Los monos tienen colas, una característica que los distingue de
otros primates de mayor tamaño, los simios. Los monos son
escaladores expertos y suelen pasar la mayor parte de su vida en los árboles. Algunos tienen colas prensiles, que pueden usar como un quinto miembro para alimentarse.
Los monos viven en Sudamérica y América Central, África y en
algunas partes del sur de Asia. Suelen vivir en bosques de las zonas tropicales y subtropicales, donde las temperaturas son cálidas y tienen asegurada la comida durante todo el año. En los bosques tropicales, donde la comida es abundante, los monos suelen permanecer todo el año en la misma zona, mientras que en hábitats más secos tienen que desplazarse, recorriendo a veces más de 18 km diarios.
Aunque suelen vivir en climas cálidos, algunas especies también
pueden sobrevivir en hábitats extremos.
Todos los monos comparten ciertas características físicas que están
relacionadas con su estilo de vida. Una de ellas es la de presentar ojos situados en la parte frontal de la cabeza, lo que les permite calcular las distancias con precisión cuando se mueven en el suelo. Sus manos y sus pies también están adaptados a la vida arborícola. Sus dedos son muy flexibles y las plantas de los pies y las palmas de las manos están desnudas, sin pelo. Suelen tener uñas, aunque los titís poseen garras.
Muchos monos tienen pulgares oponibles y un dedo grande y
oponible en los pies, el cual puede enfrentarse a los demás dedos y formar una especie de pinza. Sin embargo, esta característica varía enormemente de unas especies a otras. Son capaces de recordar la localización de los distintos árboles frutales así como la época del año en que maduran los frutos. Los monos pueden comunicarse unos con otros mediante posturas del cuerpo, gestos y sonidos, lo que requiere una cierta inteligencia para poder interpretar todas esas señales.