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Traducción de .-"
Francisco Serra Cantarell

PROEMIO

Les paroJes seuJes comptent.


Le reste est bavardage.

Primera edición: 1988 IoHE.SCO

L Supongamos que d señor Sigma, en el curso de un viaje


¡IParís, empieza a sentir molestias en el «vientre». Utilizo un
término genérico, porque el señor Sigma por el momento tiene
una sensación confusa. Se concentra e intt:nta definir la molese
tia: ¿ardor de estómago?, ¿espasmos?, ¿dolores viscerales? In.
tenta dar nombre a unos estímulos imprecisos; y al darles un
nombre los culturaliza, es decir, encuadra- lo que era un fen~
meno natural en unas rúbricas precisas y -«codificadas»; o sea,
que intenta dar a una experiencia personal propia una califica-
ción que:: la haga similar a otras expc:riencias ya expresadas.cn
los libros de medicina o en los artículos de los periódicos.
Por fin descubre la palabra que le parece adecuada: esta
Título de la edición original: palabra vale por la molestia que siente. Y dado que quiere ca-
., Segno
Copyright el 1973by ISED!, [stilulOEditorialelotemazionaJe, Milán Otaly) municar sus molestias a un médico, sabe que podrá utilizar la
.:.. Cl de la edición en lengua castellana y de la traducción: palabra (que el médico está en condiciones de entender), en V~
Editorial labor, SA . Calabria. 235-239- 08029Barcelona, 1988 de la molestia (que el médico no siente y que quizás no ha sen-
Depósito legal: B. 40.362. \988 tido nunca en su vida).
I~ ISBN: 84-335-1120-3
Printed in Spain - Impreso en España
Impreso en GERSA.., fndustria Gráfica"- Tambor del Bruc, 6
Todo d mundo estará dispuesto a reconocer que esta pa.
labra, que el señor Sigma ha individualizado, es un signo, pero
08970Sanl Joan Despí (nareelona)
nuestro problema es más complejo.

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Además, este número está regulado por uo código muy


El señor Sigma decide pedir bora a un médico.. Conso,1'" sutil: por ejemplo, las letras se refieren a un barrio determinado
la guía telefónica de París. unos signos gráficos precisos le in- de la .ciudad, y a su vez, cada letra significa un número. de ma.
dican quiénes son médicos, y cómo llegar hasta ellos. llera que si llamara a París desde Milán, debería sustituir DAN
Sale de casa, busca con b mirada una señal particular que por los números correspondientes, porque mi teléfono italiano
conoce muy bien: entra en un bar. Si se tratara de un bar ita. funciona con otro código.
li3no intentaría lo("~ar un ángulo próximo a la caja, donde Sea como fuere, Sigma marca el número: un nuevo sonido
podría estar un teléfono, de color metálico. Pero como sabe que le dice que e! número está libre. Y finalmente oye una voz:
se trata de un bar francés, tiene a su disposición otras reglas esta voz habla en francés, que no es la lengua de Sigma. Para
interpretativas dd ambiente: busca una escalera que descienda peJir hora (y también después, cuando explique al médico 10
al sótano. Sabe que, en todo bar parisino que se respete, alli que siente) ha de pasar de un código a otro, y traducir en
