de Hugo Chávez
2008
Editorial Biblos
Buenos Aires
Capítulo IV
1
Hemos identificado todos los tramos en que hay referencias a lecturas, los hemos clasificado y
seleccionado aquellos más significativos para ilustrar los distintos aspectos considerados.
de la Independencia y la formación de los primeros Estados hispanoamericanos, matriz
vinculada con los grandes relatos de la Modernidad.
Señalaba entonces que esa matriz, generadora de discursividad y grilla interpretativa
de lo social se activa en este momento como respuesta a la necesidad del capitalismo de
desarrollar integraciones regionales, entre otras, el MERCOSUR. Estas integraciones
para alcanzar cierta estabilidad política y alguna solidaridad interna deben construir un
imaginario colectivo (Habermas, 2000). En América Latina lo fácilmente disponible es
la representación de una nación fragmentada cuya unidad debe ser recuperada. Chávez
apela con insistencia a esta memoria discursiva y busca construir un entramado ideológico
latinoamericanista que apoye un desarrollo regional autónomo. Al hacerlo se nutre de
imágenes, mitos, emblemas, representaciones del latinoamericanismo (Arpini, 2004)
construido históricamente desde distintas latitudes del continente –recordemos: Martí,
Ugarte, Haya de la Torre, Darcy Ribeiro, entre muchos otros- y se afirma, sobre todo, en
la continuidad entre el proceso de la Independencia cuya figura emblemática es Bolívar
–traicionado, desde su perspectiva, por las elites nativas- y el antiimperialismo actual al
que convoca tanto la democracia participativa (Gott, 2006) como el proclamado
socialismo del siglo XXI. Los escritos funcionan como nexo entre el pasado y el presente,
entre distintos lugares de enunciación, y como prueba de la incompletud de aquel proceso:
todo está ya dicho / escrito pero aún no se ha transformado la realidad, no se ha construido
la nación latinoamericana. Es la tarea que debe asumir esta generación. Para hacerlo –y
esto es lo que es necesario destacar- la lectura de los textos que conforman la biblioteca
de esa nación amplia es no solo la base de la acción política sino también la garantía de
su profundización.
En la construcción de ese imaginario nacional latinoamericano, Chávez retoma,
entonces, un aspecto central asociado con los Estados nacionales de la Modernidad que
es la importancia asignada a la difusión de la cultura escrita. Pero esto se debe no solo al
hecho de que las lecturas compartidas sostienen la representación de nación sino también
a requerimientos propios de la sociedad industrial, que es el marco en el que aquellos se
afirman. Este tipo de sociedad necesita –recordemos- una población progresivamente
alfabetizada que asegure el desarrollo social del conocimiento (Gellner, 1988). Y, desde
el punto de vista político, la puesta en marcha de instituciones democráticas, que en
general se asocian con aquellos Estados, exige diversos dominios de lo escrito por parte
de la población. En su preocupación por lograr un desarrollo económico autónomo,
Chávez recupera la importancia política de la cultura escrita y también la dimensión
crítica del pensamiento (Goldmann, 1968), para cuyo ejercicio la escritura es esencial y
que se acentúa en los momentos de avance de una clase –burguesía o proletariado, si
pensamos en la sociedad industrial-. Es decir, que para construir la nación
latinoamericana, sostenida en un desarrollo económico autónomo, se necesitan un
imaginario colectivo, una expansión del conocimiento social y una nueva ciudadanía para
lo cual la cultura escrita es otra vez una llave fundamental (Anderson, 2000).
El camino emprendido y la convicción de que es una vieja tarea inconclusa –a lo que
remite el cronotopo bolivariano analizado en el cap. II- llevan a que muchos de los rasgos
el pensamiento ilustrado aparezcan en el discurso de Chávez. Una expresión condensada
de ello es la frase de Bolívar, que Chávez convoca reiteradamente, como señalamos en el
cap. I, que tenía su origen en una consigna de su maestro, Simón Rodríguez: “Moral y
Luces son los dos polos de una República. Moral y Luces son nuestras primeras
necesidades”. La articulación de ambos términos en la consigna política expone
claramente el vínculo con el pensamiento ilustrado (Foucault, 1991). Desde esa
perspectiva, la moral pública se asienta en un concepto de ciudadanía que implica un uso
público de la razón que se expone mayormente en textos escritos.
