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Síndrome de Abstinencia

El síndrome de abstinencia es la unión de reacciones físicas o corporales que ocurren


cuando una persona deja de consumir sustancias a las que es adicta. La adicción puede
estar ligada a alguna sustancia psicoactiva, bebidas con etanol, comida (azúcar y harina),
tabaco u otras drogas1.

Este síndrome también puede presentarse en algunas enfermedades psicológicas como la


dependencia emocional, donde no se depende de una sustancia o droga, pero sí de afecto
desmedido o dependencia hacia otra persona, presentando el individuo somatización (es
decir, proceso por el cual se transforman o convierten problemas emotivos o psicológicos
en dolores físicos).

Aunque los síntomas varían en forma e intensidad de acuerdo con el producto empleado y
el tiempo que lleva desarrollándose la dependencia, en todos los casos se deben a que se
ha alterado el funcionamiento normal del sistema nervioso e igualmente el sistema
respiratorio.

El síndrome de abstinencia es denominado coloquialmente "mono".

Causas

En términos generales, las sustancias adictivas poseen compuestos semejantes a los


neurotransmisores (compuestos químicos empleados por las neuronas para comunicarse
entre sí) encargados de desencadenar la actividad de los centros cerebrales de
recompensa, placer o satisfacción, los cuales permiten la expresión de emociones
gratificantes como entusiasmo, alegría y serenidad. Precisamente por ello hay quienes los
utilizan para enfrentar momentos difíciles.

Pero, el uso frecuente de drogas, tabaco o alcohol exige cantidades cada vez mayores para
lograr el mismo efecto; a este hecho se le conoce como tolerancia, y ocurre porque las
sustancias adictivas sustituyen gradualmente la creación de neurotransmisores que
desencadenan sensaciones de bienestar. En consecuencia, el paciente pierde la capacidad
de experimentar gozo y tranquilidad de manera natural, y crea una dependencia o
consumo compulsivo para no sufrir una serie de malestares como ansiedad, nerviosismo,
alucinaciones, sudoración, temblores, escalofríos, dificultad para dormir, vómito y otros
que, en conjunto, forman el síndrome de abstinencia.

Cabe destacar que el abuso de sustancias no siempre crea dependencia física, sino
psicológica, la cual se basa en el deseo continuo de consumir un químico para hacer frente
a situaciones que generan malestar. Aunque también es muy difícil de superar, tiene la
peculiaridad de que cuando se deja de emplear la droga no se manifiestan cambios en el
organismo, es decir, no hay síndrome de abstinencia, sólo alteraciones emocionales y de
conducta.

El uso continuo de sustancias que actúan sobre el sistema nervioso es responsable de


dependencia física, ya que el cuerpo se adapta a ellas y el cerebro experimenta un cambio
en su estructura y desempeño, de manera que sólo puede funcionar normalmente ante la
presencia de dichos químicos, sin olvidar que cada vez requiere mayores dosis para
obtener efectos placenteros.

Es importante mencionar que cada sustancia actúa en forma particular en el cerebro y que
no todas generan dependencia física ni síndrome de abstinencia. Para explicarlo mejor,
podemos recurrir a una clasificación general de dichos químicos en tres grupos:

 Depresores: Dosis pequeñas generan euforia, pero cuando son altas relajan la
actividad del cerebro, produciendo aturdimiento y letargo, incluso la muerte al
paralizar la actividad nerviosa que controla al aparato respiratorio. Muchos de
estos químicos se utilizan con finalidades médicas, como tranquilizantes
(narcóticos) o inductores del sueño (hipnóticos). Los más conocidos en esta
clasificación son: alcohol, benzodiacepinas, fármacos calmantes, solventes y
adhesivos; los tres primeros generan dependencia física y psicológica, los dos
últimos sólo psicológica, según se ha comprobado hasta la fecha.
 Estimulantes: Incrementan la actividad del sistema nervioso central. Suelen
generar mejoría del estado de ánimo, sensación de felicidad, aparente aumento de
la capacidad mental y física, falta de sueño y apetito, así como mayor actividad en
general. Este grupo incluye anfetaminas, metanfetamina (speed),
metilendioximetanfetamina (éxtasis o MDMA), metilfenidato, fenciclidina (PCP o
polvo de ángel), cocaína, nicotina, y cafeína; todas estas sustancias generan
dependencia física y/o psíquica en distinto grado, además de síndrome de
abstinencia.
 Alucinógenos o psicodélicos: Producen la impresión de percibir imágenes o
sonidos que no pueden captarse ordinariamente con los sentidos, y son empleados
por algunas culturas en rituales. Producen aumento en la actividad de algunos
centros cerebrales, dilatación de las pupilas, frío en brazos y piernas, y sensación
de hormigueo en el estómago; así mismo, llegan a generar experiencias muy
placenteras o terroríficas. En esta categoría encontramos: dietilamida del ácido
lisérgico (LSD), mescalina (peyote) y psilocibina; existe discusión acerca de su
capacidad para generar dependencia psíquica, en tanto que la de tipo físico y el
síndrome de abstinencia parecen estar por completo ausentes, salvo en sustancias
específicas como la ketamina o la fenciclidina, cuya capacidad de provocar
dependencia, tanto física como psicológica, está comprobada.

