Anda di halaman 1dari 12

SIMONA MOSCHINI

Università di Macerata

La memoria de un evento teatral a través de la prensa:


Los medios seres de Ramón Gómez de la Serna

«La voz de Ramón se ha perdido, sin eco, en una sala de tea-


tro rebosante de público: se ha entrado sigilosamente en el escena-
rio, como un ladrón, con audacia y miedo de ladrón, como si viniera
a robar un éxito; y ha huido, sin ser vista ni oída; ni entendida, por
consiguiente; como si el teatro estuviera vacío, en soledad»1.
Esto escribía José Bergamín el 15 de diciembre de 1929 en La
Gaceta literaria, unos días después de estrenarse Los medios seres,
el 7 de diciembre de 1929, en el teatro Alcázar de Madrid. Y así, es-
quivando las redes del tiempo, igual que Ramón esquivó cualquier
tipo de etiqueta para su «generación unipersonal»2, arriba a las pla-
yas de nuestra memoria el eco del único reflejo tangible de la su-
mergida dramaturgia ramoniana, para que le sea reconocido lo que
Francisco Nieva define de manera perspicaz en un artículo de 1992
aparecido en El País: «Hoy día - afirma en efecto Nieva - el teatro
más "avanzado" también es ramoniano en el sentido de que la tex-
tura de lo dramático se estima por encima de cualquier concepto de
"desarrollo dramático" [...] y Ramón escribió un teatro moderno que
pretendía ser autosuficiente por la palabra. [...] Aunque quisiéra-
mos olvidarlo, muchas cosas vendrán a recordárnoslo»3.
La modernidad dramatúrgica de Ramón, hoy unánimemente
1
José Bergamín, Ramón y el Eco, en «La Gaceta literaria» (Madrid), n. 75,
15.12.1929, p. 1.
2
Véase a propósito el artículo de Melchor Fernández Almagro, La genera-
ción unipersonal de Gómez de la Serna, en «España» (Madrid), n. 362, 24.03.1923,
pp. 10-11.
3
Francisco Nieva, La inclemente modernidad de Ramón, en «ABC» (Ma-
drid), 26.01.1992, p. 1.

AISPI. La memoria de un evento teatral a través de la prensa: Los medios seres d ...
188 Simona Moschini

reconocida por la crítica como precursora - incluso - de Mihura y


Beckett, no fue apreciada por la España de los años veinte: un país,
recuerda Gonzalo Torrente Ballester en un artículo de 1963 a raíz
de la muerte de Ramón, en el que: «Todos los escritores que enton-
ces aspiraban a escribir un teatro verdadero - Unamuno, Valle-
Inclán, Ramón - se sentían rechazados por las costumbres teatra-
les, por los hábitos de los actores y por la mentalidad del público»4.
Para comprender los motivos del rechazo por parte de aquella
sociedad hacia la única obra teatral que Ramón vio representada
en vida, es necesario relacionar los diferentes puntos de vista de
críticos, autor y público, escrupulosamente registrados por la prosa
periodística de la época y por los recuerdos que Ramón conservó en
su autobiografía Automoribundia de 1948. Tejiendo, así, estos im-
prescindibles documentos, saldrá de nuevo a la superficie el com-
plejo cuadro de la escena española en la segunda década del siglo
XX, encerrada en la perversa lógica comercial de empresarios sin
escrúpulos e incultos actores no profesionales, donde el aplauso del
público era el único criterio que determinaba la calidad de la obra.
Ramón, como muchos otros autores y críticos de su tiempo,
consciente de la crisis que estaba viviendo la escena española en
comparación con el resto de Europa, la describía así en su Sagrada
Cripta de Pombo: «[...] no creo en el teatro como cosa que merezca
la pena de llevarlo uno mismo a la escena. No podría aguantar el
juicio de esas gentes horripilantes que se reúnen en el saloncillo el
día del estreno. ¡Nunca jamás!»5. Años más tarde, recordando la
puesta en escena de Los medios seres, nos proporcionará en su Au-
tomoribundia un juicio más exhaustivo: «[...] hay tal azar en el éxi-
to teatral que no lograríamos nada. El público teatral es una gran
logomaquia, una combinación de cifras en la que hay que acertar
con el gusto de aquel momento»6.
4
Gonzalo Torrente Ballester, Teatro de Ramón, en «ínsula» (Madrid), n.
196, marzo 1963, p. 15.
5
Ramón Gómez de la Serna, La sagrada Cripta de Pombo, Madrid, Visor
Libros, 1999, p. 723.
6
Ramón Gómez de la Serna, ¿Por qué no escribe para el teatro?, en Obras
Completas XX. Escritos Autobiográficos (1888-1948) Automoribundia, ed. de Ioana
Zlotescu, Barcelona, Galaxia Gutenberg, 1998, p. 450.

