Aunque no debemos olvidar una de las máximas que deberemos conjugar con la
composición fotografía: la fotografía es luz. Por muy buena composición que
logremos si la luz no aporta lo que tiene que aportar: fuerza, suavidad, frescura o
cualesquiera otra sensación, compositivamente la imagen podrá ser buena, pero
probablemente no funcione. De igual manera, si la luz de nuestra fotografía resulta
ser una distracción para la composición que hemos buscado, no funcionará.
Evidentemente hay muchos más factores en juego, pero nos centraremos en esta
serie en lacomposición. Comencemos por el principio.
La proporción áurea
Tradicionalmente en el arte, durante muchos siglos, creció el mito desde los
antiguos griegos que el cuerpo humano estaba sujetos a una proporción numérica
específica, lo cual para ellos era esencial para dentro de sus cánones de belleza y
geometría. Conocida es la obsesión de los antiguos griegos por la búsqueda de la
belleza relacionándola con las matemáticas. Dicha proporción es conocida con los
nombres de razón áurea, proporción áurea, media áurea o proporción divina.
Aunque las investigaciones, de hoy en día, revelan que no hay ninguna prueba que
relacione esta proporción con la estética griega, ésta sigue manteniendo un cierto
atractivo como modelo de belleza.
Matemáticamente, el número áureo es el valor numérico de la proporción que
guardan entre sí dos segmentos de recta a y b que cumplen la siguiente relación:
Otra división áurea que aparece con facilidad es la se denomina raíz de cinco. Con
el mismo número de líneas trazamos de igual forma pero en este caso la relación
es la inversa a la anteriormente explicada, en ésta, cada zona lateral es sección
áurea de la zona central. Tal vez hayas oído esto cuando alguien te ha hablado de
“despejar o liberar” el centro de la imagen. Las podéis ver en la imagen que a
continuación vemos en el siguiente apartado.
Equilibrio
La colocación del motivo principal fuera del centro, como en el caso de
de los tercios o de la proporción áurea, “crea” una fotografía más
interesante, pero puede dejar un vacío, en ocasiones, en la escena que
puede hacer parecer que falta algo. En estas ocasiones podemos equilibrar
el “peso” del motivo principal mediante la inclusión en la escena de otros
motivos secundarios para “rellenar” el espacio o aire que puede motivar esa
sensación de vacío. A veces incluso podemos tener dos motivos o más
principales cada uno equilibrando a los otros. En la foto siguiente vemos
como el recurso de aprovechar las fuentes de iluminación traseras
favorecen el equilibrio de la composición.
Las líneas
Las líneas en la composición fotográfica son guías que nos llevan por un
camino dentro la imagen hasta un determinado punto de interés. Saber
jugar bien con ellas a la hora de lograr una buena composición hace que
sea uno de los recursos más difíciles de utilizar aunque su concepto sea
sencillo. Uno de los ejemplos más conocidos son las líneas paralelas que
“visualmente parecen” converger en un punto de fuga en muchas fotografías
de paisaje.
Fotografía de Ángel Valencia en nuestro grupo de flickr
Pero no tiene porqué ser siempre así. Además muchas veces pensamos
solamente en líneas rectas y tampoco debe ser así, hay otras maneras. Otro
recurso puede ser en la fotografía de paisaje el integrar un camino o
carretera a modo de guía para el espectador. Esto podemos conseguirlo
desde un punto de vista elevado o uno más bajo.
Fotografía de Iván Domínguez en nuestro grupo de flickr
Fotografía de Serching♪♫ en nuestro grupo de flickr
A veces en arquitectura lo tenemos algo más fácil, pero hay que saber leer
las formas dentro del encuadre. Para ello prueba a inclinar o girar la
cámara, en este caso lo importante no es que esté torcido o no, si no la
forma resultante.
Conclusiones
En resumen, el equilibrio aporta orden y sensación de llenar la
composición. Las líneas nos orientan de forma visible unas veces y de
forma invisible otras veces hacia en motivo principal de nuestra
composición. En los siguientes capítulos iremos descubriendo más secretos
de la composición fotográfica. Y, recuerda, el don está en la mirada del
fotógrafo.
Hoy empezamos un nuevo capítulo de esta serie sobre composición. En él
empezaremos a abordar algo más el tema de líneas como os
comentábamos en la anterior entrega: líneas horizontales y verticales,
triángulos, simetría, asimetría y patrones. Y es que el cerebro humano
acostumbrado sin querer a la geometría, busca todo tipo de formas a la hora
de descomponer una imagen. Por eso es tan importante el buscar este tipo
de geometrías a la hora de componer.
Respondiendo a una persona que preguntaba si hay que tener todos estos
elementos en la cabeza. Mi respuesta es que no. Pero debemos aprender a
identificar dichos elementos a la hora de componer nuestras fotografías.
No quiere decir que en una composición tengamos que meter todos los
elementos de todas las reglas ni mucho menos. No. Tienes muchas
combinaciones y posibilidades. Usa unas y contradice en otras, experimenta
y crea pero con sentido. No vale cualquier cosa.