2. La polifonía discursiva
La inserción, habitual, de las palabras escritas por otros en los textos de Chávez se
inscribe, además, en la dinámica de un discurso que al construirse convoca siempre –
como hemos expuesto detenidamente en el capítulo y que en relación con la escritura
retomamos en este- diversas voces, un discurso intrínsecamente polifónico (Bajtín, 1978
[1934]) cuya unidad se genera por escalonamientos progresivos que funcionan como
síntesis provisorias de un devenir, de un ir hacia, de algo que está siempre en movimiento:
el discurso expone el ritmo, el sentido y el dibujo de un proceso político en marcha que
busca, desde las palabras proferidas en distintas situaciones y por diferentes locutores,
anudar los hilos sueltos de la historia de la Patria Grande.
En su discurso ante el Foro Social Mundial en Porto Alegre, el 30 de enero de 2005 –
en uno de los tantos ejemplos que podríamos citar como ilustración de esa polifonía
discursiva- integra palabras y figuras que entraman distintos momentos de nuestra
historia. Lo hace desde los géneros primarios, desde el vínculo con lo cotidiano, desde la
proximidad de la anécdota y el dicho, desde el tono conversacional que se acentúa por la
oralidad de los segmentos a los que se apela, y se desplaza a la escritura por mediación
de la canción popular:
Razón tuvo aquel presidente mexicano, que parece que se tomó dos tequilas, sacó
la pistola y echó tres tiros al aire y dijo: “Pobrecito México, tan lejos de Dios y
tan cerca de Estados Unidos”.
Bueno y aquel otro tipo, aquel viejo tipo, que luego se fue a la Sierra Maestra y
luego se fue y se vino y se quedó sembrado para siempre, como dice la canción
aquella, de un cantor venezolano:
Comandante Che te mataron / pero en nosotros dejaron / para siempre tu memoria
plasmada en moldes de gloria. / Caminando entre valles y montañas, para siempre
tu imagen guerrillera / y tu sangre corre ya por nuestras venas / y se agita en los
pueblos latinoamericanos.
Y desde el Che Guevara se desencadena el listado de los “viejos tipos” que construyen la
genealogía nacional y popular desde distintos momentos y lugares aunque unificados por
el pensamiento latinoamericanista: Omar Torrijos, Juan Velasco Alvarado, Luis Carlos
Prestes, Fidel Castro, Abreu e Lima, Artigas, San Martín, O’Higgins, Emiliano Zapata,
Pancho Villa, Augusto César Sandino, Morazán, Tupac Amaru, Guaicaipuro. El
auditorio, al que se considera competente debe establecer los vínculos entre una y otra
cita.
En el mismo discurso, las referencias a las mujeres se van hilando alrededor de
Manuela Sáenz, la compañera de Bolívar, y de sus intercambios epistolares. Inserta,
primero, un fragmento de carta al marido:
Manuela era tan patriota, amó tanto a Bolívar, que ella era casada y dejó a su
marido y le escribió una carta: “me despido de ti, cariño, me voy con este hombre,
este es un huracán”.
Incluye, luego, una enunciación colectiva, el dicho inglés, y vuelve a las cartas de
Manuela:
Un beso para todas, hay un dicho inglés que dice: “Si tu mujer te pide que te lances
por la ventana, ve mudándote a la planta baja”.
Las mujeres tienen unas cosas, la Manuela le escribía a Bolívar y ¿saben por qué
le reclamaba en las cartas?