Síntomas

Los síntomas del síndrome de abstinencia siempre dependerán de la sustancia utilizada y


del organismo de cada persona, ya que no siempre se tienen las mismas reacciones, en
términos generales describimos a continuación los síntomas correspondientes a las
adicciones más frecuentes:

Alcohol

El síndrome de abstinencia en bebedores relativamente moderados comienza de 12 a 24


horas después de haber dejado de beber, y sus síntomas son: temblor, debilidad,
escalofríos, cefaleas, deshidratación y náuseas. También es común el deseo de volver a
ingerir esta sustancia.

En grandes bebedores, además de lo anterior, puede producirse un evento más grave,


llamado delírium tremens, que ocurre entre 2 y 10 días después de dejar de ingerir alcohol
y que puede ser mortal. En principio, el paciente se muestra ansioso, desorientado, con
pesadillas, sudoración excesiva, alteraciones en el tacto y depresión profunda; en
ocasiones el pulso se acelera, hay fiebre, convulsiones (epilepsia alcohólica) y
alucinaciones. También parece que el suelo se mueve, la cama gira o las paredes caen.

Si hay deficiencia de vitaminas llegan a presentarse, después del delirium tremens, en el


que se pierde la memoria de acontecimientos recientes, y encefalopatía de Wernicke, que
genera movimientos anormales de ojos y extremidades, confusión y cambios de carácter.

Nicotina

Por regla general, cuanto más tiempo y más cigarrillos haya fumado una persona, mucho
mayor será la probabilidad de que presente síntomas al abandonar el consumo de tabaco;
los más comunes son: deseo irrefrenable de fumar, tensión, irritabilidad, dolor de cabeza,
dificultad para concentrarse, somnolencia o insomnio y aumento del apetito y de peso.

Narcóticos

Morfina, opio y heroína, además de sustancias farmacológicas como oxicodona y codeína


integran este grupo de depresores del sistema nervioso. La reacción del organismo ante la
abstinencia suele ser, en principio, respiración agitada acompañada de bostezos, lagrimeo,
flujo nasal y sudoración; luego se presentan hiperactividad, sentido de alerta exacerbado,
incremento del ritmo cardiaco, piloerección («piel de gallina») y fiebre. Otras
manifestaciones son pupilas dilatadas, temblores, escalofríos, dolor muscular,
inapetencia, dolor abdominal y diarrea.

Ansiolíticos e Hipnóticos

Son fármacos depresores de la actividad nerviosa, como benzodiacepinas, barbitúricos,


glutetimida, cloralhidrato y meprobamato que se prescriben con receta médica para
controlar la ansiedad o inducir el sueño, pero que al tomarse en altas dosis o por periodos
prolongados generan adicción. Al interrumpir su consumo cuando hay dependencia se
desencadena una reacción grave, aterrorizante y potencialmente mortal, muy parecida al
delirium tremens, cuyos síntomas principales son debilidad, malestar general, depresión,
temblores, deshidratación, delirio, insomnio y alucinaciones.

Anfetaminas

La adicción a estos estimulantes del sistema nervioso suele iniciar cuando se administran
como medicamentos para bajar de peso, aunque la metanfetamina y el MDMA o éxtasis
han alcanzado amplia difusión en el mercado ilegal. Cuando se interrumpe bruscamente
su consumo se generan cansancio y somnolencia extremas, si bien algunas personas se
muestran intensamente ansiosas e inquietas. Los consumidores que estaban deprimidos
al comenzar a usar las anfetaminas pueden incrementar su malestar cuando las dejan, al
grado de que adoptan tendencias suicidas. También experimentan delirios y
alucinaciones.

Cocaína

Es otro estimulante del sistema nervioso, sólo que más potente; puede inhalarse o
inyectarse, y cuando se hierve con bicarbonato sódico se obtiene el crack, que puede ser
fumado. La tolerancia se desarrolla rápidamente y las reacciones de abstinencia incluyen
cansancio, depresión, ansia de suicidio y cambios en el carácter a veces violento; en
ocasiones hay alucinaciones.

«Polvo de Ángel» o Fenciclidina

Fue desarrollado a mediados del siglo XX como anestésico, pero se suspendió su uso
porque los pacientes presentaban ansiedad, delirios y cuadros de psicosis temporal
(alteraciones profundas de la realidad y de la percepción sensorial); sin embargo, comenzó
a sintetizarse en laboratorios clandestinos para su uso como estimulante. Su abstinencia
genera depresión, ansia de consumir drogas, fatiga, dificultades para dormir o dormir
mucho, aumento del apetito y de peso, movimientos lentos o súbitos y sueños vívidos
desagradables. El carácter suele volverse violento y suicida.
Síndrome de Abstinencia Neonatal

Cuando una mujer embarazada es adicta, las sustancias que consume llegan al torrente
sanguíneo del feto a través de la placenta. Al nacer, la dependencia del bebé respecto a la
droga continúa, pero no su administración, por lo que padece diversos trastornos en su
sistema nervioso y en su organismo en general.