AISPI. La memoria de un evento teatral a través de la prensa: Los medios seres d ...
Los medios seres de Ramón Gómez de la Serna 189

Pero, a pesar de la lúcida conciencia mostrada respecto a la


escena teatral de su tiempo, Ramón, que ya había visto rechazada
la posibilidad de representar sus primeras obras teatrales recogi-
das en el tomo de teatro, titulado Ex-votos7, por parte de Fernando
Díaz de Mendoza - que las definió como buenas pero irrepresenta-
bles - no vaciló ni siquiera un momento cuando, como recuerda en
su autobiografía: «[...] un día Valentín Álvarez, autor de una come-
dia de gran éxito titulada ¡Tararí!, me dio una prueba de gran
amistad pidiéndome para estrenar inmediatamente en el teatro Al-
cázar un proyecto de farsa que yo tenía y que pensaba titular: Los
medios seres»8. Rápidamente, Ramón estructura, como explicó 01-
medilla el 6 de diciembre en El Heraldo de Madrid, una vieja idea
que había nacido, de la contemplación de un cuadro del siglo XVIII
colgado en su despacho y que representaba: «[...] una dama, mitad
viva y espléndida, mitad muerta y esquelética», que: «[...] engendró
toda la semihumanidad de su farsa»9.
La noticia del debut teatral de Ramón, que en aquellos años
conoce el auge de su popularidad como literato y gran humorista,
ocupó las más amplias cabeceras periodísticas de Madrid ya una
semana antes del estreno, dando lugar, además, a una gran canti-
dad de artículos y carteleras publicitarias que aumentaron la ex-
pectación entre el público, presagiándose como el gran evento de la
temporada teatral o la obra que iba a cambiar radicalmente el tea-
tro contemporáneo. Olmedilla describió este interés en un artículo
del 6 de diciembre, definiéndolo como: «[...] el primer estreno de Ra-
món en la feria del teatro: la atracción de máxima curiosidad»10.
Antes del estreno, los periodistas sometieron al autor a un tour de

7
Véase Ramón Gómez de la Serna, Obras Completas II. «Prometeo» II.
Teatro de juventud (1909-1912), ed. de Ioana Zlotescu, Barcelona, Galaxia Guten-
berg, 1996.
8
Ramón Gómez de la Serna, Tremenda historia del estreno de mis «Medios
seres», en Obras Completas XX Escritos. Autobiográficos (1888-1948) Automori-
bundia, ed. de Ioana Zlotescu, Barcelona, Galaxia Gutenberg, 1998, p. 587.
9
Juan González Olmedilla, Antepenúltimas y penúltimas opiniones de en-
sayo que juega Ramón sobre su obra «Los medios seres», en «El Heraldo de
Madrid» (Madrid), 6.12.1929, p. 5.
10
Ibidem.