Refiere, entonces, las palabras escritas por Manuela con una modalidad cercana al
indirecto libre ya que se escuchan los tonos afectivos del personaje citado reiterando el
fenómeno polifónico de la contaminación de voces:
Porque él le escribía en una hoja con unas letras grandotas, seguramente apurado
el pobre, de batalla en batalla, y ella le escribía reclamándole que tenía que
escribirle con letras chiquiticas, que no aceptaba más cartas con letras grandotas,
pues Bolívar terminó escribiendo con letras chiquiticas.
Chávez parte de cierta analogía entre política y escritura –por lo menos, de cierto tipo
de política y de cierto tipo de escritura que se consideran como transformadoras-.
Sintetiza este vínculo en su discurso en el Palacio Legislativo Bicameral de Asunción, el
20 de junio de 2005, apoyándose en Roa Bastos, al hablar sobre el ALBA, es decir, la
Alternativa Bolivariana para las Américas:
Utilizando muchas veces una definición muy conservadora de lo que es la política,
algunos dicen que la política es el arte de lo posible.
Cuando yo oigo eso digo: ¡Ay, Dios mío! ¿El arte de lo posible? Ya te estás
rindiendo. La política es otra cosa, la política es maravillosa, prefiero la definición
que hace una chilena revolucionaria, cubana también y ahora venezolana,
latinoamericana, ella es Martha Harnecker.
2
En relación con la lectura en voz alta, también da indicaciones pedagógicas. En el discurso ante la
Asamblea legislativa dice: “No me van a creer, pero yo voy a leer, claro con aliño, ¿no?, yo leo y le echo
aliño a la lectura, porque si no ustedes se van a fastidiar ahí”, 13/1/2007.
La exaltación del texto escrito como aquel capaz de construir universos, con la capacidad
performativa de hacer la realidad, se desplaza hacia la “verdadera” política, que no es
reproductora de lo social, que no “congela”, que no “traiciona” sino que “libera”. La
analogía sostiene la metáfora que la condensa –significativa por la opción que ha hecho-
de la política como escritura y va a permitir otros desarrollos, particularmente de la lectura
como aprendizaje político.
4. Lecturas
4.1. Chávez lector
Los otros responden a esta pasión de búsqueda regalándole libros. Así, el 15 de octubre
de 2006, cuando se inaugura un tramo ferroviario, el presidente del Consorcio le ofrece
un libro como reconocimiento: “Tengo aquí un libro que se ha publicado y le queremos
entregar a usted el ejemplar número uno, para hacer homenaje justamente al Plan
Ferroviario Nacional”. Es notable cómo para el que hace la entrega es normal que el
homenaje público al programa de gobierno sea el primer ejemplar del libro que historiza
la práctica que se activa.
Insistentemente Chávez hace referencia a las lecturas previas a sus discursos, a esa
instancia de preparación en la cual los textos le sirven, por un lado, de estímulo (“Ayer
yo estaba releyendo, no sé por qué, buscando ideas, sobre todo para mis discursos”,
8/1/2007) y, por el otro, fortalecen las propuestas que piensa hacer. En este último caso
abundan las lecturas públicas de fragmentos seleccionados. En la apertura del nuevo
período de sesiones ordinarias 2006 de la Asamblea Nacional (6/1/2006), siguiendo con
el gesto de hacer memoria de los acontecimientos de la Independencia, de ir estableciendo
nuevas efemérides, propone que ese año sea celebrado como el del Bicentenario del
Juramento de Miranda. Prepara esa propuesta a través de lecturas. Refiere el momento
histórico señalando sus recientes lecturas: “Leyendo esta madrugada me entero de que
Miranda no fue de inmediato a Londres…”. Lecturas que comparte con los diputados:
Y el 4 de enero de 1806 estaba Miranda en Nueva York y le escribe una bella carta
a su mujer, quien se quedó en Londres con su pequeño hijo Leandro. Es cortita,
permítanme leerla. Este es un buen libro, es de la Biblioteca Ayacucho, América
espera, América espera, América volvió, Prólogo de José Luis Salcedo Bastardo
y cronología Manuel Pérez Vila, Josefina Rodríguez de Alfonso. Una serie de
recopilaciones.