están los lavabos y los teléfonos. Es decir, 01 ambiente se pre- francé" lo que ha pensado en it:liiano. El médico le da hora y
senta como un sistema de signos orientauores que le inJi~_an una dirección. La dirección es un signo que se refiere" una po.
dónde pedrá hablar. sición precisa de la ciudad, a un piso preciso de un edificio,
Sigma desciende y se encuentra frente a ues cabinas más a una puerta precisa de este piso; la cita se regula por la posi.
bien angostas. Otro sistema de reglas le indica cómo ha de in- .'. bilidad, per parte de ambos, de hacer referencia a un sistema de
troducir una de las fichas que lleva en el bolsillo (que son dife. signos de uso universal, que es e! reloj.
rentes, y no todas se adaptan a aquel tipo de teléfono: por 10 Vienen después diversas operaciones que Sigma ha de rea.
tanto, ha de leer la ficha X co"'o .ficha adecuada al teléfono lizar para reconocer un taxi como tal, los signos que ha de ca.
de tipo y,,) y, finalmente, una señal sonora le indica que la municar al ta.'{ista; cuenta también la manera como el taxista
línea está libre; esta señal es distin[3 de la que se escucha en interpreta las señales de tráfico, direcciones prohibidas, semá..
Italia, y por consiguiente ha de poseer otras reglas paro .desco- foros, giros a la derecha o a la izquierda, la comparación que ba
dificarla". también aquel ruido (aquel bourdonnement;com;:; de efectuar entre la dirección recibida verbalmente y la direc-
lor---
llaman los franceses) vale por el equivalente. verbal «vjíl ción escrita en una placa... ; y están también las operaciones
libre" . que ha de realizar Sigma para reconocer el ascensor de! inmue-
Ahora tiene debnte el disco con las letras del alfabeto ble, identificar e! pulsador correspondiente al piso, apretarlo
y los números; sabe que e! médico que busca correspende ." para conseguir e! traslado vertical, y per fin e! reconocimiento
(
DAN 0019, esta secuencia de letras y números corresponde del piso del médico, basándose en la placa de la puerta. Sigma
al nombre de! médico, o bien significa .casa de tal". Pero in. ha de reconocer también, entre dos pulsadores situados cerca
!,
troducir e! dedo en los agujeros del disco y hacerlo gir3r según , de la puerta, el que corresponde al timbre y e! que corresponde
los números y letras que se desean tiene además otro significa- ! a la luz de la escalera; pueden ser reconocidos per su forma
do: quiere decir que e! doctor será advertido de! hecho de que distinta, por su posición más o menos próxima a la puerta, o
Sigma 10 llama. Son dos órdenes de signos diversos, hasta el bien basándose en un dibujo esquemático que tienen grabado
punto de que puedo anotar un número de teléfono, saber a encima, timbre en un caso, lámpara en otro ..• En.una palabra.
quién correspende y no llamarle nunca; y puedo marcar un nú-
mero al azar, sin saber :i quién correspende, y saber que ,,1 1 Sigma ha de conocer muchas reglas que hacen que a una fotma
determinada correspenda determinada función, o a ciertos sig-