Además de las dificultades específicas del síndrome, de acuerdo con la sustancia


empleada por la madre, un bebé puede presentar otros problemas:

 Crecimiento deficiente.
 Nacimiento prematuro.
 Convulsiones.
 Defectos congénitos.
 Llanto excesivo y muy fuerte.
 Mala alimentación; pobre succión de leche materna.
 Muertes prematuras.

Diagnóstico

Por lo general se basa en:

 Observación de los síntomas antes descritos.


 Historia clínica, en la mayoría de las veces con ayuda de familiares o personas
cercanas.
 Revisión física realizada por un médico general, adictólogo o, en ocasiones, por un
especialista en urgencias.
 En algunos casos se requieren exámenes de toxicológica (detección de drogas)
para descubrir la presencia de numerosas sustancias en el organismo. Dichos
estudios pueden efectuarse con pruebas de orina (los más frecuentes) o de sangre
(de mayor precisión).

Prevención

En jóvenes y adultos la práctica de actividades deportivas o artísticas contribuye al manejo


constructivo de las emociones, por lo que es conveniente.

Tratamiento

La terapia de rehabilitación contra las adicciones tiene entre sus principales objetivos
ayudar a superar el síndrome de abstinencia. Nuevamente, en cada caso se debe
considerar cuál es la sustancia empleada por el paciente, ya que de ello dependerán las
medidas a seguir:

 Alcohol: Una de las primeras complicaciones en ser tratadas es la deficiencia


nutricional, por lo que es común la administración de complejos vitamínicos ricos
en vitamina C y vitamina (B1); también se combate la deshidratación con
soluciones intravenosas de magnesio y glucosa. Por otra parte, se suele prescribir
un fármaco benzodiacepínico durante algunos días para calmar la agitación, y en
caso de que el paciente sufra alucinaciones se darán antipsicóticos. Todas estas
medidas son más agresivas en caso de delírium trémens, aunque también se
requiere el empleo de analgésicos que ayuden a fiebre y dolores de cabeza.
Una vez que se ha superado la fase crítica del problema, se requiere la supresión
del alcohol por completo. Debido a que es prácticamente imposible que el
paciente lo logre por cuenta propia, es necesario que cuente con ayuda psicológica
y apoyo de sus familiares, sin olvidar la importancia de recibir asesoría individual
por parte del médico (a veces prescribirá algunos medicamentos que le ayuden a
prevenir recaídas, sin olvidar que probablemente requerirá atención especial
debido a problemas hepáticos o en los riñones). Es de mucha utilidad que se
integre a terapias grupales como las que brinda Alcohólicos Anónimos.

 Nicotina: Se han desarrollado diversas estrategias de terapia, aunque para que


cumplan con el objetivo de superar definitivamente el síndrome de abstinencia y
dejar de fumar es conveniente que se utilicen bajo prescripción médica. En casos
moderados es ideal recurrir a suplementos de nicotina en forma de goma de
mascar o parches, y en casos más severos fármacos como clonidina (ayuda a
regular la presión sanguínea), fluoxetina y buspirona (antidepresivos).

También son importantes el apoyo emocional y la terapia psicológica para superar


la dependencia a la nicotina, por lo que es altamente recomendable acudir a una
clínica antitabaco, donde se brinda tratamiento integral al paciente, siempre de
acuerdo con sus características.

 Narcóticos: La sustitución de estas sustancias por metadona es el principal


procedimiento para superar la abstinencia; de hecho, este fármaco es también un
narcótico, pero genera alteraciones menores, se toma con menos frecuencia y
puede disminuirse la dosis poco a poco. Asimismo, la naltrexona es útil para la
recuperación en caso de dependencia a la heroína, ya que bloquea los efectos de
esta droga incluso en dosis intravenosas importantes. Los grupos de ayuda o la
terapia psicológica son también de gran utilidad.
 Ansiolóticos e Hipnóticos: Incluso aplicando el mejor tratamiento, una persona
puede tardar un mes o más en sentirse normal. Frecuentemente, los médicos
tratan la abstinencia volviendo a administrar el fármaco causante, sólo que en
dosis inferior y disminuyéndola progresivamente a lo largo de días o semanas.
 Anfetaminas: Un consumidor crónico llega a necesitar de hospitalización durante
la abstinencia. Si sufre delirios y alucinaciones puede recibir un fármaco
antipsicótico, como clorpomacina, que tiene efecto calmante y alivia el
sufrimiento, aunque puede reducir la presión arterial en forma considerable.
Asimismo, un ambiente tranquilizante y seguro ayuda a la persona a recuperarse.
 Cocaína: El tratamiento exige supervisión de cerca porque la persona puede
volverse depresiva y suicida; por ello, muchas veces se recomienda su ingreso a un
hospital o centro de rehabilitación. El método más eficaz consiste en combinar
asesoramiento médico y psicoterapia personalizada o en grupo, además de que en
caso de que se presenten depresión o trastorno bipolar se deben administrar
antidepresivos o litio, respectivamente.
 Polvo de ángel o fenciclidina: Las medidas a tomar dependen de los síntomas
específicos: se administran fármacos para bajar la presión arterial elevada o para
frenar las convulsiones; cuando el paciente se agita, se le instala en una habitación
tranquila para que se relaje, aunque se le debe supervisar a menudo la presión
sanguínea, respiración y ritmo cardiaco. No ayuda hablarle de manera calmada, ya
que esto puede agitarle todavía más. En caso que la intranquilidad permanezca, se
dará un medicamento como diazepam. Superada la crisis se requiere tratamiento
psicológico y probablemente algún antidepresivo.