Concluye, entonces:
De forma tal, señor Presidente, señores diputados, diputadas, que este año 2006
bien merece ser llamado Bicentenario del Juramento de Miranda, y con el
juramento bicentenario de la expedición revolucionaria de Miranda.
El marco gira, como vemos, sobre el hacer memoria, donde la memoria individual se
articula con la memoria social, la del acontecimiento, y justifica ese hacer memoria propio
de toda celebración. Chávez, hace la lectura del texto completo, da su voz al escrito y al
apropiarse del texto se distancia del personaje Chávez interpelado en el poema:
Brindemos por ese hermoso rito que se llama nacer,
por la liberación de los pueblos indígenas
por la memoria de los yanomamis asesinados en Asibu,
por las balas y cuchillos de los piratas del oro que quemaron sus chabonos ante
la
indiferencia del
Gobierno.
[…]
Hagamos un último brindis en su compromiso con el pueblo.
No puede existir jamás el subterfugio de la palabra:
Usted no se pertenece. El ascenso y la condecoración que le otorgaron ese 4 de
febrero lo obligan a conducir al pueblo hasta la
victoria.
Reciba la profunda admiración, el respeto y la solidaridad que merecen los
patriotas.
Como vemos, el marco previo es una reflexión sobre las distintas lecturas que el sujeto
puede hacer de un mismo texto en la medida en que él es otro en tanto sujeto inscripto en
el transcurrir.
La extensa escena dialogada es reformulada por Chávez, que construye un nuevo diálogo
a partir del recuerdo de la lectura. La actividad interpretativa del lector es recreada en un
nuevo texto, donde el largo parlamento, en el texto fuente, del convencional sobre la
Revolución Francesa se resume en tres términos, “libertad, humanidad, fraternidad”, y
donde la discusión retoma solo la referencia a los niños que en el desarrollo argumentativo
es el lugar emocionalmente más fuerte. Hay aquí, entonces, una recreación del texto del
otro y los enunciados en estilo directo surgen en el marco de un nuevo discurso narrativo.
Y mucho más adelante en ese mismo discurso, retoma señalando la importancia, en esa
construcción de una memoria histórica, de otros apoyos, en este caso Telesur. La
televisión es considerada en su función de sostén de la gran cultura que es la cultura
escrita:
Una televisora, una televisora informativa, una televisora cultural, una televisora
educativa, que acerque a nuestros pueblos, para que don Augusto Roa Bastos le
gane mañana la pelea a Superman en la opinión pública, en la mente de nuestros
jóvenes, en la mente de nuestros niños.
Los personajes y las referencias literarias sirven también para establecer analogías con
el presente:
¿Qué pasa en Venezuela que incluso Mister Danger –así llamo yo al presidente
de Estados Unidos, Mister Danger es un personaje de una novela de Rómulo
Gallegos, Doña Bárbara, estoy seguro de que ustedes la conocen-.
El ubica a un norteamericano en los llanos de Venezuela, comenzando el siglo
XX, que arremetía contra los campesinos y le decían Mister Danger, así llamo a
Mister Bush y en verdad es Mister Danger ese caballero, ¿saben? Una amenaza
para el mundo, una verdadera amenaza.
Decía ¿qué es lo que pasa en Venezuela que Mister Danger viene a la cumbre de
la OEA y arremete contra Venezuela? (20/6/2005).
3
Las misiones educativas son las siguientes: “para la alfabetización, Misión Robinson; para que los recién
alfabetizados realicen estudios de primaria, Misión Robinson II; para realizar y/o culminar estudios
secundarios, Misión Ribas; y para la incorporación de los bachilleres de sectores de clase media baja y los
más pobres a estudios universitarios, Misión Sucre. […] Las virtudes principales de las misiones (en
general) residen, por un lado, en su capacidad para saltar obstáculos burocráticos y llegar en forma directa
y rápida a los sectores más excluidos de la población; y, por el otro, en el hecho de que buena parte de
estas misiones se basan en la promoción de procesos organizativos en las comunidades como parte de su
diseño y ejecución. En consecuencia, ha sido muy extendido su impacto sobre las condiciones de vida de
los sectores más excluidos, y extraordinariamente amplia la diversidad de procesos organizativos
populares que han contribuido a crear o fortalecer en todo el país”, (Lander, 2007: 72).