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hacerlo llamo a alguien.

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nos gráficos, ciertas entidades, para poder al fin acercarse al Universidad, aunque sabe a qué s(ntomas iguales puedén'corres~
médico. /" ponder enfermedades diferentes, y a la inversa. Ahora ha de
Una vez sentado ddante de él, intenta e:rplicarle lo que ha pasar del slntoma a l. enferrnedad de la cual es signo, y esto
sentido por la mañana: «J'ai mal au ventre». es cosn ~mya.Esperemos que no tenga que hacer una radiografía I

El médico entiende las ,palabras, pero no se £la: es decir, no porque en tal caso tendrla que pasar de los signos gráfico-foto-
,
está seguro de que Sigma ¡laya indicado con palabras adecuadas gráficos al sintoma que representan, y del síntoma a la altera.
la sensación precisr.'. Hace: preguntas, se produc::e un intercam~ ción orgánica. No trabajaría con un único sistema de conven-
llJi
"

bio verbal. Sigma na de ptecisar el tipo de dolor, la posición. ciones sígnicas, sino sobre varios sistemas. La cosa se hace t:lO
Ahora d médico palpa el estómago y el higado de Sigma; para difícil, que es muy posible que equivoque el diagnóstico. .-J
1
él algunas experiencias táctiles tienen un significado que na Pero de ello no vamos a ocuparnos. Podemos abandonar a
11' tienen para otrOS, porque ha estudiado en los libros que ex- \ Sigma a su destino (con nuestros mejores deseos): si consigue
, I plican cómo a una experiencia táctil ba de corresponder deter. leer la receta que le dará el médico (cosa nada fácil, porque la
1
minada alteración orgánica. El médico interpreta las sensaciones I escritura de los clínicos plantea no pocos problemas de descifra-
de Sigma (que él no siente) y lis compara con las sensaciones do). quizás se ponga bien y pueda aún gozar de sus vacacione;:;
táctiles que: experimenta. Si sus códigos de semiótica médica en París. .
son adecuados, los dos órdenes de sensaciones han de corres- .Puede suceder, también, que Sigma sea testarudo ~ impre-
ponder. Pero las sensaciones de Sigma llegan al médicn a través visor, y que ante el dilema: «o deja de beber o no puedo ase-
de los sonidos de la lengua francesa; d médico ha de compro- gurarle nada sobte su hígado», llegue a la conclusión de que
bar si las palabras que se manifiestan por medio de sonidos son es mejor gozar de la vida sin preocuparse por la salud, que
coherentes, de acuerdo con los usos verbales corrientes, con quedar reducido a la condición de enfermo crónico que pesa
las sensaciones de Sigma; pero teme que éste utilice palabras alimentos y bebidas con una balanza. En este caso, Sigma esta.
imprecisas, no porque sean imprecisas sus sensaciones, sino por- blecerí. una oposición entre Buena Vida y Salud, que no es
que traduzca mal del italiano al francés. Sigma dice venlre, homóloga de la tradicional entre Vida y Muerte; la Vida, vivida
pero quizás quiere decir foie (y, por otra parte, es posible que sin preocupacion~, con su riesgo permanente, que es la ,?\.oIuerte.
Sigma sea inculto. Y que para él, incluso en italiano, 'hígado le parecería como la misma cara de un valor primario, la Des-
y vientre: sean entidad indiferenciada). pteocupación, al cual se opondría la Salud y la Preocupación,
Ahora el médico examina las palmas de las manos de Sigma ambas emparentadas con c:l Aburrimiento. Por lo tanto, Sigma
y ve que tienen manchas rojas irregulares: «Mal signo -IDur- tendría su propio sistema de ideas (al igual que 10 tiene en po-
mura-. ¿No beberá usted demasiadoh. Sigma lo reconoce: lítica o en estética), que se' manifiesta como un3 organiz:lción
"
,,¿Cómo lo sabeh. Pregunta ingenua; el médico mterpreta , especial de: valores o contenidos. En la medida en que tales con-
:1 síntomas como si fueran signos muy elocuentesj sabe lo que co- tenidos se le manifiestan bajo la forma de conceptos o de ca-

:;.
rresponde a una mancha, a una hinchazón. Pero no lo sabe con
absoluta exactitud; por medio de las palabras de Sigma y de sus
e.'q>eriencias táctiles y visuales ha individualizado unos sln-
l
i1
tegorías mentales, también ellos valen por alguna otra cosa. por
las decisiones que implican, por las experiencias que señalan.
Según algunos, también ellos se manifiestan en la vida petsonal
.::; tomas, y los ha definido en los términos cientificos a los que e interp<;rsanal de Sigma como signos. Ya veremos si ello es
~~: lo ha acostumbrado .Ia sintomatología que ha estudiado en la ~ cierto. La verdad es que son muchos los que creen así.

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cosas que un ciudadano de paso no sabría descifrar; de la mis-


