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LO FANTÁSTICO DE UNA MUJER FANTÁSTICA

Una mujer fantástica es una película chilena del año 2017, realizada durante dos años en la
ciudad de Santiago bajo la dirección de Sebastián Lelio y escrita en conjunto con Gonzalo
Maza. Fue ganadora de múltiples premios, entre ellos el Oso de plata al Mejor guion en el
Festival Internacional de Cine de Berlín, el galardón a mejor película en los Premios Platino
de cine iberoamericano y el Oscar a mejor película de habla no inglesa.

Con una excelente dirección de fotografía de Benjamín Echazarreta, es la quinta obra de


Lelio y continúa de cierta forma una temática tratada en su cuarta película Gloria (2013): la
figura de una mujer que se sale de lo que socialmente se espera de ella. En dicha película la
protagonista, quien tiene por nombre el título, es una mujer que se acerca a los sesenta años,
que se acaba de divorciar y se somete a situaciones en las que supuestamente “no deberían
estar mujeres de su edad”, sin embargo se siente bien con ellas, evadiendo entonces la
autocorrección y saliéndose del canon de cómo debería actuar una mujer que se acerca a la
“vejez”. Una mujer fantástica por otro lado es la historia de Marina Vidal (interpretada por
Daniela Vega), una mujer trans que acaba de mudarse con Orlando (Francisco Reyes), su
pareja, que es algunos años mayor que ella y quién fallece al inicio de la película, generando
que todos los prejuicios que puedan surgir de su transexualidad alrededor del círculo de
Orlando, salgan a flote, afectando su proceso de duelo. Sin embargo, al igual que en Gloria
estos prejuicios no funcionan como impedimento para que Marina continúe expresándose sin
miedo de ser como es, al fin y al cabo, un ser humano.

De esta manera, la película presenta varias capas que nos remiten a la formulación de
preguntas aplicables a casi que cualquier sociedad contemporánea. Por un lado, tiene como
tema el amor y la pérdida, insertando directamente la cuestión del duelo, y en un segundo
nivel, propone cómo se vive o se modifica la experimentación de lo anterior si se es una
mujer trans. El filme de esta manera toca los prejuicios existentes en contra de lo transgénero
y cómo estos llegan a afectar el cómo se asume la valides o no del amor, repercutiendo
tajantemente en un proceso que se supone tan corriente como el duelo.
Así mismo, el juego con lo transgenérico va de la mano con una búsqueda de lo que Lelio
llamaría “reventar las etiquetas”, ya que coquetea con lo que no necesita definir unas
fronteras o situarse en una sola categoría, sino que simplemente es y se desarrolla sin pedir
permiso. El director juega con esa idea en diferentes planos: el transgenerismo generalizado
que pensamos se materializa en los cuerpos; una película transgenérica que oscila entre
diferentes géneros cinematográfico y colores; y un transgenerismo como idea que atraviesa
toda la película y que puede acercarse a la reflexión, como diría Francisco Reyes de que “la
vida (en sí misma) es transgenérica” (5 abrl 2017).

Durante varias partes de la película se muestra una especie de persecución a Marina, se le


piensa como sospechosa de la muerte de su pareja, viendo cómo se “criminaliza” el hecho de
su transexualidad. Sin embargo, la protagonista no es mostrada como una mujer víctima de,
sino que al contrario, es una
mujer que se impone sin
negarse a sí misma,
entendiendo que las acciones
prejuiciosas de los otros no le
pertenecen. Mas bien, su
problema tiene que ver con el
no poder vivir tranquilamente
el duelo de alguien al que
quiere, porque la han Tomada de: http://www.cultura.gob.cl/actualidad/una-mujer-fantastica-es-
nominada-como-mejor-pelicula-extranjera-en-los-premios-oscar/
distanciado de él desde el
primer momento, han llegado a invadir sus espacios, su casa, su trabajo, su relación con su
familia y claro, su posibilidad de acercamiento a Orlando para despedirse.

