Mikel Asensio
(coords.)
Psi e o logia
del pensamiento
Teoria y prácticas
S e g un da edición
Ex LiBRls
A li a n z a Edito ri a l
· 7, Pensamiento
probabilístico*
1. Introducción
Cada vez que hace una previs i ó n sobre cualquier acontecimiento por nimio
que parezca («mañana l lov erá» , «seguramente Ana llegará tarde», « p ase
mos a la otr.a acera», «las acciones en bolsa subirán el próximo año»), cada
vez qu e toma una decisi ón ( «mej or poneos la chaqueta», «vayamos por el
atajo», «conviene radiar al paciente», etc .) , cada vez que busca o atribuye
una causa («se porta así, porque se e ncu entra mal», «el grifo no funciona
porque está demasiado viejo», o «el balón se mueve porque lo has empuj a
do») está usted haciendo eso que los psicólogos llaman razonamiento pro
babilístico. Este razonamiento consiste en h acer un cálculo mental sobre las
probabilidades de que vaya a ocurrir un o unos determinados acontecimien
tos, de que esos acontec1m1entos hayan ocurndo . Estas evaluacwn es se rea
llzan para actuar, d ec idi r, opi nar , diagnosticar, c ri ti car etc., es decir hnbi
tu almen t e se insertan en un marco de juicios y toma de decisiones más o
m eno s exp)íc1tos:.
177
En los capítulos a nt e ri or es sobre raz o n a m i ento prop os ic i on al (capítu
lo 4) y sobre razonamiento sil og í st ico (capítulo 5), ha podido observar un
1 ipo de p en sa m iento que se enfrenta a tareas cerradas y bien delimitadas en
el qu e las reglas más ad ' e�uadas y útiles para resolver los problemas están
muy daras , independientemente de cómo ios resolvamos cada uno de noso
iTOS en un momento determinado , y en el que, si lo hacemos bien, tenemos
a s e gurado que nuestra conclüsión va a ser correcta. Todas estas caracterí sti
cas se deben a que nos enfrentamos a tareas deductivas en las ·que el razo
i1amiento debe restringirse a la i nformac ió n que se nos ha dado previamen
le. Nuestra tarea es hacer exp1ícitas rela c iones que est aban antes impi í citas
en la tarea, pero no tenemos que añ ad ir nueva información ni hacer genera
:178
¡
7. Pensamiento probabHLtico
����;�;��·;¡:;;;-�==;;��ad ;�R�;;;���:;r:;::j��,;��;�:����:�::
p robables o probabilísticas (véase, por ejemplo, dJigerenzer y M urray, 1987).
Así, las ciencias durante el siglo pasado aban�onaron sus pretensi one s de
búsqueda de verdades generales para convertirsd en ciencias p robab ilí s ti c as
:
en las que las teodas respop;ien a un paradigma y a un estado determinado
de conocimientos 1 en el que la estadística cunúple un p ap el fundamental
para computar, y istin g uir aquello que es cono\;. L do de lo desconocido o lo
d
certero de lo probable. Pero, nosotros, los con;�.tru.ctores de esa ciencia o
¡
simplemente aquellos que, mucho más humilde y cotidianamente, nos de
�
bemos adaptar a ese mundo, también tenemos q· ,� ser capaces de perc i b ir y
computar la variabilidad. Si nuestro mundo es r.rrobabilístico, debemos es
·
3 Véanse para una discusión de estos aspectos el apartado 3.1 del capítulo 3 y los
capítulos 4 y 5 de este':volumen; tambi�n puede encontrarse. una discusión en castellano
en el último capítulo d� De Vega, 1984, y en ellib.J,"o d e Delval, 1977.
4 .Esta idea estaría también avalada por un conjunto de trabajos experimentales,
yéanse por ejemplo, Qaksford y Chater, 1994, 2003; Oaksford y Moyssakowky, 2004;
Schroyens y Schaenkeh, 2003; Y ama, 2001..