:1 ma manera que determinado perfume (para él, que sabe dónde
Por el momento, lo que nos interesaba subrayar era que un
! crecen algunas flores) quizás le dirfa de qué parte sopla el
individuo nonnal,. ante un ptoblema tan espontáneo y natural
como un vulgar «dolor de vientre~), se ve obligado a entrar in- viento.
Si fuera cazador, una huella en el suelo, un mechón de pelos
.¡ mediatamente en un redculo de sislemas de signos; algunos de
en una rama de espino, cualquier rastro infinitesimal le reve.
I
I ellos, vinculados a la posihilidad de realiznr operaciones plÓC' larla qué animales habían pasado por allí, e incluso cuándo...
I
tieas; otrOS, implic.~dos más directamente en actitudes que po- O sea que. aun inmerso en la. naturaleza, Sigma viviría en un
dríamos definir como «ideológicas». Pero, en cualquier caso,
mundo de signos.
todos ellos son fundamentales para los fines de la interacción Estos signos no son fenómenos naturales; los fenómenos
social, hasta el punto de que podemos preguntamos si son los
\
;, naturales no dicen nada por sí mismos. Los fenómenos natura-
signos los que permiten a Sigma vivir en sociedaJ. o si la so- les "hablan» a Sigma, en la medida en que toda una tradición
ciedad en la que Sigma vive y se consútuye como ser humano
no es otra cosa que un complejo sistema de sistemas d(! signos.
I1: campesina le ha enseñado a leerlos. Así pues, Sigma vive en
un mundo de signos, no porque viva en la naturaleza, sino por-
En una palabra, ¿Sigma hubiera podido tener conciencia racio- que, incluso Cuando está solo, vive en la sociedad; aquella so-
nal de su propio dolor, posibilidad de pensarlo y de clasificarlo. ciedad rural que no se habría constituido y no habda podido
si la sociedad y la cultura no lo hubieran humanizado como sobr.evivir si no hubiera elaborado sus códigos propios, sus pro-
animal capaz de elaborar y de comunicar signos? pios sistemas de interpretación de los datos naturales (y que
Con todo, el ejemplo de que nos hemos valido podría in.
por esta razón se converúan en datos cullurales).
ducir a pensar que esta invasión de los signos solamente es Ahora empezamos a comprender de qué debe tratar un
típica de una civilización industrhll. que puede observilrse en
libro sobre el concepto de signo: de lodo.
el centro de una dudad, rutilantc dc luces. anuncios, señi:llesde Naturalmente, un lingüista podría observar que si empeza-
tráfico, sonidos y todil clase de señales; es decir, como si exis. mos a llamar signo a cualquier artificio que permite de alguna
tieran signos sol¡tmente cuando hay civilización. en el sentidu manera una interacción entre dos sujetos, e incluso las traduc-
más banal del término. ciones solitarias que Sigma realizaba en su mente. ya no hay
Pero es que Sigma viviría en un universo de signos inclusu
manera de detenernos. Existen artificios que son signos en sen-
si fuera un campesino aislado del mundo. Recorrería el campo tido propio, como las palabras, algunas siglas, algunas conven-
por la mañana y, por la nubes que aparecen en el horizonte, ya ciones de señalización, y luego está todo lo demás que na es sigo
sabría predecir el tiempo que hará: El color de las hojas le no, que puede ser e"periencia perceptiva, capacidad de deducir
anunciaría el cambio de estación, una serie de franjas del terreo
hipótesis y previsiones de la experiencia, etC.
no que se perfilan a 10 lejos en las colinas le diría el tipo de La proposición tiene aspecto de ser muy sensata; la pode.
cultivo para el que es apto. mas refutas por lo que se leerá en las páginas que siguen, pero
Un brote de un matorral le ,eñ.laría el crecimiento de de.
éstas no han sido leídas todavía. Con todo, existen dos fenó-
terminado tipo de plantas, sabría distinguir los hungo~ comes.
,
I menos que nos inducen a pens;tr que la objeción lingüística es
tibIes de los venenosoS, el musgo de un lado de los árboles le ¡ demasiado restrictiva (dejando a un lado el hecho de que esta
indicaría en qué parte está el norte, si es que no lo habla de5- objeció.n ha sido liquidada en parte precisamente por un gran
cubierto ya por el movimiento del Sol. No disponiendo de reloj. ..
'~