AISPI. La memoria de un evento teatral a través de la prensa: Los medios seres d ...
190 Simona Moschini

forcé de entrevistas, siempre en búsqueda de noticias nuevas que


proporcionar a los lectores, como le lanzó Rodríguez de León en su
artículo del 6 de diciembre a Ramón: «Todo [...] menos referirme lo
mismo que a cualquiera de mis colegas...»11. Un clima de gran ex-
pectación para la que era la primera pieza que Ramón llevaba a la
escena y que él mismo describía, en su artículo del 5 de diciembre
aparecido en El Sol y titulado Autocríticas: Los medios seres, como:
«[...] una obra de transición, una obra sencilla a la que por eso lla-
mo "farsa fácil"»12. Juicio este muy similar al que el autor había
expresado ya en su artículo Los medios seres. Disculpas, aparecido
en la Revista de Occidente en octubre de 1929, en donde declaraba
quedarse: «En espera de ese teatro increado, que ensayará el porve-
nir [...] haciendo que el verbo se desate en la cópula del diálogo, ahí
va esta comedia de transición»13.
Entre el 5 y el 7 de diciembre, Ramón adelantaba al Heraldo
algunos detalles de la obra: «Tras el prólogo, que dice el apuntador
desde su concha, aparece la vida vulgar de un matrimonio sencillo
en el primer aniversario de la boda. [...] Pablo no acaba de ser feliz
con su mujer; ella, Lucía [...] tampoco es feliz con su marido. [...] En
el acto segundo no pasa nada; lo único que pasa es el tiempo. Y
Margarita Robles, que ennoblece un té cursi [...] con el recitado ad-
mirable del romance "La casada infiel" de Federico García Lorca. -
¿Y en el último acto? - Don Fidel, un ser triste, incompleto [...]
completa con Pablo la dicha conyugal de Lucía, mientras Pablo
completa con Margarita la felicidad, que sólo a medias Lucía le
daba»14. Más allá de la simplicidad de la trama, Ramón advirtió de
todas formas al público que no la entendiera como una: «[...] come-
dia [...] de "media naranja"»15. Y para que los espectadores supieran

11
Antonio Rodríguez de León, El estreno de mañana: Los medios seres, de
Ramón, en «El Sol» (Madrid), 6.12.1929, p. 8.
12
Ramón Gómez de la Serna, Autocríticas: Los medios seres, en «ABC»
(Madrid), 5.12.1929, p. 11.
13
Ramón Gómez de la Serna, Los medios seres. Disculpas, en «Revista de
Occidente» (Madrid), n. 76, octubre 1929, p. 89.
14
Juan González Olmedilla, Impresiones de Ramón en el último ensayo de
«Los medios seres», en «El Heraldo de Madrid», 7.12.1929, p. 5.
15
Antonio Rodríguez de León, cit., p. 8.

AISPI. La memoria de un evento teatral a través de la prensa: Los medios seres d ...
Los medios seres de Ramón Gómez de la Serna 191

cómo descifrar la polícroma descomposición cubista de los perso-


najes pintados de negro por la mitad, símbolo de la eterna búsque-
da de la mitad que falta y en la que residía la clave innovadora e
interpretativa de la obra, Ramón describió los seres de esta forma:
«- No son meros arlequines - [...] Son seres en eclipse. Seres reales
y hasta vulgares que sólo nosotros, en el secreto de su verdad,
vemos mediados. Ellos se creen enterizos, aunque sufren precisa-
mente por la mitad que falta en los seres que aman»16. Una expli-
cación didáctica que luego, en el prólogo pronunciado por el apun-
tador que girará su concha hacia el público, adquirirá una inflexión
muy poética, invitando a los espectadores a tomar conciencia del
tratamiento inorgánico que el autor había cumplido sobre los per-
sonajes: «Así como ni la luna ni el sol notan lo eclipsados que
aparecen cuando son vistos desde la tierra, los personajes de la
obra están inocentes de ese fenómeno que sólo se ve bien desde
vuestra lejanía de jueces providenciales, con algo de divino en vues-
tro papel de críticos, pues Dios ve a los hombres en despiece
cubista, acuchillada el alma de sombras y luces, sin careta»17.
Ramón, por esos días totalmente a sus anchas en aquella gi-
rándula de entrevistas a la que le sometían, no ocultó su inexpe-
riencia teatral y su miedo a aquel evento, tal como relataba a El Sol
el 6 de diciembre: «[...] he hecho el papel del chico de la taberna en
el "Juan José" que interpretó el propio Dicenta. Entonces sentí la
sugestión del escenario; vi cómo se puede llegar a dominar al
público de la sala, aunque el sábado que viene no lo logre con mis
"medios seres"»18. La inseguridad de Ramón no pasa desapercibida
a su amigo Olmedilla, a quien el autor de las greguerías considera:
«[...] mi confesor periodístico»19 y que, como recuerda, en aquellos
días: «[...] había inventado un nuevo procedimiento de tortura y
aprovechamiento del conejo de Indias que es el autor el día del es-
treno, y le observaba, reproducía sus inquietudes, sus palabras