180
7. Pensamiento probatitístico
Desde ·este punto de vista, .estarían defendiendo que ·las decisio:::�es que
pueden verse como errores desde un tmto de vista ló ico son infe::-enc1as
«razona es», si las miramos desde los objetivos de la tarea o desde la teo
ría de las probáhjlidades Es más, sostendrían que lejos de la idea dd error
y la incapacidad humana que muestra la investigación sobre razonat:üento,
la mayor parte de las personas tornan decisiones adecuadas en la mayor
parte de las sihiaciQnes. La última razón que aducirían estos autores es que,
al igual que las te,arias más logicistas han sido compatibles con buena parte
de las teorías psicológicas de la mente humana mantenidas durante el
siglo xx-véase como ejemplo el modelo de desarrollo mantenido por Pia
get (Inhelder y Piaget, 195 5; también Carretero, 1985, capítulo 9; o los mo
delos más clásicos del procesamiento de la información Riviere, 1986) 5-,
las teorías de las probabilidades son más compatibles con los modelos psi
cológicos actuales especialmente con los modelos neoconexion:istas y los
trabajos de inteligencia artificial y de la semántica del lenguaje.
Resumiendo, podríamos decir que el razonamiento probabilístico subya
ce a la mayor parte de las. actividades mentales que realizamos habitual
mente, proporciona herramientas para enfrentarnos con la incertidumbre y,
si. aceptamos las ideas de Oaksford y Chater (2007), estas herramientas nos
llevan. a soluciones adecuadas y razonables, lo cual, a su vez, nos permite
como. mínimo concebimos de una forma más positiva que el resto de Jos
trabajos sobre pensamiento. Expresado con otras palabras, aunque no cabe
duda de que «errar es humano» (Norman, 1988), decidir qué es. un error de
pende más de los objetivos y metas que nos proponemos y de si se han al
canzado o no esos objetivos y metas. Es decir, ende más de que seamo�
capaces de adaptamos de manera eficaz a la incemdum re y variabilidad
ambiental que de que sigamos o no unas determinadas re las refi · adas,
fruto e una construccwn cu tural, formal.
No cabe duda de que, desde este punto ae vista, el razonamiento :Jroba
bilístico constituye una herramienta muy eficaz de nuestra mente, pero ¿en
qué consiste este tipo de razonamiento? ¿Podemos hablar de un tipo de ra
zonamiento probabilístico de carácter general que ponemos en marcha en
cada una de las ocasiones? Al comenzar este capítulo hablábamos de que
este tipo de razonamiento está presente en las situaciones de condiciona
miento y de aprendizaje implícito, ..enJas. inferencias cotidianas de lrts que
no somos conscientes -inferencias implícitas en términos de Rurr.elhart
(1984)-, en las decisiones de diferentes profesionales que supuest8mente
requieren grandes cantidades de conocimiento y la reflexión consciente so
bre una gran cantidad de información y de un gran número de situaciones
·intermedias entre ellos. ¿Es lo mismo una situación que otra, una tarea que
otra? Por otro lado_, ¿de dónde surge este tipo de conocimiento?, ¿su origen
5 J:>ara una discusión sobre ellogicisrno en las teorías psicológ1cas véanse, por ejem
plo, Bolton, 1972; De1val,1977a y b; Riviere, 1986, 1987, 1991; De Vega, 1981, 1982.
1 n-i
J. O .l.
P ;icología del pensamiento. Teoría y prácticas
.,.,.. ����.sRr-::=o13-==----
182
7. Pensamiento probabitistic•
183
Psicología del pensam�ento. Teoría y prácticas
l84
7. Pensamiento probabilístico
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..
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- ��-¡,,_..,._ loUQI. ..