el salle señalaría la hora, y una ráfaga de viento le diría mucha, II

10
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1: lingüista como Fertlinand de Saussure). Pur un lado, está el SrGNtJ (del lato lignum. marca. tal.la), SUSto mase.
"
hecho de que a lo latgo de toda la historia del pensamiento A.l. Síntoma, indicio, indicación palpable de' la que se pueden sacar
¿educciones '1 slmiles- en relación con algo Latente. Elemento COlrac.
filosófico, el concepto de signo ha sido utilizado de manera
terístico de una enf~o:lad. referido a un enfermo.
muy amplia, hasta el punto de que cubre muchas de las expe. 2. Imperfecciones físicas. sobre todo leves, tales como cicatrices,
1 I
, riencias que hemos examjnado en nuestro ejemplo. Par otro, etcétera, por las que resulta más fácil d reconocimiento de W13
persona, y que se: citan di. tos documentos de identidad.
el hecho de que el uso cómún, el que se registra fielmente en
I, J. Cualquier trazo o huella visible que: deja un cuapo sobre una
los t1iccionarios, nos acostumbra a una utilización de la palabra
" rigno que parece naber sido hecha para asegurar un empleo
superficie.
4. GestO, acto o cosa similar que pone de manifiesto una deter-
basrante generalizado. minada manaa de ser O de: hacer, como puede ser, por ejemplo,
.J un signo de al~g,íQ. etC.
8.5. Gesto con d que se quiere comunicar o expresar alguna cosa, tai
como una orden, un deseo. o algo parecido. -
11. Tanto los filósofos como la gente común recurren :l la
6. ContrllSeña. dcnClfO distintivo, impreso en alguic=n O ~ algu-
noción de «signo», la última, mediante expresiones cotidian:ls na rosa, para poderlo reconocer. Marca.
como un mal signo, y tantas otras. Según la impresión de las 7. Une:a. figura oalgo parecido que se: traza para ~ d punto
personas culus, los filósofos utilizan el término signo de manera al que se ha llegado. Todos los signos de esta Categoda pueden
rigurosa y homogénea, en tanto que en la conversación coti~ indicarse con un sinónimo aparente: de: signo, que: es sriúzi.
8. Cualquier expresión gráfica, punto. Unea, recu, curva y Otrol'i
diana, como resulta de frases como la citada, signo viene a ser similares adoptada convt=ncionalmente para representar un objeto
una palabra totalmente homonímica, o sea, que se utiliza en abnraeto. Cualquier entidad gráfica utiJ.iz.a.daigualmente para re~
diferentes ocasiones, con diversos sentidos, Y. en general, de presentar un objc:ro abstracto. como un número, una fórmula quí.
manera metafórica y vaga. Más adelante podremos ver basta mica, expresiones algebraicas. operadores l6gicos y siro. En dc:t~.
minados COQtextos se llama también símbolo, para que no ,;e
qué punto es vaga la utilización que hacen los filósofos de la confundl con d homónimo ~c:la .acePci6n duodécima o décimo.
palabra signo; de momento, nos limitaremos a considerar la tercera.
utilización común y así descubriremos que, pese. a su variedad, . 9. Cualquier procedimiento visual que reproduzca objetos con.
es del todo apropiada, correcta, técnicamente aceptable. Y al cretos, tales como el dibuio de: un animal, para comunicar d objeto
O el concepto correspondic:me. .
decir o\'(técnicamente», nos referimos a su aceptabilidad desde
,': 10. (En lingüística.) Pnxc:s.o mediante: el cual un concepto (o un
~.
.el punto de vista de la t1isciplinaque estutlia todas las posibles objeto) se representa por medio de una imagen acústica (como bs
variedades de signos, o sea la semiótica o semiología. Exami~ cpalabran y :>.im.).A vo:es, cualquier ,ompoD~tc: menor del pro-
nemos d uso lingüístico común, mediante una fuente autori- ceso precedente:.
zada, como es el Diccionario de la Lengua. Para evitar parcia- 11. Cada parte de un procedimiento visual que se rdiere a unJ.
emisi6n f6nica. a un concepto, 3. un objeto, a una palabra; tales
lidades, constnliremos una palabra ideal, signo, deduciéndola
"::" como las letras del alfabeto (o gra!emas), las símbolos gr:ificos
de las distintas acepciones t-omadas de tres buenos diccionarios: subsidiarios (signos diacríticos). los signos de la notación musical,
'-.:',
."
Devoto-Oli, Le Monnier (la acepciones), Zanichdli (17 acep- dd alfabeto Morse, Braille y otros.
12. Símbolo, entidad figurativa u objerual que representa, por
ciones) y GaI7anti (9 acepciones).
~,
, convenci6n o a causa de: sus característica.! formales, un v:uor, un
acontecimiento, una meta o COs:1S similarcs¡ así, la ~ la hoz y

(~
. -~.
12 !I d manillo, la olavera (a veces utilizada como símbolo de emblema,
incluso hc:dldico l.

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.:', :'~':;

13. Símbolo. c:milhd figurativa u objc:tual que: se refiere a un


valor. a un acontecimiento, a una meta, no ddinidos exactamente, ren un valor preciso sólo en d contexto de otros términos,
de manaa oscura y alusiva (a vrXes utilizado en el sentido .-di: .•pa4 aunque el «signo» de hilo por hilo y signo por signo depende
labra poética.). de la acepción 17.
C.14. (raro y liter.) Enseña, bandetll.
15, (En dCSU50.) Imagen esculpida O pintada, estattla, efigie. . En fin, la acepción 20, que está tao clifuodida como para
16. (En desuso.) Estrella. parecer totalmente autónoma, no es más que una extensión
17. Configuración astr~nómica. Signo dd Zodiaco. de la. 1, de la :; o de la 10, según dependa de la Iúpótesis me.
18. (Ea desusc.:) Muestrade orina para anafuar. tafísica, religiosa o mágica que rige en la interpretación de tao
19. En hilo por hilo y signo po, signo: con detalle y con orden.
20. Cualquier aconto:imiento natural asumido como manifestación
! les signos; los cuales, por otra parte, no son más que síntomas,
de una voluntad oculta, una intención divina. una fatalidád;" un órdenes, indicios o auténticas palabras de! presunto lenguaje
poder mágico. divino.

