarrolla el


investigador que lo diseña, sistematiza y evalúa sus resultados.
No cabe duda que para estudiar el objeto de la historia se necesita un método,
que permita elaborar teorías que se apliquen en distintas circunstancias, y así, el
historiador sería capaz de elaborar y producir un conocimiento que será usado y
enriquecido por generaciones futuras.
Mientras todo esto ocurre, los sistemas usados por la ciencia son perfectibles,
sujetos a dudas y revisiones.
Bibliografía

 Bloc, Marc. Introducción a la historia. (versión digital: Amazon Kindle)


Fondo de Cultura Económica (1949).
 Cardoso, Ciro. Introducción al trabajo de la investigación histórica:
Conocimiento, método e historia. Quinta edición. Año: 2000.
 Collingwood, R.G. Idea de la historia. Fondo de Cultura Económica. 1952

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