16
Juan González Olmedilla, Impresiones de Ramón..., cit., p. 5.
17
Ramón Gómez de la Serna, Los medios seres, Madrid, Prensa Moderna.
El Teatro Moderno, 21.XII.1929, n. 226, pp. 6-7.
18
Juan González Olmedilla, Antepenúltimas y penúltimas..., cit., p. 5.
19
Ramón Gómez de la Serna, Tremenda historia..., cit., p. 597.

AISPI. La memoria de un evento teatral a través de la prensa: Los medios seres d ...
192 Simona Moschini

inconexas, sus monólogos medrosos»20; el mismo amigo que, en un


artículo escrito el día del estreno, describía a Ramón: «Al borde del
patíbulo que es el escenario, sentado en el sillón de autor, junto a la
concha, como un reo en la silla de la horca por torsión ...»21, conclu-
yendo el artículo con lo que parece ser el presagio de un fracaso
anunciado: «- ¡Ojalá tan fácil como la línea de su farsa sea el
triunfo que obtenga! - Eso ya es bastante más difícil...»22.
Intuimos por los fragmentos procedentes de las páginas tea-
trales de ABC, El Heraldo de Madrid, El Sol y La Gaceta literaria,
que estos periódicos además de informar, se proponían la ardua
tarea de sensibilizar a la sociedad española sobre las grandes revo-
luciones que estaban viviendo las dramaturgias europeas y sobre
las novedades vanguardistas del teatro nacional. De todas formas,
no hay que olvidar que dentro de tanta insistente publicidad se
ocultaba el interés comercial del empresario, el cual cargaba con
todos los gastos de la puesta en escena. Por eso intentaba dar la
mayor relevancia al espectáculo y librarse así de una probable pér-
dida económica asociada al estreno de la que se presumía ser una
obra vanguardista de un autor que, aunque famoso como literato,
se enfrentaba por primera vez a un público — el dramático — esto-
macal y poco evolucionado en aquellos años. Este aspecto más
pragmático y comercial del engranaje teatral, cuyas piezas son el
empresario y los actores, no apareció en las crónicas de la época
aunque es posible reconstruirlo a través del recuerdo del autor,
condicionado por su propio punto de vista: «[...] veía sonriente cómo
en la fachada del Teatro Alcázar se exhibían unos medios seres
gigantescos [...] y sabía que estaba vendido el teatro para cinco días
consecutivos»23; mientras, entre bastidores: «Los cómicos me traían
sus conflictos, sobre todo las rubias que se teñían la mitad del ca-
bello»24 y el empresario, encerrándole en la Dirección, se le enfren-
taba diciendo: «- Señor Gómez de la Serna - [...] o usted logra cinco

20
Ibidem, p. 596.
21
Juan González Olmedilla, Impresiones de Ramón..., cit., p. 5.
22
Ibidem
23
Ramón Gómez de la Serna, Tremenda historia..., cit., p. 594.
24
Ibidem.