Hemos de advertir que para explicar la utilización concreta, En cualquier caso, leyendo la lista de definiciones nos dare-
los diccionarios consultados recogen las distintas acepciones de mos cuenta de que aparecen, o bien unas características comu.
manera mucho más desordenada que nosotros. Hemos procura- nes de cualquier tipo de signo, o bien unas cualidades que pa.
do organizar las diversas acepciones de tal forma que: recen distinguir los signos en distint •.• categorías. Desde tiempos
remotos hasta nuestros dlas, muchas definiciones y clasificacio-
nes del signo se han basado en estas características comunes y
1.. Hemos distinguido en A los signos no emitidos inten.
. distintivas. Aunque procedan de lingüistas y filósofos, estas de-
cionalmente y que, por así decirlo, constituyen acontecimientos
naturales que utilizamos para reconocer algo o deducir .su e."¿s- finiciones y clasificaciones tienen una cualidad que nos parece
evidente: se basan en el uro común. O bien re"pitendefiniciones
tcncia, como de la espiral de humo sobre una colina deducimos
'! clasificaciones que los que hablan (o los vocabularios)' han
la presencia de un fuego encendido; y en B se distinguieron
adoptado siempre, o bien elaboran otras que, apenas son pro-
los signos llamados «artificiales», que, en cambio, son puestos
puestas. resultan a<:eptables por el buen sen/ido.
intencionalmente por los seres humanos para comunicar con
otros seres humanos. . Será preciso partir de esra recensión dc los resultados del
buen sentido, tanto para disponer de una base de razonamien-
2. Hemos distinguido las acepciones básicas de .la5 deriva.
das por metáfora o por extensión, qu~ hemos puesto entr~ pa. to como para recorrer la historia y la lista de estas clasificacio-
réntesis al lado de las primeras. nes, y que no son otra cosa que una auténtica lenomenalogla
de los signos. Podrá parecer Un bizantinismo estrecho, pero si
J. Hemos distinguido en e
algunas acepciones en desuso
no lo hacemos asr corremos el riesgo de mantener nuestro dis-
o poéticas, éstas igualmente derivadas por extensión; como pue.
curso en un nivel de metaforismo y vaguedad absolutos. El
de verse, la acepción 15 depende de la 9, en tanto que la 18
hecho de que muchos filósofos hayan aceptado es1a última so-
depende de la 1, ya que los orines se analizan precisamente
para hallar los sin tomas dc alguna enfermedad; la acepción 19, lución no nos sirve de excusa; al contrario, nos incita a ser
más rigurosos y técnicos.
que citamos porque la hallamos inserta en un diccionario como
Aristóteles o Platón no se avergo=ban al mezclar sus dis-
autónoma, nos dice algo que no hemos dc. olvidar en e! curso
cusiones sobre filosofía del lenguaje con consideraciones e inves-
de nuestra investigación, y es que oÍsten términos que adquie-
tigacio"nes lingüísticas y gramaticales; en cambio, en los dos
14
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...

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La semiótica promete re:ilizar una We3 que u3dicionalmc:ntc: vi~nc