Abstinencia en recién nacidos: Los bebés con este problema son irritables y es difícil
consolarlos, por lo que envolverlos en una manta durante estos episodios puede ayudar.
Además, pueden requerir calorías adicionales debido a su mayor actividad, de modo que
se les proporcionan fórmulas lácteas que cubran sus exigencias. En caso de vómito o
diarrea, se administran líquidos por vía intravenosa para evitar deshidratación.

Se pueden recetar medicamentos para tratar síntomas severos, como metadona y


benzodiacepinas, especialmente las convulsiones. También es común que se utilice la
misma sustancia a la que fue expuesto el recién nacido, y una vez que se controlan los
síntomas del síndrome de abstinencia, se reduce gradualmente la dosis.

Referencias:

Psicoactivo: Se denomina psicoactivo toda sustancia química que, al introducirse


por cualquier vía (bocal o nasal) ejerce un efecto directo sobre el sistema nervioso
central (compuesto por el encéfalo y la médula espinal) y que ocasiona cambios
específicos en sus funciones. Estas sustancias son capaces de inhibir el dolor,
modificar el estado anímico o alterar las percepciones.2

El consumo de sustancia psicoactivas está documentada desde hace miles de años.


Históricamente, las sustancias psicoactivas se han usado para contextos religiosos,
médicos y para usos aprobados culturalmente (por ejemplo: alcohol, cafeína,
nicotina).
Adicción: Se considera que una sustancia psicoactiva genera adicción en su
consumidor cuando genera síndrome de abstinencia al dejar de consumirla. Sin
embargo, no todas tienen ese efecto.

Dependencia: Se considera que una sustancia psicoactiva genera dependencia en


su consumidor cuando cumple al menos tres de cuatro requisitos:

1. Genera síndrome de abstinencia al dejar de consumirla.


2. Lleva al consumidor a la reincidencia.
3. Se utiliza con fines recreacionales, no terapéuticos.
4. Tiene la capacidad de influir cambios sobre las funciones normales de la
mente del consumidor.

Clasificación: Bajo cuatro ámbitos principalmente: químico, legal, psicopatológico y


por grado de dependencia.

Químico

Se clasifican por su estructura química, entendiéndose los siguientes grupos:

 Alcohol:
-fermentado (vino, cerveza)

-Destilado (brandy, whisky, ron)

-Artificial (licores, anís)

 Alucinógenos: incluyen en este grupo el LSD, la fenciclidina (PCP), la


mescalina, la psilocibina, la DMT y los ácidos;
 Drogas de diseño: la principal es el éxtasis;
 Psicodepresores: entre estos, se encuentran las benzodiazepinas y los
barbitúricos;
 Psicoestimulantes: la cocaína, la anfetamina, el tabaco, la cafeína, la
xantina;
 Cannabicos: estas sustancias (marihuana, hachís) no causan dependencia
física, pero causan dependencia psicológica por un tiempo prolongado[cita
requerida];
 Opiáceos: comprende opio, heroína, morfina, codeína;
 Opioides: incluye oxicodona, hidrocodona, tramadol;
 Volátiles: disolventes, lacas, pinturas, pegamentos.
Legal

Comprende los fármacos legales: el alcohol, el tabaco, el azúcar, la cafeína, los


fármacos psicotrópicos (tranquilizantes, las anfetaminas, los analgésicos, los
barbitúricos), entre otros. En este último caso puede darse su uso ilegal cuando se
produce por fuera de una prescripción médica que responde a un plan terapéutico.

En algunos países, los cannabinoides son totalmente legales o con cierto nivel de
legalidad; por ejemplo, exclusivamente para estudio o uso médico.

