La violencia es un tema tan sensible pero tan latente en nuestra sociedad, como nos
presenta la lectura es un tema que mayormente es aplicado y llevado a cabo por el
hombre, por distintas razones, que pueden ser biológicas, conductuales, sociales,
culturales, etc. Pero cabe analizar como ocurre en nuestra sociedad (guatemalteca) ya que
el texto es de gran ayuda para comprender mucho el actuar tras la violencia pero
desafortunadamente está enfocado a países europeos (mayormente España y Reino
Unido) lo cual me despierta la inquietud de saber que pasa en nuestro país respecto al
tema. Por lo que en estas líneas, luego de leer el libro, me dedique unas horas a leer sobre
el tema en nuestro país.
Podemos observar y se ha constatado que los varones presentan en la infancia con mayor
frecuencia problemas de conducta y agresividad, mayor conducta exploratoria, y juegan a
actividades más bruscas, razón por la que se le castiga de forma física y emocional, con
mayor agresividad que a las niñas. Pero también es una realidad que los chicos en la
infancia suelen relacionarse con grupos más grandes en número de personas, por lo cual
se producen más problemas de liderazgo que en los grupos de chicas, que tienden a ser
más reducidos. Además, no hay que olvidar que las mujeres han estado más socializadas
para valorar diferentes cualidades de la vida social, como la honestidad y la prudencia,
factor inhibidor de la conducta delictiva. Esta perspectiva nos indica la importancia de la
socialización a la hora de desarrollar conductas agresivas los varones y de inhibirlas en el
caso de las mujeres.
Desde la vertiente biológica hay que atender a que los varones presentan mayores niveles
de testosterona, que precipita la agresividad, y menores niveles de estrógenos, que
propician una menor agresividad. Las influencias hormonales tempranas en el período de
gestación, masculinizan o feminizan el cerebro, condicionando las estructuras cerebrales,
la concentración hormonal y de receptores.
Sabemos que en nuestra cultura guatemalteca nos educan de una forma muy patriarcal, y
esto atado a los condicionamientos psicológicos y sociales juega un papel importante para
entender la temática en nuestro país. La mujer ha sido educada por mucho tiempo a ser la
que soporta, la que aguanta, a ser sumisa, ser dócil y eso contribuye a que socialmente
mantenga este papel. Este comportamiento anidado a una creencia religiosa, en nuestro
país donde el 97 % se denomina cristiano creyente, aquí incluimos católicos, evangélicos y
otras religiones, se ha visto que la mujer es la que debe aguantar, recibiendo el hombre
directamente el mandato de Dios y el hombre debe hacer lo que el hombre diga, y esto
tiene que ver como la mujer construye su identidad, como se ve ante la sociedad.
Socialmente se valora más la razón (atribuido al hombre) que la emocionalidad (atribuido
a la mujer), la emocionalidad se ve como un aspecto secundario y algunas veces hasta
peyorativo, en un aspecto muy denigrante, y como en el hombre es en quien anida la
razón, es el hombre el que sabe qué hacer, que es lo mejor para él y para la otra persona,
entonces aprendemos eso, aprendemos que la mujer debe hacer lo que el hombre dice o
diga y el hombre tiene que saber que es lo bueno para la mujer y el hogar. Pero
aprendemos de fondo que la mujer tiene que estar sumisa a el hombre (que es quien sabe
que es bueno y que es malo) y esto convierte automáticamente a la mujer en un objeto,
cuando es un objeto pierde voluntad, libertad y autonomía, entonces el hombre puede
hacer con el objeto lo que él quiera. La mujer ha sido a lo largo de la historia vista como
objeto, ha perdido espacios de participación, de decisión y se le ha orillado a espacios
puramente del hogar y la familia. En la historia de nuestro país, las formas tan crueles y
deshumanizadoras en las que la mujer ha sido violentada queda en el imaginario social y
esto nos refiera a que la mujer puede ser sometida, puede ser asesinada, esclavizada y no
representa un problema, porque como la mujer es vista como un objeto, obviamente esto
no se dice tan conscientemente y abiertamente pero es un hecho que está en el
imaginario colectivo.
El marco legar y la legislación en Guatemala, existen leyes muy modernas que protegen a
la mujer, en cuanto a marco legal estamos bastantes avanzado pero nos hace falta mucho
en materia de ejecución, de nada nos sirve tener leyes si no se aplican, entonces nos
quedamos renqueando porque no hay políticas públicas por parte del estado que velen
por que dichas leyes se cumplan. Por parte de sociedad civil quienes tienen las agendas
más claras son las asociaciones de mujeres y los grupos, que como tal sufren de esta
violencia.
En fin en Guatemala es visible que ser hombre es una ventaja (que algunos no pedimos) y
debemos hacer esfuerzos para cambiar los patrones de crianza y educación que se viven
en nuestros hogares. Desde que asignamos y designamos lo que es propiamente femenino
a la mujer la estamos cargando de todo ese imaginario social que lleva por años instalado
en nuestra sociedad. Debemos trabajar por crear esos espacios igualitarios entre hombres
y mujeres pero también debemos trabajar en que el hombre se viva más como un ser
emocional y no puramente racional, que sea capaz de expresar su emocionalidad, y es
aquí donde juega un papel importante las nuevas masculinidades.
Sin duda el libro es un despertar para entender, comprender y desear cambiar este actuar
en nuestros hombres, como hemos visto en la logoterapia, el hombre está condicionado
pero no determinado, y es momento de empezar a actuar en el cambio desde nuestros
espacios de convivencia.
INSITUTO DE CIENCIAS DE LA FAMILIA –ICIF-
UNIVERSIDAD GALILEO
MAESTRIA EN LOGOTERAPIA
SITUACIONES LIMITE II
SEGUNDO AÑO.