Es por esto que Una mujer fantástica nos hace platear varias preguntas: ¿existen realmente
personas no válidas para la sociedad que nos hagan pensarnos con el derecho perseguirlas o
juzgarlas?, ¿acaso no caemos en cuenta de que nos convertimos en deshumanizadores de
otros?, ¿asumimos que podemos censurar aquello que a partir de los prejuicios creemos que
no tiene lugar en la sociedad?, lo que también podría remitirnos a ¿qué tan viable es pensar
que hay relaciones (de pareja) o amores que deberían ser censurados?.
Estas preguntas tienen que ver con esas casillas que Lelio quiere que intentemos poner en
tela de juicio en el filme, colocando como protagonista a una mujer trans que no le teme a
los prejuicios y que lucha en contra de lo que le impongan a partir de estos con tal de serse
fiel a sí misma. A través de ella Lelio instaura la idea de que no existe una forma determinada
de ser en el mundo y que lo único que hace el establecimiento de estas formas determinadas
de ser, bien pueda ser, heterosexual, bisexual…, no son más que maneras de fundar tratos y
posiciones específicas de los integrantes de una sociedad, creando discriminación e
invalidación de los que NOSOTROS SITUAMOS en las casillas de “menos normales”.

De esta manera es como el amor, elemento esencial en la película, se muestra como


herramienta evasora de tales casillas que reaparecen en el momento de juzgar sobre quienes
pueden o no ser considerados como una pareja valida. Lelio se deshace de los prejuicios en
la forma de presentar la relación entre Marina y Orlando, un hombre mayor con una mujer
trans mucho más joven, haciendo que se caiga en cuenta del fuerte vínculo entre los dos
personajes. Esto se ve evidenciado en la escena resolutiva de la película, y también en varias
escenas en las que Orlando y Marina (después del colapso de Orlado) se contemplan el uno
al otro, primero a través de los reflejos, de gafas, del retrovisor del carro y luego frente a
frente, pero siempre mediados por un espacio entre los dos, hasta que finalmente de alguna
manera pueden volver a estar juntos sin el obstáculo de los prejuicios. La relación entonces
es mostrada como lo que és, una relación que iguala a cualquier otra, que es de una
“normalidad” (teniendo en cuenta que siempre es difícil establecer qué es lo normal)
incuestionable y que, como diría Marina:
“Era una relación normal, consentida
entre dos”.

Al igual que el amor, se puede decir que


lo trans permea la generalidad de la
película como lo manifestación de lo
bello, como la representación del
movimiento de la vida, en el que no hay
posibilidades únicas, en el que todo se
https://www.elantepenultimomohicano.com/2017/10/critica-
una-mujer-fantastica.html transforma y no puede ser reducido a una
clasificación. Lo fantástico de una mujer fantástica, creo yo, es que se conjuga en todas sus
dimensiones, tanto a nivel de la historia, del tema del amor, de la fotografía (con sus colores)
y de lo trans, para que podamos llegar a esta deliberación. El mismo Francisco Reyes afirmó
que Lelio se encontró con una película que visitaba varios géneros cinematográficos como el
suspenso, diciendo que “la vida es transgenérica (y que) uno está enfrentado todo el tiempo
a miles de opciones, miles de emociones distintas” (5 abril 2017).

Así mismo, en la fotografía, la forma en la que se juega con el color funciona como metáfora
para hablar de la multiplicidad de formas y posibilidades que representa ser. Que no tenemos
y que no somos negro o blanco, sino que somos con muchos matices, somos con muchos
colores como en la segunda escena del filme en la que se presenta el nombre de la película y
se ven varios cambios de color mientras la cámara se acerca uno de los personajes. El color
cambia del naranja, al rojo, luego al amarillo, al verde, al morado, se vuelve al azul para
retornar al morado y terminar en fucsia.

María Fernanda Martínez Riaño.

Referencias:

Gonzalo Frías (5 abril 2017) Entrevista: “Conversamos con Francisco Reyes y Daniela Vega
en 7mo vicio”. Chile. Programa 7mo vicio, canal Via X.

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