Psicopatológico

Psicotrópicos: Un psicotrópico o sustancia psicotrópica o (del griego


psyche, 'mente', y tropein, 'tornar') es un agente químico que actúa sobre
el sistema nervioso central, lo cual trae como consecuencia cambios
temporales en la percepción, ánimo, estado de conciencia y
comportamiento. En ocasiones, se llama a los psicotrópicos psicoactivos o
psicoactivantes, a pesar de que no todos promueven la activación del
sistema nervioso. Una acepción más restringida del término «psicotrópico»
refiere, en particular, a aquellas sustancias medicinales incluidas en la
Convención sobre sustancias psicotrópicas.

Depresores
Son aquellos que atenúan o inhiben los mecanismos cerebrales de la vigilia
actuando como calmantes o sedantes. En este grupo se encuentran drogas
como el alcohol, la heroína y derivados de los opiáceos, las benzodiazepinas
y los inhalantes. Un depresor es una sustancia química que ralentiza la
actividad del sistema nervioso central. Los depresores son utilizados en
medicina como ansiolíticos, analgésicos, sedantes o somníferos. También
son utilizados con fines no terapéuticos como drogas lúdicas o de abuso.
Los depresores más comunes son el alcohol, los opioides, los barbitúricos y
las benzodiazepinas.

Efectos
Sus efectos inducen:
 Sensación de calma y de bienestar lo que disminuye la ansiedad;
 Somnolencia;
 Euforia en pequeñas dosis;
 Sensación de aturdimiento;
 Relajación muscular;
 Disminución de la velocidad de los movimientos y de los reflejos,
incluso pérdida de la coordinación motriz;
 A veces náuseas.

En caso de sobredosis, estas sustancias pueden provocar la muerte por


depresión respiratoria.

Estimulantes
Un estimulante (del verbo latino stimulāre) o psicoestimulante o
psicotónico es, en general, una droga que aumenta los niveles de actividad
motriz y cognitiva, refuerza la vigilia, el estado de alerta y la atención.

Inicialmente, el hombre descubrió los estimulantes en la naturaleza, pues


se encontraban (al igual que ahora) profusamente distribuidos en distintas
especies vegetales. Desde entonces, estos han coexistido con nuestro
género, forjando hábitos y creencias profundamente arraigados en todas
las culturas.

A partir del siglo XIX, se sumaron a esta clase farmacológica las moléculas
aisladas del sustrato vegetal (fundamentalmente alcaloides) y, más tarde,
aquellas que surgieron como producto exclusivo de reacciones químicas
ensayadas por el hombre, es decir, las variantes sintéticas.
Actúan acelerando los procesos mentales, haciendo que la persona que las
consume se sienta más alerta y eufórica, aumentan la actividad motriz y se
estimula el sistema cardiovascular. Las más conocidas son: la cocaína, la
pasta base, las anfetaminas, el éxtasis, y el cigarrillo (en menor medida).

Alucinógenas
Son aquellas drogas que alteran la percepción, provocando sensaciones
irreales o distorsionadas a través de la vista, el tacto e incluso el gusto, el
olfato y la audición. Las más conocidas son el LSD y la mescalina. Otros son
los inhalantes y chamico que también son depresores, pensando también
en sustancias psicoactivas, al igual que cierto tipo de hongos.

Se llama alucinógenos a cierto tipo de drogas que, en dosis no tóxicas,


causan alteraciones profundas en la percepción de la realidad del
consumidor. Bajo su influencia, las personas ven imágenes, escuchan cosas
y experimentan sensaciones muy distintas a las propias de la vigilia. Algunos
alucinógenos también producen oscilaciones emocionales rápidas e
intensas. En su aspecto negativo, en muchas ocasiones producen confusión
mental, pérdida de memoria o desorientación en la persona, de espacio y
de tiempo.

Son sustancias que provocan estados alterados de conciencia que afectan a


la percepción (alucinación) y varían la noción de la propia identidad. Sus
efectos son muy variables, dependiendo tanto de la dosis como de las
expectativas del sujeto y el ambiente que le rodea durante la experiencia.
Cuando, por una razón u otra, el balance de la experiencia resulta
desagradable para el sujeto suele hablarse coloquialmente de "mal viaje".

Los alucinógenos producen sus efectos interrumpiendo la interacción de las


células nerviosas y el neurotransmisor serotonina. Distribuido por el
cerebro y la médula espinal, el sistema de serotonina está involucrado en el
control de los sistemas de conducta, percepción y regulación, incluyendo el
estado de ánimo, el hambre, la temperatura corporal, el comportamiento
sexual, el control muscular y la percepción sensorial. Algunos alucinógenos
antes de llegar al proceso anteriormente descrito pierden un radical en su
molécula: tal es el caso de la psilocybina, contenida en los hongos del
género psilocybe, que una vez dentro del cuerpo pierde un radical fósforo
para de este modo convertirse en psilocina, que al parecer es la sustancia
que libera los mecanismos en el sistema nervioso.