ciencia o desde el pensamiento formal piagetiano, estós acontecilnientos
que no ocurren son fundamentales para el desarrollo y comprensión de esas
leyes y de hecho constituyen.el mundo de lo posible. Sin embargo, no for
man parte de nuestro aprendizaje basado en la experiencia, y, esta ausencia
da lugar a buena parte de los sesgos y errores que cometemos cuando hace
mos juicios probabilísticos y que serán objeto del próximo apartado. No
obstante, según Hogarth, estos errores pueden ser superados o, al menos re
� r l
Algu as de las intuicione descritas por Fischbein (197 5) o analiza( as por
Hogarth (2001) son, como decíamos antes, muy similares a los c l á �· icos y
COiiocidos sesgos CID or el USO de los «heurísticos de juicio» des
critos por Tvers (K.ahneriia . Estos heuristicos constituirian, de acuer
do con estos autores, as básicas dé.1nferencúi.probabilística utiliza-
. das por los adultos, Índependienternente de nuestra cultura de nu estro
éonocüniento sobre las leyes rnaternatlcas de la probabilidad o sobre el
contenido que estemos analizando. La psicología ha tomado prestada la pa
labra heurisnco de las matemáticas. En las matemáticas los heurísticos son
_procedimientos de solución de probfemas gue se diferencian de los algorit
inos por su vaguedad y falta de precisión. Esta idea de que los heudslicos
son metodos vagos y poco dehmdos también está presente en la psicología
tanto en lo referente a los métodos intuitivos de enfrentarse a la probabili
dad como a los de solución de problemas (véanse capítulos 8 y 9). Según
Sherrnan y Corty (1984), todas las teorias psicológicas que realizan análisis
heuristicos se basan en la concepción de- racionalidad limitada popularizada
por Simon (1955, 1956) que, a su vez, ha sido el punto de partjda de buena
185
v-:' :ología tJel pensamiento. Teotia y prácticas
pa ·ce de las teorías cogn iti vas del procesamiento de la información. Según
Si11ton, las limitaciones estructurales en el procesamiento de la información
hacen gue incorporemos mecanismos para enfrentarnos con la complejidad
de mundo que nos rodea, aunque estos mecanismos no las reduzcan total
ml.lte. Los juicios h�urísti�os son mecanismo�_ por los cuales reducimos la
�umbre que produée nuestra hm1tac1Ón para enfrentarnos con la
co ·10Iepdad de estimulos ambientales a una d1mens1Ón manejable pór
mv' stro sistema. En efecto, estas te arias también parten de que el mundo
�1e: e una estructura probabilística. De· acuerdo con Hogarth (1980), estas
lirnitaciones estarían relacionadas con los wcesos ateñc'ionales y, por tanto
de ::elección de la información, �gn los procesos de memoria g,ue hacen que
se : onstruyan o distorsionen los recuerdos y con las limitaciones de la me
me -ia de trabajo que impedirían que tuviéramos en cuenta un número alto
.8·i
7 Pensamiento probabHí!itico
-------�--==---===--� -·---===-
blemas. De 'acuerdo con Nisbett y Ross (1980)] en un libro que todavía si
r
gue constituyendo una de las obras más amplia y divulgadas sobre la apli
cación de los heurísticos en el campo de la psic1Jogía social, los heurísticos
constituyen reglas relativamente razonables -�\ unque no racionales- que
nos permite?i reahzar..JUICIOS adecuados muchc:ij veces. Incluso asumiendo
el coste de los errores, los heurísticos proporci'�:tan más ventajas a la larga
que la utilización continua de normas, no sólo 14·;r el esfuerzo cogmtiVo que
regmeren smo también porgue son reglas mas é4Japtadas a los ob]ehvos co
tidianos. En es(e sentido, Hogarth (2001) afirri;a que seguiríamos o segui
mos utilizando reglas de tipo heurístico inclus:¡ en aquellas situaciones en
que la toma de decisiones es muy sencilla .
y n!J1 excede nuestra capacidad
natural de cómputo cognitivo. Las personas, como apuntan Nisbett y Ross
(1980),. intentan resolver los problemas concretos que se les presentan en
situaciones determinadas. Sus objetivos no son �aliar la verdad y para estos
objetivos las inferencias heurísticas suelen ser suficientes.
La utilización de principios heurísticos imphca en definitiva una selecJ
@n del procesamiento de la información tan�J en ras fases de atención
como de recuerdo. Esta selecciÓn depende del tipo de juicio que se tiene que
realizar y -de la relativa accestbihdad de la mforrifación. Los d1shntos heurís
f
ticos se pueden categonzar en funciÓn de esto�. P rámetros: el tipo de acceso
·a la información y . el tipo de procesos cognit¡ 1os implicados. _Tversky y
Kahneman {1974) dividieron los heurísticos en res tipos: represeñtatividad,
· a_fcesibilidad y anclaje y ajuste. No oqstante, est& último heunstico no ha re
?
·
cibido apenas investigación y, según algunos aut res (por ejemplo, De Vega,
1984) es un caso del heurístico de accesibiliqa�. Posteriormente, en 1982,
Tversky Y Kahneman añadieron un nuevo heurístico. al que denominaron si:.
