Capítulo de Ingeniería Civil del Consejo Departamental de Loreto del Colegio de Ingenieros del Perú
1. INTRODUCCIÓN
Cuando en el año hidrológico 1982-83 se presentó con gran fuerza el Fenómeno de El Niño (FEN)
se pensó en los círculos especializados que se trataba de un evento absolutamente extraordinario,
cuya probabilidad de repetición era muy baja. En algunas publicaciones técnicas de la época se
habló de un periodo de retorno “entre 400 a 500 años”. Sin embargo, quince años después en 1997-
1998 se presentó nuevamente el FEN, también con características de Meganiño. En ambas
oportunidades los daños fueron cuantiosos y numerosas estructuras sufrieron daños importantes. A
esto debe añadirse que en los últimos cinco siglos han ocurrido diez Meganiños que han causado
pérdida de vidas humanas, destrucción de ciudades, de carreteras, de puentes y de las más diversas
estructuras, incluyendo por cierto, las hidráulicas [3, 6].
Hace años los mayores daños ocasionados por el FEN correspondían a la vida y la salud de las
personas. El Meganiño de 1891 causó 2 000 muertes. A medida que el tiempo pasa, que el progreso
se manifiesta y que se construyen más y mayores infraestructuras, éstas vienen sufriendo
importantes daños al presentarse un Meganiño; en consecuencia, surge la necesidad de conocer más
acerca de las manifestaciones meteorológicas e hidrológicas del Fenómeno y del comportamiento
de las estructuras, lo que incluye analizar sus fallas y obtener así información útil para los futuros
diseños.
Lo expuesto en el párrafo precedente sería motivo más que suficiente para añadir al estudio
científico del Fenómeno la necesidad de hacerlo desde el punto de vista de la ingeniería y con
aplicación específica a los diseños. En varios trabajos de los últimos años hemos desarrollado
diversos aspectos concernientes al estudio Fenómeno desde esta perspectiva [2, 3, 4, 5, 6]. Sin
embargo, no existe un estudio sistemático acerca del efecto del Fenómeno de El Niño en las
estructuras hidráulicas. El tema es difícil y la respuesta tendrá que encontrarse mediante un proceso
de aproximaciones sucesivas.
Investigaciones recientes han permitido establecer la posibilidad de que los Meganiños sean eventos
relativamente frecuentes. Se calcula a partir del procesamiento de la información disponible de los
últimos cinco siglos que su periodo de retorno podría ser del orden de 50 años en la costa norte
peruana. Como los Meganiños son eventos hidrometeorológicos estadísticamente atípicos, es decir,
diferentes a los que usualmente se presentan en la serie de máximas precipitaciones y avenidas, ha
sido necesario estudiarlos específicamente y determinar sus características [2].
De dichas características y de lo observado en los últimos años ha surgido la necesidad de esbozar,
aunque sea preliminarmente, algunas consideraciones de diseño para las estructuras hidráulicas
sujetas al Fenómeno de El Niño. Ese es el tema de la presente ponencia.
2. EL DISEÑO
El diseño de una estructura no es su simple dimensionamiento. El diseño es la concepción de la
estructura, el análisis de sus objetivos, de su funcionamiento, de sus problemas, de sus costos y de
sus alternativas. El diseño no es la aplicación de un conjunto de fórmulas, ni mucho menos de un
programa o de una norma. El diseño es el acto creativo por excelencia del ingeniero.
En el diseño normalmente se piensa en las funciones y objetivos de la estructura, en su capacidad,
en su estabilidad, en su costo, en la forma que va a ser construida, operada y mantenida. Las
herramientas de que dispone el ingeniero proyectista son cada vez mayores y más poderosas. A lo
largo del siglo XX se ha introducido el uso de la computadora, los programas, sistemas y métodos
numéricos. Sin embargo, en el caso particular de las estructuras hidráulicas uno de los aspectos más
importantes del diseño es la determinación de la interacción entre la estructura y la naturaleza; entre
la obra hecha por el hombre y el agua. A este último punto se refiere esta ponencia.