El LSD (acrónimo del término alemán para la dietilamida del ácido lisérgico)
es la droga que se identifica más comúnmente con el término
"alucinógeno" y la más ampliamente usada de este tipo de drogas. Se
considera el alucinógeno típico y las características de sus acciones y
efectos se aplican a los otros alucinógenos, incluyendo a la mescalina, la
psilocibina y la ibogaína, aunque la experiencia con cada alucinógeno varía.

Entre los más utilizados están el LSD, los hongos psilocibios, la mescalina,
presente en el peyote y los cactos de la familia Trichocereus, y otros más.

Existen muchas lagunas en el conocimiento científico de las drogas


visionarias debido a las trabas que la legislación impone en casi todos los
países a la investigación de este tipo de sustancias, sobre todo cuando en
ella interviene el consumo humano.

Opiáceos
El término opiáceo se refiere a los alcaloides presentes en el opio, un
extracto de la exudación lechosa y blanca obtenida de la incisión de la
cápsula de la amapola o adormidera (Papaver somniferum L.). También se
ha utilizado tradicionalmente para referirse a los derivados naturales y
semi-sintéticos de la morfina. Este término se usa con frecuencia
incorrectamente para referirse a todas las drogas con acción farmacológica
similar al opio o a la morfina, las que pueden clasificarse más
apropiadamente bajo el término opioide.

Los principales opiáceos provenientes del opio son la morfina, codeína, y


tebaína. La papaverina también está presente, pero prácticamente no tiene
efecto sobre el sistema nervioso central, por lo que verdaderamente no se
considera un opioide.

Opioides
Un opioide es cualquier agente endógeno o exógeno que se une a
receptores opioides situados principalmente en el sistema nervioso central
y en el tracto gastrointestinal.

Aunque el término opiáceo es frecuentemente utilizado para referirse a


todas las drogas similares al opio, es más apropiado limitar su alcance a los
alcaloides naturales del opio y a sus derivados semi-sintéticos. Hay tres
grandes clases de sustancias opiáceas: alcaloides del opio, tales como
morfina (el opiáceo prototípico) y codeína; opioides semi-sintéticos, tales
como heroína y oxicodona; y opioides completamente sintéticos, tales
como petidina y metadona, que tienen una estructura no relacionada con
los alcaloides del opio. El término opioide se refiere únicamente a las
sustancias endógenas y exógenas con afinidad por estos receptores, como
las endorfina las encefalinas o las dinorfinas.
Los opiáceos se recetan frecuentemente por sus propiedades efectivas
analgésicas de aliviar el dolor.

Desorganizadoras del SNC


Son aquellas que sin producir otros efectos (como los anteriormente
mencionados), alteran el funcionamiento normal y corriente del SNC,
dependiendo precisamente del estado mental del individuo para producir
sus efectos. Entre las sustancias más famosas que provocan estos síntomas,
encontramos a la cannabis sativa. La que provoca relajación, aumento de
los sentidos, pasividad y reflexión, dependiendo de su dosis, forma de
consumo, variedad e interacción con otras drogas como el alcohol.

Grado de Dependencia
No todas producen dependencia. La dependencia que generan puede ser
psicológica o física.
Síndrome de Abstinencia
Conocido comúnmente como “el mono”, el síndrome de abstinencia consiste en una serie
de reacciones físicas que aparecen cuando una persona que sufre adicción a una sustancia
deja de consumirla.

El Síndrome de Abstinencia (SA) es lo que comúnmente se conoce como “el mono”.


Corresponde a una serie de reacciones físicas que aparecen cuando una persona que sufre
adicción a una sustancia deja de consumirla. El SA puede aparecer relacionado con
cualquier sustancia que tenga el potencial de crear dependencia; el alcohol, el tabaco,
cocaína, cannabis, cafeína, benzodiacepinas, etcétera.
El síndrome de abstinencia no es entendido como una enfermedad sino como una
condición que altera el estado de salud, siendo necesaria su aparición en el proceso de
deshabituación a la sustancia.

Tipos de Síndrome de Abstinencia

El síndrome de abstinencia agudo es el más conocido. Se trata de una serie de reacciones


fisiológicas y psicológicas que aparecen nada más interrumpir el consumo de una
sustancia psicoactiva hacia la que se sufre adicción. Los síntomas dependerán del tipo de
sustancias psicoactiva. Generalmente el SA produce lo contrario al consumo de la
sustancia (por ejemplo, si el consumo de cocaína produce activación e hiperalerta, su
síndrome de abstinencia produce decaimiento, desgana, etcétera). La intensidad y
gravedad de estos síntomas varían en función del tipo y de la cantidad de sustancia
habitualmente consumida.

Sin embargo a este síndrome de abstinencia le acompañan frecuentemente otros SA


menos conocidos. Estos son:

 Síndrome de abstinencia tardío: caracterizado por un conjunto de alteraciones del


sistema nervioso asociado con problemas de salud física y psicológica. El SA tardío
interfiere de forma significativa en la vida del paciente además de aumentar la
probabilidad de recaía.