AISPI. La memoria de un evento teatral a través de la prensa: Los medios seres d ...
Los medios seres de Ramón Gómez de la Serna 193

mil pesetas o no se puede levantar el telón... El sastre reclama el


producto de su trabajo, porque sostiene que como todos los trajes
tienen una mitad negra no podrá salir de ellos en caso de que
fracase la obra»25.
Otra prueba de cómo la sofocante avidez del negocio teatral
triunfó sobre la inexperiencia y el extravío del autor y de su teatro
de palabra, huérfanos ambos de la figura del director de escena, to-
davía desconocida por aquel entonces en el teatro español, fue el
hecho de dejarse guiar por las manos expertas pero atrofiadas de
los actores, los cuales, como recuerda: «[...] aprovechando que yo me
la tenía jugada me pedían que suprimiese lo que ellos llamaban
"greguerías", y que eran los granos de originalidad que salvaban mi
comedia»26 asegurándole que: «Así quedará mejor...Verá que éxi-
to»27. En realidad, las razones de lo que podríamos llamar «verda-
deras censuras» deben buscarse en el afán de protagonismo de los
actores. Estos, cómicos muchas veces no profesionales y de escasa
cultura, eran indiferentes a los daños que causaban a la obra, y no
sintieron pudor al hacer cambios en algunas partes de la misma
con el fin de ajustar a su medida los roles que tenían que interpre-
tar y así destacar frente a los otros componentes de la compañía.
La tarde del 7 de diciembre de 1929, sábado, se levantó el te-
lón sobre Los medios seres. Como más tarde recordó Ramón la elec-
ción de este día se debió quizá a una imposición de la empresa: «[...]
para evitar la opinión inmediata de los críticos [...] porque no salían
periódicos en España hasta el lunes»28. La voluntad del propio au-
tor influyó en la composición del público, que - tal como escribió
Rafael Flórez en su Crónica de una batalla anunciada — estaba en
gran medida compuesto por amigos pombianos. Para recordar sólo
a algunos, citemos a Salvador Bartolozzi, Enrique Jardiel Poncela,
Carmen de Burgos, Magda Donato y su hermana Margarita Nel-
ken; todos estratégicamente situados en el teatro para: «contrarres-
tar la reacción esperada de los estrenistas habituales y demás es-

25
Ibidem, p. 596.
26
Ibidem, p. 595.
27
Ibidem.
28
Ibidem.

AISPI. La memoria de un evento teatral a través de la prensa: Los medios seres d ...
194 Simona Moschini

pectadores que se presumía rechazasen la forma y fondo vanguar-


dista de la obra»29.
El día después del estreno de aquella farsa fácil en tres actos
y un prólogo, de aquella obra en la que aparentemente no pasaba
nada pero en realidad pasa de todo, como luego pasaría en las
obras de Beckett, los periódicos refirieron precisamente lo que Ra-
món había deseado no sucediese: «La comedia se fue al público, y
este se dividió en dos mitades, como los personajes: admiradores y
detractores»30. Una viva impresión de la reacción del público el día
del estreno la proporcionan las palabras de José Luis Salado, inser-
tas en El Heraldo de Madrid, el 9 de diciembre: «Era un rumor in-
sinuante de tacones contra el suelo; un rumor leve, que iba cre-
ciendo, y que enseguida apagaban los aplausos pombianos»31. El
mismo Luis Salado destaca las encendidas impresiones de unos
espectadores registradas durante el estreno: «- Esto es tonto - de-
cía uno. - Es genial - elogiaba un muchacho con gafas» y «Rafael
Alberti gritaba en el segundo entreacto: - Ramón ha salido a re-
coger los aplausos de García Lorca»32. Mientras, Olmedilla se pre-
guntaba en su página teatral: «Por qué no ha triunfado ahora ple-
namente? O bien, ¿por qué no ha tenido un glorioso fracaso [...] que
en un escritor de su independencia evidente habría valido tanto o
más que un éxito demasiado fácil por prematuro?»; él mismo se
contestaba: «Porque se ha: preocupado a medias, pero preocupado
al fin del público tradicional»33.
Tampoco Ramón dejó de pronunciar su juicio sobre el público,
escribiendo un artículo con el elocuente título: «Sólo se evitarán
ciertos ruidos en los teatros españoles cuando se construyan con

29
Rafael Flórez, Crónica de una batalla anunciada (el estreno de «Los
medios seres»), e n «Cuadernos d e el Público», n . 3 3 , Madrid, m a y o 1988, p . 2 0 .
30
Luis Calvo, Los medios seres, e n «ABC» (Madrid), 8.12.1929, p . 5 1 .
31
J o s é Luis Salado, Los versos de Lorca, el jersey de Margarita Robles, el
diálogo de Benavente y los seis medios trajes de Fanny Breña. ¿Quién es el
público?, e n «El H e r a l d o d e Madrid» (Madrid), 9.12.1929, p . 5.
32
Ibidem.
33
Juan González Olmedilla, El discutido estreno de «Los medios seres», en
«El Heraldo de Madrid» (Madrid), 9.12.1929, p. 5.

