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Efectos de la electricidad sobre el cuerpo humano

Cuando alguna parte o partes del cuerpo humano entran en contacto con dos
puntos u objetos entre los que existe una diferencia de potencial (voltaje), se
establece el paso de una corriente eléctrica a través del cuerpo que puede
producir efectos muy diversos, desde un leve cosquilleo hasta la muerte, pasando
por contracciones musculares, dificultades o paro respiratorio, caídas,
quemaduras, fibrilación ventricular y paro cardíaco. Esto se conoce como choque
eléctrico.

El choque eléctrico puede producirse al tocar elementos sometidos a tensión,


como cables o barras metálicas desnudas (contacto directo), u objetos,
normalmente inofensivos, cuya tensión se debe a fallos y defectos de aislamiento
(contacto indirecto).

Esquema de red trifásica


Para poder comprender el proceso es necesario puntualizar que la red de
distribución en baja tensión -la que entra en nuestros domicilios, oficinas, locales
comerciales, etc.- es trifásica y el neutro está conectado a tierra.
A partir del esquema anterior puede inferirse que, si una persona entra en contacto
con una de las fases L1, L2, L3 y tiene los pies apoyados en el suelo (o toca
alguna masa metálica, tubería, etc. que haga buen contacto con tierra) se cerrará
el circuito estableciéndose una corriente que atravesará su cuerpo, produciéndole
el choque. Lo mismo ocurrirá si toca la carcasa metálica de algún aparato que
presente defectos de aislamiento.

Los factores que determinan la severidad de las lesiones son:

El tipo de corriente, continua (pilas y baterías) o alterna (red eléctrica).


En general, la corriente alterna de baja frecuencia (50 – 60 Hz) que se distribuye a
través de la red puede llegar a ser hasta 3 o 5 veces más peligrosa que la
continua. Puesto que se trata del tipo de corriente al que habitualmente estamos
expuestos en viviendas, locales, comercios, oficinas, etc., nos centraremos en los
riesgos que lleva asociados la alterna.

La intensidad y el tiempo.
En general, cuanto mayor es la intensidad y/o el tiempo en que circula corriente
por nuestro cuerpo, más graves son las consecuencias. La tabla siguiente muestra
los efectos generados en función de la intensidad y el tiempo de exposición, en un
adulto de más de 50 kg de peso, suponiendo que los puntos de contacto son dos
extremidades.
Las definiciones de los términos empleados son:

Umbral de percepción: Valor mínimo de intensidad que provoca una sensación


en una persona.
Umbral de reacción: Corriente mínima que produce una contracción muscular.
Umbral de no soltar: Valor máximo de la intensidad para el cual una persona
puede soltarse de unos electrodos que provocan el paso de la corriente. En
corriente alterna se considera que este valor es de 10 mA, para cualquier tiempo
de exposición.
Umbral de fibrilación ventricular: Valor mínimo de la intensidad que puede
originar fibrilación ventricular. Decrece sustancialmente cuando la duración del
paso de corriente se prolonga más allá de un ciclo cardíaco. Es la causa principal
de muerte por accidentes eléctricos.
La tensión y la resistencia
La tensión (voltaje) no es peligrosa en sí misma, pero, de acuerdo con la ley de
Ohm, ocasiona el paso de una corriente cuyos efectos ya se han descrito y cuya
magnitud depende, además, de la resistencia.

La tensión de contacto, que es la existente en el punto de contacto antes de que


éste se produzca, es fácil de estimar o calcular. En el caso de instalaciones de
baja tensión (domésticas o industriales), en Europa suele ser de 230 V si el
contacto es entre fase y neutro (o entre fase y tierra), que es el caso más
frecuente, y de 400 V si se tocan dos fases simultáneamente.

El problema reside en determinar el valor de la resistencia, ya que ésta, en el caso


del cuerpo humano no sólo depende de condiciones externas o ambientales
(grado de humedad de la piel, presión de contacto, estado de la epidermis y zona
de contacto, etc.) sino también del valor de la tensión. Por tanto, podríamos decir
que la corriente depende doblemente de la tensión estableciéndose entre ambas
una relación directamente proporcional a través de la ley de Ohm, y una
dependencia con la resistencia, que figura en el denominador de dicha ley.

Tomando como referencia la resistencia de una mano a la otra en condiciones de


piel seca, una corriente alterna a frecuencia de la red (50 Hz) y una superficie de
contacto de 50 a 100 cm2, la NTP 400 del Instituto Nacional de Seguridad e
Higiene en el Trabajo establece los siguientes valores para la resistencia (más
propiamente impedancia) del cuerpo humano.
Según puede verse, en el caso de una red doméstica a 230 V, el 5% de la
población tendría una resistencia inferior o igual a 1000 Ω, el 50% no superaría los
1350 Ω y el 95% tendría un valor igual o menor que 2125 Ω. Obviamente el peor
caso corresponde a los 1000 Ω, que darían lugar al paso de una corriente de 230
mA cuyas consecuencias podrían ser fatales.

El recorrido de la corriente
La gravedad de un accidente depende del camino de la corriente a través del
cuerpo. Una trayectoria larga, en principio, presentará mayor resistencia dejando
pasar menos intensidad, pero si atraviesa órganos vitales como el corazón, los
pulmones, el hígado, etc., puede provocar lesiones mucho más graves. Los
recorridos más peligrosos son los que afectan a la cabeza (daños cerebrales) o al
tórax (parada cardiorrespiratoria).