 Síndrome de abstinencia condicionado (o psicológico): los síntomas del SA agudo


re-aparecen cuando la persona se encuentra en situaciones en donde
habitualmente consumía la sustancia. En este síndrome ha habido un proceso de
aprendizaje en el que se asocian determinados estímulos a la conducta de
consumir. Por ejemplo, es frecuente que los fumadores fumen más en
circunstancias concretas. Así pasa por ejemplo, cuando se toma café o en el
descanso de una charla. El SA condicionado aparecerá en el proceso de
deshabituación tabáquica en estas circunstancias.

 Síndrome de abstinencia alcohólica: activación del sistema nervioso autónomo


(sudoración, taquicardia, hipertensión) temblor de manos, insomnio, etcétera. Se
pueden experimentar alucinaciones entre 6-48 horas después de dejar de beber
que normalmente son visuales. También pueden aparecer convulsiones. Estos
síntomas pueden derivar en delirium tremens.

 Síndrome de abstinencia de nicotina: estado de ánimo depresivo, insomnio,


irritabilidad, frustración o ira, ansiedad, dificultades de concentración, inquietud o
impaciencia, disminución de la frecuencia cardíaca, aumento del apetito o
aumento de peso.

 Síndrome de abstinencia del consumo a la cafeína: dolor de cabeza, nauseas,


irritabilidad, sueño, cansancio. Estos síntomas pueden aparecer dentro de los 12 a
24 horas de dejar de tomarla y duran de uno a cinco días.

 Síndrome de abstinencia a las benzodiacepinas: ansiedad, irritabilidad, insomnio y


alteraciones sensoriales (p.ej. hipersensibilidad a la luz, el ruido, etcétera).

 Síndrome de abstinencia al cannabis: sudoración, náuseas, vómitos, diarrea,


irritabilidad, anorexia, nistagmus (movimiento involuntario de los ojos), pérdida de
peso y alteraciones del sueño.

 Síndrome de abstinencia a la cocaína: disforia, apatía, desgana, decaimiento e


irritabilidad.

Diagnóstico del síndrome de abstinencia

Según el DSM-IV-TR, el síndrome de abstinencia (SA) está descrito en el apartado


de los trastornos inducidos por sustancias. Para diagnosticar síndrome de
abstinencia deben cumplirse los siguientes tres criterios:

 Presencia de un síndrome especifico de una sustancia debido a la interrupción o


reducción de su consumo prolongado y en grandes cantidades.
 Causa un malestar clínicamente significativo o un deterioro de la actividad laboral
y social o en otras áreas importantes de la actividad del individuo.
 Los síntomas no se deben a una enfermedad médica y no se explican mejor por la
presencia de otro trastorno mental.
Síndrome de Abstinencia Neonatal

¿Qué es el síndrome de abstinencia neonatal?

El síndrome de abstinencia neonatal (SAN) es un término para denominar al grupo de


problemas que experimenta un bebé cuando se lo aparta de la exposición a narcóticos.

¿Cuáles son las causas del síndrome de abstinencia neonatal?

Casi todas las drogas pasan del torrente sanguíneo de la madre al feto a través de la
placenta. Las sustancias ilícitas que causan la dependencia de drogas y adicciones en la
madre también pueden provocar que el feto se vuelva adicto. Al nacer, la dependencia del
bebé a la sustancia continúa. Sin embargo, como la droga ya no está disponible, el sistema
nervioso central del bebé se hiperestimula. lo cual provoca los síntomas de abstinencia.

Algunas drogas tienen más probabilidades de provocar el síndrome de abstinencia


neonatal que otras, pero casi todas tienen algún efecto sobre el bebé. Los opiáceos, como
la heroína y la metadona, provocan síndrome de abstinencia en más de la mitad de los
bebés expuestos antes de nacer. La cocaína puede provocar algunos síntomas de
abstinencia, pero los principales se deben a los efectos tóxicos de la droga en sí. Otras
drogas, como las anfetaminas y los barbitúricos, también pueden provocar síndrome de
abstinencia. El consumo de alcohol provoca síndrome de abstinencia en el bebé, así como
también un grupo de problemas llamado trastornos del espectro alcohólico fetal ("FASD",
por sus siglas en inglés), que incluyen malformaciones congénitas.

¿Por qué el síndrome de abstinencia neonatal es un problema?

Cuando una madre consume sustancias ilícitas, pone al bebé en riesgo de padecer muchos
problemas. Es menos probable que una madre que consume drogas busque atención
prenatal, lo cual puede aumentar los riesgos para ella y su bebé. Además, las mujeres que
consumen drogas son más propensas a tomar más de una, lo cual puede complicar el
tratamiento. También hay un mayor riesgo de contraer VIH y SIDA entre las personas que
usan drogas por vía intravenosa (IV).