·
mulación. En las líneas siguientes describirema'¡:3 breveménte cómo. actúan
los dos heurísticos más importantes, representati';'idad y accesibilidad.
187
!
Psicología del pen5!1miento. Teoría y prácti c a s
'
• Cuando M ·es una clase y X una variable o valor defmido en esa clase.
• Cuando M es una �lase y X es un ejemplo de esa clase.
Cuan.do M es una clase y X es un subconjunto de esa clase.
s�m
•
�
Realizar juicio de probabilidad o de caJsalidad basándonos en este heu
rístico da lugar a �espuestas conformes a la normativa bayesiana de la pro
babilidad en nllllie rosas ocasiones ya que los heehos más represent�tivos
son habitualme�t�;Jos más frec�entes y lós-más probables . Sin embargo, da �
188 1
1. P e n s ami e n to p ro b a bi t·í sti c o
�I:S:'J��··"""""
"""' ·MC:':...
�:1-<'U
. = >U
· �'!J:cQ'��.::;..-c-� =-��.:::. �"'c:&;."i.�::r.:..:: . ::��,_�
.
· Cua dro 7.2 E rro res más h abitu ales p ro du ci d o s p or el h e urí stico de
repres entativi d a d
dad 7. De manera muy Breve p o dri amos decir qüe h ay tres fueirr.es fun da
m ental e s de estos errore s . Por un lado e s tá la c onfusión entre pro c e s o y
prQducto gue influye en que s ó l o sea vi sto corno afe atori o aquel l o que apa
rentemente n o está ordenado o es confus o � En otras p alab r as debe haber ,
7 Describir y exp licar cada uno de estos errores nos llevaría un espac i o excesiv o .
Por otra parte el lector puede consultarlos en castellano en numerosas obras . :; i n duda la
mej or descripción de estos errores es l a que realizaron Tversky y K ahneman en 1 9 74 y
que está traducida al castel l ano .. El lector interesado p u ede consultar tamb ién Carretero
y Garc í a Madruga, 1 9 8 6 o Pérez Echeverría, 1 9 9 0 . Un l ibro muy d iv e rti d o en que se
189
P � i co l o g1a cl e t p e n s a rn í e n to . Te o ría y p rá cti c a s
_.,_,.
_ _�wm.Gecr.:slo1710d"� Dl!!lott:IC:.'I
e : ese tipo de suces os, p ero también p o demo s evaluar la distancia asocia
ti "a o accesibilidad 8 (Tversky y Kahneman, 1 97 3 ) . Juzgar -ia probab ilidad
-p :J-r medio del heurístico de accesibili dad es equivalente a estimarla�por
m edi o de la facilidad con que los ej emplos o asociaciones vienen a nues
tra mente. Expresado con otras p alabras, e s te heurístico invierte una co
no c i d a ley de la memoria: cuantas más veces repites algo o se repite un
ac ontecimiento , más. fác i l es recordarlo en e l futuro . La accesibilidad
consiste en creer que. cuanto mej or recuerdes un suceSo o más fácilmente
accedas a ese recuerdo , más frecuente ha s i do ese aco ntecimiento y por .
tanto es más probable (Tversky y Kahneman, 1 9 82) . No obstante, hay v_a-:: _
r i ables que afectan al recuerdo o su accesibilidad y no afectan a la proba
bi lidad y viceversa. Cuando esto ocurre nos encontramos que lbs j uiciOs
m �di ante accesibi l i dad dan lugar a errores sistemáticos o s esgos (véase
e_ adro 7 . 3 ) , aunque, como ocurre normalmente, cuando lo más frecuente
e : tamb ién lo más accesibl e , l o s j ui c i o s de accesibilidad son ráp idos y
a..:.ertado s .
· probabilístico.