El Fenómeno de El Niño, especialmente cuando es de gran magnitud y recibe el nombre de
Meganiño, representa un cambio fundamental de las condiciones naturales existentes. Hay un
cambio radical, aunque temporal, del clima dominante. El Fenómeno de El Niño es un fenómeno
natural. No es necesariamente un desastre. Puede ser un desastre en la medida en la que nuestra
ocupación del territorio y nuestras obras sean vulnerables. En muchos casos lo que existe no es un
desastre natural, sino un desastre de improvisación y de acumulación de errores.
La primera consideración de diseño tendría que ser la aceptación de que el Fenómeno de El Niño es
una realidad. Es una manifestación de la Naturaleza con la que tenemos que convivir. Ante la
imposibilidad de desaparecerlo o atenuarlo como tal, debemos aumentar el grado de seguridad de
nuestras obras, es decir, debemos disminuir su vulnerabilidad. La disminución de la vulnerabilidad
puede implicar aumento de costos, lo que debe ser evaluado como se hace de ordinario en cualquier
3. LA INFORMACIÓN
Para el diseño se requiere información. Uno de los mayores problemas que enfrenta el diseñador de
estructuras hidráulicas es la necesidad de mediciones, datos y observaciones. La información
proveniente del agua tiene una peculiaridad: el dato que no se tomó en su oportunidad se perdió
para siempre. Las estaciones fuera de servicio, la falta de calidad en la toma de datos, la ausencia de
operadores, todo ello crea un vacío de información imposible de recuperar y que, desgraciadamente,
corresponde a la realidad que estamos viviendo.
El diseñador enfrenta un grave problema. Tiene que diseñar en el presente, con datos del pasado,
para que la estructura funcione en el futuro. Tradicionalmente sólo se ha considerado como
información aquella que provenía de una medición, a pesar de que sabíamos que podía estar bien o
mal tomada. La fuerza del documento es enorme. ¿Qué hacer para ampliar nuestra base de datos?
Lo único que nos queda es no considerar únicamente los datos llamados históricos (medidos).
Debemos incluir los referenciales. Las series históricas de que disponemos en la mayor parte de los
proyectos son cortas, incompletas y de baja confiabilidad. No son pocas las oportunidades en las
que precisamente las grandes avenidas originadas por el Fenómeno de El Niño destruyen las
estaciones y éstas quedan fuera de servicio durante varios años.
Para considerar el efecto del Fenómeno de El Niño deberíamos abandonar la idea de que los únicos
datos que existen son los medidos. Hay muchas fuentes de información que nos permiten conocer
aunque sea aproximadamente la ocurrencia de eventos extraordinarios en el pasado.
El Meganiño de 1982-83 creó un desconcierto desde el punto de vista del análisis de las series
existentes. Además, ciertamente, de la gran magnitud del fenómeno, el desconcierto se debió a que
no había mediciones de los Meganiños anteriores, lo que se interpretó como falta de datos. No es lo
mismo datos que mediciones.
Pero, las preocupaciones con respecto a la Información no se refieren sólo a la escasez de datos,
sino a su baja calidad. Es por eso que en general debemos desconfiar de la información que se nos
alcanza. En los ríos peruanos casi ninguna avenida ha sido medida. De acá que un estudio
hidrológico serio incluye necesariamente la verificación de los datos. En lo que respecta a las
mediciones de sólidos la escasez es mayor. Sin embargo, en el diseño no podemos confiar en series
muy cortas, pues las posibilidades de error serían muy grandes.
Naturalmente que hay un serio problema de confiabilidad. Podría argumentarse con razón al
referirse por ejemplo a las avenidas, que no hay datos de los siglos anteriores y que sólo se tiene
descripciones de lo que pudo haber ocurrido. Esto es cierto, pero también lo es que en la
actualidad, a pesar del progreso existente, prácticamente no existen mediciones de las avenidas
fluviales.
6. LAS LLUVIAS
Durante los Meganiños las lluvias de la costa norte se caracterizan por su gran cantidad, que puede
ser de 2 000 o 3 000 mm anuales, larga duración, la que puede ser de algunos meses, y por notables
intensidades que pueden ser del orden de 100 mm/hora. No debe olvidarse que estos valores se
presentan en una zona considerada como árida.