En todos los casos se insiste en la necesidad de articular los conocimientos teóricos con
la práctica: la práctica no es el espacio donde se aplican directamente conocimientos
autónomos, sino el modo de apropiarse de esos mismos conocimientos. La forma de
apropiación de la cultura escrita es la lectura en tanto motor de la discursividad oral, modo
privilegiado de ejercicio público de la razón:
Hay que ver lo que significa para un ser humano que no sabía ni pararse en una
esquina a ver adónde va un autobús, que aprendió a leer y a escribir. Es que
aprendió a volar. Yo he visto hombres y mujeres de 50, 60 años que no sabían
nada leer y escribir, no se atrevían a hablar con casi nadie, y ahora dan discursos,
están volando; y eso es una mácula que tenemos nosotros, el analfabetismo.(Ouro
Preto, 2004)
5.1. La alfabetización
La libertad, lo que permite volar solo se adquiere a través del contacto asiduo con la
cultura escrita. La difusión del saber en la población permite formar al pueblo de la nación
llevándolo por el camino del progreso y de la conquista de aquella libertad. De allí que a
la alfabetización se le asigne un valor político en el marco de la democracia participativa.
Los discursos abundan en referencias a los logros obtenidos: “Un millón 406 mil
venezolanos aprendieron a leer y escribir en año y medio, nosotros somos 25 millones
aproximadamente y, en escasas semanas, el país podrá declararse libre de analfabetismo,
y tres millones de venezolanos antes excluidos por causa de la pobreza, fueron
incorporados a la educación primaria, secundaria y universitaria”, ONU, 15/9/2005.
“Quinientos años de analfabetismo los acabó la Revolución Bolivariana en estos primeros
siete años”, 2/2/2006.
Esta estrategia se apoya en lo que Jean-François Lyotard (1979: 54) designa como los
grandes relatos legitimadores de la modernidad muchos de los cuales tienen que ver –
como señalamos en el primer capítulo- con el saber, y en los que el desplazamiento hacia
lo político es una constante ya que “la nación aparece conquistando sus libertades gracias
a la difusión de nuevos saberes en la población”. Una ilustración es el relato dirigido a
una política de la enseñanza primaria: “es aquel que tiene por sujeto a la humanidad como
héroe de la libertad. Todos los pueblos tienen derecho a la ciencia. Si el sujeto social deja
de ser el sujeto del saber científico es que se lo han impedido los sacerdotes y los tiranos.
El derecho a la ciencia debe ser reconquistado”.
Es evidente que estos relatos incidieron, diversamente, en los programas de las
revoluciones democráticas de la modernidad y fueron activados en los discursos políticos
posteriores. La persistencia, en Chávez, del tema de la educación y del vínculo entre el
político y el educador muestra la adscripción a esos grandes relatos modernos:
“El primer deber de un Congreso es educar a sus ciudadanos”, dice Bolívar. […]
Un representante debe ser un eminente educador, por eso hablaba yo del estudio
[…] Educación, educación. Todos los días debemos estar educando, educando.
Ustedes deben ser unos peregrinos educadores; educadores andantes, de calle, a
través del ejemplo, a través de la palabra, a través de la teoría y de la praxis.
6/1/2006.
La recomendación de lecturas es una actitud habitual (“Otro libro, ¿quieren que les
recomiende?, perdónenme que venga a recomendarles libros”, 22/6/2006). En algunos
casos se refiere al momento en que leyó el texto (Recomiendo este libro, Diario de
Bucaramanga, lo he estado leyendo en estos días que estuve de reposo por una tos muy
fuerte que me dio). Recomienda los libros que ha leído o que está leyendo.