Las líneas verticales que nos transmiten ligereza y movimiento pero tiene
explicación y es que normalmente para “destacar” la amplitud y peso de
estas líneas el encuadre lo realizamos en vertical, favoreciendo dichas
sensaciones. Por lo que la vista al recorrer la imagen es de abajo a
arriba(sucede en edificios normalmente) o de arriba a abajo (sucede en los
retratos, normalmente). Curioso ¿verdad?
Los triángulos
Los triángulos son en geometría el elemento, dentro de la familia de los
polígonos, más simple. Tan solo hacen falta 3 puntos para tener un triángulo
(los mismos que para determinar un plano geométrico). Por eso son
fácilmente reconocibles por nuestro cerebro a la hora de interpretar una
imagen.
Fotografía de Teo Barker en nuestro grupo de flickr
Otro ejemplo que sucede y tiene relación con otra regla (la de elementos
impares), es que al fotografiar tres elementos, imagina por ejemplo, tres
piezas de ajedrez, inveitablemente observaremos un triángulo. Un buen
ejercicio que puedes hacer para descomponer y analizar tus fotografías y
ver si están bien compuestas es identificar triángulos.
En el primer caso para que funcione esa simetría hay que “romperla”, de
no hacerlo la imagen puede volverse tremendamente aburrida y más
cuando estamos usando aperturas amplias, en mi opinión, claro está. El
truco para hacer que funcione muchas veces reside en que el sujeto adopte
una pose que no sea simétrica con su propio cuerpo o bien romper la
simetría con los elementos del fondo. Esto último si visitáis la Entrevista a
Joel Grimes: Realidad o Fantasía que hicimos hace unos meses, podréis
verlo claramente en la foto de la portada de aquel artículo. De ese mismo
artículo podéis observar como un gesto muy sutil, como es colocar al
atleta en posición de tacos de salida, sirve para romper una composición
aburrida y hacer que la imagen funcione muy bien visualmente a pesar de
colocar al sujeto centrado en la imagen. Esos pequeños detalles son los
que, en muchas ocasiones, hacen que una imagen funcione o no. Así, por
ejemplo, si hubiera un exceso de asimetría en el fondo también la imagen
probablemente no funcionaría también.
En resumen
Seguimos viendo que las normas son solamente orientaciones y que, al
final, el toque lo da el fotógrafo aportando ese punto de vista especial,
particular y único. Pero, ojo hay determinadas cosas que, como hemos
mencionado, en la mayoría de las ocasiones no funcionan visualmente. Si
de verdad quieres aportar algo mejor que esa foto horizontal con el el sujeto
en el medio, recuerda, que para que funcione puede bastar con romper
sutilmente la simetría “aburrida” de la composición.
El color. Empezaré con una pequeña queja, hay gente que cuando se
relaciona fotografía con pintura, parece que le molesta. Es algo que he oído
en distintos foros y círculos. No entiendo porqué. La pintura es una
disciplina artística de la cual ha de beber un buen fotógrafo, así como de
otras muchas. Al menos en mi opinión. El manejo de la luz, perspectiva y
profundidad de los grandes maestros pintores te puede ayudar muchísimo
como fotógrafo.
El contraste y el color
A la hora de componer por color, uno de los principales factores es
el contraste. Pensemos en dos colores que están juntos. El contraste
intensifica las diferencias entre los dos. Lo sé bien, pues debido a mi cierto
grado de daltonismo, cuanto más contraste existe entre dos colores
contiguos mejor diferencio ambos. Podemos concluir que todos los colores
de una composición fotográfica se ven influenciados por los colores con los
que tienen contacto.
En el caso del color se busca que las composiciones sean armónicas (por
eso no suelen gustarnos las dominantes de color o los hdr exagerados),
haya más o menos contraste (por ejemplo, con las claves altas o bajas, bajo
contraste cromático o desaturación parcial). Siempre buscando un equilibrio
que es lo que hace que funcione visualmente. Con el Blanco y Negro (sí, lo
metemos aquí pues es una manera de componer por color) pasa eso
mismo. Cuántas veces te has dicho: “Esta foto queda mucho mejor en
blanco y negro”.
Gerard Amela en nuestro grupo de Flickr
Punto de Fuga
Un punto de fuga es un punto imaginario en nuestra fotografía al cual
parecen converger dos o más líneas. Dentro o fuera del marco de la
fotografía. Este efecto visual lo que nos aporta es una mayor sensación de
tridimensionalidad.
En definitiva, podríamos decir que los puntos de fuga nos ayudan a leer la
imagen, recorriendo las líneas convergentes y dirigiendo nuestra mirada
hacia algo que el fotógrafo ha considerado importante, dicho de forma
general.
¿Más tipos?
Sí, hay más tipo de perspectivas utilizadas, entre otras la perspectiva de 4
puntos que podemos utlizarla para representar panoramas que vayan hasta
los 360º, pero no hemos querido, por ahora, entrar mucho más en materia.
Horizonte
¿A qué llamamos horizonte? Horizonte (del griego, “al límite”) es la línea
evidente que se separa tierra de cielo. En muchas ocasiones, el horizonte
verdadero es tapado por árboles, edificios o montañas. La intersección que
resulta de la tierra y del cielo en lugar de otro se describe como horizonte
visible.