Las lluvias, y su incremento notable durante los Meganiños, nos interesan desde varios puntos de
vista. La lluvia es el origen de la escorrentía. La lluvia es una de las causas de la erosión de las
cuencas y junto con la escorrentía produce el transporte sólido. La lluvia produce inundaciones. La
lluvia produce el aislamiento.
Desde el punto de vista del diseño y del comportamiento de las estructuras es necesario tener en
cuenta que durante los Meganiños las grandes lluvias ocurren preferentemente en las parte bajas de
las cuencas. La expresión “parte baja de una cuenca” no tiene un significado preciso. Puede variar
de una cuenca a otra, pero para fines prácticos y descriptivos podría pensarse en una altitud de muy
pocos cientos de metros (300 ó 400). Esto no significa que en el resto de la cuenca no llueva. Lo
que ocurre es que al aumentar la altitud más allá de esa cota va disminuyendo lo extraordinario,
hasta llegar a una altura de 2 000 ó 3 000 metros en la que ya no se siente la influencia del FEN [2 ].
Este hecho es particularmente grave, porque en las partes bajas de las cuencas muchas de las
estructuras se conciben usualmente como si se tratase de una zona seca, “sin lluvias”.
Las lluvias de gran volumen, duración e intensidad afectan toda el área y dificultan o impiden las
labores de operación y mantenimiento de las diversas estructuras. Los caminos de acceso se
vuelven intransitables. El aislamiento es notable y debe ser tomado en cuenta para efectos de
construcción, diseño, operación y mantenimiento de las estructuras.
El hecho de que las grandes lluvias ocurran con mayor intensidad en las partes bajas de las cuencas
tiene desde el punto de vista de diseño un significado adicional. La erosión y el transporte sólido no
tienen las características usuales. Es muy intenso; grandes cantidades de sedimentos se incorporan a
las corrientes. Sus propiedades físicas pueden ser diferentes a las que caracterizaban, en las
mediciones hasta ese momento realizadas, al material sólido, en cuanto provenía fundamentalmente
de las partes altas de la cuenca. Las lluvias bajas dan lugar también a la aparición de nuevos
cauces, a la “activación de quebradas” y a otros fenómenos de geodinámica externa.
En muchos lugares las grandes lluvias crean problemas de drenaje agrícola y principalmente
urbano. Es conocido que hay urbanizaciones construidas en depresiones, en lugares sin condiciones
naturales de drenaje y en las que instalar un sistema de evacuación de aguas por bombeo sería
sumamente costoso.
En la planificación de obras ubicadas en zonas generalmente secas, pero sujetas al FEN, debe
considerarse la posibilidad de su ocurrencia durante la construcción. La aparición del FEN, con
características de Meganiño, puede implicar daños a los equipos, a la obra en ejecución e
interrupción de los trabajos durante varios meses.
Las grandes lluvias causan a veces la destrucción de estaciones de observación (meteorológicas)
En el cálculo de las máximas precipitaciones probables será inevitable usar información del pasado
anterior a las mediciones.
En la estación pluviométrica Miraflores ubicada en la parte baja de la cuenca del río Piura, a una
altitud de 30 m.s.n.m., se tiene registros de precipitación para un periodo bastante largo. Si se
obtuviese la precipitación media anual considerando únicamente los 30 años anteriores a 1972 se
obtendría un valor de 50 mm. Pero, si se tomase únicamente una serie de 30 años a partir de 1972
se obtendría para la precipitación media anual un valor de 202 mm. Lo que sucede es que en el
periodo 1972-2000 ocurrieron dos Meganiños (1983 y 1998) y un Niño Fuerte (1972) lo que trajo
como consecuencia una elevación del valor medio [1].