Hay un libro de Federico Brito Figueroa, que se llama Tiempo de Ezequiel
Zamora, el que no lo haya leído, la que no lo haya leído, vaya por ese libro saben,
a mí me despertó el alma y la conciencia, ayudó al vuelo, como tú hablas, de las
alas de la conciencia (25/10/2006).
Voy a sugerirles –con todo respeto- otro libro de Noam Chomsky, reciente libro,
del año pasado: Hegemonía o supervivencia. Y como sabemos es un
norteamericano Noam Chomsky, y dice que si los pueblos del mundo no somos
capaces de frenar al imperio norteamericano, el imperio va a acabar con este
mundo, 22/6/2006.
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Cuando pasa revista a la acción de gobierno frente a la Asamblea Legislativa (13/1/2007) destaca: “Como
parte de una política de promoción del libro y la lectura se inauguraron librerías, hasta alcanzar la cifra de
50 las librerías del Sur antiguamente Kuaimare, ya presentes en los 24 estados, donde se distribuyen, entre
otros, los más de 800 títulos que produjeron en su conjunto las instituciones del Ministerio de la Cultura,
batiendo todos los récords históricos y multiplicándolos varias veces; se editaron 500 mil ejemplares de
Los Miserables en tres tomos (un millón y medio de libros), 100 ejemplares del libro Francisco de Miranda
de Carmen Bohórquez y 100 ejemplares de Las cartas de Manuela y Simón, todos ellos distribuidos
gratuitamente en todo el país. ¿Y cuántos millones de libros fue Farruco, que aquí no tengo las cifras, que
editamos incluyendo todas las publicaciones, cuántos millones de libros? Como cinco millones de libros,
aquí me faltó la cifra total, distribuidos gratuitamente. 37 festivales y encuentros internacionales en todo el
territorio sobre temas que van desde la filosofía a la danza, o desde el cine hasta la poesía; la misión Cultura
continúa activándose, 32 mil activadores presentes en todo el país.”
Estaba muriendo Manuela Sáenz, y Carlos Marx ese mismo año le escribía esta
carta a Ludwig Klugelman, 23 de febrero de 1865; fíjate lo que dice Carlos Marx:
“Cualquiera que conozca algo de historia sabe que los grandes cambios sociales
son imposibles sin el fermento femenino”.
Y luego se desencadena el comentario que muestra la limitación que la época ejerce sobre
el mismo Marx:
Pero en la frase que viene, Carlos Marx queda atrapado en un concepto
anacrónico, un concepto sesgado; no pudo él ni siquiera…fíjense, tal fuerza ha
tenido a través de los siglos esa falsa idea, fíjense “El progreso social podrá
medirse por la posición social del sexo débil…”, llega Marx a caer en la trampa
de llamar a la mujer “el sexo débil”, 25/10/2006.
Las referencias a las lecturas realizadas en la etapa de joven militar son muy habituales
como si buscara erosionar el lugar común de que el militar está alejado de la cultura
escrita civil. En el inicio del nuevo periodo de sesiones ordinarias 2006 dice refiriéndose
a Desirée Santos Amaral, primera vicepresidenta de la Asamblea:
Escritora, periodista. Yo leía sus artículos de Ultimas noticias, creo, hace años,
éramos tenientes; ella era estudiante, ya escribía, ya escribía cuando era
estudiante en la Universidad. ¿Te acuerdas, López Hidalgo, Baduel, Maniglia,
Laguna, todos, cómo leíamos en los cuarteles a Desirée Santos Amaral? Siempre
me llamó la atención su nombre. Y, después cuando la conocí: ¡vaya, mírala! Y
firme como el samán, firme como el samán en la mitad de la sabana.