llamándose filosófica. Con frecuencia la filosofía ha pecado al confundir plicar Jos problemas filosóficos que aparecen en e! capitulo 4.
en su propio lenguaje funciones que realizan los signos. Pero según una En este último capírulo se procederá en e! sentido de la mayor
tradición antigua, la filoso,Ia ha dc:.,aaminar las formas, car3cterístic3~ economía de definiciones posible; si el uso común llama signos
. de 12 :u:tividad bllIIWla y luchar para un .omoc;mieoto 10 más general y
a una cantidad muy diversa de fenómenos, ha de existir una
sistemático posible. Esta tradición aparece en su forma moderna con la
identifi,ación de la. filosofía con la teoria de los signos y la unificación estructura de fondo que los haga comunes; será ésta la defi.
de la ciencia, e3 decir~con el aspecto m..:ísgeneral y sistemádco de una nición de signo que intemaremos dar, bajo el lema de! pro.
semióúca pura y desciiptiva (MoRRls, 1938, pág. 69) .. grama de Occam entia non sun! multiplicanda praeter necessita.
tem, y en oposición al sincretismo con que se "han alineado las
Morris pensaba en una determinada semiótica, pero el valor diversas taxonomías del cap£tulo 2.
de su afirmación no cambia, ní siquiera hoy día en que la semió-
.rica se ha desarrollado en nuevas direcciones. Es posible que al final queden ZOnas oscuras, que de mo-
Si se e..xamma el índice de este libro. se verá que se h3 mento no puede aclarar una descripción semiótica: esto quiere
inrentado llevar a cabo las siguientes operaciones: decir que se ha de mantener en servicio permanente una filoso.
fía del signo, avanzando hipótesis allí donde la teoria semió.
Capítulo l. Examinar las modalidades principales de los
tica deje zonas vaCÍas o descubra situaciones contradictorias.
procesos en los que se utiliza el signo, elaborando una primera
definiciÓn provisional de signo. y ello por la raZÓn -y esta observación es de importancia
capital- de qu~esto no es un tratado de semiótica. sino sola-
Capítulo 2. Hacer una relación lo más completa posible
mente un libro sobre la noción de signo. No hay duda de que
(,incrética y no histórica) de las distintas clasificaciones de los
la semiótica trata de los signos como materia principal, pero
signos. que una vez más reflejan las diferentes maneras en que
.105 examina en relación con códigos e integrados en unidades
se suele atribuir a algo las características de signo (y aquí tam-
más vastas. tales como el enunciado, la figura retórica, la fun.
bién sin temor a las contradicciones, las clasificaciones no ho-
ción narrativa, etc_ La semiótica es la disciplina que estudi3 l::Js
mogéneas; no hay duda de que cada clasificación depende de
relacionc::s entre el código y el mensaje, y entre el signo y el
un puom de vista distinto, y que cada punto de vista tiene sus
discurso. Algunos sostienen induso que no puede existir una
justifiCaciones prácticas y teóricas).
semiótica dd signo si no se hace antes una semiótica dd dis-
Capitulo J. Sintetizar los análisis de la estrucnlfa interna
. Curso. En. este libro pensamos que puede definirse una unidad
del signo y de Jos sistemas en los que se inserta, taJ como los
el~men[al como el signo. y solamente nos referimos a unidades
ha realizado la lingüística contemporánea, por lo general sobre
más vastas cuando ello nos parece: indispensable.'
bases estructuraIistas.
Por ejemplo, se puede observar que, salvo algunas referen-
Capítulo 4. Sintetizar los principales problemas sobre la
cias accidentales, no damos aquí una definición del uso esté.
naturaleza, la finalidad, l~s aporías del signo,. tal como se ma-
t¡ca de los signos. Y ello es así porque no e..xiste un signo es.
nifiestan en el pensamiento filosófico occidental.
tédco por sí mismo. ni un uso estético de los signos, salvo de
Capítulo 5. Intentar una teoría semiótica unificada del sig-
forma -.elemental, como en una frase, aunque quizá sería po-
no, de tal forma que las definiciones propuestas puedan ser
sible construir frases que sirvan como ejemplos mínimos de 10
aplicadas a cualquier tipo de signo, de las enumeradas en los .f que es un discurso estético. Como se ha dicho, e! problema es.
capítulos 1, 2, 3; y. que permita, si no resolver, al menos e.."(~
j triba en que en este libro nos detenemos en el umbral de una
•• í
~

últimos siglos se ha difundido la figura del filósofo acá'démico,



reacio a realizar análisis lingüísticos en sentido técnico; y no clón a todos los niveles (incluidos pre<Ísamente los no verba-
a causa de la creciente especialización, con lo que no se sentiría les), es necesaria la semiótica. No-queremos dilucidar aquí si- la
con suficiente competenda para disertar sobre una materia que semiótica es la forma más' técnica de una filosofía de la sig-
c.-cigeun aprendizaje riguroso y específico, sino porque concibe nificación (que pone en crisis las filosofías ingenuas del len-
. la filosofla como discurso teórico «global», que rchúye los aná- "guaje) o bien si es una técnica de investigación de la que se
lisis téaúcos detallados. En este sentido, decir que e! hombre es apropia la filosofía del lenguaje para hablar de los signos.
~. animal simbólico y explicar las razones por las cuales co- Sea Comofuere, dos cosas son indudables:
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¡ munica, puede ser filosofía; pero explicar la manera como ca.