7. EL HIDROGRAMA DE DISEÑO
Uno de los problemas más importantes en un diseño hidráulico es la selección del caudal
característico del río para la consideración de la interacción estructura-naturaleza y que conocemos
con el nombre de Avenida de Diseño. Usualmente se ha venido considerando en los diseños un
valor puntual (el pico de la avenida, el máximo valor instantáneo). Sin embargo, la diferencia más
notable entre una avenida ordinaria y una avenida asociada a un Meganiño no está esencialmente en
la magnitud del pico, sino en el hecho de que la avenida característica del FEN, a diferencia de la
ordinaria, se caracteriza por su larga duración, el gran volumen descargado y la aparición de
muchos picos. Es decir, que la acción que sufrirá la estructura es muy intensa.
Por lo tanto, a la luz de lo observado en los últimos años resulta evidente que la avenida de diseño
característica de un Meganiño debe caracterizarse por un tren de ondas, por un Hidrograma de
Diseño, y no por un valor puntual. La consideración de un Hidrograma de Diseño tiene grandes
repercusiones en al deformación del lecho fluvial lo que obliga a un estudio en modelo hidráulico.
Ahora bien, si pensamos en el cálculo habitual de máximas avenidas a partir de una serie histórica y
de un método probabilística resultará muy claro que el resultado será sumamente sensible a la
longitud de la serie disponible. Así por ejemplo, el río Piura, bastante más estudiado que otros ríos,
tenía cuando se hizo el Estudio Definitivo para la rehabilitación y reconstrucción del sistema
de defensas contra inundaciones [1] una larga serie de datos de caudales máximos (1926-2000).
Para el periodo 1926-1976 la avenida centenaria era de 2 000 m3/s. Años después al generarse más
información se obtuvo para el periodo 1926-2001 que la avenida centenaria era de 3 750 m3/s. La
gran diferencia no está sólo en los picos, sino en los volúmenes. La explicación es muy sencilla y
bastante ilustrativa: entre 1926 y 1976 no hubo ningún Meganiño; en cambio entre 1926 y 2001
hubo dos Meganiños y un Niño Fuerte. Si se hubiera tenido datos de 1925, año de un Meganiño, y
se hubiese considerado aunque fuese en forma aproximada, se habría tenido otros resultados
iniciales.
8. TRANSPORTE SÓLIDO
perfiles longitudinales de los ríos o las variaciones de la sección transversal durante las grandes
avenidas.
El incremento notable del transporte sólido tiene un gran impacto en los embalses, pues se acelera
notablemente la pérdida de su volumen de almacenamiento. Al respecto se recuerda la necesidad
de manejar el concepto de Unidad Hidrológica y Sedimentológica de la Cuenca [5] y efectuar el
Estudio de Riesgo Sedimentológico para establecer finalmente la Factibilidad Sedimentológica del
proyecto [4].
En el momento de concebir una estructura fluvial y de predecir el comportamiento del cauce será
inevitable tomar en cuenta el hecho de que durante un Meganiño se presentarán caudales altos, de
larga duración y de picos sucesivos. Es decir, que la degradación provendrá ya no de un máximo
valor instantáneo del caudal, para cuyo cálculo existen numerosas fórmulas, sino de la acción de un
hidrograma de ancha base, que puede ser de semanas o meses. Durante los dos últimos Meganiños,
cuando ya había grandes estructuras en operación, se ha observado intensos procesos de erosión de
cauces fluviales, que han causado o pueden causar en el futuro la falla de diversas estructuras. En
las estructuras grandes e importantes que se han construido en las últimas décadas las características
antes señalas del hidrograma de crecidas nos alejan cada vez más de las fórmulas existentes para el
cálculo de socavaciones y degradaciones. La investigación en modelos hidráulicos ha resultado ser
sumamente útil como valiosa herramienta de diseño en estos casos.
Los grandes caudales, con las características señaladas, y que además tienen un caudal sólido
importante producen abrasión de las estructuras. El concreto ha resultado ser bastante vulnerable.
Esto obliga al estudio y selección de nuevos materiales.
En otros lugares, luego del Meganiño, se presenta la agradación de cauces fluviales. Sus
consecuencias se presentan en el punto siguiente.
9. INCREMENTO DE NIVELES
Durante los grandes Niños se produce un transporte sólido intenso. Sin embargo, al cesar las
descargas se produce en las partes bajas de los cursos fluviales una sedimentación generalizada. Los
lechos quedan agradados. Esto trae como consecuencia un hecho que debe ser tomado en cuenta en
los diseños: Hay un incremento de niveles por colmatación del cauce.