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Al respecto es interesante la reflexión de Ernesto Cardenal (2008) sobre el ejército venezolano, que
“nunca ha pasado por la Escuela de las Américas”: “La formación la han tenido en Venezuela, y ha sido
una formación humanista. Han estudiado ciencias políticas, se han graduado en universidades y allí se han
relacionado con universitarios. La revolución de Chávez no es una revolución improvisada, y no es solo
de él, sino que es una revolución que se ha venido gestando desde hace años en los cuarteles. Estos
militares estudiaban a Marx y a muchos otros autores, entre ellos a Mao Tse Tung. Allí tomaron
conciencia de darle felicidad al pueblo, y que un ejército debía ser agente de cambio social. Los de la
promoción de Chávez se graduaron y pasaron a ser instructores de nuevos oficiales”.
la socialista. En su discurso ante el Foro Social Mundial de Porto Alegre (30/1/2005)
señala:
Así que miren, les ruego su máxima atención en esto que yo quiero decir y a buen
entendedor pocas palabras: el Vicepresidente chino me trajo un regalo, yo soy
maoísta desde muchacho, desde que entré a la Academia Militar comencé a leer
a Mao Tse Tung, los escritos militares, los escritos filosóficos, las tesis políticas,
el libro rojo.
Comencé a leer al Che, el libro Verde olivo, a Bolívar, sus discursos y sus cartas.
En fin, me hice maoísta, bolivariano, una mezcla de todo eso y así que el
vicepresidente me trajo la colección de los escritos completos de Mao Tse Tung,
el gran timonel.
Así que venía en el avión leyendo el primer tomo, releyendo, todo eso uno lo leyó
hace años, y en el primer tomo y en el primer capítulo, Mao Tse Tung enfrenta el
tema que es vital para toda revolución y para todo revolucionario. “Es
imprescindible –dijo- precisar bien cuáles son los amigos y cuáles son los
enemigos”.
[…]
Entonces, en muchas ocasiones, se pierde de vista a los verdaderos amigos y a los
auténticos enemigos. Es importante que en América Latina nosotros precisemos
bien quiénes son los verdaderos amigos y quiénes son los auténticos enemigos.
Los regalos que aprecia y que se han vuelto comunes por parte de visitantes y jefes de
Estado son los libros. Es conocido su entusiasmo por armar la biblioteca latinoamericana,
en lo cual participan las embajadas de Venezuela, atentas a las publicaciones de los países
en los cuales están instaladas.
[…] Gracias por cuántas cosas. Ustedes saben todos cómo es que Hugo Chávez
llegó aquí, y José Vicente, el poeta, lanzó una frase, que agradezco tanto sus
comentarios y sus reflexiones, sus enseñanzas siempre.
¿Cómo fue que dijiste? ¿Tu agónica? Por aquí la tienes, por aquí está. ¿Pasión
agónica? Por aquí está ¿Pasión agónica? ¿Agónica pasión venezolana? Sí, es
verdad, agónica pasión venezolana. Y yo creo que todos llegamos aquí traídos,
empujados por esa agónica pasión venezolana, ¡por este amor infinito! ¡por ese
frenesí! [aplausos] Venezolano, venezolanista; humano, humanista; social,
socialista; rojo, rojito, rojista. [ovación] rojo, rojista [risa].
Los apelativos con los que se dirige a los asistentes son hilos de un entramado identitario
complejo que convoca desde diferentes orígenes políticos y que constituye a ese Hugo
Chávez objetivado en la tercera persona e historizado en su identificación con Bolívar. A
pesar de que la revolución como proceso histórico es reconocida como el verdadero
agente, la subjetividad estalla en el qué angustia, qué compromiso. La relación entre las
circunstancias y el sujeto es el eje temático que cristalizará en la escena de lectura elegida.
El discurso político se interrumpe por interpelaciones a los presentes, con referencias
a situaciones de la vida cotidiana. Cuando lo retoma contextualiza el recuerdo de la
escena de lectura a la que se va a referir asociándola con los recuerdos de sus raíces
familiares y con los recuerdos de otros, fundamentalmente del padre de Jorge Rodríguez,
político de izquierda asesinado. La lectura se presenta como base de los discursos
razonados que deberá proferir:
Ayer yo estaba releyendo, no sé por qué, buscando ideas, sobre todo para mis
discursos, no tanto este, porque esto es del alma, yo vine aquí a decir solo gracias,
gracias, y a juramentarlos a ustedes. […]
Los orígenes individuales y sociales se conjugan y se extienden a los otros más lejanos,
“los mártires sembrados en la tierra”, hermanos de sueños:
Yo recordaba también hace unos días, siempre la recuerdo, todos los días, no dejo
nunca, no hay día que yo no la recuerde y la sienta, pero hace unos días el 2 de
enero la abuela Rosa Inés cumplió 25 años de haberse ido a la eternidad, así que
estaba recordándola mucho, con mi padre, su hijo, mi familia.