AISPI. La memoria de un evento teatral a través de la prensa: Los medios seres d ...
Los medios seres de Ramón Gómez de la Serna 195

pavimento de piedra, como las plazas de toros»34, expresándose así


sobre el mismo: «Mi impresión de siempre sobre [...] el abigarrado
público de estrenistas. Mi impresión es que en esa ofuscación de
atribuciones y alardes del estrenar español no se entera casi nadie
del sentido de una comedia de concepción»35. Díez-Canedo, el
prestigioso crítico del momento, escribía sin preámbulos en El Sol:
«La técnica teatral no favorece en nada a la expresión del pensa-
miento, porque la caricatura de la vida ordinaria, con sus movi-
mientos y salidas y entradas de personajes, se parece demasiado a
lo que hace un autor cuando no sabe qué hacer»36.
Los mayores aplausos, como escribieron todos los periódicos,
fueron para el prólogo del apuntador y para Margarita Robles, que
representó durante el segundo acto un fragmento de La casada
infiel de García Lorca; obra aún no editada en aquel momento, pero
muy conocida por el público ya que había sido difundida oralmente
en reuniones y cafés, incluso por boca del poeta granadino. No fue
distinto del juicio expresado por sus compañeros el de Rafael Sán-
chez Mazas, quien también se fijó en la ausencia de la figura del
director de escena como la verdadera clave interpretativa de aquel
fracaso popular: «[...] para los públicos, hace falta la comedia diluci-
dada e impuesta, el apuntador y dictador de públicos»37, poniendo
en evidencia la genialidad del autor al dar la vuelta a la concha
para que el apuntador pronunciase su prólogo: «¡Qué grande cuan-
do forcejea volviendo su concha de cara al público! Pero, ¡qué pe-
queño cuando nos quiere persuadir!»38. Ironía del destino, o pre-
meditada estrategia comercial, el 9 de diciembre, tras esta serie de
críticas negativas, El Heraldo de Madrid daba noticia con grandes
letras a final de página: «Ramón Gómez de la Serna obtiene diaria-
mente en el Teatro Alcázar con su comedia Los medios seres un

34
Ramón Gómez de la Serna, Cómo juzga Ramón al público de su estreno,
en «El Heraldo de Madrid» (Madrid), 9.12.1929, p. 6.
35
Ibidem.
36
Enrique Díez-Canedo, Los medios seres de Ramón Gómez de la Serna, en
«El Sol» (Madrid), 8.12.1929, p . 9.
37
Rafael Sánchez Mazas, El volverse la concha, en «ABC» (Madrid),
19.12.1929, p. 10.
38
Ibidem.

AISPI. La memoria de un evento teatral a través de la prensa: Los medios seres d ...
196 Simona Moschini

