ESTILO TERAPÉUTICO
Ellis resalta diferentes aspectos relacionados con el estilo y actitud que adopta el terapeuta en la
TREC, entre los que cabe resaltar:
• Ser activo y directivo, sobre todo con aquellos pacientes que muestran una gran
resistencia o que presentan un alto grado de perturbación emocional. Para Ellis, ayudar
a corregir creencias irracionales y comportamientos disfuncionales exige mucha
actividad y estilo directivo por parte del terapeuta para contrarrestar su fuerte arraigo
debido a la enorme tendencia a la repetición que tenemos los seres humanos.
• No fomentar la catarsis puesto que considera que sus efectos terapéuticos son muy
limitados. Aunque pueda en el momento aliviar el malestar, a mediano y largo plazo
puede ser perjudicial pudiendo reforzar las creencias irracionales que están en la base de
esas emociones.
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• Estilo terapéutico informal. Los terapeutas TREC tienden a mostrar por lo general un
estilo terapéutico informal en las sesiones salvo en los casos en los que no se considere
pertinente. Dryden (2009) afirma que el estilo informal del terapeuta puede ser
relevante por varios motivos. En primer lugar, puede ayudar al paciente a ver que el
terapeuta aplica consigo la filosofía que le pretende transmitir: se toman a sí mismos y a
su papel en serio, pero no demasiado en serio. En segundo lugar, tiende a disminuir la
distancia emocional entre el terapeuta y el paciente sin perder de vista el hecho de que
esta relación se ha establecido para ayudar al paciente a alcanzar sus objetivos
terapéuticos. En tercer lugar, muestra al paciente que si bien como terapeuta tiene
mayor conocimiento profesional sobre cómo tratar con las dificultades, el malestar y
sobre las técnicas más efectivas para promover el cambio; como ser humano, es tan
falible, cambiante y complejo como él, y por tanto, tampoco merece una única
calificación global sobre su valía personal.
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• La empatía filosófica es fundamental en la TREC porque si el paciente no siente que el
terapeuta entiende su filosofía de vida, puede pensar que las creencias irracionales que
le va señalando no son tales, ni tienen por qué estar afectándole negativamente, sino que
el terapeuta no le comprende y, por consiguiente, no procede al cambio de creencias.
• Tener sentido del humor. Tener sentido del humor y saber utilizar la ironía y la broma
son características del terapeuta especialmente valoradas por la TREC. El terapeuta ha
de utilizar el sentido del humor para resaltar algún aspecto concreto del paciente, pero
nunca para reírse de él o ridiculizarle como persona. Es más, ha de ser capaz de reírse
con el paciente y no de reírse sólo de su conducta o creencia. La utilización del sentido
del humor como procedimiento de intervención en la TREC parte del punto de vista de
Ellis (1987) de que la perturbación psicológica se produce a veces porque las personas
se toman demasiado en serio a sí mismas, a los otros y/o a los acontecimientos de la
vida. El humor del terapeuta, bien utilizado, es eficaz porque puede ayudar a los
pacientes a distanciarse de sí mismos y a ver lo ridículo de su pensamiento o
comportamiento irracional, facilitando con ello su determinación de pensar y actuar
racionalmente. Al igual que con otras intervenciones, la TREC afirma que no siempre
es adecuado ni efectivo utilizar el sentido del humor por varias razones, entre las que
cabe resaltar que no todos los pacientes lo entienden o les parece oportuno, y no todos
los terapeutas tienen el sentido del humor apropiado, o no lo saben utilizar en un
contexto terapéutico.