Igual ese juramento es por ella, por ellos, por esas raíces, ese juramento es por los
mártires que sembrados están en la tierra por haberse atrevido a soñar y a tomar
el camino de la Revolución.
La Revolución como el gran Sujeto aparece otra vez y los hombres que han recorrido ese
camino son valientes, soñadores y mártires.
Y, finalmente, aparece la escena de lectura que explica cómo es que Hugo Chávez
llegó aquí, llevado no solo por el huracán revolucionario sino por sus lecturas. Y esa
lectura a la que vuelve, de un clásico del socialismo, es la que le suministra la clave
interpretativa de su papel histórico. El 11/5/2006 había sintetizado la tesis de Plejanov
(“los hombres individuales solo somos circunstanciales, podemos ser como aceleradores,
como catalizadores quizá, orientadores, pero la masa es lo importante, el combustible de
la máquina de la Historia es la masa, es un pueblo organizado, lo mejor que se pueda,
consciente y en movimiento permanente”). Asimismo, la escena de lectura le permite
construir la continuidad entre el soldado y el político, entre el joven y el hombre maduro,
entre el que andaba en un campamento antiguerrillero y el que en la actualidad se asume
como revolucionario:
Consciente como creo estar de mi papel, estaba releyendo, decía, a Jorge, pero no
a Jorge Rodríguez sino a Jorge Plejanov. En aquel maravilloso libro que hace
muchos años llegó a a mis manos y que, cuando era subteniente del Ejército, por
allá por el año 76 cuando asesinaron a tu padre, a Jorge, pues andaba el subteniente
Hugo Chávez en un campamento antiguerrillero, fíjense las vueltas que da la vida,
decía José Vicente.
La escena busca mostrar que todo estaba allí, en lo que el texto decía y en el gesto de
lectura juvenil
Yo cargaba en mi morral de campaña ese librito, porque no es muy grande, no
tiene muchas páginas, pero creo que es medular, me ayudó a ir consiguiendo el
camino, me refiero a aquel buen libro llamado El papel de individuo en la
historia.
El papel del individuo en los procesos históricos, buscando, pues, buscando esas
ideas releía a Plejanov y aquello me trajo cuántos recuerdos, porque es el mismo
librito aquel, no es otro, es el mismo que logró sobrevivir a los huracanes y a los
años; y van apareciendo algunos libros por allí, apareció el de Plejanov, el mismo
librito y la misma rayita que uno le puso allá, y la misma flechita y el mismo forro
con que yo lo camuflaba para que los superiores míos no me dijeran ¿qué hace
usted leyendo eso? Lo leía por allá, escondido, con una linterna por las noches,
una lamparita de aquellas que uno tenía que darles con…una lamparita de
kerosén..
Las marcas escritas de la lectura primera son las huellas de esa búsqueda de identidad
política que se define en la transgresión: él está escondido, el libro camuflado. La
dimensión épica del acto de leer –cercana a escenas de lectura de autodidactas- presenta
la identidad socialista como resultado de una conquista del saber que el texto condensa y
como aquel núcleo fuerte que sobrevive a los huracanes. Se inscribe, como hemos dicho,
en el gran relato de la Ilustración en el cual el derecho al conocimiento debe ser
reconquistado cuando los tiranos lo impidan. A aquel remite el juego de la luz que permite
el saber (la linterna, la lamparita) frente a la oscuridad de la ignorancia (la noche, que
debe ser iluminada).
Observaciones finales