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Provincias donde se ejerce la extracción de petróleo

La Argentina posee hoy cinco cuencas sedimentarias productivas de petróleo y gas, con yacimientos que
en muchos casos superan los cien años de producción. En ese lapso se fueron descubriendo
acumulaciones nuevas ligadas a la prospección de nuevos conceptos geológicos y a la aplicación de
nuevas tecnologías como el uso de sísmica de reflexión o perforaciones para alcanzar mayor
profundidad.

Los yacimientos del norte de la Argentina se encuentran en las provincias de Salta, Jujuy y Formosa, y
están relacionados a las cuencas paleozoica y cretácica, siendo la primera predominantemente gasífera,
condición que comparte con Bolivia, en lo que se conoce geográficamente como sierras ssubandina.

En ella, yacimientos como Caimancito o Palmar Largo producen petróleo de reservorios carbonáticos y
volcánicos a profundidades del orden de los 3000m a 4000m.

Más al sur, en la región centrooeste del país, se encuentra la cuenca cuyana, con rocas de origen
continental y edad triásica, productora de petróleo solamente en la provincia de Mendoza. Se considera
que la explotación comercial a escala comenzó en 1932, cuando el gobierno de la provincia le otorgó los
derechos mineros a YPF del yacimiento Cacheuta.

YPF descubrió los yacimientos Tupungato en 1934, Barrancas en 1939, La Ventana en 1957 y Vizcacheras
en 1962, entre los mayores.

Hacia el sur y abarcando las provincias de Mendoza, Neuquén, Río Negro y La Pampa, se desarrolla la
cuenca neuquina, de origen principalmente marino y de edad jurásico-cretácica.

Es la más importante del país por sus reservas y producción de petróleo y gas en yacimientos
convencionales y por su potencial en recursos no convencionales. Con una larga historia productiva, en
sus primeras cinco décadas se hallaron yacimientos en las zonas cordilleranas de Mendoza y en la
denominada Dorsal de Huincul .

A partir de la década del 60 comenzaron a descubrirse yacimientos de mayor envergadura como El


Medanito-25 de Mayo (1962), Puesto Hernández (1968), Aguada Pichana (1970), Loma La Lata (1977),
este último considerado la mayor acumulación de gas de la cuenca, y El Trapial-Chihuido de la Sierra
Negra en la década del 90, considerados los más importantes en acumulaciones de petróleo
convencional. Con el nuevo siglo se descubrió otra gran acumulación en el borde nororiental, el
yacimiento El Corcovo, que introdujo nuevas reservas de petróleo, de tipo pesado.

Hacia el sur, ya en ámbito patagónico se encuentra la cuenca del golfo San Jorge, con rocas de origen
continental y edad jurásica y cretácico-terciarias, productora de petróleo en las provincias de Chubut y
norte de Santa Cruz. Su desarrollo se inició en 1907, con el descubrimiento del yacimiento en Comodoro
Rivadavia , desatando una gran actividad e incorporación de reservas entre la década del 30 y el 80, con
descubrimientos de yacimientos como Diadema (1930), El Tordillo (1936), Cañadón Seco (1944),
Cañadón León y Meseta Espinosa (1947), Cerro Dragón y El Huemul (1957) y Los Perales-Las Mesetas
(1975), entre otros.

A la fecha es la principal cuenca productora de petróleo en el país aunque su participación en gas es


menos importante.

Finalmente en el extremo sur de la Argentina, y compartida con Chile, se desarrolla la cuenca austral,
que involucra a las provincias de Santa Cruz y Tierra del Fuego, tanto en su parte continental como
marina.

Comprende rocas sedimentarias del Jurásico, Cretácico y Terciario, y está caracterizada por la
producción de gas y petróleo. Su historia de descubrimientos se inicia en 1945 en la provincia de
Magallanes, en Chile, con el yacimiento Cerro Manantiales de la formación Springhill, que se convirtió
en el principal reservorio de la cuenca.

Una serie de importantes yacimientos de gas en la Argentina fueron encontrados en el continente,


como Cóndor (1962), San Sebastián y Cerro Redondo (1962), Campo Boleadoras (1985) y Estancia La
Maggie (1988). A estos fueron sumándose otros en el mar, como Ara-Cañadón Alfa (1981), Vega Pléyade
(1981) y Carina (1983). Hallazgos más recientes son los de María Inés (1994), Puesto Peter (1991), Barda
Las Vegas (1998) y María Inés Sur (2003), en la provincia de Santa Cruz.

condiciones naturales que favorecen la extracción de petróleo


Al ser un compuesto líquido, su presencia no se localiza habitualmente en el lugar en el que se generó,
sino que ha sufrido previamente un movimiento vertical o lateral, filtrándose a través de rocas porosas,
a veces una distancia considerable, hasta encontrar una salida al exterior –en cuyo caso parte se
evapora y parte se oxida al contactar con el aire, con lo cual el petróleo en sí desaparece o hasta
encontrar una roca no porosa que le impide la salida. Entonces se habla de un yacimiento.