éxito de clamor»39,
Del excursus de los juicios de la crítica aflora el evidente hiato
que ya entonces se creó en el público, dividido - como ya había ex-
plicado sutilmente Ortega y Gasset en su ensayo de 1925 La des-
humanización del arte - en una élite cultural, por un lado, y en la
masa por el otro40. Escisión así de los seres, de la obra, del público.
Pero en aquella ocasión sucedió algo más extraño todavía: Ramón
dejó insatisfecho al público burgués defraudando, a la vez, a la élite
cultural. Desorientó a los primeros porque destruyó su horizonte de
espera, segmentando el continuum lingüístico de su texto con un
discurso literario salpicado de greguerías, obrando a nivel literario
lo que el cubismo hacía a nivel pictórico: descolocó, descompuso, pa-
ra volver a componer a través de un acto creativo los confines geo-
métricos de la existencia mediante la trama de un matrimonio
cualquiera; al mismo tiempo, decepcionó a los segundos porque no
supo arriesgarse jamás saliendo de los cánones de la época. Pero lo
que escapó a la crítica contemporánea fue el no considerar que Los
medios seres era, como escribió Gonzalo Torrente Ballester en mar-
zo de 1963: «[...] una obra [...] construida, violentada, acomodada a
la materialidad teatral; una obra pensada para que la digan unos
actores y la escuche un público de la calle de Alcalá; una obra,
pues, que, al ser imaginada, se sometió de antemano a cauces, a
normas»41.
Tras unas representaciones, durante las cuales Ramón apa-
recía entre acto y acto para intentar contrarrestar el disgusto del
público, los días 5 y el 11 de enero de 1930 aparecieron dos peque-
ñas columnas anónimas en El Sol - periódico en el que colaboraba
Ramón - dando noticia de su repentina salida hacia París y expli-
cándola como un sueño que el autor tenía ya hace mucho tiempo
guardado en su cajón42. Es interesante también constatar como nin-
39
E n «El Heraldo d e Madrid» (Madrid), 9.12.1929, p . 6.
40
Véase José Ortega y Gasset, La deshumanización del arte y otros ensayos
de estética, Madrid, Espasa, 2002.
41
Gonzalo Torrente Ballester, cit., p. 15.
42
A n ó n i m o , Ramón se marcha a París, e n «El Sol» ( M a d r i d ) , 5.01.1930,
p.12; Anónimo, Ramón Gómez de la Serna, en «El Sol» (Madrid), 11 de enero de
1930, p. 1

AISPI. La memoria de un evento teatral a través de la prensa: Los medios seres d ...
Los medios seres de Ramón Gómez de la Serna 197

gún periódico de la época se refirió a la compleja historia senti-


mental entre Ramón y la hija de Carmen de Burgos, su compañera
durante más de veinte años, que se desarrolló entre bastidores y
acabó con una estancia de los dos en la capital francesa, y que el
autor definió en sus memorias como: «un espejismo lateral del tea-
tro»43. Con aquella repentina salida se acabó la complicada génesis
de Los medios seres y el capítulo teatral de la vida de Ramón, per-
diendo la escena española, a consecuencia de ello, lo que podría ha-
ber significado un importante paso hacia la renovación del teatro
contemporáneo.
El público de temporada, profundamente atado a sus gustos,
sensibleros e impresionables, de fácil fruición, quiere, decía Ara-
quistáin: «[...] un teatro que le haga reír y le ayude a la digestión»44,
y por eso, como evidenció José Bergamín, no pudo ser Los medios
seres portavoz de: «su admirable teatro primero, teatro de acotacio-
nes líricas que contienen un enorme potencial dramático»45.
Rechazando a autores como Ramón, que intentaron a través
de su creatividad sanar la situación teatral de aquellos años, la so-
ciedad del tiempo, como en un juego de espejos, terminó víctima de
sí misma. Esta sociedad no supo o no pudo subirse al trampolín que
le permitiera dar el salto del pasado al futuro, desprendiéndose de
la costra de la estática y obsoleta escena decimonónica para em-
prender el camino de la dramaturgia ramoniana, templo de la pala-
bra y de la lógica que subyace en la inteligencia de lo absurdo. Al
final, aquella pieza ramoniana se fija en nuestra memoria como
una especie de funambulismo entre una lógica binaria y otra anti-
tética, entre el recuerdo y el olvido, entre la tradición y la vanguar-
dia, entre el ser y el tener, quedándose finalmente inmovilizada en
las arenas de la indecisión.

43
Ramón Gómez de la Serna, Tremenda historia..., cit, p. 602.
44
Luis Araquistáin, La batalla teatral, Madrid, Mundo Latino, 1930, p. 56.
45
José Bergamín, cit., p. 1.

AISPI. La memoria de un evento teatral a través de la prensa: Los medios seres d ...
AISPI. La memoria de un evento teatral a través de la prensa: Los medios seres d ...

Anda mungkin juga menyukai