Los valores de intensidad y tiempo reflejados en la “Tabla de Efectos Fisiológicos”


corresponden a un trayecto “mano izquierda – dos pies”. Para otros caminos debe
aplicarse un coeficiente de corrección F llamado “factor de corriente de corazón”
que permite calcular la equivalencia del riesgo de las corrientes que atraviesan el
cuerpo siguiendo otros recorridos.
La intensidad equivalente viene dada por la fórmula:

Ieq = Iref/F
siendo Iref la intensidad correspondiente al trayecto mano izquierda – dos pies
y F el factor de corriente de corazón.

Corriente de corazón “F”

Protección frente a Riesgos Eléctricos

El tema de la protección frente a riesgos eléctricos es complejo y propio de


especialistas a causa de la gran cantidad de variables y circunstancias a tener en
cuenta. Por ello, además de recomendar grandes dosis de prudencia y sentido
común nos limitaremos a destacar la importancia de tres elementos que
obligatoriamente deben formar parte de la acometida para que la instalación
pueda ser autorizada.

El Interruptor de Control de Potencia. (ICP)


El ICP era el elemento que hasta tiempos recientes cumplía dos misiones: debía
cortar el paso de corriente si la potencia consumida era superior a la autorizada y
proteger toda la instalación en caso de cortocircuito o sobrecarga, desconectando
después de un cierto tiempo. En la actualidad, la legislación obliga a la separación
de ambas funciones, de modo que el control de la potencia usada, que no puede
ser superior a la contratada, corre a cargo de un contador inteligente que realiza
una tele gestión del consumo, en tanto que las funciones de protección
(sobrecarga y cortocircuito) las efectúa un interruptor magneto térmico (interruptor
automático). Situado inmediatamente a la entrada de la línea de alimentación
consiste en un interruptor con disparo magnético en caso de grandes intensidades
y disparo térmico por efecto Joule en caso de sobrecargas moderadas. El
dispositivo consta, por tanto, de dos partes, un electroimán y una lámina
bimetálica, conectadas en serie y por las que circula la corriente que va hacia la
carga. La actuación magnética permite un corte de corriente muy rápido
(típicamente 20 – 30 ms) en caso de cortocircuito mientras que la acción térmica
proporciona un tiempo disparo inversamente proporcional al cuadrado de la
intensidad, lo que representa de segundos a minutos en función de la relación
entre la intensidad real y la nominal del interruptor.

ICP bipolar

Se trata de un elemento esencial de seguridad para evitar incendios y otros


accidentes, que debe mantenerse en perfectas condiciones y no bloquearse ni
sustituirse por otro de mayor calibre si se desconecta con frecuencia. En este caso
se tendrá que consultar a un experto y/o a la compañía suministradora

El Interruptor Diferencial (ID)


El interruptor diferencial, a menudo llamado simplemente diferencial, tiene la
misión de desconectar la alimentación de todos los elementos receptores que
siguen al interruptor, al detectar una fuga de corriente a tierra de una intensidad
superior a la nominal de 30 mA. Además, debido a la influencia del tiempo y la
corriente en los efectos fisiológicos, debe hacerlo con un retardo inferior a 0,2 s
para la intensidad nominal y 0,1 s para una intensidad doble. Su correcto
funcionamiento es esencial por lo que jamás debe ser eliminado o bloqueado de
alguna manera. Al contrario, se dispone reglamentariamente de un botón de
prueba que debe accionarse periódicamente para comprobar su buen estado.

La presencia del interruptor diferencial no exime de la vigilancia y mantenimiento


de la instalación eléctrica porque, entre otras cosas, al detectar la corriente que va
a tierra protege de los contactos más frecuentes, entre una fase y tierra (contacto
con los pies), pero no salvaguarda en absoluto del contacto simultáneo con dos
fases (líneas y receptores industriales) ya que en este caso no deriva a tierra
corriente alguna.

La Toma de Tierra
La toma de tierra es fundamental para evitar los accidentes por contacto indirecto
y puede consistir en una placa de cobre enterrada o en unas jabalinas clavadas en
el suelo. La toma debe conectarse a un cable que, recorriendo toda la instalación,
se conecta, a su vez a las carcasas o puntos de conexión de todos los receptores,
ya sean fijos o móviles. En caso de una pérdida de aislamiento, la corriente de
fuga pasa por él y, debido a la baja resistencia de la toma de tierra, la tensión de
contacto en caso de tocar el aparato es muy baja. Si la corriente excede los 30
mA, el interruptor diferencial actúa y corta el suministro a todas las líneas
afectadas. En caso de fallo total de aislamiento se produce un cortocircuito directo
entre una fase y tierra que además de provocar la intervención del interruptor
diferencial, causa la intervención inmediata del ICP debido al elevado valor de la
intensidad de cortocircuito.
Toma de tierra mediante jabalina

Nota: Los elementos interruptores se han descrito según el modelo


electromecánico clásico por ser el hasta ahora más usado y a su vez más fácil de
entender en cuanto a su principio de funcionamiento. No obstante, cabe señalar
que el gran y rápido progreso de los componentes electrónicos -así como su
tendencia a la baja de costes por producción masiva- está provocando la aparición
de dispositivos equivalentes basados en soluciones electrónicas y esta tendencia
parece irreversible. Además, es relativamente sencillo integrar varias funciones en
un solo aparato, reduciendo peso y espacio y, por supuesto, mano de obra de
cableado.
¿Qué se debe retener de las explicaciones de los elementos que se han
mencionado? Pues exclusivamente sus funciones de protección: cortocircuitos,
sobrecargas prolongadas y deterioros de aislamiento que produzcan corrientes de
defecto. Lo fundamental es la función (hay muchos más aparatos para
protección de fallos), lo secundario es la tecnología.

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