elementos de
los contratos
Derecho
Privado III
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Presupuestos y
elementos de los
contratos
Presupuestos y elementos.
Clasificación clásica y contemporánea.
Sobre este tema, nos remitimos a lo desarrollado en el punto 1.2.1 de la
presente lectura.
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a) la persona por nacer;
b) la persona que no cuenta con la edad y grado de madurez
suficiente, con el alcance dispuesto en la sección 2ª del
capítulo 2 [es decir, todas las reglas establecidas para la
persona menor de edad];
c) la persona declarada incapaz por sentencia judicial, en la
extensión dispuesta en esa decisión [conf. art. 24 Código].137
2
Los actos anteriores a la inscripción de la sentencia pueden ser
declarados nulos si perjudican a la persona incapaz o con
capacidad restringida, y si se cumple alguno de los siguientes
extremos:
a) la enfermedad mental era ostensible a la época de la
celebración del acto;
b) quien contrató con él era de mala fe;
c) el acto es a título gratuito.140
Persona fallecida:
3
disposiciones especiales; tampoco podrían hacerlo por interpósita persona”.143
Establece casos especiales de inhabilidades para contratar en interés propio a:
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implicado en la relación jurídica. (…) Así el objeto de la obligación
de entregar la cosa vendida que tiene a su cargo el vendedor es
la cosa misma; esta cosa, precisamente, es lo que pretende el
comprador, acreedor de aquella obligación. El contenido de la
obligación es cierta conducta humana, a la que se designa
técnicamente como prestación; se trata del comportamiento del
deudor destinado a satisfacer el interés del acreedor respecto de
ese objeto. En el ejemplo dado, el contenido de la obligación del
vendedor consiste en su comportamiento tendiente a entregar
al comprador la cosa vendida, que –como vimos- es el objeto,
centro de su interés. (Alterini, 2012, p. 198).
Objetos prohibidos
El objeto de los contratos no puede ser prohibido. De conformidad con el art.
1.004:
Esta norma se corresponde con el art. 279 que refiere al objeto de los actos
jurídicos.147
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Determinación y determinación por un tercero
Como dijimos anteriormente, el objeto de los contratos debe ser determinado
o determinable.148 Ahora bien, el Código trata específicamente los casos de
determinación del objeto de la siguiente manera:
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Los bienes ajenos pueden ser objeto de los contratos. Si el que
promete transmitirlos no ha garantizado el éxito de la promesa,
sólo está obligado a emplear los medios necesarios para que la
prestación se realice y, si por su culpa, el bien no se transmite,
debe reparar los daños causados. Debe también indemnizarlos
cuando ha garantizado la promesa y ésta no se cumple. El que ha
contratado sobre bienes ajenos como propios es responsable de
los daños si no hace entrega de ellos.152
Herencia futura
Como regla, la herencia futura no puede ser objeto de los contratos ni tampoco
pueden serlo los derechos hereditarios eventuales sobre objetos particulares, a
excepción de lo que la propia ley pueda contemplar. El propio art. 1.010
establece ciertas excepciones, a saber:
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afectan la legítima hereditaria, los derechos del cónyuge, ni los
derechos de terceros.154
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Causa, forma y prueba
Causa
A la causa de los contratos se aplican las disposiciones de la Sección 2ª, Capítulo
5, Título IV, del Libro Primero de este Código. Son disposiciones vinculadas a la
causa de los actos jurídicos.
Noción
Cuando en términos generales se ha debatido doctrinariamente al tema de la
causa de los contratos, las cuestiones controvertidas se refieren a la causa fin y
no a la causa fuente. Es decir, la causa fuente alude al hecho, acto o relación
jurídica que engendra la obligación.
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Remisión
De conformidad a lo dispuesto por el art. 1.012 del Código, nos remitimos a
dicha sección en la que se establecen algunas nociones relevantes. A saber:
Así, el Código opta por receptar la noción de causa fin, como determinante de
la voluntad de celebración del contrato. Además, incorpora la noción de
presunción de causa y de acto abstracto, en los siguientes términos: “Aunque la
causa no esté expresada en el acto se presume que existe mientras no se
pruebe lo contrario”.158 Es que lo cierto es que las partes en un contrato se
obligan por un motivo, por eso se presume la existencia de causa, ya que
difícilmente lo hagan sin un motivo. Ello da validez a las declaraciones y
seguridad jurídica (Lorenzetti, 2010). Luego, el artículo dispone: “El acto es
válido aunque la causa expresada sea falsa si se funda en otra causa
verdadera”.159 Ello alude a la simulación de la causa manifestada en el acto, la
que no es verdadera, y, por lo tanto, es simulada, pero que es válida en tanto la
causa real exista, aunque esté solapada.