El petróleo es una mezcla de compuestos orgánicos, principalmente hidrocarburos insolubles en agua.


También es conocido como oro negro, petróleo crudo o simplemente crudo.

Aunque se desconocen los procesos químicos involucrados en su formación, se puede decir que se
produce en el interior de la Tierra, por transformación de la materia orgánica acumulada en sedimentos
del pasado geológico y puede acumularse en trampas geológicas naturales, de donde se extrae
mediante la perforación de pozos.

En condiciones normales de presión y temperatura es un líquido bituminoso que puede presentar gran
variación en diversos parámetros como color y viscosidad (desde amarillentos y poco viscosos como la
gasolina hasta líquidos negros tan viscosos que apenas fluyen), densidad (entre 0,66 g/ml y 0,9785
g/ml), capacidad calorífica, etc. Estas variaciones se deben a la diversidad de concentraciones de los
hidrocarburos que componen la mezcla, esto hace que el petróleo de cada pozo o fuente sea distinto de
otro.

Se considera que después de su formación el petróleo fue expulsado, por el peso de los sedimentos que
se habían depositado encima de las rocas de grano fino (arcillas y limos) en que se había formado, hacia
una roca más porosa, de grano más grueso, en los poros de la cual pudo acumularse. Este
desplazamiento del petróleo, desde su roca de origen hasta la roca en que ahora lo encontramos, se
denomina “migración del petróleo”. La roca en la cual lo encontramos se denomina “roca reservorio”. La
roca en que suponemos se formó se denomina “roca madre”.

Modificaciones en el ambiente por el hombre


Primero hay que encontrarlo. El hallazgo de yacimiento de petróleo no es obra librada al azar y obedece
una tarea científicamente organizada, que se planifica con mucha antelación. Instrumental de alta
precisión y técnicos especializados deben ser trasladados a regiones a menudo deshabitadas, en el
desierto o en la selva, obligando a construir caminos y sistemas de comunicación, disponer de
helicópteros, instalar campamentos y laboratorios, etc. Los estudios realizados se desarrollan según el
siguiente ordenamiento:

 Relevamiento geográfico, que incluye la aerofotografía


 Relevamiento geológico para identificar terrenos sedimentarios con posibilidad de contener
petróleo
 Aplicación de métodos geofísicos:
Con gravitometros se mide la aceleración dela gravedad terrestre: g, que disminuye
ligeramente donde hay petróleo de menor densidad que las rocas que lo rodean.
Con magnetómetros se aprecian variaciones del campo magnético. También hay
determinaciones de conductividad eléctrica del terreno. Y, finalmente, se detecta con
sismógrafos las ondas sísmicas provocadas por la detonación de cargas explosivas. Todos estos
procedimientos son concurrentes y permiten determinar la dirección, extensión e inclinación
de los estratos presuntivamente petrolíferos.
 Perforaciones de prueba:
Las muestras de rocas tomadas a distintas profundidades son analizadas química y
geológicamente. La Argentina no solamente explora su territorio sino que gracias a una
plataforma móvil semisumergible, cuyo costo fue de 200 millones de dólares, ha iniciado el
estudio del lecho marino en la desembocadura del río de la planta y en el golfo de San Jorge
(Chubut). Las operaciones con este equipos tiene un costo diario de 100.000 dólares.
En promedio se demora diez años y se invierte un ingente capital antes de decidir si la
explotación puede ser afrontada con relativo éxito.

Ubicado un yacimiento, se perfora el terreno hasta llegar al mismo. Se monta una torre metálica de 40-
50 metros de altura que sostendrá los equipos y el subsuelo se taladra con un trépano que cumple un
doble movimiento: avance y rotación. Tanto el trépano como la barra que lo acciona tienen conductos
internos para que circule una suspensión acuosa de bentonita, arcilla amarillenta de adhesividad
apropiada. Esa suspensión enfría el trépano y arrastra el material desmenuzado hacia la superficie.

En su boca Los pozos tienen 50 cm de diámetro pero éste es de menor a mayor profundidad. Antes se
perfora verticalmente pero ahora se trabaja en cualquier dirección usando barras articuladas. Estos
dispositivos permiten “dirigir” el trépano, sorteando obstáculos.

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