Existen numerosas investigaciones que mues·:ran las dificultades de las
personas para resolver problemas correlacionalesF. Además de la presencia
de errores que pueden explicarse por los heurístfcos de accesibilidad o de
representatividad., buena parte de estos trabaj os · )nuestran que · las personas
tienen unas reglas de cálculo aproximado que in':; .ractúan con l�s creencias
de las personas sobre el contenido de la tarea (-v ; ..1se, por ej emplo, Alloy y
Tabachnick, 1 984). Estas reglas de cálculo son reglas incompletas en la ma
yor parte de las ocasiones y a veces también son �nadecuadas (por ej emplo,
utilización de cálculos aditivos en lugar de cál 'j tlos multiplicativos). Por
otro lado, casi siempre, las personas dan más p�-30 en estos cálculos a los
datos que confirman sus expectativas, cuando no : descuentan los datos con
trarios o los interpretan como excepciqnes dándJies sentido dentro de teo
rías construidas p ara el momento (Carretero, �érez Echeverría y Pozo ,
1 9 85). No obstante, en aquellos escasos casos en los que las personas care
cen de expectativas o teorías que dirijan sus cálCulos o búsquedas de con
tingencias, los resultados son peores que cuando f.stas mismas personas tie
nen expectativas fuertes, incluso aunque sean contrarias a lo esperado por
los datos (Hogarth, 1 98 1 , 200 1 ; Wright y Murph�;,-, 1 984; véase un resumen
de estos efectos en Pérez Echeverría, 1 990). Ef,: efecto, en general, ante
problemas en que se pide una evaluación consci nte del grado de contin __ ¡e
gencia o correlación entre dos acontecimiento::! se producen numerosos
errores que suelen ser mayores en los casos en q:.j:e las personas carecen de
teorías sobre cómo se relacionan los datos.
Sin eiiJbargo, la presencia de estos errores en éll pensamiento consciente,
en la solución de problemas, contrasta clararnent� con los datos. que mues-
9 1985; Pérez
Véase por ejemplo en castellano Carretero, Pére? f' heverría y Pozo,
Echevenia, 1990; Pérez Echeverría y Carretero, 1988, 1 9�0,- 1995; Vázquez, 1985; para
una revisión, véase Pérez Echevenia, 1990.
1
19 1
i¡
¡
Psicología del pensam}::: n to. Teoría
y p rá cti ca s
----� ----�-r---� ����T�
tran que el aprendizaje asociativo responde a una estructura probabilística .
del mundo. Veíamos I:¡J comienzo de este capítulo que los animales y las
personas somos sensilbles a las contingencias ambientales y aprendemos lo
suficiente de ellas. pa�·a actuar de manera adecuada, aunque no esté exenta
de errores (Oaksford �' Chater, 2007). Además, si el razonamiento pro.b abi
Iístico es fruto de la s·�lección, resulta contradictorio defender desde la psi
cología su imperfecci1) n y destacar los errores.
Podemos encontrar: varias razones para esta aparente contradicción. Una
de ellas tiene que ver �on que 1as tareas que se emplean para analizar el ra
zonamiento heurísticd son tareas en las que se demanda a las personas que
resuelvan un problema, es decir, son tareas en que hay un grado relativo de
conciencia, mientras que los heurísticos son implícitos. Otra posible expli:..
cación está relacionada con la idea de que los problemas que se proponen
son problemas muy ahificiales en los que el objetivo de las ·tareas o el sig
nificado de las conti��gencias no queda nada claro para el participante en
las investigaciones . F�-:lr último, es posible que las reglas matemáticas que
utilizamos como mocelo normativo no sean las más adecuadas. Antes de
. discutir estas posibilic�ades vamos a resumir muy brevemente en los aparta-
dos siguientes alguna\3 de las críticas que se han realizado a las teorías de
heurísticos y algunosl trabajos sobre el papel de los expertos y la toma de
decisiones consciente¡ ·
No obstante, también es cierto que . como todas las teorías ha sg:fridó nu
merosas críticas tanto: en lo referente a . s t.ts_ ;� sp�ctq·s-:ñi�s, �xperimentaies y a
su sustentación empí�·ica como eri lo reÚ3.ÜvÓj á1 . rri'6deio·· ae ·ser humano que
proponen y su relación con las teorías vigentes en psicología 1 0 . Podemos
dividir estas críticas 9h tres tipos (véase cuadro 7.4).