Necesidad
El art. 1.013 del Código recepta el principio de la necesidad de causa,
disponiendo que “la causa debe existir en la formación del contrato y durante
su celebración, y subsistir durante su ejecución. La falta de causa da lugar,
según los casos, a la nulidad, adecuación o extinción del contrato”.161 Esto es
coherente con lo mencionado en el punto 5.1.2 de la presente lectura, respecto
a la presunción de la existencia de causa en los actos jurídicos.
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Causa ilícita. Frustración del fin
La frustración del fin será desarrollada más adelante, cuando nos refiramos al
Capítulo 13 del Título II del Código, el cual regula los casos de extinción,
modificación y adecuación del contrato. Se regula un caso de resolución del
contrato, por la frustración definitiva de la finalidad del contrato.163 Esto está
vinculado con la causa de los contratos, pues la frustración del fin es un
capítulo inherente a la causa, entendida ésta como móvil determinante, razón
de ser o fin individual o subjetivo que las partes han tenido en vista al momento
formativo del negocio. Como dijimos, más adelante estudiaremos los requisitos
y sus efectos.
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carácter absoluto, es decir, de manera constitutiva, visceral, si la misma no es
observada, acarreará la nulidad del acto.164
Ahora bien, cuando la forma requerida para los contratos lo es sólo para que
éstos produzcan sus efectos propios, sin sanción de nulidad, no quedan
concluidos como tales mientras no se haya otorgado el instrumento previsto,
pero valen como contratos en los que las partes se obligaron a cumplir con la
expresada formalidad.
Si, por el contrario, la ley o las partes no imponen una forma determinada, ésta
debe constituir sólo un medio de prueba de la celebración del contrato.
Libertad de formas
Como regla, el Código consagra el principio de “libertad de formas”, de
conformidad con el cual sólo son formales los contratos a los cuales la ley les
impone una forma determinada.166
En este sentido, estima Alterini (2012) que “los contratos, en principio, son no
formales. Pueden ser celebrados verbalmente, por escrito, mediante
manifestaciones indirectas de la voluntad, siempre que pueda inducirse que
ésta existe” (2012, p. 214).
Modificaciones al contrato
El art. 1.016 del Código dispone, en relación a la forma y a las modificaciones
del contrato, que “la formalidad exigida para la celebración del contrato rige
también para las modificaciones ulteriores que le sean introducidas, excepto
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que ellas versen solamente sobre estipulaciones accesorias o secundarias, o
que exista disposición legal en contrario”.167
La escritura pública
La escritura pública funciona como un medio de prueba, en tanto es un
instrumento en el que interviene un oficial público en el otorgamiento, quien
tiene facultades otorgadas para la intervención en ese acto, y que se caracteriza
por su autenticidad.
a) Hace plena fe sobre la realización del acto, la fecha, el lugar y los hechos
que el oficial público anuncia como cumplidos ante él o por él, en tanto
esto no sea declarado falso en juicio civil o criminal;
El art. 1.017 del Código enumera los contratos que necesariamente deben ser
otorgados por escritura pública, imponiéndoles esta forma a:
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realizado mediante subasta proveniente de ejecución judicial
o administrativa;
b) los contratos que tienen por objeto derechos dudosos o
litigiosos sobre inmuebles;
c) todos los actos que sean accesorios de otros contratos
otorgados en escritura pública;
d) los demás contratos que, por acuerdo partes o disposición de
la ley, deben ser otorgados en escritura pública.169
La sección 6a del título 4, del Libro I del Código, se encarga de regular los
instrumentos privados y particulares.
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prácticas, las relaciones precedentes, la confiabilidad de los soportes y de los
procedimientos técnicos usados.