munica y la mecánica de las relaciones de comunicación no es a) al igual que ha sucedido en la física o en' la psicología,
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filosofía, es lingüística o cualquier otra cosa. De esta guisa, fi- rambién en lingüistica algunas de las contribuciones filosóficas
lósofos ilustres como Heidegger se permiten argumentar filosó- más importantes de nuestro siglo han sido' aportadas, no por
ficamente con base en etimologías que harían reír a un lingüista filósofos, sino por téaúcos de otras disciplinas (Einstein o Hei-
histórico, y apenas excitarían las cenizas de Isidoro de Sevilla; senberg en física, Saussure o HjcImslev en lingüística);
y en cambio, Peirce, que se pasó toda su vida clasificando y b) acrualmente la semiótica es una técnica de investigación
estructurando los posibles mecanismos de la signíficación, du- que explica de manera bastante exacta cómo funcionan la co-
r municación y la significación.
rante mucho tiempo fue visto con malos ojos en los cIrculas
filosóficos, y todavía hoy se le considera filósofo por sus pá-
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Por ello, y precisamente porque creemos que es importante
ginas de metafísica o de ética (a lo más, de lógica), y no por i
pensar filosóficamente e! problema de! signo, en este libro pro-
su contribución semiótica, sin la cual no es 'posible comprender
cederemos en buena parte con modos que no recuerdan los del
lo que quería decir cuando hablaba de Dios, de! mundo o de
discurso filosófico académico. Intentaremos una descripción téc-
la mente humana. Hoy día parece indudable que el filósofo se
nica de todo el fenómeno de la semiosis, analizaremos funciona-
ha de ocupar de aquellos problemas omnicomprensivos que las
mientos concretos, intentaremos definiciones parciales. Si no es
diversas ciencias, en su sectorialidad tal vez miope y estrecha,
de esta manera, no se puede hacer filosofía del signo>o se hace
pierden de vista. Pero ocuparse de problemas globales no quiere
mala filosofIa del signo. Con esto, probablemente hacemos exac-
decir ignorar los tesuhados sectoriales: al contrario, quiere decir
tamente lo que se debe hacer en una filosofia del signo.
que se han de tomar en consideración y se han de interpretar
Para In cual, antes que nada se han de tener presentes casos
(cuando se han producido fuera de la actividad filosófical, o in-
como el que indic" esta frase de Mortis:
cluso producir, cuando la filosofía se aventura en un campo en
e! que las disciplinas especIficas todavía no han alcanzado un Por ejemplo, la cuestión que se nos plantea constantemente de .i
resultado favor3ble. la estruCtura dcl lenguaje es la estructura de la naturaIe:u, no puede ser
Los dos casos pueden comprobarse en e! problema del sig- discutida adecuadamente basta que los términos t!struclura y tstruc/ura
no; por un lado, actualmente es imposible Iiacer una filosofía del lengud;e quedenbien explicados(MOIUUS, 1938, pág. 36);
del lenguaje sin tener en cuenta todo lo que ha producido la
lingüística en 105 últimos doscientos años; por otro, y precis;:¡. y en consecuencia se ha de considerar el análisis semiótico
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mente para atender el problema lingüístico al de la significa- como un análisis que permite a cualquier discurso filosófico
controlar sus propios términos:
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semiórica del discurso, denrro de la cual se encuadra la semIó-


i: tica de! artc. Por lo tanto, se ha de considerar como un';] propo_
'1i' sición de rigor ascético esta renuncia a tratar dd arte, cuando
una gran parre del discurso filosófico' sobre los signos ú:sulra
oscura y dilaranre, pr_\cisamenre porque nadie ha sido capaz
de hablar del signo sin hablar a la vez del arre,
En fin, más allñ del signo definido reóricamenre, exisre el
ciclo de la sl!miorir; la vida de la comunicación, y el uso y la
inrerpretación que Se hace de los signos; esrá la sociedad que
utiliza los signos, para comunicar, para informar, para mentir,
engañar, dominar y liberar, Todos estos problemas rebasan
la medida física de este pequeño manual; aunque el manual
espere facilitar al lector unos instrumenros que puede utilizar
desarrollándolos libremente y aplicándolos, porque la semiórica
no es solamente una teoría, ha de ser también una forma de
la praxis.

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