�
. 10
f
Dado que el espac o para discutir todos estos aspectos es necesariamente peque
ño, remitimos al lector i h teresado a los números que las revistas The Brain and Beha
vioral Sciences ( Cohen, 1 98 1 ) y Psychology Review ( 1 99 6 , 1 03 ) han dedicado a estos ,
temas. 1
i
1
192 1
7 . Pe n s a m i e n to p ro b a ':Ji [·íst"i co
Una parte de las críti c as se han relacionado con l a ambigüedad del tra
bajo experimental realizado por Tversky y Kahneman, tanto en lo referente
. al tip o de tareas propuestas p or estos autores en las que l os datos rel evantes
desde el punto de vi sta estadísti c o están e scondidos entre otras va. .iables
más fáciles de c odificar, c omo por l a forma de presentación de los resulta
dos. En este último caso, aparec e una clara p aradoj a en los artículo s emp í
rico de estos autores . Los resultados d e sus investigaciones no ap arecen
acomp añados de l o s necesarios análisis estadísticos, s ino que son más b i en
descritos de una manera que podri amo s considerar muy «representativa» y:
muy «accesible» (Pérez Echeverría, 1 990).
Otro s trabaj o s se han dedicado a mo strar que en ciertas condici o:ries las
p ers onas cometen menos sesgos que l o s indicados por Tversky y Kalmc
man, y que, por tanto , su utilización de l o s heurísticos es menos indj s :rimi
nada q-Ge la que proponían estos autores. Así se ha visto que a veces las
p ersonas tenemos e n cuenta el tamaño de la muestra o l a s probab i l i dades
previas (véanse las revisiones realizadas por C arrete ro y García lv'ladruga,
1 98 6 ; Nisbett, 1 993b 1 1 ; P érez · Echeverria ·1 990; P érez Echeverria y C arre
tero , 1 988). Un resumen de estos trabaj o s muestra que l a utilizacióE o no
de variabl e s que en prin cipio afectarían poco a l a representatividad o a la
acces ibilidad, p ero s í a l a probabi lidad de un acontecimiento , depende tanto
de factor�s de la tarea �fundamentalmente la facilidad p ara codificar las va
riables implicadas en la tarea) (Alons o y T1.1bau, 2 0 0 2 ; Gi gerenzer y Hoffra
ge, 1 995; Tubau y Alon s o , 2 0 0 3 ; Wan g , 1 99 6 ; Wang y Johnston, 1 996)
11
En este libro edi tado por Nisbett ( 1 993 a), el l e ctor interes<1do pllcde encontrú l é1
descrip ción del trabajo empíri c o o rigi n al que h a d a d o pie a estas :.:r.í t i cas .
1 () ?
l ) s i w lo gí a d e l p e n s a m i e n t o . Te o ri a y p rá cti c a s
( omo propios de la persona que realiza estos juicios. En .este último caso el
' onocimiento acerca del contenido de la tarea (Evans, 1 9 92) , el conoci
r niento de las leyes de la probabilidad o la pericia en la toma de decisiones
194
l
l
r j Pe n s a m i en to p ro b a b i lísti co
¡:;a.-mSI.T�·J:r.wdu;c:z1au:J:u::ur.:n::::·•cttsca&��\o�� -mr !: = -;;ma.-a:o�
o:m� ����
• 1 . .
flej o de las confusiones €ntre información y conocimiento que cometen di-
ferentes teorías psicológicas basadas en el pi,ocesamiento 'de información.
Los métodos de indagación utilizados por Tv�rsly y Kahneman y otros au
tores para analizar los principios heurísticos son un claro ej emplo de estos
problemas. Como decí¡¡mos antes, utilizan prt;guntas y respuestas explícitas
para analizar un conocimiento implícito. Asur)1ir que un determinado cono
cimiento es implícito implica asumir que no he puede declarar (Anderson,
1 98 3 ) y, por tanto supone que no se puede am{iizar exclusivamente median
te tareas que requieren respuestas declarativi1.s . Analizar el conocimiento
implícito requiere de la convergencia de resuliados obtenidos con muy di
crj
versos métodos de investigación (Pérez E teverría, Mateas, Scheuer y
Martín, 2006; Po?O y Scheuer, 1 999; Pozo, S q heuer, M ateos y Pérez_ Eche
ve.rría, 2006). No. obstante, si se .han analizado procedimientos implícitos
. como si fueran conocimientos explícitos nos ��odemos preguntar qué análi
sis se han realizado y a qué conclusiones podemos llegar cuando el razona
miento probabilístico responde a claras neces Üades de solución de proble-·
mas o de tomas de decisiones conscientes.