Este caso implica una conversión del acto, bajo apercibimiento de que el juez lo
haga a pedido de la parte interesada. Esta solución no se aplica en los casos en
que la forma está impuesta bajo sanción de nulidad, ya que, en ese caso, se
trataría de contratos solemnes absolutos en los que la conversión no es posible.
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Código Civil y Comercial comentado de Rivera, debemos entender que esto
tiene suma relevancia a partir de la regulación establecida en nuestro Código
Civil y Comercial de la Nación. La cuestión será determinar si se considera al
boleto de compraventa como un contrato preliminar, y si, en consecuencia, le
es aplicable el régimen previsto expresamente en el Código para los contratos
preliminares (ver art. 994 a 996173), con todas sus consecuencias
(particularmente el plazo de vigencia de un año o menos, el que puede
renovarse a su vencimiento), con lo exiguo que constituye este plazo en función
de la realidad negocial actual en materia de inmuebles. El asunto no tiene
incidencia en el caso del asentimiento conyugal cuando se trata de bienes
inmuebles gananciales, ya que independientemente de que se considere al
boleto de compraventa como un contrato preliminar o como uno definitivo,
siempre se exige el asentimiento conyugal conforme al art. 470.174
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Nociones generales
Conforme lo señala Alterini (2012), “la forma es el elemento externo del
contrato; la prueba es el medio para demostrar que fue celebrado” (2012, p.
431). Continúa, al respecto:
Carga de la prueba
La expresión “onus probandi” alude a quien tiene la carga procesal de
demostrar un hecho; en este caso, la existencia de un contrato y el resto de las
vicisitudes que puedan derivarse de una relación contractual. Es un principio
propio del derecho procesal que tiene múltiples derivaciones.
Medios de prueba
El art. 1.019 del Código dispone al respecto:
Los contratos pueden ser probados por todos los medios aptos
para llegar a una razonable convicción según las reglas de la sana
crítica, y con arreglo a lo que disponen las leyes procesales,
excepto disposición legal que establezca un medio especial. Los
contratos que sea de uso instrumentar no pueden ser probados
exclusivamente por testigos.176
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El Código, a través de esa norma, dispone una regla general que es la amplitud
de medios de prueba. No hay una descripción concreta de los medios de
prueba, por lo que todos serán aptos en la medida en que formen una
razonable convicción según las reglas de la sana crítica. La excepción constituye
el caso de los contratos que tengan un medio de prueba específico.
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De conformidad con ese artículo, los contratos a los que la ley les asigna una
formalidad específica (a los efectos de su prueba) pueden ser probados por
otros medios de prueba. El artículo se refiere a la imposibilidad de obtener la
prueba designada por ley justamente por no haber cumplido con la forma
requerida o por la imposibilidad de presentarla a los efectos requeridos.
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Bibliografías de referencia
Alterini, A. (2012). Contratos civiles, comerciales, de consumo: teoría general (2ª ed.).
Buenos Aires: Abeledo-Perrot.
Código Civil de la Nación. Aprobado por Ley Nº 340 del 25 de septiembre de 1869.
Honorable Congreso de la Nación Argentina.
Código Civil y Comercial de la Nación. Aprobado por Ley Nº 26.994 B.O. 08/10/2014
Suplemento. Vigencia: 1° de agosto de 2015, texto según art. 1° de la Ley Nº 27.077
B.O. 19/12/2014. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
Esper, M. (2015). Libro III: Derechos personales, Título IV: Contratos en particular,
Capítulo 1: Compraventa. En J. Rivera, y G. Medina (dir.), Código Civil y Comercial de la
Nación comentado, Tomo III (pp. 782-897). Buenos Aires: La Ley.
Ley 24.999. (1998/07/01). Defensa del Consumidor. Modificación parcial ley 24.240.
Honorable Congreso de la Nación Argentina.
López de Zavalia, F. (1997). Teoría de los contratos: Parte General. Tomo I (4ª ed.).
Buenos Aires: Zavalía.
Lorenzetti, R. (2010). Tratado de los contratos (2a ed.). Santa Fe: Rubinzal - Culzoni.
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Rivera, J. (2015). Libro III: Derechos personales, Título II: Contratos en general,
Capítulo 1: Disposiciones generales. En J. Rivera, y G. Medina (dir.), Código Civil y
Comercial de la Nación comentado, Tomo III (pp. 399-421). Buenos Aires: La Ley.
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