En algunos cursos de agua se produce también un incremento de niveles en los cursos bajos como
consecuencia del hecho característico de los Meganiños de sobreelevación de la superficie del mar,
que algunas veces llega a varios decímetros.
A veces ambos factores coinciden con lo que el efecto de sobreelevación aumenta notablemente.
Eventualmente puede presentarse coincidentemente marea alta con lo que el resultado puede ser
desastroso. En consecuencia, todo esto debe ser tomado en cuenta en los diseños.
10. CONCLUSIONES
Al llegar al final y antes de plantear las conclusiones podríamos preguntarnos: ¿Es que todas las
estructuras deben ser diseñadas para condiciones de Meganiño? Evidentemente que no. Sólo se
deben tener en cuenta para estructuras importantes, que por su costo o importancia lo merezcan.
Pero, también es cierto que muchas veces sin tener mayores sobrecostos podría tomarse algunas
medidas en muchas estructuras que aseguren su funcionamiento, aun en esas condiciones. Es decir,
toda la ocupación del territorio debe hacerse pensando y aceptando que la sequedad ambiental
observada no es permanente y que en algún momento y, eventualmente, por varios meses, se
producirá la tropicalización de la zona y su transformación a un área híper húmeda. Las
conclusiones son:
I. Debemos aceptar que el Fenómeno de El Niño es un fenómeno natural, con el que tenemos
que convivir. Nada podemos hacer para atenuar la fuerza del Fenómeno (es decir, su
magnitud), pero si mucho para disminuir sus efectos negativos (es decir, su intensidad). Por
lo tanto, debemos aspirar a disminuir la vulnerabilidad de nuestras infraestructuras.
II. Los Meganiños no son fenómenos extraordinariamente raros y, por lo tanto, deben tomarse
en cuenta para el diseño de una estructura de mediana o gran importancia. Su periodo de
retorno en la costa norte podría ser del orden de 50 años.
III. La planificación de la ocupación del suelo es fundamental. La correcta ubicación de una
ciudad, un camino, un puente, una bocatoma, o cualquier estructura, es decisiva para
disminuir su vulnerabilidad.
IV. Desde el punto de vista de diseño nos interesa conocer la probabilidad de ocurrencia de un
evento de determinada magnitud. Es en tal sentido que debemos encaminar nuestros
esfuerzos. El pronóstico, en cambio, interesa para otros aspectos
V. En las cuencas en las que haya infraestructuras importantes debería disponerse de un sistema
de alerta, el que a partir de un adecuado modelo precipitación-escorrentía permita el anuncio
oportuno de las grandes descargas fluviales.
VI. En general, debemos aceptar que el cálculo de eventos extremos es de baja confiabilidad,
puesto que, además de las limitaciones teóricas, la información proveniente de “mediciones”
XIV. Durante los Meganiños se suele presentar en determinados tramos una degradación de los
cauces fluviales, para cuya predicción hay que tener en cuenta las peculiaridades del
hidrograma de crecidas propio del FEN, lo que influye en el comportamiento y estabilidad
de numerosas estructuras y en la curva altura-caudal.
XV. Como las fórmulas para el cálculo de la erosión no consideran este efecto (hidrograma de
crecidas) debe, en el caso de estructuras importantes, recurrirse a estudios en modelo
hidráulico en los que es posible reproducir un hidrograma.
XVI. Considerar que durante los Meganiños hay en determinados tramos fluviales una
sobreelevación de los niveles de la superficie libre como consecuencia de las bajas
pendientes, la agradación del lecho, el aumento del nivel de la superficie del mar y de la
marea alta.
XVII. Considerar, desde el punto de vista de estabilidad, operación y mantenimiento de las
estructuras, que durante los Meganiños suele haber lluvias de gran duración e intensidad y
que en estas condiciones muchas estructuras quedan inaccesibles.
ANEXO N° 1
RELACIÓN DE MEGANIÑOS (1578-2002)
11. REFERENCIAS