Además de las dificultades específicas del síndrome de abstinencia después del


nacimiento, los problemas del bebé pueden incluir, entre otros, los siguientes:

 Crecimiento intrauterino deficiente


 Nacimiento prematuro
 Convulsiones
 Defectos de nacimiento
Cada droga específica a veces provoca problemas específicos en el bebé, los cuales
pueden incluir los siguientes:

 La heroína y otros opiáceos, entre ellos la metadona, pueden provocar un


síndrome de abstinencia grave en el bebé; algunos síntomas llegan a durar entre
cuatro y seis meses. Los bebés de madres consumidoras de metadona también
pueden sufrir convulsiones;
 El consumo de anfetaminas durante el embarazo está asociado con el bajo peso al
nacer y el nacimiento prematuro;
 El consumo de cocaína por parte de la madre durante el embarazo está asociado
con el crecimiento fetal deficiente, el retraso en el desarrollo, los trastornos del
aprendizaje y el bajo coeficiente intelectual del bebé;
 El consumo de marihuana está vinculado con el bajo peso al nacer;
 El consumo de alcohol durante el embarazo también tiene efectos significativos en
el feto y en el bebé. El crecimiento durante el embarazo y después del nacimiento
es más lento. Dentro de los trastornos del espectro alcohólico fetal se observan
deformidades en la cabeza y la cara, defectos cardíacos y retraso mental.
 Los efectos del cigarrillo sobre el feto se conocen desde hace tiempo. Por lo
general, las fumadoras tienen bebés más pequeños que las no fumadoras. Los
bebés de fumadoras también pueden tener mayor riesgo de nacimiento
prematuro y muerte intrauterina.

¿Cuáles son los síntomas del síndrome de abstinencia neonatal?

Los síntomas del síndrome de abstinencia neonatal varían según el tipo de sustancia
utilizada, la última vez que se consumió y si el bebé nace a término o es prematuro. Los
síntomas pueden comenzar en apenas 24 a 28 horas después del nacimiento o después de
cinco a diez días.

A continuación se enumeran los síntomas más comunes del síndrome de abstinencia


neonatal. Sin embargo, cada bebé puede experimentar los síntomas de manera diferente.
Los síntomas del síndrome de abstinencia en bebés nacidos a término pueden incluir:

 Temblores
 Irritabilidad (llanto excesivo)
 Problemas para dormir
 Llanto fuerte
 Tono muscular rígido
 Reflejos hiperactivos
 Convulsiones
 Bostezos, congestión nasal y estornudos
 Mala alimentación y succión
 Vómitos
 Diarrea
 Deshidratación
 Sudor
 Fiebre o temperatura inestable

Los bebés prematuros pueden tener un riesgo menor de sufrir síntomas de abstinencia o
tener síntomas menos graves y recuperarse más rápidamente.

Los síntomas del síndrome de abstinencia neonatal pueden ser similares a los de otras
afecciones o problemas médicos. Siempre debe consultar a su médico para obtener un
diagnóstico.

¿Cómo se diagnostica el síndrome de abstinencia neonatal?

Es importante contar con un informe preciso del consumo de drogas de la madre,


incluyendo el momento en que se consumió la última droga. Se puede utilizar un sistema
de clasificación de la abstinencia neonatal para ayudar a diagnosticar y determinar la
gravedad del síndrome de abstinencia. Mediante este sistema, se asignan puntos por
ciertos signos y síntomas y la gravedad de cada uno. Este puntaje también puede servir
para planificar el tratamiento.

Tratamiento del síndrome de abstinencia neonatal

El médico del bebé determinará el tratamiento específico para el síndrome de abstinencia


neonatal según:

 La edad gestacional del bebé, salud general e historia clínica


 Magnitud de la enfermedad
 Tolerancia del bebé a medicamentos específicos, procedimientos o terapias
 Expectativas para el curso de la enfermedad
 Su opinión o preferencia

Los bebés con síndrome de abstinencia neonatal son irritables y muchas veces es difícil
consolarlos. Fajar o envolver al bebé ajustado en una manta puede ayudar a calmarlo.
Estos bebés además pueden necesitar calorías adicionales debido a su mayor actividad y
quizá necesiten una fórmula alta en calorías. A veces se necesita aplicar fluidos por vía
intravenosa (IV) si el bebé se deshidrata o sufre vómitos y diarrea graves.
Algunos bebés pueden necesitar medicación para tratar algunos síntomas graves de
abstinencia, como por ejemplo las convulsiones, y para ayudarlos a aliviar el malestar y los
problemas de la abstinencia. La droga para el tratamiento pertenece generalmente a la
misma familia que la sustancia por la que el bebé sufre abstinencia. Una vez que están
controlados los signos de la abstinencia, se disminuye gradualmente la dosis para ayudar
al bebé a independizarse de la droga. Consulte al médico de su bebé para saber qué
tratamientos pueden ser más eficaces para él.

Prevención del síndrome de abstinencia neonatal

El síndrome de abstinencia neonatal es un problema que se puede prevenir fácilmente.


Sin embargo, requiere que la madre deje de consumir drogas antes de la concepción o
apenas sepa que está embarazada, si el doctor lo considera seguro.

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