1 195
í
� ����
Psicologia del pensa;rniento. Teoria
":C!iiCil��-.D:I:.'C'CS.S!t-. ��
y prá cti cas
196
¡. Pe n s a. nri ento pro b a bW.stico
C o n c l u si o n e s
D esde nuestro punto de vista resulta difi c i l el aborar tm as conclu s i ones que
recoj an el amp lio número de trab aj o s real izados s obre razonami ento prob a
b ilístico y la comp l ej idad de l o s mi smo s . Tamp o c o , en nuestra opi n i ó n , hay
una teoría que dé claramente cuenta de todos l o s a s p ectos a los qu ::: n o s he
mos asomado de refi l ón en estas p áginas y a otros mu chos que su gieren l a
n ecesi dad de tener en cuenta tanto los diferentes t ip o s d e c ogni c i ón ( esp t:
cialrnente l a relación entrr: l o imp li cito y lo explícito ) , l as caracterí sti c a s d e
las tareas, l o s objetivos y m etas d e l razon ami ento , l as diferenc i as e ntre per
s onas (¿qué cambi o s se producen con la peri ci a ? , ¿ q ué camb ios p r 8 du c e la
instrucci ón? , etc . ) , l as creencias y teorías previas y otro factores n ] a ci an a
dos c o n la cultura, con l a motivaci ón o el compromi s o con l as ta· e as , por
p oner al guno s ej emp l o s . Hace más d e ve inte art o s , Ni.sbett y R o s s ·¡ 9 8 Uj :J
J. 9 7
Psi c·n l o g i a d e t p e n s a m i e n í: o . Teorí r.� y prácticc1 s
ti ese e : �r cuenta de todos estos aspectos. En nuestra op ini ó n esta te orla to
davía 1 : 3 necesaria.
Desde los años setenta, ha quedado claro que no puede entenderse el ra
zonarr: ento probabilístico como la puesta en marcha de reglas g e nerales de
carácter sintáctico, más o menos próximas a las reglas de la .lógica o de las
materr.1.ticas . Nuestro p en s am i e nt o se realiza sobre un contenido concreto,
con UJ \ obj etivo concreto y en un contexto y cultura concretos y cua lqui er
teoría Jsicológica debe tener en cuenta todos estos factores. La teoría de
Tversl :y y Kahne rnan incorpora algunos de estos · aspectos en la medida en
qu e pc dernos entenderlos corno procesos intuitivos, fruto del aprendizaj e
implíc : to, y p o r tan t o re l a c i onado s c on l as teo r í as y creencias sobre cómo
son la : cosas y cómo se relacionan. Sin embargo, esta teoría explica muy
p o c o l í .s di ferencias entre los juicios intuitivos de diferentes p ersonas, o los
re al i z ; . :los por una misma p ersona s obre distintos . contenidos, ni tampoco
e xp li c a las relaciones entre procesos i n tu it iv o s y l o s más deliberados y
c a n s e �ntes. La teoría pragmática de la inducción de Holland, Holyo ak ·
· ,
mej o r que las reglas de la lógica nu e stro p ensam i ento . Si el mundo tiene un
carácter probable y l a activación de las diferentes representaciones también
tiene este carácter, es consecuente pensar que las :feglas de la probabilidad
subyacen a nuestro raz o n ami en to . No obstante, a nuestro juicio queda mu
c ho por demostrar p ara hacer una afirmación de este tip o . Por otro ¡ado, al
aceptada c o rr emo s el riesgo de confundir de nuevo los meto dos de análisis
emp l e 1dos por la c i enc � C:l con aquello que analiza el oj o del psicólogo y la
. _ ·
�·i-r - .
men tt humana.
Qu:.zá la única conclusión que podamos llegar es que existen· realmente
una g ran pluralidad de rep r esenta c ion e s conocimientos y procedimientos
,
detrá� d e cada una de las actividades que incluimos dentro del téirnino p en
) .- s amie iltO y que todos e s to s factores se relacionan entre sí de una manera
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que a; �arecen en este libro . Y es que, al fin y al cabo, es c asi seguro que
cada 1 : no de nosotros preferimos vernos como organismos o p ersonas c o m
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